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sudor había impregnado el colchón, después de haber atravesado la sábana
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entre los dedos, y tomando un extremo de la sábana, comenzó a hacer jirones con ella
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Las delicadas hebras de sábana, los
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Amaneció Madrid envuelto en una sábana denieve de media cuarta de espesor, y todo el día siguiónevando sin cesar un instante
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intentócalentárselos con su aliento a través de la sábana
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sonándose las narices en un pañuelocomo una sábana y agujereado como una criba, y diciendo
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sábana, y en lo más alto del cielo, después de unadetonación de lejano cañonazo, esparcióse un
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Colombia las garantias y seguridades necesarias, cosa que estaba en elcaso de poder exigir; y despues de repetidas conferencias entre loscomisionados por una y otra parte, Bolívar establecia su cuartel generalen Sábana Grande y Morillo el suyo en Carache, pueblos ambos de laprovincia de Trujillo
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sábana encima, recé algunasoraciones y en seguida fui a hacer señalesde
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de los árboles, ylas cubren con una grande sábana, que por
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cubriéndosecon la sábana hasta los ojos dejó escapar una serie
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parecía ebrio, llevando á cuestas áotro, envuelto en una sábana,
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oscurecer á la iglesia á tocar la oración, disfrazándosecon una sábana á modo de
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lago con su sábana de aguaplateada, todos los encantos y bellezas de los paisajes
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Ellas pusieron una sábana en el piso y pusieron la camilla encima de ella
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Había una sábana alrededor de la cintura de Senior y cubría a alguien arrodillado en el
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Pude ver los zapatos de Bob sobresaliendo de la sábana
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Al oír esta amenaza, Senior y ella me envolvieron en una sábana
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dormían,teniendo los más de ellos una sábana sobre las esterillas
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tienes a tu abuela, que piensa todo el año en la sábana
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inmediato, donde los cinematografistas errabundosproyectaban sobre una sábana, en el café de su
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las risotadas de losbañistas y las locas carreras en la marea baja por la inmensa sábana
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su sábana inmensa, era uno de los cuatroríos que descendían del
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sobre toda laextensión de la sábana de agua
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59 Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia,
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51 Empero un mancebo le seguia cubierto de una sábana sobre [el cuerpo]desnudo; y los mancebos le
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46 El cual compró una sábana, y quitándole, le envolvió en la sábana, y lepuso en un sepulcro labrado en
28.
53 Y quitado [de la cruz,] le envolvió en una sábana, y le puso en unsepulcro que era labrado en roca, en el cual aun ninguno habia sido puesto
29.
46 El cual compró una sábana, y quitándole, le envolvió en la sábana, y lepuso en un sepulcro que estaba
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53 Y quitado, le envolvió en una sábana: y le puso en un sepulcro abierto enuna peña, en la cual ninguno
31.
51 Empero un mancebillo le seguia cubierto de una sábana sobre [el cuerpo]desnudo; y los mancebillos le
32.
46 El cual compró una sábana, y quitado, le envolvió en la sábana, y le pusoen un sepulcro que era cortado
33.
53 Y quitado, le envolvió en una sábana, y le puso en un sepulcro que eralabrado de piedra, en el cual aun
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puentes,extendiendo su sábana luminosa entre los silenciosos campos; losnaranjos,
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«Dispénsame—dijo en una de aquellas apariciones, sacando una sábana
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Mi rabino decía que era preciso permanecer lo más vestidos posible, o estar juntos a través de una sábana agujereada
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La habitación en la que estaba sentado era fría y estaba desamueblada; una celda con un catre bajo y una única sábana
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Sus dedos recorrían, con obsesiva e inconsciente angustia, el doblez de la sábana
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¿Y ahora qué, Helen? Vuelvo despacio hasta la cama y quito la sábana
40.
El médico de los muertos se acercó con la indiferencia del hombre que pasa la mitad de su vida con los cadáveres, levantó la sábana que cubría a la joven y le entreabrió los labios
41.
Deborah y Marie dormían envueltas en una sábana cuando Susanne e Isabelle fueron a despertarla justo antes de que amaneciera
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Rogers evitó mirar el cuerpo que estaba sobre la cama tapado con una sábana
43.
Estaba muy guapa así, sentada en el lecho, con el rostro encendido y los dedos crispados en la sábana
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Una vez limpia, serena y sin lágrimas, volvió a la casa en ruinas, buscó algo para cubrirse, tomó una sábana de bramante y salió al camino a recoger los restos del Senador
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Ninguno hizo el menor comentario, ni siquiera Joel González, quien iba blanco como una sábana, murmurando oraciones y acariciando la cruz de plata que siempre llevaba al cuello
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Quería estar con Huberto bajo la misma sábana, apoyada en su hombro, durmiendo a su lado, pero mis fantasías eran castas todavía
47.
Más tarde, mientras su suegra agitaba la sábana en el balcón pintada de celeste para ahuyentar a los malos espíritus, y abajo los vecinos disparaban salvas de fusil y las mujeres ululaban con frenesí, Riad Halabí se ocultó en un rincón
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¿Quiénes son en realidad estos y otros espíritus que viven conmigo? No los he visto flotando envueltos en una sábana por los pasillos de mi casa, nada tan interesante como eso
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Tras cubrir sus hombros con una sábana, la hicieron sentar en un escabel frente al espejo de cobre y maquillaron sus ojos con rabillos negros, brillos y reflejos; peinaron sus cabellos, adornándolos con aderezos de perlas y turquesas, y finalmente la vistieron al modo otomano, con una especie de bombachos que cubrían sus piernas, un corpiño transparente, oportunamente tamizado con incrustaciones de pedrería que dejaba entrever sus senos ocultando sus pezones y un chalequillo de raso azul y plata
50.
Ahmed se deshizo del costal que llevaba en bandolera y extrajo de él retazos de hilas de lino, una jarra con aceite perfumado y una sábana blanca sin costura, todo ello recogido de su casa antes de ir a buscar a Manel
51.
y en la sábana del lecho
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Lo encontraron muerto, con los ojos abiertos, y la mano derecha sujetando la sábana
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Y la suavidad de la sábana que la envolvía
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Con su túnica y su limpio turbante, era como un fantasma cubierto por una sábana blanca
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El enlace venía calzado con la calentísima walensky rusa, bota alta de fieltro en lugar de cuero; llevaba el pasamontañas ceñido a la cabeza, dejando apenas sitio a los ojos, boca y nariz, y el camuflaje blanco, medio sábana medio gabardina, con su caucha perlada de hielo, le cubría de la cabeza a los pies
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Había tres mesas de mármol y generalmente una de ellas estaba siempre con un nuevo cuerpo, cubierto por una sábana
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Con la punta de la sábana, el cartero le limpió el sudor que le caía desde la frente hasta los párpados
58.
Le prohibí rebuscar en los cajones, tocar mis libros, leer mi diario, despegar las fotografías de cantantes y de actores de cine que recorté de las revistas, le di la almohada descosida, la que produce asma, la que suelta miraguano en la sábana, le mandaba apagar la luz, cerraba los ojos, y lo oía descalzarse y quitarse la ropa en la oscuridad semejante a los gusanos de seda que rompen el tejido de los capullos
59.
A continuación, estiró la sábana con suavidad, hasta que le hubo tapado la cara
60.
La otra pierna estaba bajo la sábana y la notaba perfectamente bien
61.
Apartó la sábana y la manta y apoyó los pies en la alfombra
62.
El forense levantó la sábana que cubría el cuerpo de la niña y miró debajo
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Momentos antes de expirar se vio que los dedos trémulos arañaban la sábana, requiriendo su juguete
64.
El cadáver estaba cubierto por una sábana blanca, con excepción de los dedos de los pies, que asomaban obscenos
65.
Como no pudieron encontrar tela amarilla, la franja central es blanca, hecha con el retal de una sábana
66.
El centro de la habitación lo ocupa una mesa grande, de mármol, sobre la que hay un bulto cubierto por una sábana blanca
67.
Lo cubre de nuevo, incómodo, procurando dejar la sábana como estaba
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Ninguno de los tres reparó en que la puerta del dormitorio contiguo se había abierto a su izquierda, ni tampoco en la presencia del capitán Paran, envuelto en una sábana de lana blanca que le tapaba hasta los tobillos
69.
–Está bien, habla… -acepté, arreglándome el embozo de la sábana y dejando el libro a un lado con gran dolor de mi corazón
70.
Cortando el hilo con un bisturí, la cubrí con la sábana y me quité los guantes
71.
Los antebrazos eran delgados, y pequeño el cuerpo cubierto por la sábana
72.
El chico estaba desnudo bajo la sábana, con mugre en los pliegues de la piel y suciedad bajo las uñas
73.
Recogí cierto número de fibras blancuzcas, apenas visibles, que posiblemente procedían de la sábana o de su ropa de cama, y encontré otras semejantes a las que había visto en las plantas de los calcetines
74.
Éste limpió con cuidado la Colt con una esquina de la sábana para mayor precaución
75.
–¿Qué sabe de la Segunda Fundación, Ebling? El psicólogo sacó un brazo de debajo de la sábana, y sus dedos cansados agarraron a Toran por la manga
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Tras un momento de susto en el que estuvo a punto de saltar de la cama, Munn se tapó hasta los hombros con la sábana y tartamudeó:
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Desde luego, en los interrogatorios del proceso no aparece ninguna mención a la Sábana Santa, que de haberla poseído, sin duda hubiera salido a la luz
78.
Ligando el mito de la cabeza que presuntamente adoraban los templarios, con la Sábana Santa, también se ha dicho que el bafomet no era otra cosa que una representación en bulto redondo de la imagen de Cristo que aparecía impreso en el sudario
79.
Los sindonólogos intentan convencernos de que el crurifragium era la regla más bien que la excepción y que, por lo tanto, el hecho de que al hombre de la Sábana Santa no se lo hayan practicado demuestra que se trata de Jesús
80.
De la tortura y crucifixión de Jesús tenemos múltiples detalles debidos a dos fuentes merecedoras de absoluto crédito (siempre que medie la fe): las visiones de la monja Ana Catalina Emmerich, que la describió con pelos y señales (a cuál más espeluznante), y las deducciones de reputados sindonólogos que aplican su sagacidad investigadora a la Sábana Santa de Turín
81.
El rostro de Cristo en la Sábana Santa de Turín en
82.
Las pruebas contenidas en la sábana acaban con la Resurrección
83.
Las cruces que aparecen en las descripciones de la época están provistas de sedile y suppedaneum, suplementos de los que carecía, según los sindonólogos, la cruz en la que ejecutaron al hombre de la sábana
84.
Comprometedora ausencia de sedile y suppedaneum, clavos en la muñeca que no coinciden con los testimonios romanos… En fin, no es por llevar la contraria, pero uno acaba teniendo la impresión de que la crucifixión del hombre de la sábana está resultando, después de todo, bastante alípica
85.
No sería mala idea que algún sindonológo fuera descubriendo vestigios del sedile y el suppedaneum en la Sábana Santa
86.
Busquen con atención y es seguro que Dios recompensará sus desvelos permitiendo que encuentren señales de las erosiones que el sedile infligió al hombre de la sábana en la delicada piel de la entrepierna, quizá incluso dolorosos desgarros en la zona perineal
87.
Hoy las asociaciones sindonológicas se muestran más activas que nunca: propagan la devoción por la sábana, apadrinan incesantes estudios, promocionan encuentros, contactos y seminarios, y vigilan la ortodoxia del colectivo no sólo frente a la infiltración de elementos peligrosos que pretendan interpretar la sábana de manera heterodoxa, sino frente a los disidentes surgidos en el seno de la cofradía
88.
La historia del descubrimiento de la tridimensionalidad de la sábana pertenece hoy al acervo hagio gráfico que divulgan los misioneros de la sindonolo gía en sus conferencias dominicales
89.
No obstante, los modernos sindonólogos (Wilson, Green y toda la turba gentil de sus seguidores, los «conferenciantes»), a falta de argumento de mayor peso, se af erran al clavo ardiendo de estas historietas, para achicar la incómoda laguna existente entre el fallecimiento de Cristo y la aparición histórica de la Sábana Santa en el siglo xiv
90.
Finalmente, todas esas noticias confluyen en la Sábana Santa de Constantinopla identificada con el mandylion de Edesa (para los partidarios de esa teoría) o con la sábana de Jerusalén (para la facción jerosolimitana), con lo cual, de Constantinopla en adelante, todos quedan satisfechos
91.
La Sábana Santa, ahora ya única, habría permanecido en la capital imperial hasta 1247, punto en el que su pista se pierde para reaparecer en Lirey el año 1356
92.
Era, salvando las diferencias, un asunto tan atractivo como el de la Sábana Santa, con el que no dejaba de presentar ciertas similitudes
93.
En su comunicación ante el simposio, el señor Frei maquilló la verdad, quizá por pudor, cua ndo aseguró que se había desplazado «a mis propias expensas naturalmente, aunque con alguna ayuda», a todos los lugares donde, según los sindonólogos, había estado la Sábana Santa antes de salir a la luz en Lirey
94.
Después de complicados experimentos, el equipo llegó a la satisfactoria conclusión de que las ma nchas de la sábana eran de sangre
95.
La supuesta sangre de la sábana oscila «del marrón rojizo al bermellón y hasta casi al anaranjado, gama» de colores que, según los sindonólogos, corresponden «exactamente al abigarrado color de antiguas manchas de sangre desecada» (Siliato, p
96.
Es posible que esto ocurra con sangre común, pero la sangre del hombre de la sábana persistió en su color rojo a través de los siglos (¿milagro de Él, que todo lo puede?)
97.
Los mismos científicos cuentan que cuando se hallaban por los pasillos del palacio en espera de que les trajeran la sábana, en el momento que oyeron una voz que decía «¡Ya viene!», se produjo en ellos una descarga de adrenalina que les duró ciento veinte horas
98.
Si la Sábana Santa era, como parecía, el Quinto Evangelio, sus misioneros tenían la obligación de derramarse por toda la tierra llevando la buena nueva a los más remotos confínes del mundo
99.
Pues bien, igual de ininteligible hubiese resultado para un artista medieval el negativo de Cristo impreso en la Sábana Santa
100.
Por consiguiente, se trata de la sábana de la Resurrección de Cristo