Utiliser "destacarse" dans une phrase
destacarse exemples de phrases
destacarse
1. fondo del cuadrohaciendo destacarse las casas y las agujas de las
2. —¡Por las rocas de la Carniola! ¡tardas bastante tú también!—exclamóviendo la segunda escampavía destacarse del horizonte y avanzar conrapidez—
3. destacarse negrasobre el fondo claro de la ventana; veía los
4. proyectaba la calle en elcomienzo del sendero, veía destacarse
5. Por supuesto, detrás de tal mentira podía haber tan sólo el ingenuo afán de destacarse, de lograr cierta notoriedad
6. Al final del Imperio Antiguo, sin embargo, iba a destacarse todavía otro aspecto, y el faraón era considerado en vida como una encarnación de Horus
7. Y cuando en Francia me proponía sacar dinero de algún pícaro labriego ricachón (cosa casi imposible), me agradaba la idea de ver destacarse su indignada cabeza contra el fondo gris de los álamos trasquilados, en esas solemnes llanuras de las Galias donde ronda el potente espíritu de Millet
8. La chalupa giró sobre sí misma y emprendió la carrera hacia la ciudad, pasando a lo largo de las galeras, en cuyos flancos se veían destacarse embarcaciones cargadas de enemigos
9. Tal vez se tratara de un deporte olímpico en el que todos los europeos buscaran destacarse, pero, como sea, alguien lo condujo hasta su habitación
10. En rancho aparte se reúne la aristocracia nueva, producto de la riqueza, de la audacia mercantil o de la usura; mas no veo un extremado prurito de separación entre estos dos firmamentos sociales que pretenden destacarse sobre el vulgo
11. Acostumbrado a las cordiales distancias de los mundos flotantes y ciudades orbitales del espacio no había comprendido que un objeto podía estar muy lejos, sin perjuicio de destacarse en el cielo
12. Veía sus siluetas destacarse bajo el cielo
13. El nuevo virrey no es inteligente, pero quisiera destacarse por su actividad y su celo
14. El capitán Funes es de esos oficiales, que van recibiendo sucesivos ascensos en silencio, sin destacarse por actos extraordinarios pero que dan seguridad y son respetados por los subalternos
15. Su amistad con el conde de París, de la que yo oía hablar en Combray, sin la mínima emoción, me parecía ahora maravillosa, como si nadie hubiera conocido nunca a los Orleáns más que él, y lo hacía destacarse vivamente sobre el fondo vulgar de los paseantes de distintas clases, que llenaban aquel paseo de los Campos Elíseos, admirándome yo de que consintiera en pasearse por entre aquellas gentes, sin reclamar de ellas honores especiales, que a nadie se le ocurría tributarle por el profundo incógnito en que se envolvía
16. Como mi abuela estaba, por el contrario, muy satisfecha de su suerte, y no echaba de menos absolutamente nada la vida de un medio social más brillante, no utilizaba más que su inteligencia para juzgar los defectos del señor de Charlus y hablaba de él con la generosa benevolencia, sonriente, casi simpática, con que recompensamos al objeto de nuestra observación desinteresada por el placer que nos procura; tanto más, cuanto que esta vez el objeto de observación era un personaje cuyas pretensiones, si no legitimas, por lo menos pintorescas, lo hacía destacarse claramente de las personas con quienes solía tratarse la abuela
17. Cuando se nos habían agotado los víveres jugábamos a juegos que antes me parecían tontos; juegos tan infantiles a veces como “La torre en guardia” o “Al que se ría primero”; pero ahora no habría yo renunciado a ellos por todo un imperio; la aurora de juventud que arrebolaba aún la cara de aquellas mozas, y que a mí, a mis años, ya no me alcanzaba, lo iluminaba todo delante de ellas y, lo mismo que la flúida pintura de algunos primitivos, hacía destacarse los detalles más insignificantes de su vida sobre un fondo de oro
18. Había oído yo hablar de las célebres tapicerías de Guermantes y las veía, medievales y azules, un poco gruesas, destacarse como una nube sobre el nombre amaranto y legendario, al pie de la antigua selva en que Childeberto cazó con tanta frecuencia, y ante aquel fino fondo misterioso de las tierras, aquellas lejanías de siglos, me parecía que había de penetrar en sus secretos tan bien como pudiera en un viaje, no más que con acercar a París por un momento a la señora de Guermantes, soberana del lugar y señora del lago, como si su rostro y sus palabras hubieran debido poseer el encanto local de las arboledas y de las riberas y las mismas particularidades seculares del viejo protocolo, de sus archinos
19. Sabía que la señora de Guermantes tenía, patrimonio precioso de las mujeres verdaderamente superiores, un “salón”; es decir, que agregaba a veces a las gentes de su mundo alguna notabilidad que acababa de destacarse con el descubrimiento de un remedio o con la producción de una obra maestra
20. ” Y con un sentimiento exacto, haciendo destacarse el melancólico pensamiento con todas las fuerzas de su entonación, poniéndolo más allá de su voz y clavando frente a sí una mirada ensoñadora y deliciosa, la duquesa dijo lentamente: “Por ejemplo
21. Detrás de la gran estufa verde, hubiera podido destacarse la silueta de Mefistófeles