1.
El mito de la horda primitiva vuelve a la acción
2.
Aquí Ulises, pasando a través de las peores humillaciones, construye gradualmente su poder y finalmente, con la ayuda de Atenea, de su hijo Telémaco y del porquerizo Eumeo y del boyero Filetio, puede destruír por entero la horda de la madre devoradora tan bien representada por los Pretendientes
3.
En este momento, por el postigo de la cocina que había saltado enastillas, penetró una horda
4.
Miguel reconoció al futuro enemigo en esta horda sucia y revoltosa
5.
los cabochiens, es decir, la horda de carniceros y desolladores, fuésoltada por la
6.
delremedio para todos los males sufridos por la inmensa horda
7.
Era la antigua vida de horda que surgía en plena civilización; laatávica costumbre de robar el
8.
conocían los habitantes de Madrid; un oculto paraíso, untrozo de poesía para la horda
9.
Alguna vez la horda dejaría de permanecer inmóvil
10.
loque habían aprendido, esforzándose en regimentar a la horda, dándola unabandera,
11.
Suorganización política lo convertía en una horda
12.
En el mismo momento en que Caramon se disponía a reanudar la excavación, una horda de chiquillos de su misma edad pasó chillando y corriendo hacia alguna parte
13.
Todos los compañeros, los kiris y las mujeres se habían levantado ya y contemplaban la extraña horda de animales: el bulette, los horax y, detrás, unas extrañas formaciones rocosas que se movían
14.
El padre Isidro llevó a su horda de cadáveres resucitados y echó la puerta abajo sin mucho esfuerzo; los supervivientes nunca esperaron que los zombis llegasen hasta ellos
15.
Pero las conjeturas sobre el propósito de aquella extraña barrera, fueron alejadas de sus pensamientos por otras ocurrencias más interesantes, puesto que apenas entraron al poblado fueron rodeados por una horda de hombres, mujeres y niños
16.
Después de perseguir durante muchos días a la horda principal de los invasores, llegaron a Bélgica
17.
Siguiendo aproximadamente el recorrido del camino hacia Divodorum, la horda principal avanzaba hacia el oeste, dispersándose por los campos y los pueblos de la gran llanura y marcando el territorio atravesado con los numerosos rastros dejados por una gran multitud en marcha
18.
Mientras tanto, Valerio recibió un despacho del procónsul, en el que le advertía de que veinte millas más al sur, en la confluencia del Neckar, una horda de bárbaros había cruzado el Rin y, habiendo arrasado los puestos militares romanos, había invadido la provincia
19.
Era una buena solución, aunque poco factible, ya fuera por la modestia de los méritos militares que él había obtenido hasta entonces o por una consideración de otro tipo: la mayoría de los suevos que seguían a Childebert se sentían más atraídos por el botín que por la tierra, y el día en que, por la razón que fuese, la horda se desplazara hacia cualquier otro lugar, aquellos pequeños núcleos que habían apostado por un asentamiento estable deberían resignarse a perderlo todo, ya que, si permanecían allí, se exponían a las venganzas de la población
20.
-¡Ah, eres tú, querido Robespierre, qué a tiempo vienes! Hebert, con una horda de salvajes, ha querido inmolar a los presos que tengo encargo de custodiar en la Fuerza y en la Abadía
21.
Los cristianos ofrecían la máxima resistencia al denuedo de aquella imponente horda
22.
Sin aliento, el Negro contó que habían entrado como una horda de guerra en el cabaret y se habían llevado presos a todos los artistas y parte del público, dejando discretamente fuera del escándalo a la clientela elegante
23.
En el poco tiempo que tenía, Eragon intentó capturar la mente de al menos uno de los dragones que asediaban su conciencia, pero había demasiados, y acabó debatiéndose para repeler a la horda de eldunarís antes de que subyugaran por completo sus pensamientos
24.
En los días siguientes los revolucionarios desembarcaron un ejército de nueve mil hombres apoyado por la artille-ría naval, avanzaron hacia el puerto de Valparaíso a toda marcha y en aparente desorden como una horda de hunos, pero había un plan clarí-simo en aquel caos, porque en pocas horas aplastaron a sus enemigos
25.
Ahora la casa daba la impresión de haber sido registrada por una horda de lansquenetes borrachos
26.
Durante la elección unos cuantos desalmados [137] de la horda de Pixola invadieron la casa del gobernador; arrastraron, sacándola del lecho donde estaba enferma, a su esposa, y ya les tenían a ambos en medio de la plaza con los ojos vendados para fusilarles, cuando D
27.
Y Varrón salió inmediatamente a buscar una horda de esclavos para que le encontrasen un rebaño de ovejas
28.
¿Por qué convertir en romanos a una horda de extranjeros? ¿Por qué extender más la distribución de alimentos y la exención de impuestos?
29.
Cabalgó entre la jauría y, al igual que una hoz cortando el trigo, así fue dando tajos con su maza de guerra a través de la horda de criaturas cogidas de improviso; al cabo de unos segundos, los perros-araña se batían en retirada en dirección a los bosques
30.
Se sentía expuesto y mucho más solo delante de la horda de soldados a la carga
31.
Una desorganizada horda de fanáticos rendoreños surgió chillando de entre las oscuras y humeantes calles de la zona suroeste con el propósito de atacar una torre algo inestable emplazada en la esquina de la antigua muralla
32.
Iban hacia él por la carretera, como una horda quejumbrosa, se dirigían en línea recta hacia él
33.
Joan se quedó solo en el puerto, con su reducido equipaje y su pena hinchada, viendo cómo la horda de pasajeros se diluía entre las calles, envuelto en un idioma y un mundo desconocidos
34.
Sin embargo, no le faltaba el carácter necesario para mantener a raya a esa horda de hombres bravos
35.
Pero los Saá los resistieron con una horda feroz de hombres; el sangriento encuentro dejó un saldo de varios muertos y heridos y ni una vaca recuperada
36.
Una súbita horda de moscas, con un ruidoso zumbido, apareció para lanzarse sobre el charco de sangre
37.
Podía oir los dientes afilados arañando la piedra, podía percibir el hedor de la agitada horda acercándose a ella
38.
Y los valientes soldados de línea vieron cómo aquella horda desenfrenada, enriquecida ya por el saqueo de las casas extremas de Tomochic, subió en son de triunfo, creyéndose -acaso de buena fe- la única vencedora de la alta posición, llave del pueblo
39.
La horda lo siguió, y momentos después la cueva se quedó casi vacía
40.
¿Cómo iban a alimentarnos a todos, cómo iban a examinarnos, y cómo iban a detener a la horda de muertos vivientes que íbamos a llevar siguiéndonos? Entiendo por qué
41.
Bajaron de los cerros con un intento determinado en filas ordenadas; no eran una horda bárbara aquellos bandidos, sino un ejército bien conjuntado por la disciplina, convertido por ella en una simple máquina eficaz
42.
–Pero-lo aguijoneó-, ¿qué es lo que les ha hecho usted a la gente que se llama a sí misma trainitas, que matan y hacen volar cosas y generalmente se comportan como su descripción de un ejército, una horda de locos?
43.
Sigue el vuelo de esas aves que, procedentes del mar, de las islas donde anidan, se adentran en la tierra para lacerar con sus picos de color amarillo y negro los cadáveres de los ciudadanos romanos que la horda de bestias salvajes -esos boyeros, esos pastores,
44.
El lanista de Capua, Léntulo Balacio, me ha dicho que estabas dispuesto a pagar mucho por ese tracio, ese gladiador que acaudilla, según dicen, a esa horda de ratas
45.
Impedirás que esa horda de saqueadores y asesinos entre en Lucania
46.
Señalaban el túmulo, y luego los montes Silas, hacia los cuales se había dirigido la horda de esclavos
47.
La horda enloquecida del café salía ya precipitadamente del local en persecución de su presa
48.
En aquel preciso instante, una figura femenina se adelantó para situarse en medio de aquella horda sedienta de sangre y, con una estaca similar a la que empuñaban los hombres, con la diferencia de que estaba labrada en oro, obligó a retroceder a los individuos que avanzaban hacia el caído
49.
Simultáneamente, los ocupantes de aquella nueva barca descubrieron la proximidad de la horda de Mugambi, aunque al pronto no se percataron de la naturaleza de aquella aterradora tripulación
50.
Los efectos sobre la precisión y celeridad de los movimientos militares fueron tan considerables que Lorcuas Ptomel me obsequió con una ajorca de oro macizo que se quitó de la pierna, en señal de reconocimiento por los servicios prestados a la horda
51.
Al instante decidí conducir un destacamento de guerreros directamente al interior del palacio, mientras el grueso de la gran horda atacaba las barracas de los soldados
52.
Luego sucedió que hallándome en la sombra de la esquina más apartada perteneciente a la primera manzana de los edificios donde se albergaban los miembros de la horda, vi que varios guerreros salían de algunas casas y que se encaminaban todos a un gran edificio situado en el centro de la plaza
53.
En un momento, todos los guerreros verdes que estaban en el puente del Thurm estaban muertos, y los arqueros de Kar Komak estaban saltando por encima de las bordas de la nave para cargar sobre los de la horda en tierra
54.
Saltando a tierra por encima de la borda de su nave, se reunió con los últimos de sus arqueros, que corrían por el fondo del muerto mar en persecución de la fugitiva horda verde
55.
Los jefes de la horda habían llegado a la cima
56.
Así que estuvimos sobre la cubierta, nos vimos rodeados por una horda vociferante
57.
Tarzán era uno más de aquella horda de salvajes saltarines
58.
Impelido río abajo por la rápida corriente, y por el ímpetu bestial que le comunicaban los remos de los tripulantes, el pesado bote se dirigió al encuentro de la horda de brutos
59.
Cuando la horda de bestias llegaba ya ante la proa misma de la nave, los horibs se separaron, pero un momento después rodeaban la pequeña embarcación por los dos lados
60.
Cuando la horda de los gorilas emprendió la huida, loca de pánico, huyendo de las llamas, el Dios de los gorilas escapó hacia una escalera secreta que conducía al gran patio del castillo
61.
Los legionarios dejaron sus armas y salieron corriendo de palacio, del que llegaban los gritos y quejidos de los moribundos y los alaridos salvajes de la horda vengadora
62.
Cual turba indisciplinada, la horda de sacerdotes y guerreros volvieron a entrar en palacio pisándole los talones a Cadj
63.
«¡Yo no soy una horda! ¡Y yo soy quien lo ha traído a su purificación!»
64.
Quizás ellos se resientan si son invadidos por una horda de extranjeros
65.
Viviría hasta el último minuto en este país que gracias a él dejó de ser una tribu, una horda, una caricatura, y se convirtió en República
66.
Con el tiempo que habia perdido llenando los huecos que abría en el camino la horda de sus parientes, hubiera construido un segundo país
67.
Los trolls se apiñaban en la base del peñasco y la horda avanzaba con determinación, mientras nuevos monstruos engrosaban las filas a cada paso
68.
Nunca llegaron a ver a la horda que pasaba con suficiente claridad como para saber cuántos eran o identificar a sus miembros, pero, por la cantidad de antorchas que vieron aparecer en el extremo de la caverna, supusieron que los sobrepasaban en una proporción de diez contra uno
69.
La horda de enanos grises pronto desapareció de la caverna y los compañeros volvieron a ponerse en marcha, cada vez con más cautela y temor cuando una pisada resonaba en el suelo con más fuerza de lo deseado
70.
Catti-brie era consciente de que Wulfgar y Bruenor saldrían pronto y se encontrarían en el centro de una horda dispuesta al ataque
71.
Una tropa sin instrucción es una horda indigna de ese nombre
72.
Después de que la Décima Legión expulsara sin mucha dificultad a los yácigas de las proximidades de Brigetio, Marino, que ya no se fiaba en absoluto de las intenciones de Cniva, tuvo conocimiento a través de sus observadores de que, como se imaginaba, los bárbaros seguían sin estar dispuestos a retirarse definitivamente a sus tierras, máxime cuando no paraban de llegarles refuerzos, y de que una horda de godos más o menos organizada avanzaba desde el interior, irrefrenable, hacia Panonia inferior
73.
No era posible que hubiese una horda de albañiles en torno a la lápida, enredándose los brazos en la torpe ansiedad de grabar el epitafio del hombre
74.
El ejército britano había llevado consigo una horda de mujeres y niños que colocaron sus carros en una línea que atravesaba la retaguardia del ejército
75.
De este modo cuidadoso y disciplinado, Black eliminó a la horda al completo, cincuenta y nueve zombis, en seis horas
76.
Cuando se encontraban en lo más profundo de la selva tropical les atacó un enemigo aún más terrorífico: una horda de más de treinta zombis
77.
Se distinguían ya entre el polvo, pintados en el manto de los ponis, galones y manos y soles nacientes y pájaros y peces de todas clases como una obra vieja descubierta bajo el apresto de un lienzo y ahora se podía oír también sobre el retumbo de los cascos sin herrar el sonido de las quenas, esas flautas hechas con huesos humanos, y en la compañía algunos habían empezado a recular en sus monturas y otros a girar desorientados cuando del lado izquierdo de los ponis surgió una horda de lanceros y arqueros a caballo cuyos escudos adornados con añicos de espejos arrojaban a los ojos de sus enemigos un millar de pequeños soles enteros
78.
Una legión de horribles, cientos de ellos, medio desnudos o ataviados con trajes áticos o bíblicos o de un vestuario de pesadilla, con pieles de animales y con sedas y trozos de uniforme que aún tenían rastros de la sangre de sus anteriores dueños, capas de dragones asesinados, casacas del cuerpo de caballería con galones y alamares, uno con sombrero de copa y uno con un paraguas y uno más con medias blancas y un velo de novia sucio de sangre y varios con tocados de plumas de grulla o cascos de cuero en verde que lucían cornamentas de toro o de búfalo y uno con una levita puesta del revés y aparte de eso desnudo y uno con armadura de conquistador español, muy mellados el peto y las hombreras por antiguos golpes de maza o sable hechos en otro país por hombres cuyos huesos eran ya puro polvo, y muchos con sus trenzas empalmadas con pelo de otras bestias y arrastrando por el suelo y las orejas y colas de sus caballos adornadas con pedazos de tela de vistosos colores y uno que montaba un caballo con la cabeza pintada totalmente de escarlata y todos los jinetes grotescos y chillones con la cara embadurnada como un grupo de payasos a caballo, cómicos y letales, aullando en una lengua bárbara y lanzándose sobre ellos como una horda venida de un infierno más terrible aún que la tierra de azufre de cristiana creencia, dando alaridos y envueltos en humo como esos seres vaporosos de las regiones incognoscibles donde el ojo se extravía y el labio vibra y babea
79.
Los mexicanos se acercaron tendiendo las manos para pedir tabaco y Glanton y el coronel intercambiaron rudimentarias cortesías y luego Glanton se abrió paso entre la impertinente horda
80.
César comprendió que aquél era el modo que tenía Pompeyo de evitar que le oyesen a escondidas, así que se colocó al lado del Gran Hombre para escuchar lo que decía mientras la horda de clientes permanecía, con los ojos brillantes y muertos de curiosidad, demasiado lejos como para poder oír una palabra
81.
Su majestad pagó en dinero contante y sonante a través de sus propios tratantes, que seguían a todos lados al ejército de Bruto (como los buitres siguen los despojos que va dejando una horda bárbara), en su propia flota de barcos
82.
Se elevaron por encima de una horda a caballo que avanzaba inexorable por el Erial de los Sollozos
83.
La horda de bárbaros había montado ya a caballo y huía en dirección al oeste
84.
Los dragones siguieron volando en lo alto hasta que allá abajo apareció la masa negra que obstruía el paisaje, la horda de bárbaros impulsados por el miedo, la horda que, en su ignorancia, había pretendido conquistar las tierras amadas por Elric de Melniboné
85.
Por increíble que pareciera, los guerreros de Tanelorn lograron contener a la enfurecida horda de pordioseros; sus armas, cubiertas de sangre, se elevaban y caían en aquel mar de carne, y brillaban bajo la luz del rojo amanecer
86.
Los elementos del Caos que cada uno de ellos llevaba dentro habían despertado en respuesta al avance de la Horda del Caos
87.
¿Dónde estaba la horda del infierno? ¿Dónde estaba Jagreen Lern?
88.
Tuvo la impresión de que había transcurrido una eternidad tras la protección del escudo cuando por fin Colmillo de Fuego agitó las alas y se elevó por encima de la horda
89.
A las puertas de una ciudad ancestral, el guerrero con armadura de cuero y metal se enfrentaba solo a una extensa horda de bestias mientras, por una de las puertas traseras, huía una columna de refugiados
90.
Como la tremenda oleada de agua que se precipita rugiente montaña abajo, cuando una presa de hielo se quiebra, la horda de bisontes continuó disparada por el cauce preparado, con los indios gritando y agitando los brazos para mantener a los animales en formación
91.
Parece una ciudad saqueada por una horda
92.
Vi cómo levantabas la barra de los ganchos de la puerta y supe que en un segundo pasaría la horda por esa puerta y no tendríamos salvación, con las lanzas usadas en combate cuerpo a cuerpo
93.
Tiene una barra grande en forma de U y unos veladores de hierro oscuro y mármol que fueron tomados por una horda de policías camuflados
94.
del ejército del Caos, el estruendo de las mulas, los chirridos de las ruedas de los carros, el rechinar de los atalajes, el berrear de los bárbaros… todo parecía acercarse por segundos mientras se arrastraba hacia la ciudad de las flores la horda infernal
95.
El sol empezaba a desaparecer cuando comenzaron a descender hacia la ciudad silenciosa y tensa y los ecos de la horda satánica asedió las torres
96.
Se volvió, con la espada preparada, listo para enfrentarse a la aullante horda que en aquellos momentos demolía la enorme puerta que les había impedido el paso hasta entonces
97.
Hawkmoon se dio cuenta de que su posición era virtualmente desesperada, pues se hallaban atrapados entre una horda de hombres armados por un lado, y las criaturas del estanque por el otro