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al cual llamabanUchalí Fartax, que quiere decir, en lengua turquesca, el renegado tiñoso,porque
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quien lo supiese hacer,luego al momento el renegado escribió las razones que yo le fui
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Entramos luego en consejo con el renegado, en qué orden se tendría parasacar a la
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manos de Dios y en las del renegado, y en aquel mismo punto se lerespondió a Zoraida,
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Luego que yo la vi, le tomé unamano y la comencé a besar, y el renegado hizo lo
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El renegado le dijo en lenguamorisca si estaba su padre en el jardín
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Pero el renegado, viendo el peligro en que
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pusiesen en efeto las muchasamenazas que el renegado le hacía
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El renegado melo dijo; y yo
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imágines suyas, y comomejor se pudo le dio el renegado a entender lo que significaban, para
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»Seis días estuvimos en Vélez, al cabo de los cuales el renegado, hecha suinformación de cuanto
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uno de loscautivos, en lengua castellana, que después pareció ser renegado español:
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Don Antonio dijo que si el renegado no saliese bien del caso, se tomaría elespediente de que el
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—Yo prometo a la Virgen del Pilar ir de aquí a Jerez con los piesdesnudos, un cirio de tres libras entre los dientes y las manos atadas ala espalda, cuando vea a ese renegado en un calabozo esperando susuplicio—dijo un tercero
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—El renegado está ahí; cercad ese lugar y rechazad al pueblo
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conciertocon algún renegado, y faltó el designio, pues sedejó de ir
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Un renegado entró muchas veces á hablar conD
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Los primeros, Joan del Aguila, se fué de armada;Zayas volvió con Villacis y un renegado
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el consejoque en la mar tuvieron, porque si se fundó enla relación del renegado, el suceso fué
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ventas la historia de laconspiración y del mancebo renegado
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renegado que quiere borrar con tremendas exageraciones elrecuerdo de su historia
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como un perro por culpadel Provisor; había renegado de la religión por culpa del Provisor,había
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que había renegado, y para distraer su tediodaba caza en el
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El guardia golpeó a Dogz en el vientre con el extremo romo de la lanza, y el renegado se dobló en dos, boqueando para coger aire
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–Pertenecen a la Guardia Tenebrosa -informó el hombre-toro-, y sirven al mago renegado Galán Dracos y a Crynus, Señor de la Guerra
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–En medio de mi suplicio -dijo Magius, y al hacerlo eliminó cualquier asomo de duda que pudiera quedar en el ánimo del joven-, me rebelé contra la formación codificada y opresiva del Cónclave y me convertí en un renegado
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Huma consiguió poner fuera de combate al guerrero y trató de socorrer a su amigo, pero le cortaron el paso otro par de energúmenos y hubo de limitarse a observar desvalido cómo los sanguinolentos ojos de la criatura centelleaban y, a través de ellos, el renegado desencadenaba un encantamiento propio
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La dama exhaló un rugido que nunca habrían articulado unas cuerdas vocales humanas y se arrojó contra el renegado, pero el luchador obstruyó su trayectoria
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Era la ciudadela del renegado, del más adicto siervo de Takhisis, Reina de los Dragones
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–Veo que admiras mi artesanía -se mofó el renegado al advertir que Huma miraba a aquella aberración por encima del hombro
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Mientras tanto, el renegado había prendido sus pupilas de la esfera para, penetrando el cristal, examinar algo o a alguien que sólo él percibía
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El encantamiento se había enseñoreado del renegado más aún que a la inversa; el caballero estaba persuadido de que no sabía lo que hacía
33.
-Muy bien lo pinta y facilita vuestra merced -dijo Sancho-, pero del dicho al hecho hay gran trecho, y yo me atengo al renegado, que me parece muy hombre de bien y de muy buenas entrañas
34.
¡El-Kadur tiene un yatagán en el cinto y lo clavaría hasta la empuñadura en el pecho de ese renegado!
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- ¡Muley-el-Kadel vale más que un despreciable renegado! –comentó–
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- ¡Ah! ¡El renegado! –repuso, con cierto desdén, el León de Damasco
37.
El renegado hizo un gesto de asombro
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Un momento después el renegado penetraba en la habitación
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El grito del renegado extinguió de improviso la alegría suscitada por la aparición de la hermosísima capitana
40.
– ¡Despreciable renegado! –gritó Leonor
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Si bien soy renegado, estoy mejor considerado entre los mahometanos que entre los cristianos
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– ¡Es el renegado!
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El renegado volvió la espalda al grupo y ascendió con lentitud la escalerilla, corriendo luego por la puerta el asta de hierro
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El renegado tuvo un momento de vacilación e interrogó a su compañero con los ojos
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Cuando el renegado los vio desaparecer hizo un gesto de amenaza
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Al oír el nombre del barón, el renegado hizo un gesto de sorpresa
47.
Entonces el renegado interrumpió el diálogo bruscamente y se puso en pie
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-¡Arranca! -tronó el barón, que con ayuda de un renegado había logrado izar a Cabeza de Hierro
49.
-Contamos con el renegado de Argel, un hombre de confianza que volverá a veros con mucho gusto
50.
Vuestros negros conocen ya la casa del renegado
51.
Llegados a la plaza del batestán, o mercado de los esclavos, se encaminaron hacia la parte alta de la ciudad en dirección de la Casbah, en cuyas cercanías, como sabemos, se encontraba la habitación semidestruída del renegado
52.
El renegado, como de costumbre, estaba en adoración delante de un enorme frasco
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Así se consolaba de los desprecios de los esclavos cristianos por haber renegado de su fe, y del aislamiento en que le dejaban los musulmanes tratándole como a un ser inmundo
54.
A la vista del oro, el renegado corrió por las provisiones, y llevó además dos excelentes botellas de jerez
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LA MISIÓN DEL RENEGADO
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El renegado les ofreció su mejor estancia, donde se encontraban algunos viejos divanes que podían servir de lecho
57.
Cuando el barón y el fregatario se despertaron, el renegado había ya partido para rondar el palacio de los Ben-Abend
58.
El renegado vació el jarro de un solo trago
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Continuaron el camino, y' al final del bosquecillo de palmeras tropezaron con el renegado, que estaba sentado sobre un montón de piedras
60.
El normando y el renegado, aunque un tanto inquietos, acompañaron al barón hasta la puerta
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Claro está que atribuía la causa de tales temores al estado de su ánimo, a la angustia de aquella larga espera, y procuraba desecharlos para impresionar bien a sus gentes, que se habían agrupado en la terraza en unión del mirab y del renegado, en tanto que los dos cabileños y su negro vigilaban los caballos
62.
Dos jinetes habían aparecido entonces por la extremidad de la calle, y avanzaron al galope, dirigiéndose hacia la casa del renegado
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Y al decir esto se precipitó por la escalera seguido por el viejo y por el renegado
64.
Los otros tres marineros se habían lanzado ya en el foso para sostener la escala, mientras la princesa, el renegado y el mirab, que parecía haber recobrado los bríos de su juventud, apuntaban a las almenas
65.
En aquel momento se oía indistintamente el galopar de muchos caballos en el sendero que conducía a la barraca del renegado: eran los genízaros de Zuleik, que corrían atraídos por los disparos de los centinelas de la Casbah
66.
También el ex templario, a pesar de su edad, se batía como un león al lado del renegado, apuntando con una precisión admirable y gritando a cada tiro:
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Luego preguntó al renegado:
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Serías el marido de Haradja y no hubieras renegado de Mahoma
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Puesto que el León de Damasco ha renegado de sus creencias y lucha contra su patria, su hijo le reemplazará en la religión y en el ejército musulmanes
70.
Me he enterado esta mañana, por un amigo mío, también renegado, que vive en el campo, que desde hace tres días se han reunido en la bahía de Capso galeras venecianas a las órdenes de Sebastián Veniero
71.
Comprobó si su espada salía sin dificultad de la vaina y se encaminó en unión del renegado a la sala
72.
¡Tarascón, tápate la cara! Tu Tartarín pensaba en hacerse renegado
73.
Estaba indignado consigo mismo y se sentía traidor a su casa y a su estirpe En el incidente había llamado públicamente «señor» a Ramón, y una voz interior lo acusaba de renegado y fementido
74.
El trayecto que subía hacia el Pes de la Palla estaba más oscuro que la conciencia de un renegado y Rashid deseó llegar de una vez a la puerta del Castellvell y adentrarse tras las murallas de la ciudad a fin de sentirse protegido sabiendo que la ronda y el alguacil vigilaban las calles
75.
–¿Hablaste con el cristiano renegado?
76.
Al punto reconocí en él a un renegado que había servido con mosén Antón
77.
El renegado no puso obstáculo, y ayudándome, me dijo:
78.
ARCHIE, EL PEQUEÑO coatí renegado, se agazapó en la falda de la colina, tratando de cazar una de esas cosas huidizas y diminutas que corrían por el pasto
79.
Monsalud creyó oportuno dirigir la palabra a los del pueblo, un tanto mohíno por no haber podido vengar en el renegado las contusiones recibidas
80.
Con febril presteza e iluminada por súbita idea, abalanzose la dama hacia el joven; arrojó [259] en tierra el sombrero de este, desabotonó su levita con dedos más ligeros que el pensamiento, arrancó el uniforme como si fuera un pañuelo puesto sobre los hombros, arrancó el tahalí, la gola, el cinturón, la cartera y en un instante no quedó sobre el cuerpo del infeliz renegado ni una sola prenda que indicara su filiación
81.
Las cuatro manos realizaron su obra en pocos minutos, y el renegado desapareció, dejando en su lugar a un joven que podía pasar por oidor en la sala de Mil y Quinientas
82.
-Tantos detalles no habían llegado a mi noticia -dijo el guerrillero-, y en cuanto a las palabras de ese renegado que con Vd
83.
Cuando se hallaban a buen trecho de la tienda, el renegado dijo a su enemigo
84.
Al que esto contaba le diputé por renegado, fijándome en las exclamaciones españolas que entre frase y frase ponía
85.
Llegose a él con la natural ansiedad, y el viejo, después de desahogarse con procaz estilo en San Pedro, San José y otros santos venerables, le dijo que su sobrino Gasparó le había faltado; que su sobrino era un renegado indecente
86.
Era el renegado de la Primera Fundación que recorrió toda la Galaxia en busca de la Segunda, ¿verdad?
87.
El periodista sugirió a continuación que Dimaggio podía haber actuado por iniciativa propia, haber sido un miembro renegado de los Hijos que estaba en desacuerdo con el grupo en cuestiones tácticas
88.
El nombre de Martel figuraba prominentemente en el relato de tres de los declarantes, y, antes de llamar al coronel Delada, Dolmant expuso una breve historia del renegado pandion, presentándolo como un mercenario pero omitiendo cualquier referencia a su conexión con el primado de Cimmura
89.
Pensaron que Jacobi, el protegido del rey, podría ser tan liberal como él suponía, pero era más probable que fuera un contemporizador, un renegado y un embaucador para los realistas
90.
Juan Marcos había recuperado el manto del renegado y, lentamente, en silencio, volvimos a Jerusalén
91.
–Ah, el renegado rodio
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No se debe confiar en los rumores, en especial cuando se dice que un Renegado estuvo operando en la zona
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Haloa Rund supervisaba mientras los obreros del laboratorio terminaban la cubierta de un prototipo del generador de invisibilidad, basado en los dibujos y ecuaciones que el inventor renegado Chobyn había abandonado
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Envié, pues, emisarios a Helium y a la Corte del Xodar, jeddak del Primer Nacido y al que ahora gobierna a aquellos de la nación de los therns que han renegado de su religión, y de todos y cada uno oí la misma relación de crueldades sin nombre y atrocidades cometidas por los sagrados therns con las pobres indefensas víctimas de su religión
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Al odio que le inspiraban los árabes Mugambi sumó ahora otro aún más intenso hacia el renegado blanco
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Un renegado cuyas acciones han hecho que la familia perdiera el favor de la reina araña
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Y quiero saber también el nombre del renegado
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A finales del siglo xix, Jules Duffaux, un cocinero francés renegado de Chez Maxims de París, instaló sus reales en el entresuelo de una finca modernista de la plaza de Cataluña contigua a la rambla del mismo nombre, dispuesto a repetir el éxito de su antiguo amo en la capital de Francia
99.
Él ya había renegado de los dioses en el pasado, en medio de un campo de batalla rodeado de cadáveres, pero luego parecían haberle redimido de sus faltas al concederle el éxito como comediógrafo y, por ello, en ocasiones concretas, Plauto realizaba algún modesto sacrificio con el que sólo pedía mantener aquel statu quo, algo así como «no os metáis en mis asuntos y yo no me meteré en los vuestros», pero aquella mañana fue diferente
100.
En la Cruzada de los Pastores, por ejemplo, un monje renegado llamado Jacobo afirmó haber recibido una carta de la Virgen María convocando a todos los pastores para liberar el Santo Sepulcro