1.
¿Recuerdas el periódico hace dos años, lo de las maletas en
2.
aparecieron unas maletas en el desierto con unas chicas rusas descuartizadas dentro
3.
Simoun dispuso sobre la mesa las dos maletas que traía: launa era algo más grande que la otra
4.
machetes relucían al caer sobre la tapa de loscajones; el cuero de las maletas abríase rasgado por
5.
» Y me abandona, sin bajar siquiera las maletas que están en lacornisa de red
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cerraba las maletas despuésde pasear su mirada interrogante por todo el cuarto con la
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y sin expresión de la doncella, sentada sobre las maletas
8.
Figúrese el lector una sala llena de cofres y maletas, provisiones decomer, barriles
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de las maletas; desatábansecorreas y paquetes, abandonaban las
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Sehabían colocado ya las maletas en la parte
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llevar losfardos y las maletas determinadas iniciales, y por algo
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maletas, cajas y cajones de toda especie queiban trayendo a hombros los mozos de la estación,
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que para ser buena casada, y hacer el viaje en paz,metieses en las maletas un par de arrobas de
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Empaquetadas todas las compras y atados cajones, maletas,
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Thorsteinn entró en la casa, cerró la puerta para protegerse del viento, y se puso a hacer las maletas
16.
Acodados en la barandilla de estribor, observaron cómo se alejaba la costa española, mientras escuchaban al hombre que había sostenido sus maletas
17.
Señor me dijo con el aire de un hombre encantado de sí mismo, ya están héchas las maletas
18.
Sin decirme nada, había mandado que preparasen mis maletas, que las colocasen con las suyas detrás del coche, y me llevó con él
19.
Con la llegada de la lluvia, los turistas hicieron sus maletas y se marcharon
20.
Esas mujeres rojas corrían y trajinaban entre los hombres oscuros, llevando fardos y maletas, en una algarabía que acababa de atolondrarse con el espanto de los burros y el despertar de las gallinas dormidas en las vigas de los sobradillos
21.
Para aquel entonces Armada sentía que todo conspiraba a su favor, y la prueba es que, sin duda aconsejado por él, días atrás Milans había vuelto a reunir a su gente o a parte de su gente en General Cabrera para asegurarle que el golpe quedaba congelado hasta nuevo aviso porque la caída del presidente del gobierno y el traslado inmediato de Armada a Madrid significaban que el golpe era innecesario y que la Operación Armada había arrancado: a la mañana siguiente de la dimisión de Suárez los periódicos se llenaron de hipótesis de gobiernos de coalición o de concentración o de unidad, los partidos políticos se ofrecían a participar en ellos o buscaban apoyos para ellos y el nombre de Armada corría de boca en boca en el pequeño Madrid del poder, promocionado por personas de su entorno como el periodista Emilio Romero, que el 31 de enero proponía al general en su columna de ABC como nuevo presidente del gobierno; tres días más tarde el Rey llamó por teléfono a Armada y le dijo que acababa de firmar el decreto de su nombramiento como segundo jefe de Estado Mayor del ejército y que preparara las maletas porque volvía a Madrid
22.
Habían revisado el contenido de las maletas sin encontrar nada que les diera una pista—
23.
—¿Qué hicieron con sus prendas? ¿Estaban guardadas en las maletas?
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Por lo tanto, era lógico suponer que la había dejado en la habitación, pero no la habían guardado en el cuarto de equipajes junto con las maletas
25.
En el exterior, estaban cargando varios enormes baúles y maletas en un taxi
26.
Tal vez que en esa época tocara fondo, aunque poco sabemos de ella a ciencia cierta: se dice que apenas tenía conocidos en Madrid, que veía ocasionalmente a su madre y que se ganaba la vida con trabajos esporádicos, acarreando maletas en la estación de Príncipe Pío o vendiendo electrodomésticos puerta a puerta; se dice que pasó apuros, que pasó hambre, que callejeaba mucho
27.
Cuando todo hubo terminado, volvió a la finca y cruzó el patio empapado por el vino que se había escapado de las cubas, y empezó a preparar sus maletas
28.
Tres vigas de hierro lo cruzaban casi arriba del todo, y sentándose en ellas nos lanzó una cuerda con la que fue izando las maletas y todo cuando llevábamos
29.
Me fijé muy bien en el lugar en que me encontraba, esforzándome por visualizar todos los puntos de referencia, y enterré las maletas al pie de un árbol de flores muy rojas que se levantaba entre dos altísimas palmeras
30.
Todos recibimos un subsidio destinado a adquirir ropa adicional, edredones, sábanas, maletas, mosquiteras y plásticos en los que envolver las colchonetas
31.
Al llegar a Deyang, Jin-ming me había dado varias maletas de libros del mercado negro que había podido acumular gracias a que los asaltantes de los domicilios habían sido devueltos en su mayor parte a la «escuela de cuadros» de Miyi junto con mi padre
32.
Mientras estaba allí mirando los montones de maletas y libros y percibiendo el olor de las cuadras (que para siempre estará asociado en mi memoria con aquella mañana), una procesión de los más terribles pensamientos empezó a desfilar por mi cerebro
33.
Sus maletas habían desaparecido
34.
Miró a través de sus gruesos lentes, absorbiendo todas las cualidades y detalles del fondo y del moblaje; el lujo discreto de un hombre de mundo, en contraste con las dos maletas que su propietario había llevado al novísimo y desamueblado piso
35.
Todavía conseguí ver cómo los bandidos se abalanzaban sobre nuestras maletas, pero luego perdí el conocimiento
36.
Días después se encontraron en un barranco cerca de Tlazcala muchas maletas vacías allí abandonadas
37.
En Veracruz recobré una de mis maletas
38.
—No es frecuente que le registren a uno las maletas en las fronteras
39.
El encargado volvió a colocar las maletas en su sitio y se trasladaron todos al compartimiento inmediato
40.
Tenía dos pequeñas maletas de cuero
41.
Recordó que el tubo, junto con una botella de yodo y otra de magnesia, estaba en el fondo del cajón de la mesa escritorio, donde lo puso cuando deshizo las maletas
42.
Él recordó que había dos etiquetas en las maletas del joven caballero: una de Exeter y otra de Exhampton
43.
Recogió las maletas y saltó al andén
44.
Despojaron a la muerta de sus ropas, envolvieron el cuerpo en una manta y lo dejaron sobre el asiento del compartimiento contiguo, entre las maletas y las cajas
45.
Tía Clemencia se compró una de esas maletas de peso pluma
46.
Me llamó la atención un montón de maletas que había en el vestíbulo
47.
De nuevo se fijó mi vista en las maletas y en sus etiquetas azules
48.
Buscaron en los armarios y en las maletas
49.
Antes de que pudiera darme cuenta de lo que ocurría nos encontrábamos en el andén, sin sombrero y sin maletas en tanto que el tren desaparecía en la noche
50.
Voy a enviar a buscar sus maletas, monsieur Poirot
51.
Vuelve muy alterada y renuncia a sus iniciales propósitos de investigación, proponiendo a los vocales de la comisión, entre ellos los doctores Martínez y Clavera, «hacer todos las maletas y marcharnos»
52.
El sepulcral silencio fue perforado por el armónico rodar de las tres pequeñas maletas y los autoritarios taconazos de Estela, precisos cual metrónomo japonés
53.
Beatriz Alcántara avanzó taconeando con altanería sobre el pulido linóleo del aeropuerto, siguiendo al cargador que llevaba sus maletas azules
54.
Un día ese hombre encantador anunció que partía a Nueva York, contratado por una revista, hizo sus maletas y se despidió de nosotras con genuino pesar, dejando a Mimí sumida en la desolación
55.
Cuatro días más tarde, el buque los depositó en la más olvidada provincia del Norte, donde sus elegantes ropas de viaje y sus maletas de cocodrilo pasaron desapercibidas en el bochornoso calor seco de la hora de la siesta
56.
Había baúles y maletas con ropa antigua, que usó para montar sus solitarios espectáculos teatrales y un felpudo triste, negro y apolillado, con cabeza de perro, que puesto en el suelo parecía una lamentable bestia abierta de patas
57.
Todo el grupo, excepto Manfred, que se dirigió acompañando a los maleteros a la consigna de equipajes para dejar en ella momentáneamente las maletas, se encaminó a la cafetería de la estación reservada a los pasajeros de los coches cama y a los de primera clase, ya que era allí donde habían quedado para reunirse con Eric
58.
Manfred y Sigfrid se dirigieron a la consigna a recoger las maletas en tanto Eric y Hanna se retrasaban un poco para despedirse más cómodos
59.
Cuando ya estaban al final de la cola que transcurría entre dos vallas metálicas, los muchachos se unieron al grupo llevando las maletas
60.
Leonard cargaba las maletas ayudado por Hanna por el estrecho pasillo que transcurría entre las vallas ya que hasta el final del mismo, y ya en la zona en la que las gentes se reunían después de pasar los controles, no volvía a haber maleteros ni podían pasar mozos hasta llegar a los andenes
61.
Desde Buenos Aires cruzamos la Argentina por tierra has-ta llegar a Chile, un verdadero safari, teniendo en cuenta el volumen del equipaje que venía de Europa mas las once maletas con las compras que se hicieron en Buenos Aires
62.
Yo la pasé acu-rrucada con Caramelo en un sillón del hall mientras traficaban las em-pleadas y los criados con maletas y baúles, las niñeras y nodrizas con los chiquillos de Nívea dormidos en los brazos, las cocineras con cestas de comestibles
63.
Cuando la máquina, entre bufidos de vapor, chirriar de frenos y entrechocar de topes detuvo su andadura, Hanna se despidió de sus compañeros de viaje, que como ella estaban trajinando en las redecillas de los portaequipajes ubicados sobre los asientos para recuperar sus bultos y maletas
64.
Y lo sabían, mientras seguía a su padre por el pasillo, mientras le veía abrir la puerta, y dejar las maletas en el suelo, y sentarse en la cama, y quitarse la gorra, y frotarse la frente con dedos temblorosos, y arrepentirse enseguida, levantando la cabeza para mirarle con un gesto furioso de desesperación, Julio sólo podía pensar que lo sabían, que todos lo sabían, el teniente, la patrona, la gente a la que habían visto por la calle y la que se había quedado atrás, en el pueblo, todos sabían que su madre se había marchado, que los había dejado, que los había abandonado para largarse a Madrid con el maestro de Las Rozas
65.
Se quedó en la puerta hasta que el tren arrancó de nuevo, y entonces, mientras la locomotora avanzaba aún muy despacio, se bajó de un salto que lo depositó en un extremo del andén, muy lejos del lugar donde los recién llegados saludaban a quienes habían ido a buscarles o arrastraban sus maletas hacia la salida
66.
Ese día, a las diez de la mañana, Julio cruzó la verja de la Casa Rosa en un taxi abarrotado de bultos, cajas, maletas y paquetes de todos los tamaños que su propietaria reconoció antes de que el conductor tuviera tiempo de dejarlos en el suelo
67.
No reconoció tampoco los papeles que se le encontraron en sus maletas y en el lindo escritorio que conocemos, y que eran comunicaciones del enemigo, en las que se le ofrecía la banda de general y otras cosas, a nombre de Bazaine y de la Regencia
68.
Entraron sus pocas maletas y, debajo de éstas, las cuatro pistolas ametralladoras aún envueltas en gruesas mantas baratas
69.
Jack le pagó al conductor y entró junto al valet que le llevaba las maletas
70.
A los tres minutos de llegar, sus maletas y ellos estaban frente a la conserjería
71.
Un empleado que conducía uno de los vehículos eléctricos en los que portaban las maletas pasó por su lado
72.
Ha reducido a una empleada y a un mozo del departamento de equipajes que conducía uno de esos carritos que llevan las maletas, ha montado en el vehículo y ha desaparecido
73.
Las maletas llenas de dinero estaban entre ellos formando una mesa improvisada
74.
Ha cargado las maletas, que eran muchas, y la hemos ayudado el padre Vassallo y yo
75.
—¿Y cómo estaban las maletas en la veintiocho?
76.
Los sudorosos miembros de la tripulación iban y venían cargados con maletas y fardos, mientras el doctor Romano permanecía sentado felizmente en medio de la confusión que había provocado, con una sonrisa beatífica en su cara arrugada y vieja
77.
Una noche, pasados algunos días, Fiamma se encontró sobre la cama una escueta nota de Martín, donde le comunicaba que esa tarde había estado en el piso y se había llevado, en una de las maletas, algo de ropa; así mismo le decía que pronto la llamaría un abogado para empezar los trámites legales de la separación, puntualizando que, de bienes materiales, él no quería nada de nada
78.
—Alex, haz las maletas —dijo Elliott—
79.
–¿Por qué no vienes a casa conmigo y pides a la compañía que te envíe las maletas en el taxi? ¿Por qué tienes que ir en el taxi con las maletas?
80.
Mientras hacía las maletas, el cuarto discutía con él, le hablaba en ese lenguaje mudo que las cosas inanimadas, pero familiares, suelen emplear con el hombre
81.
Wu se sintió intrigado por las maletas y se preguntó adónde iría, cuánto duraría el viaje
82.
El hijo de la costurera me encaraba desde la puerta, la mecedora chirriaba en la tarima, y se amontonaba en el desván el aluvión del pasado, griferías de bidés, cómodas, cestos, el moho de las cajas de sombreros, maletas con blusas y gabardinas antiguas y, por debajo de nosotros, el corazón de los relojes haciendo retroceder el tiempo
83.
Sólo los trenes más lentos se detienen en su estación; hay allí tan poco que hacer que el jefe de estación y el mozo de maletas cultivan flores en el apeadero y amaestran loros en las ventanas de la sala de espera
84.
Connor se dedicó a deshacer las maletas, mientras escuchaba la conversación entre su esposa y su hija
85.
Durante un buen rato se entretuvo en la monótona tarea de trasladar la ropa de las maletas al armario
86.
Bajó dos maletas de lo alto del armario y las llenó rápidamente con ropa
87.
A continuación, extrajo un pequeño paquete de celofán del mono y lo deslizó dentro de una bolsa de cosméticos, que metió dentro de una de las maletas
88.
Dejó las maletas junto a la puerta de atrás y regresó al Toyota; levantó el capó y volvió a poner en marcha el artilugio de localización y seguimiento
89.
El hombre con la gorra de Toyota regresó al fondo de la casa, tomó las maletas y salió por la puerta de atrás
90.
Una vez que Connor hubo dejado las dos maletas en la bodega y comprobado que los tres pasajeros estaban con vida y no habían sufrido daño alguno, abandonó el avión y subió a la parte trasera de un BMW cuyo motor todavía estaba en marcha
91.
Una vez que hubieron retirado las maletas, Stuart las colocó sobre un carrito y se dirigieron hacia la salida verde de aduanas
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–Llevo toda la tarde preparando las maletas -explicó
93.
La prueba de sus trabajos estaba bien a la vista: tres grandes maletas y dos cajas de cartón llenas de libros, todo ello apilado junto a la puerta
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Hizo las maletas, dejó la bata verde claro tirada en el suelo del dormitorio y se fue al aeropuerto en taxi
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–Bien, aquí has tenido siempre tu casa -dijo Bella, cargando en seguida con dos de las maletas
96.
Cuando Richard se enteró del caso, le ordenó inmediatamente a Annabel que hiciese sus maletas y se la llevó al Este, mientras Florentina y William continuaban viaje a Los Ángeles para pasar allí el resto de sus vacaciones