1.
sin buscarlo, hemos puesto el dedo en la llaga
2.
Esto es más que una llaga, se trata de una
3.
sacar del buche la palabra justa que pusiera el dedo en la llaga, un segundo antes de que el
4.
La llaga es insufrible,
5.
pones las hilas encimade la llaga y se concluyó
6.
que una espina que ha quedado en la llaga, y de la cualotros
7.
—¡Muy bien, compañero, eso es poner el dedo en la llaga!
8.
La vida de familia fue unsedante para la terrible llaga abierta en el corazóndel
9.
los tiempos y era una llaga delnuestro
10.
Y el mozo por la llaga mete hierro
11.
Esperanza había puesto el dedo en la llaga que minaba su
12.
en mi cuerpo una llaga de la Pasión, escucharuna palabra de una de esas imágenes de
13.
¡Ah! querida Sola, hija mía, me parece que hepuesto el dedo en una llaga antigua de ese corazón
14.
Como en los bordes de la antigua llaga
15.
Coffey supo inmediatamente que había puesto el dedo en la llaga
16.
Bastante guerra me está dando la llaga del ano para que encima tenga que recoger el flujo de la sangre menstrual
17.
Seguramente me dejan vagar por mi cuenta, como también me dejan cuidar mi llaga
18.
Ha puesto el dedo en la llaga
19.
-Justo, eso, eso es -exclamó el duque-, Pipaón ha puesto el dedo en la llaga
20.
El cardenal había puesto el dedo en la llaga de Enrique, el hacendado galés que detestaba que se hiciera cualquier referencia a los príncipes de York y, como relato en muchos de mis diarios, hasta el momento de su muerte destruyó por completo raíces y ramas de aquel árbol genealógico
21.
¡Ahora sí! El aguijón implacable de Mario había dado en la llaga del rey de Bitinia, haciendo brotar el veneno
22.
Pues donde ve una llaga, pone el dedo
23.
Se estaba poniendo furioso ya que yo le metía el dedo en la llaga
24.
La llaga de aflicción que padecía el muchacho, y que fue inflamándose con tardes de festivos en las que Ezequiel Montes tomaba café de puchero y bollos de canela en el salón de la casona roja, sentado entre él y Olvido, afectó también a sus recitaciones y poemas
25.
–¡Ay, tío, ahí está la cosa! Ha puesto usted el dedo en la llaga
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y muestra la llaga tierna;
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Había puesto el dedo en la llaga
28.
El culto de la llaga y el amor de los andrajos,
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El que, confiado de que sanara por sí misma, se desentiende de una llaga perniciosa, emponzoña el conjunto
30.
Y alguien, finalmente, puso el dedo en la llaga, sugiriendo una hipótesis que aleteaba ya en las mentes de algunos:
31.
Ella había puesto el dedo en la llaga
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Porque aquello era gobernar, lo demás es música: era hacer milagros, porque milagro es vivir sin recursos; milagro mayor cubrir decorosamente todas las apariencias, cuando en realidad, bajo aquella costra de pobreza digna, se extendía la llaga de una indigencia lacerante, horrible, desesperada
33.
Hizo que le trajeran un Cristo y me lo presentó para que lo besara; lo besé en los pies, en las manos y sobre la llaga del costado
34.
Torre Rena se encontraba más al norte que Torre Heeth, dentro de la Llaga en la actualidad
35.
Por lo común, su posición en la Llaga no tenía mayor importancia
36.
Hasta los seres más temibles de la Llaga sabían que lo mejor era no atacar una torre kandoresa
37.
Se hallaba en una ladera de la Llaga, con el suelo cubierto de hierbajos infestados con las típicas manchas oscuras de la plaga
38.
¿Por qué había una choza en la Llaga y por qué ella había aparecido dentro de esa choza?
39.
Había entrado en la Llaga
40.
El desfiladero de Tarwin era un paso ancho, rocoso y sembrado de aserradas cortaderas de la Llaga
41.
Su comentario debió de dar en alguna llaga, porque esta vez fue el mercader quien levantó la voz
42.
–No hace falta meter el dedo en la llaga
43.
–Has puesto el dedo en la llaga -murmuró Karmesin, mientras también se volvía para mirar-, y aquí viene un oheano en el primer estado de trastorno emocional que he visto jamás exhibir públicamente a los de su clase
44.
Encontrarme anoche con Elio, Rhon o cualquiera de esos que pudieran hacerse cómplices de esta condena mía, de esta obsesión que al fin me procura la infelicidad, no iba a proporcionarme otra cosa que ahondar en la culpa, que hurgar en la llaga y aumentar en ellos el orgullo del secreto
45.
Algo le crecía en el corazón con cada llaga de su gente
46.
–Lamento lo que está sucediendo en su país, es como una llaga abierta en el corazón del catolicismo
47.
¿Podrá ser que ella prefiera la situación estable, oficialmente estable y consagrada? ¿Me estaré diciendo que lo hago por ella y lo estaré haciendo realmente por mí? ¿Es al ridículo que le temés o a otra cosa? Evidentemente, el tipo estaba decidido a poner el dedo en la llaga
48.
Le dije adiós sin palabras, abriendo una nueva llaga en la herida de las despedidas, y me preparé para el viaje
49.
No imaginaba cuál ignorada llaga de sus sentimientos podía haber tocado por imprudencia
50.
Por lo visto, había metido el dedo muy profundamente en la llaga
51.
—Hijo mío, has puesto el dedo en la llaga
52.
–Vuestra Excelencia-interrumpió con brusquedad don Cecé -me ha iluminado, ha puesto justo el dedo sobre la llaga: ése es el mal, que la Iglesia permanece
53.
–Ha puesto el dedo en la llaga, Andrea -dijo Harel
54.
El cuero restalló con buena puntería y le abrió en dos una abultada llaga que había surgido del anterior castigo, lo que hizo gritar a Yago
55.
Con experta precisión había puesto el dedo en la llaga
56.
Smithback había puesto el dedo en la llaga
57.
La anciana se encorvó, como si las palabras de Cazaril hubieran puesto el dedo en la llaga
58.
Pero al término de una hora, en la mano del individuo que había tocado el barniz comenzaba a formarse una llaga
59.
En las mejores condiciones son necesarias seis semanas para que cure la llaga; de ese modo la identificación fue más segura y más sencilla que la que hubieran logrado las impresiones digitales
60.
–Supongo que es el dedo que después metería en la llaga de Cristo, una vez resucitado, ¿no?
61.
Como si estuviera examinando una irritante llaga, Dekkeret repasó los recuerdos de su penosa experiencia en el desierto: el sueño, el calor, las hormigas, la sed, la certeza de una muerte inminente
62.
Entonces me puse en pie y me pavoneé un poco ante mi público, porque quería meterle el dedo en la llaga a Lear
63.
»La invasión de los celtas dejó una llaga en el orgullo romano que aún supura
64.
–Creo que has puesto el dedo en la llaga
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Pero no conseguía poner el dedo en la llaga
66.
La llaga, como se suele decir
67.
Antes de que Tony Buddenbrook deshiciese el hogar de sus padres, ¡todos habían tenido que congregarse allí por última vez para presentarle sus respetos y sus condolencias, a pesar de Grünlich, a pesar de Permaneder y a pesar de Hugo Weinschenk! Y el reverendo Pringsheim, en su sermón, seguía metiendo el dedo en la dolorosa llaga que la muerte había abierto en aquella familia; la plasticidad de sus palabras, perfectamente calculadas, hizo que cada cual tomara conciencia de lo que había perdido y consiguió que brotasen lágrimas hasta de los ojos poco propensos a dejarlas escapar, con lo que los propensos al llanto le quedaron muy agradecidos
68.
«He puesto el dedo en la llaga», pensó Nell
69.
Usted acaba de poner el dedo en la llaga
70.
Si se permitía que Siria continuara igual que hasta entonces, como una llaga hiriente en el flanco de las posesiones romanas, se corría el constante peligro de que su veneno crease a un nuevo Tigranes, a una nueva generación de piratas, o provocase una rebelión de esclavos
71.
Masón había puesto el dedo en la llaga
72.
Pero la señora de Verdurin, que cuidaba la semilla y, por otra parte, en interés de su salón, había llegado a cobrar una afición desinteresada a ese género de dramas y ejecuciones, lo disgustó sin remedio con la persona peligrosa, sabiendo, como decía ella misma, “poner orden en todo” y “llevar el hierro candente a la llaga”
73.
Imágenes de la humillación, instantáneas de la agria e inflamada historia del cosquilleo atormentador: en la estricta, fastuosa formación del Día de la Bandera, ante el Monumento a Francisco Bolognesi, el cadete de último año de la Escuela Militar de Chorrillos, Pantaleón Pantoja, mientras ejecuta con gallardía el paso de ganso, es súbitamente transportado en carne y espíritu al infierno, mediante la conversión en avispero de la boca de su ano y tubo rectal: cien lancetas martirizan la llaga húmeda y secreta mientras él, apretando los dientes hasta quebrárselos, sudando gruesas gotas heladas marcha sin perder el paso; en la alegre, chispeante fiesta ofrecida a la Promoción Alfonso Ugarte por el coronel Marcial Gumucio, director de la Escuela Militar de Chorrillos, el joven alférez recién recibido Pantaleón Pantoja siente que súbitamente se le hielan las uñas de los pies cuando, apenas iniciados los compases del vals, flamante en sus brazos la veterana esposa del coronel Gumucio, recién abierto el baile de la noche por él y su invaporosa pareja, una incandescente comezón, un hormigueo serpentino, una tortura en forma de menudas, simultáneas y aceradas cosquillas anchan, hinchan e irritan la intimidad del recto y el ojal del ano: los ojos cuajados de lágrimas, sin aumentar ni disminuir la presión sobre la cintura y la mano regordetas de la esposa del coronel Gumucio, el alférez de Intendencia Pantoja, sin respirar, sin hablar, sigue bailando; en la tienda de campana del Estado Mayor del Regimiento número 17 de Chiclayo, cercano el estruendo de los obuses, el rataplán de la metralla y los secos eructos de los balazos de las compañías de vanguardia que acaban de iniciar las maniobras de fin de año, el teniente Pantaleón Pantoja, que, parado frente a una pizarra y a un panel de mapas, explica a la oficialidad, con voz firme y metálica, las existencias sistema de distribución y previsiones de parque y abastecimientos, es de pronto invisiblemente elevado del suelo y de la realidad más inmediata por una corriente sobresaltada, ígnea, efervescente, emulsiva y crepitante, que arde, escuece, agiganta, multiplica, suplicia, enloquece el vestíbulo anal y pasillo rectal y se despliega como una araña entre sus nalgas, pero él, bruscamente lívido, súbitamente empapado de sudor, el culo secretamente fruncido con una obstinación de planta, la voz apenas velada por un temblor, sigue emitiendo números, produciendo fórmulas, sumando y restando
74.
La última frase del parlamento de Scaramouche había puesto el dedo en la llaga
75.
Como si la historia nos determinara de manera definitiva, a algunas personas les fascina meter el dedo en la llaga para cobrar deudas tan lejanas como inútiles; es decir, echar en cara lo que se hizo o lo que se dejó de hacer
76.
En cuanto a él concernía, ella había puesto el dedo en la llaga
77.
En la herida o llaga, la sana, a distinción de la que está con pus o en putrefacción
78.
Cicatrizar una herida o una llaga
79.
Llaga con supuración
80.
Dicho de una llaga: Criar cuero
81.
Acción y efecto de encorar una llaga
82.
–¡Eso es poner el dedo en la llaga! – De pronto, Hallett se puso taciturno y volvió a sumirse en el silencio
83.
Arnaud sintió el dedo en la llaga
84.
—Precisamente: has puesto el dedo en la llaga —lo interrumpió el señor Weasley con una sonrisa irónica—
85.
Finalmente los trollocs fueron abatidos u obligados a refugiarse en la Gran Llaga, pero algunas naciones dejaron de existir, mientras que otras quedaron casi despobladas
86.
Tierras Fronterizas, las: Las naciones que bordean la Gran Llaga: Saldaea, Arafel, Kandor y Shienar
87.
(Véase Gran Llaga, la
88.
—Que cabalgarás hasta Fal Moran antes de entrar en La Llaga, y que si alguien quiere acompañarte, se lo permitirás
89.
Se estremeció— Suceden cosas extrañas a tan corta distancia de la Llaga
90.
Lord Luc, por supuesto, era el hermano de Tigraine, por aquel entonces heredera del trono de Andor, y desapareció en la Llaga
91.
—¿No es hacia la Llaga? —preguntó, sorprendido, Ingtar
92.
El shienariano tampoco parecía comprenderlo, pero él era un soldado, habituado a las órdenes inopinadas en la interminable guerra en los márgenes de la Llaga
93.
Egwene estaba convencida de que habían sido las preguntas de las Aes Sedai sobre Rand lo que la había inducido a comenzar a soñar con él, aquello y la preocupación que sentía ante la posibilidad de que él y los demás se hubieran visto obligados a entrar en la Llaga en pos del Cuerno de Valere
94.
No recorrerían cien kilómetros en esa región ni arrastrados por todos los Myrddraal de la Llaga