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pulido y resobado, la Virgen de Guadalupe, la patrona dela escuela; delante de la imagen una
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En su casa dejó de ser, con sorpresa de la patrona, elhuésped silencioso,
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patrona? ¿Qué explicación iba adar a sus compañeros? Al llegar a la puerta cambió de
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santa patrona del pueblo, y no les pesó de llegar a estetiempo, porque el estudio
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La patrona y sus viejas amigaslamentaban el
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La patrona de Sicilia y
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Inmaculada Concepción, patrona de lacorporación, y en el
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segundo cuerpo Santa Emerenciana, patrona de laciudad
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Aquí tenían los laneros,cardadores y tejedores de Toledo su patrona antes de que
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La patrona, dejando las ociosas lanas,dió principio á su tocado, que era algo complicado, porque consistía enuna restauración concienzuda de todos los deterioros que en su personahacían lentamente los años
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Conjeturas podríanhacerse sobre la desaparición del joven, y hay indicios para creer quepocas horas antes de la partida estuvo la patrona hablando muy por lobajo con su huésped
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peleándosecon la patrona por inexactitud en el reintegro de sus haberes; y admiréy
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La patrona leacogió con una sonrisa repugnante por su excesiva obsequiosidad
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Estando todos bautizados, eligieron por patrona de las
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Cuando Pepita abra la puerta de la pensión, encontrará a su patrona en el pasillo:
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La patrona le dejó un sucio mapa de Londres y dedujo que estaba en Sussex Gardens, cerca de la estación de Paddington
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Dieron de puntapiés a la patrona, que estaba encinta
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con la patrona y que intentará venderme a cualquier tintorero o a quien sea, con tal de que me largue
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es la patrona del Puerto
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Luego apretó el botón del timbre y preguntó con indignación a su patrona qué había ocurrido con la gran fotografía que siempre estaba encima de la cómoda
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Establecidas unas cordiales relaciones, Egg no tuvo ninguna dificultad en hacer hablar a su compañera sobre su patrona
22.
En esa casa las horas estaban trastocadas, se vivía de noche y se dormía durante el día, las mujeres se transformaban en seres diferentes al colocarse el maquillaje, mi patrona era un nudo de misterios, Melecio no tenía edad ni sexo definido, hasta los alimentos parecían golosinas de cumpleaños, nunca contundente comida casera
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Tardé mucho en relacionar ese aparato de goma y esa cánula con la esterilidad de mi patrona
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Por fin logré levantar a mi patrona de la silla y llevarla de la mano a su habitación, le quité el vestido, le limpié la cara con un trapo húmedo y la acosté
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Él había visto a la patrona como una luminosa aparición estival, ajena a los afanes brutales de la vida, de una especie diferente a las demás mujeres que había conocido
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Y lo sabían, mientras seguía a su padre por el pasillo, mientras le veía abrir la puerta, y dejar las maletas en el suelo, y sentarse en la cama, y quitarse la gorra, y frotarse la frente con dedos temblorosos, y arrepentirse enseguida, levantando la cabeza para mirarle con un gesto furioso de desesperación, Julio sólo podía pensar que lo sabían, que todos lo sabían, el teniente, la patrona, la gente a la que habían visto por la calle y la que se había quedado atrás, en el pueblo, todos sabían que su madre se había marchado, que los había dejado, que los había abandonado para largarse a Madrid con el maestro de Las Rozas
27.
¡Señor mío Jesucristo, piedad! ¡Piedad, santa Virgen de la Asunción, señora y patrona mía!
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Dos angelones como de doce a catorce años, guapines, rubios, cuyos rostros infantiles mostraban ya la seriedad y aplomo de la raza, le guiaron a la posada, de la cual era patrona la madre de uno de ellos, el más tierno, de aficiones militares, según contó a [165] Calpena
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Aconsejó a Demetria que tanto ella como su hermana confesasen y comulgasen en la capilla de la Caridad, pues les convenía dar público testimonio de [273] su catolicismo y devoción, encomendándose además a la Virgen de los Dolores, abogada de los que sufren persecución de la justicia, patrona santísima de la Causa y Generala de sus ejércitos
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Fernando a su casa, díjole la chica de la patrona, al abrirle la puerta, que un señor que había estado tres veces por
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Ahora comprendo que mi patrona Fortuna no consiente rivales, pues yo te he amado con el mismo tesón interno que ella considera exclusivamente suyo
32.
Después de servir de imagen titular en una tienda de la calle de Latoneros en el pasado siglo, estuvo largos años en un portal, con ofrenda de velas y aceite, parando al fin Nuestra Señora en patrona y capitana de la plebe amotinada
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De patrona en patrona iba rodando por Madrid, tolerado en algunas casas, rechazado en otras por su irremediable insolvencia, hasta que fue a poder de la más infeliz de las pupileras, Jerónima Sánchez, que tenía su hospedería en la calle de Mesón de Paredes
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Así las cosas, en Marzo del año mismo en que esto refería Santiuste, reventó Cuevas, el bebedor esposo de la patrona, muerte que fue como incendio del alcohol que llevaba en sus entrañas, y Jerónima, descansada ya de aquella cruz, tomó otra casa; puso papeles llamando huéspedes, y estos no picaban
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Tratando con su patrona del cómo y cuándo de aproximarse a la Perla, se le propuso que podían celebrar sus vistas en casa de Simi, la destiladora, pues esta tenía parentesco con los Riomesta por parte de madre
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¿Quién pudo pensar que a la trágica epopeya del Carlismo se le pusiera una escena final de comedia pedestre? Al bajar el telón sobre tal escena, ¿no se oirá la silba en el Polo Norte y en el Polo Sur? ¡Y para esto vinieron al mundo Cabrera y Zumalacárregui, y anduvo en loca peregrinación don Carlos Isidro, llevando a rastras la Generalísima su Patrona! Dijeron el Rey y su hermano en su declaración [289] que hacían la renuncia por libre y espontánea voluntad
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Caramba, Watson dijo Holmes, mirando con gran curiosidad las tiras de papel de barba que le había entregado la patrona: esto sí que es un poco raro
38.
Ocurrió que por la mañana bien temprano salió su patrona al patio, despeinada y ojerosa, y con el tono más desconsolado le participó que la cosa había salido muy mal
39.
De estas dudas le sacó el bueno de Polop, con quien consultó el caso, recomendándole un hospedaje barato y seguro, donde podría confiar sin ningún peligro su verdadero nombre a la patrona más española, más liberal y discreta que en aquella fronteriza ciudad existía
40.
Aunque cerrado lo guardó la patrona esperando el regreso del huésped, bien puede el historiador penetrar dentro del papelejo y leer y traducir su contenido
41.
Santa Elena fue a Tierra Santa dispuesta a descubrir y rescatar las reliquias de Cristo y las halló todas: desde la cruz hasta el pesebre de la Natividad, desde la columna de la flagelación a la túnica colorada, desde los clavos de Cristo hasta las espinas de la corona, por eso es la patrona de los detectives
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Santa Verónica, patrona de las copisterías, cuya festividad celebrábamos el 12 de julio, fue una santa muy venerada en la Edad Media
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Conocía mucho del mundo para esperar interés en alguna parte, pero su enfermedad le había probado la bondad de la patrona del alojamiento; tuvo además la suerte de que la hermana de la patrona, enfermera de profesión y siempre en casa cuando sus obligaciones se lo permitían, estuvo libre en los momentos en que ella necesitó asistencia
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ESTÉVEZ: Estaba en la puerta de la calle hablando con la patrona
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Bueno, el papel de la patrona lo cubrirá el apuntador
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Y la patrona cierra la puerta
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ESTÉVEZ: Y se levanta el telón en la fiesta de la patrona
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Su amigo Juan Suárez le cedió unas cuantas veces su habitación de La Comercial, ante la fingida ignorancia de la patrona, para sus desahogos amorosos con Luci Ferrer
49.
Una vez en el pasillo, y habiéndose alejado un buen trecho de la puerta de la patrona, sentóse Karl en el suelo para limpiar, ante todo, la bandeja y juntar las cosas correspondientes, esto es, verter en un solo recipiente la leche, reunir raspándolos los diversos restos de manteca en un solo plato y eliminar luego todas las señales del uso, es decir, limpiar cuchillos y cucharas, recortar los panecillos ya mordidos y dar así al conjunto un mejor aspecto
50.
Don Práxedes confesó francamente que era mucho hombre; el empeñero, que lo adornaban magníficas prendas; Gallegos nombróse a sí mismo perito catador de sus cigarros y puros; doña Nicasia sólo hijo lo llamaba, y todos a una adoptaron para tratarlo el honroso título que le prodigaban Bruno y los banderilleros y picadores de su cuadrilla, sus visitantes perennes: maestro denominábanlo y maestro denomináronlo la patrona y los huéspedes
51.
Debe consignarse, sin embargo, que honradísimos eran los propósitos de Ripoll: vendería su submarino a particulares, a sus paisanos ricos, a los chinos, y en vendiéndolo, a saldar con su patrona y demás gente ordinaria, porque debía sus picos, unos picos como los de los Pirineos
52.
–¡Súbase, mi patrona! – le dijo el cochero mientras encendía los faroles y Santa le indicaba la dirección-, ya sé dónde, a la casa de Elvira
53.
El capítulo final de esta historia se halla en 1920, cuando Benedicto XV canonizó a Juana de Arco, quien desde entonces sería la santa patrona de Francia
54.
Por mi popularidad, me ha tocado en muchas ocasiones, y aún lo sigo haciendo -las últimas dos veces, no hace mucho tiempo, fue en las prisiones de Figueras, en la de Carabanchel y en la de Cuatro Caminos, en Barcelona-, ir a divertir a los presos, bien con motivo de las Navidades o por ser la fiesta de su patrona, la Virgen de la Merced
55.
El obispado de Zaragoza había presionado repetidamente al comandante militar de la plaza para clausurarlo, pues no se podía consentir que en una ciudad que hasta hacía poquísimo tiempo había estado expuesta al fuego de la artillería roja (y cuya patrona, la Virgen del Pilar, tenía rango de capitán general) se permitieran semejantes y escandalosas expansiones pecaminosas, tan contrarias al espíritu religioso que animaba la cruzada
56.
Herman no dejó de comunicar al coronel esta última conversación, y este hombre prudente, temiendo siempre la enemistad y el carácter peligroso de la Scholtz, trató de persuadir una vez más al joven de que haría mejor en ceder a las intenciones de su patrona en vez de insistir ante Ernestine; pero ambos enamorados pusieron nuevamente en práctica todo lo que estimaron más apto para recordar al coronel las promesas que les había hecho y para obligarlo a no desdecirse de las mismas
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Su corazón le reprochaba un tanto su conducta de la víspera y le agradaba demostrar a su amigo que el enfriamiento de su amor no era uno de sus errores; el coronel, expectante, poco acostumbrado a resistir a los ruegos de su hija, sólo le pidió esperar la partida del senador y prometió que luego él sería el primero en vencer todas las dificultades y hasta iría a ver a la Scholtz, si fuera necesario, para calmarla o para instarla a apurar la rendición de cuentas, sin lo cual el joven Herman no podía decididamente separarse de su patrona
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Pero quinteros y peones sólo van a la tienda de don Simón cuando pueden argüir que los manda su señora —o su patrona
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Que apenas levanta la cabeza cuando su patrona le dice que el señor Chaudron se va a quedar un rato descansando en el sillón, si no tiene inconveniente
60.
Asistía todos los días a misa de San Pedro de la Rúa, era patrona del convento de las monjas clarisas a quienes beneficiaba con importantes limosnas, enviaba al hospital de San Lázaro telas cortadas en tiras para ser utilizadas como vendas y una vez al año, el día de Jueves Santo, invitaba a media docena de peregrinos pobres a compartir su mesa, una mesa que hacía instalar en el taller de costura tras haber guardado a buen recaudo terciopelos, sedas, brocados y abalorios para alejar la tentación de los mendicantes
61.
Por lo visto, la patrona no aprobaba la mezcla de actores con personas normales
62.
La patrona me arrastra y me enseña el recorrido del tren
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Por su parte, Use había encontrado quehacer ayudando a la patrona de la pensión en la que se hospedaban, y a cambio ésta les hizo una pequeña rebaja en el alquiler, lo cual estaba bien porque el sueldo de carbonero apenas alcanzaba para ambos
64.
Había dejado la comida que le había subido la patrona intacta sobre la mesa, pues la emoción de su encuentro con Alys le había revuelto el estómago
65.
Era de nuevo la patrona
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Era la patrona de nuevo
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Por la rendija que dejaba la puerta entreabierta habló con la patrona, que, a pesar de ser ya por la tarde, seguía con el pelo en rizadores metálicos
68.
Toma uno, entonces, o dos, si quieres, y entabla conversación con el patrón, o la patrona, o la persona que te sirva
69.
Cada mañana se leía el santoral en la capilla, los domingos era obligatorio acudir a la iglesia de San Bartolomé junto al colegio, para "oír" la misa, y cuando llegaban las principales fiestas religiosas, especialmente la de la Inmaculada Concepción, Patrona del colegio, debíamos, sin excusa, confesar y comulgar
70.
Y por esto, aun cuando se les negaban los derechos civiles y se las excluía de los templos, excepto el de su patrona Afrodita, los más importantes personajes de la política y de la cultura las frecuentaban abiertamente y con frecuencia las llevaban en palmas
71.
La patrona puede darse perfecta cuenta de que hace muchos años que su huésped huyó de su patria, que no dispone de mucho dinero y que no se dedica a ningún negocio lucrativo, por lo parco de su alimentación y la modestia, rayana en la miseria, de los vestidos de ambos cónyuges, que no precisan de grandes maletas para su transporte, ya que no alcanzan a colmar el cesto que trajeron consigo cuando llegaron
72.
Pero habiendo pasado recientemente tanto tiempo junto a los mineros, reconoció a la mujer como santa Bárbara, patrona de los hombres que cavaban agujeros en el suelo, aunque con todos los signos católicos borrados
73.
Me encuentro en un piso cómodo con vistas al río; que debo agradecer a mi patrona y a varios de mis lectores
74.
El caso es que es la Santa Patrona de todos los que tratan con explosivos, y entre ellos los tripulantes de los cohetes
75.
Puesto que estaba en su propia casa, ella podía, después de irritarle o decepcionarle privándole de su presencia, volver a conquistarle con facilidad abrumándole con aquellas atenciones que su condición de patrona le daba poder para dispensar
76.
En noviembre encontré mi habitación ya alquilada, pero la patrona, siempre en bata y siempre solícita, me suplicó que fuese a verla, que no le hiciese aquel agravio
77.
En unión de otros muchachos rezó a esta patrona de las cosas perdidas y prometieron que si alguna vez tenían una hija, la llamarían Elena
78.
La patrona de usted, amiga Eulalia, sancta Eulalia, ¿sabe usted en lo que fue a parar en Borgoña? Pues sencillamente en Saint-Eloi, se convirtió en santo
79.
En cuanto al profesor Cottard, ya le veremos más adelante, y despacio, huésped de la patrona, en el castillo de la Raspeliére
80.
Cada puerto tiene la suya, pero adecuada únicamente para los marinos y para los aficionados a lo pintoresco, a los que divierte ver, junto a la iglesia inmemorial, la patrona casi tan vieja, venerable y musgosa, que espera ante su puerta mal afamada la vuelta de los barcos pesqueros
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“¿Cómo? -le había dicho la patrona a Brichott
82.
¿Una mujer como yo le hace el honor de visitarlo y usted recibe a semejante criatura?” Brichot no había olvidado nunca el favor que le prestara la señora de Verdurin al impedir que su vejez naufragara en el fango y cada vez le era más adicto, mientras que, en contraste con ese aumento del afecto y quizás por él mismo, la Patrona empezaba a sentir náuseas de un fiel tan dócil y por esa obediencia que descontaba
83.
Esta misma parecía un don a la Patrona y además, como era lo contrario del trabajo que creía propio de los seres sin genio, Ski pintaba todo lo que se quería sobre gemelos para puño o en los paneles de las puertas
84.
Y no porque la Patrona no adivinase que el gran día les era tan agradable como a ella misma, sino porque al haberlos convencido de que esa comida era para ella la carga más terrible, podía hacer un llamado a su abnegación
85.
Pero, para evitar el aburrimiento de tener que hablar de difuntos y hasta suspender las comidas, cosa imposible para la patrona a causa de un duelo, el señor Verdurin fingía que la muerte de los fieles afectaba a tal punto a su mujer que, en interés de su salud, no debía hablársele de ello
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“Oigo el coche”, murmuró de pronto la Patrona
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Sus sienes, como dos hermosas esferas ardientes, dolientes y lechosas en que gira inmortalmente la Armonía echaban a cada lado mechas plateadas y proclamaban por cuenta de la Patrona y sin necesidad de que ésta hablara: “Ya sé lo que me espera esta noche
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Éste, para quien comer con los Verdurin no era en absoluto ir en sociedad, sino frecuentar un lugar de mala fama, estaba intimidado como un colegial que entra por primera vez en una casa pública y demuestra mil respetos por la Patrona
89.
“-Mire, mire usted eso -me dijo la Patrona, enseñándome unas rosas grandes y magníficas de Elstir, pero cuyo untuoso escarlata y cuya blancura batida se realzaban con un relieve excesivamente cremoso sobre la jardinera en que estaban-
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Y la mirada de la Patrona se detuvo, soñadora, en ese regalo del artista en que estaba resumido, no sólo su gran talento, sino su gran amistad, que no sobrevivía más que por esos recuerdos que le dejara; tras las flores que ella misma recogiera antaño, creía volver a ver la hermosa mano que les había pintado, en una mañana, durante el fresco, a tal punto que, unas sobre la mesa y la otra apoyada contra un sillón del comedor, habían podido imaginar, frente a frente para el almuerzo de la Patrona, las rosas aún vivas y su retrato semiparecido
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La he mirado, mi pequeña Patrona”
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Este, que había conservado más penetrante el oído que la vista, arrojó sobre la Patrona una mirada pronto desviada de miope y de filósofo
93.
No ignoraba que a veces la señora de Verdurin se reía públicamente de él, y hasta de sus dolencias y sabiendo qué poco hay que esperar del afecto humano, y habiéndose sometido, no por eso dejaba de considerar a la Patrona como su mejor amiga
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Por eso, para deslumbrar a los ojos de la Patrona y quizás también a los míos: “-Pero, a decir verdad, señora, Mecenas me interesa sobre todo porque es el primer apóstol señalado de ese dios chino que cuenta hoy en Francia con más sectarios que Brahma, que el mismo Cristo, el muy poderoso dios Jemenfou”
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Se tiraba con la brusquedad de los insectos llamados efímeros sobre la princesa Sherbatoff; si ésta estaba a poca distancia, la Patrona se enganchaba en la axila de la princesa, hundía sus uñas y ocultaba por algunos instantes la cabeza como un niño que juega a las escondidas
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La señora de Verdurin se los hacía visitar a los extranjeros, algo así como si fueran unos anexos (más o menos lejanos) de su propiedad, que no podía dejar de verse ya que almorzaron en su casa y recíprocamente que no hubiesen conocido si no los recibiese la Patrona
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Volviendo a los paseos en coche que la señora de Verdurin organizaba para la tarde, si a la vuelta la Patrona encontraba las tarjetas de algún mundano de “paso por la costa”, fingía sentirse encantada pero la desesperaba haber fallado su visita (y aunque por ahora no fueran sino a ver “la casa” o conocer por un día a una mujer cuyo salón artístico era célebre pero de imposible frecuentación en París) y hacía que rápidamente lo invitara a comer el señor Verdurin para el próximo miércoles
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La señora de Verdurin quería que esperásemos el té, pero rehusamos cuando, se reveló de golpe un proyecto que hubiese anulado todos los placeres que me prometía de mi paseo con Albertina: ya que la Patrona, que no podía decidirse a abandonarnos o quizás a dejar huir una nueva distracción, quería volver con nosotros
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En cuanto a mí, el placer que me había prometido con ella era tan imperioso, que no le quise permitir a la Patrona me lo estropeara e inventé unas mentiras que hacían disculpables las irritantes amenazas de la señora de Verdurin pero que, desgraciadamente, contrariaban a Albertina