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    Используйте «ánima» в предложении

    ánima примеры предложений

    ánima


    1. antes desdeñado entre los despojos del ánima


    2. laoración, bajo el cielo lívido, un ánima parecía suspirar en


    3. parecen los dijes que trae pendientes de loscabellos y de la garganta! Juro en mi ánima que ella


    4. los caballeros? Porque, en Dios y en mi ánima que lohe bien menester, y aun que si me las


    5. aun garras deleones: antes el ánima de en mitad en mitad de las carnes!


    6. ¡por mi ánima que quisiera ver!


    7. en Dios y en mi ánima, que cada cual tiene en este mundo lo que


    8. sus donantes,pues así edificaban su ánima por la caridad


    9. servicios y merecimientos, que, en Dios yen mi ánima lo juro,


    10. que su ánima estaba; ysantificándole por sancto, mandaron los

    11. creyendo que su ánima estaba en el cielo


    12. provisor en el Cuzco, y ¡por el ánima de mipadre, que esté en


    13. el ánima que está en pena!


    14. peroéstas no eran muchas, y al fin, como un recurso de desesperación, metíen el ánima del cañón


    15. -No sé, señor, en mi ánima -respondió ella-; también yo lo escucho, y en verdad que, aunque no lo entiendo, que recibo gusto en oíllo; pero no gusto yo de los golpes de que mi padre gusta, sino de las lamentaciones que los caballeros hacen cuando están ausentes de sus señoras: que en verdad que algunas veces me hacen llorar de compasión que les tengo


    16. Esto decía, mientras ataba las bestias, Sancho, dejándolas a la proteción y amparo de los encantadores, con harto dolor de su ánima


    17. te juro en Dios y en mi ánima


    18. Mire, señor, tome mi consejo, que no se le doy sobre estar harta de pan y vino, sino en ayunas, y sobre cincuenta años que tengo de edad: estése en su casa, atienda a su hacienda, confiese a menudo, favorezca a los pobres, y sobre mi ánima si mal le fuere


    19. Deambulaba por las estancias de la casa de la plaza de Sant Miquel como ánima del purgatorio, a la espera del día en que ella y Tomeu habían fijado para encontrarse, sin prestar atención a la conmoción creada por la desaparición de aquel anciano huésped


    20. Acordeme de la promesa hecha al dragón, y del ánima de la albarda, invención mía para salir del paso

    21. Y pensaba en mi ánima: ¡Por Alah! ¡han instalado en la cama una herrería, y debe estar muy caliente la barra de hierro para que suene de esa manera el yunque!


    22. "El caso es que, al ver que mi estancia en Bagdad comenzaba de manera tan triste, pensé para mi ánima: "¡Más te hubiera valido ¡oh pobre! morir en una cárcel dentro de tu país que en medio de esas gen­tes a quienes no les gusta el agua!" Y mientras me obstinaba en tales pensamientos, vi de pronto levantarse en el zoco una gran polvareda y correr gente en cierta dirección


    23. Y pensé para mi ánima: «¡Oh hombre! ¡cuántos años van transcurridos desde el día en que abandonaste tu ciudad y tu país y la morada del único hermano que posees en el mundo! ¡Levántate, pues, y parte a verle de nuevo antes de la muerte! Porque, ¿quién sabe las calamidades del Destino, los accidentes de los días y las revoluciones del tiempo? ¿Y no sería una suprema desdicha que murieras antes de regocijarte los ojos con la contemplación de tu hermano, sobre todo ahora que Alah (¡glorificado sea!) te ha dado la riqueza, y tu hermano acaso siga en una condición de estrecha pobreza? ¡No olvides, por tanto, que con partir verificarás dos acciones excelentes: volver a ver a tu her­mano y socorrerle!»


    24. Pero, al cabo de dos días, pensé para mi ánima: "Ya Ahmad, la ley de Alah y de Su enviado (¡con Él la plegaria y las bendiciones!) no permite a la criatura qui­tar la vida a otra criatura hecha a su imagen


    25. De regreso a Barcelona, discutíamos Lesseps [243] y yo los procederes más eficaces para sacar el ánima de Ibero de aquel que no sé si llamar Purgatorio a que sus pecados le habían conducido


    26. Era mi opinión que las ofrendas copiosas serían el mejor arte de redención; pero mi amigo me contradijo con vehemencia, manifestando que de todos los caminos, el más errado era el de los sufragios en especie metálica, porque los buenos padres de San Quirico harían la gracia de quedarse con el dinero y con el ánima


    27. En esa ocasión, y consciente de que el capitán Alatriste miraba desde lejos, salté al sambequín de los primeros, seguido por el moro Gurriato, y procuré distinguirme cuanto pude a la vista de todos; de manera que fui yo quien cortó las escotas de la presa para que nadie las cazara, y luego, llegándome al patrón entre los tripulantes que esgrimían chuzos y alfanjes —aunque sin mucho denuedo, pues flaquearon cuando nos vieron abordar—, dile tan buena cuchillada en los pechos que medio expiró el ánima, justo cuando abría la boca para pedir cuartel, o eso me pareció


    28. Un toquecito de rotación por roce del ánima puede irnos bien


    29. parecieron en la mesa cinco pasteles de a cuatro; y tomando un hisopo, después de haber quitado los hojaldres, dijeron un responso todos, con un ―requiem aeternam, por el ánima del difunto cuyas eran aquellas carnes


    30. y de su seno el ánima preclara

    31. Aludo a la entidad que llamamos ánima, que suponemos es un capital cuantioso y pingüe, el primero de los capitales


    32. Los fusiles producidos por Smith Corona se diferenciaban de los de Remington porque no tenían ninguna de sus parte grabadas; la fábrica de Ilion ponía en la casi totalidad de sus componentes una pequeña R de reconocimiento; los fusiles Smith Corona, además de tener cañones de ánima con cuatro estrías, podían tener otros de seis, pero nunca de dos estrías


    33. Las piezas, por tanto, tienen que estar en perfectas condiciones de mantenimiento, porque el uso de cañones con el ánima en mal estado puede provocar bajas entre las tropas propias


    34. Además de los dos carros que había heredado de las tropas del comandante Graham contaba también con un obús de montaña -un pieza de bronce de doce libras con un ánima del diámetro de un platillo- y esta pieza de artillería descansaba inútil y sin cargar en su cureña de madera


    35. —No sé, señor, en mi ánima —respondió ella—; también yo lo escucho, y en verdad que, aunque no lo entiendo, que recebo gusto en oíllo; pero no gusto yo de los golpes de que mi padre gusta, sino de las lamentaciones que los caballeros hacen cuando están ausentes de sus señoras; que en verdad que algunas veces me hacen llorar, de compasión que les tengo


    36. Esto decía, mientras ataba las bestias, Sancho, dejándolas a la protección y amparo de los encantadores, con harto dolor de su ánima


    37. Mire, señor, tome mi consejo; que no se le doy sobre estar harta de pan y vino, sino en ayunas, y sobre cincuenta años que tengo de edad: estése en su casa, atienda a su hacienda, confiese a menudo, favorezca a los pobres, y sobre mi ánima si mal le fuere


    38. Después estaba dispuesto a disparar; pero van Hoek se presentó frente a la boca del arma con ramitas, puñados de hojas secas y otros restos, que metió en el ánima hasta llenarla, e incluso saliéndose; acabó con el aspecto de un jarrón de bronce con un ramo muerto


    39. El señor Meares, el condestable, su ayudante, los cabos de cañón y, por supuesto, las dotaciones que los servirían, el primero, el segundo, el de la lanada que limpiaba el ánima, los fusileros, quienes orientaban las velas, los del trozo de abordaje, los sirvientes de la pólvora y los infantes de marina, llevaban lo suyo por la labor, habían emperifollado sus piezas, engrasado los carros, pedido grasa a los cocineros para desempachar los motones, dispuesto cordaje y chilleras o pasabalas de igual guisa, mientras que los guardiamarinas y oficiales al mando de las divisiones existentes también se desvelaban por cuidar el menor detalle de los chifles de la pólvora, los tacos de filástica, los guardacartuchos, las llaves, los trabajos y demás, cosas estas que se hacían tanto en las baterías del costado de estribor como en las de babor


    40. Se zafaron del cañón en el retroceso, el de la lanada limpió el ánima, metieron un cartucho y después la bala, ronzaron el cañón en batería a la velocidad del rayo, hicieron virar con toda su alma al monstruo de quinientas cincuenta libras de peso con un estampido y se dirigieron corriendo hacia el costado de babor, donde el segundo lo había dispuesto todo para que pudieran apuntar al siguiente objetivo

    41. A lo largo de la cubierta, las brigadas que servían los cañones se agazaparon inmóviles, el cabo de cañón botafuego en mano, siguiendo con la mirada el recorrido del ánima


    42. En esa ocasión, y consciente de que el capitán Alatriste miraba desde lejos, salté al sambequín de los primeros, seguido por el moro Gurriato, y procuré distinguirme cuanto pude a la vista de todos; de manera que fui yo quien cortó las escotas de la presa para que nadie las cazara, y luego, llegándome al patrón entre los tripulantes que esgrimían chuzos y alfanjes -aunque sin mucho denuedo, pues flaquearon cuando nos vieron abordar-, dile tan buena cuchillada en los pechos que medio expiró el ánima, justo cuando abría la boca para pedir cuartel, o eso me pareció


    43. Hueco o parte vana de algunas cosas, y especialmente, ánima del cañón


    44. ánima (|| del purgatorio)


    45. Estrías que la fuerza expansiva de la pólvora forma en el ánima y en el oído del cañón cuando la recámara es esférica


    46. ánima del purgatorio


    47. Se lo decían a Jonás aquellos hombrones como suplicándole la vida, mientras él bajaba lentamente de la litera, como cargado con una carga de plomo sobre las espaldas, pero sobre todo en el ánima


    48. ¿Y si cada una de ellas fuera manoseada, violada y machacada en su cuerpo y en su ánima, y luego se las pusiera en fila con dos guijarros en las manos, haciendo ruido a lo largo del camino, mientras se las obligaba a cantar sus alabanzas a los violadores y machacadores? ¿Y si la destrucción viniese por el hambre, y tuviesen que comerse unos a otros, y hasta a los niños, como ya había sucedido, tras haber comido a los animales, incluidos los que reptan por el polvo y tienen ojos sin párpados, y hacen enroscamientos innombrables como los fabricantes de la putrefacción?


    49. La cuestión era levantar en el centro del pozo, siguiendo su eje, un cilindro de 900 pies de altura y 9 pies de diámetro, que llenase exactamente el espacio reservado al ánima del columbiad


    50. Acodado día tras día en el balcón, con galantería de navegante se abandonaba al ancho y perezoso río del atardecer, y apenas intentaba recordar el inicio de la farsa -tan llena de detalles desconocidos hasta entonces, tan nítida en la presunción de un pasado ajeno a la existencia pero ligado a ella por voluntad de una memoria errática y emancipada que tendía a corregir el olvido y a poblarlo de hechos que aunque ilusorios en apariencia venían a ser autentificados por la nostalgia de su pérdida-, se iniciaba en la sospecha de que toda vida es al menos dos vidas: una, la real e inapelable, otra la que pudo ser y sigue viviendo en nosotros en calidad de ánima en pena, vagando por la memoria y creciendo en ella hasta adquirir indicios de independencia y realidad, disputando a la otra, a la primogénita, despojos del pasado, reemplazándola a veces en la posesión de ese vasto territorio que es el olvido e instalándose en él como señor feudal: desolado, feroz, bufo y levantisco




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