1.
Desde luego que la obsesión recién adquirida por encontrar un
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Y la obsesión por Dunia siguió creciendo ya de manera imparable
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príncipes de raza no practican el culto a la personalidad, ésa es la obsesión de los
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atractivas que también se dejan atrapar por esta obsesión por poseer un cuerpo
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en una obsesión, una enfermedad psicológica que hace cometer a la persona todo
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convierta una obsesión permanente, dejándose dominar por los egosentimientos y
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divergentes de conocimiento, en su obsesión por el método y la
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La muerte y el sufrimiento de la Arct se convirtió en su única obsesión y la muerte de las otras criaturas sólo aminoró la legión abajo y causó confusión con el total de muertes registradas
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ego con las cosas da lugar al apego y la obsesión, los cuales crean a su vez la sociedad de consumo y las
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obsesión por el sexo
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extrañamente, bajo lainfluencia de su obsesión
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pensamiento de laterrible obsesión
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de sus costumbrespolíticas os hablará de cómo la obsesión del
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secreto acabepor convertirse en idea fija, en obsesión, en manía
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a acrecentar mi obsesión
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tenían unafijeza de obsesión
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labios, de tu cuerpo todo; la obsesión atroz, alucinante,de la
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una obsesión, una cosa horrible! Allí las gentes notienen
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obsesión no era el sentimiento empalagoso de las
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Era tal su obsesión,
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minuciosos queconstituyen su obsesión le importunan y le
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Tiene la obsesión
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llegaban hasta sucerebro, clavándose en él con la persistencia de la obsesión
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obsesión que lo atribulaba, y sepenetraron de que eran objeto de
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Por su obsesión de escribir renunció a todo y sacrificó los
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de obsesión, que Julio veía lo que el otrose imaginaba haber
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La dominaba como una obsesión el momentáneo proyecto de
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expresar aquella obsesión, yrecordando haber oído decir: Fulano o Zutano tiene los demonios en
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obsesión por el hombre que lasmartiriza y las deprime, hasta a
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edad, se convirtió en unamanía, en una obsesión de todos los
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Bajo el imperio de esta obsesión había leído mucho y
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Como volviendo a mi obsesión con la palabra soledad, pero ya muy lejos de las necedades del
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Llevaba un traje gris marengo demasiado, caro y bien cortado para un capitán de la policía de Nueva York, y se gastaba ciento veinte dólares cada dos semanas en la barbería del vestíbulo del Carlyle para que le hicieran un corte perfecto en su pelo salpicado de canas, pero lo único que delataba todo ello era su obsesión por el aseo, no que fuera un policía corrupto
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Decía que era una obsesión estéril, que ya no soportaba todos esos testimonios que «se proponen contar lo indecible, para transmitir el recuerdo a las generaciones futuras»
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Entraban en ellas poderosos elementos de aventura científica, y la obsesión por descubrir nuevas tierras, nuevas plantas y animales, nuevos pueblos; la búsqueda del conocimiento en sí
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Su padre, continuó diciéndole, tenía un miedo mortal a los ladrones, y, en su opinión, más que precaución se había convertido en obsesión
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Su existencia justificaría la obsesión de Kolvenik por las víctimas con deformaciones y
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Los que creen en el amor están de acuerdo en que, como dice la escritora Sheila Sullivan, «el sexo está involucrado, la ilusión predomina, la obsesión es inevitable, el grado de control consciente es muy modesto y el tiempo de gloria muy breve»
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El poder, el penetrante poder de la gente para retroceder y regresar siempre a la misma opinión; una especie de obsesión por repetir
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Fray Pedro me explica que el herborizador, nada loco, pero muy dado a fantasear, en descanso de sus soledades de meses en la espesura, se ha forjado una divertida prosapia de alquimistas y herejes que le hace proclamarse descendiente directo de Raimundo Lulio -a quien llama obstinadamente Ramón Llull-, afirmando que la obsesión del árbol, en los tratados del Doctor Iluminado, le daban ya, en los días del Ars Magna, un aire de familia
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Fue entonces cuando contrajo la pasión de la notoriedad; fue entonces cuando se incrustó en su cerebro la obsesión del golpe; fue entonces cuando empezó a preparar el 23 de febrero
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Quizá lo más sencillo o lo menos inexacto sería remontarse un poco más atrás, justo hasta el día de finales del verano de 1978 en que todas las portadas de los periódicos le brindaron al teniente coronel Tejero la fórmula del golpe que desde hacía tiempo rumiaba y que en los meses siguientes creció como una tenia en su cerebro: el 22 de agosto de ese año, el comandante sandinista Edén Pastora tomó al asalto el Palacio Nacional de Managua y, después de mantener secuestrados durante varios días a más de un millar de políticos afines al dictador Anastasia Somoza, consiguió liberar a un grupo numeroso de presos políticos del Frente Sandinista de Liberación Nacional; la audacia del guerrillero nicaragüense deslumbró al teniente coronel y, superpuesta al recuerdo decimonónico de los guardias civiles del general Pavía disolviendo por la fuerza el Parlamento de la primera república, catalizó su obsesión golpista e inspiró primero la llamada Operación Galaxia, que apenas unas semanas más tarde intentó ejecutar sin éxito, y finalmente el golpe del 23 de febrero
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Es verdad que nadie le ayudó a arreglar el desaguisado: durante la primavera y el verano de 1980 ya todo valía contra él y, en vez de intentar apuntalarlo como habían hecho durante sus primeros años de mandato -porque entendieron que apuntalarlo significaba apuntalar la democracia-, los partidos políticos se obsesionaron con derribarlo a cualquier precio, sin entender que derribarlo a cualquier precio significaba contribuir a derribar la democracia; pero no fue sólo esa obsesión: articular territorialmente el estado era quizá el problema central del momento, y ningún asunto como éste desnudó la indigencia y la frivolidad temeraria de una clase política que a cuenta de él se enzarzó a lo largo de 1980 en reyertas delirantes, persiguió sin escrúpulos posiciones de ventaja, fomentó una apariencia de caos universal y se ganó un descrédito acelerado, colocando al país en una tesitura cada vez más precaria mientras la segunda crisis del petróleo disipaba la fugaz bonanza atraída por los Pactos de la Moncloa, estrangulaba la economía y abandonaba a la mitad de los trabajadores en el paro, y mientras ETA buscaba el golpe de estado asesinando militares en la campaña terrorista más despiadada de su historia
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Necesito reflexionar sobre cuanto ha sucedido, y necesito, sobre todo, replantear nuestras vidas, porque de lo contrario esta obsesión me acabará destrozando
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—Es eso precisamente lo que debes evitar: la angustia y la obsesión
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Al igual que otras muchas, su obsesión por el acero apenas fue cuestionada
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Zhanjiang constituía un severo cambio cultural para los antiguos campesinos, cuyos sentimientos de inferioridad alimentaban el origen de su permanente obsesión por hacer la vida imposible a los demás
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–Sé que la lógica no influirá en el ánimo de usted, que vive dominado por una obsesión
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Y su obsesión maternal nunca desapareció
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Pude haberle dicho que aquella obsesión suya por el café estaba destinada desde el principio a terminar en un callejón sin salida, pero me mordí la lengua
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Meneó la cabeza como bajo el peso de una obsesión y no pudo reprimir un compasivo gesto hacia estas incongruencias de la vida
52.
Fue durante aquellos días cuando la idea de una tercera persona se convirtió en mi obsesión
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-¡Mi opinión es que la fuerza de su obsesión es tanta que debe tratar de cumplir su promesa! No hacerlo significaría fracaso, y esto no se lo permitiría su vanidad
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Tiene razón Debe existir algo, alguna obsesión definida
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Pero, ¿y si no había sido eso? ¿Y si él había visto otra cosa? Yo había supuesto que se trataba de Allerton y Judith porque su amistad constituía para mí una obsesión
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Y más tarde, a partir de los años sesenta, tras la entrada triunfal de Fidel Castro en La Habana, las tareas de infiltración en el entorno cubano se convierten en una obsesión para los hombres de la Agencia
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El comandante Halliday murió en una clínica para enfermos mentales hace quince años, gobernado todavía por la obsesión de que había estrangulado a su esposa
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Es decir, si se trataba de una obsesión
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Esa obsesión de los responsables de la CIA por acumular incesantemente todo tipo de información y la absoluta impunidad que sienten les hace, a veces, actuar de forma disparatada, como principiantes
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—Odio tu obsesión con el ejercicio
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La obsesión por los niños y por el estricto control sobre su educación ha formado parte de todos los sistemas de autoridad absoluta
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De algo ha de servir la obsesión con la madre…
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Al principio no tomó demasiado en serio la profecía, pero como sufrió un par de encuentros casi fatales con esas bestias, la idea echó raíces en su mente y se convirtió en una obsesión
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Conseguir dinero se convirtió en una obsesión para Gregory
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Encontrar al compañero adecuado había sido una callada obsesión de Carmen en el pasado, cuando le faltaba hombre se le poblaban los sueños de fantasmas lujuriosos, necesitaba un abrazo firme
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La rutina de los cuchillos se tornó obsesión, y auspiciada por Florencio, que en cada sesión le exigía más, llegaba a lanzar un centenar de ellos cada día, de tal forma que se le llagaron ambas manos pues con las dos practicaba
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Una turba de desalmados que habían entrado a tiro hecho con esta obsesión en la cabeza, se refocilaba con las mujeres que les salían al paso, luego de asesinar a sus parientes y amigos, pues sabían que esta grave falta contra el sexto les sería exonerada en confesión al haberla cometido con mujeres judías y que lo habían hecho para desenraizar aquella maldita raza ya que los frutos, si los hubieren, que nacieran de aquellas aberrantes y bárbaras acciones, serían con seguridad nuevos cristianos, pues los judíos ya no existirían
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No soportaba su juego: un juego de acoso y obsesión hacia el sexo contrario
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¿Era la simple instrucción que descubrió en el armario de la Estación Grand Central que le ordenaba infiltrarse e invalidar a Kiss? ¿Era una compulsión oculta y programada de actuar de este modo y de ningún otro al sentirse un juguete, objeto de innegables impulsos secretos? ¿O era, trascendiendo eso, más bien una obsesión metafísica, una búsqueda para internarse hasta los resortes ocultos de una organización despiadada de Proyectistas del Mundo que, con los medios y la intención de contener la creciente del tiempo, decidían con arrogancia sumergir segmentos del mundo en antiguos y venerables eones de la historia?
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—Veréis, madre, estoy seguro de que comprendéis la obsesión que me devora
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Tanto Cobo Barquera como la condesa del Campo Alange parecen coincidir al apreciar que en María domina más el deseo de expresión que la obsesión del volumen y de la línea
72.
Cualquier obsesión en la que se inmiscuyan tus pasiones y te ciegue el resentimiento, estará condenada al fracaso
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Habían invadido su país y tenían tropas y armas allí, con el indudable objetivo de sojuzgar todo el Islam, rigiendo las vidas de mil millones de fieles en nombre de sus propios y estrechos intereses: Castigar a los Estados Unidos se había convertido en su obsesión
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Su obsesión por la forma física era tal que creían que interrumpir el ejercicio un solo día les impediría conseguir la forma óptima
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en Roma y Florencia; las frecuentes apariciones de Miriam en Vogue luciendo trajes de Chanel; la pomposidad de sus familias y su obsesión por la palabra que es la clave de la alta sociedad: todo debe ser «divertido»
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¿Es que tienes una obsesión? Declaro que estoy de acuerdo con todo, incluso con las cosas que ignoro
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En el capitán Smith se estaba desarrollando una obsesión con el
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McIver suspiró, su experiencia se impuso a su obsesión por volar y se decidió por el segundo plan
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En el mundo que existía, ella era la obsesión completa
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-Está patente en su espíritu de usted la obsesión de ese asunto
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También recuerda que tuvo un impulso, tan fuerte que podía calificarse de obsesión, de llamar a los Lutz y advertirles que debían mantenerse lejos de ese cuarto por todos los medios
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—Esa obsesión de mi padre por entrar en el Senado —contestó el joven Tito Pomponio entristecido— le reconcome, Marco Tulio
83.
Una vez creí haber vencido esta obsesión… llegué a consultar a un célebre doctor inglés
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Sintió que se le ponía la piel de gallina cuando advirtió de cerca esa pelusilla que la recorría por entero, quiso rozar más que tocar o agarrar, tenía que rozar, como si además de los largos años en el cielo sin el sentido del tacto le hubiesen afectado creándole una obsesión más -pensó que tendría a su regreso que consultar una vez más al pobre psicoanalista celeste agobiado de trabajo en los último tiempos-, acaso no la despierto, sí, sería mejor si soy invisible, intocable e intocador, pobres fantasmas, pensó, su suplicio eterno de ver y no tocar, doloroso, frustrante, quiso probar, bien podía hacerlo primero con alguno de los objetos dentro de la habitación, con la cortina que se movía a merced del viento suave y cálido de la buena estación, con la silla veneciana adosada a la pared, con los batientes de la ventanilla levemente abiertos, con el reboso del velo caído a los pies de la doncella, no, hubiese sido un golpe monstruoso, era mejor, sí, intentar tocarla a ella, era mejor llevarse la decepción ya en el momento oportuno para disfrutar el acercamiento prometedor, qué tal si funcionaba, si por estar en el mundo de la tierra -así fuese a través de los sueños- pudiera acercársele y ser carne estremecida una vez más, viejo deseo, viejo y desolador, y dirigió con estudiada lentitud su mano hacia el pecho diciéndose qué más da si pasa de través, sumergiría sus manos hasta el fondo mismo de su vientre y las refregaría imaginariamente en esquinas inexploradas por los más audaces descubridores, cerraría los ojos e inventaría sus límites y adivinaría entonces con la mayor tranquilidad sus formas y la recorrería y la aprendería de memoria, que bien valía la pena así fuera por guardar la conciencia de artista enamorado de las formas, perdería el miedo, sí, eso era, se sentiría en otro mundo, apartado de ella, convertiría su frustración en alegría, sería un espectro propio para la sabiduría, tendría por unos instantes el secreto de la fabricación del oro y no lo compartiría con nadie
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Algo surgió de mis entrañas y una repentina obsesión por querer fundirme con el cuerpo de Antonio me asaltó
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Cuando recorrió el pasillo hasta el ascensor, pensó en lo que Mónica había dicho y consideró la diferencia entre la investigación privada y la obsesión privada
87.
Su obsesión por mantener a Haro a su derecha era incomprensible para cualquier mente sana
88.
Suzanne tenía el corazón desbocado, nunca había sentido tanta ansiedad, sabía que había tenido suerte de escapar del grupo, y se estremecía al pensar qué habría pasado en caso contrario, sus amigos se habían convertido en desconocidos, en enemigos, en su obsesión de marcharse, estaban dispuestos incluso a matar
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—Quizá eso explique su obsesión, más allá de lo profesional —continúa el profesor—
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Enjuto el rostro, enfebrecidos los ojos por las constantes vigilias y litros de café, crispado por la obsesión que se ha convertido en móvil principal de su trabajo y su vida, Tizón vive desde hace tiempo mirando alrededor, desconfiado, agresivo, olfateando el aire a la manera de un sabueso enloquecido, a la busca de señales sutiles cuyo código sólo conocen él y el asesino
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En aquella desventurada España no existía más obsesión que la del dinero, y de ahí la importancia de la carrera de Indias
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No dejaba de sorprender esa obsesión suya con el entrenamiento
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–Eso me recuerda su obsesión por impedir la Restauración Imperial
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En todo caso, tenía fama de ser cautelosa hasta el punto de la obsesión
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Trataba de darle sentido a la obsesión manifiesta de su mujer, pero no hallaba nada que le apartase de la creciente y constante desconfianza que sentía
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Tu frialdad, tu obsesión en desvincularnos de todo no tiene sentido, no le encuentro un motivo razonable -dijo alzando el tono de voz
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–Conozco su tesis; más que tesis es una obsesión