1.
—Estos cambios, pollo, solamente los opera el amor
2.
También opera en niveles distintos: planificación, toma de decisiones y producción
3.
El papel de la comunicación social en la sociedad está determinado por el modelo político bajo el cual la sociedad opera
4.
una de las formas más elementales como opera la mente egotista
5.
para que ni siquiera la persona en quien opera el ego las pueda reconocer
6.
El sector extranjero de la doble economía cubana opera
7.
Esto es correcto si el énfasis está en el régimen de la política pública o social que opera como tal para un país en su conjunto
8.
pastorcillos de la Opera; pero por lo visto andaba yoequivocado
9.
Nos encontramos en un gran teatro, el de la Opera de París
10.
abonado a un palco en la Opera durante todo el año
11.
Ya tenemos, pues, a Judit instalada en la Opera, tomando lecciones porla mañana y
12.
Opera para hacer suerte y alcanzar una posición brillante;realizado esto, y cuando
13.
—Ya se lo diré mañana, de lejos, en la Opera
14.
—Busca una amante en la Opera; ese teatro está de moda, todo el mundova a él; se
15.
hace tres meses, ha abandonado la Opera y nadie tienenoticias de ella
16.
El miércoles siguiente, era día de función en la Opera, y nosencontrábamos todos
17.
Pocas veces la casamentera opera sola, sino en combinación con otras,aficionadas
18.
propias de las bailarinas de la Opera
19.
dos se pondría para ir esa noche a la Opera
20.
º Aparición en la Opera, a eso de las diez, en el palco de madamaNorton
21.
Allí se opera otro género dedestrucción
22.
se opera en las plantas y losanimales en sus insignias naturales,
23.
la Empresadel teatro de la Opera había organizado á beneficio
24.
unsucio asunto de intereses, para ir á los bastidores de la Opera;
25.
y otras doscélebres bellezas de la Opera representaron «El juicio
26.
del arte moderno,construye el teatro de la Opera, esto es, ¡un
27.
Avenida de la Opera, a las 11 de la noche en losbulevares de
28.
Se opera en el
29.
visitase todas lasnoches el escenario de la Opera y le llamaban mata ratas
30.
Opera y los martes en los Franceses
31.
en todos lados: en elBosque, en la Opera los viernes, en las
32.
de ese mespuedo presentarme de nuevo en el foyer de la Opera!
33.
embelleció con supresencia el foyer de la Opera
34.
contemplaba el frontispicio de la Grande Opera: ¡qué poco sabrá másde un espectador las intrigas y los
35.
pueblos,los cuales de día en día, ven con creciente temor que las aguas vaninvadiendo sus territorios, fenómeno fácil de explicar, si se tiene encuenta la cantidad de agua y arenas que arrastran las treinta y tresvías que alimentan la laguna, con la desproporción de su desagüe,que se opera por una sola, que es la del Pasig
36.
Entramos en una confitería del pasaje de la Opera
37.
Estaba aún más emocionado que la noche de mi presentación en el palco de la Opera Cómica
38.
Pues al día siguiente de aquel en que me fue usted presentado en la Opera Cómica
39.
Estuvo en la Opera
40.
Tuve la suerte de que en la silla de al lado me tocara Emma, responsable del reparto en el Leeds Grand Theatre & Opera House
41.
Pero es tragedia con unidades de tiempo, de acción y de lugar, donde la misma muerte opera por acción de mandatarios conocidos, cuyos trajes de veneno, de escama, de fuego, de miasmas, se acompañan del rayo del trueno que siguen usando, en días de ira, los dioses de más larga residencia entre nosotros
42.
En las espesuras se opera el relevo de los ruidos, la isla da Santa Prisca se hace una con su reflejo invertido, y el cielo se apaga en el fondo del río
43.
—¿La hora en que opera el amigo Carl?
44.
En los hongos tonkineses la salida de los granos fecundos se opera por expulsión
45.
En cierta ocasión, escuchando a Plácido Domingo en el Metropolitan Opera House una matrona respetable, sentada a mi lado, emitía arrullos de paloma y se retorcía de tal manera, que otro amante del bel canto la hizo callar
46.
El bote tiene marcas rusas que coinciden con sus documentos, indicando que están con el grupo submarino de clase Argos que opera desde Koporski Zaliv
47.
Ya te diré yo cuál es el terreno en que opera ese forajido, allá entre Tolosa, Betelu y la parte de Vera
48.
Cuando nos proponemos comprender cabalmente al individuo como tal, estos elementos diferenciales adquieren la mayor importancia; pero en tanto nuestro propósito se dirige a la comprensión del modo según el cual la energía humana es encauzada y opera como fuerza propulsiva dentro de un orden social determinado, entonces debemos dirigir nuestra atención al carácter social
49.
Pero hay un factor que opera a una escala mucho más importante, y es que ciertas combinaciones de sustancias disueltas, en concentraciones suficientes, se unen en compuestos insolubles que van a parar al fondo del mar
50.
¿Sabía que por lo general él no opera los equipos de movimientos de tierra, a pesar de lo cual se encontraba en el asiento del conductor en ese momento preciso?
51.
Además, el Mosad no opera en Estados Unidos
52.
En este preciso momento parece que el señor Harod opera siguiendo una política de limitación de daños
53.
Opera en el Tennessee, estado fronterizo ocupado por los norteños
54.
Pero tenemos mucha interferencia con una estación que opera en Leatherhead
55.
El tipo opera desde el bar
56.
»En su contacto con las personalidades, el Padre opera siempre mediante el circuito de personalidad
57.
–Has guardado bien a tu hombre -dijo Werner- Hace veinte años que opera en esta ciudad y no lo había visto hasta hoy
58.
–¿Entre los que salían de la Opera?
59.
Pertamina es en gran medida una empresa petrolera nacional que opera en el interior de Indonesia y compite por menos contratos en el exterior que las grandes multinacionales, de modo que no obtiene ninguna ventaja competitiva internacional con las políticas medioambientales limpias
60.
Para empezar, aunque algunas compañías son más rentables que otras, la industria en su conjunto opera con unos márgenes de beneficio tan reducidos que su tasa media de beneficios en los últimos 25 años ni siquiera ha servido para amortizar los gastos de capital inicial
61.
Sentado ante los mandos encendió el motor y un momento más tarde se elevaban con dirección al norte, hacia la Opera
62.
El espíritu es un ser simple, indiviso y activo: en cuanto percibe las ideas se llama entendimiento; y en cuanto las produce y opera sobre ellas, se llama voluntad
63.
Dice que tiene información importante sobre esta supuesta organización de contrabando que opera a través de nuestras subsidiarias
64.
La actitud produjo un reflejo de cortesía y deferencia en los hombres; con gesto idéntico habían ayudado a damas a ponerse sus capas en la Opera
65.
) La identificación hombre-objeto opera en los dos sentidos porque el objeto no tiene en ella una parte pasiva
66.
Entre los espectadores, muchos de ellos devotos de Tahiya que acudían al Opera Casino solo para disfrutar con su baile y su hermosura, se había hecho un silencio absoluto
67.
—El papel que acaba de leer me lo entregaron en el Opera Casino
68.
Boulder no necesitó mayores explicaciones, pues era conocedor del estricto control que se exige en un club tan selecto como el Opera Casino
69.
Brevemente, le expliqué lo ocurrido en el Opera Casino y también que la amenaza de Best la habían dejado por debajo de la puerta de su habitación
70.
que opera en los Balcanes y,
71.
Fui a la opera, empecé a hacer yoga y aprendí a preparar suflé de chocolate
72.
Organiza lo que podría llamarse las "carreras disciplinarias" en las que, bajo el aspecto de las exclusiones y de los rechazos, se opera un trabajo completo de elaboración
73.
Quizá hayáis oído hablar de él: tradujo la Divini Platones Opera Omnia y lo llaman Marsilio Ficino
74.
Alinéate con el orden intrínseco que opera y supervisa toda la realidad mediante la gratitud diaria y las prácticas de visualización
75.
Su organismo es muy delicado, y alimentarse es para ellas una importantísima opera ción, que requiere la habilidad de un cirujano
76.
Cada fenómeno es el resultado de una causa definida exacta, y la causa es una ley o un principio inmutable, que opera con precisión invariable, tanto si la ley es puesta en operación conscientemente o inconscientemente
77.
143 megahercios y recibir AM, FM, y OC y que incluye un indicador de potencia de la señal, lo que realmente les sería útil si aquí operase una estación de huffduff, que no opera
78.
Ahora contiene un receptor de radio superheterodino de quince válvulas Hallicrafters modelo S—27 que emplea avanzadas válvulas de vacío, capaces de sintonizar VHF desde los 27 a los 143 megahercios y recibir AM, FM, y OC y que incluye un indicador de potencia de la señal, lo que realmente les sería útil si aquí operase una estación de huffduff, que no opera
79.
El amor de Nuestro Padre opera más agudamente en una atmósfera de rechazo apasionado que en una atmósfera de indiferencia, porque inclina al hombre a interrogarse, y del deseo de saber viene la revelación y de la revelación viene la adoración
80.
—Esa es la autentica maravilla que opera de señuelo en el caso del hombre
81.
—Nuestra economía no opera con dinero en efectivo —explicó el rey Verence, acercándose a él
82.
La gente que estaba mirando con sus anteojos para la opera juraría más tarde que el hombre había extendido un brazo que pareció que solo rozó la araña y que sin embargo fue capaz de hacer girar todo su cuerpo en medio del aire
83.
Mira, el capitán de esta nave opera a varios años luz de la ley y el orden, y tiene tan sólo un puñado de gente en la que puede confiar en cualquier disturbio
84.
—Los he visto tirar flores y vitorear en el Edificio de la Opera
85.
Alex citó a Lafargue: esa noche, a las diez, en la puerta del drugstore de Opera
86.
¿Podrán los partidos comunistas extender la insurrección que se está gestando en la Alemania central? Allí, en la zona donde opera Hölz y en otros muchos centros industriales, sólo hacen falta las armas
87.
Al igual que la transferencia de ciertas funciones al exterior, está concebida para integrar profundamente a la «Bell» con las comunidades locales en donde opera
88.
En medio de la Opera Rosso, Cale puso el cuerpo boca arriba, le metió la espada en el vientre, le juntó los pies desparramados y empezó a arrastrar su cuerpo por la arena, en dirección a los palcos cerrados de los Materazzi
89.
Cuando hay que modificar o renovar la doctrina fundamental, las generaciones sacrificadas en las que se opera la transformación siguen siendo esencialmente ajenas a ella, y a menudo directamente hostiles
90.
Al lado de esas ideas, el recuerdo de la señora de Guermantes en la Opera Cómica era muy poca cosa, una estrellita junto a la larga cola de su cometa flamante; además, conocía muy bien esas ideas mucho antes de conocer a la señora de Guermantes; el recuerdo, en cambio, lo poseía imperfectamente, se me escapaba a ratos; fue durante las horas en que, de ser flotante en mí con el mismo título que las imágenes de otras mujeres bonitas, pasó poco a poco a ser una asociación única y definitiva —exclusiva de cualquier otra imagen femenina— con mis ideas novelescas tan anteriores a él; fue durante esas horas en que mejor lo recordaba cuando hubiera debido tratar de saber exactamente qué recuerdo era ése; pero entonces no sabía la importancia que iba a tomar para mí: era dulce, solamente, como una primera cita de la señora de Guermantes, en sí mismo; era el primer esbozo, el único verdadero, el único trazado conforme a la vicia, el único que fuese realmente la señora de Guermantes; como solamente durante las escasas horas en que tuve la dicha de guardarlo sin saber concederle atención, debía ser muy encantador, sin embargo, este recuerdo, ya que a él, libremente aún en aquel momento, sin prisa, sin fatiga, sin asomo de necesidad ni de ansia, tornaban siempre mis ideas de amor; luego, a medida que esas ideas lo fijaron más definitivamente, tomó de ellas mayor fuerza, pero se tornó más vago en sí mismo; bien pronto no supe ya volver a encontrarlo, y sin duda lo deformaba por completo en mis ensueños, puesto que cada vez que veía a la señora de Guermantes comprobaba una divergencia, diferente siempre, por lo demás, entre lo que había imaginado y lo que veía
91.
Porque a los pocos instantes supe que los espectros que sacaba de la selva y del río, poblados de gnomos y de ondinas, de la montaña encantada en que se alza el viejo burgo que guarda el recuerdo de Lutero y de Luis el Germánico, los utilizaba él para tener cinco automóviles Charron, un hotel en París y otro en Londres; un palco, los lunes, en la Opera, y otro en los «martes» de los «Franceses»
92.
Ten en cuenta las transformaciones que el tiempo opera en ti
93.
El personaje de una novela, por solitario e introvertido que sea, necesita siempre del telón de fondo de una colectividad para ser creíble y persuasivo; si esa presencia múltiple no se insinúa y opera de algún modo la novela adquiere un aire abstracto e irreal (lo cual no es sinónimo de «fantástica»: las pesadillas imaginadas por Kafka, aunque bastante despobladas, están firmemente asentadas en lo social)
94.
Particularmente efectivo, por la velocidad casi aeronáutica con que opera sobre el centro generador es la mezcla de ipururo con aguardiente, que, apenas ingerida, causó en el suscrito un enfebrecimiento indisimulable, con la vergüenza que cabe imaginar, pues infortunadamente la experiencia no se llevaba a cabo en el propio hogar, sino en el centro nocturno "Las Tinieblas", del balneario de Nanay
95.
En una conversación más relajada con la inspectora Vinuesa Cobos, encargada de la sección de menores, insistió en la necesidad de conocer todos los rincones de la ciudad e incluso propuso sumarse a la brigada antiestupefacientes para ver de cerca cómo opera
96.
Se podría decir, simplificando un poco las cosas, que el estudio de los tipos se opera en dos tiempos en una novela de Steinbeck:
97.
Périgord buscaba con Henri los medios para devolver a su amigo el buen humor, trataban de llevarle a la Opera, descubrieron en una librería ediciones excepcionales sobre los pintores venecianos
98.
Y ya estaba seguro de que si bien el libro de cocina le mantendría vivo, no le acercaría un paso más a Hazel ni a la solución de su opera magna
99.
El séptimo o noveno de la edad de una persona y sus múltiplos, en los cuales, según antigua opinión, se opera un cambio notable en la constitución física del hombre
1.
lo cual disminuía la culpabilidad que, de todos modos, operaba sobre mi conciencia, pero esa
2.
El sistema de partidos estaba aparentemente dividido, pero en los hechos, operaba en base a los pactos que ponía más de un trapo sucio
3.
El grueso de las tropas operaba en las fronteras, pero no por
4.
Parecía que se operaba en ella unaanticipación artificial y momentánea de la
5.
El tren no pasaba de los cuarenta kilómetros por hora y hacía numerosas paradas en estaciones superpobladas en las que, de algún modo, se operaba el milagro de llenarlo más todavía
6.
Knighton hablaba el francés como un verdadero francés, y había estado en Francia, Inglaterra y Estados Unidos casi al mismo tiempo que El Marqués operaba en aquellas naciones
7.
La Organización operaba con grandes medidas de seguridad para sus comunicaciones importantes
8.
La dependencia de la CIA operaba desde una oficina encubierta en el cuarto piso de UN Plaza número 866
9.
Arriba, normalmente, el trabajo era realizado por robots endurecidos por radiación, y teleoperadores; la catapulta operaba sin cesar, y la radiación excluía a los seres humanos para los trabajos en la superficie
10.
El proceso se había iniciado y ya operaba por cuenta propia; la acción de Quaid había bastado
11.
Al comienzo eran el aparato armado del MIR y el aparato armado del PC, y había una cierta competencia a ver quién operaba mejor y hacía operaciones más importantes
12.
Diego de León, que operaba en la Solana, ocupase determinados puntos, y para que la división de Hoyos hiciese un reconocimiento hacia Los Arcos, y otras disposiciones tomó, cuyo alcance nadie podía penetrar
13.
José de la Concha; que el sublevado de Vigo, comandante Rubín, que al parecer operaba en combinación con Solís, resultó un rebelde incoloro y equívoco, dando lugar a que se le creyese traidor a la causa; que si en efecto el infante D
14.
ayudante, que era Alarcón, operaba la maquinaria, movía los biombos,
15.
Nahueltruz le seguía los movimientos, interesado en la avidez con que ella lo examinaba y en la transformación que se operaba en sus facciones
16.
Hay algunas diferencias entre la posición que ocupaba Pertamina en 1986 como compañía petrolera nacional de Indonesia y la que ocupaba Chevron en 1998 como compañía multinacional que operaba en Papua Nueva Guinea
17.
La profundidad se encontraba dentro de un rango cómodo; las corrientes de la zona eran mínimas y el sumergible operaba dentro de todos los parámetros esperables
18.
Llegaron a su debido tiempo y el hombre descubrió que su misión consistía en espiar a la Marina o, más bien, a la porción de ésta que operaba cerca de él
19.
Luego solté la bomba: le dije que había entrado al sitio Web de los Hijos de Yasín11 y que ya estaba esperando el e-mail del agente de reclutamiento que operaba en Ciudad de Kuwait
20.
Era el milagro que operaba en ellas el suero de la longevidad
21.
Entonces vio, y lo vieron todos los demás, que una extraña transformación se operaba en la esgrima del jefe negro
22.
Observaron mientras Kenobi operaba en el tablero de mando de una computadora increíblemente compleja con la tranquilidad y la confianza de alguien muy acostumbrado a manejar máquinas complicadas
23.
Se intentó entonces tasar los productos de necesidad vital; pero el mercado negro se burlaba y operaba con cambios ocho o diez veces superiores a los precios oficiales
24.
No se realizaba ninguna operación quirúrgica, no se lanzaban pizzas al aire, no se operaba maquinaria alguna
25.
Los Donoghue dominaban tres docenas de entre los más imponentes, caros y horteras hoteles de todos los tiempos, habían construido diversos casinos de juego, dirigían una agencia de artistas que operaba a nivel internacional y en la que entraban y salían algunas estrellas internacionales del mundo de las variedades, artistas de circo, cantantes, bailarines y domadores de fieras, y, por supuesto, también se podían reservar espectáculos en los que no abundaba la ropa
26.
Finalmente, fundó Mamba, su propia empresa de seguridad, que operaba, fundamentalmente, en Nigeria y Kenia
27.
Recuerdo la época en que se operaba de las amígdalas a todos los niños, siempre que sus padres tuvieran dinero
28.
El silencio que le había acompañado mientras operaba de pronto se quebró en un espontáneo aplauso
29.
Para el Mossad, el atractivo consistía en el puro secreto con que operaba el Vaticano
30.
Mis agentes nos proporcionaban gran cantidad de información secreta sobre las acciones y las intenciones de Pekín, información que llevó incluso a desmantelar una red de espionaje china que operaba en Estados Unidos
31.
Mientras esperaba en el coche, muy paciente, sabiendo que Louie Seligman operaba con su habitual destreza, ocurría una cosa muy vulgar en el Hotel Larchmore
32.
La Sombra redujo por la fuerza a Louie Seligman mientras operaba y luego denunció el asalto a la policía
33.
El jefe había heredado un departamento que operaba bajo un acuerdo federal al que se había visto sometido tras el grave caso de corrupción en la División de Rampart, investigado por el FBI, y una legión de otros escándalos
34.
Y vieron cómo las facciones de Ashley se suavizaban y en ellas se operaba la transformación que habían visto la otra vez
35.
El doctor Keller vio la transformación que se operaba en la cara de Ashley
36.
Incluso en el año 1873, cuando el Rancho Venneford operaba a pleno rendimiento y máxima eficiencia, si uno salía de Iowa y anunciaba su intención de llevar dos mil cabezas de cornilargos a aquellos pastos abiertos, tenía absoluta libertad para hacerlo, con dos condiciones
37.
Sentí en aquel instante la presencia de un poder terrible, e indomable, de un campo de fuerza que operaba en otra dimensión
38.
Conectaba con la oposición cuando creía que en su partido las posiciones eran manifiestamente contrarias a los intereses generales del proceso de cambio que se operaba en España
39.
Nada era seguro, pero el coronel anunció en tono lacónico todo lo que sabía mientras Jos operaba
40.
Al conocer al señor Knockmealdown, que en aquella época era un perista de éxito razonable, que operaba un local en Limehouse, comprando artículos que las alondras del lodo habían robado de los barcos, le ofreció la siguiente propuesta: que él, Jack Shaftoe, emplearía su "oro francés e ingenio inglés" para convertir al señor Knockmealdown en un coloso entre receptores, expandiendo su organización a lo grande, e incrementando su inventario
41.
Por otra parte, la pena por alta traición era ser colgado hasta estar medio muerto (¿qué significaría eso?), luego bajarlo, destriparlo y separarlo —con la ayuda de cuatro tiros de caballos que galopaban en direcciones opuestas— en al menos cuatro trozos, de tamaño conveniente para los baños de aceite, brea y pez que Jack Ketch operaba a unos pocos pasos de allí
42.
Producto clásico de un segundo matrimonio de los años sesenta, operaba de acuerdo con la errónea suposición de que cuando las familias se disolvían había partes constitutivas de las mismas que dejaban de dirigirse la palabra, pero el decorado de la reunión le indicó precisamente lo contrario: Fiona y su ex parecían contemplar su caducada relación de pareja como algo que, para empezar, los había unido, y no como algo que se había torcido de manera irremisible y espantosa y los había separado para siempre
43.
Pero lo que experimentaba, lo que comprendía, lo que le hacía disfrutar por encima de todo era la idealidad triunfante de la música, del arte, del corazón humano, la alta e irrefutable sublimación que la música operaba sobre la vulgar fealdad de lo real
44.
Conlin de pie en el tribunal, ante las cámaras de todo el mundo, admitiendo voluntariamente haber sido un agente político que operaba al servicio de las potencias occidentales
45.
En setiembre del mismo año se había integrado a una unidad de prueba que operaba con el «Messerschmidt 262», en esa época el avión de caza más sofisticado del mundo
46.
, cosa que hasta entonces me parecía imposible; y con esfuerzo supremo y muy superior a mis fuerzas, me despojé, como de un caparazón sin objeto, del aire que en mi cuarto me rodeaba, substituyéndolo por partes iguales de aire veneciano, de esa atmósfera marina indecible y particular como la de los sueños que yo encerraba en el nombre de Venecia, y sintiendo que en mí se operaba una milagrosa desencarnación; a la cual vino a unirse en seguida ese vago deseo de arrojar que se siente cuando hemos cogido un fuerte catarro de garganta; y me tuve que meter en la cama, con una fiebre tan persistente, que el médico dijo que no sólo había que renunciar al viaje a Florencia y a Venecia, sino que era menester evitarme, cuando estuviera restablecido, todo motivo de agitación, y abstenerse de cualquier proyecto de viaje, por lo menos durante un año
47.
En estos momentos se operaba un renacimiento del amor y la fuerza de la unión familiar que había singularizado tanto a los Larkin
48.
Las agencias de viajes, institución que operaba en Inglaterra, desde varios decenios atrás, se estaban introduciendo en el Ulster y organizaban giras colectivas por Inglaterra y el sur de Irlanda, a precios especiales
49.
Entre uno y otro estado se operaba una verdadera transmutación
50.
Pero entonces el disfraz aplazado se operaba más rápidamente; de todas maneras era inevitable
51.
Mientras el empleado operaba, Harry Blount se acercaba tranquilamente a la ventana y observaba con los prismaticos cuanto ocurría en los alrededores de Kolyvan, con el fin de completar sus informaciones
52.
El Templo del Sol era una secta que operaba en Quebec y en Europa
53.
Lo que quiero decir puede expresarse toscamente de la manera siguiente: la física clásica -un sistema hoy abandonado- operaba en el supuesto de que existían partículas que persistían en el tiempo
54.
Allí operaba una inteligencia tenebrosa y aterradora, y no era agradable pensar que el autor de los anónimos podía encontrarse en el reducido grupo que estaría con ella en Courcy Island, que la mirada que se cruzaría con la suya desde el otro lado de la mesa podía ocultar tanta malignidad
55.
Nunca se servía hígado ni riñones los días en que operaba el cirujano de vías urinarias, ni tampoco se encontraban nunca las enfermeras con el mismo menú que acababan de servir a los enfermos
56.
D'Eath, que ahora era un testigo clave de la acusación en un caso de pornografía infantil que estaba preparándose contra una organización rusa que operaba en el Reino Unido, se hallaba ahora escondido por su propia seguridad en una casa segura proporcionada por el servicio de protección de testigos
57.
Sin embargo, cuando se presentaba en público y compartía casi por igual sus atenciones y sonrisas entre James y el capitán, el cambio que en ella se operaba resultaba más obvio
58.
Operaba de este modo:
59.
Trabajaba para una agencia de seguridad gubernamental, que a veces operaba según sus propias normas
60.
Había algunas suites sin acompañamiento de Bach -la Tercera, con su adorable bourrée, y la Cuarta, con su primera página de octavas y terceras descendentes que se convierten en un grito que es como un torbellino, inconsolable, e incluso la casi imposible Sexta, compuesta para un instrumento con cinco cuerdas-, en cuyos compases se sentía absolutamente con Bach, identificada con su mente, con su desvanecida pasión, más tenue que polvo dispersado, estirando los dedos y llenando de triunfo sus lóbulos cerebrales, sintiendo que la insistente interrogación de la armonía operaba sobre su propia alma en peligro
61.
Después las operaba un prisionero polaco, que era ginecólogo, y buena parte de ellas moría durante el proceso, pues se utilizaba el mismo instrumental sin esterilizar para todas
62.
Hizo un gesto afirmativo en dirección al técnico que operaba la máquina, y este accionó un mando
63.
El D1a se encargaba de investigar todos los crímenes políticos, pero no operaba en secreto
64.
La base cuadrada albergaba el motor que operaba las poleas para la boya de salvamento
65.
Leopold Trepper, jefe de la red «Orquesta Roja», legendaria organización que operaba en Francia, había observado una cosa: cuando un resistente caía en manos del enemigo y le daban la oportunidad de cooperar, podía aceptar o no
66.
Las únicas comunicaciones de los colonos con la Tierra, con el primer mundo Davenant, y con el resto de la Liga, se efectuaban mediante el ansible, trasmisor instantáneo que operaba a bordo de su nave
67.
La Legión operaba en Palestina como fuerza de policía británica
1.
operaban transfusiones de dinero en función de las necesidades del momento
2.
había cansado de crear pequeñas cuentas en todas las sucursales bancarias que operaban en la
3.
Urdaneta, mientras el Libertador, Ribas,Mariño y otros jefes operaban en la segunda
4.
sus carnesy a los cambios que en su naturaleza se operaban,
5.
Otro principio sobre el que operaban, era la creencia de que la mente subconsciente
6.
muestras desu deseo de acortar distancias, cuando operaban en
7.
Eraso, que operaban por aquella parte, leimpidieron la marcha muchas veces, deteniéndole días y
8.
Las comunicaciones operaban con bastante dificultad y retraso: en la estación todo el mundo parecía aturdido por los recientes acontecimientos y el nivel de los servicios había descendido alarmantemente
9.
Las columnas que operaban en las otras calles no alcanzaban mejor fortuna y la plaza estaba siempre ocupada por los mercenarios del maharajá
10.
Los mantenían por un tiempo en proceso de engorda y cuando estaban en mejores condiciones los llevaban a una clínica clandestina, donde los operaban
11.
Mientras los cirujanos operaban, la policía, advertida por el hospital de las condiciones en que llegó la paciente, intentaba sonsacarle información a Gregory Reeves
12.
Los lanzadores fijos, al igual que los móviles, se operaban mediante un sistema de clave única, previa programación de las coordenadas de lanzamiento en las computadoras
13.
En esos momentos sólo operaban dos de ellas; dentro de pocas horas, el estelandés y su escolta ascenderían velozmente por esa enorme columna, en dirección a la Ciudad del Anillo que rodeaba el globo
14.
Suprimid con la imaginación el barrio de Salamanca y todos los jardines y palacios del costado oriental de la Castellana: figuraos aquella casi desnuda planicie poblada por numerosas tropas francesas de todas armas, con dos frentes que operaban uno contra el Retiro y la Plaza de Toros, otra contra la Veterinaria y Recoletos, y tendréis completa idea de la situación
15.
Entonces ocurrieron lamentables disensiones entre el marqués de Zayas y el general Empecinado, saliendo al fin triunfante este último, a quien dieron las Cortes el mando de la quinta división del segundo ejército, con lo cual se evitó la desorganización de las fuerzas que operaban en aquel país
16.
Al amanecer se les agregaron varias partidas, y avanzando cautelosos con buenos guías y precavidos de espionaje, evitaron el encuentro [251] con las fuerzas cristinas que operaban en aquella zona
17.
Martínez Campos repartió entre su gente las primeras raciones del convoy, y los que operaban en Abárzuza no pudieron ser racionados a tiempo
18.
Avanzamos a toda prisa por un largo pasillo donde los negociadores que operaban en sucesos con toma de rehenes pasaban los días cuando no estaban en el extranjero convenciendo a unos terroristas para que salieran de un edificio o a unos secuestradores aéreos para que abandonasen el avión
19.
Tuvo que llegar una pelea a filtración limpia para que el electorado supiera que las sedes de los partidos políticos con más votantes del país operaban fuera de la normativa
20.
Al margen de sus encuentros inesperados con el general Mandakas, los oficiales de enlace británicos que operaban en las regiones montañosas, por lo general más conservadoras, tuvieron escasos contactos con los grupos izquierdistas
21.
Fielding descubrió también consternado que los griegos que operaban en la estación de radio del ISLD en la zona de Selinon eran todos partidarios de EAM-ELAS
22.
Al día siguiente, Carlos Pellegrini ordenó regresar a las mejores formaciones que todavía operaban en el sur pues, en su opinión, acabarían con Tejedor y sus estúpidas ideas localistas de una sola manera: con las armas
23.
En aquellos días, tanto la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), como los servicios secretos egipcios (el Mukhabarat el Kharbeiyah), en perfecta conexión con los agentes soviéticos que todavía operaban en El Cairo, habían desplegado una intensa oleada terrorista en Israel
24.
A las pocas semanas -aceptado mi Destino y tras recibir un primer e intenso adiestramiento- me unía a los agentes que operaban ya en Checoslovaquia
25.
De nuevo al igual que Islandia, Groenlandia no estaba estructurada políticamente como Estado, sino como una federación flexible de jefaturas que operaban bajo condiciones feudales, en la que no existía el dinero ni la economía de mercado
26.
Mientras que bajo el agua los hombres trabajaban con limitaciones, no podían orientarse bien y debían pasar horas en la cámara de descompresión, los mamíferos marinos operaban en su hábitat natural
27.
Habían llegado a la casa de ella, una de un grupo de casas edificadas originalmente por una de las compañías con sede en París que operaban allí para contratar mano de obra barata
28.
Como todos los transbordadores que operaban en Quito, y casi en todas las estaciones espaciales de la Tierra, se trataba de una nave "RRR", o sea cohete-propulsión a chorro-cohete
29.
Insinuó que la denuncia se apoyaba en los intereses de algunas empresas multinacionales que operaban en Latinoamérica»
30.
En el otro bando operaban una decena de organizaciones clan¬destinas, comunistas, socialistas y monárquicas, a las que había que añadir los servicios secretos de las potencias en conflicto
31.
Esto fue alegremente perdonado cuando el reportero descubrió que los generadores muggle, que supuestamente operaban las luces del escenario, estaban trabajando bastante misteriosamente sin una gota de combustible en su interior, dejando por lo tanto las reclamaciones de una producción no-mágica como algo absolutamente rebatible
32.
Exhibidores holográficos operaban en toda su brillante confusión
33.
Cuando esa táctica no funcionaba, recurría a la excusa irrefutable de la deducción de impuestos, y -puesto que había trabajado duro para conseguir buenos contactos entre los abogados especializados en materia de herencias que operaban en el sur- a menudo recibía libros y otras publicaciones antes de que el resto de las bibliotecas oyeran siquiera hablar de ellos
34.
A fuerza de observar cómo operaban los vendedores, las técnicas de venta habían dejado de tener secretos para ella y había adquirido, además, los conocimientos automovilísticos necesarios
35.
plásticos que operaban en esta ciudad, pero era uno de los pocos lugares del mundo en que podía
36.
Otro tercio estaba formado por colonos, y el resto eran los hijos de los terrestres que operaban las distintas estaciones establecidas en el planeta, especialmente los que trabajaban en las plantas atmosféricas experimentales
37.
La función del BfV consistía básicamente en ocuparse de las tentativas de socavar el orden constitucional, lo cual, en la práctica, se reducía a una constante y diaria contienda con los miles de agentes comunistas que operaban en Alemania Occidental
38.
A veces Cruncher parecía tener más en común con las decenas de módulos inconscientes que operaban en la cabeza de James que con los centros inteligentes que comprendían el resto de la Banda
39.
Había dos bandas que operaban en los clubs de vacaciones, una formada por señores mayores de Italia y la otra por señoras mayores de Quebec
40.
Las brujas no operaban en una economía de efectivo
41.
Y sintió que se operaban también en él mismo: un creciente orgullo y un suave sentimiento de posesión lo invadían
42.
Había allí fuerzas mías que operaban al mando de Fabio, quien a menudo demostró ser un excelente comandante, y al mando de mi sobrino nieto, Pedio, hombre muy competente
43.
Los hombres de Sabbah operaban en todas las provincias de Irán, actuando en la sombra, y rara vez eran capturados
44.
Durante la mayor parte de la semana anterior, Andy había estado trabajando en un archivo especialmente rebelde incautado al sospechoso de un gran fraude en el que se habían clonado páginas web de bancos que operaban a través de Internet
45.
Varios hombres y mujeres, algunos policías y otros miembros del personal de Reliance Security, vestidos con camisas blancas con charreteras negras, operaban en áreas de trabajo individuales en torno al poste
46.
Los asaltantes eran conocidos como los corsarios de Salé, dado que operaban desde la fortaleza musulmana de Salé, separada por un río de Rabat, en Marruecos, e incluía una variada colección de ladrones de diversas naciones europeas que se habían agregado a las notablemente mezcladas poblaciones de la zona, que contenían bereberes nativos, árabes, judíos y «moriscos» (musulmanes expulsados de la España católica, donde muchas de sus familias habían vivido durante generaciones)
47.
Independientemente de su autoridad, un batallón de la «Brigada Horel» del «Palmach», dos comandos del «Irgún» y del grupo «Stern» operaban también en Jerusalén; pero sus efectivos habían sufrido grandes pérdidas durante los combates del invierno
48.
A fin de prepararme para la misión, yo había compartido habitación con un individuo bastante inteligente llamado Giles Latimer, que se había hecho un sitio en el llamado «departamento de los mullahs locos» y se dedicaba a estudiar la intrincada y, en apariencia, indescifrable trama de los grupos fundamentalistas musulmanes que operaban en el Líbano
49.
tumulto, probándome que los intrusos no se preocupaban en absoluto y operaban
50.
El jueves el viento se calmó y sobrevino una niebla densa y gris, como para ocultar el misterio de las transformaciones que se operaban en la naturaleza
1.
operado hasta hace poco en diferentes lugares de Brasil
2.
transformaciónde las costumbres y el radical cambio operado, lo mismo en las
3.
pues que las concepciones sehan operado en los meses mas frios del año, período en el cual selevantan de
4.
operado en Felipe III, puso otra nuevacarta abierta sobre la que el rey leía por segunda
5.
Quevedo había operado con su cruel tratamiento unareacción en el ánimo del joven;
6.
¿Cómo se había operado unatrasformación tan súbita en el espíritu de nuestra
7.
transformación que por la virtud de esamujer se ha operado en
8.
creer en el cambioque se había operado en mí por su virtud
9.
Habíase operado, en efecto, en los gustos y las costumbres de
10.
señora deAymaret es quien ha operado el milagro
11.
operado en aquel caballero
12.
Y el operado no puede menos de admirar un estilo tan literario
13.
¡Oh,él había operado en los grandes
14.
En su alma se había operado al fin larevelación de la ternura
15.
en los colores mismos se había operado unarevolución; nada de celeste y blanco como
16.
serlo en el tiempo—es a las que se debe estatransformación radical que se ha operado
17.
Cada una de las renovaciones que ha operado en el mundo la leycristiana, tiene sus artífices, sus personajes,
18.
En su rostro se había operado una transfiguración
19.
El individuo en cuestión había operado en la clandestinidad hasta 1949, y había sido encarcelado por el Kuomintang y torturado hasta el punto de que su salud había quedado seriamente dañada
20.
La pregunta fue repentina, pues al colgar el sobretodo del señor Bhaer la luz le dio en la cara a Jo y él percibió el cambio operado en la muchacha
21.
Tuve tiempo de reflexionar, mirando el fuego de la cocina, en el terror que inspiraba la muerte a la pequeña y linda Emily, y pensé que esa sería, unido a las otras razones que me había dado míster Omer, la causa del cambio que se había operado en ella
22.
—Sí, la que la han operado de
23.
Se había dado cuenta enseguida, notó el cambio operado en ella
24.
Se estaba diciendo también que se había operado un sutil cambio en el hombre desde que le viera un año antes
25.
En su voz no se había operado el menor cambio
26.
Operado a los pocos meses de nacido por una malformación congénita en una pierna, su madre fue el pilar de su niñez, criándolo a la sombra de sus faldas, amamantándolo hasta más allá del plazo normal y cargándolo en la espalda, en brazos o apoyado en su cadera como un apéndice de su propio cuerpo, hasta que sus huesos sanaron del todo y pudo valerse solo
27.
Pablo ha sido operado cuatro veces
28.
Era un experimentado oficial de campo que había operado en los Estados Unidos y en Europa durante la mayor parte de su carrera y probablemente su repertorio de historias, cada una de las cuales era una lección a aprender, había sido inagotable
29.
Él aún no podía hablar, así que le preguntó con los ojos por qué no lo habían operado
30.
La respuesta era sencilla: Kali había estado en el punto más lejano de su órbita, más allá del alcance, inclusive, de un radar operado por energía nuclear
31.
Curiosamente, su llegada a Venecia coincidía con una suerte de cambio que se había operado en ella, como si sobre su persona se estuviera ejerciendo algún tipo de influencia
32.
Los dos médicos vieron a un enfermero que con habilidad dirigía una camilla con un niño recién operado
33.
–Bien -contestó, dudando que al hombre le importara¿ Reuniendo coraje, le preguntó si era el médico que la hablé operado
34.
Casi nada, no obstante, comparado con la revolución que durante esos años se ha operado en la mentalidad y en los hábitos de comportamiento
35.
El cambio operado en él era indudable
36.
Birotteau se estremeció de esperanzas al ver el cambio que las palabras del barón habían operado en la cara, antes tan insolente, del ayuda de cámara
37.
Mientras, el vehículo de superficie de Drakyl trasladaba al malherido Blanner Monk a casa del profesor, donde sería operado…, no sin antes obtener una reproducción viviente de él con el duplicador
38.
Mientras era operado por un cirujano, apareció un oficial de la SS armado con una metralleta
39.
–Continúo -dijo el farmacéutico-: «El señor Bovary, uno de nuestros facultativos más distinguidos, ha operado de un pie zambo al llamado Hipólito Tautin, mozo de cuadra desde hace veinticinco años en el hotel «Lion d'Or», regido por la señora viuda de Lefrançois, en la plaza de Armas
40.
Una sutil pero perceptible transformación se había operado en ella
41.
Debido a su tamaño y a su excepcional forma de gobierno, la toma de decisiones de arriba abajo ha operado a una escala muy superior a la de cualquier otro lugar, lo cual eclipsa por completo los impactos del presidente Balaguer en la República Dominicana
42.
–¿La han operado… del corazón? Dios santo, ¿se puede operar del corazón a un bebé?
43.
un robot operado a través de una interfaz de realidad virtual y equipado con propulsores, con el que podíamos trabajar alrededor de la estación y
44.
Los zertalacolols los acompañaban a poca distancia, y tanto hombres como mujeres intentaron, a su manera tosca y salvaje, mostrar a Tarzán su gratitud por el cambio que se había operado en ellos debido a su intervención, y la felicidad que les había proporcionado
45.
¡Qué vida de mierda! El viernes siguiente, 7 de octubre, el presidente fue operado en una sesión de cinco horas que por el momento dejó las cosas tan oscuras como estaban
46.
Tanto se había metido en su papel, que realmente creía que era Tarzán de los Monos, y con tanta fidelidad se había equipado en todos los detalles, y tan buen maestro del arte del maquillaje era que, junto con su espléndida figura y su bello rostro que eran casi calcados a los de Tarzán, apenas era de extrañar que casi se hubiera engañado a sí mismo con tanto éxito como había engañado a los demás, pues había hombres entre los porteadores que habían conocido al gran hombre-mono e incluso éstos se confundieron, aunque se preguntaban por el cambio operado en él, ya que en detalles insignificantes no se comportaba como Tarzán, y en cuestión de caza resultaba decepcionante
47.
—Esa mujer me dijo que la habían operado hace poco de un tumor cerebral y que a raíz de la operación algo había cambiado en su cabeza
48.
Y es que las gradas se elevaban hacia el cielo en aquella fastuosa ampliación que había añadido nuevas plantas a las ya existentes; junto con el gigantesco velarium, operado por los marineros de la flota imperial de Miseno, que protegía del calor del sol a la casi totalidad del pueblo y, en particular, al emperador de Roma; mientras que de las entrañas de la arena, a través de la compleja red de túneles del gran hipogeo excavado bajo la supervisión de Apolodoro, habían emergido toda clase de fieras, grupos de soldados armados y hasta condenados a muerte en las venationes, recreaciones y ejecuciones realizadas hasta el momento haciendo las delicias del público y, por encima de todo, del César
49.
Parpadeó con rapidez e, ignorando deliberadamente el aumento de cansancio y preocupación que se había operado en él, se acercó a la paja
50.
Por la mañana, tendido en el lecho caliente con ella, con las piernas iluminadas por las barras amarillentas que formaban los rayos del sol, le explicó sus pensamientos y el cambio que se había operado en ellos
51.
Tiene tuberculosis ósea y la han operado hace poco
52.
Diego estudió la expresión del animal que había operado
53.
Ya estoy operado, ya me han cerrado la úlcera
54.
Robbie miraba a la mujer, la chica a quien conocía de siempre, pensando que el cambio completo se había operado en él mismo, y era algo tan fundamental, tan fundamentalmente biológico como el nacimiento
55.
Estaba en todo su derecho, por supuesto; él era el que los había operado
56.
Ignoraba que se había operado la cara
57.
Bosch y Rickard subieron en el ascensor de seguridad, que en esta ocasión estaba operado por un ayudante del sheriff
58.
En el aire se había operado un cambio palpable
59.
Se percató del cambio operado en mi expresión y se quedó pensativo
60.
que Lecter se hubiera operado la mano
61.
¿Todo el mundo dispuesto para disparar? – el disparador tenía un mecanismo de protección sobre el que había operado con una llave
62.
Mientras el bastón de plata le enviaba hacia la inconsciencia, había operado el botón del intercomunicador que le llevaría a la oficina, y el botón para abrir la puerta
63.
Guando Stephen terminó de examinarles la dentadura, cambió las vendas a los hombres que había operado el día anterior y repitió cuál era el tratamiento que debían seguir en adelante
64.
Stephen nunca había visto a ningún hombre alegre cuando iba a tumbarse en una mesa de operaciones o un baúl, o sentarse en una silla para ser operado, sabía que hasta el más valiente se oponía a que le hicieran incisiones a sangre fría y que la mayoría de los marineros añadían lo que podían a la dosis oficial de medicina
65.
Stephen y Macmillan le habían operado para disminuir la presión en el cerebro
66.
La condesa tardó mucho en volver en sí, y cuando lo hizo, un cambio considerable pareció haberse operado en sus emociones
67.
Se deduce que el salvataje en tan horribles momentos ha sido operado con serenidad, tomando el guigue o bote insignificante para luchar con el mar, el jefe y oficialidad de guerra y de máquina, cediendo las lanchas a la tripulación
68.
El paciente recién operado de un aneurisma era un influyente empresario de treinta y ocho años llamado Gary Garrison, que ya estaba despierto y lúcido
69.
–Esta cicatriz quirúrgica que se menciona en su expediente… Porque ya le han operado ahí, ¿verdad?
70.
sin percatarse aún del cambio operado en el humor de Darko, que había dejado caer las manos a un lado
71.
Flandes había operado en mí las transformaciones de ordenanza en un rapaz que vive entre soldados y tiene, además, oportunidad de pelear por su vida, su reputación y su rey
72.
Había tenido un accidente de trabajo, algo había explotado; pero estaba bien, le habían operado a tiempo, iba a recobrar un cincuenta por ciento de visión
73.
Estaba enflaquecido como si lo hubiesen operado de ellos
74.
Estaba, en efecto, compuesta por personalidades muy diferentes, algunas extremadamente mediocres, de manera que si se buscaba el motivo de la selección que se había operado en ellas, no podía descubrirse otro que la inversión
75.
(A decir verdad, este profundo cambio operado por la guerra estaba en razón inversa del valor de los cerebros en que se registraba, al menos a partir de cierto grado
76.
Para que la vida hubiera podido dar a la valsadora aquel cuerpo enorme, para que hubiera podido amortiguar como con un metrónomo sus torpes movimientos, para que, quizá como única parcela común, con las mejillas, más gruesas desde luego, pero rojizas desde la juventud, hubiera podido sustituir a la ligera rubia por aquel viejo mariscal barrigudo, necesitó realizar más devastaciones y reconstrucciones que para poner una cúpula en lugar de una torre, y cuando pensábamos que semejante trabajo se había operado no en la materia inerte, sino en una carne que sólo insensiblemente cambia, el contraste impresionante entre la aparición presente y el ser que yo recordaba empujaba a éste a un pasado más que lejano, casi inverosímil
77.
No advertía el cambio operado en su vida
78.
Por tanto, un gran sistema de madriguera, operado por docenas de obreros cooperadores, es un empeño constante, como nuestro hipotético «árbol vacío», ¡y más aún! Dado que viven en un próspero laberinto comunitario, y que su madre aun produce plenos hermanos y hermanas en su interior, resulta muy bajo el estímulo para abandonar la madriguera y crear una familia propia
79.
Las servocriaturas eran inmensamente fuertes, pues en un tiempo habían operado como estibadores y peones de mantenimiento, y podían percibir muchas frecuencias de radiación al mismo tiempo
80.
—¿Recuerdas si el paciente había sido operado recientemente?
81.
Las puertas batientes se abrieron de nuevo y metieron a toda velocidad en la UCPA a otro paciente recién operado
82.
Todavía no se sabe cómo fue sacado de su habitación, donde esperaba el momento de ser operado en el labio superior, y obligado a meterse, o metido, en la bolsa
83.
Durante los dos últimos reinados se había operado una notable transformación en la vieja fortaleza junto al río
84.
La avenida ha sido abierta y el boquete produce la impresión de un vientre gigante en trance de ser operado
85.
Tan somera cuenta del asunto favoreció a Catherine, pues de tal modo se había apoderado de su mente la consideración del cambio operado en ella desde la última vez que había recorrido aquel camino, que una frase más de su madre habría bastado para turbar su aparente serenidad, impidiéndole contestar acertadamente a las observaciones de la buena señora
86.
Ciertamente nadie sabía cuándo sería operado
87.
¿Pero quién ha operado? ¿Y dónde? ¡Quien haya hecho este trasplante es -pese a todas las reservas- un genio! Sin duda un genio que hace pruebas de equilibrio al borde de la locura
88.
Flotando de despacho en despacho, todos ellos con las paredes revestidas de teca, recibiendo el parte de los últimos y espectaculares cambios en las vidas de antiguos conocidos que apenas recordaba -herr Tal está ahora al frente del Departamento de Préstamos pero le manda recuerdos, frau Cual es ahora directora regional para el cantón de Glarus y lamentará no haber tenido ocasión de saludarlo-, Oliver entró en un estado de consciencia intermitente que le trajo a la memoria la sala de recuperación por la que había pasado después de ser operado de apendicitis
89.
Así pues, la gente que había realizado aquel trabajo era la misma que había operado en su casa de la calle Matignon y en la de la calle Chateaubriand
90.
Un relé había operado desde algún sitio dentro de la tobera de la baliza
91.
Las referencias de la amistad de su hija con madame Stal y Varenka y las observaciones de la Princesa sobre el cambio operado en Kitty impresionaron al Príncipe, despertando en él su habitual sentimiento de celos hacia todo cuanto atraía a su hija fuera del círculo de sus afectos
92.
A Kitty le parecía casi un extraño, y la transformación que se había operado en su marido despertaba en ella un sentimiento de piedad
93.
Deseaba obtener información sobre un paciente al que habían operado esa noche
94.
Por otra parte, aunque ninguno de aquellos hombres conocía a Ward íntimamente, no pudieron dejar de observar el cambio que se había operado en su lenguaje y en sus modales
95.
El cambio que se ha operado en él con el transcurso de los años es más que notable, y hoy en día nos encontramos ante un típico caso de hombre atormentado por su pasado, casi totalmente arrepentido de él, y relativamente redimido
1.
2º Exponer nuestra adhesión incondicional a la política de Unión Nacional de todos los patriotas de España, y constituirnos en brazo armado en la zona que operamos, bajo la dirección estratégica de junta Suprema de Unión Nacional Española, que dota al pueblo español de una dirección nacional de combate antifranquista por salvación de España
2.
Nuestro trabajo tiene que ser interno, no operamos en el extranjero
3.
Los problemas que se discutieron en «Huyendo» se duplican cuando operamos en un desierto
1.
objetivo de tal investigación debe ser determinar si operan una o varias ramas
2.
y operan en una determinada dirección, entonces debería meditar bien y luego decidir a cuál
3.
con la idea de células independientes y aisladas que operan
4.
webs operan desde España y se acogen a nuestra LOPD?
5.
bien de aquellos prestadores que operan desde España, pero
6.
Estas empresas que operan en el extranjero están
7.
distintos e innumerables, variables intensivas que operan entre los
8.
A juicio de Rovigatti: "En esta relación de tensión entre unos y otros a pesar de que los directores de campaña tratan de repetir sus mensajes hasta lograr su objetivo, los periodistas operan bajo el principio de que "las noticias viejas no son noticias"
9.
Los sonidos habituales que se escuchan son los movimientos de varios de los brazos de los robots, ya que operan los controles
10.
egotistas que operan en las personas normales, salvo por el hecho de que se han agudizado hasta el punto
11.
percibir los actores políticos como agentes dinámicos que operan en la interrelación entre estructuras y
12.
saltos intempestivos, rápidos,insospechables, que aquí se operan en el trasiego de los
13.
proporción de mezclasque se operan así en el laboratorio de las fuentes difiere cada una deellas, y el
14.
resucitar á los muertos: y enefecto, allí se operan renacimientos
15.
tiempovuela y a su amparo las transformaciones se operan como
16.
aSantiago a engrosar las fuerzas que operan por esa parte, y elexcelentísimo señor
17.
Los romanos operan con
18.
dotación de sus buques y, sobre todo, por launidad con que operan sus escuadras
19.
entendimientos, en una palabra, seenseñorean de todas las revoluciones que se operan en la razon
20.
Los ebooks no comerciales ya están emergiendo en varios lugares y encierto modo operan un
21.
—Una de esas que operan por ahí, sin el menor escrúpulo por parte de sus miembros
22.
En el Bar operan unos gitanos, vendedores de elixir, que aprovechan la unánime convicción de que lo crucial se mantiene en secreto, para hacer ingresar en terrenos de misterio minucias para las que piden inmediatamente la jerarquía de cruciales
23.
Operan en un secreto casi total»
24.
Uno viste ropa de paisano, alpargatas y una manta rayada puesta sobre los hombros, y los otros usan las casacas de paño pardo ribeteadas de rojo, los calzones y las polainas de las milicias rurales que operan como auxiliares del ejército francés
25.
Se puede comprobar así que las fuerzas económicas, psicológicas e ideológicas operan en el proceso social de este modo: el hombre reacciona frente a los cambios en la situación externa transformándose él mismo, mientras, a su vez, los factores psicológicos contribuyen a moldear el proceso económico y social
26.
Ahora bien, en el mundo real operan siempre fuerzas exteriores sobre los objetos en movimiento, y la energía cinética da la sensación de que desaparece
27.
Hoy en día muchas mujeres se operan
28.
–¿No se las operan todas?
29.
Los bancos suizos tienen sucursales en esos países que operan bajo las mismas leyes de privacidad
30.
–A los japoneses le gustan con muchos pelos, y las chicas se operan para poner en el pubis más pelos
31.
Los estados cerebrales, por su parte, operan sobre el cuerpo, el cual manipula el medio ambiente, lo que permite que la mente obtenga el control del mundo material
32.
Los seres nativos de Havona están capacitados para distinguir al Padre y al Hijo Eterno, no sólo como una unidad personal de control universal, sino también como dos personalidades separadas que operan en planos y territorios definidos de la administración universal
33.
Muchos de esos servicios operan desde casas particulares
34.
El resultado es que algunas empresas madereras que operan en Europa occidental y Estados Unidos han pasado a preocuparse cada vez más no solo de su capacidad para competir con los productores del Tercer Mundo rebajando sus costes, sino también de su propia supervivencia o (en términos de las industrias minera y petrolera) del “respaldo social para actuar”
35.
Todas estas organizaciones ecologistas operan con presupuestos bajos y pueden llegar a ser muy eficaces y ahorrar muchos costes, de modo que las pequeñas sumas de dinero adicionales suponen grandes diferencias para ellas
36.
Es una de las principales firmas que operan en el mercado ruso de armas
37.
Según los informes, los equipos de investigación oheana han sido invitados a estudiar la extensión del misterio Fénix en un cierto número de mundos en donde operan sus partidarios más significados y se les ha dado el permiso corriente para importar cualquier equipo que necesiten
38.
Hay una banda de ladrones que operan allí y cogen esclavos, según tengo entendido
39.
Las cosas siempre operan de acuerdo a su naturaleza
40.
La Interpol es una organización policial internacional que cuenta con casi doscientos Estados miembros, cuya misión es combatir el crimen facilitando la cooperación entre policías que operan en distintas partes del mundo
41.
Sobornaremos a las mafias que operan en el gueto
42.
Estas causas no operan sueltas, y por lo general se presentan las cuatro combinadas en cierta medida
43.
En las baterías, noche y día, operan lentas reacciones químicas, descomponiendo y neutralizando
44.
La opinión del Banco de España es siempre decisiva para las empresas auditoras que operan en España
45.
Su representación gráfica podría ser la de nuevos círculos secantes que operan como satélites del círculo mayor que es el Estado
46.
Pero su nuevo cuerpo y su nuevo cerebro operan con velocidades eléctricas, no químicas, y los mecanismos de veto a veces intervienen demasiado tarde para hacer lo que se supone que tienen que hacer
47.
Y a África la operan por la tarde
48.
Y yo te pregunto, César, ¿de qué sirve librar batallas en tierra cuando los piratas operan en el mar? Está muy bien decir que lo que hace falta erradicar son sus bases en tierra, pero a menos que se les capture en el mar no se podrá destruir su medio de vida: sus barcos
49.
—En el hecho de que la Terminal del Puente de Londres es la única estación de la ciudad donde operan dos líneas
50.
Los mismos principios energéticos que operan en los contactos profesionales de los vendedores también son válidos para el proceso de manifestación
51.
Todas las leyes naturales son irresistibles: la ley de Gravitación, las leyes de la Electricidad y cualquier otra ley operan con exactitud matemática
52.
Cada parte del cuerpo está compuesta de células, algunas de las cuales operan independientemente, en tanto que otras lo hacen en comunidades
53.
Ya operan las armas
54.
ecacia operan las cosas cuando uno las reconoce
55.
El que sólo tiene conocimiento es rápido en sus juicios, porque no reconoce ni ve las grandes fuerzas imponderables que operan en el mundo
56.
—¿Podemos hablar frente a un vaso calmante? Los alcoholes de manzana operan maravillas para asentar el estómago —dijo, y la lengua madre fue una bendición para los oídos de Rob
57.
En su mayoría, deben confiar en la ayuda que les otorgan organizaciones establecidas al otro lado y que operan movidas por objetivos puramente económicos
58.
Con tal concepto de la guerra, no sólo los frentes, sino los ejércitos, operan por separado, de modo que no se pueden obtener más que pequeñas victorias locales
59.
Que tanto el personal femenino de Casa Chuchupe, como el de los sitios afines y las 'lavanderas' que operan por su cuenta, tienen protectores masculinos (cafiches o macrós), por lo general individuos de malos antecedentes y algunos con deudas por saldar con la justicia, a quienes están obligadas (muchas lo hacen por motu propio) a entregar parte o la totalidad de sus haberes
60.
Modalidad según la cual un sistema de procesamiento de datos puede ser compartido al mismo tiempo por varios usuarios que operan con programas independientes
61.
Si un proceso no está contribuyendo al intento del organismo de hacer frente a las fuerzas de selección que operan sobre él, no se interpretará como una función
62.
Éstas operan con gran éxito
63.
La suya fue una disertación no demasiado técnica -en consideración a los políticos y militares presentes- respecto de la forma en que operan los radiotelescopios, la distribución de las estrellas en el espacio y la historia del palimpsesto
64.
Intentan solucionar un problema que tienen con un par de camellos que operan en el bar
65.
Y pueden cambiarse y dar lugar tanto a los grandes acontecimientos que abren en un momento horizontes antes impensables como a las minúsculas transformaciones que operan con mayor lentitud y a veces de modo imperceptible
66.
Ahora, unido a aquel pueblo colocado por la suerte en condiciones próximas al estado primitivo, asistía, como un químico inclinado sobre su hornillo, a unas cuantas de las incesantes operaciones que se operan en el crisol de la vida
67.
La actividad de protección se dirige sobre todo a restaurantes y bares de la zona de Estocolmo, pero también contra otras empresas que operan en zonas «grises» de la legalidad
68.
En esta historia, todo el mundo apuesta fuerte, incluso por la parte alemana, en la que la ausencia de resultados se convierte fácilmente en sabotaje a los ojos de los superiores, sobre todo si se trata de disimular sus propios errores o de aplacar su sed de víctimas (aquí los dos factores operan conjuntamente)
69.
Roban el cuerpo, lo llevan a un laboratorio secreto, operan, extraen las partes que les interesan…, hígado, riñones, corazón, pulmones y demás, y lo venden por una fortuna a clínicas poco escrupulosas y necesitadas de dinero
1.
estén operando, el lo va a descubrir
2.
operando las cámaras de seguridad le
3.
fortificaciones rodeadas de fosos, en lasque moraba una parte de la nacion, operando de allí sus incursiones
4.
Una revolución radical, empero, se había estado operando en laRepública, y el
5.
Poco a poco se fué operando, sin embargo, en aquellaasamblea el fenómeno químico de la
6.
moda secundada por la propia fantasía, sino que en su trato y en susmodales se iba operando un
7.
—En el cambio radical que se está operando y acentuando en
8.
Dadas las características personales del comandante y dadas las características organizativas y operativas de la unidad que mandaba, siempre instalada en el borde de la legalidad o más allá de ella, siempre operando de forma encubierta y sin fiscalización externa, no cabe duda de que la AOME de Cortina pudo apoyar el golpe del 23 de febrero mientras el CESID de Calderón se oponía a él; dada la cohesión interna de que Cortina dotó a la AOME, es muy improbable que sus miembros pudieran actuar sin la autorización o el conocimiento del comandante
9.
Oyó el tiroteo por la radio y de inmediato se trasladó a otra de las sedes secretas de la unidad, está situada en la avenida Cardenal Herrera aria; allí se encontraba su puesto de mando, la Plana Mayor, y desde allí, auxiliado por el capitán García-Almenta, segundo jefe de la AOME, empezó a impartir órdenes: dado que sabía o supuso que el asalto al Congreso era el preludio de un golpe de estado y que podía provocar tensiones en la unidad, Cortina ordenó que todos sus subordinados permanecieran en sus puestos y prohibió cualquier comentario a favor o en contra del golpe; luego mandó localizar todos los equipos que se encontraban operando en las calles, organizó el despliegue de sus hombres por Madrid en misiones de información e impuso medidas especiales de seguridad en todas sus bases
10.
Mondesancto siempre se ha contado entre los principales prornotores, operando bajo el nombre de Industrias Interplanetarias internacionales
11.
Y esa nave se encuentra inmovilizada; su tripulación… se está operando un cambio de lealtades entre ella
12.
Y al final debieron lograrlo operando de un modo u otro
13.
También tenia bañada la frente en frío sudor; pero seguía operando sin perder segundo
14.
Dos de ellas alcanzaron de lleno la casa de los Pardenvolk en un momento que el doctor Stefan Hempel estaba operando, prácticamente en los pasillos del hospital central
15.
Quienquiera que sea, dondequiera que se encuentre, operando en forma muy parecida a la nuestra, Gerry
16.
Y aunque yo quisiera hacer una excepción, no podría: el profesor está operando
17.
En este momento está operando
18.
En derredor suyo, podía sentir al centrífugo agitándose y operando con esfuerzo bajo las cargas violentamente variables
19.
Pero estamos operando bajo limitaciones muy estrictas y no hay
20.
La compañía está operando en todas las partes del mundo
21.
El programa alienígena seguía en su mente, operando todavía a su manera especial
22.
El hecho de que durante aquellos días se presentaran varios hombres de aspecto patibulario preguntando por el capitán Basil me dio a entender que Holmes estaba operando en alguna parte bajo uno de los numerosos disfraces v nombres con los que ocultaba su formidable identidad
23.
–¿No podría llamar y ponerse en contacto con ellos para que la policía local no sienta que está operando sola? – le suplicó
24.
En cualquier ecuación de este tipo ("ecuación polinomial") el valor de x se puede obtener operando con los coeficientes
25.
–Hay muchos elementos circunstanciales -prosiguió él-, el menor de los cuales no es el hecho de que fuera el único que estuviera operando el tractor cuando el torso fue hallado
26.
Estamos operando con pérdida y, sin embargo, han adoptado una actitud de intransigencia contra… un aumento en las tarifas
27.
Pero con gente como Deborah y Simón Marshall, el jefe de inteligencia de CO, operando en el rescate, había una buena posibilidad de éxito
28.
– Unas cuantas unidades de la marina están operando en las bases, en las áreas de Portsmouth y PIymouth… las defensas y arsenales se encuentran allí, en construcciones subterráneas, pero, en general, se está desintegrando el control militar
29.
En 1998 los altos ejecutivos de algunas de las multinacionales mineras más grandes del mundo acabaron no obstante preocupándose porque en todo el mundo el sector estaba “perdiendo el respaldo social para continuar operando”, tal como reza su propia expresión
30.
No se debe confiar en los rumores, en especial cuando se dice que un Renegado estuvo operando en la zona
31.
Uno puede descubrirlos fácilmente operando tan sólo al azar
32.
Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, y con ello de sus formas de gobierno a través de instituciones que llevaban operando durante siglos, el poder de los bárbaros germanos se extendió durante el siglo V por buena parte de los otrora territorios bajo la influencia romana
33.
Ahora mismo la estarán operando de urgencia con transfusiones y con la anestesia y una mascarilla
34.
Había leído tres veces Las olas, de Virginia Woolf, y pensaba que se estaba operando una gran transformación en la propia naturaleza, y que sólo la ficción, una nueva clase de ficción, podría capturar la esencia del cambio
35.
Henry sabe lo que Grammaticus quiere decir, y podría empezar a contarles todo lo referente a la enfermedad de Baxter, pero también en la piedad que le inspira se está operando una modificación; le endurece ver la excoriación en el cuello de Rosalind
36.
Estás operando al cuidado de un Universo sabio y abundante que tiene sus propios planes para convertir tu visión en realidad, planes que te sorprenderán y muchas veces te plantearán retos y te emocionarán durante el proceso de manifestación
37.
Todo esto, y mucho más, indica la existencia de una sabiduría intrínseca, de un orden que está más allá de la comprensión racional, operando dentro y a través de todas las cosas
38.
El 3 de abril de 1864, otro agricultor del Platte echó en falta uno de sus buenos caballos y descubrió indicios de que los indios habían estado operando por la vecindad
39.
Los puristas observaban que, de una generación a otra, la alzada era una partícula de centímetro inferior a la de los toros precedentes, y suponían que se estaba operando el enanismo temido por Jim Lloyd, pero la publicidad del Venneford enmascaraba tal deficiencia y los gigantescos sementales «Uve Coronada», con su pesado andar y sus cabezas cornigachas, seguían alcanzando los precios más altos en las subastas
40.
Al mismo tiempo, se preparó una propuesta, en apariencia contradictoria, para que las Alianzas Obreras locales obtuvieran la soberanía sobre los partidos de los miembros locales, formando sus propias asambleas, lo que se concebía como la consumación última del frente único por abajo y como el instrumento que allanaría el camino a los soviets revolucionarios, operando junto a la fusión con los socialistas [11]
41.
Si usted está en un negocio, éste crecerá y se desarrollará por canales regulares, posiblemente nuevos o excepcionales canales de distribución se abrirán y cuando la ley este operando completamente, usted encontrará que las cosas que usted busca lo están buscan a usted
42.
Los cuatro doctores estaban operando desde el día anterior
43.
—LO SÉ, UN MOMENTO, LO SÉ, RECUPERACIÓN EN MARCHA, TODOS LOS CIRCUITOS LÓGICOS OPERANDO
44.
Los cambios que estaban operando en su mente y en su alma eran permanentes, y sintió que su pureza había sido herida más allá de toda redención
45.
–Bob le cortó las dos piernas y la rodilla y le hubiera cortado un brazo, pero murió mientras lo estaban operando
46.
Le están operando ahora y me avisarán en cuanto terminen
47.
Hay un ejército rojo allí operando
48.
Explicó que sólo tenían dos doctoras y que en ese momento ambas estaban operando
49.
271 visitadoras del máximo nivel, operando a tiempo completo y sin percances, es decir 156 más de lo que equivocadamente había calculado el parte anterior;
50.
Otro breve incidente se produjo cuando, aprovechándose de que en el depósito de víveres se hallaban operando en compartimentos vecinos PECHUGA y LALITA, el soldado raso Amelio Sifuentes, de la cola de usuarios de esta última, pretendió maliciosamente introducirse en el emplazamiento de la apodada PECHUGA, la misma que, como la superioridad habrá percibido, fue la que conquistó más simpatías entre los hombres de Horcones
51.
La pérdida de la memoria me ayudaba un poco operando cortes en mis obligaciones; mi obra las reemplazaba
52.
Maris se inclinó para observar las sutiles modificaciones que se iban operando en el rostro de Brandy
53.
Yo tenía la desventaja de la falta de información con respecto a casi todo, salvo la pequeña zona en que estaba operando yo mismo
54.
Y a los pocos momentos, sus trajes espaciales estaban operando a pleno rendimiento
55.
) En segundo lugar, los análisis de Wright y Wimsatt entrañan también que los órganos vestigiales que ayudaron a los primeros miembros de una especie a hacer frente a las exigencias del medio sirven aún para su función incluso si las exigencias del medio no están ya operando
56.
La comunidad mágica ha recibido con consternación y alarma la declaración del ministro, pues precisamente el miércoles pasado el Ministerio garantizaba que no había «ni pizca de verdad en los persistentes rumores de que Quien-ustedes-saben esté operando de nuevo entre nosotros»
57.
Tuvieron que estar en cubierta un buen rato, respirando el aire fresco para animarse y poder fijarse en la extraña metamorfosis que se estaba operando en la goleta
58.
Interrumpió la charla de las recepcionistas para preguntar en tono imperioso dónde estaba operando el doctor Vandermer
59.
Nadie ha tocado nunca un timbre tan terrible: no me refiero al sonido que produjo sino a la presión en sí, al tacto del botón contra mi dedo, o de mi dedo contra el botón, nadie ha sentido nunca lo mismo que yo; aunque mi sensación fue lógica, ya que físicamente sería imposible tocar el timbre sin el hueso, quiero decir que sin el hueso nuestro dedo se torcería sobre el botón como un tubo de goma, o se aplastaría ridículamente, o se introduciría en sí mismo como un guante vacío, así que hasta cierto punto resulta lógico suponer que el timbre suena con el hueso, que es mi esqueleto el que llama a la puerta, pero nadie ha sentido nunca tal cosa, y me produjo pena y sorpresa comprobar que hasta aquel momento crucial yo ignoraba lo que realmente somos y que el conocimiento puede producirse así, de improviso, mientras el zumbido eléctrico molesta el oído todavía, que se me haya revelado en ese instante doméstico, que cuando Galia abrió la puerta yo ya fuera otro, que el sonido de su timbre me despertara de un sueño de ignorancia para sumirme en la vigilia de un mundo que, por desagradable que fuera, era más cierto, porque si mi dedo había hecho sonar el timbre era debido a que llevaba hueso en su interior; lo había percibido de repente: mi dedo era un dedo con hueso y su utilidad radicaba en el hueso, al palparlo noté la dureza debajo, tras impensables láminas de músculo, y la realidad de aquella presencia me dejó asombrado, estuporoso, con un estupor y un asombro no demasiado intensos pero permanentes: oh Dios mío tengo un hueso debajo, mi dedo no es un dedo, es un hueso articulado y protegido contra el desgaste: la idea me vino así, con una lógica tan aplastante que no me sorprendió en sí misma sino su ausencia hasta ese timbre; no había una idea extraña e increíble, había una extraña e increíble omisión de la idea en todo el mundo, justo hasta el histórico momento en que llamé a la puerta del piso de Galia, pero Galia estaba en el umbral con su bata azul celeste y su cabello ondulado como por rulos invisibles, y me contemplaba sorprendida; y es que es una mujer muy perspicaz: apenas me entretuve un instante demasiado largo entre su saludo y mi entrada, y ya me había preguntado qué me ocurría: yo me frotaba el índice de mi descubrimiento contra el pulgar, incapaz de creer aún que lo obvio podía estar tan oculto, casi temeroso de creerlo, y opté por disimular esperando tener más tiempo para razonar, así que entré, le di un beso, me quité el abrigo húmedo y la bufanda y saludé al pasar a César, que ladraba incesante en el patio de la cocina: Galia me dijo qué tal y yo le dije muy bien, y le devolví estúpidamente la pregunta y ella me respondió igual, y de repente me pareció absurdo este diálogo especular de respuestas consabidas, o quizá era que la revelación me había estropeado la rutina, véase si no otro ejemplo: mantuve tieso el culpable dedo índice mientras entraba, y ni siquiera lo utilicé para quitarme el abrigo, como si una herida repentina me impidiera usarlo, y es que desde que había comprobado que ocultaba un hueso lo miraba con cierta aprensión, como se miran los fetiches o los amuletos mágicos; pero hice lo que suelo hacer: me senté en uno de los dos grandes sofás de respaldo recto, estiré las piernas, saqué un cigarrillo —con los dedos pulgar y medio— y dije que sí casi al mismo instante que Galia me preguntaba si quería café, incluso antes de saber si realmente tenía ganas de café, ya que la tradición es que acepte, y Galia, tan maternal, necesita que yo acepte todo lo que me da y rechace todo lo que no puede darme; tomar el café en la salita, mientras termino el cigarrillo y justo antes de pasar al dormitorio, se ha vuelto, a la larga, el rato más excitante para ambos; charlamos de lo acontecido durante la semana, Galia me pregunta siempre por Ameli y Héctor Luis, se muestra interesada en mis problemas y apenas me habla de los suyos, pero el diálogo es una excusa para que ella me inspeccione, me palpe, capte cosas en mi mirada, en mi forma de vestir, en mis gestos, pues Galia, a diferencia de Alejandra, es una mujer afectuosa, impulsiva y, como ya he dicho, perspicaz, y la conversación no le interesa tanto como ese otro lenguaje inaudible de la apariencia, así que es muy natural que la interrumpa para decirme: estás cansado, ¿verdad?, o bien: hoy no tenías muchas ganas de venir, ¿no es cierto? o bien: cuéntame lo que te ha pasado, vamos, has discutido con Alejandra, ¿me equivoco?, así estemos hablando del tiempo que hace, los estudios de Héctor Luis o lo que sea, da igual, su mirada me envuelve y nota las diferencias; por lo tanto, no fue extraño que esa tarde me dijera, de repente: te encuentro raro, Héctor, y yo, con simulada ingenuidad: ¿sí?, y ella, confundida, aventura la idea de que pueda tratarse de Alejandra o de la niña: no, no es Alejandra, le digo, tampoco es Ameli; Alejandra sigue sin saber nada de lo nuestro, tranquila, y en cuanto a Ameli, ya la dejo por imposible, pero ella concluye que tengo una cara muy curiosa este jueves y yo la consuelo a medias diciéndole que estoy cansado, y ella insiste: pero no es cara de estar cansado sino preocupado, y yo: pues lo cierto es que no me pasa nada, Gali, porque cómo decirle que estoy pensando inevitablemente en el hueso de mi dedo índice, cómo decirle que de repente me he descubierto un hueso al llamar al timbre de su casa: ¿acaso no iba a sentirse un poco dolida?, ¿acaso no pensaría que era una forma como cualquier otra de decirle que ya estaba harto de visitarla cada semana, todos los jueves, desde hace años?, sonaba mal eso de: acabo de darme cuenta, Gali, justo al llamar al timbre de tu puerta, de que tengo un hueso en el dedo, de que mi dedo índice son tres huesos camuflados, para acto seguido decir: bueno, Gali, no pensemos más en que mi dedo índice son tres huesos, ¿no?, y vamos a la cama, que se hace tarde; sonaba mal, sobre todo porque con Galia, igual que con Alejandra, tenía que andar de puntillas: nuestra relación se había prolongado tanto que, a su modo, también era rutinaria, a pesar de que ella seguía llamándola «una locura»; curiosamente, Galia es viuda y libre y yo estoy casado y tengo dos hijos, pero ella sigue diciendo que lo nuestro es «una locura» y yo pienso cada vez más en una aburrida traición, un engaño cuya monótona supervivencia lo ha despojado incluso del interés perverso de todo engaño dejando solo los inconvenientes: jamás podría hablarle a Alejandra de Galia, ahora ya no, y jamás podría terminar con Galia, ahora ya no, cada relación se había instalado en su propia rutina y ya ni siquiera podía soñar con escaparme de ésta, porque se suponía que cada una servía precisamente para huir de la rutina de la otra: mi deber era cuidar de ambas, conocer a Galia y a Alejandra, saber qué les gustaba oír y qué no, lo cual, naturalmente, era difícil, y por eso mi propia rutina consistía en callarme frente a las dos; pero en momentos así callarme también era un esfuerzo, porque si me notaba incluso la división entre los huesos, si podía imaginármelos al tacto, sentirlos allí como un dolor o una comezón repentina, ¿cómo podía evitar pensar en eso?; y ni siquiera era mi dedo lo que me molestaba, ya dije, sino mi error al no darme cuenta hasta ahora: esa ceguera era lo que jodía un poco, perdonando la expresión; porque hubiera sido como si me creyera que el arlequín de la fiesta de disfraces no esconde a nadie debajo, cuando es bien cierto que ese alguien bajo el arlequín es quien le otorga forma a este último, que no podría existir sin el primero: sería tan solo puros leotardos a rombos blancos y negros, bicornio de cascabeles, zapatillas en punta y antifaz, pero no el arlequín, y de igual manera, ¿qué error me llevó a creer hasta esa misma tarde que mi dedo índice era un dedo?; si lo analizamos con frialdad, un dedo es un disfraz, ¿no?, una piel elegante que oculta el cuerpo de un hueso, o de tres huesos si nos atenemos a lo exacto, y a poco que lo meditemos, una vez llegados a este punto y pinchado en el hueso, valga la expresión, ya no se puede retroceder y razonar al revés: decir, por ejemplo, que el hueso es simplemente la parte interna de un dedo: sería como llegar a ver el alma: ¿acaso pensaríamos en el cuerpo con el mismo interés que antes?; pero mientras hablaba con Galia y la tranquilizaba estaba razonando lo siguiente: que este descubrimiento conlleva sus problemas, porque es un hallazgo delator, como atrapar a un miembro de la banda y lograr que revele la guarida de los demás: si mi dedo índice derecho, el dedo del timbre, lleva huesos ocultos, la conclusión más sencilla se extiende como un contagio a los otros cuatro de esa misma mano y, ¿por qué no?, a los cinco de la otra: tengo un total de diez huesos entre las dos manos, tirando por lo bajo, cinco huesos en cada una, y lo peor de todo es que se mueven: porque hay que pensar en esto para horrorizarse del todo: ¿alguna vez vieron moverse solos a diez huesos?, pues ocurre todos los días frente a ustedes, en el extremo final de los brazos: hagan esto, alcen una mano como hice yo aprovechando que Galia se acicalaba en el cuarto de baño (porque Galia se acicala antes y después de nuestro encuentro amoroso), alcen cualquiera de las dos manos frente a sus ojos y notarán el asco: cinco repugnantes huesos bajo una capa de pellejo (ni siquiera huesos limpios, por tanto, sino envueltos en carne) moviéndose como ustedes desean, cinco huesos pegados a ustedes, oigan, y tan usados: saber que nos rascamos con huesos, que cogemos la cuchara con huesos, que estrechamos los huesos de los demás en la calle, que acariciamos con huesos la piel de una mujer como Galia: saberlo es tan terrible pero no menos real que los propios huesos, saberlo es descubrirlo para siempre, y lo peor de todo fue lo que me afectó: no se trata de que no se me pusiera tiesa en toda la tarde, perdonando la intimidad, ya que esto me ocurría incluso cuando pensaba que los dedos eran dedos, no, lo peor fue el cuidado que puse: tanto que no parecía que estaba haciendo el amor sino operando algún diente delicado; y es que me invadió una notoria compasión por Galia, tan hermosota a sus cincuenta incluso, al pensar que sobaba sus opulencias, sus suavidades, con huesos fríos y duros de cadáver: mi culpa llegó incluso a hacerme balbucear incongruencias, desnudos ambos en la cama: ¿soy demasiado duro?, comencé por decirle, y ella susurró que no y me abrazó maternalmente, e insistir al rato, todo tembloroso: ¿no estoy siendo quizá algo tosco?, y ella: no, cariño, sigue, sigue, pero yo la tocaba con la delicadeza con que se cierran los ojos de un muerto, porque ¿cómo olvidar que eran huesos lo que deslizaba por sus muslos?, aún más: ¿cómo es que ella no lo sabía?, ¿acaso no se percataba de que las caricias que más le gustaban, aquellas en que mis dedos se cerraban sobre su carne, eran debidas a los huesos?: sin ellos, tanto daría que la magreara con un plumero: ¿cómo podría estrujar sus pechos sin los huesos?, ¿cómo apretaría sus nalgas sin los huesos?, ¿cómo la haría venirse, en fin, sin frotar un hueso contra su cosa, perdonando la vulgaridad?: sin los huesos, mis dedos valdrían tanto como mi pilila, perdonando la obscenidad, o sea, nada: ¿cómo es que ella no se horrorizaba de saber que nuestros retozos, que tanto le agradaban, eran puro intercambio de huesos muertos?, porque incluso sus propias manos, y mis brazos, y los suyos, Dios mío, ¿no eran largos y recios huesos articulados que se deslizaban por nuestros cuerpos, nos envolvían, apretaban nuestra carne, nos abrazaban?, ¿acaso era posible no sentir el grosero tacto de los húmeros, la chirriante estrechez del cúbito y el radio, los bolondros del codo y la muñeca?; sumido en esa obsesión me hallaba cuando dije, sin querer: ¿no estoy siendo muy afilado para ti?, y ella dijo: ¿qué?, y supe que la frase era absurda: «afilado»», ¿cómo podía alguien ser «afilado» para otro?, y casi al mismo tiempo me percaté de que era la pregunta correcta, la más cortés, la más cierta: porque con toda seguridad había huesos y huesos, unos afilados y otros romos, unos muy bastos y ásperos corno rocas lunares y otros pulidos quizá como jaspes: incluso era posible que el tacto del mismo hueso dependiera del ángulo en que se colocaba con respecto a la piel, porque un hueso es un poliedro, casi un diamante, y hay que imaginarse sobando a la querida con diez durísimos y helados cuarzos para comprender mi situación, pensar en la carilla adecuada que usaremos para deslizarlos por la piel, el borde más inofensivo, no sea que nuestros apretujones se conviertan en el corte del filo de un papel, en la erizante cosquilla de una navaja de barbero; y entre ésas y otras se nos pasó el tiempo y terminamos como siempre pero peor, resoplando ambos bocarriba como dos boyas en el mar, mirando al techo, con esa satisfacción pacífica que solo otorga la insatisfacción perenne: cuánto tiempo hace que tú y yo no disfrutamos, Galia, pienso entonces, que vamos llevando esto adelante por no aguardar la muerte con las manos vacías, tiempo repetido que nunca se recobra porque nunca se pierde, días monótonos, el trasiego de la rutina incluso en la excepción: porque, Galia, hemos hecho un matrimonio de nuestra hermosa amistad, eso es lo que pienso, pero hubiéramos podido ser felices si todo esto conservara algún sentido, si existiera alguna otra razón que no fuera la inercia para mantenerlo; oía su respiración jadeante de cincuenta años junto a mí y trataba de imaginarme que estaba pensando lo mismo: ese silencio, Galia, que nunca llenamos, la distancia de nuestra proximidad, por qué tener que imaginarlo todo sin las palabras, qué piensas de mí, qué piensas de ti misma, por qué hablar de lo intrascendente, y va y me indaga ella entonces: ¿qué tal el trabajo?, porque cree que el exceso de dedicación me está afectando, y yo le digo que bien, y ella, apoyada en uno de sus codos e inclinada sobre mí, los pechos como almohadas blandas, vuelve a la carga con Alejandra: pero te ocurre algo, Héctor, dice, desde que has entrado hoy por la puerta te noto cambiado, ¿no será que Alejandra sospecha algo y no me lo quieres decir?, y le he contestado otra vez que no, y a veces me interrogo: ¿por qué todo esto?, ¿por qué lo mismo de lo mismo, este vaivén inacabable?, ¿qué pasaría si un día hablara y confesara?, ¿qué pasaría si por fin me decidiera a hablar delante de Alejandra, pero también delante de Galia y de mí mismo?, decir: basta de secretos, de engaños, de misterios: ¿qué sentido le encontráis a todo?, ¿por qué oficiar siempre el mismo ritual de lo cotidiano?, y para cambiar de tema le comento que Ameli está atravesando ahora la crisis de la adolescencia y discute frecuentemente conmigo y que Héctor Luis ha decidido que no será dentista sino aviador; a Galia le gusta saber lo que ocurre con mis hijos, ese tema siempre la distrae, incluso me ofrece consejos sobre cómo educarlos mejor, y yo creo que goza más de su maternidad imaginaria que Alejandra de la real; en todo caso, es un buen tema para cambiar de tema, y pasamos un largo rato charlando sin interés y pienso que es curioso que venga a casa de Galia para hablar de lo que apenas importa, ya que eso es prácticamente lo único que hago con Alejandra; en los instantes de silencio previos a mi partida seguimos mirando el techo, o bien ella me acaricia, zalamera, incluso pesada, y me dice algo: esa tarde, por ejemplo: me gusta tu pecho velludo, así lo dice, «velludo», y no sé por qué pero de repente me parece repugnante recibir un piropo como ése, aunque no se lo comento, claro, y ella, insistente, juega con el vello de mi pecho y sonríe; Galia es una orquídea salvaje, pienso, y a saber por qué se me ocurre esa pijada de comparación, pero es tan cierta como que Dios está en los cielos aunque nunca le vemos: Galia es una orquídea salvaje en olor, tacto, sabor, vista y sonido, y me encuentro de repente pensando en ella como orquídea cuando la oigo decir: ¿por qué me preguntaste antes si eras «afilado»?, ¿eso fue lo que dijiste?, y me pilla en bragas, perdonando la expresión, porque al pronto no sé a lo que se refiere, y cuando caigo en la cuenta, y para no traicionarme, le respondo que quería saber si le estaba haciendo daño en el cuello con mis dientes, y ella va y se echa a reír y dice: ¡vampirillo, vampirillo!, y vuelve a acariciarme, y como un tema trae otro, lo de los dientes le recuerda que necesita hacerse otro empaste, porque hace dos días, comiendo empanada gallega, notó que se le desprendía un pedacito de la muela arreglada, así que pasará por mi consulta sin avisarme cualquier día de éstos, y de esa forma nos veremos antes del jueves, dice, y su sonrisa parece dar a entender que está recordando el día en que nos conocimos, porque las mujeres son aficionadas a los aniversarios, ella tendida en el sillón articulado, la boca abierta, y yo con mi bata blanca y los instrumentos plateados del oficio, y como para confirmar mis sospechas me acaricia de nuevo el pecho «velludo» y dice: me gustaste desde aquel primer día, Héctor, me hiciste daño pero me gustaste, y claro está que nos reímos brevemente y yo le digo que nunca he comprendido por qué se enamoró de mí en la consulta, qué clase de erotismo desprendería mi aspecto, bajito, calvo y bigotudo, amortajado en mi bata blanca, entre el olor a alcohol, benzol, formol y otros volátiles, provisto de garfios, tenacillas, tubos de goma, lancetas y ganchos, porque no es que mi oficio me disgustara, claro que no, pero no dejaba de reconocer que la consulta de un dentista de pago es cualquier cosa menos un balcón a la luz de la luna frente a un jardín repleto de tulipanes, eso le digo y ella se ríe, y por último el silencio regresa otra vez, inexorable, porque es un enemigo que gana siempre la última batalla; llega la hora de irme, esa tarde más temprano porque mi suegro viene a cenar a casa, y cuando voy a levantarme la oigo decir, como de forma casual: ¿qué haces frotándote los dedos sin parar, Héctor?, ¿te pican?, eso dice, y descubro que, en efecto, he estado todo el rato dale que dale moviendo los dedos de la mano derecha como si repitiera una y otra vez el gesto con el que indicamos «dinero» o nos desprendemos de alguna mucosidad, perdonando la vulgaridad, que es casi el mismo que el que utilizamos para indicar «dinero», y enrojezco como un niño de colegio de curas pillado en una mentira y quedo sin saber qué decirle, hasta que por fin me decido y opto por revelarle mi hallazgo: nada, digo, ¿es que nunca te has tocado el hueso que tenemos bajo los dedos?, y lo pregunto con un tono prefabricado de sorpresa, como si lo increíble no fuera que yo me los frotase sino que ella no lo hiciera: qué dices, me mira sin entender, y me encojo de hombros y le explico: es que resulta curioso, ¿no?, quiero decir que si te tocas los dedos notas durezas debajo, ¿verdad?, y esas durezas son el hueso, ¿no te parece curioso, Gali?, toca, toca mis dedos: ¿no lo palpas bajo la piel, la grasa y los tendones?, es un hueso cualquiera, como los que César puede roer todos los días, le digo, y ella retira la mano con asco: qué cosas tienes, Héctor, dice, es repugnante, dice, y yo le doy la razón: en efecto, es repugnante pero está ahí, son huesos, Gali, mondos y lirondos, blancos, fríos y duros huesos sin vida: sin vida no, dice ella, pero replico: sin vida, Gali, porque nadie puede vivir con los huesos fuera, los huesos son muerte, por eso nos morimos y sobresalen, emergen y persisten para siempre, pero se ocultan mientras estamos vivos, es curioso, ¿no?, quiero decir que es curioso que seamos incapaces de vivir sin los huesos de nuestra propia muerte, pero más aún: que los llevemos dentro como tumbas, que seamos ellos ocultos por la piel, que seamos el disfraz del esqueleto, ¿no, Gali?, y ella: ¿te pasa algo, Héctor?, y yo: no, ¿por qué?, y ella: es que hablas de algo tan extraño, y yo le digo que es posible y me callo y pienso que quién me manda contarle mi descubrimiento a Galia, sonrío para tranquilizarla y me levanto de la cama, no sin antes cubrirme convenientemente con la sábana, ya que siempre me ha parecido, a propósito del tema, que la desnudez tiene su hora y lugar, como la muerte, y recojo la ropa doblada sobre la silla, me visto en el cuarto de baño y para cuando salgo Galia me espera ya de pie, en bata estampada por cuya abertura despuntan orondos los pechos y destaca el abultado pubis, me da un besazo enorme y húmedo y me envuelve con su cariño y bondad maternales: te quiero, Héctor, dice, y yo a ti, respondo, y no te preocupes, dice, porque otro día nos saldrá mejor, y me recuerda aquel jueves de la primavera pasada, o quizá de la anterior, en que fuimos capaces de hacerlo dos veces seguidas y en que ella me bautizó con el apodo de «hombre lobo»: teniendo en cuenta que hoy he sido «vampirillo», más intelectual pero menos bestia, quién duda de que me convertiré cualquier futuro jueves en «momia» y terminará así este ciclo de avatares terroríficos que comenzó con un «frankenstein» entre luces blancas, olor a fármacos y cuchillas plateadas, pero esto lo digo en broma, porque bien sé que lo nuestro nunca terminará, ya que, a pesar de todo —incluso de mi escasa fogosidad—, es «una locura», o no, porque hay ritual: el rito de decirle adiós a César, ladrando en el patio encadenado a una tubería oxidada, el beso final de Galia, y otra vez en la calle, ya de noche, frotándome los dedos dentro de los bolsillos del abrigo mientras camino, porque vivo cerca de la casa de Galia y tengo mi trabajo cerca de donde vivo, así que me puedo permitir ir caminando de un sitio a otro, todo a mano en mi vida salvo los instantes de vacaciones en que nos vamos al apartamento de la costa, y, sin embargo, debido a la repetición de los veranos, también a mano el apartamento, y la costa, y todo el universo, pienso, tan próximo todo como mis propias manos, y, sin embargo, a veces tan sorprendentemente extraño como ellas: porque de improviso surge lo oculto, los huesos que yacen debajo, ¿no?, pienso eso y froto mis dedos dentro de los bolsillos del abrigo; y ya en casa, comprobar que mi suegro había llegado ya y excusarme frente a él y Alejandra con tonos de voz similares, aunque ambos creen que los jueves me quedo hasta tarde en la consulta «haciendo inventario», que es la excusa que doy, así me cuesta menos trabajo la mentira, ya que me parece que «hacer inventario» es suministrarle a Alejandra la pista de que mi demora es una invención, una alocada fantasía de mi adolescencia póstuma, hasta tal extremo de juego y cansancio me ha llevado el silencio de estos últimos años; además, sospecho que el viejo escoge los jueves para disponer de un rato a solas con Alejandra mientras yo estoy ausente, lo cual, hasta cierto punto, me parece una compensación, Alejandra tiene a su padre y yo tengo a Galia, y sospecho que desde hace meses ambas parejas pasamos el tiempo de manera similar: hablando de tonterías y fumando; el padre de Alejandra, rebasados los ochenta, tiene una cabeza tan perfecta y despejada que te hace desear verlo un poco confuso de vez en cuando, que Dios me perdone, porque además ha sido librero, propietario de una antigua tienda ya traspasada en la calle Tudescos, hombre instruido y amante de la letra impresa, particularmente de los periódicos, y con un genio detestable muy acorde con su inútil sabiduría y su fisonomía encorvada y su luenga barbilla lampiña; Alejandra, que ha heredado del viejo el gusto por la lectura fácil y la barbilla, además de cierta distracción del ojo izquierdo que apenas llega a ser bizquera, se enzarza con él en discusiones bienintencionadas en las que siempre terminan ambos de acuerdo y en contra de mí, aunque yo no haya intervenido siquiera, ya que al viejo nunca le gustó nuestro matrimonio, y no porque hubiera creído que yo era una mala oportunidad, sino por «principios», porque el viejo es de los que odian a priori, y yo nunca sería él, nunca compartiría todas sus opiniones, nunca aceptaría todos sus consejos y, particularmente, jamás permitiría que Alejandra regresara a su área de influencia (vacía ya, porque su otro hijo se emancipó hace tiempo y tiene librería propia en otra provincia); además, mi profesión era casi una ofensa al buen gusto de los «intelectuales discretos» a los que él representa, porque está claro que los dentistas solo sabemos provocar dolor, somos terriblemente groseros, apenas se puede hablar con nosotros a diferencia de lo que ocurre con el peluquero o el callista (debido a que no se puede hablar mientras alguien te hurga en las muelas), y, por último, ni siquiera poseemos la categoría social de los cirujanos: el hecho de que yo ganara más que suficiente como para mantener confortables a Alejandra y a mis dos hijos, poseer consulta privada, secretaria y servicio doméstico, no excusaba la vulgaridad de mi trabajo, pero lo cierto es que nunca me había confiado de manera directa ninguna de estas razones: frente a mí siempre pasaba en silencio y con fingido respeto, como frente a la estatua del dictador, pero se agazapaba aguardando el momento de mi error, el instante apropiado para señalar algo en lo que me equivoqué por no hacerle caso, aunque, por supuesto, nunca de manera obvia ni durante el período inmediatamente posterior a mi pequeño fracaso, porque no era tanto un cazador legal como furtivo y rondaba en secreto a mi alrededor esperando el instante apropiado para que su odio, dirigido hacia mí con fina puntería, apenas sonara, y entonces hablaba con una sutileza que él mismo detestaba que empleasen con él, ya que había que ser «franco, directo, como los hombres de antes», pero yo, lejos de aborrecerle, le compadecía (y fingía aborrecerle precisamente porque le compadecía): me preguntaba por qué tanto silencio, por qué llevarse todas sus maldiciones a la tumba, cuál es la ventaja de aguantar, de reprimir la emoción día tras día o enfocarla hacia el sitio incorrecto; pero lo más insoportable del viejo era su fingida indiferencia, esa charla intrascendente durante las cenas, ese acuerdo tácito para no molestar ni ser molestado, tan bien vestido siempre con su chaqueta oscura y su corbata negra de nudo muy fino: un día te morirás trabajando, me dice cuando me excuso por la tardanza, y no te habrá servido de nada: este gobierno nunca nos devuelve el tiempo perdido ese del señor Joyce, añade (su costumbre de citar autores que nunca ha leído solo es superada por la de citarlos mal), que diga, Proust, se corrige, a mí siempre los escritores franceses me han dado por atrás, con perdón, dice, y por eso me equivoco, y Alejandra se lo reprocha: papá, dice; mientras finjo que escucho al viejo, contemplo a Alejandra ir y venir instruyendo a la criada para la cena y llego a la conclusión de que mi mujer es como la casa en la que vivimos: demasiado grande, pero a la vez muy estrecha, adornada inútilmente para ocultar los años que tiene y llena de recuerdos que te impiden abandonarla; Alejandra tiene amigas que la visitan y le dan la enhorabuena cuando Ameli o Héctor Luis consiguen un sobresaliente; a diferencia de Galia, Alejandra es fría, distinguida e intelectual a su modo, y vive como tantas otras personas: pensando que no está bien vivir como a uno realmente le gustaría, porque Alejandra cree que el matrimonio termina unos meses después de la boda y ya solo persiste el temor a separarse; su religión es semejante: hace tiempo que dejó de creer en la felicidad eterna y ahora tan solo teme la tristeza inmediata; sin embargo, invita a almorzar con frecuencia al párroco de la iglesia y acude a ésta con una elegancia no llamativa, lo que considera una característica importante de su cultura, pues en la iglesia se arrodilla, reza y se confiesa y murmura por lo bajo cosas que parecen palabras importantes; a veces he pensado en la siguiente blasfemia: si a Dios le diera por no existir, ¡cuántos secretos desperdiciados que pudimos habernos dicho!, ¡qué opiniones sobre ambos hemos entregado a otros hombres!, pero lo terrible es que tanto da que Dios exista: dudo que al final me entere de todo lo que comentas sobre mí y sobre nuestro matrimonio en la iglesia, Alejandra, eso pienso; qué va: por paradójico que resulte, la iglesia es el lugar donde la gente como nosotros habla más y mejor, pero todo se disuelve en murmullos y silencio y oraciones, y la verdad se pierde irremediablemente: quizá la clave resida en arrodillarnos frente al otro siempre que tengamos necesidad de hablar, o en hacerlo en voz baja y muy rápido, sin pensar, cómo si rezáramos un rosario; y meditando esto oigo que el viejo me dice: ¿te pasa algo en los dedos, Héctor?, con esa malicia oculta de atraparme en otro error: y es que ahora compruebo que desde que he llegado no he dejado en ningún momento de palparme los extremos de las falanges, los rebordes óseos, el final de los metacarpos; ¿qué opinaría el viejo si le confiara mi hallazgo?, pienso y sonrío al imaginar las posibles reacciones: nada, le digo, y muevo los huesos ante sus ojos y cambio de tema; ni Ameli ni Héctor Luis están en casa cuando llego, e imagino que es la forma filial que poseen de «hacer inventario» por su cuenta, lo cual no me parece ni malo ni bueno en sí mismo, y nos sentamos a la mesa casi enseguida y Alejandra sirve de la fuente de plata con el cucharón de plata las albóndigas de los jueves, y nos ponemos a escuchar la conversación del viejo con el debido respeto, como quien oye una interminable bendición de los alimentos, interrumpido a ratos por las breves acotaciones de Alejandra, solo que esa noche el tema elegido se me hace extraño, alegórico casi, y además empiezo a sentirme incómodo nada más comenzar a comer, porque los brazos, que apoyo en el borde de la mesa, me han desvelado con todo su peso la presencia de los huesos, del cúbito y el radio que guardan dentro, y los codos se me figuran una zona tan inadecuada y brutal para esa respetuosa reunión como colocar quijadas de asno sobre la mesa mientras el viejo habla, y en su discurso de esa noche repite una y otra vez la palabra «corrupción»: ¿habéis visto qué corrupción?, dice, ¿os dais cuenta de la corrupción de este gobierno?, ¿acaso no se pone de manifiesto la corrupción del sistema?, ¿no son unos corruptos todos los políticos?, ¿no oléis a corrupción por todas partes?, ¿no se ha descubierto por fin toda la corrupción?, y mientras le escucho, intento no hacer ruido con mis brazos, porque de repente me parece que la madera de la mesa al chocar contra el hueso produce un sonido como el de un muerto arañando el ataúd y no me parece correcto escuchar la opinión del viejo con tal ruido de fondo, pero como tengo que comer, cojo tenedor y cuchillo y divido una albóndiga en dos partes y me llevo una a los labios intentando no mirar hacia los huesos que sostienen el tenedor, porque no es agradable la paradoja de verme alimentado por un esqueleto, aunque sea el mío, pero mientras mastico con los ojos cerrados oyendo al viejo hablar de la «corrupción» mi lengua detecta una esquirla, un pedacito de algo dentro de la albóndiga, y, tras quejarme a Alejandra con suavidad, recibo esta respuesta: será un huesecillo de algo, es que son de pollo, Héctor, y es quitarme con mis huesos índice y pulgar el huesecillo y dejarlo sobre el plato, e írseme la mente tras esta idea inevitable: que dentro de todo lo blando necesariamente existe lo que queda, el hueso, el armazón, la dureza, el hallazgo, aquello oculto que es blanco y eterno, lo que permanece en el cedazo, la piedra, lo que «nadie quiere»; es imposible huir de «eso que queda», porque está dentro, así que escondo los brazos bajo la mesa, incluso me tienta la idea de comer como César, acercando el hocico al plato, pero ¿acaso no es inútil todo intento de disimulo frente al apocalíptico trajín de la cena?, porque lo que percibo en ese instante es algo muy parecido a una hogareña resurrección de los muertos: incluso con el apropiado evangelista —mi suegro—, gritando «corrupción»: Alejandra coge el pan con sus huesos y lo hace crujir y lo parte, el viejo apoya los huesos en el mantel y los hace sonar con ritmo, Alejandra coge el cucharón con sus huesos y sirve más albóndigas repletas de huesecillos de pollo muerto, el viejo va y se limpia los huesos sucios de carne ajena con la servilleta, Alejandra señala con su hueso la cesta del pan y yo se la alcanzo extendiendo mis huesos y ella la coge con los suyos, hay un cruce de húmeros, cúbitos y radios, de carpos y metacarpianos, de falanges, y nos pasamos de unos a otros, de hueso a hueso, la vinagrera, el aceite, la sal, el vino y la gaseosa, y llegan Ameli y Héctor Luis, una del cine y el otro de estudiar, y saludan, y Ameli desliza sus frágiles huesos de quince años por mi cabeza calva, envuelve con sus breves húmeros mi cuello, me besa en la mejilla: ¿dónde has estado hasta estas horas?, le pregunto, y ella: en el cine, ya te lo he dicho, y yo: pero ¿tan tarde?; sí, dice, habla sin mirar sus manos gélidas, los huesos de sus manos muertas, sus brazos como pinzas blancas; sí, papá, la película terminó muy tarde; y de repente, mientras la contemplo sentándose a la mesa, su cabello oscuro y lacio, los ojos muy grandes, el jersey azul celeste tenso por la presencia de los huesos, he sentido miedo por ella, he querido cogerla, atraparla y bogar juntos por ese fluir desconocido e incesante hacia la oscuridad final: creo que deberías volver más temprano a casa a partir de ahora, Ameli, le digo, y ella: ¿por qué?, con sus ojos brillando de disgusto, y yo, mis brazos escondidos, ocultos, sin revelarlos: creo que las calles no son seguras, y el viejo me interrumpe: hoy ya nada es seguro, Héctor, dice y sigue comiendo, Alejandra sirve albóndigas y Héctor Luis se queja de que son muchas, y Ameli: ¡pero ya tengo quince años, papá!, y yo: es igual, y entonces Alejandra: no seas muy duro con la niña, Héctor, dice, le dimos permiso para que volviera hoy a esta hora, pero ella sabe que solamente hoy; guardo silencio: en realidad, todo se sumerge en el silencio salvo el entrechocar de los huesos; Ameli y Héctor Luis son tan distintos, pienso, pero en algo se parecen, y es que ambos se nos van; no los he visto crecer, los he visto irse: pero ni siquiera eso, pienso ahora, porque jamás he podido saber si alguna vez estuvieron por completo; Ameli tiene novio, pero es un secreto; sabemos que Héctor Luis ha salido con varias chicas, pero lo que piensa de ellas es secreto; ambos se han hecho planes para el futuro, tienen deseos, ganas de hacer cosas, pero todo es secreto: quizá lo comentan en los «pubs» a falta de una buena iglesia en la que poder hablar como nosotros, tan a gusto, pero en casa adoptan los dos mandamientos trascendentales de la familia: nunca hablarás de nada importante y ama el enigma como a ti mismo, ¡y si hubiera solo silencio!, pero es la charla insignificante lo que molesta, y ahora esos ruidos detrás: el golpe, el crujir de nuestros huesos; siento algo muy parecido a la pena, pero una pena casi biológica, como una mota en el ojo o el aroma inevitable de la cebolla cruda, y me disculpo para ir al baño y llorar a gusto por algo que no entiendo, y más tarde, en la cama, con Alejandra a mi lado leyendo complacida un librito de romances, me da por preguntarle: ¿soy demasiado duro contigo? mientras me observo los huesos tranquilos sobre la colcha: mis manos muertas y peladas, los cúbitos y radios en aspa, los húmeros convergiendo, y ella deja un instante el libro que sostiene con sus huesos, me mira sorprendida y dice: no, Héctor, no, ¿por qué preguntas eso?, y yo, insistente: ¿he sido duro contigo alguna vez?, y ella: nunca, y yo: ¿quizá soy demasiado tosco?, y ella: Héctor, ¿qué te pasa?, y yo: demasiado rudo quizá, ¿no?, y ella: no seas bobo, ¿lo dices porque hoy no hablaste apenas durante la cena?, ya sé que papá no te cae bien, me da un beso y añade: procura descansar, el trabajo te agota, y la veo extender las falanges blancas y articuladas de sus dedos, apagar la lamparilla de pantalla rosa y sumir la habitación en una oscuridad donde la luz de la luna, filtrada, hace brillar las superficies ásperas de nuestros huesos; después, en el sueño, he presenciado un teatro de sombras donde mis manos y brazos se movían, desplazándome, porque eran lo único, ya que la vida se había invertido como un negativo de foto y ahora solo importaba lo oculto, el secreto descubierto: los huesos de mis manos se extendían con un sonido semejante a los resortes de madera de ciertos juguetes antiguos, emergiendo del telón negro que los rodeaba: son ellos solos, el mundo es ellos, brazos y manos colgantes que hacen y deshacen, crean y destruyen, no nacen ni mueren, simplemente cambian su posición, horizontal, vertical, en ángulo, hacia arriba o hacia abajo, brazos que se balancean al caminar y manos que agarran con sus huesos cosas invisibles; y a la mañana siguiente, tras toda una noche de sueños interrumpidos y vueltas en la cama, creo comprenderlo: mi revelación es una lepra que avanza incesante, porque suena el despertador con su timbre gangoso que tanto me recuerda a una trompeta de cobre, pongo los pies descalzos en las zapatillas y lo noto: la dureza bajo las plantas, la pelusa del forro de las zapatillas adherida a los huesos del tarso, el rompecabezas de huesos irregulares de mis pies, los extremos de la tibia y el peroné sobresaliendo por el borde del pijama, las rótulas marcando un óvalo bajo la tela extendida, y al erguirme, el crujido de los fémures: el descubrimiento no me hace ni más ni menos feliz que antes, ya que lo intuyo como una consecuencia, pero un estupor inmóvil de estatua persiste en mi interior; y al ducharme viene lo peor, porque entonces compruebo que los golpes de las gotas no me lavan sino que se limitan a disgregarme la suciedad por mis huesos: arrastran el barro de mis costillas goteantes, concentran la cal en mis pies, desprenden la tierra, permean las junturas, las grietas, los desperfectos, rajan los pequeños metacarpos como cáscaras de huevo, horadan mis clavículas y escápulas, pero no hoy ni ayer sino todos y cada uno de los días en un inexorable desgaste, siento que me disuelvo en agua y salgo con prisa no disimulada de la bañera y seco mi esqueleto goteante, deslizo la toalla por el cilindro de los huesos largos como si envolviera unos juncos, la arranco con torpeza de la trabazón de las vértebras, froto como cristales de ventana los huesos planos, pienso que debo conservarme seco para siempre porque de repente sé que soy un armazón de cincuenta años de edad que solo puede humedecerse con aceite, y es en ese instante, o quizá un poco después, cuando apoyo la maquinilla de afeitar contra mi rostro, que siento la invasión final de esa lepra y quedo tan inerme que apenas puedo apartar las cuchillas giratorias de mi mejilla: algo parecido a una horrísona dentera me paraliza, porque de repente noto como el restregar de un rastrillo contra una pizarra o el arañar baldosas con las patas metálicas de una silla, incluso imagino que pueden saltar chispas entre la maquinilla y el hueso de la mandíbula o el pómulo; me palpo con la otra mano la cabeza, siento las durezas del cráneo, el arco de las órbitas, el puente del maxilar, el ángulo de la quijada, y pienso: ¿por qué finjo que me afeito?, ¿acaso mi rostro no es un añadido, una capa, una máscara?; entra Alejandra en ese instante y casi me parece que gritará al ver a un desconocido, pero apenas me mira y se dirige al lavabo; yo me aparto, desenchufo la maquinilla y la guardo en su funda, y ella: ¿ya te has afeitado, Héctor?, y yo: sí, y salgo del baño con rapidez: ¡no podría acercar esa maquinilla a los huesos de mi calavera!; todo es tan obvio que lo inconcebible parece la ignorancia, pienso mientras me visto frente al espejo del dormitorio y abrocho la camisa blanca alrededor de las delgadas vértebras cervicales: llevar un cráneo dentro, una calavera sobre los hombros, besar con una calavera, pensar con una calavera, sonreír con una calavera, mirar a través de una calavera como a través de los ojos de buey de un barco fantasma, hablar por entre los dientes de una calavera: aquí está, tan simple que movería a risa si no fuera espantoso, y me afano en terminar el lazo de mi corbata con los huesos de mis dedos sonando como agujas de tricotar; Alejandra llega detrás, peinándose la melena amplia y negra que luce sobre su propia calavera, y el paso del cepillo descubre espacios blancos en el cuero cabelludo donde los pelos se entierran: parece inaudito saberlo ahora, contemplarlo ahora; entre los dientes sostiene dos ganchillos: el asco llega a tal extremo que tengo que apartar la vista: allí emerge el hueso, pienso, el subterfugio, el disfraz, tiene un defecto, como una carrera en la media que descubre el rectángulo de muslo blanco; allí, tras los labios, los dientes, los únicos huesos que asoman, y vivimos sonriendo y mostrándolos, y nos agrada enseñarlos y cuidarlos y mi profesión consiste precisamente en mantenerlos en buen estado, blancos y brillantes, limpios, pelados, lisos, desprovistos de carne, como tras el paso de aves carroñeras: esa hilera de pequeñas muertes, esa dureza tras lo blando; ¿acaso no es enorme el descuido?; de repente tengo deseos de decirle: Alejandra, estás enseñando tus huesos, oculta tus huesos, Alejandra, una mujer tan respetable como tú, una señora de rubor fácil, tan educada y limpia, con tu colección de novela rosa y tu familia y tu religión, ¿qué haces con los huesos al aire?, ¿no estás viendo que incluso muerdes cosas con tus huesos?, ¡Alejandra, por favor, que son tus huesos hundidos en el cráneo oculto, los huesos que quedarán cuando te pudras, mujer: no los enseñes!; esto va más allá de lo inmoral, pienso: es una especie de exhumación prematura, cada sonrisa es la profanación de una tumba, porque desenterramos nuestros huesos incluso antes de morir; deberíamos ir con los labios cerrados y una cruz encima de la boca, hablar como viejos desdentados, educar a los niños para que no mostraran los dientes al comer: un error, un gravísimo error en la estructura social comparable a caminar con las clavículas despellejadas, tener los omoplatos desnudos, descubrir el extremo basto del húmero al flexionar el codo, mostrar las suturas del cráneo al saludar cortésmente a una señora, enseñar las rótulas al arrodillarnos en la misa o las palas del coxal durante un baile o la superficie cortante del sacro durante el acto sexual: y sin embargo, ella y yo, con nuestros horribles dientes, la prueba visible de la existencia de los cráneos: absurdo, murmuro, y ella: ¿decías algo?, pero hablando entre dientes debido a los ganchillos, como si lo hiciera a través de apretadas filas de lápidas blancas, un soplo de aire muerto por entre las piedras de un cementerio, o peor: la voz a través de la tumba, las palabras pronunciadas en la fosa: no, nada, respondo, y ella, intrigada, se me acerca y arrastra sus falanges por mis vértebras: te noto distante desde ayer, Héctor, ¿te ocurre algo?, ¿es el trabajo?, y juro que estuve a punto de decirle: te la pego con una antigua paciente desde hace varios años, todos los jueves a la misma hora, pero no te preocupes porque una increíble revelación me ha hecho dejarlo, ya nunca más regresaré con Galia, no merece la pena (y por qué no decirlo, pienso, por qué reprimir el deseo y no decir la verdad, por qué no descargar la conciencia y vaciarme del todo); sin embargo, en vez de esa explicación catártica, le dije que sí, que era el exceso de trabajo, y me mostré torpe, callándome la inmensa sabiduría que poseía mientras notaba cómo descendían sus falanges por el edificio engarzado de mi columna, y ella dijo: pero hace mucho tiempo que no me sonríes, y pensé: ¡te equivocas!, somos una sonrisa eterna, ¿no lo ves?: nuestros dientes alcanzan hasta los extremos de la mandíbula y no podemos dejar de sonreír: sonreímos cuando gritamos, cuando lloramos, al pelear, al matar, al morir, al soñar: sonreímos siempre, Alejandra, quise decirle, y la sonrisa es muerte, ¿no lo ves?, quise decirle, nuestras calaveras sonríen siempre, así que la mayor sinceridad consiste en apartar los labios, elevar las comisuras y sonreír con la piel intentando imitar lo mejor posible nuestra sonrisa interior en un gesto que indica que estamos conformes, que aceptamos nuestro final: porque al sonreír descubrimos nuestros dientes, «enseñamos la calavera un poco más», no hay otro gesto humano que nos desvele tanto; la sonrisa, quise decirle, traiciona nuestra muerte, la delata; cada sonrisa es una profecía que se cumple siempre, Alejandra, así que vamos a sonreír, separemos los labios, mostremos los dientes, sonriamos para revelar las calaveras en nuestras caras, hagamos salir el armazón frío y secreto, draguemos el rostro con nuestra sonrisa y extraigamos el cráneo de la profundidad de nuestros hijos, de ti y de mí, del abuelo, de los amigos, de los parientes y del cura; pero no le dije nada de eso y me disculpé con frases inacabadas y ella enfrentó mis ojos y me abrazó y sentí los crujidos, la fricción, costilla contra costilla, golpes de cráneos, y supuse que ella también los había sentido: no seamos tan duros, le dije, y ella respondió, abrazándome aún: no, tú no eres duro, Héctor, y yo le dije: ambos somos duros, y tenía razón, porque se notaba en los ruidos del abrazo, en el telón de fondo de nuestro amor: un sonido semejante al que se produciría al echarnos la suerte con los palillos del I Ching sobre una mesa de mármol, o jugando al ajedrez con fichas de marfil, un trajín de palitos recios como un pimpón de piedra, el entrechocar aparentemente dulce de nuestros esqueletos como agitar perchas vacías; me aparté de ella y terminé de vestirme: quizá soy dura contigo, repitió ella, yo también soy duro, dije, y pensé: y Ameli y Héctor Luis, y todos entre sí y cada uno consigo mismo, ¡qué duros y afilados y cortantes y fríos y blancos y sonoros!; ¿te vas ya?, me dijo, sí, le dije, porque no deseaba desayunar en casa, en realidad no deseaba desayunar nunca más, pero sobre todo, sobre todas las cosas, no deseaba cruzarme con los esqueletos de mis hijos recién levantados, así que casi eché a correr, abrí la puerta y salí a la calle con el abrigo bajo el brazo, a la madrugada fría y oscura; ya he dicho que tengo la consulta cerca, lo cual siempre ha sido una ventaja, aunque no lo era esa mañana: quería trasladarme a ella solo con mi voluntad, sin perder siquiera el tiempo que tardara en desearlo; caminaba observando con mis cuencas vacías las casas que se abren, las figuras blancas que emergen de ellas como fantasmas en medio de la oscuridad, las primeras tiendas de alimentos llenas de huesos y cadáveres limpios de seres y cosas; caminaba y observaba con mis órbitas negras, lleno de un extraño y perseverante horror: ¿qué hacer después de la revelación?, ¿dónde, en qué lugar encontraría el reposo necesario?; porque ahora necesitaba envolverme, ahora, más que nunca, era preciso hallar la suavidad; mientras caminaba hacia la consulta lo pensaba: todos tenemos ansias de suavidad: guantes de borrego, abrigos de lana, bufandas, zapatos cómodos; sin embargo, el mundo son aristas, y todo suena a nuestro alrededor con crujidos de metal; qué pocas cosas delicadas, cuánta aspereza, cuánta jaula de púas, qué amenaza constante de quebrarnos como juncos, de partirnos, qué mundo de esqueletos por dentro y por fuera, móviles o quietos, invasión blanca o negra de huesos pelados, qué cementerio: toda obra es una ruina, toda cosa recién creada tiene aires de destrucción, y nosotros avanzamos por entre cruces, mármol, inscripciones, rejas y ángeles de piedra como espectros, y la niebla de la madrugada nos traspasa, huesos que van y vienen, esqueletos que se acercan y caminan junto a mí y me adelantan, apresurados, aquel que limpia los huesos en ese tramo de la calle, ese otro que espera en la parada, envuelto en su impermeable, huesos blancos por encima de los cuellos, la muerte dentro como una enfermedad que aparece desde que somos concebidos, ¿no hay solución?; y sorprender entonces a un hombre, una figura, no como yo, no como los demás, que se detiene frente a mí y me habla: ¿tiene fuego?, dice, un individuo desaliñado de espesa melena y barba, rostro pequeño, casi escondido, chaqueta sucia y manos sucias que se tambalea de un lado a otro como si el mero hecho de estar de pie fuera un tremendo esfuerzo para él; le ofrezco fuego y se cubre con las manos para encender un cigarrillo medio consumido, entonces dice: gracias, y se aleja; me detengo para observarle: camina con cierta vacilación hasta llegar a la esquina, después se vuelve de cara a la pared, una figura sin rasgos, y distingo la creciente humedad oscura a sus pies, detenerme un instante para contemplarle, volverse él y alejarse con un encogimiento de hombros y una frase brutal; un borracho orinando, pienso, pero al mismo tiempo deduzco: se ha reconstruido, ha verificado su interior, ha exhumado cosas que le pertenecen y le llenan por dentro: líquidos que alguna vez formaron parte de él; eso es un proceso de autoafirmación, pienso: él es algo que yo no soy o que he dejado de ser, ha logrado obtener lo que yo pierdo poco a poco: integridad, quizá porque no tiene que callar, porque es libre para decir lo que le gusta y lo que no, pienso y golpeo con los huesos del pie el cadáver de una vieja lata en la acera, o porque ha aceptado la vida tal cual es, o quizá porque tiene hambre y sed, y necesidad de fumar, dormir y orinar en una esquina, quizá porque siente necesidades en su interior, dentro de esa intimidad de las costillas que en mí mismo forma un espacio negro: sus necesidades le llenan, y yo, satisfecho, camino vacío: eso pensé; era preciso, pues, reformarse, volver a la vida a partir de los huesos, resucitar, aunque es cierto que en algún sitio dentro de mí existían vestigios, cosas que se movían bajo las costillas o en el espacio entre éstas y el hueso púbico, pero era necesario comprobarlo; todo aturdido por el ansia, entré en uno de los bares que estaban abiertos a esas horas y me dirigí apresurado al cuarto de baño, respondiendo con un gesto al hombre que atendía la barra y que me dijo buenos días; ya en el urinario, muy nervioso, busqué mi pija semihundida, perdonando la frase, la extraje y me esforcé un instante: tras un cierto lapso, comprobé la aparición brusca del fino chorro amarillo y sentí una distensión lenta en mi pubis que califiqué como el hallazgo de la vejiga: al fin me sirves de algo, pensé mientras me sacudía la pilila, perdonando la bajeza; así, convertido en pura vejiga, salí a la calle de nuevo y respiré hondo: noté bolsas gemelas a ambos lados del esternón, sacos que se ampliaban con el aire frío de la mañana, y descubrí mis pulmones; en un estado de alborozo difícilmente descriptible me tomé el pulso y sentí, con la alegría de tocar el pecho de un pájaro recién nacido, el golpeteo suave de la arteria contra mi dedo, su pequeño pero nítido calor de hogar, y supe que guardaba sangre y que mi corazón había emergido; caminando hacia la consulta completé mi resurrección, la encarnación lenta de mi esqueleto; así pues, yo era pulmones y vejiga, yo era intestino, tripas, estómago, yo era músculos del pene, tendones, sangre, hígado, vesícula, bazo y páncreas, yo era glándulas y linfa, todo suave, todo lleno, ocupando intersticios como si vertieran sobre mí unas sobras de hombre: yo era, por fin, globos oculares líquidos, yo era lengua y labios, yo era el abrir lento de los párpados, la creación del paladar, la suave nariz horadada, la humedad limpia de la saliva, la lágrima tibia y el sudor de los poros; yo era sobre todo mi propio cerebro, las revueltas grises de los nervios, la masa de ideas invisibles, la voluntad, el deseo, el pensamiento; llegué a la consulta recién creado, aún sin piel pero ya formado y funcionando, atravesé el oscuro umbral con la placa dorada donde se leía «Héctor Galbo, odontólogo», preferí las escaleras y abrí la puerta con la delicadeza muscular de un relojero, con la exactitud de un ladrón o un pianista; Laura, mi secretaria, ya estaba esperándome, y el vestíbulo aparecía iluminado así como la marina enmarcada en la pared opuesta, y me dejé invadir por el olor a cedro de los muebles, la suavidad de la moqueta bajo los pies, y cuando mis globos oculares se movieron hacia Laura pude parpadear evidenciando mi perfección; entonces, la prueba de fuego: me incliné para saludarla con un beso y percibí la suavidad de mi mejilla, los delicados embriones de mis labios, y supe que por fin la piel había aparecido: cabello, pestañas, cejas, uñas, el florecer de mi bigote negro; besarla fue como besarme a mí mismo: buenos días, doctor Galbo, me dijo, noté las cosquillas de mi camisa sobre mi pecho velludo, muy velludo, buenos días, dije, buenos días, Laura, y percibí mi laringe en el foso oculto entre la cabeza y el pecho, sentí el aire atravesando sus infinitos tubos de órgano: buenos días, repetí despacio saludando a todo mi cuerpo reflejado en el espejo del vestíbulo, mi cuerpo con piel y sentimientos, mi cuerpo vestido, bajito, mi cabeza calva y mi rostro bigotudo: buenos días, doctor Galbo, hoy viene usted contento, dice Laura, sí, le dije, vengo aliviado, quise añadir, he orinado en un bar y he descubierto por fin que tengo vejiga, y a partir de ahí todo lo demás, pero en vez de decirle esto pregunté: ¿hay pacientes ya?, y ella: todavía no, y yo: ¿cuántos tengo citados?, y ella: cinco para la mañana, la primera es Francisca, ah sí, Francisca, dije, sí: sus prótesis darán un poco la lata, y me deleito: oh mi memoria perfecta, mis sentidos vivos, mis movimientos coordinados, sí, sí, Francisca, muy bien, y mi imaginación: porque de repente me vi avanzando hacia mi despacho con los músculos poderosos de un tigre, todo mi cuerpo a franjas negras, mis fauces abiertas, los bigotes vibrantes, los ojos de esmeralda, y mi sexo, por fin, mi sexo: porque Laura, con la mitad de años que yo, me parecía una presa fácil para mis instintos, una captura que podía intentarse, la gacela desnuda en la sabana; ya era yo del todo, incluso con mis pensamientos malignos, incluso con mi crueldad, por fin: avíseme cuando llegue, le dije, y entré en mi despacho, me quité el abrigo y la chaqueta, me vestí con la bata blanca, inmaculada, mi bata y mi reloj a prueba de agua y de golpes, y mi anillo de matrimonio, y los periódicos que Laura me compra y deposita en la mesa, y mi ordenador y mis libros, y mis cuadros anatómicos: secciones de la boca, dientes abiertos, mitades de cabezas, nervios, lenguas, ojos, mejor será no mirarlos, pienso, porque son hombres incompletos, yo ya estoy hecho, pienso, envuelto al fin de nuevo en mi funda limpia, recién estrenado; por fin pensar: saber que he regresado al origen, me he recobrado, he impedido mi disolución guardándome en un cuerpo recién hecho; no recuerdo cuánto tiempo estuve sentado frente al escritorio saboreando mi triunfo, pero sé que la segunda y más terrible revelación llegó después, con el primer paciente, y que a partir de entonces ya no he podido ser el mismo, peor aún, porque me he preguntado después si he sido yo mismo alguna vez, si mi integridad fue algo más que una simple ilusión: y fue cuando sonó el timbre de la puerta, el siguiente timbre, el nuevo timbre que me despertó de la última ensoñación (como el de casa de Galia, o el del despertador con sonido de trompeta de cobre, ahora el de la consulta, pensé, y no pude encontrarles relación alguna entre sí, salvo que parecían avisos repentinos, llamadas, notas eléctricas que presagiaban algo), y Laura anunció a la señora Francisca, una mujer mayor y adinerada, como Galia, como Alejandra, con las piernas flebíticas y el rostro rojizo bajo un peinado constante, que entró con lentitud en la consulta hablando de algo que no recuerdo porque me encontraba aún absorto en el éxito de mi creación: fue verla entrar y pensar que iría a casa de Galia cuando la consulta terminara y le diría que todo seguía igual, que era posible continuar, que nada nos estorbaba, y después llegaría a mi casa y le diría a Alejandra que la quería, que nunca más sería duro con ella ni con Ameli, eso me propuse, y saludé a la señora Francisca con una sonrisa amable, y la hice sentarse en el sillón articulado, la eché hacia atrás con los pedales, la enfrenté al brillo de los focos y le pedí que abriera la boca, porque eso es lo primero que le pido a mis pacientes incluso antes de oír sus quejas por completo: como estoy acostumbrado a que esta instrucción se realice a medias, me incliné sobre ella y abrí mi propia boca para demostrarle cómo la quería: así, abra bien la boca, le dije, ah, ah, ah, y es curioso lo cerca que siempre estamos de la inocencia momentos antes de que un nuevo horror nos alcance: incluso éste aparece al principio con disimulo, revelándose en un detalle, en un suceso que, de otra manera, apenas merecería recordarse, porque mientras Francisca, obediente, abría más la boca, descubrí el último de los horrores, la luz del rayo que nunca debería contemplar un ser humano, la degradación final, tan rápida, pavorosa e inevitable como cuando presioné el timbre de Galia, pero mucho peor porque no era lo oculto, lo que era, sino lo que no era, aquello que falta, no lo que se esconde sino lo que no existe: la nueva revelación me violó, perdonando la brutalidad, de tal manera que todos mis logros anteriores adoptaron de inmediato la apariencia de un sueño que no se recuerda sino a fragmentos, e incapaz de reaccionar, permanecí inmóvil, inclinado sobre la mujer, ambos con la boca abierta, ella con los ojos cerrados esperando sin duda la llegada de mis instrumentos; pero como no llegaban los abrió, me vio y advirtió en mi rostro el horror más puro que cabe imaginarse: qué pasa, doctor, me dijo, qué tengo, qué tengo, pero yo me sentía incapaz de responderle, incapaz incluso de continuar allí, fingiendo, así que retrocedí, me quité la bata con delirante torpeza, la arrojé al suelo, me puse la chaqueta y salí de la habitación, corrí hacia el vestíbulo sin hacer caso a las voces de la paciente y a las preguntas de Laura, abrí la puerta, bajé las escaleras frenéticamente y salí a la calle: no sabía adónde dirigirme, ni siquiera si tenía sentido dirigirme a algún sitio; contemplé a los transeúntes con muchísima más incredulidad de la que ellos mostraron al contemplarme a mí: ¿era posible que todos ignoraran?, ¿hasta ese punto nos ha embotado la existencia?; hubo un momento terrible en el que no supe cuál debería ser mi labor: si caer en soledad por el abismo o arrastrar como un profeta a las conciencias ciegas que me rodeaban; es cierto que toda gran verdad precisa ser expresada, pero la locura de mi actual situación consistía en que esta verdad última era inexpresable: quiero decir que esta verdad final no era algo, más bien era nada, así que no podía soñar con explicarla: quizá el silencio en el gélido vacío entre las estrellas hubiera sido una explicación adecuada, pero no un silencio progresivo sino repentino y abrupto: una brecha de espacio muerto, una bomba inversa que absorbiera las cosas hacia dentro, que nos introdujera a todos en un mundo sin lugares ni tiempo donde la nada cobrara alguna especial y terrible significación, quizá entonces, pensé, y corrí por la acera intuyendo que cada minuto desperdiciado era fatal: ¿le ocurre algo?, fue la pregunta que me hizo un individuo que aguardaba frente a un paso de peatones cuando me acerqué, y solo entonces fui consciente de que tenía ambas manos sobre la boca, como si tratara de contener un inmenso vómito; mi respuesta fue ininteligible, porque sacudí la cabeza diciendo que no, pero esperando que él entendiera que eso era lo que me pasaba: que no; si hubiera podido hablar, habría respondido: nada, y precisamente ahí radicaba lo que me ocurría: me ocurría nada, pero era imposible hacerle comprender que nada era infinitamente peor que todos los algos que nos ocurren diariamente; no pude hacer otra cosa sino alejarme de él con las manos aún sobre la boca, corriendo sin saber por dónde iba pero con la secreta esperanza de no ir a ninguna parte, de no llegar, de seguir corriendo para siempre, porque no podía presentarme en casa de aquel modo, no con aquel fallo, sería preciso hacer cualquier cosa para remediar esa escisión, quizá comenzar desde el principio, reunir de nuevo el hilo en el ovillo, a la inversa: pensar en el instante anterior a la revelación, notar la presencia para comprender ahora la falta; pero cómo describirlo: cómo decir que había conocido de repente la boca cuando la paciente abrió la suya y yo quise indicarle cómo tenía que hacerlo y abrí la mía; fue entonces: el tiempo se congeló a mi alrededor y quedé solo en medio de mi hallazgo, como un náufrago, paralizado por la revelación suprema, incapaz de comprender, al igual que con la anterior, por qué no lo había sabido hasta entonces: la boca, claro, ahí, aquí, abajo, bajo mi nariz, en mi rostro, la boca: de repente me había percatado de la verdad, tan simple e invisible debido a su propia evidencia: la boca no es nada, lo comprendí al pedirle a la paciente que la abriera y al abrir la mía: ¿qué he abierto?, pensé: la boca; pero entonces, si la boca abierta también es la boca, el resultado era una oscuridad, un agujero vacío, un abismo; quiero decir que, de repente, al ver la boca, al inclinarme para verla, no la vi, pero no la vi justamente porque era eso: el no verla; si hubiera visto la boca de la misma forma que veo mis dedos, por ejemplo, no lo sería o estaría cerrada; sin embargo, el horror consiste en que una boca abierta también es una boca: como llamarle «dedos» al espacio vacío que hay entre ellos; ¡pero eso no era todo!: si aquel defecto, aquella nada, era, ¿cómo podía evitar la llegada del vacío?, ¿cómo impedir que todo siguiera siendo lo que es en la nada?, ¿cómo pretender recobrar mi cuerpo si me evacuo por ese agujero negro y absurdo?; lo comprendí: ¡si todo se hubiera cerrado a mi alrededor!, ¡si las junturas hubieran encajado perfectamente, sin interrupciones, sin oquedades!, pero tenía que estar la boca, la boca abierta que también era la boca, y ahora ¿cómo permanecer incólume?, ¿cómo seguir inmutable, conservándome dentro, si allí estaba eso que no era, esa nada negra implantada en mí?; corrí, en efecto, a ciegas, no recuerdo durante cuánto tiempo, hasta que un nuevo acontecimiento pudo más que mi propia desesperación: en una esquina, recostado en un portal, distinguí a un hombre, el borracho de aquella madrugada, que parecía dormir o agonizar: un sombrero gris le cubría casi todo el rostro salvo la barba, y allí, insertado en lo más hondo del pelo, un agujero abierto, sin dientes, sin lengua, una cosa negra y circular como una cloaca o la pupila de un cíclope ciego que me mirara, aunque yo fuera «nadie», el vacío terrible, la nada; de repente se había apoderado de mí un horror supremo, un asco infinito, la conjunción final de todo lo repugnante, y me alejé desesperado cubriéndome con las manos aquel «salto», aquel «vacío» letal, atenazado por una sensación revulsiva, un pánico que era como cribar mis ideas con violencia hasta romperlas, la certeza de mi perdición, el desprendimiento a trozos de mi voluntad frente a lo irremediable: esa boca abierta, el error por el que todo entra y todo sale, los secretos, la palabra, el vómito, la saliva, la vida, el aliento final, porque me había envuelto en mi propio cuerpo para hallar algo último que no cierra, ese terrible defecto tras los labios del beso, tras el lenguaje cotidiano, tras los gestos de comer y masticar, más allá de los dientes y la lengua, ese algo que no es el paladar ni la faringe ni la descarga de las glándulas, ese vacío que me recorre hacia dentro, el túnel deshabitado del gusano, la nada, la negación, eso que ahora empezaba a corroerme; porque si existía la boca, nada podía detener la entrada del vacío; así que cerca de casa empecé a perderme, a dividirme en secciones, a horadarme: primero fue la piel, que apenas se presiente, que es casi solamente tacto, la piel que cayó a la acera mientras corría, la piel con mi figura y mis rasgos que se me desprendió como la de un reptil mudando sus escamas, porque el vacío se introducía bajo ella como un cuchillo de aire y la separaba; entonces los músculos y los tendones, en silencio: ¿qué protección pueden ofrecer frente a los túneles de la nada?, ¿qué defensa procuran ante esa marea de vacío, ese fallo que me alcanzaba como a través de un sumidero?, también ellos caen y se desatan como cordajes de barco en una tempestad; la calle en la que vivo recibió el tributo de la lenta pero inexorable pérdida de mis vísceras: ese trago infecto de nada, que no está pero es, provoca la caída de mi estómago y mis intestinos, mi hígado derretido y mi bazo, los pulmones sueltos que se alejan por el aire como palomas grises, el corazón que ya no late, madura, se endurece y cae, gélido como el puño de un muerto, porque nada puede latir frente a la boca, los nervios arrastrados por la acera como hilos de un títere estropeado, los ojos como gotas de leche derramada, la suave materia de mi cerebro, la exactitud de mis sentidos, la excitante delicia del deseo, la provocación del hambre y el instinto, las sensaciones, los impulsos: todo cae y se pierde, todo gotea incesante desde mi armazón, todo se va y se desvanece calle abajo; entro en casa al fin, ya solo mi esqueleto muerto y limpio, y pienso: mis hijos están en el colegio, por fortuna; me dirijo al salón y allí encuentro a Alejandra, que me mira con pasmo; se halla sentada en su sofá tejiendo algo, y probablemente destejiéndolo también, creando y destruyendo en un vaivén de interminable dedicación; entonces me detengo frente a ella, aparto con lentitud las falanges blancas de mi oquedad y la descubro, por fin, en toda su horrible grandeza: la boca abierta, las mandíbulas separadas, el enorme vacío entre maxilares, la verdadera boca que no es, desprovista del engaño de las mucosas, ese espacio negro que nada contiene, y hablo, por fin, tras lo que me parecen siglos de silencio, y mis palabras, emergiendo de ese vacío, son también vacío y horadan: Alejandra, hablo, llevo años traicionándote con una mujer que conocí en la consulta, y ella: Héctor, qué dices, y yo: es guapa, pero no demasiado, cariñosa, pero no demasiado, inteligente, pero no demasiado: lo mejor que tiene es que me quiere y que intentó hacerme feliz, y que nunca me ha creado problemas salvo la necesidad de mentirte, de ocultártelo, una mujer con la que descubrí que puede haber una cierta felicidad cotidiana a la que nunca deberíamos renunciar, como hemos hecho tú y yo, ni siquiera a esa cierta felicidad cotidiana, una mujer, en fin, con la que he sabido que ya todo es igual, que incluso el pecado termina alguna vez, incluso la culpa, incluso lo prohibido, y ella: Héctor, Héctor, qué te pasa, dice, que ya basta de mentiras, respondo y me deshago de su lento abrazo y de sus lágrimas, y basta de silencio, porque era necesario hablar, pero no solo a ti, no, no solo a ti, y ella, gritando: ¿adónde vas?, pero su grito se me pierde con el mío propio, que ya solo oigo yo, y eso es lo terrible: porque mi garganta ha desaparecido y solo quedan las tenues vértebras y el deseo de ser escuchado; corro entonces a casa de Galia arrastrando apenas los jirones blancos de mis huesos por la acera, y ella misma abre la puerta y grita al verme: no, Galia, no podemos seguir juntos, dije entonces, no tengo nada más que hacer aquí, tú, viuda y solitaria, yo, casado y solitario, nada que hacer, Galia, no más consuelos, no más secretos, basta de felicidad y de cariño doméstico, porque llega un instante, Galia, en que todo termina, y lo peor de todo es que tú no eres una solución: ¿por qué?, me dijo: porque es necesario decir la verdad y revelar la mentira, repliqué, aunque nos quedemos vacíos, es necesario abrir las bocas, Galia, le dije, y volcarnos en hablar y hablar y destruirlo todo con las palabras, dije, porque si algo somos, Galia, es aliento, así que es necesario, por eso lo hago, dije, y me alejé de ella, que gritó: ¿adónde vas?, pero su grito se perdió dentro del mío, que ya era tan enorme como el silencio del cielo; y me alejé de todos, de una ciudad que no era mi ciudad, de una vida que no era mi vida, corrí ya casi llevado por el viento, las espinas delgadas de mi cuerpo flotando en el aire, corrí, volé hacia los bosques transportado por una ráfaga de brisa como el polvo o la basura, avancé por la hierba, entre los árboles, desgastándome con cada palabra: basta con eso, dije, no más hogar, no más vida, no más esfuerzo, dije, grité en silencio: ya basta de mundo y de existencia, ya basta de hacer y de procurar, soportar, callar y mirar buscando respuestas, no, no más luz sobre mis ojos, nunca otro día más, basta de desear y pretender, de conseguir y por último perder lo conseguido y enfermar y morir y terminar en nada, todo vacío, intrascendente, limitado y mediocre: basta, porque hay un error en nosotros, un hiato perenne, el sello de la nada, esta boca siempre abierta, este hueco hacia algo y desde algo, miradlo: está en vosotros, el sumidero, el vórtice; lo he soportado todo, incluso los años de silencio, los años iguales y el silencio, la muerte interior, el vacío interior, la falsa esperanza, la ausencia de deseos, pero no puedo soportar esta conexión: si tiene que existir esto, este hueco vacío y nulo, esta ausencia de mi carne y de mi cuerpo, si tiene que existir la boca, prefiero echarlo todo fuera, dejar que todo se vaya como un soplo puro, que lo oigan todos, que todos lo sepan, prefiero esto a la falsa seguridad de un cuerpo muerto, eso dije, eso grité, y me vi por fin convertido en nada, la oquedad llenando todos mis huesos abiertos como flautas mudas, desmenuzados como arena por fin, solo esa ceniza última, apenas el rastro leve que el viento termina por borrar, el vacío enorme de esa boca que tiene que decir y revelar y descubrir y gritar y acusar y vaciarme hacia fuera desde dentro y mezclarme con todo, esa boca abierta e infinita del silencio absoluto por la que hablo aunque nadie oiga
60.
Había pequeños androides compactos rodando por las pasarelas, operando gravitrineos llenos de cajas y bidones de duracero
61.
Los músicos habían entrado, y la orquesta completa, gongos, tamtams, castañuelas, flautas, tamboriles y bombos, estaban operando con todo furor
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Cuando vio a Matthew operando al conde Roland, exclamó con indignación:
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–LO SÉ, UN MOMENTO, LO SÉ, RECUPERACIÓN EN MARCHA, TODOS LOS CIRCUITOS LÓGICOS OPERANDO…
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–Nick dice que están operando la mano a su madre
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propio comisario de la estación quien nos dijo que estaban operando en la busca y
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Fue preciso continuar operando sobre el tejado con precaución, al propio tiempo que levantaban las planchas metálicas
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Ferrier siguió operando sin decir nada
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El sol permanente y generoso, la vegetación carnosa, el transcurso de los siglos, fueron operando una adaptación física
1.
Parece, no obstante,que Gil Vicente fué el primero que ennobleció este género de poesía,elevando su vuelo, y comenzó á operar la transición de los misterios ymoralidades de los siglos medios en las composiciones posteriores, que,con el nombre de autos, llegaron á ser uno de los principales elementosdel teatro español
2.
Felipe tardó catorce minutos exactos en operar el artefacto
3.
Vamos a comer plancton y nuestras cuerdas vocales tienen la particularidad de emitir un silbido ultrasónico con el cual podemos operar y hablar con todas las razas de animales marinos; también podemos incorporar los mensajes de este último, gracias a nuestra capacidad de selección particular de ondas telepáticas que cada gota de mar se transmite a una velocidad increíble
4.
" Y, diciendo esto, pulse un botón y al instante le operar una mampara que permite el paso hacia el mar abierto
5.
para incluir a criminales, comenzó a operar en el mes de
6.
a observar, entra a operar en nuestras vidas una inteligencia muy superior a la astucia del ego
7.
sobre la manera de operar del ego, comienza a reconocer la conexión entre los estados emocionales
8.
agrupaciones y negocios puedan operar (IGLHRC, 1999, 12 enero)
9.
para operar en combinación y atacar juntos a Bailén
10.
operar las numerosas reformas, que deconcierto con el señor Carrasco le habiamos indicado en beneficio de
11.
laeducacion, las costumbres y la industria, pueden solamente operar entreellos poco á poco una reforma
12.
Mientras los barqueros desamarraban á toda prisa susembarcaciones para operar el salvamento del
13.
prestan mal á cualquiera de losdos regímenes y deben operar
14.
que un hombre atraviesa anado, para operar una transformación
15.
alma, ymuchas veces la ley ideal consiste en operar contra las
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Era,pues, preciso operar a la vista de aquellos a quienes, más tarde o
17.
sentaron a la mesa, la transformación queacababa de operar en su rostro había
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esfera de accion, porque siendo su efecto el de operar unaconcentracion sobre el
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enfermedades discrásicas,y el por qué los medicamentos á su vez tienden á operar
20.
Yo mismo estoy sorprendido; si lo comparo con el que tenía el primer día que bajé de la cubierta del Sari, me da la impresión de que sólo un milagro ha podido operar el cambio que ha tenido lugar
21.
Los militares no pudieron operar la emisora
22.
La situación de un hombre que debe operar como yo lo hacía en aquellos momentos, es muy desdichada; pero se reduce a su mitad lo que de penoso y de horrible tiene, arriesgando el todo por el todo
23.
Esta serie continuada de impresiones empieza a operar una sutil, casi invisible metamorfosis en Bardone, y una noche sobreviene lo insólito: durante un bombardeo aliado que provoca un griterío de pánico en la prisión Bardone exige salir de su celda; está temblando de miedo, pero, como si el personaje del general se hubiera apoderado momentáneamente de su persona, plantado en el corredor de la galería de los presos políticos e investido de la grandeza de De la Rovere Bardone aplaca el temor de sus compañeros levantando su voz en medio de un estruendo de batalla: «Amigos, os habla el general De la Rovere -dice-
24.
Tal vez fue eso lo que sintió con los años Adolfo Suárez; eso o una parte de eso o algo muy semejante a eso, un sentimiento que se le impuso de forma paulatina tan pronto como resultó elegido presidente del gobierno en las primeras elecciones democráticas y que a partir de aquel instante empezó a operar sobre él una metamorfosis radical: el antiguo falangista de provincias, el antiguo arribista del franquismo, el Julien Sorel o Lucien Rubempré o Frédéric Moreau de los años sesenta acabó invistiéndose de la dignidad del héroe de la democracia, Emmanuele Bardone se creyó el general De la Rovere y el plebeyo fascista se soñó convertido en un aristócrata de izquierdas
25.
Pero los hospitales, así como los centros de recuperación, deben operar totalmente al margen de A
26.
–Lo tengo en vídeo -dijo Haral con tranquila satisfacción mientras Khym las miraba, confundido, y Tirun abandonaba su puesto para operar el panel de comunicaciones-
27.
Su misión sería ayudar en los controles, operar el ordenador, vigilar la ingeniería y, si algo iba mal, servir de relevo en armamento
28.
Y en una intervención en la que tenían que operar a un señor, le decimos a la esposa: —Tenga, se ducha, se desnuda y se pone la bata
29.
O a confundirse: «Me vengo a operar de las aguas», porque a eso le suenan las cataratas
30.
Existen numerosos detalles sobre los cuales puedes operar
31.
Los médicos están siempre dispuestos a operar, pero aquélla no era una enfermedad que exigiera una operación, se comprendía muy bien
32.
La forma de operar del Especialista era siempre la misma: el cliente depositaba en una cuenta cierta cifra de seis dígitos -no reembolsable- y aguardaba con paciencia mientras sus datos eran rigurosamente verificados por la organización criminal
33.
Tenía un origen románti-co: un médico enamorado de una enfermera, quiso protegerla de los eccemas producidos por los desinfectantes y mandó hacer los primeros guantes de goma, que después adoptaron los cirujanos para operar
34.
La manera de operar era siempre la misma, Simón recibía un mensaje críptico a través del correo que ejercía el bueno de Gedeón o el recado que le trasmitía Myriam, mediante el sencillo sistema de lanzar a la ventana que daba a la plaza de Doña Elvira un puñado de arena, y al día siguiente y a la hora preestablecida, ambos se reunían en la quinta del Arenal
35.
Ahora vive inmerso en un mundo afectivo que se centra enteramente en el sufrimiento de Emilia, en ese duelo particular de Emilia y no está en condiciones de operar con conceptos
36.
De pronto es ya tarde para operar, para cambiar el régimen de vida, para reanudar la vida, una silenciosa falta de sentido, la metástasis se adueña de todo
37.
—No ha habido necesidad de operar —le dijo Adele, sujetándole la mano en cuanto se disipó un poco el atontamiento de la anestesia
38.
No era seguro para nadie el operar sólo bajo estas condiciones, y esto nos habría significado una gran desventaja
39.
El proyector de Rupert Boyce, por ejemplo, no podía operar más allá de las fronteras de la reserva, de modo que Rupert y Maia eran las únicas personas que entraban en su dominio
40.
operar en la temperatura de ebullición del agua
41.
Un prolapso es un prolapso, y no se puede hacer gran cosa aparte de descansar y, en el peor de los casos, operar
42.
–Si los Bancos no cargasen intereses, ¿cómo podrían operar en el interior y el exterior?
43.
Parece que está de acuerdo con nuestro general para operar en combinación y atacar juntos a Bailén
44.
A su favor jugaba la disposición del frente, formando un arco desde el Golfo de Finlandia hasta el Ilmen, con su clave el Ladoga, algo que permitía operar sobre líneas interiores, circunstancia siempre favorable en combates defensivos
45.
Los marinos españoles enviados a servir junto a la "Kriegsmarine" empiezan a operar en aguas del Golfo de Finlandia
46.
Los efectivos de voluntarios españoles reclutados clandestinamente por los alemanes empiezan a operar en combate
47.
Desde el camastro donde yacía en la casa de Jado, daba Espartero las órdenes de ataque, previa la distribución de fuerzas en una y otra orilla, para operar concertadamente contra Luchana
48.
Pero en función de la unidad se crearon las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, las FALN, y a partir de final de 1962 comenzamos ya a operar juntos bajo la bandera de las FALN
49.
Pasé a contarle lo fascinado que me había sentido ante su evidencia de que un grupo de soldados de las Naciones Unidas había establecido su propia red clandestina y no parecían tener el menor escrúpulo en operar un mercado negro ilegal en el país en que estuvieran estacionados
50.
–Sé que es usted un buen cliente del Banco – dijo Harold -, por eso quería explicarle algunos de los beneficios de operar con la institución
51.
Además, los frenos internos pueden no operar, y desatarse la guerra civil, o el terrorismo anárquico, en diversos niveles
52.
Me volví hacia Lucy, que no tenía nada que decir, y percibí su angustia en un pequeño detalle: se había puesto las gafas, cuando no las necesitaba salvo para operar con el ordenador
53.
Los médicos hallaron aquí un medio de mirar dentro del cuerpo humano de una manera rápida, fácil y, sobre todo, sin necesidad de operar
54.
–En ese caso, no puedo operar en este país -dijo John Winston-
55.
Empezaron a oírse los chillidos en la tienda quirúrgica cuando el doctor Goodsir empezó a operar el pie y tobillo izquierdo gangrenosos del señor Diggle
56.
° Regimiento de Infantería Paracaidista tuvo que ponerse a operar en pleno campo sin apenas recursos
57.
Los aparatos de radio eran simplemente bastante deficientes para las distancias a las que debían operar, y por otro lado Patton y Middleton, comandante en jefe del VIII Cuerpo, tenían formas muy distintas de enfocar la situación
58.
¿Podrían operar otras luces? Giró y se fue hacia las escaleras, pero las rodillas encontraron primero el mostrador
59.
—¿Llevan consigo todo lo necesario para operar en las montañas de Pasayten?
60.
Coño, ¿quién puede llevar la cuenta de lo que es verdad y lo que es mentira en un país tan baká como el nuestro? Lo que sí se sabe es que los años anteriores al ascenso de su hermano la habían convertido en una mujer bien fuerte y bien cruel; no era ninguna pendeja y se comía a muchachas como Beli como si fueran pan de agua -si esto fuera Dickens, sería dueña de un burdel-, pero no, esperen, ¡si era dueña de burdeles! Bueno, quizá Dickens la hubiera hecho operar un orfelinato
61.
–Centeno ha tenido una hija -informó al sentir la yema de los dedos de Sebastián en la frente- y a Cerezales lo van a operar del estómago
62.
Utilizando esta segunda dimensión, un médico puede operar cualquier cuerpo accediendo directamente a ese interior que está al descubierto
63.
–¿La han operado… del corazón? Dios santo, ¿se puede operar del corazón a un bebé?
64.
La antigravedad sólo podía operar cuando existía una gravedad suficiente para contrarrestarla —por ejemplo, la de un planeta—, en tanto el viaje supraluz sólo podía ocurrir cuando una nave estaba libre de esa misma gravedad
65.
Es difícil creer que empresas auditoras de nivel mundial pueden operar de esta forma en sus sucursales españolas
66.
Por ello creo que es mejor operar con datos
67.
Mientras la abrazaba y besaba, tratando de calmarla («Un accidente, amor, no te asustes, me van a operar»), reconoció a sus cuñados, Mary y Luis Despradel Brache
68.
Ya se había decidido sobre el reparto de las legiones: dos para cada cónsul para operar en Italia y acosar a Aníbal, o defenderse, según cómo se mire; y el resto de las legiones que debían permanecer en sus posiciones del año anterior repartidas entre las guarniciones de Capua, Tarento, Cerdeña, la frontera con la Galia y las fuerzas desplazadas a Hispania bajo el mando de Publio Cornelio Escipión
69.
en 1993, habían fracasado, y operar y reparar aceleradores de partículas era un arte en vías de extinción
70.
–Que la tienen que operar mañana
71.
Dijo que podía operar y que le costaría cien dólares
72.
Cuatro ramas se habían abierto para operar bajo el paraguas del DRE
73.
El bien consiste en operar quirúrgicamente al mundo para extraer de él definitivamente el principio maligno»18
74.
Tras unos minutos de operar en la consola, la cara de Calhoun apareció en la pantalla
75.
No, jamás se dejaría operar
76.
Iba vestido de celador, pero la tela era extrañamente rígida; probablemente contenía una capa protectora de asbestos recubierto de aluminio (dado el peligro potencial de reflexiones, no es aconsejable operar un láser de barrido con menos protección que ésa)
77.
Y cuando la planta estuvo lista para operar, no apareció ningún japonés para talar los árboles
78.
Cabeza de operaciones, operar la cabeza… Hardin contempló la colección de cabezas de ojos desorbitados y sonrió
79.
Mientras tanto, usted deberá operar con las presentes fuer- zas que tiene a su disposición
80.
Pensé en esa metáfora mientras emplazaba las condiciones para operar, tecleando en el avión, pero no se la conté a Amelia
81.
El soldado Mikulski, un hombre polaco-británico miembro del SAS, hosco, pensativo y de doscientas cincuentas libras de peso, comenzó a operar con la Vickers aproximadamente justo cuando los alemanes lo hacían con sus rifles
82.
Porque, después de todo, ¿cuántos ladrones podían operar simultáneamente en un lugar tan pequeño como ése? Filba era un civil de abastecimiento, disponía del acceso necesario
83.
Los movimientos sociales por lo general{33} carecen, por lo tanto, de las herramientas políticas necesarias para poder operar un cambio social a gran escala y de manera organizada: no tienen representación parlamentaria porque no han sido elegidos democráticamente por los ciudadanos; tampoco son internamente democráticos ya que, como expliqué, carecen de estructuras claras y sus líderes tampoco son elegidos por los miembros de las organizaciones; no tienen acceso al gobierno, salvo que acepten participar como grupos de interés en comisiones varias, pero entonces, aunque pueden ejercer habilidades de negociación, carecen del soporte necesario para constituir una amenaza real ante la poderosa maquinaria política de los Gobiernos y, a menudo, terminan cayendo en el servilismo que les permita mantener el acceso a las subvenciones
84.
Como disponía de todo el tiempo, se instaló ante el panel de mandos y comenzó a operar con los campos
85.
Entonces, empezó a operar por las calles
86.
Pero… El calor obtenido por fusión es demasiado complicado para operar con él
87.
—Es una intervención que no recomendaría a nadie que la hiciera por su cuenta —dijo en tono significativo, y Rob movió la cabeza afirmativamente, porque no tenía la menor intención de operar los ojos a nadie
88.
Se los autorizaba a operar casos poco complicados, siempre ante los comentarios cáusticos y las críticas certeras del maestro
89.
Después llegó a la cabina un mensaje en que el doctor Maturin decía que lamentaba mucho no poder regresar, pues tenía que operar, y que si el señor Edwards deseaba presenciar una amputación debía ir enseguida, preferiblemente con una chaqueta vieja
90.
No creo que a una mujer sacerdote le fuera posible operar en contacto con ellos
91.
La presencia del interventor de Dixon le había obligado a operar siempre con dinero en efectivo… y sólo Strong sabía lo angustiosa que había sido esta sisituación para él y su socio
92.
Luego, cuando empezó a operar, Tío Jorge y tres indios sujetaron a la mujer, que en una ocasión mordió a Tío Jorge en el brazo, haciéndole exclamar:
93.
Los americanos querían operar por su cuenta o al menos controlar las redes de móviles para poder llevar un control de las conversaciones telefónicas y los mensajes de texto
94.
–¿Participó en la decisión de usar el aparato para operar a Marci Sheprow?
95.
Por una vez estaba contenta de no ser ella la que iba a tener que operar
96.
Dejó de operar, abandonó el negocio, hace tres años —precisa Lucy—
97.
Lo acababan de operar de una hernia de disco y aún caminaba con un corsé de yeso
1.
–Eastman, yo rara vez me pongo muy nerviosa cuando opero el cerebro -dijo-, pero la posibilidad de que pueda decir algo que le cueste a mi departamento una subvención de cuatro millones de dólares es un asunto completamente distinto
2.
Era uno de esos hombres a quienes su consumada experiencia profesional hace despreciar un poco su profesión y que dicen, por ejemplo: “-Yo sé que actúo bien, por eso ya no me divierten mis defensas”; o bien: “-Ya no me interesa operar; sé que opero bien”
1.
Lo operé la mañana del 2 de octubre de 1988
2.
El Comandante bajó con Franco, los recibió una hermosa morena de ojos aceitunados, Comandante, ¿cómo le fue? Supe que lo internaron en un hospital de Houston para operarle la úlcera, Ya estoy bien, ¿no se me nota?, ¿Cuándo llegó?, Hace tres horas, ¿No debería estar convaleciendo? Está usted lívido, Eso hago, solamente que fui a revisar unos asuntos y no aguanté las ganas de verla, Favor que me hace, comandante, cuídese, no olvide que las recaídas son peligrosas, ¿van a comer?, Mascareño la observó ávido, Comer quisiera, ella sonrió con coquetería y sonó el teléfono, la muchacha levantó el auricular: Es para usted, Comandante; Mascareño tomó el aparato y la mano, Esos ojos me matan Melita: Bueno, era la voz del Cholo: Se la voy a poner fácil Comandante, estaba irritado y nervioso, A ver: soy todo oídos, Vaya al Mercado Buelna, en la esquina de Juárez y Granados está una mujer chaparrita en un Renault blanco, ella le va a entregar trescientos mil dólares para que me suelte al muchacho, Mascareño comenzó a reírse: Nada pescadito, creí que era más listo: o me entrega la casa o su amigo se pudre en el campo militar número uno, Santos tragó saliva, Está bien comandante, usted gana, la casa es suya, ¿Y los papeles?, Vea al licenciado Ugarte, tiene su despacho en La Lonja, ¿qué me dice del muchacho?, Lo dejaré libre en cuanto vea los papeles, colgó y se dirigió a la chica, ¿En qué quedamos?, ella enrojeció: Ya le dije la otra noche, no puedo, Conste que le hice caso, me operé y todo eso que me pidió, Es por su bien, Ojalá y fuera también por el suyo, volvió a sonar el teléfono y Mascareño abandonó el lugar