1.
Y la soberana del fuego dispuso, ordenó y mandó
2.
Beso tu nombre que en soberana ostentación,
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- En ese contexto, la prensa es soberana porque constituye el mecanismo a través del cual se conforma el sistema de la opinión pública
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conducta de una nación soberana en su gobiernointerior, sometiéndola á su fallo y
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vez no percibe la unidad soberana; tal vezno es hondo en él el sentimiento moral, tal
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Haciendo lastimerasroturas y portillos en aquella divina y soberana maravilla
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música, el arte de las artes, la facultad soberana del humanoespíritu
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Antepasados, el Palacio de la Soberana Concordia, elpabellón de las Flores de las Letras, el
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con ser infinita, que de la inteligencia soberana letiene separado, puede salvarse
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Figurémonos que la filosofía, augusta y soberana emperatriz de lasciencias,
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hay en los caminos, donde reina soberana la Virgen delos Contadini
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miradas dela vegetación soberana que se levantaba, como una
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impresión soberana de la naturaleza, en losinstantes en que se
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del orden y abriga la soberana majestad de larazón de Estado? Pues bien, sí; vamos á intentar la
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soberana protección del monarca D
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soberana, los movimientos de lossaludos y de los shakehands
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insultando a la murmuración con susaires de soberana
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y soberana dirección parareplicar a la respuesta, que fue precisa, de que era ya del
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Y en fin, con el de la Fe que cautiva la razón natural asu autoridad soberana y
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en los acentos de su soberana voz
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cuando su alma, vencedora del mundo, se entregasepor fin, con soberana pasión, a la
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magnífica todavía cuando se ciernetranquilamente en los aires, soberana del espacio
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las riendas del gobierno yejercer aquella soberana función, que es el atributo más
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En efecto, la distinción era su marca soberana; al más modesto empleo, ala más
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Soberana es la beldad 70 en el reino del
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señores, a los que recibía conun aire de soberana
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suavidad soberana, enla cruz está la fortaleza del corazón, en la cruz está el gozo delespíritu, en
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14 Prosigo al blanco, al premio de la soberana vocacion de Dios en Cristo
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descubriendo con luz soberana, yanteviendo los fines á que Dios
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se repitieron á la Soberana Emperatriz de los cielossolemnes gracias, por la cuidadosa proteccion que se
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arte y soberana magnificencia
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Península los recuerdos de una autonomía soberana;
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Los dragones, espoleados por el miedo a su propia soberana, asediaban sin tregua a los portadores de las Dragonlances, y éstos los lanceaban a su vez hasta infligirles severas pérdidas
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Su efigie y sus actos se borrarán de la memoria de quienes lo conocieron, excepto la de la soberana a quien fue desleal
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En la East India House, «Selwyn dice…» se había convertido en una muletilla con la cual daban a entender que alguien estaba a punto de pronunciar una soberana tontería
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o casi se decía, que aquella diferencia interna se alcanzaba mediante la desesperación soberana de la que era en cierto modo el sello
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Sería el pueblo el que decidiría en forma soberana si el gobierno convocaba elecciones anticipadas o seguía adelante con su programa de transformaciones económicas y sociales
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Estuve hablando a la soberana durante más de un cuarto de hora sobre las cosas más notables que yo había encontrado en San Petersburgo
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Viendo cómo se le escapaban presas enteramente sentenciadas como Grand y la muchacha de Rieux, cómo se exacerbaba en ciertos barrios durante dos o tres días, mientras desaparecía totalmente en otros, cómo multiplicaba las víctimas el lunes, y el miércoles las dejaba escapar casi todas; viéndola desfallecer o precipitarse se hubiera dicho que estaba desorganizándose por enervamiento o cansancio y que perdía, al mismo tiempo que el dominio de sí misma, la eficacia matemática y soberana que había sido su fuerza
40.
Actúas como si tus veredictos fueran los únicos válidos y como si las opiniones de los demás no contaran, como si pudieras pisotearlas para lograr cualquier objetivo que consideres prioritario para la porción de hombres libres que tiene la suerte de tenerte como soberana
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–Todo lo que has dicho es una soberana ingenuidad
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Que amonesta a la élite intelectual por la manera en que las numerosas corporaciones de Estados Unidos como Kodak, Gillette y General Motor se esfuerzan por envolver el mundo entero con sus tentáculos que chupan la riqueza para digerirla y engordar a la nación nodriza soberana americana, chupando la energía vital además de las oportunidades mientras mantienen a las naciones sometidas despojadas de recursos y de culturas nativas
43.
Ciara reinaba entre ellos como una pequeña soberana alegre y sin dientes
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—El caso es que la habéis matado, lo que me parece una soberana necedad —dijo Pedro Ramón
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Francisco Ramírez era una persona en quien confiaba la soberana y el marido ideal para Beatriz Galindo, puesto que Isabel los conocía muy bien a los dos
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La soberana supo aprender de la astucia de estas cortesanas y llegado el día demostrará sus conocimientos al defender los intereses de su hijo
47.
Es posible que el cardenal se excediera con la reina al acusarla ante su esposo, pero el cerebro de la operación no era otro que el de la duquesa de Chevreuse, y los testimonios de los conjurados coincidían al poner de manifiesto la conformidad de la soberana con el complot
48.
Cuando al mes de la muerte del rey don Alfonso XII entra la reina acompañada de sus hijas en el Senado para jurar la Constitución, el pueblo y muchos de los representantes políticos se sienten conmovidos, es una mezcla de compasión y simpatía hacia la soberana viuda y sus hijas:
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Los hombres de Brunequilda salieron a su encuentro y los recibieron como a huéspedes, en el país de su soberana
50.
¡Oh rosa soberana! ¡entre todas las flores, eres la sultana en medio de tus esclavas, y el hermoso emir en el círculo de sus guerreros!
51.
Y se adelantó resueltamente hacia el joven Nur, y le dijo, deslizándole una mirada cargada de tentaciones: "¿Es que no soy lo bastante bella ¡oh mi señor! para que te dignes pujar tú?" El joven contestó: "¡Oh soberana mía! ¿acaso hay por el mundo una belleza que se te pueda comparar?" Ella preguntó: "¿Por qué, pues, me has desdeñado, cuando me proponían al mejor postor?" ¡Sin duda no me encuentras de tu agrado!" El joven contestó: "Alah te bendiga, ¡oh mi señora! En verdad que de estar en mi país te hubiese comprado con todas las riquezas y los bienes todos que posee mi mano
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Pero un grupo de hombres que habían salido al encuentro de los carros, una gavilla mitad armada, mitad desnuda, desarrapada, borracha, tan llena de rabia y cieno que parecía creación espantosa del lodo de los caminos, de la hez de las tinajas y de la nauseabunda atmósfera de los presidios, un pedazo de populacho, de esos que desgarrándose se separan [22] del cuerpo de la Nación soberana para correr solo manchando y envileciendo cuanto toca, empezó a gritar con el gruñido de la cobardía que se finge valiente fiando en la impunidad:
53.
Y el príncipe Hossein, que sabía bien que su prima Nurennahar no podría ya pertenecerle, al ver cuán superior a ella era la princesa gennia en belleza, en atractivos, en atavíos, en ingenio y en riquezas, al menos según podía él conjeturar por lo que acababa de ver y por la magnificencia del palacio en que se hallaba, no tuvo más que bendiciones para su destino, que le había conducido, como de la mano, hasta aquellos lugares tan próximos y tan ignorados; e inclinándose ante la bella gennia, le dijo: "¡Oh princesa de los genn! ¡oh dama de la belleza! ¡oh soberana! ¡la dicha de ser esclavo de tus ojos y verme encadenado a tus perfecciones, sin méritos por mi parte, es capaz de arrebatar la razón a un ser humano como yo! ¡Ah! ¿cómo es posible que una hija de los genn pueda posar sus miradas en un adamita inferior y preferirle a los reyes invisibles que gobiernan los países del aire y las comarcas subterráneas? ¿Acaso es ¡oh princesa! que estás enfadada con tus padres, y, a consecuencia de un disgusto, has venido a habitar en este palacio en que me recibes sin el consentimiento de tu padre, el rey de los genn, y de tu madre, la reina de los genn, y de tus demás parientes? ¡Y quizá, en ese caso, vaya a ser yo para ti causa de sinsabores y motivo de molestias y fastidios!" Y así diciendo, el príncipe Hossein se inclinó hasta la tierra y besó la orla del traje de la gennia princesa, que le dijo, levantándole y cogiéndole la mano: "Sabe ¡oh príncipe Hossein! que yo soy mi única dueña y que obro siempre a mi antojo, sin sufrir jamás que nadie, entre los genn, se inmiscuya en lo que hago o pienso hacer
54.
Y al verlos volver sobre sus pasos de tal modo, y sin comprender qué motivo les había obligado a ello, la princesa gennia se apresuró a salir al encuentro de su esposo el príncipe Hossein, quien, sin apearse del caballo, le mostró con el dedo a la vieja, que parecía una agonizante, y a quien dos jinetes acababan de dejar en tierra, sosteniéndola por debajo de los brazos, y le dijo: "¡Oh soberana mía! Alah puso en nuestro camino a esta pobre vieja en el estado lamentable en que la ves, y es preciso que le procuremos socorro y asistencia
55.
Y le dije: "¡Oh soberana mía! ¡ciertamente, eres la luna llena de la belleza, y aunque la noche, celosa, oculta a mis ojos parte de tus encantos, lo que de ellos descubro basta para encantarme! Pero te suplico que te pongas por un instante en mi situación, y verás cuán triste y delicada es"
56.
Y yo le cogí la mano y me la llevé a mis labios apasionados, y le dije: "¡Oh soberana de las soberanas! ante todo, toma este rosario de mi país, cuyas cuentas desgranarás durante los días de tu vida dichosa, acordándote del esclavo que te lo ha ofrecido
57.
El drama francés es un monstruo para algunos; pero ¡qué aliento de vida, de inspiración, de grandeza en este monstruo, pariente sin duda de las hidras calderonianas, ante cuya indómita arrogancia, a veces sublime, salvaje a veces, parecen gatos disecados las esfinges del clasicismo! Contra la frialdad de un arte moribundo protesta un arte incendiario; la corrección es atropellada por el delirio; las reglas con sus gastados cachivaches se hunden para dar paso a la regla única y soberana de [309] la inspiración
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de la nación oprimida y deseosa de mejor suerte, un sentimiento, un prurito incontrastable, y miles de hombres generosos se agruparán al lado de Vuestra Majestad protestando con la palabra y con la espada de que quieren por soberana a la Reina del porvenir, la Reina liberal, Isabel II»
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-La Nación soberana -dijo el ayacucho hablando como hablaría Solón-, decidirá en su día lo que mejor convenga
60.
Dejando a un lado el testimonio de los presentes en aquella escena, a nosotros nos consta que antes de admitir al señor de Bragas a la gracia soberana, se le exigieron pruebas de que su adhesión no era una mentira
61.
¿A dónde iba, herido y expuesto a una inflamación de consecuencias mortales? Obligado al reposo, ¿dónde estaría como bajo la tutela y cuidado de las personas que le debían eterna gratitud? El destino, Dios, mejor dicho, le presentaba su abrumadora sentencia revestida de una lógica soberana, y torciéndole sus caminos, mientras él lanzaba todo su espíritu con irresistible querencia hacia el Norte, le decía: «¿Al Norte? pues yo mando que al Sur, y al Sur has de ir por el derecho carril que te trazo»
62.
»Como anunciara el Duque que los sublevados habían elegido ya su comisión, y que esta esperaba la venia de la Soberana para presentarse a ella, se discutió en qué departamento de Palacio se recibiría tan singular embajada
63.
Desapareció de su mente Saloma con su gallardía incitante y su graciosa labia; la pasión integral y soberana eclipsó la parcial y plebeya
64.
Envió en secreto un mensaje a su tío Arquelao, un hombre que, él lo sabía, no guardaba ningún afecto por la reina Laódice, su hermanastra y su soberana, y acto seguido urdieron un plan en una serie de encuentros clandestinos en las montañas de Sinope, en donde vivía todo el año la soberana; Mitrídates fue hablando con los notables que Arquelao juzgaba dignos de confianza y fue recibiendo su promesa de fidelidad
65.
Se propone un casamiento, y para la Reina madre se piden preeminencias y jerarquía de Soberana exenta, sin que sea parte a menoscabar su dignidad el casamiento equívoco con D
66.
No le parece bien [253] al Rey de los franceses que nuestra Soberana ponga su realeza en manos de D
67.
Había llegado el instante en que el Rey lo era de hecho, y como tal procedería con soberana entereza y celeridad
68.
Cualesquiera que fuesen los móviles, estrategia o fatiga, ello es que la Soberana y el Soldado se separaron cada cual con su tema
69.
Sobre esto no tenía duda el exaltado caballero, y la ideal Soberana no desmerecía en su pensamiento por las malicias de Olózaga
70.
En fin, [21] que estábamos de enhorabuena: poseíamos una tierna plantita de soberana, y la Nación no tenía que hacer más que poner a su lado buenos jardineros para criarla lozana y dirigirla derecha
71.
Desde muy temprano el vecindario discurría por las calles anticipando [348] con su alegría las emociones de tan soberana fiesta, y las tropas acudían con marcialidad y bullanga, como en son de simulacro de una batalla, al estratégico plan de cubrir la carrera, lo que no debía de ser cosa fácil, a juzgar por el ir y venir de Generales con sus escoltas, y el presuroso correr de ayudantes de órdenes llevando las precisas para la movilización de los cuerpos y el señalamiento de posiciones
72.
Y luego, con soberana modestia de gran persona, prosiguió: «Te explicaré en qué consistió el error
73.
¿Por qué, Señor? Porque a nuestra Soberana se le había metido en la cabeza que no debía desamortizar, y el espadón de Loja recogió al vuelo la idea, y con la idea las riendas y el látigo, subiéndose de un brinco al pescante del desvencijado carricoche del Gobierno
74.
Admiré la soberana perfección de su fingimiento, y de él tomé modelo para instruirme y doctorarme en el estudio de mi figurada ignominia
75.
Una frasecilla que ahora está de moda, y que tiene su lugar en todo cerebro baldío, ha sido el hielo que ha esterilizado aquella soberana inteligencia
76.
Esta Junta era soberana, y sus resoluciones se acataban y obedecían por toda la comunidad sin discusión ni examen
77.
Esta niña inocente personificaba la tradición y el engranaje de Reyes que han venido calentando el trono desde los godos hasta el absoluto y nasón Fernando, ejecutado de orden de las Cortes soberana
78.
De esta gracia quedaban exceptuados todos los individuos de la Junta Soberana, sin perjuicio de recomendarlos a la benevolencia del Gobierno
79.
«Fíjese usted, don Tito; el [10] amigo de doña Leonarda es de los que tienen más metimiento en el palacio Basilewski, donde reside la que fue nuestra Soberana, quien como usted sabe abdicó ya en su hijo don Alfonsito»
80.
Reina de los Sueños Soberana de la Gran Casa de Vida
81.
Los etíopes actuales mantienen la tradición de que la reina Balquis era la soberana de su nación
82.
Todo se debe a su lib re y soberana voluntad
83.
La Soberana vestía de amarillo, de un color así como nuestros pensamientos cuando estamos entre alegres y tristes
84.
La sonrisa desapareció de los labios de la soberana
85.
No tomo como propias las prohibiciones de la Reina -Roiben abrigó la esperanza de que el encantamiento con el que la soberana había seducido a Kaye, cualquiera que fuese, se pudiera deshacer
86.
En la voz de la soberana se averiguaba que encontraba la situación de lo más divertida
87.
Gruesas gotas de sangre se derramaron sobre el rostro de Kaye justo antes de que el cuerpo de la soberana se desplomase encima ella
88.
Tras inclinarse con suma elegancia para escuchar al pequeño escudero, la soberana se alejó de sus damas y atravesó la hierba en dirección a ellos; sus ojos no se apartaban de
89.
La sonrisa de la soberana se mantuvo con la misma intensidad
90.
Las palabras de la soberana parecían razonables
91.
En la voz de la soberana se notaba el malestar de quien se encuentra en una situación incómoda
92.
En cualquier caso, ¿cuántas veces tenían los hombres de la Guardia Real la oportunidad de llevar a hombros a su soberana?
93.
Von Leinsdorf echó una meada con despreocupación soberana y un cigarrillo en los labios
94.
Y cuando se la dieron, cuando el simón arrancó con ellos, de tal modo estaban ansiosos el uno del otro, que, sin hablarse, sin esperar soledades ni apartamientos, por recíproca necesidad contrariada que estallaba al fin imperiosa, soberana, se buscaron sus labios, aproximáronse sus cuerpos y se dieron un beso mudo, prolongado, de abismo, que los forzó a cerrar los ojos y a dilatar la naríz, para no ahogarse, y a rechazarse luego, con los brazos rígidos, para no enloquecer de deleite
95.
–Digamos que los caballeros de la Soberana Orden de Malta perdieron la isla en el primer tercio del siglo pasado
96.
Soberana Militar Orden de Malta
97.
se admitía que reinasen las mujeres, cuando la soberana llegó a
98.
soberana para que declarara la guerra a Turquía con el objeto de
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que, apenas saludaban a la soberana en una de las aldeas de
100.
Llegada la hora soberana del desenlace, la ópera trágica se había librado de sus incómodos personajes secundarios