1.
Pero los conspiradores no se dan por vencidos y preparan un nuevo atentado para el 28 de octubre, día de la fiesta de San Simón, el que ha de anticiparse ante la infidencia que, en estado de embriaguez, hace uno de ellos, el Capitán Benedicto Triana, que es reducido a prisión en la tarde del 25 de septiembre
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medio de la embriaguez, los actores armados saben que son fuertes
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«Es muy grande mi felicidad: sinilusión alguna de mis sentidos ni pensamiento excesivo en mí propio, nialegría egoísta y pueril, puedo decir que llegué al fin, a mi plenanaturaleza; y que el honor que en mis paisanos vea, en la naturaleza quenuestro valor nos da derecho, me embriaga la dicha con dulce embriaguez
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¿Ni quién se niega, silos quiere bien, a que sus hijos brillantes e inteligentes, aprendanesas cosas de arte, el dibujar, el pintar, el tocar piano, que alegrantanto la casa, y elevan, si son bien comprendidas y caen en buenatierra, el carácter de quien las posee, esas cosas de arte que apenashace un siglo eran todavía propiedad casi exclusiva de reinas yprincesas? ¿Quién que ve a sus pequeñines finos y delicados, en virtudde esa aristocracia del espíritu que en estos tiempos nuevos hansustituido a la aristocracia degenerada de la sangre, no gusta devestirlos de linda manera, en acuerdo con el propio buen gustocultivado, que no se contenta con falsificaciones y bellaquerías, y demodo que el vestir complete y revele la distinción del alma de losqueridos niños? Uno, padrazo ya, con el corazón estremecido y la frentearrugada, se contenta con un traje negro bien cepillado y sin manchas,con el cual, y una cara honrada, se está bien y se es bien recibido entodas partes; pero, ¡para la mujer, a quien hemos hecho sufrir tanto!¡para los hijos, que nos vuelven locos y ambiciosos, y nos ponen en elcorazón la embriaguez del vino, y en las manos el arma de losconquistadores! ¡para ellos, oh, para ellos, todo nos parece poco!
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embriaguez de sus recelos y de su angustia
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expansivaanimación que raya en la embriaguez
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»Transcurrieron tres meses en el suplicio y en la embriaguez de nuestrapasión,
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para colmo de embriaguez, en lacalle de la Paz divisó a dos de sus compañeras, a las
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jamásle abandonó la divina embriaguez de la adolescencia
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embriaguez y una emoción superior a todos lospoemas
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sentían, en medio de la embriaguez del nuevoamor, pesar
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amorno es el deleite impuro, ni la vanidad, ni la embriaguez, ni elentretenimiento;
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embriaguez inconscientede la juventud; en su lugar estaban la
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embriaguez? Era el encanto del pecado, elsabor agridulce de lo
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La intervención del aña interrumpió su embriaguez amorosa
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poesíaflorecía en las tabernas con el bullicio de la embriaguez
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Al apartarse, la embriaguez había desaparecidopor completo
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produciéndole unadulce embriaguez que disipa las negras nubesde su imaginación
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adornarse soñando con el deleite que,como una embriaguez
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lujuria, la embriaguez y el crimen, y algunas veces huía,al través
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divinidad! Y los mismos sentidos,alucinados por la embriaguez
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sumusical embriaguez; pero los más temibles de estos intrusos son lashormigas, bestias de un
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Era una embriaguez de espuma que se evaporaba en lasoledad
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embriaguez, entre la templanza en todos los actos de la vida yel desórden de las pasiones
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y laenvolvían en una atmósfera de amor, que ella respiraba con embriaguez
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Es la bebidaque mereció los honores de la embriaguez de
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dioses, pareciómarearlas con una embriaguez más intensa que la
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carne sumidaen el sopor de la embriaguez
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desde los rincones, causábanle una embriaguez de eunuco,
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lasobras de Edgar Poe la causa de la embriaguez del bardo del
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explicación y unadefensa de la embriaguez de los poetas
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de emoción, comparables alcomienzo de la embriaguez
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el frenesí de la embriaguez
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Estaba en plena embriaguez de amor, sin otravoluntad que la de
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Y en la extravagancia de su embriaguez, pretendió arrodillarse parabesar una pierna
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¡Y allí había puesto élsus besos muchas veces, en la embriaguez de la
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Perezoso,afecto a la embriaguez, irascible, camorrista y valiente como era,comenzó a turbar con frecuencia la paz de este pueblo, tan
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«¡Sí, le remordía la conciencia, en medio de su embriaguez!, pero elhecho era que estaba allí
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acción intoxicante de una embriaguez de trapos
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Mi compañero de embriaguez bajó losescalones de una
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embriaguez a que incitan los climas fríos; de la
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embriaguez hasta en las funciones másdifíciles de su profesión
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Pero aun en estado de embriaguez
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de un día de embriaguez
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que el vino,algo que proporciona mayor embriaguez que la
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sintiócon más fuerza los efectos de la embriaguez que le
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sobrioscuando caen en la embriaguez
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—En la embriaguez como en los sueños manifestamos lo que
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principalmente en suinnato vicio de la embriaguez, del cual, con
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embriaguez la barbaridady otros mil vicios heredados con la
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queacompañaba a las procesiones, y la embriaguez que le producía el perfumedel
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Una exclamación de horror le sacó de esta embriaguez de gloria
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Él estaba pasmado, además de vivir en perpetua embriaguez, casi enalucinación constante
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fiestas; y en el último día,cuando la embriaguez llegó a su
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del Norte que le comen paraproporcionarse cierta especie de embriaguez, como los
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embriaguez y de conmocion eléctricas en los miembros, accesos decompresión en el
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un vértigo como por embriaguez; hay sensacion de debilidaden la cabeza, de 338
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—La embriaguez por ejemplo, y otras malas acciones que es difícil detallar ante ti
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completo trastorno físico y mental, sumergido en lastenebrosas honduras de la embriaguez
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cuya embriaguez era absoluta, por lo que se quedaron en
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De la embriaguez por las montañas de aguas de sal, pasé a la borrachera por los campos de
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No tengo que regresar de las torpezas de una embriaguez para poder concretar mi pensamiento: sólo me es preciso esperar al amanecer, que me traerá la claridad necesaria para hacer los primeros esbozos del Treno
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Entonces empezaba para Jacques una embriaguez que le dejaría en el corazón una maravillada nostalgia
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Y cada uno de esos olores, aun antes de que empezara la lectura, arrebataba a Jacques a otro universo lleno de promesas ya [cumplidas] que empezaba a oscurecer la habitación donde se encontraba, a suprimir el barrio mismo y sus ruidos, la ciudad y el mundo entero, que desaparecería totalmente no bien empezada la lectura con una avidez loca, exaltada, que terminaba por sumirlo en una embriaguez total de la que no conseguían sacarlo ni siquiera las órdenes repetidas
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Y ese movimiento ciego que nunca había cesado, que experimentaba aún ahora, fuego negro enterrado en él como uno de esos fuegos apagados en la superficie pero que en el interior siguen ardiendo, desplazando las fisuras y las torpes agitaciones vegetales, de suerte que la superficie fangosa tiene los mismos movimientos que la turba de los pantanos, y de esas ondulaciones espesas e insensibles seguían naciendo en él, día tras día, los más violentos y terribles de sus deseos, así como sus angustias desérticas, sus nostalgias más fecundas, sus bruscas exigencias de desnudez y sobriedad, su aspiración a no ser nada, sí, ese movimiento oscuro a lo largo de todos estos años estaba de acuerdo con aquel inmenso país que lo rodeaba, cuyo peso, siendo niño, había sentido, con el inmenso mar delante, y detrás ese espacio interminable de montañas, mesetas y desierto que llamaban el interior, y, entre ambos, el peligro permanente del que nadie hablaba porque parecía natural, pero que Jacques percibía cuando, en la pequeña finca de Birmandreis, con sus habitaciones abovedadas y sus paredes encaladas, la tía recorría los cuartos en el momento de acostarse para ver si estaban bien corridos los cerrojos de los postigos de gruesa madera maciza, país donde se sentía como si allí lo hubieran arrojado, como si fuera el primer habitante o el primer conquistador, desembarcando allí donde todavía reinaba la ley de la fuerza y la justicia estaba hecha para castigar implacablemente lo que las costumbres no habían podido evitar, y alrededor aquellos hombres atrayentes e inquietantes, cercanos y alejados, con los que uno se codeaba a lo largo del día, y a veces nacía la amistad o la camaradería, pero al caer la noche se retiraban a sus casas desconocidas, donde no se entraba nunca, parapetados con sus mujeres, a las que jamás se veía, o si se las veía en la calle, no se sabía quiénes eran, con el velo cubriendo la mitad del rostro y los hermosos ojos sensuales y dulces por encima de la tela blanca, y eran tan numerosos en los barrios donde estaban concentrados, tan numerosos, que simplemente por su cantidad, aunque resignados y cansados, hacían planear una amenaza invisible que se husmeaba en el aire de las calles ciertas noches en que estallaba una pelea entre un francés y un árabe, de la misma manera que hubiera estallado entre dos franceses o entre dos árabes, pero no era recibida de la misma manera, y los árabes del barrio, con sus monos de un azul desteñido o sus chilabas miserables, se acercaban lentamente, desde todas partes, con un movimiento continuo, hasta que la masa poco a poco aglutinada expulsaba de su espesor, sin violencia, por el movimiento mismo que lo reunía, a los pocos franceses atraídos por algunos testigos de la pelea, y el francés que luchaba, retrocediendo, se encontraba de pronto frente a su adversario y a una multitud de rostros sombríos y cerrados que le hubieran despojado de todo su coraje si justamente no se hubiese criado en ese país y no supiera que sólo el coraje permitía vivir en él, y entonces hacía frente a esa multitud amenazadora y que, no obstante, no amenazaba a nadie salvo con su presencia, y el movimiento que no podía evitar, y la mayor parte del tiempo eran ellos los que sujetaban al árabe que luchaba con furia y embriaguez, para que se marchase antes de que llegaran los guardias, que se presentaban al poco de llamarlos, y se llevaban sin discusión a los adversarios, que pasaban maltrechos bajo las ventanas de Jacques, rumbo a la comisaría
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Cerca del puerto de Nueva Tiro, en la antigüedad clásica, había una taberna en donde se auspiciaba la embriaguez de los extranjeros para apresarlos y entregarlos a los piratas, que los vendían luego como esclavos en el sur de Italia
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Finalmente, para conservar ante el público su alegría profesional, volvió a la embriaguez, que había abandonado hacía tanto tiempo
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Aspiró una bocanada de aire marino, que le disipó completamente los últimos vapores de la embriaguez, observó el sol, que ya estaba bastante alto, luego se volvió hacia oriente, mirando en dirección a la lejana Labuán, y suspiró
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Estaba de moda ser pobre, o al menos aparentar serlo, y siguió estándolo en las décadas futuras, cuando el país entero se abandonó a la embriaguez de la codicia y del éxito
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Pero de todos modos era la primera vez, después de mucho tiempo, que me sentía así; era la primera vez que una figura de mujer persistía algunas horas en mi recuerdo, y que de verla me quedaba en el corazón este dejo, en que se mezclan a la par el absintio y la miel, produciéndome la embriaguez o el desvanecimiento
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Viví ¡ay!, de los sentidos, es cierto, ¿pero de qué había de vivir sino de ese amor, incandescido siempre por la intimidad de todos los días, que había llegado a ser para mí el culto y la ocupación exclusiva de la existencia, que me había hecho olvidar de todas las preocupaciones de la vida social, que me había hecho indiferentes las aspiraciones de la política, las comodidades del bienestar, incluso de los goces de la gloria misma, que había matado en mí la previsión, que en la embriaguez de mi felicidad había tomado de mi pensamiento la idea de la muerte?
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Incluso así, el desgarro no conseguía aplacar mi embriaguez
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Un accidente muy verosímil, sobre todo porque la víctima se encontraba en estado de embriaguez
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Lo mismo ocurría con los licores: experimentaba la embriaguez durante un momento, cuando daba un sorbo y sentía el calor de la bebida en el pecho
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Pero echemos un velo, como dicen los historiadores, sobre el infausto suceso de mi embriaguez, y sigamos el cuento
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¡Beber en sus labios, apagar la sed en la frescura de sus mejillas y mirarse en el manantial de sus ojos, es olvidar la púrpura de los vinos, sus aromas, su sabor y toda su embriaguez!
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Molichard y su vil compañero adelantáronse hacia el coronel, hombre grave y de más que mediana edad, y con todo el respeto que su embrutecedora embriaguez les permitiera, dijéronle que yo era espía de los ingleses
78.
Reinaba cierta inquietud entre la tropa que no había perdido el sentido con la embriaguez
79.
¡Pasó cual el delirio de las fiebres la embriaguez del triunfo!
80.
¡La embriaguez de mi triunfo pasó cual el delirio de la fiebre, sin dejar más huella que la que en la arena pueda dejar la espuma!
81.
No es fácil comprender la misteriosa relación simbólica entre la embriaguez y la artillería
82.
¡En cuanto a la embriaguez, no la busquéis en los vinos! ¡No os la proporcionarían al igual de sus mejillas enrojecidas por vuestros deseos y su pudor!
83.
Y me quedé aniquilado de emoción, ebrio con una embriaguez mortal
84.
Felicísimo tendido en el suelo en completo trastorno físico y mental, sumergido en las tenebrosas honduras de la embriaguez
85.
No podían sentirse más felices Gawain y el señor de aquella tierra, en medio de las risas y las bromas de las damas, a menos de caer en la embriaguez y el embotamiento
86.
Siempre fuí más devoto de los placeres que de las abstinencias, y más gustoso de la buena vida que de las mortificaciones, sin llegar nunca a la embriaguez ni a la glotonería, y no porque ambos excesos son pecados, sino porque siempre les creí de mal gusto
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En su propia casa, o sea la de Rafaela, no cesaba el cotorreo de Milagro, porque allá concurrían diferentes personas, como él entregadas al feo vicio de la embriaguez política
88.
El sueño de Lucila, que en realidad fue como una embriaguez de cansancio, duró
89.
En la Red de San Luis vimos en el cielo el resplandor de las hogueras, y a nosotros llegaba un alarido sordo de embriaguez revolucionaria, mezcla de vivas y mueras
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La Gaceta tenía rasgos de locura en su semblante iluminado por un gozo parecido a la embriaguez
91.
[223] en copa iba cayendo en un estado, no diré de embriaguez, pero sí de alegría voluble, dispersión juguetona de sus pensamientos, no hizo caso de mis severas palabras, y me invitó a secundarle en la empinación del codo
92.
Parkinson puso entonces la mira sobre Florencia, la única Florencia del Renacimiento, y la vio de lejos y no fue sino que contemplara primero la Santa Croce y luego la Piazza de la Signoria para que su premonición se tranformara en realidad, y como toda premonición es castigada en los cielos con una ráfaga de viento y hojarasca, Parkinson fue presa del vértigo de los vientos en tanto celebraba su descubrimiento con una embriaguez impropia en un hombre de su edad
93.
Mi sueño era de cansancio, no de embriaguez
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Los ojos azules se miraban nuevamente en los suyos, y él los encontraba tan dulces, tan hermosos y tan próximos que sintió una extraña embriaguez mientras el calor invadía sus mejillas
95.
–La han acusado de conducir en estado de embriaguez
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–Si la condenan por conducir en estado de embriaguez, el tribunal puede ordenar que se someta a tratamiento -señalé con toda la paciencia de la que fui capaz
97.
Conducía en estado de embriaguez
98.
La policía sabe que hay ciertos trastornos – tales como el coma diabético- que pueden parecerse mucho a la embriaguez, incluyendo el aliento «alcohólico»
99.
Sus mejores interpretaciones tuvieron lugar ante los tribunales del Támesis, en los que compareció con mucha frecuencia acusada de embriaguez y conducta desordenada
100.
del universo; y mi embriaguez por esto