1.
las dos o las tres de la madrugada
2.
Consulté mi reloj y eran apenas las cuatro de la madrugada
3.
pero entonces, son un silencio absoluto, de madrugada, el ruido parecía tan fuerte y
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momento la luz de la escalera se encendió, eran las tres y media de la madrugada
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Pasaban ya de las tres de la madrugada
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Miró el reloj y eran las tres y media de la madrugada
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parecido el de Héctor rodeado del silencio de la madrugada
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daba por empol ar hasta las tantas de la madrugada, mientras los otros tres se iban de
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A veces me levanto de madrugada y enchufo el ordenador y
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Por suerte era de madrugada, y nadie lo vio en el dintel de su edificio
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Radaez vagaba entre la madrugada y el amanecer, por las esquinas que rodeaban a
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Sin recobrar el conocimiento, el General Anzoátegui fallece en la madrugada
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Pusiéronse los amigos de por medio, alborotose el café,rompiéronse algunos vasos: al día siguiente de madrugada efectuábase elduelo más allá de la Fuente Castellana, y el campeón de la de Córdobacaía al suelo revolcándose en su propia sangre
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madrugada del 15 de julio de 2010, se dieron la discusión y la votación en el Senado
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Eran ya las dos de la madrugada
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A las 2 de la madrugada
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Hacia las cuatro de la madrugada se aletargó la enferma
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contemplaren esa asfixiante madrugada, y admirandoa un tiempo el lujo y el
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Muy de madrugada se levantò el Comandante, y puesto à caballoencargò generalmente á todos, que
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estación á la Catedral, y es de ver enaquellas tardes y noches y en la madrugada del
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Como anuncio de los rosarios de madrugada era la salida de los
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Pero cazar tras el rastro, en el monte, a un galope que puede durarmuy bien desde la madrugada hasta las tres de la tarde, eso no
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Era la una de la madrugada, y acababan de recogerse cerrando
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Eran las dos de la madrugada
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distante habíaguarnición de tropa, les indicó de madrugada el
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loperdonaba de buen grado: que viniese borrachoa las tantas de la madrugada, que le
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madrugada, abrede par en par la puerta principal del castillo
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cesto en el brazo y un instrumento en la mano recorrea la madrugada, y aún más
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Podía oler el aire de la madrugada y los cigarrillos que fumaba Bob
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Ya a la madrugada, en ese punto visionario y absurdo de los
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El reloj del Cabildo golpeó en aquel momento las tres de la madrugada, yel eco de
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Eran las tres de la madrugada cuando despertó Feli sintiendo en lafrente el contacto
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levantaban con el alba, equivalíaesta hora á las de la madrugada, en que terminan las fiestas de lasgrandes ciudades
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jugó fuerte en el clubhasta la madrugada, en busca de fugitivas
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dos llevaban en su pensamientohabía estallado en la madrugada
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cuando, al volver en la madrugada, intentó ablandara su
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Salía el coche para Cebre tan de madrugada, que
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Recuerdo que en la madrugada de un día de otoño frío y lluvioso, salí demi pueblo
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A la una de la madrugada, cuando volvía al buque por los
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Eran las tres de la madrugada y estaba en lo mejor de su
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volvía hasta las tres o cuatro de la madrugada
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entera: sucedió,pues, que entre dos y tres de la madrugada, ella
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Pasó el resto de la madrugada en vela, y el alba la encontró
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Al día siguiente de madrugada
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madrugada, abríanseinstantáneamente las puertas y aparecía ante los ojos de la
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contemplar, cerca de la madrugada, el paso de lasinnumerables procesiones
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madrugada, por la incertidumbre y el miedo
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Terminó el concierto a la una de la madrugada, y como era costumbre enel pueblo, en vez de
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Eran las tres de la madrugada
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La madrugada del 24 es la más poética de las 365 que hay en el año
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A las tres de la madrugada la enferma pidió agua; Julia se la dio
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En la madrugada del 30 la descomposición selló la muerte del Rey, paraque nadie pudiese
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Eran las dos y media de la madrugada; en un hotel que allí existe tomamos café con leche, y seguimos
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desesperados ladridos del perro, medespertaron en la madrugada del 11
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Volvimos al pueblo, y al día siguiente muy de madrugada me encaminéá la ermita, encontrando en ella á un matrimonio indio que la cuidaba
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A las docese cena, y á la madrugada se retiran los más recalcitrantes haciendomás
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Encendía la lámpara y me quedaba imprimiendo hasta la madrugada
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De madrugada encontré la carretera de Jerusalén, hice autostop y fui recogido por un camión militar en el que dormitaban los soldados después de una larga noche de guardia
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Hacía varios meses, William había ido a caminar por la orilla del Támesis, justo debajo del Strand; eran las tres de la madrugada y había marea alta
60.
—En Castuera fusilaban días alternos, entre las doce y media y la una de la madrugada
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Había llegado la madrugada, cuando sonó el motor de un camión
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De madrugada, cuando regrese la partida, El Chaqueta Negra convocará a los hombres a consejo
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Eran las primeras horas de la madrugada cuando Jack dejó su trabajo
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Llegar en coche a la ciudad y circular por ella a primeras horas de la madrugada lo habían dejado cansado y desorientado
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La interminable madrugada le había dado oportunidad de comprobar hasta qué punto sus nervios estaban tensos como las cuerdas de un piano
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Todavía recordaba con claridad la noche en la que unos extraños sonidos les despertaron a altas horas de la madrugada
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Eran las dos y cuarto de la madrugada
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En la madrugada del 5 de septiembre de 1970, el Ministro del Interior Patricio Rojas enfrenta las cámaras de televisión y anuncia: "Allende ha ganado"
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"El día en fue detenido me llamó a las dos de la madrugada para solicitar que un amigo suyo lo fuera a recoger a la Plaza de San Antonio; no estaba bebido
70.
Las dos personas que se encontraban "al mando" aquella madrugada en La Moneda eran un civil y un general, y que yo sepa ninguna de ellas ha sido interrogada hasta ahora por el magistrado instructor"
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Este protagonista suelto de lengua conocía al dedillo las operaciones iniciadas en Valparaíso en la madrugada del 11 y extendidas luego a todo el país
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El día 15, a la 1 de la madrugada, mientras su compañero dormía, el insomne Traubmann observó por la ventana la llegada de Carabineros
73.
Un comunicado de relaciones públicas de la jefatura de la zona en estado de sitio informaba: "Por resolución de la honorable Junta de Gobierno, el día 20 en la madrugada se procedió al fusilamiento de tres personas: Luís Eduardo Alaniz Álvarez, Danilo Alberto Acevedo y Nelson Guillermo Cuello Álvarez, comprometidos en el activismo político y conspiración terrorista"
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A Fuenzalida lo fusilaron a las 6 de la madrugada del 30 de octubre de 1975, pero jamás entregaron su cuerpo a la familia
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El traslado se cumplió a partir de las 01:00 horas de ayer miércoles (debió ser la madrugada del 17 de octubre: ésta es una de las confusiones históricas), por personal militar en un camión del regimiento
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A menudo lo llevaba hasta la casa después del programa, que a veces se prolongaba hasta pasada la una de la madrugada
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Lo sería tiempo después, pero en la madrugada del 6 de noviembre, justo en el momento en que nacía el mito contrapuesto que iba a perseguir a Carrillo el resto de su vida -el mito del héroe de la defensa de Madrid y el mito del villano de los fusilamientos de Paracuellos-, Gutiérrez Mellado llevaba tres meses encerrado en la segunda galería de la primera planta de la cárcel de San Antón, porque el futuro general era uno de los muchos oficiales que, tras haber intentado en julio sublevar las guarniciones de Madrid contra el gobierno legítimo de la república y haber sido hecho prisionero, había rechazado el ofrecimiento de sumarse al ejército republicano para defender la capital del avance franquista; eso significa que Gutiérrez Mellado era también uno de los oficiales que el 7 de noviembre, tras la reunión restringida de los dirigentes comunistas y anarquistas que siguió a la primera reunión de la Junta de Defensa de Madrid la noche anterior, debió ser sacado de la cárcel junto a decenas de compañeros y ejecutado al atardecer en Paracuellos
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Eso es todo: los dos hombres se despiden hacia las tres de la madrugada y hasta el 23 de febrero permanecen en contacto a través de Gómez Iglesias, pero al día siguiente de la entrevista Tejero llama a Valencia para cerciorarse de que Cortina es de verdad una pieza del golpe y, tras una conversación telefónica entre Milans y Armada, desde Valencia le dicen que confíe en Cortina y que siga sus instrucciones
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Por fin, sobre las siete y media, partió hacia la sede central del CESID en Castellana 7, donde permaneció hasta que bien entrada la madrugada se dio por fracasado el golpe, siempre a las órdenes de Javier Calderón, siempre en contacto con la Plana Mayor de su unidad y siempre ofreciendo a sus jefes la información que recibía de ella y que acabaría resultando decisiva para frenar el golpe en la capital
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Esa noche ocurrieron muchas otras cosas en la AOME -hubo idas y venidas frenéticas en todas las sedes, hubo un flujo constante de información suministrada por los equipos desplegados en Madrid y sus alrededores, hubo muchos hombres que mostraron su alegría por el golpe y unos pocos que se callaron su tristeza y al menos dos que entraron de madrugada en el Congreso y salieron de él con noticias frescas, entre ellas que Armada era el verdadero líder del golpe-, pero la confesión reiterada de Monge a Rubio Luengo y Rando Parra es decisiva
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Así pues, es altamente probable que el 23 de febrero el jefe de la AOME ordenara a varios miembros de su unidad -al menos Gómez Iglesias, García-Almenta y los tres integrantes de la SEA- que apoyaran el golpe, De este modo se explicaría que en la madrugada del día 24, cuando el fracaso de la intentona era ya inevitable y regresó desde la sede central del CESID hasta la sede central de la AOME, Cortina se reuniera en dos ocasiones, a puerta cerrada y durante largo tiempo, con Gómez Iglesias y García-Almenta, sus dos principales cómplices, posiblemente para asegurar coartadas y acorazarse contra cualquier sospecha; y de este modo se explicaría también que el día 24 Cortina realizara una ronda de reuniones en todas las sedes de la AOME con el fin de despejar los rumores que corrían por la unidad -casi todos procedentes de las infidencias de Monge-, establecer un relato oficial e inmaculado de lo ocurrido en ella el día anterior y eximir de cualquier responsabilidad en el golpe al general Armada, de quien Cortina había hecho grandes elogios ante sus hombres en las jornadas previas, como si quisiera prepararlos para lo que debía ocurrir
82.
El primero ocurrió durante la madrugada del día 23, en el pequeño despacho cercano al hemiciclo donde Suárez fue recluido a solas tras su intento de parlamentar con los golpistas
83.
Hacia esa misma época decidió que su próximo destino debía ser el de gobernador civil; se trataba de un cargo muy apetecido porque en aquellos años un gobernador civil atesoraba un enorme poder en su provincia y, a fin de atraer a su causa al ministro de Gobernación, Camilo Alonso Vega -íntimo de Franco y en gran parte responsable del nombramiento de los gobernadores civiles-, durante tres veranos consecutivos alquiló un apartamento vecino al que ocupaba cada año el ministro en una urbanización de Alicante y lo sometió a un asedio sin pausa que empezaba con la misa diaria de la mañana y terminaba con la última copa de la madrugada
84.
Era la una y media de la madrugada y, tras el discurso televisado en que el Rey condenó el asalto al Congreso y exigió respeto a la Constitución, mucha gente que en todo el país había permanecido hasta entonces en vilo, pegada a la radio y la televisión, se retiró a dormir, y casi todo el mundo sintió que la comparecencia del monarca señalaba el fin del golpe o el principio del fin del golpe
85.
A lo largo de toda la tarde y la noche Pardo Zancada había asistido entre perplejo, airado e impotente al fracaso de la rebelión en la Brunete una vez que Juste, el general en jefe, revocó la orden de salida cursada a todos los regimientos minutos antes del asalto al Congreso; avergonzado por la huida de Torres Rojas, que poco después de las ocho había partido de vuelta a su destino en La Coruña sin cumplir con su misión, y por la parálisis de San Martín y del resto de los jefes y oficiales de la unidad, tantas veces partidarios ardorosos del golpe, poco antes de la una de la madrugada Pardo Zancada cambió el uniforme de paseo por el de campaña, improvisó su columna de vehículos ligeros con la colaboración de varios jóvenes capitanes y con las dos únicas compañías acantonadas en el Cuartel General y, después de dejarla formada durante más de un cuarto de hora en las inmediaciones de la barrera de salida a modo de desafío o de invitación a sus compañeros, partió hacia el Congreso tras comprobar que nadie iba a engrosarla y amenazar con pegarle un tiro en la cabeza al soldado que desobedeciese sus órdenes
86.
A pesar de que a la una y media de la madrugada quizá pocas personas temían que aquel imprevisto supusiera un revulsivo suficiente para entregar el triunfo a los golpistas, los primeros momentos de Pardo Zancada en el Congreso parecieron confirmar estos negros pronósticos
87.
Las reacciones a sus soflamas telefónicas oscilaron entre el derrotismo de Pardo de Santayana y el entusiasmo de Santa Pau Corzán («¡Descuida, Ricardo, no te dejaremos con el culo al aire! ¡Iremos con vosotros!»), y hacia las tres y media de la madrugada sus esfuerzos parecieron fructificar cuando un ayudante de Milans llamó al Congreso para anunciar que los regimientos de caballería Villaviciosa y Pavía acababan de sublevarse y se dirigían a la Carrera de San Jerónimo
88.
No era verdad, pero -gracias al teniente coronel De Meer y al coronel Valencia Remón, que hasta bien avanzada la madrugada estuvieron a punto de sacar sus tanques de los cuarteles- faltó muy poco para que lo fuera; también faltó muy poco para que al menos otras dos o tres unidades de la Brunete imitasen a Pardo Zancada
89.
y la realidad era que a aquellas alturas de la madrugada -a medida que tras la comparecencia del Rey en televisión caían en cascada las condenas al golpe de las organizaciones políticas, sindicales y profesionales, de los gobiernos autonómicos, de las alcaldías, de las diputaciones, de la prensa y de un país entero que había permanecido en silencio hasta que vislumbró el fracaso de los golpistas- el interior del Congreso empezaba a estar maduro para la capitulación, o eso era al menos lo que pensaban quienes dirigían el cerco al edificio y habían abandonado ya la idea de asaltarlo con grupos de operaciones especiales por temor a una escabechina y concluido que bastaba dejar correr el tiempo para que la falta de apoyos externos hiciese sucumbir a los secuestradores: salvo los principales líderes políticos, aislados durante toda la noche en otras dependencias del Congreso, los parlamentarios permanecían en el hemiciclo, fumando y dormitando e intercambiando en voz baja noticias contradictorias, a cada minuto que pasaba más seguros de la derrota del golpe, vigilados por guardias civiles que intentaban hacerles olvidar los ultrajes de los primeros instantes del secuestro tratándolos con mayor consideración cada vez porque cada vez estaban más desmoralizados por la evidencia de su soledad, más diezmados por el sueño, la fatiga y el desaliento, más arrepentidos de haberse embarcado o haberse dejado embarcar en aquella odisea sin salida, más asustados ante el futuro que les aguardaba y más impacientes por que todo acabase cuanto antes
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En la madrugada del 14 de junio de 1982, mes y pico después de que se conociera la sentencia del Tribunal de Justicia Militar que absolvía al comandante de inteligencia, cuatro potentes cargas explosivas hicieron saltar por los aires las cuatro sedes secretas de la AOME
91.
El caminante dijo que aquella madrugada habían encontrado con aquellos pastores, y que, por haberles visto en aquel tan triste traje, les habían preguntado la ocasión por que iban de aquella manera; que uno dellos se lo contó, contando la estrañeza y hermosura de una pastora llamada Marcela, y los amores de muchos que la recuestaban, con la muerte de aquel Grisóstomo a cuyo entierro iban
92.
El frío de la madrugada empezaba a hacerse sentir en la habitación
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Según la madrugada iba avanzando, la gente fue desapareciendo de la alcoba, y mis hermanos, fatigados, rotos los ojos por el llanto y el sueño, también se retiraron, quedándose dormidos en cualquier silla o sofá de la casa
94.
Mi abuela estaba en su cama, profundamente dormida, cuando oyó golpes en la puerta a eso de la una de la madrugada
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Durante la madrugada del día siguiente, un grupo de soldados del Kuomintang irrumpieron en la casa arrastrando consigo a unos veinte civiles aterrorizados de todas las edades: eran los residentes de las casas colindantes
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Todas las noches, él y sus colegas se turnaban para levantarse de madrugada y proporcionar a los cerdos una ración extraordinaria de comida
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Si sugería asistir a un concierto o una conferencia, la respuesta inavariable era: "¿Dejar a mis hijos por divertirme? ¡Eso nunca!" El sueño de Juan era interrumpido a menudo por llantos infantiles y por visiones de un fantasma blanco paseando en silencio en la vigilia de la madrugada; sus comidas eran a menudo interrumpidas por la huida repentina del genio doméstico que presidía la mesa, quien lo abandonaba a medio servir en cuanto llegaba a oírse el menor pipío ahogado proveniente del nido de arriba
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El chacal se dio nuevos bríos con algunos tragos y nuevas aplicaciones de agua fresca a la cabeza, y se dedicó a la confección de la segunda minuta, que entregó al león de la misma manera, cuándo ya daban las tres de la madrugada
99.
Resonó en San Pablo la una de la madrugada, cuando el señor Lorry salía escoltado por Jeremías que llevaba un farol encendido
100.
Sufrían por la luz, labios azules en la madrugada,