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    Используйте «carnaval» в предложении

    carnaval примеры предложений

    carnaval


    1. Al principio sólo se verificaban las representaciones los domingos ydías festivos; pero á poco, y á causa de la creciente afición á ellas,se hicieron también en los días de trabajo dos veces á la semana, losmartes y jueves, y los tres días de Carnaval


    2. ¿Y los médicos altamente capacitados podrían quizás encontrar rivales de carnaval y con cuernos, los brujos? Grandes rodeos en aquel momento: los caballos salvajes que muchos Buffalo Bill, supo dominar en minutos, miles de reses que restan a los indígenas heridos, fueron vendidos al mejor postor


    3. la villa, y tres enel Casino, dos de ellos en Carnaval y uno en


    4. Llegaron los tres días de Carnaval


    5. Pasó el Carnaval y doña Manuela se vio en plena Cuaresma


    6. En los bailes de Carnaval había


    7. riberasdel Vistula todos los reyes de la Sarmacia juntos: tambien me resignoá los juicios de la Providencia; y he venido á pasar el carnaval áVenecia


    8. pasar el carnaval á Venecia


    9. perdido sus estados por los acasos dela guerra, y venian á pasar lo restante del carnaval á Venecia; perone


    10. son un carnaval de disfraces ridículos, queestorbaban y

    11. Al terminar la temporada de Carnaval, aparecen en la Galería losartistas que han


    12. En carnaval era el que ponía las mazas a todo el mundo, y aun las manosencima si


    13. ambulantes; los que venden agua enagosto, vendían en carnaval cartas y garbanzos de


    14. TODO EL AÑO ES CARNAVAL


    15. absoluto, y en la estudiantina del Carnaval le ofreciste unramillete en el Prado


    16. El segundo día de Carnaval, por la tarde, al salir Maltrana de la callede los Artistas,


    17. que ofrecía en pleno Carnaval


    18. primer día de Carnaval, el confetti y lascintas de papel recogidos por la mañana en los


    19. se enrojecieron con el recuerdo de loocurrido en la tarde cíe Carnaval


    20. Era lunes de Carnaval

    21. —Porque este año el Carnaval está muy desanimado por culpa de losMisioneros, por eso—


    22. flores de amor y alegría que sembrarael carnaval las destruyeron a penitencia limpia el Padre


    23. como estudiantes en Carnaval, y tienen el descaro de vestir con ellos sus ventrudos cuerpos


    24. El domingo de carnaval, al mediodía, oí el ruido de los cerrojos y vi a Laurencio seguido de un hombre gordo a quien reconocí por el judío Gabriel Schalón, conocido por su habilidad en obtener dinero de los jóvenes, haciéndoles hacer malos negocios


    25. Centenera queda lejos de estos andurriales, queda en el hondo vallejo del Matayeguas, y tiene justo renombre porque las mozas, el lunes de carnaval, entierran un gallo en mitad de la plaza, le dejan sólo la cabeza fuera, y con los ojos vendados y muertas de risa la emprenden a garrotazos a ver cuál de ellas acierta a machacársela; la fiesta es muy graciosa y las mozas se ponen cachondas como verracos


    26. En los años siguientes, el carnaval fue creciendo


    27. En 1940 se dispuso que todos los días de febrero y marzo fueran considerados de carnaval


    28. La muerte del intendente Oddone, en 1968, convirtió definitivamente el carnaval en una causa irrenunciable, en una bandera, en un motivo de orgullo regional, en una superstición


    29. El propio Giacontini, desde su venerable ancianidad, promovió la creación del Museo del Carnaval, un discreto edificio municipal en el que se exhibían fotografías, caretas y recortes periodísticos


    30. Pero como no es tan fácil pasar el carnaval en Roma, sobre todo para el que no quería vivir en la Plaza del Popolo o en el Campo Vaccino, escribieron a maese Pastrini, dueño del Hotel de Londres, en la Plaza de España, que les guardase para entonces una habitación confortable

    31. En estos balcones, trescientos mil espectadores romanos, italianos, extranjeros venidos de las cuatro partes del mundo; reunidas todas las aristocracias de nacimiento, de dinero, de talento; mujeres encantadoras, que sufriendo la influencia de aquel espectáculo se inclinan sobre los balcones y fuera de las ventanas, hacen llover sobre los carruajes que pasan una granizada de confites, que se les devuelve con ramilletes; el aire se vuelve enrarecido por los dulces que descienden y las flores que suben; y sobre el pavimento de las calles una turba gozosa, incesante, loca, con trajes variados, gigantescas coliflores que se pasean, cabezas de búfalo que mugen sobre cuerpos de hombres, perros que parecen andar con las patas delanteras, en medio de todo esto una máscara que se levanta; y en esa tentación de San Antonio soñada por Cattot, algún Asfarteo que ve un rostro encantador a quien quiere seguir, y del cual se ve separado por especies de demonios semejantes a los que se ven en sueños, y tendrá una débil idea de lo que es el Carnaval en Roma


    32. Pero llegó el martes, el último y el más ruidoso de los días de Carnaval


    33. Si no hubiera sido por el fantasma incansable de Dulce Rosa Orellano, tal vez habría alcanzado cierta felicidad, pero en todas las mujeres que se cruzaron en su camino, en todas las que abrazó en busca de consuelo y en todos los amores perseguidos a lo largo de los años, se le aparecía el rostro de la Reina del Carnaval


    34. Pero a veces la deidad destronada no se dejaba avasallar: durante el Carnaval en Trani, Italia, se paseaba por la ciudad una estatua de Príapo y su enorme falo de madera era venerado como Il Santo Membro


    35. Entre los detenidos iba Melecio cuajado de pedrerías y con su cola emplumada de pájaro de carnaval, acusado de pederasta y traficante, dos palabras desconocidas en ese entonces para mí


    36. Y está bien que así sea, compatriotas, porque, ¿podrían las madres, las novias y las esposas dormir en paz si nosotras no realizáramos nuestro trabajo? ¿dónde se desfogarían sus hijos, sus novios y sus maridos si no cumpliéramos con nuestro deber? La multitud las ovacionó de tal forma, que por poco se arma un carnaval, pero antes de que eso sucediera el General sacó el Ejército a la calle


    37. Ahora trato de recordar Nueva Orleans como era entonces, con su pagano carnaval, en el que la gente de diversos pelajes se mezclaba danzando, con sus antiguas calles residenciales de árboles centenarios -cipreses, olmos, magnolios en flor- y balcones de hierro forjado, donde hace doscientos años tomaban el fresco las mujeres más hermosas del mundo, nietas de reinas senegalesas y de los amos de entonces, barones del azúcar y el algodón


    38. -Se están preparando para el carnaval -explicó-


    39. -Fue la que me puse el Carnaval pasado


    40. Ve que se levantan unos cuantos hombres proclamando la libertad para todos, los principios de justicia, el gobierno ilustrado, y se cruza de brazos, no comprende nada, sonríe al ver pasar la insurrección, cual si fuera cabalgata de Carnaval

    41. y yo le apreté la manga con fuerza creyendo que tal vez podríamos partir todavía y no podíamos, con qué dificultad se curvan las espaldas, con qué dificultad los brazos, con qué dificultad las piernas se mueven, en el sitio de la Estrada Militar no hay soldados marchando con un oficial y un tambor al frente, sino chabolas de negros y gitanos, de gitanos y de negros, sin una luz salvo la de los dientes y la de la baba de los perros tan enclenques como ellos, barracas con trozos de cartón, con tablas, con duelas de barricas, con maderas de andamios, mujeres descalzas calentando cazos en las piedras, niños con rostros como charcos, cieguitos, aun en septiembre un lodazal de lluvia, pobres de vosotras que habréis de entrar a la iglesia (y yo encerrada en el ataúd) y al empujar la antepuerta las llamas de los cirios se inclinarán trémulas hacia vuestro luto que dura lo que una misa y un entierro y habréis de mediros, indecisas, ¿A cuál de nosotras le tocará, Manuela?, ¿A cuál de nosotras le tocará, Luisa?, el cementerio lleno de maridos que no esperaron, que no esperan, ¿Oyes la tormenta?, no es que yo tenga miedo, tú sabes que no tengo miedo, de qué sirve tener miedo, pero habla conmigo, pero quédate ahí un rato, pero no cuelgues todavía, en Ericeira encendía la salamandra al atardecer, el viento en los pinos me aterraba, por la ventana de la sala la colina bajaba hacia las dunas y la arena brillaba, las olas me rompían los huesos en la muralla, mis sobrinos seguían en bicicleta hacia el agua que la bandera roja prohibía, había un café desierto, con grandes letras pálidas, en la cima del farallón, nadie frecuentaba aún la playa de Sao Lourenço, sólo habitada por raras gaviotas, ningún veraneante, ninguna sombrilla, ningún bañista, adolescentes lejos de sus padres saltando por las rocas, y ellas proyectando partidas de canasta, proyectando excursiones a Sicilia, a Yugoslavia, a Leningrado, a Egipto, ¿No te parece, Maria Antonia?, y yo que sí con la cabeza, imaginando un autobús de visitas que tejen por Europa, Sicilia claro, Yugoslavia claro, Leningrado claro, tiene un museo estupendo, Egipto, las pirámides, la Esfinge, y por qué no una excursión a Benfica, y por qué no una excursión a lo que fuimos, bodas, procesiones, bailes de carnaval, partidos de hockey, el lobo de Alsacia de mi padre, encerrado y soltando aullidos, en una jaula, y después de salir las visitas, con sus Sicilias y sus museos, mi sobrino, de espaldas a mí, observando el mercado nuevo, Si la tía no quiere ponerse en tratamiento de quimioterapia no se pondrá, no se preocupe, y yo a él ¿Cuánto tiempo, hijo mío?, y él, cambiando los cacharros de posición, No lo sé, y entonces lo vi sentado en la Quinta do Jacinto, bajo un nogal seco, él, que vivió en Londres, que trabajó en Londres, que tenía ocho canales de televisión y una criada española, ni de la existencia de la Quinta do Jacinto sabía, viviendas con dalias mustias en el otero de Alcántara, el borracho que irrumpía en la sala de costura asegurando Yo vuelo, la modista que lo amenazaba con la plancha y después, ya más calmada, La niña disculpe pero es por culpa de estas cosas y otras más que tengo el corazón hecho una pena, y mi sobrino, con la cartera en las rodillas, en espera de la noche para entrar en casa como yo espero el día para entrar en la muerte porque, no sabiendo gran cosa, sé que moriré de día, durante las primeras horas del día, con un vecino médico, llamado con tal urgencia que ni tiempo tuvo de peinarse, que me auscultó el corazón parado pensando que lo oía cuando lo que realmente oía era el cangilón del ascensor, y conmigo morirán los personajes de este libro al que llamarán novela, que en mi cabeza, poblada de un pavor del que no hablo, tengo escrito y que, según el orden natural de las cosas, alguien, un año cualquiera, repetirá por mí del mismo modo que Benfica se ha de repetir en estas calles y fincas sin destino, y yo, sin arrugas ni canas, cogeré la manguera y regaré, por la tarde, mi jardín, y la palmera de Correios crecerá de nuevo antes que la casa de mis padres y que el molino de zinc pidiendo viento, y mi hermana, viuda también y sin el pecho izquierdo, amputada del pecho por un cáncer, un cáncer como el mío, un cáncer, un cáncer, No es que yo tenga miedo a las tormentas, hay pararrayos por todas partes y además de qué sirve tener miedo, pero no cuelgues todavía,


    42. Poseen, eso sí, su caudal de saber religioso, todo de carretilla, sin enterarse [35] de nada; escriben muy mal, con una ortografía que parece el carnaval del Alfabeto; en Aritmética no pasan de las cuatro reglas, practicadas con auxilio de los rosados dedos; en Historia, fuera de la de José vendido por sus hermanos, y de la de Moisés recogido en el Nilo, están rasas, y sólo saben que hubo aquí godos muy brutos, y después moros que eran derrotados por Santiago


    43. Sus muecas de dolor y sus plañideras voces sonaban a bromas lúgubres de Carnaval


    44. El señor de los bigotes es, en efecto, un terrible espantajo, muy propio para Carnaval; la señora gorda es una linda tarasca que podría servir como anuncio del género de Candelario y Almorchón; y en cuanto a la conquista de usted, mi querido don Wifredo


    45. El Carnaval desmonta barreras, dejando en suspenso buena parte de las convenciones que, durante el resto del año, la ciudad mantiene con rigor extremo


    46. Incluso en Carnaval y con máscara, los antros de la Caleta, con sus marineros, soldados, mujerzuelas y música, no son adecuados para una señora


    47. —Sólo es Carnaval una vez al año, capitán Lobo


    48. Hoy es Carnaval, día de mucho regocijo antes de entrar en las estrechuras de la Cuaresma, y se come carne fresca, recién muerta, pero en la mesa de don Vimara se consume de ordinario carne salada, ahumada o conservada en manteca y hasta, si no hay más remedio, coriáceo tasajo que hay que hervir previamente para que se deje hincar el diente


    49. Fue por aquella época cuando se prohibió el tradicional carnaval de Alicante, por indecente


    50. —El teniente Le Vesconte, el teniente Fairholme y algunos de los hombres que son mejores tiradores saldrán en unas partidas de caza la semana antes del carnaval, con la esperanza de encontrar alguna presa, pero los hombres comprenden que sus raciones serán las de costumbre (es decir, las nuevas, más reducidas) si los cazadores regresan con las manos vacías












































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    carnaval in English

    carnival

    Синонимы для "carnaval"

    mascarada comparsa bullicio antruejo jolgorio