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decencia
1. Despues de vísperas acudian allítodas las religiones á acompañar la procesion, en que se sacaba la cruz,que era muy grande y de color verde, y se colocaba de antemano con lamayor decencia en la iglesia de S
2. Había deconocerse hasta en los menores detalles, que la visitada era una moza decáscara amarga, con recomendables pretensiones de decencia, y lavisitante una señora, y no una señora cualquiera, sino la señora deJáuregui, el hombre más honrado y de más sanas costumbres que habíaexistido en todo tiempo en Madrid o por lo menos en Puerta Cerrada
3. decencia y el encanallamiento
4. de mediana educación y decencia
5. con mas decencia
6. prisióncomo requiría la decencia de un tal caballero como su amo
7. nique disuene de la decencia debida a buen ejemplo, ni virtudes morales;antes, mucha erudición
8. decencia, no conteniéndose más
9. todavía, pero debes de comprenderque sobre la ley está la decencia, y que entre
10. en casa, bajo elpretexto de decencia social
11. Desnudos, sin otra concesión a la decencia que un blanco
12. comarca, y sólo un hombre sin educacióny sin decencia podía
13. miramientos que exigía lo que ellareputaba decencia
14. —Así me gusta; que haya decencia y sólo se lleven lo que sirve paramatar el hambre
15. —¿Lo ve usted?… Este es un pueblo que progresa, y puede uno tenerconfianza en su decencia
16. mal por la provisiónde aptitudes para el bien, de decencia y
17. Mantenerla con decencia
18. mujeres con decencia siempre que yo losvisitase, que sería a
19. mejorando los pueblos y acostumbrando a vivir con decencia
20. yotros les suministraba lo preciso para su comodidad y decencia
21. solemnidad ydevoción, aunque con poca decencia las
22. debían tener con decencia
23. vistan con decencia, y desde que salgan de lascasas capitulares
24. decencia ymanutención 500 pesos, sacados de los 2
25. dentro siempre de loslímites no ya sólo de la decencia, sino de la
26. iba diciendo, si a un hombre como yo, que es todopólvora, se le hubiera preguntado con decencia
27. respiran bienestar y decencia
28. tratando mal y con poca decencia á lossoldados, que debiera
29. largas y blancuzcas, volteaban las páginas, no sin antes toser con una decencia imponderable
30. En Leteo, en cambio, unos seres de aspecto monstruoso se comportaron con decencia
31. En un gran palco situado en frente del escenario permanecían los padres de la Inquisición para vigilar por las buenas costumbres y decencia del público y los actores
32. Por comisión del señor doctor Gutierre de Cetina, vicario general desta villa de Madrid, corte de Su Majestad, he visto este libro de la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, por Miguel de Cervantes Saavedra, y no hallo en él cosa indigna de un cristiano celo, ni que disuene de la decencia debida a buen ejemplo, ni virtudes morales; antes, mucha erudición y aprovechamiento, así en la continencia de su bien seguido asunto para extirpar los vanos y mentirosos libros de caballerías, cuyo contagio había cundido más de lo que fuera justo, como en la lisura del lenguaje castellano, no adulterado con enfadosa y estudiada afectación, vicio con razón aborrecido de hombres cuerdos; y en la correción de vicios que generalmente toca, ocasionado de sus agudos discursos, guarda con tanta cordura las leyes de reprehensión cristiana, que aquel que fuere tocado de la enfermedad que pretende curar, en lo dulce y sabroso de sus medicinas gustosamente habrá bebido, cuando menos lo imagine, sin empacho ni asco alguno, lo provechoso de la detestación de su vicio, con que se hallará, que es lo más difícil de conseguirse, gustoso y reprehendido
33. Bien diferente han sentido de los escritos de Miguel de Cervantes, así nuestra nación como las estrañas, pues como a milagro desean ver el autor de libros que con general aplauso, así por su decoro y decencia como por la suavidad y blandura de sus discursos, han recebido España, Francia, Italia, Alemania y Flandes
34. No quitó la silla a Rocinante, por ser expreso mandamiento de su señor que, en el tiempo que anduviesen en campaña, o no durmiesen debajo de techado, no desaliñase a Rocinante: antigua usanza establecida y guardada de los andantes caballeros, quitar el freno y colgarle del arzón de la silla; pero, ¿quitar la silla al caballo?, ¡guarda!; y así lo hizo Sancho, y le dio la misma libertad que al rucio, cuya amistad dél y de Rocinante fue tan única y tan trabada, que hay fama, por tradición de padres a hijos, que el autor desta verdadera historia hizo particulares capítulos della; mas que, por guardar la decencia y decoro que a tan heroica historia se debe, no los puso en ella, puesto que algunas veces se descuida deste su prosupuesto, y escribe que, así como las dos bestias se juntaban, acudían a rascarse el uno al otro, y que, después de cansados y satisfechos, cruzaba Rocinante el pescuezo sobre el cuello del rucio (que le sobraba de la otra parte más de media vara), y, mirando los dos atentamente al suelo, se solían estar de aquella manera tres días; a lo menos, todo el tiempo que les dejaban, o no les compelía la hambre a buscar sustento
35. En su corazón debían de estar luchando la lealtad a la Per-a'a, mantenida por él durante tantos años, y los sentimientos de gratitud y decencia que profesaba a aquellas gentes
36. Bajo la decencia y las convenciones de la vida cotidiana, yace un amplio
37. Si quieren votar por mera decencia cristiana, entonces, sí, pueden votar por mí
38. —En este distrito, mister Poirot, se observa cierta decencia al mencionar a los muertos
39. Es cierto que intentó comportarse con decencia y no incriminarme, pero eso es todo
40. Su padre y sus hermanos no tardaron en advertirlo y, convencidos de que esa tierra americana corrompía hasta la decencia de las viudas, decidieron en consejo de familia enviarla donde unos tíos en España, donde sin duda estaría a salvo de las tentaciones frívolas, protegida por las sólidas tradiciones y el poder de la Iglesia
41. Al bailar la zarandeaba sólo para ver aquellos pechos de cortesana desafiar las leyes de la gravedad y de la decencia, pero al comprobar que no era el único en admirarlos, sentía una rabia sorda
42. Ernestina Pereda era uno de esos seres destinados a explorar el abismo de los sentidos, pero le tocó nacer quince años demasiado pronto cuando las mujeres debían escoger entre la decencia y el placer y ella no tenía valor para renunciar a ninguno de los dos
43. En esos años, cuando se escondía en la bodega de su casa preso de un miedo irracional, imaginaba que un día despertaría liberado para siempre de ese dolor sordo al centro de su cuerpo, todo era cuestión de ajustarse a los principios y reglamentos de la decencia
44. Nada heredé, sin embargo, porque de eso se en-cargaron rápidamente sus hijos con los abogados, pero tampoco necesi-taba hacerlo, puesto que mi padre me dejó lo suficiente para vivir con decencia y el resto puedo financiarlo trabajando
45. Ildefonso todo un hombre, y no había más remedio que bajar la cabeza ante su voluntad, juntamente rigorista y protectora, aceptando los procedimientos pacíficos [225] que proponía, los cuales significaban decencia, lógica y facilidad
46. Adivinaba, veía, mejor dicho, que era más hermoso cuanto más libre en el vestir, dentro de la decencia, y que no le querían conforme al patrón de los señoritos atildados
47. Obtuvieron estas una cortés acogida, que ya significaba mucho en la condición de la niña, y a tal demostración siguieron bromas delicadas que encerraban veras muy dulces; en sucesivas entrevistas se marcó el gusto que recibía la señorita de verse amada por un joven tan gallardo como Ibero y de tan honrosos adelantos en la carrera militar; mas no queriendo entregar su alma sin la preparación y trámites que pide la decencia, echó por delante risueñas esperanzas, con las cuales el hombre se tuvo por amante dichoso
48. Supongamos que un mediodía un hombre camina, con perfecta compostura en el semblante y decencia en el andar, sin la menor expresión de ausencia en sus ojos ni de salvajismo en su actitud, de una punta a otra de Oxford Street, sin sombrero, y que preguntamos por separado a cada una de las miles de personas que pasan a su lado, por supuesto vistiendo sombrero, qué es lo que piensan de él, ¿cuántos se abstendrán instintivamente de considerarlo un loco, sin otra evidencia que la de que no lleva sombrero? Es más, supongamos que nuestro hombre detiene a cada uno de los viandantes y les explica con palabras sencillas, y con toda claridad, que su cabeza se siente mejor y más cómoda sin sombrero que con él
49. Envolviendo con ellas su esbelta figura, y bien amarradas a la cintura, después de haber sacudido la nieve que las Impregnaba, estas esteras le procuraron un extraño atavío, una especie de enagua tiesa, que dio al coronel D'Hubert un aspecto de impecable decencia, pero mucho más extravagante que antes
50. Se rumorea, de todas formas, que el combate del cerro del Puerco no fue tan afortunado como cuentan, aunque los ingleses se batieron con mucha firmeza y decencia, como suelen; y que el general Graham, molesto con su colega Lapeña por el comportamiento de éste durante la acción, tiene con los españoles sus más y sus menos, y rechaza el título de conde, de duque o de marqués —en materia de títulos, Mojarra no anda muy seguro— del Puerco que las Cortes pretenden darle; unos dicen que a causa de su desacuerdo con Lapeña, y otros que por haberle traducido lo de puerco al inglés