1.
y con los dientes; él,golpeaba cruel, despiadado, borracho ahora
2.
El mundo estan cruel y despiadado y está tan lleno
3.
Con un rebenque despiadado y fiero
4.
Las olas marrones rompían sobre ellos desde todas las direcciones del mar infinito, despiadado
5.
Y frente a los enemigos de clase, me muestro cruel y despiadado como el riguroso invierno
6.
Más que amor, sienten pasajeras impresiones que suelen resolverse en un rencor despiadado y vengativo
7.
despiadado con unos cuantos años como tal por delante y con la voluntad de perpetuar su rabia
8.
Acaso su pensamiento recorría los años de su primera juventud, cuando siendo niño galopaba por los abrasadores desiertos de la Arabia en los veloces meharis, todavía en libertad; quizá pensara en la noche terrible en que una tribu enemiga había asaltado la tienda de su padre y, luego de haber matado a los guerreros que la vigilaban, lo habían raptado en un rápido corcel para convertirlo a él, el hijo de un jefe ya poderoso, en un mísero esclavo martirizado por un despiadado amo
9.
Yo diría que en su subconsciente esperaba redimirse a sí mismo apareciendo ante los demás algún día como un individuo atrevido, despiadado
10.
El hábito de la violencia desarrolló la fuerza de sus músculos, la calle lo hizo despiadado y la soledad, a la cual estaba condenado por temor a perderse de amor, determinó la expresión de sus ojos
11.
"Jóvenes para siempre", decía el graffiti de un muro, y cada hora el despiadado carillón del Campanile nos recordaba el paso inexorable del tiempo
12.
Durante la marcha por el desierto se arrastraban en una nube de polvo salobre, muertos de sed, con la arena hasta medio muslo, un sol despiadado reverberando sobre sus cabezas y el peso de sus mochilas y municiones al hombro, aferrados a sus fusi-les, desesperados
13.
Esas dos misioneras habían sido en-viadas por el cielo; primero que nada contaban con el respaldo de la poderosa iglesia presbiteriana y segundo, eran importantes; ellas podrí-an movilizar la prensa, la opinión pública y las autoridades americanas para terminar con ese tráfico despiadado
14.
Y sin embargo, aquella noche, cuando salió a la calle, recordó sobre todo la mirada de Mariana, aquel brillo metálico, sereno, frío y paciente, despiadado, que sería la luz de su futuro
15.
Me dio la impresión de que aquel chico no estaba entendiendo del todo la luminosa oscuridad de las pasiones de su personaje, la impotencia del hijo segundón que se alza contra su padre por la mujer que ambos desean, el despecho que le empuja hacia la Pichona, la indolente traición de su amada, esa doncella menos frágil que pusilánime a la que Montenegro seducirá, y perderá, en un despiadado e indiferente ejercicio de soberbia que vulnera todas las leyes humanas y divinas
16.
Pero Sihanouk y su gobierno pronto fueron reemplazados por el más moderado e ineficaz Khieu Samphan, que tenía como primer ministro al despiadado yambicioso Pol Pot
17.
En efecto, estaban empezando a caer unas gotas de lluvia, gruesas y escasas, pero era evidente que se trataba de la vanguardia, muy malintencionada por cierto, de un despiadado ejército, el cual pasó a la ofensiva, compacto y decidido, a la altura del semáforo de via Montello
18.
—Y ahora, como todos sabemos, un hombre de la clase ecuestre, Sejano, gobierna el mundo en representación de ese emperador despiadado
19.
Mientras nos acercábamos a una de las puertas principales, María, fresca como una rosa sobre el pequeño burro que lord Roderigo había alquilado, nos explicaba la historia de la ciudad bajo el dominio de Savonarola, un gran ascético y a la vez un monje despiadado
20.
¡Ten piedad de mí, y si un día llegas a posar tus ojos en un amigo adusto y despiadado, Alah te preservará de los ardores que me abrasan!
21.
El jefe evidente era un tipo enorme, sólido, con aspecto despiadado, igual que un perro de ataque al que se ha entrenado después de repetidos castigos
22.
Puede que las cosas las comprendiera con dificultad, pero era el prototipo del eterno adversario, infatigable, terco, murmurador, vocinglero, despiadado y monstruoso
23.
Gustaba de ver caer a los que a su juicio eran estorbo para establecer la balsa de aceite en que pensaba desarrollar sus altos planes de regeneración, y no siendo en realidad un hombre cruel ni despiadado, lo parecía, por el sincero convencimiento de que sacrificando una porción de la humanidad, aseguraba la dicha de la humanidad restante
24.
Acerca del Marqués de Azeglio, propagandista de las ideas liberales bajo la bandera papal, y del partido llamado Joven Italia, que proclamaba las dos grandes ideas Libertad y Unidad; acerca del grande y austero revolucionario Mazzini, que a su fin va sin reparar en los medios, hombre de robusta inteligencia, de formidable voluntad, frío, despiadado, cerrado a todo sentimiento que no sea el de un patriotismo fanático, a la romana, mezcla imponente de Catón y Sila, les di prolijos informes que a mi parecer se aproximaban bastante a la verdad
25.
Ver morir a un hombre en aquella forma de glacial justicia sin entrañas, era bastante motivo para que se ajaran ante mis ojos todas las formas del mundo que me rodea, entre ellas la misma Donata, cuya belleza rebajé despiadado con cierto furor iconoclasta
26.
Si alguien se hubiera enterado de que ese hombre era un asesino despiadado, habría supuesto que mataba con las manos, con un garrote o un nunchaki, o incluso con veneno
27.
Y tras un largo rato de combate despiadado, el frágil reducto de la Caridad Negra y la Mulata, trabadas juntas y escupiendo fuego con cinco galeras turcas alrededor, unas acercándose y otras tomando distancia para refrescar a su gente, tirar con artillería y abordar de nuevo, dejó claro al enemigo que la victoria iba a regarla con mucha sangre suya y nuestra
28.
Frederic intentó ponerse en el lugar de aquellos soldados que recorrían Europa a pie, con barro hasta los tobillos o bajo el otras veces despiadado sol de España, infantería de suelas agujereadas y pantorrillas endurecidas por marchas agotadoras e interminables
29.
Como a él le gustaba este apelativo, adoptó el tigre como insignia militar pero, en realidad, sus adversarios le llamaban así por su ferocidad y su corazón despiadado
30.
Yo había leído el libro en la universidad de Cornell y recordaba tan sólo las impresiones: un despiadado Sur rebosante de violencia, incestos y racismo, visto a través de los ojos de un joven escritor criado en una granja de Virginia
31.
El negocio del marfil era despiadado
32.
Doyle era un asesino despiadado, pero las miradas vidriosas, las sonrisas heladas y las voces apagadas de los moteros le producían escalofríos
33.
No creo que le diera mucha importancia, estoy seguro de que yo era tan despiadado como cualquier muchacho, pero aún puedo ver la aulaga, puedo oler el perfume mantecoso de sus flores, recuerdo el tono exacto de esas motas marrones, tan parecidas a las que había en las pálidas mejillas de Avril y en el puente de su nariz chata
34.
Se miró las piernas, que pataleaban inútilmente, y luego levantó la vista y contempló detenidamente el rostro despiadado de Rex
35.
Ese año habia habido una excesiva producción de fresas, y con el calor despiadado habían comenzado a ablandarse y a pudrirse
36.
El 25 de mayo asistió al bombardeo despiadado de Iraklion
37.
Müller se había granjeado fama de despiadado en la defensa de sus posiciones, antes de ser ascendido a comandante de la Festung
38.
—Fue despiadado el artículo que publicó ayer La Aurora —mencionó Sarmiento, y midió la reacción de Laura por el rabillo del ojo—
39.
Aquellas pupilas -teñidas en un negro acusador- y el inmisericorde, casi despiadado, rictus en la mandíbula del comandante fueron un plástico, transparente y directo anuncio
40.
Su fundador había sido un despiadado escocés llamado lan Macallister
41.
Un despiadado sol de fuego se elevó sobre los tesos por la Preciosa Sangre de Nuestro Señor y abrasó la salvia y el espliego de las laderas
42.
Aun el más despiadado y temible necesita de los otros naipes, de los espadones, de los caballos y las sotas para sostenerse en el trono
43.
Si pudieran, le quitarían la silla, pero ninguno tiene los riñones para hacerlo, pues, en el fondo, Rufino, el mestizo asilvestrado e intratable, el montañés cortado a machete, el despiadado guerrillero convertido en reformador, es su álter ego, la figura que robustece su personalidad de déspotas menudos y mezquinos, incapaces de elevarse a la inalcanzable dimensión de su líder
44.
Si este hombre se pudiera levantar ahora, pensó, ¿cuáles serían sus sentimientos? ¿La avaricia, el trato despiadado, la intención de acaparar? ¡A buen fin le habían llevado, en verdad!
45.
Aquella saña exacerbada contra un puñado de guerreros desarmados incitó la curiosidad de muchos ciudadanos que intuyeron viles intereses en el ataque despiadado
46.
Ciego a las culpas, el destino puede ser despiadado con las mínimas distracciones
47.
El primero de los zares rusos ha pasado a la historia como un ser cruel y despiadado y sus muchos exegetas siempre se preguntaron por las causas que indujeron al gobernante a cometer tanta tropelía sobre su atemorizado pueblo
48.
Pero al contrario de las aguas turbias de la desembocadura, aquellas eran lentas y diáfanas, y tenían un resplandor de metal bajo el sol despiadado
49.
El único con quien uno puede entenderse es el Primo, el grande, dulce y despiadado Primo, pero ahora no está; por la mañana, al despertar, Pin no lo ha encontrado: de vez en cuando sale con su metralleta y el gorrito de lana y no se sabe adónde va
50.
Se siente despiadado: los herirá sin misericordia
51.
La verdadera arma de aquellos hombres era el despiadado interrogatorio que proseguía hora tras hora, lleno de trampas, deformando todo lo que él había dicho, haciéndole confesar a cada paso mentiras y contradicciones, hasta que empezaba a llorar no sólo de vergüenza sino de cansancio nervioso
52.
Dinin era el doble de hábil con las armas y un asesino despiadado
53.
Sydney comprendía bien los peligros y las dificultades de los muelles y casi sentía lástima por Jierdan por despertar la cólera del despiadado Dendybar en una situación que estaba fuera de su control
54.
Marta asegura en un tono despiadado y triunfalista: "Para qué quedarme con la leche si puedo apuntarle a quedarme con la vaca entera"
55.
–Siempre y cuando sea un cabrón despiadado de los nuestros…
56.
Su propia madre, decidió aquel despiadado mirón, era mucho más atractiva, a pesar de que por lo menos era diez años mayor que ellas
57.
Fui tras ella hasta el dormitorio, más pendiente de ahuecar el ala sin dilación que de lo que allí pudiera haber de pertinente al caso y, he aquí que, apenas hube traspuesto el umbral del íntimo aposento, la Emilia, con una rapidez y una coordinación de movimientos que ahora, al despiadado foco a que la memoria somete los más remotos, fugaces y, en su día, imperceptibles instantes del pasado, quiero atribuir a un talento natural y no a una larga práctica, cerró la puerta con el talón, me dio un empujón con la palma de la mano derecha que me hizo caer de bruces en la cama y tiró con la izquierda del elástico de los calzoncillos con tal fuerza que éstos, que ya distaban de ser flamantes el día que me fueron regalados por un paciente del sanatorio que, al serle dada el alta, tuvo el gesto magnánimo de obsequiar a quienes habíamos acudido a la reja a despedirle con sus escasas posesiones y salió desnudo a la calle, donde fue al punto detenido e internado nuevamente, perdiendo así, en virtud de un solo acto, la libertad, el ajuar y, de paso, la magnanimidad, se rasgaron como velamen que amarrado al mástil deshace la galerna, dejándome desnudo, que no desarbolado
58.
El sol quemaba, despiadado, y el viento barría constantemente la tierra árida y las rocas
59.
Era intolerable pensar que el hombre que amaba, el hombre que la apretaba en sus brazos y le hacía el amor era un asesino despiadado
60.
En el despiadado mundo de los grandes bufetes jurídicos, los buitres de otros bufetes ya empezaban a sobrevolar en círculo
61.
Seguía golpeando el bastón, y aquellos molinetes que describía en el aire expresaban su odio hacia el despiadado mundo de los videntes
62.
Es uno de los vídeos de una serie grabada en una cancha de basketball vacía, de suelo de arce abrillantado y un sistema de ventilación rugiente y despiadado
63.
Alguien conectó un interruptor, y un despiadado circulo de luz azul-blanca iluminó la única porción de aquel que estaba expuesta, es decir, la parte derecha del cráneo
64.
Pues —a Naphta le agradaban extraordinariamente esas conjeturas, adquirían algo de triunfante y despiadado en su boca, y sus ojos brillaban detrás de sus lentes cada vez que podía insertar una de esas frases—, pues el concepto de la política se hallaba psicológicamente unido al concepto del catolicismo, formaban una categoría que comprendía todo lo que había de objetivo, de realizable, de eficiente y de eficaz
65.
Y sin embargo, mientras me acaricias, comprensivo y despiadado,
66.
Su origen godo carecía de importancia, aunque muchos tardarían en olvidar que fueron los de su estirpe quienes, en tiempos de Witiza, sometieron a los clanes del norte a un despiadado acoso que terminó de ponerlos a todos ellos al borde del exterminio
67.
Cuando se trata de una traición, incluso el Hijo del Cielo debe ser despiadado
68.
Racionalista corno era por regla general, Luciano se muestra despiadado hacia las más increíbles afirmaciones hechas sobre Maratón, burlándose, en otro ensayo, de la idea de que Pan hubiera tomado parte en la batalla
69.
Por despiadado que fuera Craso, jamás hacía nada sin calcular debidamente las consecuencias
70.
Al final tenían los dedos agarrotados, las muñecas inflamadas, el cuello torcido, los ojos irritados y llenos de lágrimas, pero una llama inextinguible los reanimaba y la sierra volvía a raspar y seguía royendo, como un ratón despiadado
71.
Como el último y el más grande de los hombres fuertes de la República había sabido reconocer, con el ojo clínico y despiadado de un patólogo, la malignidad que corrompía los ideales más nobles de su ciudad y los había explotado a conciencia
72.
Paine se sintió horrorizado ante lo despiadado de la orden, y envió otro despacho manifestando que, si se cumplían las predicciones del tiempo en el norte, sería inhumano mantener a alguien en cubierta durante un período prolongado
73.
Pero la característica más real de las estatuas era su semblante altivo y despiadado
74.
Sin embargo, de ese autor de tanto tiempo desdeñado y promovido hacía poco a los mayores honores, lo que elegía en su febril impaciencia era uno de esos trozos malditos que tan a menudo le impiden dormir a uno porque un alumno despiadado lo reanuda interminablemente en el piso de arriba
75.
Como un buceador que se queda sin aire y se afana por llegar a la helada superficie, te abalanzas contra las barreras del sueño eterno, despiadado, hasta que, una vez más, vuelves a despertar
76.
El despiadado sacrificio del ciervo era para ella un episodio preñado de hermosura
77.
Alargó una pausa hasta que el silencio se hizo absoluto a su alrededor; cada ojo, cada despiadado objetivo de cámara, estaba clavado en él mientras permanecía allí de pie, con Siamang complaciente a su lado
78.
Es inteligentísimo, muy ambicioso, patriótico y absolutamente despiadado; y si yo muriese repentinamente o fuera asesinado, sería necesaria por cierto esta última cualidad, una cualidad que Bruto no posee
79.
En la Tierra había intervenido en el caso de un despiadado asesino que fue apresado gracias al hecho de que no se vio capaz de violar la costumbre que imponía silencio absoluto en los baños comunales
80.
De los siete, el Tremere se había ganado la reputación de ser el más inflexible y despiadado, y era conocido por no olvidar nunca un insulto
81.
«Existe el sentimiento, que se ha hecho sentir fuertemente, de que Kamenev, a quien se conoce como un político sutil y despiadado, está tratando de crear una situación en la cual la Santa Sede pueda mencionarse como cooperadora del Kremlin
82.
En su mayor parte, los mayores habían obedecido a la tímida Máitera Menta por una extraña e incipiente caballerosidad, reforzada cuando era preciso por caudillos como Cuerno; por Máitera Rosa no tenían la misma consideración, y ella misma imponía un orden inflexible y despiadado que bien podía ser el peor ejemplo para los mayores, jóvenes que pronto (tan, tan rápido) tendrían que mantener el orden en familias propias
83.
—¿Malvado? —Fischer seguía avanzando hacia Belasco, con una expresión de despiadado rencor en el rostro—
84.
¿A quién le importaba si el cerebro funcionaba a más velocidad que el ordenador, o viceversa? ¿Quién demonios podía permitirse el lujo de preocuparse por esas cosas? ¡Qué irrelevante! ¿Qué tenía que ver con el hecho de que le hubiera echado un polvo (eso, eso precisamente, le había hecho saltar el precinto) un conocido delincuente sexual de largo historial, un retorcido, un chulo despiadado que después había comunicado la deliciosa noticia a su hermandad y a toda la Universidad de Dupont? ¡Y encima le había entrado un yuyu porque la tía era virgen! En un delirio de locura juvenil ante la aparición de un novio, Charlotte lo había sacrificado todo (virginidad, dignidad, reputación y también sus ambiciones, su misión, sus promesas y sus obligaciones para con los que la habían apoyado, educado, guiado), y esa noche iba a tener que mirar a la señorita Pennington a los ojos
85.
Éste era el mensaje que quería darle su padre: olvidar una infancia dorada, una educación artificial y descubrir su verdadera naturaleza bajo el sol despiadado de las canteras
86.
Pero tampoco iba a dejar que esto interfiriera en mi celo a la hora de capturar al asesino, un ejecutor frío y despiadado de inocentes que debía, sin duda, ser llevado ante la justicia
87.
Ricky se estremeció al comprender lo paciente, dedicado y despiadado que Rumplestiltskin era en realidad
88.
Elocuente y despiadado contra los cátaros, fue enemigo del conde de Tolosa
89.
Un hombre despiadado no lo habría conseguido
90.
Desdicha grande fue la de nacer en la católica España a lo largo de siglos de persecución implacable! Ojalá nuestras madres nos hubieran cagado a mil leguas de ella, en tierras otomanas o de negros bozales! Allí hubiéramos crecido libres y lozanos, sin que nadie se metiera en nuestras vidas ni nos aterrorizara con castigos y amenazas! Cuántas veces vimos desfilar enjauladas a nuestras hermanas camino del quemadero! Cualquier gesto o descuido podían delatarnos y conducirnos a las mazmorras del Santo Oficio, debíamos obrar con sigilo, temblábamos de gozo y terror entre las piernas de quienes ofrecían lo suyo a la voracidad enloquecida de nuestros labios, quizás alguien nos había espiado e iría a denunciarnos, qué desgracia nos acechaba tras los breves instantes de fervor y de dicha? Nos sabíamos condenadas y la certeza de nuestra fugacidad nos empujaba a afrontar temerariamente el peligro, el Archimandrita en el que reencarnó Fray Bugeo nos protegió a la sombra de su convento, aquí no encontraréis mujeres sino hombres que huyen de ellas, componen fratrías y visten faldas, los que no corren tras las mozas de la cantina ni solicitan a las devotas en el confesionario se encargarán de vosotras y aliviarán vuestras ansias, éste es el único puerto seguro en nuestros tiempos de iniquidad y miseria, disfrazaos de monaguillos o monjes, vivid entre falsos castrati, fingid gran devoción a Nuestra Señora y afinad el canto en la iglesia, no puedo ofreceros más, extremad la prudencia, cien mil ojos y oídos fiscalizan nuestros actos, registran dichos y movimientos, graban el menor suspiro, ni el KGB ni la CIA han inventado nada, el Gran Inquisidor de estos reinos vela por su quietud y de todo tiene constancia, no confiéis en ningún amante ni amigo, sometidos a tormento podrían traicionaros, acampamos en un universo de fieras, quien no devora acaba por ser devorado a fuerza de envilecernos asumíamos el reto, invocábamos al demonio y sus obras de carne, celebrábamos aquelarres y coyundas bestiales, nos hacíamos encular junto a los altares por los matones más brutos del hampa, escupíamos su espesa lechada en los cálices, la consagrábamos y consumíamos con la misma unción de los Divinos Misterios las obleas eran nuestros preservativos! el odio y aversión del vulgo a las de nuestra especie nos servía de estímulo, instigaba a trastocar sus sacrosantos principios, convertía la abyección en delicia exaltada sangre, esperma, mierda, esputos, meadas, cubrían las ricas alfombras de la iglesia ante la mirada vacía de sus Vírgenes y santos de palo inventábamos ritos y ceremonias bárbaros, coronábamos con flores a los sementales más alanceadores, los proclamábamos Vicarios de Cristo en la Tierra, exprimíamos hasta la última gota del sagrado licor de sus vergas en noches inolvidables que evocábamos con místico rapto mientras prendían fuego a las piras y nos reducían a materia de hoguera entonces bendecíamos la crudeza del destino y la gloria de nuestra audacia, nadie nos puede arrebatar una furia y ardor que se renuevan en el decurso de los siglos, muertas hoy y renacidas mañana, sujetas a la gravitación de una absorbente vorágine, éramos, somos, las Santas Mariconas del Señor listas para todos los desafíos y asechanzas, las devotas del Niño de las Bolas y su Vara de Nardo, hemos sufrido mil muertes y no nos amedrantan los zarpazos del monstruo de las dos sílabas, descendíamos a las simas del Pozo de la Mina y nos dejábamos azotar por verdugos encapuchados, eran inquisidores?, gerifaltes nazis? Incubos revestidos de la parafernalia de las sex-shops neoyorquinas?, los zurriagazos restallaban en nuestras espaldas, nos revolcábamos con beatitud inmunda en los charcos de orina, allí no cabían sonrisas ni humor, sólo gravedad litúrgica, preceptiva de enardecida pasión, misterios de gozo y dolor, crudo afán de martirio, usted mismo nos vio, con cautela o cobardía de mirón, en la época de sus cursos en la universidad vecina, trabados en piña en el cerco de premuras y ahíncos, hasta el día en que topó con un denso e inquietante silencio y de escalera en escalera, túnel en túnel, aposento en aposento, asistió al espectáculo de la gehena, no ya de los mares de luz oscuridad fuego agua nieve y hielo, sino el de cadáveres y cadáveres maniatados, con grillos en los pies y collarines claveteados en el cuello, sujetos entre sí con cadenas, colgados de garfios de carnicero, inmovilizados para siempre en sus éxtasis por el índice conminatorio del pajarraco, debemos recordárselo? usted nos dejó allí, en aquel despiadado abismo, pero nosotras transmigramos y reaparecimos en el círculo de amigas del Archimandrita, de su odiado e inseparable pére de Trennes fuimos las gasolinas de mayo del 68 y desfilamos por los bulevares con nuestros perifollos del Folies Bergére y cabelleras llameantes, abrazamos con efusión todas las causas extremas y radicales, seguimos a Genet y sus Panteras Negras de Chicago o Seattle, coreamos con kurdos, beréberes y canacos consignas revolucionarias e independentistas, rechazamos las tentativas de normalización de nuestro movimiento y su inserción insidiosa en guetos, abjuramos solemnemente de cualquier principio o regla de respetabilidad nauseabunda somos, escúchenos bien, las Santas Mariconas, Hermanas del Perpetuo Socorro, Hijas de la Mala Leche y de Todas las Sangres Mezcladas y lo seremos hasta el fin de los tiempos mientras perdure la llamada especie humana o, mejor dicho, inhumana, ¿no cree? ya sé qué pregunta quiere hacerme, a mí, el fámulo importado de las remotas islas, sobre mi insulso traje de oblato, la adivino en el temblor impaciente de sus labios y la malicia abrigada en sus pupilas, y le responderé antes de que nos despidamos y le dejemos a solas con su asendereado libro por provocación, mi querido San Juan de Barbes! para dar una última vuelta al rizo y cumplir con el papel de garbanzo blanco en mi universo de garbanzos negrísimos!, voy con mi compañera al baile de máscaras animado por la Orquesta Nacional de su barrio, allí arderemos todas las gasolinas y corearemos nuestra consigna, derriére notre cul, la plage, y acabada la fiesta y con la aprobación expresa del bendito arzobispo de Viena y del cardenal romano que, según Millenari, hizo voto perpetuo de homosexualidad, celebraremos una clamorosa sentada frente a la Prelatura Apostólica con nuestros abanicos, penachos, plumas, lentejuelas, collares, minifaldas, tetas de goma, pichas gigantes, para exigir la canonización inmediata de Monseñor en razón de su vida y escritos cuajados de testimonios de santidad irrefutable si quiere acompañarnos, le reservaremos un billete de avión!
91.
Era un sonido hambriento y despiadado
92.
Un abrasador relato de amor, codicia y muerte, ambientado en el despiadado mundo del blanqueo de dinero, en Latinoamérica
93.
Muchachos polacos, rusos y húngaros, sólo conocerían de la Tierra Prometida un corto y fatal enfrentamiento con su despiadado sol, las picaduras feroces de sus moscas, la tortura de la sed y el mortífero huracán de los cañones árabes