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deseo
1. En el interior creció el poder de la monarquía á costa delos grandes, y en el exterior se abrió al deseo de dominación y al celoreligioso una senda, que no habían podido pisar ni recorrer los dosestados, los cuales, al contrario, se estorbaron antes uno á otro con surivalidad política
2. Compraron con dicho objeto elcorral ya mencionado de Burguillos, sito en la calle del Príncipe, ypidieron licencia para alquilarlo, con destino á representacionesteatrales; pero como se oponía á su deseo el anterior privilegio, de queya disfrutaba la otra cofradía, sólo celebrando un acuerdo con éstapodía alcanzar lo que anhelaba
3. cual deseo debía tener su origen, en efecto, en una debilidad nerviosa
4. dice Salomón en su Cantar de los Cantares, es fuerte como la muerte, el deseo de ser el objeto
5. peligro, o si se burlaba de la urgencia del deseo de los matones, o si su jovial hilaridad
6. El deseo, en ciernes durante tantos días, estalló
7. aquellos que poseen lo que uno desea y no tiene, pudiendo ser el objeto de deseo una
8. En estos casos la vanidad les hará despertar la envidia y el deseo
9. con el deseo insatisfecho de poseer a alguien, que es la manifestación del egoísmo
10. La fuerza que me da ese babero órgano es enorme y el deseo de explotar es imparable
11. un deseo y lo esparció en la brisa que nos aflojaba el rostro
12. el deseo del pueblo
13. Rusia, por el deseo de expansión del
14. Estuvo a punto de hacerlo, su deseo de estar con el a, de besarla, de protegerla, de
15. y el amor, el deseo y la entrega
16. Estar en la puerta de tu casa, sin deseo de entrar
17. El deseo desarmado en tus
18. el cansancio y la espera, la espera y el perdón, el deseo y la caricia
19. Concluido el caso del título nobiliario que ya no existía y del monárquico que, contra el deseo del optimista García Olano, no llegó a crearse, bueno es hacer algunas consideraciones finales sobre las mujeres comuneras y su influjo en la revolución
20. Pero en otro aspecto, coincidían los dos, y era en un pérfido deseo de hallar algo que les permitiera probar la intervención del General Santander en el atentado, así fuera sobre la base deleznable de simples indicios, con el fin de descargar sobre tan ilustre prócer todo el peso que el decreto del 23 de febrero de 1828, con fundamento en el cual debía juzgarse, lo permitiera
21. garganta, iba a explotar, el deseo y el
22. maldición eterna, deseo, la pasión y la
23. de Jhon pierde claridad, el deseo le
24. toma, el esta muy duro, el deseo lo esta
25. ejemplifica el deseo del maestro de excluir cualquier experiencia
26. No tener el deseo de comer se le ha quitado el placer de comer, y él considera que las acciones del CRAT es tan necesario - aunque coincide en que el pensamiento es ilógico, ya que tiene que comer para sobrevivir
27. Como resultado de ese deseo insatisfecho vienen el desasosiego, la inquietud, el aburrimiento, la ansiedad y
28. hay sensación alguna de deseo
29. honesto con respecto a las nociones convencionales del amor: te quiero significa a la vez "te deseo" y "te
30. al cuerpo del dolor, y en un cuerpo del dolor apenas en desarrollo, la fuerza del deseo puede ser intensa
31. desgraciado soy, mayor es la probabilidad de obtener lo que deseo"
32. accidente o caer en una situación de intenso conflicto o drama como consecuencia del deseo del cuerpo del
33. reemplazará al deseo como fuerza motriz de las actuaciones del ser humano
34. El deseo proviene de la ilusión
35. El deseo del ego siempre trata de recibir de algo o de alguien; el
36. Laatonía siguió, con el deseo de sueño no satisfecho y luego una punzadadetrás del ojo izquierdo, la cual se aliviaba con la compresión bajo laceja
37. Don Basilio estuvo vacilando entre su conciencia, que le exigía callar,y el deseo de satisfacer la curiosidad de sus amigos
38. «Porque estando tú conforme conmigo, no deseo más
39. Lo cierto es que, para que se libere, se deben dar las condiciones: la atrac-ción, el contacto, los sentimientos, el deseo, las circunstancias, el entorno, todo esto hará que se presente sin pedir permiso
40. Lejos de ello, y para mantenerme en losque él mismo me había trazado, desplegó nuevas pompas de su singulardialéctica, y encendió nuevas llamas con las cuales le costó bien escasotrabajo quemar los pobres restos de las alas con que aún pretendía yovolar por los espacios de mi deseo
41. El 15 de septiembre de 1892, le dirigió una carta algeneral Máximo Gómez, invitándolo a que aceptara la investidura deencargado supremo del ramo de la guerra, a que «ayudara a organizardentro y fuera de la isla, el Ejército Libertador que había de poner aCuba, y a Puerto Rico con ella, en condiciones de realizar con métodosejecutivos y espíritu republicano su deseo manifiesto y legítimo deindependencia»
42. Lucía, como una flor que el sol encorva sobre su tallo débil cuandoesplende en todo su fuego el mediodía; que como toda naturalezasubyugadora necesitaba ser subyugada; que de un modo confuso eimpaciente, y sin aquel orden y humildad que revelan la fuerzaverdadera, amaba lo extraordinario y poderoso, y gustaba de los caballosdesalados, de los ascensos por la montaña, de las noches de tempestad yde los troncos abatidos; Lucía, que, niña aun, cuando parecía que lasobremesa de personas mayores en los gratos almuerzos de domingo debíafatigarle, olvidaba los juegos de su edad, y el coger las flores deljardín, y el ver andar en parejas por el agua clara de la fuente lospececillos de plata y de oro, y el peinar las plumas blandas de suúltimo sombrero, por escuchar, hundida en su silla, con los ojosbrillantes y abiertos, aquellas aladas palabras, grandes como águilas,que Juan reprimía siempre delante de gente extraña o común, pero dejabasalir a caudales de sus labios, como lanzas adornadas de cintas y deflores, apenas se sentía, cual pájaro perseguido en su nido caliente,entre almas buenas que le escuchaban con amor; Lucía, en quien un deseose clavaba como en los peces se clavan los anzuelos, y de tener querenunciar a algún deseo, quedaba rota y sangrando, como cuando elanzuelo se le retira queda la carne del pez; Lucía que, con suencarnizado pensamiento, había poblado el cielo que miraba, y losflorales cuyas hojas gustaba de quebrar, y las paredes de la casa en quelo escribía con lápices de colores, y el pavimento a que con los brazoscaídos sobre los de su mecedora solía quedarse mirando largamente; deaquel nombre adorado de Juan Jerez, que en todas partes por donde mirabale resplandecía, porque ella lo fijaba en todas partes con su voluntad ysu mirada como los obreros de la fábrica de Eibar, en España, embutenlos hilos de plata y de oro sobre la lámina negra del hierro esmerilado;Lucía, que cuando veía entrar a Juan, sentía resonar en su pecho unascomo arpas que tuviesen alas, y abrirse en el aire, grandes como soles,unas rosas azules, ribeteadas de negro, y cada vez que lo veía salir, letendía con desdén la mano fría, colérica de que se fuese, y no podíahablarle, porque se le llenaban de lágrimas los ojos; Lucía, en quienlas flores de la edad escondían la lava candente que como las vetas demetales preciosos en las minas le culebreaban en el pecho; Lucía, quepadecía de amarle, y le amaba irrevocablemente, y era bella a los ojosde Juan Jerez, puesto que era pura, sintió una noche, una noche de susanto, en que antes de salir para el teatro se abandonaba a suspensamientos con una mano puesta sobre el mármol del espejo, que JuanJerez, lisonjeado por aquella magnífica tristeza, daba un beso, largo yblando, en su otra mano
43. El deseo de vivir libre y ciertosplanes á medio bosquejar le hicieron decidirse por la idea de irá Hong Kong
44. de superación (…) Y esta continuidad negativa, acompañada por el deseo general de cambiar y mejorar
45. Se trata de luchas que se originan y motivan por la necesidad y el deseo de
46. el deseo, las emociones o el tiempo
47. el deseo de comer, las respuestas al dolor, a la depresión y el placer
48. manifestando deseo de que laIglesia las adopte y establezca
49. vacila sobre su suertefutura; y el deseo de que sea la mas
50. deseo deburlarse; por el contrario, compartía su sufrimiento y le