1.
Cruza su rico traje deterciopelo obscuro con pasamanería de oro una banda roja: al fondo hayun cortinaje rojo, y sobre un almohadón se ve el sombrero de terciopelocon plumas blancas
2.
Que devastadora fuerza esa tercera pierna de su hombre! El juego de los niños con los pájaros sacando sus plumas, cómo funciona un amante con una margarita
3.
Perdida entre las plumas de ganso del acolchado de
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con la más roja de las plumas; mi turbante, con el más califa de los rubíes
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con las plumas del pájaro de fuego
6.
Lucía, como una flor que el sol encorva sobre su tallo débil cuandoesplende en todo su fuego el mediodía; que como toda naturalezasubyugadora necesitaba ser subyugada; que de un modo confuso eimpaciente, y sin aquel orden y humildad que revelan la fuerzaverdadera, amaba lo extraordinario y poderoso, y gustaba de los caballosdesalados, de los ascensos por la montaña, de las noches de tempestad yde los troncos abatidos; Lucía, que, niña aun, cuando parecía que lasobremesa de personas mayores en los gratos almuerzos de domingo debíafatigarle, olvidaba los juegos de su edad, y el coger las flores deljardín, y el ver andar en parejas por el agua clara de la fuente lospececillos de plata y de oro, y el peinar las plumas blandas de suúltimo sombrero, por escuchar, hundida en su silla, con los ojosbrillantes y abiertos, aquellas aladas palabras, grandes como águilas,que Juan reprimía siempre delante de gente extraña o común, pero dejabasalir a caudales de sus labios, como lanzas adornadas de cintas y deflores, apenas se sentía, cual pájaro perseguido en su nido caliente,entre almas buenas que le escuchaban con amor; Lucía, en quien un deseose clavaba como en los peces se clavan los anzuelos, y de tener querenunciar a algún deseo, quedaba rota y sangrando, como cuando elanzuelo se le retira queda la carne del pez; Lucía que, con suencarnizado pensamiento, había poblado el cielo que miraba, y losflorales cuyas hojas gustaba de quebrar, y las paredes de la casa en quelo escribía con lápices de colores, y el pavimento a que con los brazoscaídos sobre los de su mecedora solía quedarse mirando largamente; deaquel nombre adorado de Juan Jerez, que en todas partes por donde mirabale resplandecía, porque ella lo fijaba en todas partes con su voluntad ysu mirada como los obreros de la fábrica de Eibar, en España, embutenlos hilos de plata y de oro sobre la lámina negra del hierro esmerilado;Lucía, que cuando veía entrar a Juan, sentía resonar en su pecho unascomo arpas que tuviesen alas, y abrirse en el aire, grandes como soles,unas rosas azules, ribeteadas de negro, y cada vez que lo veía salir, letendía con desdén la mano fría, colérica de que se fuese, y no podíahablarle, porque se le llenaban de lágrimas los ojos; Lucía, en quienlas flores de la edad escondían la lava candente que como las vetas demetales preciosos en las minas le culebreaban en el pecho; Lucía, quepadecía de amarle, y le amaba irrevocablemente, y era bella a los ojosde Juan Jerez, puesto que era pura, sintió una noche, una noche de susanto, en que antes de salir para el teatro se abandonaba a suspensamientos con una mano puesta sobre el mármol del espejo, que JuanJerez, lisonjeado por aquella magnífica tristeza, daba un beso, largo yblando, en su otra mano
7.
Las que tenían pollos, los cobijaban debajode sus alas, como debajo de un quitasol de plumas
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Allí estaba la campanilla, con el mango roto,y el tintero circundado de plumas de
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plumas eran siempre malas ynecesitaban cortarse; que
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calzasnegras, sombrero de plumas como el de los alguaciles de
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Recibió el anciano á los dos extrangeros en un sofá de plumas decolibrí, y les ofreció varios licores en
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Oigo el roce de las plumas, el ahuecamiento
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, y de las plumas de avestruz hacen plumeros,siendo ellas las que todo lo trabajan, pues les dán de
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injustificada, y con razón han sido más de unavez elogiados por plumas extrañas, en
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fueran plumas, y los otros laarrastraron de una sola pierna hasta la cocina, donde esa mañana sehabía
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haciendo aire el uno con un abanico de plumas de
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camino á los Cruceños,compráronles estos las plumas y los tegidos de algodon que llevaban paraoperar el
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[Nota 1: Esta costumbre de bailar delante de las procesiones, con lacabeza cubierta de plumas, es general
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tomó el día y la gana de levantarse; que lasociosas plumas, ni vencido ni vencedor, jamás dieron
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mesa, sobre la cualse veían un tintero, varias plumas y dos
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pecho de joyas, y en los cabellos, rubioscomo el oro, un prendido de plumas y
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era una barca que entraba en la caleta llena dehombres que llevaban plumas y corazas
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ave decorral y el águila, porque las dos se cubren de plumas
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plumas que abren envano el pico y pían en un nido abandonado
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LAS PLUMAS DEL CABURÉ
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plumas negras, tras el cualcasi desaparecía un joven rubio, peinado en bandós,
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eso gimen unos, brincan otros,vocean todos, y se cruzan por el aire libros, plumas, almadreñas ytinteros
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patio, picoteando,con las plumas erizadas, los intersticios del
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atraídas por el aceite de las lámparas,estremeciendo a éstas con el roce de sus plumas
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cuando, reciénabandonadas las ociosas plumas, entraba en
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allí el rasguearde las plumas que en la sala hacían tan
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plumas, en la torreredonda en que se defiende del blanco: y al
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enel país, se quita las plumas, y se le ve como es, tigre ladrón
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cuando son generales, y dos plumas muy largas en elcasco, si
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plumas y terciopelo, levantada por elcorcho de los chapines, enjoyada como una
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a aplastar a Urquiza, a quien yo me lorepresentaba vestido de indio, con plumas en la
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luengas plumas blancas, que sosteníasobre el arzón uno de los escuderos de su escolta
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—Se quitan las plumas y se limpian una o dos perdices,que se rehogan en la
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al ver el modo quetiene la Melanval de mover las plumas del
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con las plumas encogidas, balanceándosesobre las ondulaciones
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con el pecho pintarrajeado,corona de plumas y un anillo en la
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En el ángulo de la izquierda había otro salón, con entrada directamentedel corredor, donde enseñaba latín el padre Plumas
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Mírelas su mercedbien, todavía tienen las plumas sucias de tierra colorada
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pájaro de plumas de fuego con la cruz en el pico?
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Vieron en los Ranchos muchos escudos, tejidos de plumas de
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de quecuelgan muchas plumas pendientes alrededor y en el resto
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batallas con las gentes de las Américas, que yevan plumas yflechas, y al fin se
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coselete de metalbruñido y un casco del que se derrumbaban en cascada las plumas
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plumas, queriendo tentarlo con el perfume; pero elincorruptible centurión se echaba
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cueros de lasnutrias y las plumas de los mirasoles que cazara
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había de lavar; en aquella hora en queRosalía, no bien dejadas las perezosas plumas,
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estuvieran entrando y saliendo en la sala mortuoria y rozaran con sus plumas el techo y las
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Ofrecer un plato con plumas, significa lo que significaba ellego
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con plumas; en lugar del
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Mientras caminaba con gracia animal, las plumas de su atuendo se agitaron con el aire y tintinearon las campanillas que adornaban sus cuernos y la capa que cubría sus inmensos hombros
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Era el rosa elegante de los grandes salones, de los vestidos de noche, de su imagen reflejada en los espejos en el curso de alguna recepción, mientras agitaba suavemente su abanico de plumas de avestruz y sonaban a lo lejos los violines
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Esos esfuerzos eran generalmente en vano, y todo lo que lograba Henrietta con sus trabajos eran unos fuertes picotazos que desprendían sus plumas en grandes nubes
58.
—Las plumas negras del cuervo son en realidad plateadas
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Así, sólo supe de la visita de mi amante a la fortaleza, con redingote azul, banda, sable curvo y sombrero de plumas multicolores, por lo que me contaron más tarde
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El dios volante, el dios pájaro, la serpiente emplumada, están en el centro de sus mitologías, y todo cuanto es bello para él se adorna de plumas
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De plumas fueron las tiaras de los emperadores de Tenochtitlán, como son hoy de plumas los ornamentos de las flautas, los objetos de juego, las vestimentas festivas y rituales de los que aquí he conocido
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Las hojas enormes, abiertas como manos, parecen de flora submarina, por sus texturas de madrépora y de alga, con flores bulbosas, como faroles de plumas, pájaros colgados de una vena, mazorcas de larvas, pistilos sanguinolentos, que les salen de los bordes por un proceso de erupción y desgarre, sin conocer la gracia de un tallo
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Guillermina es amiga de las hermanas Tomasa y Rita, hermanas gemelas, y suele confundirlas, eso le pasa a casi todo el mundo, no se tratan siempre de usted pero sí casi siempre, a lo mejor algún día rompen a tutearse, Guillermina es procurador de los tribunales, ella dice procurador pero lo más seguro es que sea procuradora, las malas lenguas dicen que le gustan las mujeres, por los andares lo parece pero eso a mí no me importa, Guillermina me regaló tres rollos de papel de retrete marca La Condesita, es el mejor sin duda, pero ahora anda muy escaso, es más fácil escribir la crónica de un derrumbamiento en un papel de retrete bueno que en uno malo, en algunos ni se puede intentar porque se corre la sangre, se corre la tinta, los pavos de las ruinas de Kalekapi tienen muy justa fama de pendencieros y sabrosos, características, excelencias o virtudes que se expresan en razón directa, a mayor fiereza mejor gusto, en las ruinas de Kalekapi se cría la única raza de pavos de pelea del mundo, los giros türkköyüs, con plumas doradas o plateadas en el cuello y las alas, los propietarios ricos suelen engastarles sendos diamantes en los espolones, no debe tomarse a jactancia pero declaro por mi honor que soy capaz de aguantar más que una esclava gordísima alimentada con crestas de pavo de pelea y que Dios me perdone si miento
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Unas detonaciones del otro lado del barranco, el castañeteo seco de una bandada de perdices de color tierra que el perro había levantado, la doble detonación, repetida casi en seguida, la carrera del perro, que volvía con los ojos desorbitados, el hocico lleno de sangre y un puñado de plumas que Ernest y Daniel le quitaban y que, instantes después, Jacques recibía con una mezcla de excitación y de horror, la búsqueda de otras víctimas, cuando las habían visto caer, los gañidos de Ernest, que se confundían a veces con los de Brillant, y de nuevo la marcha, Jacques ahora encorvado bajo el sol a pesar del sombrerito de paja, mientras alrededor la meseta empezaba a vibrar sordamente como un yunque bajo el martillo del sol, y a veces una nueva detonación o dos, nunca más, pues uno solo de los cazadores había visto escapar la liebre o el conejo condenado de antemano si lo apuntaba Ernest, siempre diestro como un mono y corriendo ahora casi tan rápido como su perro, gritando como él para recoger por las patas de atrás el animal muerto y mostrarlo de lejos a Daniel y Jacques, que llegaban jubilosos y sin aliento
65.
Esperaba, miraba la noche límpida por encima de su cabeza, el cielo lleno de estrellas nítidas y tranquilas y se echaba hacia adelante, atrapaba la primera pata al alcance de su mano, arrastraba al animal lleno de gritos y de miedo hasta la puertecita, atrapaba la segunda pata con la otra mano y lo sacaba con violencia, arrancándole ya una parte de las plumas contra las jambas de la puerta, mientras todo el gallinero se llenaba de cacareos agudos y enloquecidos y el viejo árabe aparecía, vigilante, en un rectángulo de luz que súbitamente se recortaba en la oscuridad
66.
"A nuestro venerable bienhechor el señor Laurence, lego mi cajita púrpura, con un espejo en la tapa, que será buena para sus plumas y le recordará a la niña fallecida, que le da las gracias por los favores hechos a su familia, en especial a Beth
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Duelen las plumas del gallo,
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o en las plumas del ave,
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Sus jueces estaban sentados y sus cabezas se cubrían con sombreros adornados de plumas, pero todos los demás se tocaban con el gorro rojo, en el cual llevaban la escarapela tricolor
70.
Al poco tiempo, llegaba hasta nosotras con hinchazones por los golpes, ¡parecía un cojín de plumas!
71.
Atravesó la habitación y se dirigió a un armario en el que había profusión de sombreros de la difunta y sacó uno de anchas alas y retorcidas plumas
72.
Un indio, con la cabeza adornada con plumas de arará, yacía entre las hojas y las raíces
73.
La tripulaban doce marineros armados de fusiles, y tres filibusteros que llevaban amplios sombreros adornados con plumas de papagayo
74.
El pájaro aludido era un bello volátil, esbelto, vivaz, armado con una especie de cuerno que se elevaba sobre su cabeza, con alas muy robustas, cubiertas de largas plumas rígidas y terminadas en espolones asaz agudos
75.
Aquel pájaro, un superviviente de edades más remotas, se había precipitado sobre un plantel de cañas ahuecando las plumas y lanzando un grito agudo, un grito de guerra, sin duda
76.
El jefe de la escolta, reconocible por el penacho de plumas de pavo real que le colgaba de un amplio sombrero de paja, se adelantó, exclamando:
77.
Uno de ellos tenía al lado un enorme tambor, un hauk, adornado con plumas y crines, y de vez en cuando lo golpeaba haciendo resonar las bóvedas de la caverna
78.
Cuando llega el momento de esbozar una unidad de tiempo, vemos a un niño en la playa jugando con los granos de arena y a continuación la magnificación infantil de las unidades («Papá, ¿qué pasaría si hubiera un millón de millones de millones de pitillones de gatitos? ¿Ocuparían el mundo entero?») para después, añadiendo aún más multiplicaciones, evocar las hojas verdes de la naturaleza e invocar las pieles, plumas y escamas de los animales domésticos
79.
Sólo contaba con lo aprendido al observar los animales en la hacienda, sabía que el agua fría es buena para separar a los perros que se quedan pegados durante el coito y que el gallo esponja las plumas y cacarea cuando quiere pisar a la gallina, pero no encontró uso adecuado para esos datos
80.
El capitán, resignado a la idea de seguir deambulando eternamente, hizo un alto con su carcasa de transatlántico en un recodo de la bahía, frente a una playa de arenas fosforescentes y esbeltas palmeras coronadas de plumas, para que los marineros descendieran en la noche a cargar agua dulce para los depósitos
81.
Durante el día cada uno se desempeñaba en sus quehaceres y por las noches se encontraban entre las almohadas de plumas, donde Analía -acostumbrada a su camastro del colegio- creía sofocarse
82.
Paseó con Marcia por los alrededores, señalándoles las múltiples variedades de orquídeas que trepaban por los troncos o colgaban como uvas de las ramas más altas, las nubes de mariposas blancas que cubrían el suelo y los pájaros de plumas iridiscentes que llenaban el aire con sus voces
83.
Si es por eso, también deberíamos tener una de cóndor… El faisán, en cambio, lo omitimos de mutuo acuerdo porque con plumas es impresionante, pero sin ellas parece un pollo patético, por eso en los banquetes del Renacimiento lo presentaban con penachos de plumas tapándole el rabo y la cabeza
84.
Si va a pasar la tarde poniéndole al pájaro las plumas que le arrancó para hornearlo, no tendrá ánimo después para gozar de su efecto afrodisíaco
85.
Mi humilde pescado viene disfrazado de sombrero y al apartar los flecos de zanahoria, las plumas de apio, los pétalos de flores y el velo de cebolla, queda muy poca trucha
86.
El interior de la tienda estaba completamente oscuro y olía a plumas de pollo y a perfume rancio
87.
Los marineros supieron adaptarse enseguida al manejo de tales plumas
88.
Roran armó el arco y plantó bocarriba tres flechas con plumas de oca en el suelo, al alcance de su mano; luego se envolvió en una manta y se acurrucó contra la roca que quedaba a su izquierda
89.
"Desde su escondite el marinero vio a aquellos feroces antropófagos arrodillarse ante la joven Duquesa como si fuese alguna divinidad del mar, y por fin reclinarla en un palanquiín adornado con plumas y pieles de caimán, y llevársela consigo
90.
Como Eragon seguía exigiéndole una explicación, el pájaro alborotó las plumas con aspecto decepcionado y cloqueó:
91.
Media hora después los guerreros, varios indios casi enteramente desnudos, pues sólo llevaban un taparrabos atado a la cintura y plumas en la cabeza, se precipitaron sobre los prisioneros lanzando gritos amenazadores y agitando sus lanzas y mazas
92.
Una forma humana envuelta en un amplio manto de plumas de jacamar, verdes y oro, con estrías llameantes, y con la cabeza cubierta por una corona de oro, se había levantado en la parte opuesta y avanzaba lentamente hacia el Corsario
93.
Un indio más alto que los otros, y que llevaba en el cabello algunas plumas, hizo bajar con un gesto los arcos y avanzó, diciendo en español:
94.
Uno tenía un casco de explorador adornado con unas plumas, una camiseta y sandalias de plástico, los otros llevaban el torso desnudo y estaban descalzos; lucían tiras de piel de leopardo atadas en los bíceps o en torno a la cabeza y cicatrices rituales en las mejillas y brazos
95.
Nunca he visto a una mujer elegante con pedazos de hueso y plumas en las orejas,
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Los encantadores colocaron las tapas rápidamente, cogieron los canastos y salieron corriendo, convencidos de que esa extranjera con plumas en el peinado era un demonio
97.
El público se reía a gritos con estos trucos de payaso, pero cuando Melecio hacía su entrada envuelto en plumas tocado con su peluca de cortesana y cantando en francés, reinaba un silencio de misa en la sala
98.
Las plumas, colgadas de un gancho parecían un avestruz agónico, su peluca quedaba sobre la mesa como un despojo decapitado y sus alhajas de vidrio, botín de un pirata defraudado, reposaban en una bandeja de latón
99.
Arregló la casa en blanco, con muebles modernos y un par de detalles antiguos, tan diferente a lo que habíamos visto, que durante semanas nos dimos vueltas en los cuartos, extraviadas, temerosas de mover algún objeto y no recordar después su lugar exacto o de sentarnos en una poltrona oriental y aplastarle el soplido a las plumas; pero, tal como él nos aseguró desde el principio, el buen gusto crea adicción y finalmente nos habituamos y acabamos burlándonos de algunas chabacanerías del pasado
100.
Las muchachas llevaban flores y plumas en las orejas, una mujer amamantaba a su hijo con un seno y con el otro a un perrito