1.
El retrato del Conde de Benavente,cuya armadura, banda y rostro recuerdan El entierro del Conde Orgaz,obra principal del Greco, es el cuadro donde esta influencia se ve másclara; pero en lo sucesivo esos grises persisten en los lienzos deVelázquez como un elemento nuevo ya para dar energía y realce a losnegros, ya para quitarles dureza y pesadez, y siempre para imprimir a latonalidad general un sello de placidez y elegancia incomparable
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vino aligeró un poco la pesadez de los espíritus y la conversación, vacilante en un primer
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una sensación semejante al estado depresivo que confería una pesadez mayor a los músculos
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naufragan en la impresión de mi pesadez
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en la sobriedad, jugaba con gran pesadez de brazo,
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pesadez de los golpecitos en las mesasy de la escritura
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acortó las visitas, quejándosede pesadez en el estómago
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La meditación volviose pesadez, y la pesadez somnolencia;pronto el
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aplastar con la pesadez de su gruesoartesonado, todo cubierto de
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tozuda pesadez de losborrachos, echaron tras ella gritando:
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nubes de polvo; los mosconeszumbaban con pesadez
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aguja de un cuadrante,lánguidos por la pesadez del día y el
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y que es el fundamento de la posibilidad de lasíntesis del predicado pesadez, con el concepto
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el principiode que dimanan los fenómenos de la pesadez? nó, deninguna manera
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¿Qué nos ofrece la pesadez en cuantosentida por nosotros?
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nosofrece la pesadez objetivamente? la direccion de los cuerposhácia un centro con tal ó cual
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con la inmovilidad y la pesadez de laestatua yacente de un sepulcro
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Yo, en el estado de pesadez que me encontraba entre los vapores delalcohol y el humo del
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plata,sintiendo en un hombro la suave pesadez de Mina, que
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—Sí; sobre esta tierra llueven libras, pero en su pesadez se
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pesadez del tiempo y del número
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en la pesadez ardorosa delambiente, agitábanse ahora con
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Estaba él durmiendo con la pesadez de un sueño
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Gravitaban sobre su pecho con la pesadez de las
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huesos y pesadez en lacabeza
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Y lo movió, aunque con cierta dificultad, sintiendo la pesadez
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¡Otra vez eso! ¡qué pesadez! y es un disparate,
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amaestrado con la torpe pesadez de su volumen
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lancinantes ytensivos, pesadez y dolor por el movimiento y el tacto, y
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menstrual; habia cólicos, pesadez en las piernas, calor éincomodidad en el bajo-
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yabundante, la incomodidad, el malestar, la pesadez en el vientre, lasmucosidades que
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sensaciones de contusion, de pesadez, de quebrantamiento, decansancio y de frio, los
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habitual,hinchazon de la cara, postracion, pesadez y embarazo de la cabeza,apatía
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pantorrillas, pesadez paralítica en las piernas,debilidad paralítica y estenuacion de las
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Tambien se observan en estasegunda série, la pesadez de los miembros, el
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siguen al marasmo, de la necesidad de estar sentado óechado, de la pesadez en todo el
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causan una especie de emocion en el pecho,con pesadez de la cabeza
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decaimiento de lacirculacion, pesadez de cabeza y vértigos con alteracion del
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pesadez, plenitud, esel carbon el mas á propósito para escitar la reaccion de los
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análogos á los de la afeccion catarral, desde la pesadez decabeza hasta la emision
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frecuente de orina clara, y desde la tos secahasta la pesadez y picazon de las
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sepultados en zapatos de paño,pisaban con la pesadez y adherencia de la robusta planta calzada
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la pesadez de su influencia, en elsudor pegajoso y poco franco que origina, y en los tintes plomizosque toman las aguas, las cuales adquieren una completa inmovilidad;una de esas calmas en que ni el timón
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Se dejó caer con pesadez en un banco junto a la mesa
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El elefante se sentó con la pesadez de los verdaderos y me dijo con aire muy serio:
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Lo invadió una inmensa pesadez
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Abrió los ojos, quejándose de un dolor muy vivo en la rodilla, de pesadez muy grande en la cabeza, y punzadas horribles en los riñones
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La noche los envolvió con su pesadez mientras esperaban que llegara el alba
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Su cuerpo cuadrado, de huesos grandes, ancho y con pocas curvas, transmitía una impresión de quietud involuntaria, una pesadez cercana al cansancio que tal vez la alejaba de sus primos aún más que sus rasgos físicos
50.
Fueron días negros, horribles, días pesados y torpes hechos de torpes y pesados segundos de arena oscura, húmeda y sucia, siempre iguales, idénticos en su pesadez, en su torpeza, segundos como eternidades breves, repetidas, el último grano de un tormento insoportable, y de nuevo el último, y un grano más, y todavía el último grano, siempre el último y aún otro grano de arena cayendo sobre mi cabeza
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Y la sensación de pesadez, de opresión, era la misma experimentada algunas veces en la Tierra en los momentos que preceden a una tormenta eléctrica
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Era gran tirador según observé a los primeros golpes; y como [36] yo no poseía en tal alto grado los secretos del arte y él no tenía entonces en su cerebro todo aquel buen asiento y equilibrio que indican una organización educada en la sobriedad, jugaba con gran pesadez de brazo, haciéndome más daño del que correspondía a un simple entretenimiento
53.
Su madre está fuera, pero algo en el aire, un olor, un ambiente, una pesadez, le dice que «ese hombre» está todavía aquí
54.
Sus desmesurados pies, sepultados en zapatos de paño, pisaban con la pesadez y adherencia de la robusta planta calzada de alpargata, que golpea como una maza las baldosas de muelles y almacenes
55.
Pedro con [333] verdadera pesadez en que Fernando, si recibía las cartas, le escribiese al punto a La Granja, declarando su residencia (con señas bien explícitas), a fin de poder remitirle con toda prontitud el dinero que necesitase y nuevas expresiones de la tolerancia de la incógnita en la delicada cuestión de amores
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No es bien que la Monarquía se eternice en este barroquismo, negándose a la feliz asimilación de las formas de la industria moderna, y persistiendo en las lentitudes, en la insufrible pesadez de aquel paso de procesión, llevando a las reales personas en urnas, como si fueran reliquias
57.
Repetía yo con cierta pesadez mi petición para que quedara fija en su ánimo, cuando entró una señora en el locutorio
58.
La votación por papeletas se deslizaba lenta, triste, cadenciosa y somnífera, reproduciendo en los espíritus la pesadez atmosférica de la tempestad que sobre el Congreso se cernía
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Las batidoras eléctricas, primero de vaso y luego de brazo, libraron a la cocinera de la pesadez de fabricar la mayonesa a mano
60.
Se tumbaba en el cielo la pesadez de una tormenta
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Es como cuando tomas algo para la pesadez de estómago
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Regresó a su habitación caminando con pesadez y se preguntó cómo era posible que estuviera haciéndose más profundo el agujero en el que se encontraba
63.
Jane sintió una enorme pesadez en el corazón
64.
Esto es lo que hacen los abogados cuando husmean en viejas baldas polvorientas, buscando un caso que salve a su cliente de la ejecución; lo que hacen los deportistas cuando caminan con pesadez, a través de la hierba, hacia el lugar donde creyeron (sólo creyeron) oír el gruñido de un oso; lo que hacen los amantes cuando buscan el núcleo del deseo en el otro
65.
El esfuerzo para articular una palabra le resultaba extremadamente difícil, como si no lograra contener el jadeo, sujetar la pesadez de la respiración, pero Sebastián percibía que lo estaba intentando y que le solicitaba un poco de paciencia hasta que pudiese conseguirlo
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Notó que los párpados se vencían con una pesadez inquieta y que era difícil mantenerlos abiertos
67.
Sus mano se aferraban a las sábanas y los muslos vibraban sin poder contenerse mientras la boca de Lía colmaba la caricia presionando los labios, dejando que sorbieran la longitud del glande, manteniéndose alerta mientras el sexo de Sebastián rebosaba en su interior y la pesadez de los párpados atraía la emoción de un sueño en el que el sexo de Lía había dejado de ser el sumidero de la noche de Borela para convertirse en el lecho de una fuente que manaba la dulzura de un fuego líquido
68.
El sueño le pareció a Sebastián el bien más preciado y cuando se movió de un lado a otro de la barra con la pesadez de las copas desmoronando lo poco que en su cuerpo quedaba en pie tras tantas carreras y emociones, se acercó indeciso a una de las mesas vacías para imitar a los durmientes
69.
¿Qué pasa si hay mareos en la cabeza, pesadez en la frente, zumbidos en los oídos, lágrimas en los ojos, incapacidad para oler e inflamación de las encías?
70.
Todos aquellos rostros eran repugnantes; la mayor parte de las personas con las que me encontraba y con las que volvía a cruzarme en los pasillos una y otra vez, parecían viejas gordas; vestían inmensos delantales rayados en blanco y azul que les cubrían por entero el cuerpo; se frotaban el vientre mientras se movían con pesadez de un lado a otro
71.
Había cierta pesadez en aquel silencio
72.
Del espíritu de la pesadez
73.
Hablarías sin temblar, antes bien dando un aliviador suspiro de bienaventuranza: ¡pues una gran pesadez y un gran sofoco se te quitarían de encima a ti, el más paciente de todos los hombres!
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{393} Véase, en esta tercera parte, Del espíritu de la pesadez
75.
Me serví otros cuatro dedos, Ya me estaba zumbando la cabeza y sentía una agradable pesadez en los miembros
76.
Aquella sensación se vio acompañada de una energía que acabó con la pesadez que notaba en las piernas y los brazos
77.
Langdon sentía una pesadez creciente en la boca del estómago
78.
Cierto que la senda -aun antes de recorrerla- la amilanaba de puro espinosa y alfombrada de abrojos; cierto que entre proyecto y proyecto cruzaba la imagen de sus amigos preferidos, con los que no pecaba a disgusto; la de Rubio, que reiteraba su oferta de mancebía apartada; la de este mocito que la trataba como a prometida; la de aquel viejo que le exigía indecencias complejas que a ella la divertían; hasta la imagen de Hipólito cruzó la senda mística de salud infalible -que únicamente en el lastimado cerebro de Santa adquiría contornos reales-, la cruzó en un segundo, sin que la misma Santa entendiera por qué la cruzaba, dado que el ciego salía sobrando por idéntica manera en el próximo vivir que en el vivir actual, y dado que quien llenaba rato ha la senda en proyecto era El Jarameño… ¡Qué pesadez de hombre, con su persecución perenne…! ¿Conque sí, eh…? ¡Pues a desterrar intrusos, y de ser preciso, a darse de cabezadas contra las piedras del templo!
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Los otros se sentían aturdidos y estúpidos con la pesadez del sueño
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—Treinta denarios —dijo Cayo mientras rodeaba la jaula cojeando con pesadez
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"Maxo" lo siguió con pesadez; al cambiar de dirección, sus movimientos eran casi espasmódicos
82.
El perfume que desprendía le recordó el de Hiasy y su mirada se entristeció de inmediato, suspiró con pesadez y se sintió apesadumbrado con su recuerdo
83.
–Cierta pesadez aquí -respondió Yin, con la mano en el pecho
84.
Al margen de la sensación de pesadez en el pecho, no tiene ninguno de los síntomas habituales
85.
Ahora él respiraba con pesadez, y cerró sus ojos en un repentino abismo de comprensión
86.
Con la pesadez de la comida en el estómago, tardé un poco en resolver
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Flynn estaba a cincuenta metros a la derecha de Sebastian, moviéndose con pesadez pero rápidamente a través de la maleza
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Andy no ofreció más resistencia, sino que se sentó con pesadez sobre la cama mientras yo cerraba la puerta
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Aquellos hombres eran los notables del Orden, y eso suponía una diferencia, por supuesto, pero aun así, el magistrado número 23 sintió una pesadez abrumadora cuando el Innombrable le ocupó la mente con su presencia
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En efecto, me había entonado y la pesadez de detrás de los ojos era mucho más llevadera que antes
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Mantenía un forcejeo con el cansancio; notaba una enorme pesadez en los brazos y en las piernas, al igual que en el vientre
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Las nubes pasaron como látigos en torno a ellos, tuvieron una horrible sensación de pesadez, y de pronto la roca llegó a la luz del día
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Recién cuando se pusieron en marcha, Jim comprendió que la pequeña habitación con bastidores donde K'Boomch los llevara, no era otra cosa que un vehículo que alcanzaba una aceleración extraordinaria y por eso provocaba aquella sensación de mareo y pesadez que lo obligara a sentarse en el suelo en aquella oportunidad
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Una vez en el interior del pequeño recinto, los dos muchachos y Willis se acomodaron lo mejor posible y la sensación de intolerable pesadez los oprimió durante algunos minutos
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–Los lemas son una pesadez, chico de la misión… Vida, libertad y la búsqueda de la felicidad
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Cuando subieron a la habitación, ella se recostaba bajo su brazo y Esteban sentía la pesadez de la comida demasiado especiada, la acidez en el estómago y un martilleo en las sienes que no sólo se debía al champán
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Después de comer, Alberto y Mattia bajaron al subsuelo, donde siempre era la misma hora y el paso del tiempo se medía por la pesadez de los ojos, llenos de la luz blanca de los fluorescentes del techo
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Como puede usted ver, lo que turba al mundo es la desproporción entre la rapidez del espíritu y la pesadez, la lentitud, la increíble pereza y la fuerza de inercia de la materia