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    Use "tul" em uma frase

    tul frases de exemplo

    tul


    1. Fue entonces cuando el gobernante español se dio cuenta de tul reacción y del error que había cometido, y antes de que pudieran producirse broten de violencia, resolvió trasladarse con las fuerzas de que disponía a la población de Oiba, en espera de la marcha de los acontecimientos


    2. A través de Fanny Henderson fue Córdoba relacionándose con ingleses, los que siendo enemigos declarados del propósito realista, lo fueron imbuyendo de la idea de rebelión, como medio para enfrentarse a semejantes propósitos, tul como lo refiere von Hagen


    3. derechos del medio;y con esto y unas colgaduras de tul de tres


    4. Don Juan pudo dudar mientras vio el rostro al través del tul;


    5. varas de tul y seis de percalina hacemos un trajeque los que no lo entienden piensan que vale un dineral…


    6. el alma, y, al suspirar, las curvas de su seno sedesprendieron un instante del tul que


    7. de los vestidos de bailede mamá, un manto de tul bordado de


    8. Una brisa vespertina comenzó a mecer suavemente la cortina de tul


    9. La abuela se ponía el vestido y el pañuelo negro de las grandes salidas, Catherine Cormery un sombrero adornado con un tul castaño, uvas negras de cera y un vestido de verano también de color castaño, con los únicos zapatos de tacones medianos que tenía


    10. Poco después Alejandra murió en un accidente de automóvil y Belinda recuperó la vista y se casó, envuelta en metros y metros de tul blanco y coronada de diamantes falsos y azahares de cera con el galán Martínez de la Roca

    11. Las costureras llegaban a la casa de los Coelho, bajo la protección de gruesos paraguas, con empapados rollos de tul y costureros llenos de lentejuelas y plumas tornasoladas


    12. —Hay mucha primavera en el aire; y mucha dulzura en tul corazón


    13. Así, no la tuvieron que desvestir, apenas limpiarla un poco, como a todos los muertos, porque los muertos son sucios, y componer su tocado de tul para velarla en la pensión, las mesas todavía arrimadas a la pared mostrando los restos de la fiesta del matrimonio: sólo fue necesario despejar los canapés y la torta que quedaba, y las copas y los platos usados, y el ramo de flores demasiado vistoso para un ambiente de funeral con que la Delia había decorado la mesa del banquete


    14. – Revolvió en una maleta y sacó en seguida un montón de tul doblado


    15. No dudes de que no siento el menor afecto por Tul Axtar


    16. Si cualquiera de los grandes de Barsoom hubiera adivinado lo que pensaba, Jahar hubiera sido reducida hace largo tiempo y Tul Axtar destruido


    17. «Sea como sea -continuó-, Tul Axtar tenía los hombres y el arma, pero dudó


    18. Los jefes y cortesanos que rodeaban al jed daban muestras, con sus modales, de un claro escepticismo, hasta que me convencí de que el miedo a Tul Axtar les obsesionaba hasta el punto de no ser capaces de considerar de forma inteligente ningún asunto relacionado con el jeddak de Jahar


    19. Las mujeres de Tul Axtar


    20. Lo que ya había visto me causó gran impresión por el hecho de que Tul Axtar no bromeaba cuando hablaba de su sueño de tener bajo su férula a todo Barsoom

    21. Con sólo una fracción de las naves que había visto garantizaría yo el devastamiento total de Barsoom, siempre que las equiparan con fusiles de rayos desintegradores y tenía la seguridad de que lo que había visto no era más que una ligera fracción del enorme armamento de Tul Axtar


    22. Había planeado cuidadosamente el asunto, debatiéndolo una y otra vez con Tavia, que se había criado en el palacio de Tul Axtar


    23. Siguiendo al pie de la letra las instrucciones de Tavia, descendí dos rampas en espiral, con lo que di en un pasillo profusamente adornado al que se abrían las habitaciones de las mujeres de Tul Axtar


    24. Las mujeres se pusieron de pie como impulsadas por sendos resortes y un instante después entro en el salón Tul Axtar, el jeddak de Jahar, seguido por un grupo de mujeres disfrazadas de cortesanos


    25. Inmediatamente, la primera mujer de la izquierda se levantó y avanzó lentamente por delante del trono, haciendo ante Tul Axtar una pausa suficiente para girar sobre sus talones, atravesar lentamente el salón y salir por la puerta a cuyo lado estaba yo


    26. Apareció una de las cortesanas de Tul Axtar que lucía un hermoso correaje


    27. Se inclinaron y salieron, cerrando la puerta tras ellas y entonces Tul Axtar puso la mano de nuevo sobre el hombro desnudo de Sanoma Tora


    28. Yo arrastré a Tul Axtar y le metí en el armario, no con mucha suavidad, lo puedo jurar


    29. Con su puntería superior y con veinte acorazados protegidos con la pintura azul de Jahar, Helium podría borrar del mapa la gran armada de Tul Axtar


    30. Habíamos rodeado el extremo del ala, donde se encontraba el gran salón en el que Tul Axtar reunía a sus cortesanas, cuando el periscopio se situó delante de las ventanas de unas preciosas habitaciones

    31. –No dejaron ninguna pista en aquel momento porque Tul Axtar no estaba preparado para recibir el ataque de Helium -explicó Phao-, pero ya había enviado a sus agentes para que dejaran caer alguna insinuación sobre el paradero de Sanoma Tora cuando John Carter se enterara por otras fuentes de la identidad de sus secuestradores


    32. Disparé a bocajarro contra su podrido corazón y Tul Axtar, jeddak y tirano de Jahar, cayó cuan largo era en el puente inferior del Jhama


    33. –Hay mucha primavera en el aire; y mucha dulzura en tul corazón


    34. Liesbeth y Anna debían de estar en la cocina, mirando a través de la cortinilla de tul


    35. El Sueño tiende las alas de tul, y abandona la selva donde vive, en un alcázar de ébano escondido entre la flotante sombra de los áloes


    36. Recordaba la casa, del otro lado de la calle, con su fachada derruida y las cortinas de tul que se balanceaban en el vacío… Esa noche… la muerte estaba tan próxima…


    37. Recorrió a toda velocidad el espacio que lo separaba de lady Ramkin, espada en ristre por simple rutina, la agarró por un brazo y por un puñado de tul arrugado, y se la cargó al hombro


    38. – Ahueco un poco el tul hasta que queda separado del cuerpo


    39. Traía en el pelo una gran pluma de avestruz teñida de púrpura, y un chal de tul del mismo rojo echado por los hombros


    40. ¡Pero si quiere solamente escribir un libro!” Bastante lejos de nosotros, una maravillosa y altiva mujer joven se destacaba suavemente en un vestido blanco, de tul y brillantes

    41. Y porque tras aquellos balaustres de mármol de distintos colores mamá leía aguardándome, cubierto el rostro por un velillo de tul, de un blanco tan desgarrador como el de sus cabellos para mí, consciente de que mi madre, ocultando sus lágrimas, lo había incorporado a su sombrero de paja no sólo para dar una impresión de ir más «vestida» ante la gente del hotel, sino sobre todo para parecerme menos enlutada, menos triste, casi consolada de la muerte de mi abuela; porque, sin haberme reconocido de inmediato, no bien la llamaba desde la góndola, mandaba hacia mí, desde el fondo de su corazón, su amor, que no se detenía sino donde ya no había materia para sostenerlo -en la superficie de su mirada apasionada que intentaba acercar lo más posible a mí, que procuraba realzar, en la punta de los labios, con una sonrisa que parecía abrazarme- enmarcado y bajo el dosel de la sonrisa más discreta de la ojiva iluminada por el sol de mediodía: por todo eso, aquella ventana ha dejado impreso en mi memoria el grato recuerdo de las cosas que participaron con nosotros, junto a nosotros, en cierta hora que sonaba, la misma para nosotros y para ellas; y, por admirables que sean sus parteluces, aquella ilustre ventana conserva para mí el aspecto íntimo de un hombre eminente con el que hubiéramos veraneado un mes en el mismo sitio, con quien hubiéramos trabado allí cierta amistad; y si, desde entonces, cada vez que veo la reproducción de esa ventana en un museo, tengo que aguantarme las lágrimas, es sencillamente porque me dice lo que más me llega al corazón: «Me acuerdo muy bien de tu madre


    42. Y porque, detrás de sus balaustradas de mármol de diversos colores, mamá leía esperándome, envuelto el rostro en un velillo de tul de un blanco tan desgarrador para mí como el de su pelo, pues sentía que mi madre, ocultando sus lágrimas, lo había puesto en su sombrero de paja, más que para presentarse más «vestida» ante la gente del hotel para parecerme a mí menos de luto, menos triste, casi consolada; porque, sin reconocerme en seguida, en cuanto yo la llamaba desde la góndola me enviaba, desde el fondo de su corazón, su amor, que no se detenía sino allí donde ya no encontraba materia para sostenerlo, en la superficie de su mirada apasionada que acercaba a mí lo más posible, que procuraba elevar, adelantándola a sus labios, en una sonrisa que parecía besarme en el marco y bajo el dosel de la sonrisa más discreta de la ojiva iluminada por el sol del mediodía; por eso aquella ventana adquirió en mi memoria la dulzura de las cosas que tuvieron, al mismo tiempo que nosotros, junto a nosotros, su parte en cierta hora que sonaba, la misma para nosotros y para ellas; y, por llenos de formas admirables que estén esos ajimeces, aquella ilustre ventana conserva para mí el aspecto íntimo de un hombre de genio con el que hubiéramos pasado un mes en un mismo veraneo y hubiera contraído con nosotros cierta amistad, y si después, cada vez que veo la reproducción de esa ventana en un museo, tengo que contener las lágrimas, es simplemente porque me dice sólo lo que más puede emocionarme: «Me acuerdo muy bien de tu madre»


    43. Al caer la tarde, en una extinción soñolienta de todos los colores ya sin más luz que la que da una mar casi cuajada con el color azulado del suero de la leche (“No, no, nada de ese mar que usted conoce -protesta frenéticamente mi vecina, replicando a mi comentario de que Flaubert nos llevó a mi hermano y a mí a Trouvillenada, absolutamente nada de eso, tendrá que venir conmigo, sin lo cual nunca se dará idea”), tornaban a través de verdaderos bosques florecidos de tul rosa formados por los rododendros, completamente mareados por el olor de las sardinerías que daban al marido unos terribles accesos de asma –“sí, insistía la dama, eso mismo, verdaderos accesos de asma”-


    44. Mitón de tul negro con calados y labores, que cubre desde medio brazo hasta la mitad de los dedos


    45. Sobre esa invitación Vivi había garabateado: «Me pongo el tul de color albaricoque


    46. El oblicuo paralelogramo de luz que llegaba desde la calle a platear el tul del mosquitero, era la noción de que vivía como antes, como ayer, como hace diez años


    47. Sobre las calles y las casas pendía como un tul de azulosa claridad, y nubes rosáceas flotaban en el cielo pálido


    48. En el primer atardecer templado de la primavera, cuando las luces relumbran como perlas en la atmósfera saturada del perfume de las lilas, y se oyen murmullos de voces en los jardines recién florecidos, es ella la que canta en la casa alta con cortinas de tul


    49. Llevaba una blusa de tul de manga larga con volantes en los puños para ocultar las venas


    50. Airosas y ligeras cortinas de tul, una sobre otra


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