1.
Diciendo todo esto, se bajó de Rocinante, le quitó el freno y la silla, y dándole una palmada en las ancas, le dijo:
2.
También existe el riesgo de quemaduras, sudación freno peligroso
3.
Incluso sus cabezas están cubiertas por abundantes vendas, freno a las inclemencias del sol, y luego llevar a todas partes una gran cantidad de sal, para superar la falta de celda osmótica, también debilitado por la eliminación de las sales minerales que se produce durante la sudación
4.
sanciones previstas no pongan freno a la violación de la ley,
5.
De la índole de estos estragos deduzco yo que sólo se trataba, por lascausantes, de una ostentación o alarde de travesura, nada increíble entres mujeres hermosas, sin el freno del escrúpulo y en lo mejor de lavida
6.
rompe el freno de la paciencia
7.
recta con lasriendas, y resistiendo el freno y la espuela, echó a
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bienes del amante con elroce y trato de ella; freno, que retiene á éste, no se desboque; corredor ó tercero
9.
El mal ejemplo que resulta de la depravacion sin freno de lossuperiores, engendra la corrupcion en un
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del bosque, quitándole el freno al caballo, se escondió en los árboles, y pasado á nado el rio al otro dia,
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Era la mula asombradiza, y al tomarla del freno se espantó de manera que,alzándose en los pies,
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Y, diciendo esto, se apeó de Rocinante, y en un momento le quitó el freno yla silla; y, dándole
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que, puesto que su bondad y valor podía poner freno a todamaldiciente lengua, todavía no quería
14.
Rocinante, que, sin ser poderoso a detenerle don Quijote,tomando el freno entre los dientes, dio a
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pie, puesto un dedo en laboca, en señal de que callase, asió del freno de Rocinante y le sacó
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freno al dirigir a su Pegaso, ysólo llevase a las ancas cuando cabalga en él a su
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almerodeo, a la vagancia y a la vida rota y sin freno, que las guerrasciviles
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que la pondría freno
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Poniendo á muchos malos duro freno:
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En freno quebrantando las mejillas
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Si señor; la religión: este era el freno del pobre, y comocada vez
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maldad que nacecon el hombre y se desarrolla sin el freno de la
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El se le cruzó en el camino, y asiendo con una mano el freno de lacabalgadura,
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de su madre y cualquiera que fuese su rebeliónpasajera, cedía tascando el freno a esa
25.
Había quetascar el freno en silencio
26.
Luego el matrimonio es un freno
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lostemplos—; en modo alguno rechazar tu religión, sin la cual carecerás detodo freno
28.
La ira popular rompió entonces todo freno
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tascaba el freno, impaciente, moviendosus piernas finas y
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este es varon perfecto, que tambien puede con freno gobernar todo el cuerpo
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á sus voces; y rompiendoel freno de la obediencia, que por
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Antes de que el consabido freno pudiera funcionar, la espontaneidad,adelantándose
33.
porque cuando siente el freno,
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Havrán á los Romanos puesto freno:
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Había una cierta intriga, con elementos como unas esposas, cables de freno cortados, una señal indicadora de arenas movedizas que se hacía desaparecer, e incluso una coartada perfecta para el apacible hombre convertido en verdugo
36.
D’Agosta quitó el freno; podía oír los latidos de su corazón
37.
dejarlo que se secara un poco antes de dejarlo sobre el freno, pero había
38.
Hablaba con una voz extraña que parecía vacilar entre los graves y los agudos, una voz exaltada y temblorosa, con frases dichas a tirones, como si quisiera retener las palabras, o bien como si éstas se precipitaran hasta su boca antes incluso de que hubiera decidido articularlas, como si fuera necesario que hablara, que hablara sin freno, sin parar jamás
39.
¿Cuál iba a ser el fin? Tenía que saber si los malvados se volverían mejores por la esperanza de los honores que recibirían después de su muerte; y si los malvados permanecerían eternamente tales o por el contrario pondrían un freno a sus pasiones en el temor de que, aunque escaparan en vida al castigo, sufrirían después de la muerte un castigo eterno
40.
Permiten auténticos avances en la cooperación internacional y un gran freno de la carrera de armamentos
41.
La colaboración en el ámbito espacial, como he mencionado anteriormente, se está convirtiendo en un instrumento de cooperación internacional, por ejemplo en lo que se refiere al freno a la proliferación de armas estratégicas en naciones que todavía no las poseen
42.
Entre tanto, tascado el freno del golpe en la Brunete, en el Congreso y sus inmediaciones parecía calmarse poco a poco el revuelo formidable levantado por el secuestro de los parlamentarios
43.
Aunque sólo conocemos el testimonio de Armada acerca de lo hablado en esos conciliábulos con el Rey, podemos dar algunas cosas por seguras o por muy probables: es seguro o muy probable que, además de insistir ambos en la negra opinión de Suárez y del momento político, Armada hablara de los rumores de una moción de censura contra Suárez y de los rumores de un gobierno de unidad, que se mostrara partidario de éste y que de forma más o menos elíptica se propusiera como candidato a presidirlo, subrayando que su perfil monárquico y liberal respondía al perfil del presidente confeccionado por los medios de comunicación, las organizaciones sociales y los partidos políticos, muchos de los cuales (siempre según Armada) ya le habían dado o insinuado su beneplácito; es seguro o muy probable que el Rey dejara hablar a Armada y no lo contradijese y que, si no lo había hecho antes, empezase ahora a considerar seriamente la propuesta del gobierno de unidad presidido por un militar, fuera o no éste Armada, siempre y cuando contase con la aprobación del Congreso y con un engarce constitucional que Armada consideraba garantizado; es seguro que, además de insistir ambos en su negra opinión del momento militar, Armada la exasperaría al máximo y hablaría de su visita a Milans, presentándose a sí mismo como un freno a la fogosidad intervencionista del capitán general de Valencia, dosificando con zorrería la información sobre sus proyectos o amenazas y sin entrar en detalles perjudiciales para sus propios fines (es improbable por ejemplo que mencionara a Tejero y su relación con Milans); también es seguro que el Rey le pidió a Armada que continuara teniéndole al corriente de lo que sucedía o se tramaba en los cuarteles; también, que prometió encontrarle un destino en la capital
44.
Y al cabo de un mes y medio el gobierno y la oposición firmaron entre grandes protestas de los nacionalistas la llamada LOAPA, una ley orgánica que amparándose en la necesidad de racionalizar el estado autonómico intentó poner freno a la descentralización del estado
45.
Y, diciendo esto, se apeó de Rocinante, y en un momento le quitó el freno y la silla; y, dándole una palmada en las ancas, le dijo:
46.
No quitó la silla a Rocinante, por ser expreso mandamiento de su señor que, en el tiempo que anduviesen en campaña, o no durmiesen debajo de techado, no desaliñase a Rocinante: antigua usanza establecida y guardada de los andantes caballeros, quitar el freno y colgarle del arzón de la silla; pero, ¿quitar la silla al caballo?, ¡guarda!; y así lo hizo Sancho, y le dio la misma libertad que al rucio, cuya amistad dél y de Rocinante fue tan única y tan trabada, que hay fama, por tradición de padres a hijos, que el autor desta verdadera historia hizo particulares capítulos della; mas que, por guardar la decencia y decoro que a tan heroica historia se debe, no los puso en ella, puesto que algunas veces se descuida deste su prosupuesto, y escribe que, así como las dos bestias se juntaban, acudían a rascarse el uno al otro, y que, después de cansados y satisfechos, cruzaba Rocinante el pescuezo sobre el cuello del rucio (que le sobraba de la otra parte más de media vara), y, mirando los dos atentamente al suelo, se solían estar de aquella manera tres días; a lo menos, todo el tiempo que les dejaban, o no les compelía la hambre a buscar sustento
47.
Pero a quien admiraban locamente era al Oso pardo, que, imperturbable, plantado sobre los sólidos cimientos de sus piernas, conducía su ruidosa máquina a toda velocidad, sujetando con la mano izquierda, enorme, el puño de madera de la palanca y empujándolo apenas la circulación lo permitía hasta la tercera velocidad, la mano derecha vigilante en la gran rueda del freno, a la diestra de la caja de velocidades, pronta a dar varias vueltas vigorosas a la rueda mientras ponía la palanca en punto muerto y la motora patinaba entonces pesadamente en los rieles
48.
Se acomodó en el asiento del conductor, e imitó cada uno de los movimientos del teniente, girando el volante, apretando con fuerza todos y cada uno de los pedales, del freno, del embrague o del acelerador, y tratando de llevar de un lado a otro la bola negra, pero el motor seguía mudo
49.
En muchos casos, los políticos se elegían en las democracias para solucionar problemas que casi desbordaban las fronteras políticas, por ejemplo, cómo poner freno al despilfarro de recursos valiosos, cómo ayudar y educar a los pobres, cómo impedir tensiones raciales
50.
Después de un viraje, durante el cual los bayos parecieron sentirse obligados a tascar el freno, el carruaje se detuvo
51.
, el freno averiado, el pedrusco que rueda
52.
Temiendo que sus hombres se entregaran a la orgía, Morgan se apresuró a hacer correr la voz de que los españoles habían envenenado las viandas y las bebidas, y los dejó sin freno, libres de saquear la desgraciada ciudad
53.
Dejó el resto sueltas; únicamente le supondrían un freno más tarde
54.
La mamaíta echó el freno de mano y chasqueó otra vez los dedos:
55.
Los gritos del postillón y el chirrido de las zapatas del freno, que obligadas por el trinquete que manejaba el auriga presionaban los aros metálicos de las ruedas, obligándolas a reducir el ritmo de la marcha, le indicaron que llegaban a su destino
56.
Los coches iban llegando y los lacayos se las veían y deseaban para desdoblar los peldaños de las estriberas a fin de que las damas y caballeros que en ellos iban pudieran descender; la impaciencia de los aurigas que se veían obligados a tascar el freno de sus coches se manifestaba con gritos e improperios; los mendigos mostraban sus miserias invitando a los presentes a que pudieran ejercer su caridad con ellos y en su mirada había un cierto orgullo de aquel que sabe que está facilitando la entrada en el reino a un cristiano
57.
Simón estaba pisando las ruinas de la que había sido la tienda de su padre cuando un ruido estremecedor, acompañado de lamentos y gritos, vino a despertarlo de su ensimismamiento; un polipasto cargado en la torre norte, y del que pendía una inmensa piedra, se había soltado porque la cuña que encajaba en los dientes de una rueda de madera que sujetaba el freno del cilindro donde se iba enrollando la cuerda se había partido y los dos hombres que lo manejaban se habían visto impotentes para sujetar la manivela del artilugio, que giraba enloquecida
58.
Unos decían haberlo visto en varias ocasiones, otros declaraban conocer a quien decía haberlo visto; a todos, aquel montón de dinero les parecía un sueño inalcanzable, pero el freno del calabozo y de los cincuenta azotes sujetaban la fantasía más desbocada y los «me parece» sustituían a los «estoy seguro»
59.
Fernandito no ha podido reprimir la ajustada precisión de su Porsche, que se embala o se frena con una leve presión del acelerador o del embrague o del freno, como si conducir el coche fuese equivalente al pensamiento de conducir el coche: esto se conduce solo —repite Fernandito el tópico que los aficionados a los coches dicen de un coche así—
60.
–Ya he puesto a Chips a trabajar en un trineo con freno de paracaídas
61.
Después de todo, el cliente siempre tenía la razón, y, si éste insistía, ¿por qué tendría que ser el comerciante el que asumiera la responsabilidad de pisar el freno? No obstante, me sorprendió la codicia con que los ricos coleccionistas del mundo entero manifestaban abiertamente querer ampliar sus colecciones con uno o varios de estos lienzos excepcionales
62.
Puso freno a su lengua y, consciente de que no había modo de explicarlo de una manera lógica, comenzó a hablar en farsi
63.
Fue entonces cuando Zataki se dio cuenta de la presencia del petrificado chiquillo que le miraba, escondido entre la túnica del mollah, y aferrado a ella en busca de protección, tan semejante a su propio hijo, al mayor, que por un instante le hizo retroceder a los días felices anteriores al incendio, cuando todo parecía ir bien y había cierta posibilidad de futuro: la formidable Revolución Blanca del Sha, la Reforma Agraria, el freno impuesto a los mollahs, la educación para todos y muchas otras cosas
64.
Una dulzura pastoral impregnaba la atmósfera, pero numerosos elementos ponían freno a la naturaleza
65.
Pero, por desgracia para él, antes de que le hubiera dado tiempo a agarrar el tirador de la puerta, Kid soltó el freno de mano, pisó el acelerador y salió disparado
66.
Baste decir que se extralimitaron de tal modo, y de tal modo se dejaron llevar a los últimos delirios de la travesura, que al fin fue preciso poner freno a tanto juego y vocerío, porque hasta llegó el caso de que los transeúntes se detuvieran en la calle, sorprendidos y escandalizados por tan desusado rumor
67.
A pesar de que el comandante de Perpiñán no era hombre de mieles, prometió a Álvarez dejarle descansar todo aquel día, poniendo freno a las importunidades de la candileja, y nos dispusimos para dormir; pero ¡ay!, estábamos destinados a nuevos tormentos, entre los cuales el mayor era presenciar cómo padecía en silencio sin hallar alivio en sus males ni piedad en los hombres, el más fuerte y digno de los españoles de aquel tiempo; estábamos entre gente que hacía punto de honra el mudar las coronas del heroísmo en coronas de martirio sobre la frente del que no se abatió, ni se dobló, ni se rompió jamás mientras tuvo un hálito de vida que sostuviera su grande espíritu
68.
Pedro del Congosto, aprende de él; mírate en el espejo de su respetuosidad, de su severidad, de su aplomo, de su impasible y jamás turbado platonismo; observa cómo enfrena sus pasiones; como enfría el ardor de los pensamientos con la estudiada urbanidad de las palabras; cómo reconcentra en la idea su afición y pone freno a las manos y mordaza a la lengua y cadenas al corazón que quiere saltársele del pecho
69.
Y con esa declaración asombrosa, apreté bruscamente el freno hasta detener el coche (sin cambiar de marcha)
70.
El pueblo, desbordado y sin reconocer ley ni freno alguno, expresaba su voluntad ruidosa y groseramente en los clubs
71.
Porque aquel anillo que había caído al mar era un anillo talismánico encantado del que dependían la autoridad y el poderío del rey y que servía de freno para mantener respetuosos al pueblo y al ejército; pues cuando el rey quería dar orden de que se ejecutara a un culpable, no tenía más que levantar la mano en uno de cuyos dedos se encontraba el anillo, y al punto brotaba de él un relámpago súbito que derribaba por tierra al culpable muerto de repente, separándole la cabeza de los hombros
72.
El pobre Pepet perdió en tal instante lo que aún quedaba en su alma de terrenal y de egoísta; era todo espíritu, todo idea, y se perdía en las esferas nebulosas por donde ha corrido sin freno el [324]
73.
Arrebatado el espíritu de Calpena a las altas cimas de la idealidad, no conocía freno
74.
En ambas halló bien manifiesta la sensibilidad: en Isabel particularmente, la nobleza del corazón y los arranques gallardos y generosos; en Luisa Fernanda, mayor reserva en la manifestación de los mismos sentimientos, como si les impusiera el freno de la razón; en Isabel, suma espontaneidad, franqueza grande, que llegaba hasta la fácil confesión de sus yerros cuando los cometía; en Luisita, mayor capacidad para asimilarse el convencionalismo social
75.
Otro ocupó su puesto tras el volante, soltó el freno de mano y dejó que el Toyota rodara lentamente rampa abajo, hasta el suelo
76.
Es el Cura de San Juan de Atienza un excelente hombre, puntual y correctísimo en las funciones de su ministerio, buen maestro en cosas del mundo y en el conocimiento de toda flaqueza, sin que se le pueda poner tacha más que por los pecadillos de hablar sin freno, de comer con demasiado gusto y abundancia, y de beber intrépidamente en solemnes casos
77.
Perdóneme mi cara esposa; yo me sentía de improviso arrastrado fuera de la existencia regular, al influjo de aquella mujer, que si fue mi tentadora en tiempos libres, cuando con piadosa mano hacia las pacíficas venturas materiales me guiaba, ahora, por diverso estilo, me trastorna y enciende con los atrevimientos de su voluntad sin freno
78.
Al salir del túnel pisé a fondo el freno y giré con fuerza a la derecha
79.
Dave pisó el freno y se detuvo a un lado de la carretera
80.
Lo que le llamó atención fue que aunque los faros delanteros estaban apagados, las luces de freno aún brillaban
81.
Una de las dos tenia un pie sobre el freno
82.
Las marcas actúan como un freno sobre la rotación de la Tierra, y como consecuencia de ello los días terrestres se van alargando un segundo cada mil años
83.
–¡Gault! – exclamé entre jadeos mientras pisaba el freno justo a tiempo de evitar el impacto con la parte posterior de un Toyota-
84.
Mis instrucciones eran dirigir la actividad de la Fundación en el planeta, y perfeccionar una organización que ha de actuar de freno contra el señor guerrero de Kalgan, particularmente en lo que concierne a su política exterior
85.
Esto constituye el reverso mismo de la primitiva concepción de Dios expresada por la insistencia de Samuel en el exterminio completo de los amalequitas con su ganado incluido, y su denuncia de Saúl por querer poner freno a la destrucción (v
86.
» Este freno de la religión, y un cierto sentido de la decencia, hizo que Felipe V y los otros Borbones del siglo xviii fueran fieles a sus esposas
87.
Giró bruscamente en la estrecha entrada de un centro comercial, haciéndola caer hacia el freno de mano y luego hacia la puerta
88.
Ahora, todos tienen que andar tratando de ponerle freno
89.
–Tranquilos -ordenó a los perros, y pisó un poco el freno para reforzar la orden
90.
gritó que se detuvieran y apretó el freno a fondo, pero fue inútil
91.
y de una viuda que cogióle el freno,
92.
Y es necesario el freno de las leyes;
93.
a los ojos un freno hay que ponerles,
94.
un freno por su bien, el no nacido,
95.
–Pisa el freno con lo de echarle imaginación -dije
96.
Soltó el freno de pie, aceleró y el Cessna salió disparado
97.
–Voy a por ella -dije mientras ponía el freno de mano
98.
¿Dónde estaba usted, profesor?, ¿en la penumbra de algún salón?, ¿resguardado en la universidad?, no me diga que no sintió el escalofrío, con las primeras noticias, con los primeros titulares de los periódicos; eran exactamente los días de la pesadilla bolchevique, eso no puede haberlo olvidado, los días de la revolución rusa; y precisamente en esos días el cortejo de los locos baja de las montañas, los locos tascados con el freno durante tres años, a saber con qué saña estarán descendiendo hacia la llanura, y si irán todos armados: esto les aterraba, toda aquella desesperación armada, no me diga que por unos instantes no pensaron que aquello era el final, no de la guerra, no simplemente de la guerra, sino de todo, de su estafa, de sus trucos, todo lo barrerían aquellos harapientos armados que habían sido entrenados en los sufrimientos más atroces, iban bajando hacia ustedes y nadie los detendría porque no tenían miedo a nada, llegarían y les devolverían todas las crueldades y todos los abusos