1.
Poco á poco fueron llegando varias familias atraidas por lafama de las alhajas del joyero: se saludaban deseándose lasbuenas pascuas, hablaban de misas, santos, malas cosechas, pero contodo iban á gastar sus economías en piedras y baratijasque vienen de Europa
2.
Simoun levantó la bandeja y descubrió otra llena defantásticas alhajas que hubieran podido hartar la imaginacion desiete jóvenes en siete vísperas de bailes dados en suhonor
3.
Tikâ, la pellizcó temiendo que porello encareciese más sus alhajas el joyero
4.
Simoun compraba tambien alhajas viejas, hacía cambios, y laseconómicas madres habían traido las que no lesservían
5.
el dinero y cantidad de alhajas que les habían robado
6.
ellos, y al punto les dimos alhajas, dinero, plata de mesa y cuanto había, deseando que se lo
7.
conventos, los vasos sagrados, los cálices, las custodias, las alhajas de las imágenes; penetraron
8.
cuando nos pidieron el precio de nuestroalojamiento, que las pocas alhajas que me
9.
menos era la sumariqueza de los vestidos en telas y bordaduras y las muchas alhajas
10.
ha llegado á nuestras manos una «Relación delas alhajas, Pinturas, Estátuas y demás
11.
alhajas de las vírgenes y de los santos habian sidoarrancadas anteriormente, y solo quedaban los
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vinculado en la casa y era una delas pocas alhajas de algún valer que el marqués no había
13.
formó la firmeresolución de dejar por testamento a los parientes de su marido, enfincas y alhajas,
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de alhajas: el lugar que cubrieran valdría másque el mejor
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preciosas, y multitud de alhajas de hombre;joyeles para el sombrero, herretes para la
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La duquesa guardó el dinero y las dos alhajas, puso denuevo en el cofre lo que de él
17.
—En efecto—dijo el platero—, este brazalete es una delas alhajas del aderezo
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alhajas, y en echar esencias en sus cabellosy en procurarse por todos los medios
19.
completarse con la venta de sus trajes,sus alhajas y sus muebles
20.
y el exhibir trajes y alhajas para envidia delas compañeras, pues
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Total: que la esposa del héroe de Cerro Pardo poseía una colecciónenorme de alhajas, y los
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por las cualescolocaban las alhajas en el mercado universal, que nadie abrigó jamás
23.
¿Quién si no Lea podía serasesinada en la calle de Marbeuf? ¿Quién podía llevar sus vestidos, suropa interior, sus alhajas? ¡Oh! las precauciones para engañar todas lasmiradas fueron adoptadas
24.
alhajas de calidad dudosa, y rara vezse engañaba al elegir las
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Habíanse vendido las alhajas, desconfiados ya losprestamistas de que
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dos años dereclamaciones inútiles, hoy venían por las alhajas; ayer se habíanvendido
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plata dorada y otras alhajas querecuerdan su episcopado
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entrega sus encantos y sus alhajas
29.
obtener de ella el empeño delas alhajas, le hace mimos y
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visto y comprado en el día, en trapos y alhajas, colgándosele delbrazo y
31.
palomas y toros célibes; con sacrificios de dineroy alhajas, en
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alhajas hagan estas excursiones; y sólo por unagran necesidad
33.
Piedad algunas de sus alhajas
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Estas alhajas sueltas son las
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inventariado en ninguna parte; y quetodo ello, alhajas y
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27 Nadie puede saquear las alhajas del valiente entrando en su casa, si
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31 En aquel dia, el que estuviere en el tejado, y sus alhajas en casa, nodescienda á tomarlas; y el que en el campo, asimismo no vuelva atras
38.
¿Dónde están las alhajas de la capilla?
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correteaba ropas y alhajas enrepresentación de cierta prendera amiga suya y hacía
40.
La Pepa sacó al muerto el dinero, las alhajas y la ropa,
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Abrió un vargueño, en cuyos cajoncillos guardaba papeles y alhajas de gran valor que habían ido
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profusión de alhajas y piezas de oro y plata que loadornaban
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otra joven miraba con curiosidad las alhajas de la canastilla
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alhajas y hasta las ropas quetenía el Emperador en su retiro,
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alhajas preciosas, y lo que es mas aun, monederos y bolsillos con cantidades respetables en metálico:
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Allí encontré al barón Croce, quien después de haber perdido su dinero y el dinero obtenido de las alhajas de una joven belga, a quien había seducido, huyó a Polonia, dejando a la infeliz conmigo
47.
Mas a ello se oponía su emoción de la noche al descubrir los papeles en la mesa; no dinero ni alhajas propias para incitar la codicia de un ladrón ordinario
48.
Sentía que las alhajas se hallaban conectadas con un pasado ya anticuado y compartía la opinión del Partido, según la cual no eran sino el fruto de la explotación del pueblo, motivo por el cual debían ser devueltas a él
49.
La propia Janice estaba ocupándose del pelo gris de una mujer cuyas doradas alhajas sugerían que era alguien adinerado, y mientras esa mujer de fríos ojos me examinaba con indiferencia, Janice lanzó unas instrucciones a sus empleados y volvió a centrarse en la señora Estoy forrada
50.
Allí salieron a relucir Isabel la Católica dando sus alhajas, Colón redondeando la civilización y Stephenson que, con la locomotora, ha emparentado las partes del mundo
51.
«Aseguran que es un bandido que quiere asesinar a todo el clero de la santa Iglesia y robar todas las alhajas»
52.
Se comprenderá por esto el terrible acierto de los enemigos de Martín al propalar la idea de que peligraban las alhajas del culto y los buenos padres del claustro capitular
53.
Las plumas, colgadas de un gancho parecían un avestruz agónico, su peluca quedaba sobre la mesa como un despojo decapitado y sus alhajas de vidrio, botín de un pirata defraudado, reposaban en una bandeja de latón
54.
Las alhajas no debían permanecer bajo tierra por mucho tiempo porque se suponía que en esas latitudes los hongos destruyen hasta los metales nobles y al cabo de un tiempo salen del suelo vapores fosforescentes, que atraen a los ladrones
55.
A Blanca nunca le alcanzaba el dinero para los gastos, vivían pidiendo prestado a Jaime y por más que recortara el presupuesto por aquí y lo remendara por allá, a fin de mes siempre tenía un alto de cuentas impagadas que iban acumulándose, hasta que tomaba la decisión de ir al barrio de los joyeros judíos a vender alguna de las alhajas, que un cuarto de siglo antes habían sido compradas allí mismo y que Clara le legó en un calcetín de lana
56.
Después de distribuidas las alhajas, los concurrentes, formando grupos para examinar el objeto que les había tocado en suerte, se fueron dirigiendo a la pieza en que estaba puesta la mesa para la cena
57.
El lujo, estallando en los "crépe de Chine", en los "taffetas", en los terciopelos, en las alhajas, encubría cierta falta de distinción, cierto aire de campesinas, de algunas señoras, como los billetes de quinientos cruzeiros, reunidos en atados en los bolsillos, disimulaban el aire achabacanado de los "coroneles", su hablar campesino
58.
El miedo nos impidió andar en contestaciones con ellos, y al punto les dimos alhajas, dinero, plata de mesa y cuanto había, deseando que se lo llevasen todo de una vez para no escuchar sus insultos
59.
Robaron todo el dinero de la administración, toda [97] la plata de los conventos, los vasos sagrados, los cálices, las custodias, las alhajas de las imágenes; penetraron también en los conventos de frailes, muchos de los cuales murieron asesinados; convirtieron en lupanar la iglesia de Fuensanta, y por tres días Córdoba no fue una ciudad, fue un infierno, porque todos los demonios, todas las maldades y abominaciones cayeron sobre ella
60.
Estaba cubierta de alhajas, llevaba al cuello un collar de oro con gemas preciosas, en las orejas, arracadas de una sola piedra inapreciable, y en los tobillos y en las muñecas unas pulseras de oro cuajadas de brillantes
61.
Y me regaló todas las alhajas y joyas con que me encontraste en el cajón
62.
Abandonó entonces a Feliz-Bella, que le besaba las manos llorando de alegría, y fué a hacer un paquete en el cual puso ropas de mujer, alhajas y todos los accesorios necesarios para un completo disfraz, y volvió a la tienda del médico, e hizo seña a Feliz-Bello para hablar aparte con él
63.
Entonces la esposa del walí la mandó desnudar, y le quitó los buenos trajes de seda y las alhajas, y le puso encima del cuerpo una mala y vieja falda de pelo de cabra, y la mandó a la cocina: diciendo: "¡En adelante, tus funciones de esclava en esta casa consistirán en pelar cebollas, poner las cazuelas a la lumbre, exprimir el jugo de los tomates y hacer la masa para el pan!"
64.
Y como la vendedora se deshiciera en cumplimientos y besamanos, Dalal le dijo: "¿Querrías darme tu cuenco de altramuces y los vestidos rotos que llevas, y tomar de mí, en cambio, esta tina de oro para baño, mis alhajas, mis trajes y este envoltorio de ropas preciosas?" Y la vieja vendedora, sin poder creer en tanta generosidad, contestó: "¿Per qué, hija mía, te burlas de mí, que soy pobre?" Y Dalal le dijo: "¡Mis palabras para contigo son sinceras, vieja madre mía!" Entonces la vieja se quitó sus vestidos y se los dió
65.
Y Abbassah se preparó, y se adornó con atavíos y alhajas, a la manera de las esclavas, y fué a casa de la madre de Giafar, quien, a la caída de la noche, la introdujo en el aposento de su hijo
66.
—¿Lo dices por las perlas y las alhajas?
67.
Maturana, corredor y traficante de alhajas y obras de arte en toda Europa, gran perito, gran joyero, gran chalán, posee un abanico magnífico, que ha pertenecido a la Pompadour, a la Emperatriz Josefina, a Pepita Tudó, a la Reina Hortensia, a Mademoiselle Mars y a otras personas que no han adquirido celebridad
68.
Obediente también al dedo de Dios, que le sañalaba la puerta de su casa, abandonó Yohar el hogar paterno (llevándose alhajas, algún dinerito suyo, y no llaves, como Riomesta decía en sus imprecaciones lastimeras), para seguir a Juan hasta el fin del mundo: en tal ceguera de amor la puso el poeta con su labia fogosa y el buen gancho que tenía para enamorar
69.
A las ofrendas rituales, añadió el regalar a la Virgen todas sus alhajas, quedándose con sólo una sortija de poco valor
70.
Una vez en ella, han retenido a lady Frances, y han tomado posesión de las valiosas alhajas que eran su objetivo desde el principio
71.
«Puesto que no debo salir de aquí -le dijo-, ¿podría usted traerme a una dueña corredora y prendera que vive en la casa de al lado, y se llama o la llaman la Galinda, y es tratante en alhajas para señoras y en citas para caballeros?»
72.
En la casa del orfebre no se encontró ninguna pieza de valor, ni tan siquiera las herramientas o el material necesarios para la confección de aquellas supuestas alhajas toledanas, por lo que las actividades clandestinas de Hilario Ruiz quedaron como una leyenda
73.
Encontraron, señores, sus ropas, sus alhajas, en fin, cosas de uso puramente personal, y no solamente las suyas, sino también las de su esposa, que hizo abandono de todos sus derechos con el fin de aumentar el activo
74.
Dicha la misa por Gamborena, quedó después expuesta Su Divina Majestad en magnífica custodia con viril de oro guarnecido de piedras preciosas que, con otras alhajas del culto, procedían, como el palacio, de la liquidación y saldo de Gravelinas
75.
-¿Y sus alhajas? -preguntó la viuda que custodiaba en su casa las de más valor
76.
Uno tras otro, los objetos salían de los baúles: jarrones múrrinos, piedras raras, alhajas de toda clase…
77.
La dama parecía un joyero abigarrado, llevaba colgadas todo tipo de alhajas que Pepa contemplaba atónita y le había mencionado llena de envidia
78.
–¡Ah! No, señora; las alhajas son recuerdos
79.
Una vez abierto, sacó las alhajas que poseía, todas regalos de su padre y de su madre, y, cuando el joyero quedó vacío, presionó con sus finos dedos en los laterales, clavando las uñas en las paredes del joyero, hasta que la parte inferior cedió, se movió y pudo extraerla, dejando a la vista entonces un doble fondo oculto
80.
Luego, más abajo, Paolo, el primogénito, con ceñidos pantalones de piel blanca en el momento de disponerse a montar un brioso caballo de cuello arqueado y ojos resplandecientes; tíos y tías diversos no mejor identificados, lucían grandes alhajas o señalaban, dolientes, el busto de un amado muerto
81.
–¿Lo dices por las perlas y las alhajas?
82.
Charles le fue entregando las alhajas, una a una, para que trabajara, y cuando la copia estaba lista, la reemplazaba por la original
83.
Has estado robando mis alhajas y reemplazándolas por burdas imitaciones hechas por el señor Richaud
84.
¿Y qué podía tener Eva, aparte de ropa y alhajas? Pues bien, entre otras pequeñas pertenencias, Eva tenía la empresa en la que su diligente papá está empleado como presidente
85.
Convenció al corredor para que le visitase en el establecimiento y, mientras le ilustraba respecto a la técnica de elaboración de alhajas, encontró ocasión de hablarle de su hija
86.
–Bueno, pues puede quedarse con ella -dijo el sargento, que ya estaba satisfecho con las alhajas y demás cosillas que había metido muy ataditas en un pañuelo
87.
Ellos saben dónde guardan los avaros esos tesoros que en vano buscan después los herederos; ellos conocen el lugar donde los moros, antes de huir, ocultaron sus joyas; y las alhajas que se pierden, las monedas que se extravían, todo lo que tiene algún valor y desaparece, ellos son los que lo buscan, lo encuentran y lo roban, para esconderlo en sus guaridas, porque ellos saben andar todo el mundo por debajo de la tierra y por caminos secretos e ignorados
88.
Si un anuncio decía junto al camino « ¡Visitad nuestra tienda de obsequios! », debíamos visitarla, debíamos comprar sus curiosidades indias, sus muñecas, sus alhajas de cobre, sus dulces de cacto
89.
No había sido tan sencillo vender las alhajas del cofre de Lisa en los comercios de joyería de Bischofswerd, Bautzen y Görlitz
90.
La gente se había compuesto, los señores llevaban sus trajes de etiqueta, las señoras lucían las alhajas que las manos amantes de los esposos les habían enviado del país llano
91.
200 plaquetas de oro y plata, 756 objetos de platería y orfebrería, 650 alhajas, 144 piezas de marfil, collares y broches de platino, diamantes y piedras preciosas valuados en 19 millones de pesos, además de bienes inmuebles y acciones de establecimientos agrarios en común con el dictador prófugo, su marido, tasados judicialmente en 16
92.
A la izquierda, detrás de los invitados, había una espaciosa plataforma provisional, en la cual estaban sentados los alumnos que iban a tomar parte en los ejercicios: filas de párvulos relavados y emperifollados hasta un grado de intolerable embarazo y malestar: filas de bigardones encogidos y zafios; nevados bancos de niñas y señoritas vestidas de blanco linón y muselina y muy preocupadas de sus brazos desnudos, de las alhajas de sus abuelas, de sus cintas azules y rojas y de las flores que llevaban en el pelo; y todo el resto de la escuela estaba ocupado por los escolares que no tomaban parte en el acto
93.
amalgama tornasolada de elementos desconocidos y diabólicos, engastada, como una aparición de Gustavo Moreau, en flores venenosas entrelazadas en alhajas magníficas
94.
Otras mujeres ostentan sus alhajas, pero ella vive en la intimidad de sus perlas
95.
En realidad -y esto era lo que revelaba aquel amaneramiento puramente interior-, entre el severo Charlus todo vestido de negro, con el pelo en cepillo, que yo había conocido, y los jóvenes pintados, llenos de alhajas, no había más que la diferencia puramente exterior que hay entre una persona agitada que habla de prisa y se mueve sin parar y un neurópata que habla despacio y conserva una calma perpetua, pero padece la misma neurastenia a los ojos de un clínico que sabe que uno y otro están devorados por las mismas angustias y adolecen de las mismas taras
96.
Por mí mismo, además, era incapaz de hacerlo, fuera quien fuere la mujer de quien se tratara, pues no tenía ninguna clase de espíritu de observación exterior, no sabía nunca qué era lo que veía, y me maravillaba cuando Swann daba retrospectivamente una dignidad artística -comparándola para mí, como se complacía en hacerlo galantemente ante ella misma, con un retrato de Luini; viendo en su toilette el vestido o las alhajas de un cuadro de Giorgione- a una mujer que me había parecido insignificante
97.
Como por la siembra de una pequeña cantidad de levadura, en apariencia de generación espontánea, unas mujeres jóvenes iban todo el día con unos altos turbantes cilíndricos, como una contemporánea de madame Tallien, llevando por civismo unas túnicas egipcias rectas, oscuras, muy «guerra», sobre unas faldas muy cortas; llevaban unas correas que recordaban el coturno según Talma, o unas altas polainas que recordaban las de nuestros queridos combatientes; era, decían ellas, porque no olvidaban que debían alegrar los ojos de aquellos combatientes, por lo que todavía se arreglaban, no sólo con vestidos «vaporosos», sino también con alhajas que evocaban los ejércitos con su tema decorativo, aunque la materia no viniera de los ejércitos, ni hubiera sido trabajada en los ejércitos; en lugar de los ornamentos egipcios que recordaban la campaña de Egipto, eran sortijas o pulseras hechas con fragmentos de obuses o cinturones de 75, encendedores formados por dos peniques ingleses a los que un militar había logrado dar en su trinchera una pátina tan bella que el perfil de la reina Victoria parecía trazado por Pisanello; era también porque pensaban constantemente en ellos, decían ellas, que, cuando caía uno de los suyos, apenas le guardaban luto, con el pretexto de que era «un luto en el que entraba el orgullo» lo que permitía un gorro de crespón inglés blanco (del más gracioso efecto y que «autorizaba todas las esperanzas», en la invencible seguridad del triunfo definitivo), sustituir al casimir de antaño por el raso y la muselina de seda, y hasta conservar las perlas, «sin dejar por eso de observar el tacto y la corrección que es inútil recordar a buenas francesas»
98.
los regalos expuestos en el despacho del doctor, las alhajas y los bibelots, entre los cuales los de mi hermano revelaban un gusto exquisito pocas veces visto