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De la labia entre Güicho Panza y Don Quijote y del gran error que cometieron con éste al darle su palomita por fuera de la jaula, junto con la cháchara en que se metieron el canónigo y don Quijote con las aventuras de caballerías
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la luminosa infancia, con su jaula de jilgueros en la sombra, con las primeras lecciones
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están conmigo obligados por los barrotes de una jaula, sino porque lo han elegido
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dispositivos suelen emplear el mecanismo de la jaula de
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sala; los colores crudos y chillones;mucha jaula con pájaros de
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El adiós para liberar la jaula en una relación
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renunciando a los placeres prometidos por la jaula
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En esa casa me llenaba de silencio y de fuerzas para saltar aquellos surcos, para encontrar la libertad en la jaula y en las catástrofes
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a una jaula de locos
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bailoteaban con descoco dentro de una jaula, mostrando suspolonesas encarnadas
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quienes el lazo traidor arranca delespacio para encerrarlos en una jaula
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Luego tomaron la jaula en hombros aquellas visiones, y la acomodaron en elcarro de los bueyes
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que yo voy encantado en esta jaula, por envidia yfraude de malos encantadores; que la virtud
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jaula, en la cual prometo, a ley de buen yleal escudero, de encerrarme juntamente con vuestra
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me habían vuelto el juicio y puéstome en una jaula, yque me sería mejor hacer la enmienda y
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Son hembra y macho;el macho va en esta jaula primera, y la hembra en la
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por entre las verjas y resquicios de la jaula una uña deleón verdadero, y saco por ella que el tal
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En el espacio que tardó el leonero en abrir la jaula primera, estuvoconsiderando don Quijote si
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elrostro; hecho esto, sacó la cabeza fuera de la jaula y miró a todas partescon los ojos hechos
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granflema y remanso se volvió a echar en la jaula
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ni osó salir de la jaula,puesto que había tenido un buen espacio abierta la puerta de la jaula; yque,
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desesperación de una fiera salvajeencerrada en una jaula de hierro
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jaula, á Linneo en eljardin, á Whatt examinando los modelos de maquinaria,y á Rafael y Miguel
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en unacolección de fieras, se indignase ante la jaula de una
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jaula! Pero los pájaros mudos, con lacabeza caída, tristes
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Más adelanteencontramos una jaula donde
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leones o de tigres,que entra en la jaula en que ellos están, los fascina con su
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Cuando fondeamos, un marinero a quien la jaula incomodaba
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Había tomado esa resolución al llegar,después de pasar sesenta y cinco días encerrado en una jaula con
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la soledad,revolviéndose en el aislamiento como una fiera en su jaula
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) De su jaula un día
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parecía una jaula de monos en el zoológico
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escribiente encerrado a las horas desol en la jaula de una oficina
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todo dice que sí, y se puso el vestidonuevo, y le abrió la jaula al
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La jaula, movida por vapor, estaba preparada para recibir a los ilustresexpedicionarios
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En cadadepartamento de la jaula un minero sujetaba, con su mano trémula demodorro, una lámpara
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anunció que la jaula les esperaba
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a la jaula de madera, que se levantaba enmedio de la plaza, para que escuchasen, uno
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cuerpos carbonizados, subían a la jaula y escuchaban sussentencias, unos impasibles,
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estrecha habitación como por una jaula
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hallar dos caracteres encompleto acomodo y compenetración dentro de la jaula del
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lasparejas para que todos rabien, y todos, cada cual en su jaula, haganméritos para la
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en la iglesia de Barquisimeto, encerrada enuna jaula de hierro
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sus enemigos, metidos enuna jaula y con los ojos vaciados
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solía poner entre los barrotes de la jaula un trozode madera, como si fuese el dedo, y Poll, que
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estómago en una jaula de fieras
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siglos; cajas enormes queservían de jaula á los cóndores de la
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tiesos lo expondremos en una jaula en la plaza de laConcordia
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una acción para vivir formaron con sus actos la jaula enque
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el estrépito juguetón de una jaula de pájaros del Trópico
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demulas, para la jaula del mirlo, para los dos peroles inútiles, para unaltar en que la de Centeno
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lomo recibía las más finas caricias, y a la del mirlo quesaltaba en su jaula
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había dejado abierta lapuerta de la jaula
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estaba en su jaula comoun arzobispo y tratado a qué quieres cuerpo, y pide por esa
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dejándole la jaula como unespejo
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menos pensado sehubiese levantado la tapa de los sesos contra las rejas de la jaula
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comopajaritos que escapan de una jaula abierta por los cuatro
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tiene cogido por las alas y que ha sacadode una jaula, donde quedan aún presos otros varios
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La fiera que en la jaula está encerrada
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Una gran jaula de jierro enmedio
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marroquí, y se exhibía enpúblico con ellos, en una gran jaula de
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en el cuarto de laseñora una jaula de pájaros, todo figurado, con música, ycuando se le
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¡Quitarles el alpiste,para que vivan encerrados en la jaula!
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La fiera que en la jaula estáencerrada
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armonioso era su canto, que alojaba unadorada jaula pendiente de uno de los huecos de la caída
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Los dos minotauros entraron en el calabozo y metieron al kender, casi a presión, en la reducida jaula
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A continuación pasaron dos largos palos entre los barrotes y alzaron la jaula sobre sus hombros
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Con la jaula balanceándose sobre sus hombros, Dogz y Sarkis desfilaron con Tas por las calles de la ciudad de Lacynes
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Una de las pocas ventajas de estar metida en la restrictiva jaula era que los tablones de la parte superior impedían que el sol cayera de pleno sobre Kit
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La guerrera estaba de pie en la jaula, inmóvil, con los ojos muy abiertos y atenta a lo que se decía
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Cabe en lo posible que un mastín escapara de su jaula y se haya sentido atraído por el olor a comida
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Cuando le hube construido una jaula, y uno de los niños de la familia de Luna apareció con un gran saco de serrín de olor dulce, saqué a la pobre criatura de su apestosa caja, y le curé la herida del muslo
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Le corté el asqueroso collar del cuello y le puse en su nueva jaula sobre un lecho de paja y serrín
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Yo tenía todavía a los animales más mansos y menos destructivos sueltos por el garaje, y como Juanita se portaba como una señorita, le dejé correr por allí también, encerrándola en una jaula sólo para dormir
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–Muy bien -dijo con resignación-, pero con la condición de que el puma no pueda salir de la jaula, es lo único que te pido
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Pero todas las mujeres sabemos que este tipo de presentes son con frecuencia una forma de adornarse los caballeros, un modo tal vez inconsciente de demostrar al resto del mundo que ellos tienen en jaula de oro a la más bella entre las bellas
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Se sentó en un sofá y contempló una jaula pequeña que contenía sus únicos y últimos vínculos con la Tierra: dos ratones blancos que llevó consigo tras lograr el permiso de Zaphod
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María Carlota era alta, morena, muy mona, alegre, sonriente y andaba siempre de punta en blanco, andaba siempre impecable, en la oficina era muy difícil encontrarla porque iba a diario a la peluquería y eso, claro es, le robaba mucho tiempo, el mudo Alejo cubría con muy cumplida eficacia todas sus ausencias, Alejo era listo como un rayo y además ponía buena voluntad, María Carlota le regalaba una cajetilla de celtas todas las semanas, a Alejo le duraba dos días y después fumaba lo que le diesen, la gente suele regalar tabaco con largueza, pitillos y hasta puros, eso es algo que se agradece mucho, es una costumbre que da pena que esté desapareciendo, es probable que Alejo también fumase colillas, pero eso no importa y tampoco hay por qué traerlo aquí, nunca hay razón para humillar a nadie, María Carlota tenía un novio de toda la vida, Esteban Rosende, delineante del arquitecto don Eduardo, el tío del jugador de chapó Cándido Julián, que había estado en la Legión, bailaba el tango y navegaba en piragua como pocos, si sigo por ahí me meto en otra historia y esto es peligroso porque después no hay modo de salir, María Carlota y Esteban Rosende acabaron riñendo, la verdad es que nunca supe la causa, y entonces ella empezó a salir con amigas y a rodar por la cuesta abajo, no tuvo suerte con los hombres, en eso influye mucho la casualidad, Cándido Julián se sabía el Martín Fierro casi entero, donde no hay casualidad suele estar la Providencia, vo esto no me lo acabo de creer del todo, la casualidad es como un jilguero metido en una jaula, que a lo mejor canta y a lo mejor se muere, la muerte de los pájaros es siempre caprichosa, y pudiera ser que no brotase sino en los espíritus que aciertan a buscarla, María Carlota no tuvo suerte con los hombres y también acabó bailando al son de la música de jazz de los derrumbamientos
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Luego tomaron la jaula en hombros aquellas visiones, y la acomodaron en el carro de los bueyes
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De mí sé decir que, después que soy caballero andante, soy valiente, comedido, liberal, bien criado, generoso, cortés, atrevido, blando, paciente, sufridor de trabajos, de prisiones, de encantos; y, aunque ha tan poco que me vi encerrado en una jaula, como loco, pienso, por el valor de mi brazo, favoreciéndome el cielo y no me siendo contraria la fortuna, en pocos días verme rey de algún reino, adonde pueda mostrar el agradecimiento y liberalidad que mi pecho encierra
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Quiero inferir de lo dicho, que podría ser que yo tuviese alguna gracia déstas, no del no poder ser ferido, porque muchas veces la experiencia me ha mostrado que soy de carnes blandas y no nada impenetrables, ni la de no poder ser encantado, que ya me he visto metido en una jaula, donde todo el mundo no fuera poderoso a encerrarme, si no fuera a fuerzas de encantamentos; pero, pues de aquél me libré, quiero creer que no ha de haber otro alguno que me empezca; y así, viendo estos encantadores que con mi persona no pueden usar de sus malas mañas, vénganse en las cosas que más quiero, y quieren quitarme la vida maltratando la de Dulcinea, por quien yo vivo; y así, creo que, cuando mi escudero le llevó mi embajada, se la convirtieron en villana y ocupada en tan bajo ejercicio como es el de ahechar trigo; pero ya tengo yo dicho que aquel trigo ni era rubión ni trigo, sino granos de perlas orientales; y para prueba desta verdad quiero decir a vuestras magnitudes cómo, viniendo poco ha por el Toboso, jamás pude hallar los palacios de Dulcinea; y que otro día, habiéndola visto Sancho, mi escudero, en su mesma figura, que es la más bella del orbe, a mí me pareció una labradora tosca y fea, y no nada bien razonada, siendo la discreción del mundo; y, pues yo no estoy encantado, ni lo puedo estar, según buen discurso, ella es la encantada, la ofendida y la mudada, trocada y trastrocada, y en ella se han vengado de mí mis enemigos, y por ella viviré yo en perpetuas lágrimas, hasta verla en su prístino estado
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Y la tía Marguerite, la hermana de su madre, había muerto, la abuela lo arrastraba a casa de la tía el domingo por la tarde y él se aburría soberanamente, salvo cuando el tío Michel, que era carretero y también se aburría escuchando aquellas conversaciones en el comedor oscuro, en torno a los tazones de café negro sobre el hule de la mesa, lo llevaba al establo, que estaba muy cerca, y allí, en la semipenumbra, cuando el sol de la tarde calentaba fuera las calles, sentía ante todo el buen olor del pelo, la paja y el estiércol, escuchaba las cadenas de los ronzales raspando la artesa del pienso, los caballos volvían hacia ellos sus ojos de largas pestañas, y el tío Michel, alto, seco, con sus largos bigotes y oliendo él también a paja, lo alzaba y lo depositaba sobre uno de los caballos, que volvía, plácido, a hundirse en la artesa y a triturar la avena mientras el tío le daba algarrobas que el niño masticaba y chupaba con deleite, lleno de amistad hacia ese hombre siempre unido en su cabeza a los caballos, y los lunes de Pascua partían con él y toda la familia para celebrar la mouna en el bosque de Sidi-Ferruch, y Michel alquilaba uno de esos tranvías de caballos que hacían entonces el trayecto entre el barrio donde vivían y el centro de Argel, una especie de gran jaula con claraboya provista de bancos adosados, a la que se uncían los caballos, uno de ellos de reata, escogido por Michel en su caballeriza, y por la mañana temprano cargaban las grandes cestas de la ropa repletas de esos rústicos bollos llamados mounas y de unos pasteles ligeros y friables, las orejitas, que dos días antes de la partida todas las mujeres de la familia hacían en casa de la tía Marguerite sobre el hule cubierto de harina, donde la masa se extendía con el rodillo hasta cubrir casi todo el mantel y con una ruedecilla de boj cortaban los pasteles, que los niños llevaban en grandes bandejas para arrojarlos en barreños de aceite hirviente y alinearlos después con precaución en los cestos, de los que subía entonces el exquisito olor de vainilla que los acompañaba durante todo el recorrido hasta Sidi-Ferruch, mezclado con el olor del mar que llegaba hasta la carretera del litoral, vigorosamente tragado por los cuatro caballos sobre los cuales Michel{84} hacía restallar el látigo, que pasaba de vez en cuando a Jacques, sentado a su lado, fascinado por las cuatro grupas enormes que con gran ruido de cascabeles se contoneaban bajo sus ojos y se abrían mientras la cola se alzaba, y él veía moldearse y caer al suelo la bosta apetitosa, las herraduras centelleaban y los cencerros precipitaban sus sones cuando los caballos se engallaban
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Pero el hombre [lo] arrastraba rápidamente hasta el vehículo, abría una de las puertas con barrotes y, levantando al perro que se estrangulaba cada vez más, lo arrojaba a la jaula con la precaución de hacer pasar el mango del lazo a través de los barrotes
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Y es seguro que sentiremos muchas veces la bella y libre gana de volar fuera de la jaula, bien calculado el peso, el motor y la esencia, para no perdernos como una nube a la deriva
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y el alpiste en la jaula se moría
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Una parte de su corazón se sentía como un pájaro que por fin fuera a escapar de su jaula y echar a volar; la otra se preguntaba cuándo -e incluso si- volvería a ver de nuevo a aquellas personas a las que tanto amaba, especialmente a su madre
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Cuando vi lo que ocurría en la jaula, comprendí por qué
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La puerta de la jaula se cerró; ellos estaban impacientes por partir en la búsqueda renovada del mayor descubrimiento humano
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La jaula se desvaneció
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Si hubiera visto a aquel señor en una jaula le habría tornado por un búho; pero supe que era el juez presidente
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A juicio del señor corregidor de la ilustre ciudad, ésta no era acreedora a guardar en su seno a un criminal tan interesante y curioso como aquel dictador de una noche, que desde el fondo de su jaula mandaba a sus soñados secuaces que mataran sin cesar
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Hilfy echó a correr, dando un rodeo para apartarse de la jaula rota y el recipiente…
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Una jaula bien cuidada, resplandeciente de limpia
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Y en la jaula estaba él, atado a la silla de inválido, rodeado de los amorosos cuidados de su esposa
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Dentro de la jaula de alambre, la lección de tenis que Raimundo Starr estaba dando había terminado
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estoy dispuesto a entrar en la jaula del tigre
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«Estar encerrado siempre en una jaula
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Un día le vi desafiar a una de las panteras del maharajá que se había escapado de la jaula
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El batidor, que conocía la selva, les guió a través de un sendero abierto entre la cerrada vegetación, deteniéndose frente a una jaula de grandes dimensiones semioculta entre la maleza