1.
El peso de la mole le
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comen eltradicional mole de guajolote, y los tamales de frijol, a la sombra delos naranjos y de
3.
Desde lejos percibiréis elolor del mole que hierve en grandes cazuelas, y
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que habia entrado ádescargar en aquel puerto: el fondo de este es un barro mole
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mole, estuviera embargada por la visión del más allá! Nome
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hizo alzar lavista, y vieron la mole del viaducto en
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destacabasu mole obscura en el espacio estrellado
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asombrándola con su mole
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triunfal, la puerta de Alcalá, destacando su perforada mole blancasobre el espacio
10.
Pues bien: como dije, yo moveríaesa gran mole de mi invención por medio
11.
A esa mole le hace falta alguien que la sacuda un poco de vez en cuando, para levantar el polvo de los fósiles
12.
"La tierra pareció abrirse a nuestros pies -dice el cronista- y la mole de hormigón armado se partió en dos, dejando ver la naciente claridad del 12 de septiembre"
13.
Sintió más vividamente que antes la vasta mole del Acantilado
14.
Algo para recordar en los años venideros… ¡siempre que esa mole no se precipitara al suelo, aplastándolo! Se inclinaba hacia él, precisamente sobre su cabeza
15.
Los usbekís, detenidos de golpe, espantados por la imponente mole del coloso y viendo agitarse sobre ellos las dos cortantes hojas, creyeron oportuno escapar dejando abandonado el cuerpo de su jefe
16.
Olas gigantescas rompían contra las paredes de la ciudad, imprimiendo a toda su mole oscilaciones que inquietaban mucho al capitán del Centauro y al piloto, que sabían algo de las cóleras del Atlántico
17.
Lo hubiera atacado y expugnado a pesar de su mole y de su tripulación
18.
La penetró apresuradamente, aplastándola contra el piso metálico de la camioneta, estrujando, arañando, mordiendo a la niña perdida bajo la mole de sus ochenta kilos, los correajes del uniforme, las pesadas botas, recuperando así el orgullo de macho que ella le arrebató ese domingo en el patio de su casa
19.
Tras ellos, las puertas del túnel se cerraron con un golpe seco, las líneas de glifos que las rodeaban desaparecieron y la mole de piedra volvió a adoptar la imagen de un sólido peñasco
20.
Desde detrás surgió la inmensa mole de Domingo que se interpuso entre Simón y sus atacantes; éstos, al ver la catadura del coloso, vacilaron un instante, pero eran tres y no iban a soltar tan fácilmente su presa, de modo que tras cruzar una mirada de inteligencia se separaron algo para poder atacar cada uno de ellos por un flanco
21.
Llamado así por su mole y su tenacidad
22.
El movimiento de la enorme mole de la hembra creó una corriente de fondo que impulsó a la tabla y al sur-fista varios metros hacia atrás y a un lado
23.
No en la muchedumbre ni en aquel hombre agonizante, sino en la reluciente gran mole de piedra, con todo su oro, en las canciones de los fieles elevándose como si fueran olas, como las olas que yo había visto solaparse en el mar, una y otra y otra mientras nuestro barco estaba anclado, olas sin fin
24.
Dejamos atrás la mole gris del helicóptero y cruzamos los campos secos agostados por el sol en dirección a las colinas
25.
Felicísimo no vio nada de esto, y así, cuando aquella mole podrida se desplomó en una pieza con estruendo más grande que el de cien cañonazos, él se agitó un instante en su sepulcro de ruinas, murmuró estas dos palabras: «suéltame ya», y pasó a la eternidad, no como quien se duerme, sino como quien despierta
26.
Calpena se detuvo a contemplar la mole gallarda, la elegancia de sus contrafuertes, exornados de exquisita labor plateresca
27.
Ricardo Maraña bajó con los Sánchez Guinea, dispuesto a ofrecerles una copa de oporto en la camareta, y ella se quedó apoyada en el ángulo entre el espejo de popa y la regala, protegiéndose del sol con la sombrilla abierta mientras contemplaba a poca distancia, entre la reverberación de luz en el agua, la imponente mole fortificada de la Puerta de Tierra, las velas de grandes y pequeñas embarcaciones yendo y viniendo por todas partes
28.
La mole alta y maciza de la Puerta de Tierra se destaca en la noche, bajo espesa bóveda de estrellas
29.
Para sostener el peso cada vez mayor de semejante mole córnea, el animal desarrollaba unos músculos colosales en el cuello y los hombros, que se robustecían con el paso del tiempo formando una característica joroba allí donde confluían los músculos, tendones y tejido conjuntivo
30.
Más tarde apareció la negra mole de una estructura apenas visible contra el cielo; a continuación un gran edificio cercano a la vía; estaba a obscuras y los reflejos del tren corrieron veloces sobre el sólido cristal de sus paredes
31.
Era tal la rigidez de aquella mole hinchada, que, cuando llegó a la mesa de operaciones y lo empujaron haciéndole perder el equilibrio, cayó sobre el canalón como un árbol recién talado
32.
Se había acostumbrado a ver la mole de Dennis «Dork» Luzzati arrastrar los pies, con un pastel colgándole permanentemente de la boca, a los trucos con las cartas y la charlatanería, cada día diferente, del pequeño Henry B
33.
Cuando Carl y Michael intentaron mover su mole sin vida, tenía los miembros rígidos y crispados
34.
Recordaba con toda claridad la expresión de irritación en el rostro de Michael al verse incapaces de sacar la incómoda mole del granjero por la puerta principal
35.
La mole renegrida todavía ardía, con el letrero agonizante a punto de caer
36.
Tenía delante de sí la gigantesca y destrozada mole de una perforadora de túneles, una máquina grande y redonda con fauces dentadas en un extremo
37.
Recordé que debía dejar el martillo en nuestro lado y, mientras recogía la tercera tabla, oímos -muy débilmente, a través de la mole del edificio- que el reloj del Ayuntamiento empezaba a dar lentamente la hora
38.
Nosotros estábamos entre los últimos que se marcharon, hipnotizados por la negra mole que había enfrente
39.
Compró tabaco y chicles y se quedó a la entrada de la tienda, bajo la mole del rascacielos, a la escucha de las bocinas de niebla, un sonido que relacionaba con las ciudades extranjeras y con el sexo con las esposas de otros hombres
40.
Después de pasar dos curvas vieron la mole de piedra de un antiguo castillo, asentada en un promontorio desde el que había una vista sensacional de las colinas y las cañadas
41.
Por encima del Támesis, Hanson observó la mole cremosa de County Hall moviéndose en su dirección
42.
El puente romano sorteaba un cauce seco y sus pilastras alzaban la mole de su inutilidad sobre el escombro acumulado en varios siglos
43.
Y eso era todo lo que le importaba a la Mole
44.
Se la traen en el momento en que una enorme mole humana vestida de cuero se deja caer en el taburete de al lado
45.
Jorge apartó los pies justo a tiempo para evitar el ser aplastada por la inmensa mole
46.
Antes de que pudiera presionarlo, una pesada mole había saltado sobre el
47.
Por la noche, los edificios más hermosos de Tar Valon pasaban a ser una mole más envuelta en sombras
48.
Bernie avanzó cautelosamente hasta tener una visión completa de la mole que yacía en el suelo
49.
Esa fue la única vez que sentí que mi exo era un estorbo, una mole gigante
50.
La ingente mole de su captor apareció en el pasillo, y Katherine reculó al recordarlo en su casa, diez años antes
51.
De pronto, un estremecimiento encrespa todavía más aquella mole intranquila
52.
No le resultó fácil a Mugambi distinguir la sombría mole del buque, pero como éste se interponía entre la canoa y el océano su silueta destacaba un poco más que si el vapor se hubiera encontrado junto a la ribera
53.
Una vez más, Hamas me dejó pasar cuando llegué a la sombría mole que era la casa de Fal Silvas; y me siguió cuando tomé la rampa que conducía a las habitaciones de Fal Silvas, en el piso superior
54.
Luke pasó tan cerca de la mole de la estación que la punta de un ala rozó una antena que sobresalía y despidió astillas de metal
55.
Y, más que nada en el mundo, le gustaba estar en lugares a los que nadie más podía ir, y ver la mole gris y dispersa de Invernalia de una manera que ningún otro veía
56.
Los dos amigos, después de pagar la consumición a escote, se levantaron los cuellos de los capotes y enfilaron la cuesta de la ciudad, dominada por la maciza mole de la catedral y la torre almenada del viejo alcázar, que empezaban a difuminarse en la media luz del atardecer invernal
57.
Dejaron la ciudadela de Dionisio y pasaron junto al templo de Artemisa hasta llegar al inmenso templo de Atenea donde, sin volverse, escuchó la exclamación de asombro de alguno de los senadores, petrificado, ante las elevadas y gruesas columnas jónicas sobre las que se levantaba aquella mole de piedra
58.
[¿Qué mole es ésta, agigantada por el coloso
59.
Pero posiblemente pronto bajarían al pobre hombre al segundo y volvería la paz -Seldom me señaló hacia adelante con la cabeza la mole de ladrillos oscuros que había aparecido ante nosotros
60.
Atravesó la gigantesca obra de construcción con paso apresurado, deteniéndose solo unos pocos instantes, casi preocupado, a observar la mole de la basílica completamente enjaulada por el andamiaje, envuelta en una especie de halo oscuro: la polvareda levantada por los miles de obreros que se ajetreaban sobre los entablados, de la cal y del yeso que flotaban en el aire denso y frío de aquel día de enero
61.
Llegarían antes atravesando la ciudad, pero decidieron no correr el riesgo de llamar la atención y siguieron por la ribera amparados por la mole de la muralla
62.
Kilkenny estudió a conciencia la imagen holográfica de un edificio que más parecía una mole de cemento alargada y prácticamente desprovista de ventanas
63.
Encorvado, sonriente y roncador, una mole andante de contradicciones
64.
A ambos lados de la plaza se encontraban los pies de la gran estatua que ahora alzaba su mole imponente por encima de sus cabezas
65.
El condestable le apartó de un empujón, pero al hacerlo le envió en dirección al rector, que se encontraba en aquel momento levantando de la silla su pesada mole
66.
Profesionalmente ocupado de su minucioso desconsuelo, no se percató de los chismes y pullas, hasta que una tarde en que trajinaba las páginas finales de Estravagario sentado en, el mole, donde los pescadores ofrecían sus mariscos, llegó una camioneta con altavoces que proclamaba entre chirridos la consigna: «A parar al marxismo con el candidato de Chile: Jorge Alessandri», matizada por otra no tan ingeniosa, pero al menos cierta: «Un hombre con experiencia en el gobierno: Jorge Alessandri Rodríguez»
67.
El profesional dio un paso adelante, con la actitud de un escultor que va a enfrentarse con una mole de mármol, cuando el joven lo detuvo con un silbido
68.
Al cabo de breves momentos, supo Julián que el prócer que tan humildemente vestía era el señor de la Mole
69.
Había salido de la fonda para visitar a los jueces que entendían en el pleito sostenido por el marqués de la Mole, quienes, por primera vez, le recibieron con exquisita cortesía
70.
Éste, en su explicación del género de vida que le esperaba en la casa del marqués de la Mole, le dijo:
71.
El cochero levantó el enorme aldabón de bronce de una puerta inmensa: era la del Palacio de la Mole
72.
EL PALACIO DE LA MOLE
73.
Si Julián lo encontraba todo extraño en la noble mansión de los marqueses de la Mole, no es menos cierto que extraño y singular encontraban también a aquel joven pálido y vestido de negro cuantas personas tenían la dignación de reparar en su persona
74.
Si los cinco o seis aduladores que testimoniaban a Julián un afecto paternal hubiesen desertado de los salones del palacio de los marqueses de la Mole, es posible que la marquesa hubiera pasado por largas horas de soledad, desventura horrible para las damas de su rango, para las cuales es sabido que la soledad es emblema de la desgracia
75.
El marqués de la Mole necesitaba un hombre que supiese poner en claro sus asuntos de interés
76.
Cuando Julián indicó el palacio de los marqueses de la Mole, hubo un cambio expresivo de miradas entre el joven diplomático y su amigo
77.
Un día, a su vuelta de las encantadoras tierras de Villequier, patrimonio situado sobre las márgenes del Sena, que merecía la predilección especial del marqués de la Mole porque, entre la infinidad de los que poseía, era el único que fue propiedad del célebre Bonifacio de la Mole, encontró en el palacio a la marquesa y a su hija, que acababan de regresar de Hyères
78.
-Estás contrariada, de mal humor- dijo la marquesa de la Mole a su hija-
79.
En este punto estaba la conversación cuando el coche del conde, que conducía a Julián, hizo alto frente al palacio de los marqueses de la Mole
80.
-De tal suerte preocupaban a la señorita de la Mole tan hermosos razonamientos, que al día siguiente, sin darse cuenta, hizo un elogio apasionado de Julián en presencia del marqués de Croisenois y de su hermano
81.
Pues bien: el día que siguió a la imprudencia cometida por Matilde, reunidos los amigos, y sin hallarse Julián presente, el conde de Caylus, sostenido por el marqués de Croisenois y por Norberto, atacó con rudeza la buena opinión que el secretario del marqués de la Mole merecía a la hija de éste, no bien se encontró a tiro de palabra, por decirlo así, de Matilde
82.
Surgió en la imaginación de Julián la imagen del marqués de la Mole, a quien era deudor de tantos favores
83.
La frialdad glacial de Julián exacerbaba las torturas del orgullo que desgarraban el alma de la señorita de la Mole
84.
Cuando más le dominaban estos transportes de ambición, sorprendióle la llegada de un criado de los marqueses de la Mole, que era portador de una carta de Matilde, redactada en los siguientes términos:
85.
¡Qué de economías representa el sacrificio que estaría dispuesto a hacer por mí! Es posible que lo aceptase cualquiera de los jóvenes elegantes que frecuentan los salones del palacio de la Mole, y que han leído a René; pero desde luego aseguro que no se encontraría en París persona capaz de hacerlo, como no fuera alguno de los adolescentes atolondrados que desconocen el valor del dinero
86.
Después de todo, tan elevada es la posición social del marqués de la Mole, que la opinión pública excusará gustosa al bizarro coronel que dará su mano y su título a esta encantadora viuda: mi muerte lo soluciona todo
87.
Me casé con él en secreto, y era el deseo de mi padre hacerle llegar a los altos puestos del ejército, antes de que se diese publicidad a su matrimonio con una de la Mole, que seguramente habría dado lugar a comentarios
88.
Deseaba Julián portarse bien hasta el fin con la desgraciada hija de los marqueses de la Mole, cuya reputación tan gravemente había comprometido, pero el amor desenfrenado que sentía por la señora de Rênal daba con frecuencia al traste con sus buenas intenciones
89.
Sonrío para mis adentros pensando en la gran mole obesa que me ha hecho las veces de acompañante durante estos diez últimos años de viudedad y de soledad, una sonrisa algo triste y tierna porque, vista desde la muerte, la proximidad con nuestros animales de compañía ya no parece esa evidencia menor que el día a día vuelve banal; en León se han cristalizado diez años de vida, y caigo en la cuenta de hasta qué punto esos gatos ridículos y superfluos que atraviesan nuestras vidas con la placidez y la indiferencia de los imbéciles son los depositarios de los momentos buenos y alegres y de la trama feliz de éstas, incluso bajo el tendal de la desgracia
90.
Barbie, con esa sensación de incredulidad y de desorientación propia de cualquiera que se halle en el lugar de un desastre de grandes proporciones, vio que Anderson Cooper, de la CNN, se encontraba en la 119 con la mole del camión maderero accidentado aún humeante al fondo
91.
Precisamente en ese instante, tras la mole del policía, golpeó la portezuela de un coche
92.
–La antesala del infierno -dijo Athelstan mientras los tres bajaban por el callejón de los Arqueros bajo la oscura mole de San Pablo
93.
A un lado tenía la negra mole del convento de los dominicos y al otro una hilera de casas con todas las luces apagadas a excepción de las linternas de cuerno colgadas de unos ganchos por encima de las puertas
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El caballo los aplastó bajo su mole y de paso derribó a los cuatro siguientes, mientras Pítaco volaba por los aires y se ensartaba en las lanzas de la cuarta fila
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—y ¿cuál es ése, Maestro? —preguntó Pedro, que acababa de entrar en la pequeña habitación empequeñeciéndola aún más con su mole
96.
De entre la bruma de las llanuras surgió la mole de la única torre de asedio que quedaba chirriando y crujiendo, mientras cientos de soldados del ejército enemigo la arrastraban y empujaban por la rampa recién construida hacia la Muralla Exterior
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Se irguió en una mole, alzándose a la vez que adquiría una forma reconocible