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    Verwenden Sie „aperos“ in einem Satz

    aperos Beispielsätze

    aperos


    1. Habiendo rodeado parte de la montaña, en un arroyo se encontraron con una mula muerta, medio comida por los carroñeros, ensillada y con todos sus aperos


    2. Para ir á Arcos se deja á la izquierda el muerto castillo,en cuyo recinto se mueven, como en un esqueletohormigas, los trabajadores, con los aperos de un pacíficocortijo


    3. piernas, chapoteaban en el líquido fangoso,poniendo en salvo los aperos de labranza,


    4. en una escala muy reducida: un labrador colinda con otro,y los aperos de la labranza y


    5. casa los aperos de la labranza,lanzaba terribles imprecaciones y amenazas


    6. se entretenían unasveces en tallar mangos para los aperos de labranza ó los enseres


    7. domados, y aperos excelentes que llenabansus deseos


    8. aperos de los peones y, en fin, cuanto puedeconducir al


    9. deestiércol, la carreta y los aperos que se veían en la corralada y


    10. Les costó un enorme esfuerzo volver a dejar limpio de espectros todos los pisos y habitaciones, armados como iban únicamente con una resistente barra de cortina de hierro y un palo terminado en gancho de los aperos de la chimenea

    11. Los terratenientes y administradores de las haciendas se juntaban para vigilar el trabajo, lucir sus caballos de fina sangre con aperos de pura plata y beber


    12. A la mañana siguiente vino, alarmado, uno de ellos desde el pueblo diciendo que había un grupo de hombres que estaban soliviantando a los lugareños a fin de que nadie quisiera feriar con ellos; entonces se delegó a una comisión de tres comerciantes para que se llegaran al lugar y vieran lo que estaba ocurriendo; como fuera que tardaran, decidieron llegarse varios, mas no fue necesario, las gentes ya venían con garrotes, hoces, azadas, picos y otros aperos de labranza pero que, mal empleados, pueden causar mucho daño


    13. Al llegar al molino detuvieron las caballerías y, tras atarlas a un poste, se dirigieron a una barraca donde se guardaban los aperos para el servicio del artefacto


    14. Estaba éste sentado en un banco aguardando las órdenes de Ahmed con los mangos de los aperos junto a sus pies


    15. Examinó someramente las estancias de palacio que no estaban ocupadas, pues habiendo voces en el interior seguro que la muchacha no se había ocultado allí; se asomó al jardín e instintivamente se dirigió al cuarto del jardinero; allí estaba el cestillo donde Marta guardaba sus aperos de jardinería y cuando se disponía a partir, un objeto llamó su atención y a partir de él, una idea iluminó su mente


    16. A toda hora, los hombres y las mujeres limpiaban las eras y preparaban los aperos para la trilla y, al atardecer, desinfectaban los graneros dispuestos para recibir el cereal


    17. «Las lecciones que no requieren aperos y bancos únicamente tienen lugar dentro de un edificio durante el mal tiempo —dijo mi pequeño guía—


    18. Mandó a la costa por una cantidad de sus marineros, los artesanos que ustedes llaman carpinteros de ribera, y trajeron consigo sus aperos de metal que iban a necesitar y ellos pusieron a sus leñadores a que cortaran unos árboles completamente derechos


    19. Los fantasmas iban de un lado para otro en el patio, delatando a hombres ocultos tras los barriles y los aperos, entre las sombras de las casetas y, al parecer, también justo detrás de la puerta principal


    20. Di por supuesto que los aperos y herramientas estaban incluidos en el trato

    21. El baquiano amigo de Ángel era un hombre enérgico, y tras saludarlos sin contacto físico, los condujo al palenque donde estaban atados los tres caballos ya con sus aperos listos para la travesía hacia las alturas


    22. Porque, curiosamente, alguien había sacado de la antigua pensión, antes del incendio, su baúl de dormir y todos los demás cofres con los aperos de la magia


    23. Después de golpearse la frente, como de costumbre, contra la mampara de plástico blindado, Lorencito le pagó rápidamente al taxista, un joven de cabeza rapada que mascaba chicle con la boca abierta y conducía como si manejara el volante no de un coche, sino de un videojuego, y sin detenerse a recoger el cambio, que era cuantioso, bajó del taxi y procuró perderse entre la pintoresca multitud de buhoneros y mirones que inundaba las calles adyacentes a la Ribera de Curtidores, arteria principal del populoso Rastro de Madrid, que tiene principio en la castiza plazuela de Cascorro y desciende con anchuras y turbiones de gran río tropical hasta su desembocadura en la Ronda de Toledo, arrastrando en sus rápidos todas las variedades posibles de artículos, compraventas y trueques, como una inundación que se lo llevara todo por delante, lo más opulento y lo más ínfimo, los aparadores de caoba, las bibliotecas ingentes, las grandiosas lámparas de araña y los retratos al óleo de las familias tronadas, los uniformes militares, las condecoraciones heroicas, los nobles aperos de labranza de los cortijos saqueados o subastados, los trajes de comunión de niños que murieron tísicos a principios de siglo, las planchas de hierro que usaron en su juventud nuestras madres, sus recordatorios de boda, los sillones de mimbre y metal pintado de blanco que había antes en las barberías, las brochas, incluso las hojas de afeitar herrumbrosas, las primeras maquinillas eléctricas, los discos de pizarra, las vírgenes de yeso, de celuloide o de plástico, los cassettes piratas de Plácido Domingo o de Matías Antequera, los palilleros de dientes, con y sin palillos, los prospectos de jarabes, las cajas de herramientas, las camisetas estampadas con la efigie del beato Escrivá de Balaguer, las rejas y los portones de casas solariegas, los somieres, las aguamaniles, los orinales de loza con un ojo pintado en el fondo, las máscaras antigás de la guerra del Golfo, los escapularios milagrosos de los requetés, los vídeos pornográficos, los ejemplares atrasados de El adalid seráfico y El querubín misionero, revistas en las que alguna vez ha colaborado Lorencito Quesada, las bocinas en forma de loto de los gramófonos, los primeros pick-ups, los radiocassettes recién robados, los almanaques de la Unión Española de Explosivos, los de Café-Bar El Rábano, comidas económicas, y los Transportes Marcelino, las máquinas con manubrio para embutir chorizos, las latas de especias marca Carmelita, los aislantes cerámicos, los conmutadores de pera, las cucharillas descabaladas de una cubertería con las iniciales JM, los cromos sueltos, en color, de Ben-Hur, de Molokai, de Mazinger-Z…


    24. La mujer le señaló los aperos


    25. –¡No vayas a la cabaña de los aperos! – gritó de nuevo Abi, que se pasaba el día presa de inquietud y agitación


    26. Las constituciones, le explicó, fueron ampliándose y protegiendo a mayor número de personas y bienes: mercaderes y animales agrícolas y de transporte, los aperos del campo y las casas de los campesinos, los habitantes de las villas, las mujeres, las cosechas, los olivares, el vino


    27. Aquella en que habitan los labradores y en que tienen sus ganados y aperos


    28. Iban harapientos, sucios, despeinados; muchos llevaban prendas de uniformes alemanes, una guerrera, un casco, un abrigo cortado con tosquedad; algunos asían con las menudas manos aperos agrícolas, azadas, rastrillos, palas; otros llevaban fusiles y pistolas ametralladoras hechos con alambre o recortados en madera o cartón


    29. El muchacho con gabán de oficial hizo un gesto y media docena de niños se abalanzaron sobre Piontek, golpeándolo con los aperos y arrastrándolo por el suelo


    30. Cuando los niños los tuvieron rodeados, los atacaron con sus aperos y sus cuchillos; aquello fue una carnicería demente, vi a un crío de siete años trepar por la espalda de un soldado y meterle un clavo grande en un ojo

    31. En las albercas se oía el rumor de las voces de las mujeres, muy ocupadas en el lavado de su colada, a la vez que en los patios resonaba el golpe de las hachas de los campesinos, que reparaban sus aperos y sus arados


    32. De los grandes barracones de tablas que levantaron, uno serviría de comedor comunal y de sala de reuniones, otro hacía de cuadra y almacén de aperos; el tercero servía de albergue para los dieciséis hombres y las cuatro mujeres que formaban el grupo


    33. En el centro, hacia la izquierda, una mesa rústica, algunas sillas o banquetas; en los muros, aperos agrícolas colgados


    34. Para cuando las obras estaban a punto de concluir la gente advirtió que el viejo cobertizo de los aperos, herméticamente cerrado y con las ventanas cubiertas por tablones desde el nacimiento de Wilbur, volvió a quedar abandonado


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    aperos in English