1.
La ciudad del Socorro conserva con veneración la vieja casona donde pasó Antonia las horas que antecedieron a su sacrificio
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hasta que la casona blanca de los abuelos
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No se acordaba Carmen de haber hablado con aquel muchacho una buenapalabra en los años que llevaba en la casona
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Habían pasado años de terrible escasez en la casona
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aquellas bestiales pupilas las únicas que enla casona la miraban sin encono; y cuando el maullido
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Una calma aparente reinaba en la casona, porque Narcisa, sabiendo quele era imposible contrarrestar la influencia que Fernando ejercía en sumadre, se contentaba con zaherirlos a los dos a cierta distancia delmarino, apagando la voz y mordiendo las desesperaciones de su envidia
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Se supo en la casona y aun en los alrededores, que doña Rebeca y su hijomayor habían tenido una larga y solemne entrevista
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escondrijos de la casona
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Carmenen medio de los peligros siniestros de la casona de Rucanto
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En la casona, enero reinaba exterminador, silbando por las innúmerasrendijas de las ventanas; y en la cocina, enorme y abandonada, entrabapor la bocaza bruna de la chimenea y se complacía en apagar el
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Todo era tedio y dolor en la casona
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Cobró con esto Salvador un asomo de tranquilidad y un respiro en elanhelo con que llegaba a la casona, siempre que a ello se atrevía
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—¿Qué es eso?—preguntó colérica la de la casona, con el gozo cruel dehaber descubierto una intriga
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Llegando a la casona, ató la brida del animal jadeante en el aldabón dela portalada y llamó con mayor solemnidad y brío que lo hiciera enreciente ocasión don Rodrigo el del Nidal
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—Pues ¿cómo te empeñabas en amarle únicamente en aquel Niño tuerto,calvo y sucio de la casona?
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los picachos del contorno y de la casona de mitío
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cohesión,hidalga y noble, que les da la casona de los Ruiz de
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estaría en la casona
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mí en elestragal de la casona, cerca ya de la hora de comer:
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orillas del Nansa a corto trecho de la casona, y emprendí
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semejantes a las quehabía en mi habitación de la casona de
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los granizos en laspuertas y en las ventanas de la casona; aquel
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después dehaber vivido muchos años en la casona de los Ruiz de
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Hacia las once de la mañana aparecieron en la casona don
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la bodega de la casona
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suceso dignode notarse en la casona y fuera de ella, que unas
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ocupara en la casona elpuesto que quedara vacío con su muerte
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para la casona, no le hubiera hilado tan biencomo lo estaba el
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que iban tomando lospasadizos y la escalera de la casona con la
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casona, y yo, clavadocomo una estatua en el salón dominando
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filas hacia la casona, más bultos surgían de la oscuridad del
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fúnebrellevada por el aire, todos los ámbitos de la casona
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Alguien tuvo la feliz ocurrencia en la casona de mandar que se
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contingente,el de los señores que fueron llegando a la casona
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necesidad echar elresto en la casona; y nadie creería a no verlo,
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servía en ella lo que pasaba, ytorcieron hacia la casona, sin
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juntado unos enel camino y todos a la puerta de la casona, hasta
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horascalculadas; y cuando volvimos a la casona los que de ella
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pudientes delNansa, aguas arriba y aguas abajo de la casona;
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ni a oscuras, triste y en silencioen la casona; y esto, algo más
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y en magín»;por la noche iban a la casona los tertulianos con las
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¡Qué poco se parecía todo aquello a la casona de
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con el fin de vivir conmigo unabuena temporada en la casona
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asombrados de loque estaban viendo en la casona
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casona por adentro», se lescerraran la puerta y la cocina,
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tal de que a usté no le estorbi yo en la casona con el mitrabaju,
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Se santigua la vieja encubridora, y el tonsurado segundón se pone enpie, y avizora hacia la puerta que comunica con la casona, una puertapequeña en la sombra húmeda del muro de piedra, que rezuma
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La hueste de mendigos descansa al sol ante el portal de la casona yse tiende por la orilla del camino aldeano
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Venía desde los difuntos señores que levantaron la casona
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¡Escuchad la voz de los hijos en la casona!
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Se abre un postigo en el gran portón de la casona, y uno a uno vansaliendo los criados:—La Roja, Don
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La cocina de la casona
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Las relaciones con sus padres conservaron la calidez de los tiempos en que todos vivían juntos en la casona de Ricardo Lyon
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—¿En el hotel o en la casona?
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Había retenido a Verity, la tenía en la casona, en el jardín, la había retenido para siempre
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Partió éste en tanto ella lo despedía con un amistoso gesto desde el quicio de la cancela, que ya habían abierto, y cuando la galera doblaba la esquina se introdujo en la antigua casona donde había pasado los años más felices de su vida
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La clínica Hobbs fue fundada por el célebre cirujano Ebanizer Hobbs en su propia residencia, una casona de aspecto sólido y elegante en pleno barrio de Kensington, a la cual fueron quitando muros, cegando venta-nas y sembrando azulejos hasta convertirla en un esperpento
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En realidad era una casona antiquísima, que se conservaba como reliquia de otra época
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Salió Calpena de la triste casona; palpando paredes se encaminó a su alojamiento, y lo primero que hizo fue dar órdenes para partir de madrugada
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En esta etapa de mi vida estaba yo dedicado con sobrado egoísmo a mis propias pasiones, a mis intereses, pero no era tan totalmente insensible a todas las influencias que me habían guiado desde la más tierna infancia, o no tanto como para dejar de pensar por completo en Clara y en mi padre, en la antigua casona que tan estrechamente relacionaba con mis más tempranos y felices recuerdos
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Lo primero que estableció con claridad en su mente era que la persona que había firmado como Robert Chennery estaba deseoso de estudiar un plano, o una descripción impresa del lado norte de una casona de Cornwall llamada Torre de Porthgenna
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El edificio era una gran casona cuyo propietario rara vez aparecía por allí
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–No sólo eso -explicó Kim-, sino que puedo entrar en la casa, ya que la antigua casona todavía está en pie
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Llegó también a sus bocas que ése no era el primer contacto del cura con aquella familia maldita: se había visto su mula atada a los barrotes de las puertas de la casona roja en varias ocasiones
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Cuando Bernarda regresó a la casona roja, su ama la esperaba en la cocina
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El entierro de Clara se celebró en la intimidad de la casona roja, a pesar de los esfuerzos que hizo el padre Imperio para que la difunta reposara en el cementerio del pueblo
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Para ese hombre, que conocía la comarca y había probado en más de una ocasión los placeres orientales de la casona roja, el dinero no casaba con la moralidad
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La sacó de la escuela y la encerró de nuevo en la casona roja
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En el jardín de la casona roja comenzaron a secarse las madreselvas
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Pero tampoco tenía tiempo para preocuparse por ella: estaba organizando una merienda en la casona roja con las señoras más distinguidas para consolidar su nueva posición social
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Era necesario contemplarlo de cerca para descubrir, bajo las cataratas de telarañas, las líneas eclesiásticas de uno de los candelabros de velas de muerto que custodiaban el salón de la casona roja cuando ésta derrochaba putas y lujos
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Una vez un albañil de un pueblo vecino se acercó hasta la casona roja para acabar con ellas
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Todas las prostitutas, incluso Bernarda, tenían orden de negar que aquel albañil hubiera llegado alguna vez a la casona roja
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Sólo cuando el sol se puso, llenó sus manos con unos ramilletes de margaritas y regresó a la casona roja
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Se presentó de improviso en la casona roja para tratar con Manuela un negocio urgente
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También le enviaba regalos —ramos de margaritas y rosas, collarcitos de coral, dedales de plata— y se presentaba en la casona roja con cualquier excusa para deleitarse de nuevo con los atributos de diosa que lo habían hechizado
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El hombre encontró la verja abierta y se fijó en la leyenda de la cinta de muerto —bienvenido a la casona roja—
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—Ustedes viven en esa linda granja de las afueras que se llama la casona roja, si no me confundo
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Veía a Olvido Laguna desnudándose a la luz de una vela en la vieja carpintería del pueblo; al parecer, la joven embarazada era el fruto de los amores prohibidos de su madre con el aprendiz de carpintero, un muchacho que encontraron con el cráneo abierto y los pantalones bajados en el jardín de la casona roja
80.
Antonino Montero se hallaba ahora en el jardín de la casona roja donde, rodeada de su fertilidad diabólica, Olvido Laguna cabalgaba sobre el cuerpo maltrecho del aprendiz de carpintero
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Hubo más relámpagos y un rayo de labios encarnados fue a estrellarse en la rosaleda de la casona roja
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Olía a cal mojada en la planta baja de la casona roja
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Se oyó, fantasmal, el aullido de un lobo, y entonces fue Margarita quien se precipitó al jardín de la casona roja
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A pesar de que era domingo, el abogado había conseguido que el maquillador de una funeraria de la ciudad viajara hasta la casona roja para reparar el rostro maltrecho de Margarita Laguna
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A partir de entonces, la casona roja conoció una época de paz
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Las hojas de las hayas habían comenzado a desprenderse de las ramas; el aire era cálido y flaco cuando llegaron a la casona roja
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La llaga de aflicción que padecía el muchacho, y que fue inflamándose con tardes de festivos en las que Ezequiel Montes tomaba café de puchero y bollos de canela en el salón de la casona roja, sentado entre él y Olvido, afectó también a sus recitaciones y poemas
88.
Cuando Olvido regresó a la casona roja, la noche olía a la brutalidad de un amor prohibido
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Los labios de la mujer se abrieron y él pudo escuchar unas palabras: «Llévame a la casona roja»
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La casona roja se hallaba sumergida en una batalla de espíritus
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Solía telefonearla entrada la noche, tras resucitar las comunicaciones telefónicas de la casona roja; en muchas ocasiones ella no contestaba, entonces la imaginaba trabajando envuelta en el polvo desértico de los pergaminos
92.
Hasta que una madrugada, cuando llevaba cerca de un mes y medio en la casona roja, se despertó llorando y supo que iba a suceder ese mismo día
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Lo llevaron a la casona de Riol, cuyo jardín baja hasta las peñas de la mar, y en ella murió a las dos horas, fiel a su secta, clamando venganza y maldiciendo a doña Catalina
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Y tan empecinado estaba el hugonote, tal era la hiel de su ira y tanto su faccioso ánimo, que no pareció hallar en la muerte reposo, pues cada año la víspera de San Bartolomé aparece en el gran salón de la casona, se acerca al balcón y apoyando la diestra en uno de los cristales, deja en él sangrienta huella; junto al balcón el caballero desaparece, pero la sangre fresca y caliente moja el vidrio… Y así cada año hasta aquel en que se hospedó en Riol un clérigo francés que venía a Compostela y traía cartas de los Gastón de Isaba de Francia para sus parientes de Óseos, los señores Ibáñez de la loza de Sargadelos
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El hotel era una antigua casona, conservada con esmero, que olía a leña ardiendo y a rosas recién cortadas
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Abelardo Montes no le causó ninguna gracia que su hijo Tito ayudara a la pareja indeseada, y las discusiones y reconvenciones se tornaron tan frecuentes que, semanas después de la boda de Lara y Leopoldo, Tito llenó un arcón con ropa y libros, dejó la casa paterna y se instaló en la parte delantera de la casona de la calle de las Artes
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Esa noche, los sirvientes agregaron una dosis muy potente de valeriana en el brandy del patrón y, mientras Sebastiana y su nana se deslizaban por los pasillos oscuros de la casona, Augusto roncaba como un marinero
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A la mañana siguiente, al comentar el episodio con Rosa del Carmen, me dijo con imperturbable seriedad que sin lugar a dudas se había tratado de alguna alma en pena, que existían muchas en esa casona vieja llena de recuerdos
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La primera constaba de un corralón donde se recibían los carruajes y las cabalgaduras, y una casona que hacía las veces de comedor, caballeriza y pensión para viajeros