1.
movimientos que producen dejan entre ellos intervalos prolongados de quietud
2.
campanadas que rompieron el silencio, la quietud del aire
3.
y quietud de su respiración
4.
yo tengo en mi quietud la visión del purgatorio
5.
en la quietud tangible de lo inesperado;
6.
Renuncian a resistirse, entran en un estado de alerta, quietud y unión con aquello que es, tanto interna como
7.
Cuando se cumple la acción queda la quietud, el espacio, el estado
8.
Se ha dicho que "la quietud es el lenguaje de Dios y todo lo demás es una mala traducción"
9.
tanta intensidad como lo hace en el movimiento de retorno (la quietud, el Ser y la disolución de la forma)
10.
Manténgase en estado de alerta y tome conciencia de la quietud despierta y
11.
agotados, en la quietud de una unidadabsoluta
12.
La gracia y la quietud que ella derramaba de suurna de
13.
Medita,hijo, medita, en quietud y a la
14.
en las casas reinaba una profunda quietud
15.
movimientoalguno, puesto que de la paciencia y quietud de Rocinante bien se podíaesperar que
16.
envidia, en la generosidad y buen pecho; a la ira, en elreposado continente y quietud del ánimo; a
17.
polar,contribuían a la sensación de soledad y quietud
18.
añil en la bochornosa quietud de la atmósfera
19.
invadió su alma, ganosa de gustar en la quietud de su retirolos
20.
encinares, son feraces y agrestes, yen la quietud estrellada de las
21.
memoriadel Emperador, su padre, y los Reyes deEspaña, por el beneficio y quietud que
22.
quietud y descanso; perdida la reputacion por el castigo,porque con él se habia dado ocasion para que todo el mundo les tuvieseen poco, pues tras tantas victorias merecían tal premio; muertos granparte de sus
23.
La inercia, ó sea la indiferencia para el movimientoó la quietud, significa una propiedad
24.
] Un cuerpo A en movimiento, choca con el cuerpo B queestá en quietud: el movimiento
25.
un cuerpo puesto en quietud permaneceriaen el mismo estado por toda la eternidad, y que puesto
26.
e inclinado a la quietud y a la paz
27.
Tambien compuso Henriquez Gomez en loor de la quietud i vida de la aldeala oda
28.
moraban los dejaban tambien vivir en quietud
29.
Ello es necesario que para la conservacion de la quietud pública y para,los sosiegos de
30.
mismo, esperados por susesposas en la quietud de los hogares, guerreaban en las más
31.
Fue al principio un beso ideal, casi incorpóreo, tomado con el aliento,en la quietud,
32.
óyese, como en la quietud de los campos, elconcierto de los grillos y las ranas, sólo
33.
Pero aquella soledad y quietud de los campos eran sólo aparentes
34.
Por la pureza y corrección de sus facciones y también porla quietud
35.
Ninguna lamentación de abajo turbaba á losdioses en su quietud eterna
36.
Carmen descansaba en regalada quietud, tal vez soñando con el Diosbienhechor y piadoso de las almas
37.
aquella quietud soporífera, en aquella obscuridad depesadilla hubieran permanecido aquellos
38.
Llamé, pues, con todo el candor de una perfecta quietud y no
39.
quietud de la tierra; yque en las entradas y salidas de la
40.
Largos ratos de silencio y de quietud en
41.
amor de Dios, y en esteejercicio estaba toda su quietud y
42.
vestida á su uso, y en servicio de una de lasindias principales, y tambien para acabar de afianzar la quietud
43.
parece debia esperarse una crisisfavorable, que restableciese en su antigua quietud los ánimos alteradosde
44.
la quietud de su vejez
45.
la quietud seampararon de todo el ámbito de la vivienda, y bien pronto no hubo enella un
46.
Conseguida la quietud de la gente, mandó el Adelantado á
47.
Aquella belleza en el fondo y quietud en la superficieenvuelve un horrible peligro, pues desgraciado el ser que fascinadoen aquellas calcinadas y movedizas arenas cayese al lago; su muertesería inevitable
48.
sobrevino una gran quietud
49.
En la quietud de la noche se escuchaban los furtivos sonidos de las criaturas nocturnas
50.
Hubo un nuevo período de quietud, en el que el caballero cerró los ojos con objeto de sosegarse
51.
Librada de tener que prestar atención a cualquier otra cosa, dada la total oscuridad y quietud, Dannelle se sumergió en el mundo de aquellos relatos mientras el ciego la conducía hacia la superficie, el aire libre y la luz
52.
Interrumpieron sus razonamientos cuando, para su sorpresa, en las habitaciones y los pasillos de alrededor se produjo una súbita quietud
53.
Contemplando desde la ventana la fantasía de luz y color del resplandeciente mundo en que me desenvuelvo, totalmente desprovisto de ternura y de quietud, siento un repentino anhelo de paz, de comprensión
54.
Todo lo apaciguó el cura, y lo pagó don Fernando, puesto que el oidor, de muy buena voluntad, había también ofrecido la paga; y de tal manera quedaron todos en paz y sosiego, que ya no parecía la venta la discordia del campo de Agramante, como don Quijote había dicho, sino la misma paz y quietud del tiempo de Otaviano; de todo lo cual fue común opinión que se debían dar las gracias a la buena intención y mucha elocuencia del señor cura y a la incomparable liberalidad de don Fernando
55.
Hemos de matar en los gigantes a la soberbia; a la envidia, en la generosidad y buen pecho; a la ira, en el reposado continente y quietud del ánimo; a la gula y al sueño, en el poco comer que comemos y en el mucho velar que velamos; a la lujuria y lascivia, en la lealtad que guardamos a las que hemos hecho señoras de nuestros pensamientos; a la pereza, con andar por todas las partes del mundo, buscando las ocasiones que nos puedan hacer y hagan, sobre cristianos, famosos caballeros
56.
Al español le impresionó vivamente aquella majestuosa demostración de fe, puesto que no se alzaba una voz, ni un susurro, ni un lamento, y en la quietud de la fría noche cuzqueña millones de diminutas y parpadeantes luces parecían estar reclamando la atención del cielo para que sus ojos se fijasen en tantos pobres condenados a muerte
57.
De repente, la quietud del crepúsculo se vio interrumpida por el estallido de un grito de mujer, largo, penetrante y angustioso
58.
El campamento estaba en silencio, la poca actividad que había en él era perezosa y soñolienta, desde las tranquilas conversaciones de los guerreros hasta la quietud de las banderas en las astas
59.
El país estaba convulsionado por las campañas políticas, los trenes de triunfo cruzaban de Norte a Sur llevando a los candidatos asomados en la cola, con su corte de proselitistas, saludando todos del mismo modo, prometiendo todos las mismas cosas, embanderados y con una sonajera de orfeón y altoparlantes que espantaba la quietud del paisaje y pasmaba al ganado
60.
Su cuerpo cuadrado, de huesos grandes, ancho y con pocas curvas, transmitía una impresión de quietud involuntaria, una pesadez cercana al cansancio que tal vez la alejaba de sus primos aún más que sus rasgos físicos
61.
Cuando ya hubieron partido y en la quietud de su gabinete, el tuerto meditó en voz alta: «Llegará el día que comerás en mi mano»
62.
Al punto que el roce de su adamascada almejía con el mimbre del respaldo del asiento sonó en la quietud de la mañana
63.
Recorrió el lugar con mirada escrutadora, esperando avistar a Lee, pero sólo había quietud en este lado de la base
64.
Había una profunda quietud
65.
Kikú recordaba el silencio de la estancia, envueltos los tres en la quietud, después de cesar los gritos y esperando ella y el muchacho que Yabú hiciese su elección
66.
La quietud me invadió justo cuando pensaba que el corazón me iba a estallar
67.
Todo era quietud allí en violento contraste con el interior de la terminal v detrás de la barrera que rodeaba el perímetro
68.
Y cuando subí los escalones, encontré abierta la verja y contemplé los campos que se extendían hasta los árboles en completa quietud
69.
Suponía que la avispa estaba paralizada por el frío, si bien no podía evitar preguntarse si la quietud preternatural que mostraba se debería a un propósito menos manifiesto
70.
En la habitación reinaba la más absoluta quietud
71.
Y para hacer aún más significativa tan desdeñosa actitud, reinaba un silencio general al paso de los extraños hasta el punto de que en el inmenso zoco abovedado se oían resonar sus pisadas de caminantes solitarios entre la quietud de su alrededor
72.
¡Oh Delicia-del-Mundo! Me crees despreocupado y con el corazón lleno de quietud,
73.
Las acusaciones del sheriff Lowell resonaron en la quietud del bosque
74.
Se despierta en medio de una quietud total
75.
Las fuentes, enmudecidas en su parlero rumor, parecían decoraciones de azúcar por la quietud de sus chorros helados de mil facetas
76.
La quietud era tan completa que parecía que alguien hubiera cerrado los grifos abiertos en una pileta
77.
En esta confianza, no se curaban de atizar el fuego, que parecía encalmado después de medía noche por la quietud del aire
78.
Y como conceptúo que este sentimiento se da de trompicones con la mansedumbre, cualidad primera del sacerdote, de aquí mi confusión, mi terror más bien, viendo perdida en un instante la serenidad conquistada por mi pobre alma en tres años de oración y quietud, de comercio intelectual y moral con varones sapientísimos y virtuosos
79.
Escucharon un ruido, sonoro en la quietud
80.
Y esos momentos de serena quietud, de reflexión, que suponen los minutos dedicados a la oración, cinco veces al día, eran con frecuencia el único instante de sosiego en el estrés vertiginoso en que se había convertido mi vida
81.
Pero ¡ay! que si el cielo le concedió la quietud material que por el momento deseaba, no fue benigno con él en aquellos tristes días
82.
Beltrán el sueño, quedándose en él con profunda quietud hasta muy avanzado el día; pero cuando ya su cuerpo hubo recibido la reparación de que estaba tan necesitado, el cerebro se soliviantó, dándose a los sueños extravagantes
83.
- ¿Qué pasa en Madrid? Oigo ruido, pisadas de un pueblo que ha roto la silenciosa quietud en que vivía, y se agita [229] buscando armas y posiciones para combatir
84.
Imposibilitado de andar, y sujeto a un encierro y quietud tan contrarios a la viveza de la infancia, no podían los padres proporcionar al enfermito más distracción que la que pudiera gozar arrimado a los cristales [9] de un angosto balcón
85.
Para que pudiera participar de la admiración general, sacaron de su camarote al Segundo, don Juan Bautista Antequera, obligado a quietud por la soldadura de la pierna, y muy bien acomodado en una colchoneta, le subieron al Alcázar
86.
Triste es el día festivo, dígase lo que se quiera, en los puertos de mar; tristes el silencio y quietud de los muelles, las banderas izadas en los barcos sin ruido, los marineros endomingados, las embarcaciones menores, gabarras y botes, metidos todos juntos en estrecha dársena, y apretados unos contra otros dando cabezadas, como el rebaño dentro de las teleras
87.
Merelo, Sánchez Mira, Bolaños y Guerra recorrían los acantonamientos, encareciendo a los paisanos la quietud hasta que llegase el momento preciso
88.
En el fondo de la capilla la oscuridad era total y la quietud absoluta reinaba
89.
Una multitud de gorriones escondidos entre el jazmín y la buganvilla acallaban con sus trinos cualquier sonido perturbador de la quietud que allí se respiraba
90.
Sus pequeños cuerpos se golpeaban a diestro y siniestro, hasta que el macabro péndulo recuperaba la quietud inicial
91.
El graznido de los cuervos era lo único que rompía la quietud
92.
Me pareció que tardaba una eternidad en llegar a la gruesa puerta de caoba y refugiarme en la amable quietud que reinaba tras ella
93.
Pero yo, aún en mi derrotada vejez, quería poca quietud y cada día paseaba por las altas peñas del castillo mirando el mar que no cansa y pensaba en Castilla y en el alcázar donde el Rey nuestro señor esperaba el unicornio, y en aquella sala del palacio de mi señor el Condestable donde cada noche se juntarían los amigos de mi mocedad a echar los dados y los naipes, y a veces hablarían de mí y se preguntarían si ya estaría muerto
94.
Se detuvo la brisa que solía asediar al pueblo cuando llegaba la tarde, surgió una quietud que se coló por los ombligos de sus habitantes y les produjo insomnio
95.
Sólo los suaves sonidos de los equipos que había al otro lado de los tabiques perturbaban la quietud del ambiente
96.
Entonces, débilmente, en la misteriosa quietud, escuchó una música: una fuga fluctuante de flautas, voces y timbales
97.
Lo que más impresiona es la quietud inmutable del conjunto
98.
Es imposible adivinar la expresión del rostro, pero su tensa quietud sugiere un terrible potencial de irritación contenida
99.
Dionisia, que había percibido el gesto, tenía la impresión de que Luisa protegía a su amiga con su quietud y su silencio, de los que parecía emanar la desconcertante autoridad que la Muda tenía sobre las otras presas de la escalera
100.
»Siguió una calma, tan ominosa como la quietud del cementerio