1.
Más tarde, cuando el marido se fue a acostar, renegando de Dios ymaldiciendo de los hombres, ella dio un beso a cada niño, y enseguida,postrándose de rodillas ante una grosera estampa de Cristo pegada en lapared, comenzó a orar entre dientes
2.
Verdad es que sólo en esto se asemejan, porque al paso que Calderónutiliza estos elementos de la acción para desarrollar una idea másprofunda, subordinándolos á ella, Virués sólo ofrece una serie desucesos, sin lazo que los una; las groseras pinceladas, con que describela sensualidad de la reina y su pasión por su propio hijo, á cuyas manosmuere, no podían convenir al gusto más refinado de la época que lesiguió, y por esto, sin duda, ideó Calderón otra catástrofe
3.
bocas groseras, prácticamente en todas las calles de la ciudad
4.
Por último, se servían de la carta de marear ó representación en unplano de la superficie de la tierra, en que se consideraba cadahemisferio como un cilindro cuya base era el Ecuador, y los meridianoseran paralelos
5.
gobierno de Washington por las groserasinjurias y calumnias que han lanzado contra
6.
Taylor, es ignorante, grosera y sucia
7.
detrás de la mismanuez, a esa tarasca de los demonios, grosera y
8.
toda esa grosera historia?
9.
lagrosera «caja de plomo» en que los puritanos guardaron el
10.
grosera imagen en los huesos de reno; desdeque con sus alas
11.
ellos; que si noeran los pies, ninguna otra cosa de su cuerpo se parecía: tales y tantoseran
12.
grosera impaciencia del deseo, sino dulcemente estimuladapor el
13.
que la sensualidad, la parte grosera del amor,permanecía en ella
14.
no nos evitaria[Pg 209]el caer en equivocaciones groseras, en disparatadosanacronismos
15.
facultadessuperiores, menguarán en su fuerza las pasionesgroseras, orígen de los vicios
16.
decirlo así, de sus groserasvestiduras, cubriéndose con el manto de larazon; si sus sugestiones se
17.
groserassino en aquellos sentimientos que encantan por sudelicadeza y seducen con su ternura; el
18.
verdad que eso las mata, mientras que las almas más groseras
19.
casa y casa que hacían el oficio de calles: todoseran voluntarios
20.
sus individuosera una leyenda
21.
envolver en formas groserassus aspiraciones y anhelos, adoraría
22.
groseramenteagrupadas en anfiteatro, y en los confines de la
23.
Elloseran los más inmediatos consumidores, pues sentados
24.
Y las frases incisivas y groseras volaban de boca en boca, mientras eljugador, como
25.
mundo, por ejemplo, censuraba laconducta inconveniente y grosera que seguía con el
26.
traición?Cierto que no era tan grosera, pero al fin era una traición
27.
—De mucho—contestó el hombre, añadiendo en una voz grosera y ruda,
28.
Pero lo decía en voz muy baja y con cierto miedo, pues aquellos tiemposeran malos
29.
divinidad y sentíaodio y desprecio ante la grosera y áspera virtud de los que hacían
30.
al de Madrid, siempre digno y prudente, con una groseraimpertinencia; que los chicuelos, que antes le
31.
haber ya gastadores: todoseran muertos de mal pasar, y harta parte dellos{95}en Sicilia: en las
32.
perpetúa, pero corrompido, encarnado ensupersticiones groseras, sin instrucción, sin
33.
los quesos y tejen las groseras telas de quese visten; todas las ocupaciones
34.
que se ahoguen en su atmósferalas aspiraciones más groseras, que el pacíficohabitante viva en
35.
Los analíticoseran todos los que se formaban por evidencia inmediata; y sintéticos,los que resultaban de evidencia mediata, ya
36.
que ahora siente, bien que depuradas de la partegrosera que mezcla en las mismas, el cuerpo que
37.
los hijos i herederos de los difuntoseran despojados de las haciendas que justamente i
38.
Pero el más insolente, el más provocativo, el más fachendoso de todosera Toribión
39.
Los primeros tiemposeran duros, pero en aquellas
40.
groseras, sin adorno alguno
41.
las groseras pinturas quepublicaban el juego de la rayuela,
42.
Hecha con precipitación, es mucho más grosera
43.
tiempos de pelea, en que los puebloseran nuevos y no sabían
44.
libertad grosera enel hablar, un desprecio cínico hacia las personas, aun las másrespetables, y una
45.
A pesar de eso, el duque, que lashabía llorado como si lo fuesen y no había escaseado a su secretariofrases groseras e insultantes, le recordaba a cada instante el
46.
Su mujer, el portero, el cocinero, Llera ycasi todos los empleados recibieron en mitad del rostro alguna frasegrosera pronunciada en el tono cínico y burlón que caracterizaba
47.
—Sí, los curas son indispensables para dar respetabilidad a lascasas—dijo repantigándose en una butaca y extendiendo groseramente laspiernas—
48.
lasideas más bajas y groseras, y veía en él un cobarde seductor incapaz denada generoso ni bueno
49.
Los dos manceboseran el azote de aquel rincón de la sierra
50.
alza! y otras por el estilo, que soltaba en las pausasdel canto, me parecían groseras e
51.
para que ma limpiasen las botas, ¿sabe? Uno de los más amigosera el general
52.
miesmerada educación, y que admiraba en mí un corazón de oro; que mis ojoseran
53.
Losinsultaban con groseras
54.
Este rasgo de grosera probidad, por el cual la señora de
55.
maliciosas y groseras aprensiones del vulgo? Oh, no; ya sabía que la letra estaba contra él
56.
tan impropia como horriblemente grosera, se dejaron a un lado, afuerza de pasión, los
57.
De la crasa ignorancia a la más grosera superstición, y,
58.
ellos, y Diosera en la edad media el rey de los teólogos,
59.
Los cosacoseran para él un simple cuerpo del
60.
todo paraconseguir el bien; lo seguire, perosera con prudencia
61.
¿Estoseran los famosos submarinos?
62.
dejándome libre, mis paseoseran siempre hacia el puerto
63.
poco a poco en la herramienta más grosera
64.
engendraban las de la semana siguiente: raroseran los días de
65.
sus beneficios entre todos sin distinción, pues todoseran
66.
Muy pertinaces y tercoseran los dos
67.
Morsamor, entre tanto, parecía invulnerable, pero también sus enemigoseran más que los
68.
más grosera es la
69.
desahogar su corazón con quien, si era vulgar o groseraen la expresión o en el lenguaje, no lo era
70.
Las blancas haldas de los encapuchadoseran ya faldas sucias, en las que se marcaban
71.
El milagro y el verdadero Dioseran incompatibles
72.
guerra; y estoseran los que los señores comarcanos quedaron de
73.
aquellos señores del Cuzco fueron do los depósitoseran, é
74.
Los contrarios, gente enemiga de la burguesía, gente grosera y
75.
Hay que pintar la vida tal como es: repugnante, soez, grosera
76.
Y enfrascado el corregidor en sus groseras baladronadas, que
77.
alto, algunos de los circunstantes sepermitieron groseras burlas, que en toda ocasión habrían
78.
parece diferenciar la drosera del cobre, es que este no tiene elfrio de las estremidades,
79.
accion de la drosera
80.
En la drosera el frio
81.
Finalmente la exôrbitancia del cuello y puñosera tal, que en el cuello se escondia y sepultaba el
82.
Lo considero el colmo de la tergiversación, la estafa más descarada y la más grosera de todas las calumnias
83.
¿Quién la necesita? Y lo que la naturaleza se negó a hacer por ellos lo hicieron por sí mismos hasta el momento en que pudieron rectificar las groseras inconveniencias anatómicas por medio de la cirugía
84.
Ruby: ¡Tú NO SOPORTAS los pueblecitos monos! ¡Eres una urbanita! ¡Te gustan las ciudades, el ruido, la contaminación, las luces potentes, la gente grosera y los edificios altos!
85.
Su madre era la única capaz de trazar al pie del impreso una grosera firma
86.
La mayor parte de sus obras, especialmente durante la segunda mitad de su reinado, son bastas, groseras y de arte degenerado, pero dejó una leyenda acerca de sus cualidades sobrehumanas tan universal e impresionante que sus sucesores apenas si alcanzaron un pálido reflejo del mismo
87.
La mujer elfa asintió, y luego reculó espantada cuando la elfa de la luna soltó una brusca y grosera maldición
88.
Hay en ellos harta elocuencia en ciertas invitaciones materiales que dirigen las más groseras sustancias a los estómagos vacíos
89.
Alardeaba de frialdad y pragmatismo, dos condiciones que le parecían sumamente viriles, pero en verdad era un incorregible soñador, el menor gesto de simpatía lo desarmaba, la injusticia lograba sublevarlo, padecía ese idealismo candoroso de la primera juventud, que no resiste el enfrentamiento con la grosera realidad del mundo
90.
Un cadáver horriblemente desfigurado, fue cogido entre dos marineros, y en el momento de levantarlo en alto, algunos de los circunstantes se permitieron groseras burlas, que en toda ocasión habrían sido importunas, y en aquel momento infames
91.
No parecían militares los que con insultos y burlas groseras mortificaban al hombre de más temple que en todo tiempo se pusiera delante de sus armas
92.
Pues bien, los embalsamadores habían cuidadosamente recompuesto la cara, pero el torso del cadáver era una masa de heridas y estaba groseramente desfigurado por una línea negra que se prolongaba desde la entrepierna hasta el cuello
93.
El pueblo, desbordado y sin reconocer ley ni freno alguno, expresaba su voluntad ruidosa y groseramente en los clubs
94.
Monsalud tomó un pedazo de tiza, y en la puertecilla dibujó groseramente una horca con su correspondiente ahorcado, cuidando de poner debajo Tamajón
95.
-¿Sabe usted si ha ido ya a la oficina? -preguntó Soledad sin hacer caso de la grosera observación del maestro
96.
el buen paso marcial de los soldados que iban a llevar la orden prendida en lo alto del fusil; el coro sordo de los mercados al concluir las transacciones, cuando se cuenta la calderilla, se barre el puesto y se recogen los restos; el olor de cenas y guisotes que salía por las desvencijadas puertas de las casas a la malicia, y el rasgueo de guitarras que sonaba allá en lo profundo de moradas humildes; la puerta sobre la cual había un nombre de mujer groseramente tallado con navaja, o una cruz o un cartel de toros, o una insignia industrial, o una amenaza de asesinato, o una retahíla de palabras groseras, o una luz mortecina indicando posada,
97.
-Toda esa historia que usted me cuenta es una fábula grosera con que quiere ocultarme sus recientes inclinaciones al cristinismo, al liberalismo, al bando infame contra el cual peleamos
98.
A pesar de estas asperezas, y quizás porque en ellas veía la perfecta imagen del Marte español, Ibero sentía por él amor y entusiasmo; y aunque sirviendo a sus órdenes quería imitarle en la rudeza de los modales y en las groseras voces, no siempre lograba el objeto, pues más que su proselitismo podían su nativa delicadeza y buena educación
99.
Aún oigo las olas de Peniche en Tavira, Margarida, las olas de ese invierno, aún oigo la sirena de la fábrica de conservas que llama a los obreros y la espuma bajo las losas, y me acuerdo de la forma en que los presos me quitaban las energías mezclándome barbitúricos en la sopa, y me llamaban, cuando yo estaba solo, imitando la voz del director de Santo Tirso, la voz de Alice, la voz de mi padre, que me obligaban a regresar al pasado a fin de interrumpirme el presente, y no sólo los presos sino el que mandaba, y los guardianes, y el abogado que desparramaba hojas sobre la mesa de la sala de consultas, Hoy lo encuentro de mejor aspecto, señor mayor, tal vez podamos trabajar en el sumario, y no sólo el abogado sino mi familia, y tú, Margarida, que te escuchaba conversar con ellos, y yo, que me negaba a dormir por miedo a que me vaciasen un cargador en el corazón, yo que asentía Realmente tengo un aspecto estupendo, doctor, ustedes no han conseguido abatirme, y él Antes de comenzar con las tonterías, señor mayor, quería preguntarle si aceptaría entrevistarse con el coronel Gomes y su abogado, y yo ¿El coronel Gomes?, y él Entró ayer en la cárcel, el señor teniente ha permitido que nos entrevistemos para hablar, y yo, juntando los fragmentos del puzzle, ¿El coronel Gomes es quien dirige la trama, doctor?, y el barco salvavidas callado, y la sirena callada, y hasta las olas calladas contra los muros del fuerte, y el coronel Gomes que extendía la palma hacia mí, con pantalones de sarga, tiritando bajo un abrigo viejo, Buenos días, Valadas, ¿ya no se saluda a los amigos?, y yo A los amigos sí, mi coronel, el problema es que usted no es un amigo, y su abogado Por el amor de Dios, señor mayor, el señor coronel Gomes tiene gran estima por usted, y el coronel Gomes Fui yo quien le avisó de que la Policía lo buscaba, y yo La mandó a mi casa, diga mejor que la llamó por teléfono y la mandó a mi casa, y el coronel Gomes No estoy aquí para escuchar insinuaciones groseras, no estoy aquí para escuchar insultos, y mi abogado Le pido disculpas, señor coronel, el señor mayor no ha querido ofenderlo, casi un año de cárcel deja los nervios destrozados, y el coronel Gomes, más sereno, Que se retracte y olvidaré este episodio, y su abogado a mí Lo que nos interesa es establecer una estrategia común, decidir lo que puede decirse y lo que no, que el Delegado del Ministerio Público es duro de roer, y yo, En el juicio no diré ni pío, y no dije nada, condenaron al coronel Gomes a once años y lo expulsaron del Ejército, el comodoro Capelo, promovido a almirante, dio testimonio, me pareció ver a Alice entre el público, en una de las filas traseras, entre su madre y su marido, pero cuando miré con atención eran otros los espectadores y no ellos o los lugares estaban vacíos, el juez postergó mi sentencia por consejo de los médicos, regresamos a Peniche en una furgoneta blindada, y el coronel Gomes, a mí, Once años, Valadas, yo no duro once años, cuando salimos del Tribunal reparé en su mujer, una señora que lloraba, y yo Espero que no dure, mi coronel, que ya tengo adversarios de sobra, y al llegar a Peniche tronaba, el cielo se hendía con heridas de relámpagos que recortaban la villa, que recortaban el mar, tomando las sombras fosforescentes antes de esconderse en sus pliegues de tinieblas, un barco, casi en la línea del horizonte, flotaba sobre nubes que supuraban lágrimas rojas, las casas se desmoronaban, los almacenes de los pescadores y las traineras ancladas se deslizaban hacia la plaza, el farallón, amputado, mostraba sus visceras de pizarra, liberaba enjambres de aves aterradas, y a la mañana siguiente el coronel Gomes se ahorcó en la celda, y cuando lo vi, antes de que lo cubriesen con el abrigo y un saco de arpillera, no me pareció verlo morado ni con la lengua fuera, sino con las pupilas apagadas en una expresión amable, de modo que pensé Se ha dormido, no se ha ahorcado ni nada, se ha dormido, a pesar del verdugón en el cuello y de los hombros crispados, pensé Se ha dormido, ha fingido que se ahorcaba para intentar engañarme, y entonces me acerqué a él, le puse el pulgar en la frente y estaba fría y con manchas color de vino en la raíz del pelo, y las botas en el extremo de las piernas, Margarida, se me figuraron vacías como los zapatos de los mendigos
100.
Hay momentos en los que pienso que si mi padre no me hubiese traído a Lisboa yo sería feliz, y por ser feliz quiero decir no encontrarme tan sola con mi enfermedad como aquí, donde la adivino, la mido en el interior del cuerpo, calculo sus progresos en el hígado, en el corazón, en los riñones, me inyecto dos veces al día, si me siento mareada, en el retrete del Liceo, de modo que mis compañeras no desconfíen de nada, porque aquellas a quienes se lo conté imaginan que llevo una muerte contagiosa conmigo y tampoco a mi tía le digo nada, vuelvo del médico y ella, fingiendo que no sabe adonde he ido, Buenas noches, mi tía a la que nunca le gustó que mi padre se casase en África con una desconocida, con una mulata tal vez, sin prevenir a la familia, sin traerla primero a Portugal para someterla en Esposende a la aprobación de mis abuelos, y la única vez que vinieron se apearon sin avisar en Oporto, hicieron el resto del viaje en autobús, con mi madre en busca de Mozambique en las ventanillas, y aparecieron en casa de mis abuelos, a la hora de comer, con una maleta llena de estatuillas y de máscaras de madera, y mi abuelo, que vendía telas en un establecimiento llamado Perla del Tergal, ¿Qué es esto?, y mi abuela mientras se santiguaba Sácame de ahí la carantamaula del Demonio, Domingos, que siento la peste del infierno en casa, y era el olor de la diabetes, y mi madre a mi padre, sin hacerles caso, sin conversar con ellos, apoyada en el alféizar en busca de las traineras de la isla, mi madre, intrigada con los petreles, ¿Qué aves son ésas, Domingos?, y mi abuelo, cogiendo una jirafa de marfil, Fíjate en el bicho, Orquídea, ¿en el sitio donde vivís hay elefantes?, y mi padre Son petreles, devoran barcos hasta no dejar ninguna espuma detrás de las hélices, y mi abuela, agarrada al rosario, Huele a infierno, ya os he dicho que huele a infierno, que huele a las flores de los muertos, pásame el chal que voy a buscar al párroco, y mi abuelo, sirviéndose aguardiente, Daría diez metros de franela por toparme con elefantes al galope en el bosque, y mi tía ¿E hipopótamos, Domingos, qué es lo que hacen con los hipopótamos?, y mi padre A los petreles no les escapan ni la niebla ni el viento, devoran lo que pueden, hasta un cine ambulante que anduvo por allí se les sumió en el estómago, ¿no es verdad, Orquídea, no es verdad que no se volvió a saber nada del que manejaba el proyector?, y mi tía El cine se fue a Póvoa, Domingos, ¿dónde se han visto petreles que se lancen a picotear películas?, y mi abuelo, repitiendo el aguardiente, Sólo vi uno en el calendario de la taberna, y mi padre No picotean películas pero picotearon a tu amigo el que vendía las entradas, el que no volvió a tirarte los tejos, y mi abuelo ¿Qué?, y mi padre Que responda Orquídea, que Orquídea te hable de los sauces llorones, y mi tía Mentiroso, ojalá se te paralicen las piernas, mentiroso, y mi abuelo ¿De los sauces llorones, grosera?, y mi madre Petreles, dices tú, ¿es petreles como los llaman, Domingos?, y mi tía Yo qué sé, padre, es invención de Domingos, los aires de Mozambique le han secado la mollera, y mi padre a mi abuelo ¿No quiere venir a volar conmigo bajo la tierra?, y el párroco, atareado en bendecir el baúl y los rincones de la tienda, y cubriendo a mi madre con un crucifijo enorme, Realmente huele a infierno y a las flores de Satanás, pero no es de las estatuas sino de esa pecadora, y mi abuelo a mi padre ¿Tú vuelas bajo la tierra, muchacho?, y mi abuela a mi padre Ay has traído al demonio contigo, Domingos, y el cura, echándole agua bendita a mi madre, En nombre de Jesucristo vade retro, emperador de las tinieblas, te ordeno que liberes a tu sierva y regreses a tu reino, y mi abuela ¿Y si ella pare un hombre lobo?, ¿eh?, y mi padre a mi abuelo He volado en la mina de Johannesburgo, padre, si usted tiene un pico y quiere probar yo le enseño, abrimos un hoyo en el suelo y listo, y el cura Vade retro, y mi madre Devoran barcos pero ahora andan por encima de nosotros piando, en una de ésas nos meten en el buche, y mi abuela, lanzando cocodrilos y guacamayos de madera por la ventana, Un bebé oscuro, lleno de pelos, qué horror, un bebé que salta de la cuna para galopar por la casa, hace años, venía yo en el tren de Lamego, descubrí dos a lo lejos, a carcajadas en un pinar, el cura sujetó a mi madre por el brazo, Vade retro, y mi padre Alto ahí, no sea fresco, suéltele la mano a mi mujer, y mi abuelo Pico no tengo, ¿no sirve un rastrillo, hijo?, y mi tía Yo no me acosté con ningún hombre sobre la lona después de los espectáculos, yo no quise perder lo que sólo se sabe que se tiene cuando se pierde, lo que sólo es importante cuando deja de ser, porque cuando se tenía no existía y lo que yo tenía quedó en la arena de Esposende y es parte de las mareas y de los arbustos de la playa, y mi madre Yo no pretendo acabar a gritos, como las aves, por encima de esta casa, y mi padre al cura Si vuelve a tocarla le rompo la cara, vaya a echar su agua a otra parte, y mi abuela ¿Y el incienso, señor párroco?, si ha traído el botafumeiro échele unos humos a ella y listo, y mi abuelo Quien dice rastrillo dice cualquier cosa que agujeree, una pala, una hoz, unas tijeras, ¿lo que hay que hacer es cavar un foso, no?, y mi tía Nunca lo he visto con la cabeza descubierta, nunca lo he visto desnudo, pero me falta su aliento en los oídos, me faltan sus dedos, me falta la paz de después y el mar que bate en mis huesos en los peñascos y yo no quería, padre, yo no quería, yo quería y no quería, yo quería, yo no quería querer y quería, yo fui a Póvoa a visitarlo y el acomodador Hay aquí una moza que te busca, Claudino, y él al empleado Yo a ésa no la he visto en mi vida, dile que es un error, hombre, y el acomodador a mí Él no la ha visto en su vida, y yo sin el valor de hablar, yo sujetándome las horquillas del pelo sin darme cuenta de que me sujetaba las horquillas del pelo, y el cura, salpicando con agua bendita a mi padre, Yo no he tocado a su esposa, señor, he venido a exorcizar al Príncipe del Mal, y mi abuelo, a martillazos en la tarima, ¿Es necesario ir muy abajo para volar, Domingos?, y mi tía Pero me quedé hasta el final de la película, y cuando las personas salieron y el acomodador apagó las luces allí dentro, cerró la puerta con candado, puso cerrojo a la taquilla y desapareció por las calles de la ciudad, cuando el dueño del cine bajó los escalones desde la cabina allí estaba yo, a que era un error, a que él no me vio nunca en su vida, mirándolo, sin reproches, sin pegarle, sin llorar, mirándolo, y él ¿Qué pasa?, y yo, Sólo quería que me devolvieses lo que me quitaste en Esposende para poder irme, y mi madre, acostumbrada a los cocoteros de la playa, Los petreles se comieron las traineras, qué pena, y mi padre a mi abuelo, Con unos diez o quince metros alcanza que después cogemos el ascensor de la mina, y el viejo a mí, en la cervecería de los camioneros que recobraban fuerzas para el Alentejo, pedía, sonándose, otra infusión de limón, posaba su palma sobre la mía, la retiraba, la posaba otra vez, el viejo componiéndose sus pocos pelos con la mano libre, La señorita aún no ha respondido a mi pregunta, al fin y al cabo ¿se casa conmigo o qué?