1.
días salgan del calabozo y después del juicio quedarán en
2.
En un calabozo se encontró con Alejo, su prometido, y con quien, por los azares de la situación, hacía tiempos no se veía
3.
El calabozo fue un cuarto pequeño, situado, según la tradición, en la parte izquierda de la hoy denominada Casa de la Cultura, frente al patio central
4.
Me encerraron en un calabozo circular,sin ventana ninguna: de suerte que me vi sumido en la más completaoscuridad
5.
“Si Greyson, mi habitación, él no puede estar en el calabozo
6.
No lo voy a encerrar en nuestro calabozo
7.
«Imagínate un hombre que hubiera vivido muchos años en la obscuridad deun calabozo, y que
8.
— Lo que agora se ha de hacer, y ha de ser luego, es meter en un calabozo aldoctor Recio;
9.
—Yo prometo a la Virgen del Pilar ir de aquí a Jerez con los piesdesnudos, un cirio de tres libras entre los dientes y las manos atadas ala espalda, cuando vea a ese renegado en un calabozo esperando susuplicio—dijo un tercero
10.
—En efecto, se oían pasos fuera del calabozo y en direccióná él
11.
Cristo desde su lecho hediondo depaja en un calabozo del
12.
algunacomunicación directa entre el calabozo y la sala de
13.
estaban en el centro del calabozo; elúltimo se había abrazado al
14.
deaislamiento en un calabozo, esperando a todas horas la
15.
Y con esto entró en su calabozo, mientras que yo tomaba el
16.
compañero, pues unahora antes habían traído a su calabozo un
17.
pena? Si fuese en otro tiempo, estarías a estas horas enun calabozo de la Inquisición
18.
El suplicio del hambre en el fondo de un calabozo es horrible, sin dudaalguna; pero
19.
atado con cadenas dentro de un calabozo y queforcejea por romper hierros y muros
20.
a quien sesaca del calabozo y se transporta entre árboles, flores
21.
diera bajo las bóvedas sombrías de un calabozo; y por
22.
de su mujer, antes era aburrida,inaguantable, un calabozo, una tiranía; pero ya era peor que todo
23.
El hecho es que pasó la noche en el calabozo de la cárcel de
24.
cuando las construyeron: no son alegres como no lo es calabozo alguno, pero nada tienen de lúgubres; el
25.
Los dos minotauros entraron en el calabozo y metieron al kender, casi a presión, en la reducida jaula
26.
El comandante se acercó al calabozo
27.
En vez de ello, les impusieron el peor de los castigos: el calabozo de por vida, la fosa, los muros húmedos, la soledad, las tinieblas y el silencio
28.
—Me llevaron a un calabozo subterráneo horadado en la roca viva
29.
Se parecía en muchos aspectos al calabozo del castillo de Chillón
30.
Una vez al día me traían un poco de carne de cabra y un cacillo de agua, y una vez a la semana entraba Kara en el calabozo, se sentaba en un escabel, fuera del reducido radio de acción que me dejaba la cadena, y hablaba
31.
Por indicación de Sneed se detuvieron a la puerta de la casa que servía de vivienda al vigilante local y, al mismo tiempo, de calabozo para los escasos malhechores que elegían aquel lugar para sus hazañas
32.
En mi caso particular, los primeros años de escolarización se desarrollaron en el piso de arriba del calabozo del pueblo de doscientos habitantes, al que conducían, muy de vez en cuando, a un gitano errante
33.
Sobreponiéndome a la impresión, me puse en cuclillas, cerca de los barrotes, para ver el rostro del hombre que yacía en ese calabozo
34.
A las ocho y media, el silencio profundo de aquel maldito infierno de la humanidad viviente fue interrumpido por el rechinamiento de los cerrojos que se abrían en los corredores que conducían a mi calabozo
35.
Volvió a las doce, seguido de cinco arqueros y abrió el calabozo para entrar los muebles pedidos y mi comida
36.
Un día Laurencio me dijo que tenía permiso para pasearme por el desván mientras hacían mi cama y barrían el calabozo
37.
En cuanto entré en el nuevo calabozo, Laurencio hizo colocar mi butaca y se fue diciéndome que volvía para que me trajeran el resto de mis pertenencias
38.
–No quiere decirme dónde están las herramientas con que ha perforado el piso de su calabozo, pero ya se encontrarán los medios de hacerlo hablar
39.
Me decía que me habían sacado de aquel calabozo para encerrar en él al patricio Priuli; que Laurencio había empleado dos horas en reparar los destrozos que yo había hecho, y que había exigido el silencio del carpintero, el herrero, y de todos los arqueros, amenazándolos de muerte
40.
En cualquier momento aparecía en medio de la rueda con cuatro o cinco vigilantes, secuestraba las pavas, las yerberas y los mates y si se hallaban rastros de gualicho, los metía a todos en el calabozo
41.
La larga prisión, el pavor que le infundía la guillotina, la humedad del calabozo, le hicieron contraer una penosa dolencia
42.
Y antes de que Dantés hubiera pensado en contestar, antes que reparase dónde ponía el pan el carcelero, antes que comprendiese dónde estaba el cántaro ni en qué rincón la paja, había el carcelero cogido la lamparilla, y cerrando la puerta, le había robado aquella mezquina luz, que como la de un relámpago hizo distinguir al preso las grasientas paredes de su calabozo
43.
Aletargado en su calabozo no oyó el rumor espantoso de la caída del trono de Luis XVIII, ni el más espantoso aún de la del trono del emperador
44.
Al rechinar de las macizas cerraduras; al rumor de los pesados cerrojos, Dantés, que estaba acurrucado en un rincón del calabozo recreándose deleitosamente en el exiguo rayo de luz que penetraba por un tragaluz con gruesísimos barrotes, Dantés, repetimos, levantó la cabeza
45.
Dantés cayó de rodillas levantando las manos al cielo, y recomendándole en una oración aquel hombre que había bajado a su calabozo como el Salvador a sacar almas del infierno
46.
La puerta se volvió a cerrar, pero la esperanza que acompañaba al inspector se quedó encerrada en el calabozo de Dantés
47.
El abate mostró entonces a Dantés un plano que había trazado, conteniendo su calabozo, el de Dantés y la excavación que juntaba uno con otro
48.
Las voces se fueron perdiendo y los pasos alejándose, crujió la cerradura de la puerta y sus pesados cerrojos, y un silencio más medroso que el de la soledad, el de la muerte, invadió el calabozo y hasta el alma petrificada del joven
49.
Entonces levantó lentamente la baldosa con la cabeza, y echó una mirada investigadora por el calabozo
50.
Lo había olvidado en efecto, desde su entrada en el calabozo
51.
Se imaginó, sin duda, que los presos que mueren en el castillo de If se entierran en un cementerio como los comunes, y trasladó al difunto a su calabozo, ocupó su lugar en el saco en que se le había metido, esperando la hora del entierro
52.
—¡Qué! —dijo entre sí, mientras la lámpara y las bujías se consumían, y sus criados esperaban impacientes en la antecámara—, ¡qué!, ¡el edificio preparado con tanto trabajo, edificado con tanto cuidado, ha venido a tierra de un solo golpe, con una sola mirada, con una palabra! ¡Y qué! Era yo quien me creía algo, quien estaba tan confiado en mí mismo, quien viéndome tan poca cosa en la prisión de If, y quien habiendo sabido llegar a ser tan grande, ¡habré trabajado para ser mañana un poco de polvo! No siendo la muerte del cuerpo, esta destrucción del principio vital ¿no es el reposo al cual todos los desgraciados aspiran? Esa tranquilidad de la materia tras la que he suspirado tanto tiempo y a la que me encaminaba por medio del hambre, cuando Faria se presentó en mi calabozo
53.
Pero burlaron esta prohibición abriendo una galería de un calabozo a otro
54.
Se dice que estaba tan habituado a la oscuridad, que hubiera distinguido una espina en lo más oscuro del calabozo
55.
Al verlo, en vez de la angustia que el conde había experimentado en el calabozo, abrió su corazón a un sentimiento dulce y tierno, un sentimiento de gratitud, y las lágrimas saltaron de sus ojos
56.
El silencio que reinaba en el calabozo sólo era interrumpido por el andar acompasado de los vigilantes jenízaros
57.
El silencio que reinaba en el calabozo sólo era interrumpido por el andar acompasado de los vigilantes genízaros
58.
Estos servidores de la patria, actualmente internados en el Hospital Militar con prohibición de recibir visitas y mucho menos periodistas, fueron heridos a mansalva y luego encerrados en un calabozo, de modo que no pudieron dar la voz de alarma
59.
Si no pierde la cabeza en el patíbulo, al menos pasará el resto de su vida en un calabozo
60.
Pintó el living, que antes parecía un calabozo, de color rojo veneciano -casi me desmayo cuando vi la muestra, pero quedó muy fino-, compró muebles livianos y puso algunos cojines de seda tirados por aquí y por allá, como en las revistas de decoración
61.
Y luchó, y luchó, y luchó, con dieciocho años y con diecinueve, y con veinte, y con veintiuno, luchó para ganar, con los que querían ganar, con los que no salían corriendo, con los que no se rendían, con los que estaban gritando lo mismo que él, el mismo silencio, en aquel calabozo de la Puerta del Sol
62.
Por lo visto, es el niño mimado de su general, y no hace otra cosa que preguntar por ti —el miliciano que le había sacado del calabozo se quedó mirando a sus compañeros y les guiñó un ojo—
63.
—Me habéis dado una idea: en el mismo bando, si me lo permitís, se amenazará con el calabozo y cincuenta azotes a aquellos que, queriéndose hacer con el dinero, traten de defraudarnos
64.
Unos decían haberlo visto en varias ocasiones, otros declaraban conocer a quien decía haberlo visto; a todos, aquel montón de dinero les parecía un sueño inalcanzable, pero el freno del calabozo y de los cincuenta azotes sujetaban la fantasía más desbocada y los «me parece» sustituían a los «estoy seguro»
65.
—¿Que me encerrara en un calabozo sin contemplaciones?
66.
-Yo bien quisiera no encerraros en el calabozo, porque, en verdad, cuando le obsequian a uno de parte del Sr
67.
-Vámonos a la taberna los cuatro -dijo Tourlourou- y luego el señor se quedará en su calabozo
68.
Iba desocupándose el patio, se extinguían las voces poco a poco, y al fin, ¡San Antonio bendito!, el endiablado portero nos sacó de nuestro calabozo
69.
Vea usted cómo la señora Fermina Monsalud cayó en poder de la Inquisición hace años, y aún se pudre en un calabozo, a pesar de los esfuerzos que hacen los masones para salvarla
70.
Vinuesa estaba en un calabozo del piso bajo
71.
Era la puerta del calabozo en que estaba Gil de la Cuadra
72.
Pocos momentos después ambos estaban frente a la puerta del calabozo
73.
El calabozo de Vinuesa era bastante conocido de casi todos los que entraron
74.
Pues en Zaragoza me le han puesto en un calabozo
75.
Si hubieran optado por el lazo, el estrangulador le habría acompañado hasta el calabozo con suficientes ayudantes para sujetarle; una vez efectuada su tarea, habrían arrojado su cadáver por uno de los desagües a las cloacas, para a continuación regresar por medio de una escalera a la luz de Roma
76.
Fue capturado y preso acá en el Cuartel San Carlos, y en su segundo infarto muere sin atención médica, no sé si en este mismo calabozo o en el de al lado
77.
Fue llevado únicamente por los detectives de Homicidios en su traslado de la escena del crimen a la comisaría y luego al cuartel general y el calabozo
78.
–No, lo llevé hasta el calabozo del condado en el centro, donde lo pusieron en la planta psiquiátrica
79.
—Es evidente que en un calabozo bajo tierra
80.
A no dudar, la red de fortalezas y casas templarias de los contornos, esas que había mencionado Nadie durante su visita al calabozo, estaban destinadas a proteger el Arca de la Alianza
81.
sacaba del calabozo, ella le preguntó qué hora era
82.
«…, y conforme a instrucciones -la pluma rascaba el papel de gavilán en gavilán-, el susodicho Vich trabó amistad con el prisionero del calabozo número diecisiete, después de dos meses de estar encerrado allí con él haciendo la comedia de llorar a todas horas, gritar todos los días y quererse suicidar a cada rato
83.
Lo mantuvieron esposado durante todo el tiempo, excepto cuando le encerraron en un calabozo, en diferentes estaciones
84.
Subí por el sinuoso sendero en busca del calabozo que, suponía, debía de estar en una de las cámaras del muro de la derecha
85.
—No, la meteremos en el calabozo con los demás prisioneros —decidió la jefa, y volvió a golpearme con cuatro de sus patas
86.
Cuando la tierra se cambia en un calabozo húmedo,
87.
Ha caído en aquel calabozo;
88.
El poeta en el calabozo, mal vestido, mal calzado,
89.
Al pasar por el calabozo de la Puerta Capena entré un momento para visitar a los azotacalles de la tienda de comidas, los mismos que esa mañana vi cuando los detenían por espiar al senador
90.
Oye pasos en el corredor, algunos susurros, luego una orden ininteligible y, de nuevo, pasos de alguien que regresa al calabozo
91.
Tras la peña podía vigilar aquel reducto que cada vez afianzaba más la imagen de un absurdo calabozo en los confines del Vosgo
92.
Le dijeron que estaba enferma; él sospechó que le engañaban; tuvo miedo de que me hubiesen arrojado al calabozo
93.
–¿Está en el calabozo?
94.
El agua llegaba de muy encima del orificio del calabozo
95.
El resplandor de una antorcha que habían colocado tras el enrejado de la puerta del calabozo brillaba con intermitencias y alumbraba un poco la celda
96.
Y tampoco era probable ya, porque moriría ahogado en su calabozo de forma miserable sin haber cumplido su venganza
97.
En el calabozo su maestro mantenía su pasión por el vino
98.
–Nunca se desvaneció del todo, y ahora me encuentro en un calabozo oscuro donde reinan la melancolía y la violencia
99.
–Encerrado en un calabozo, dando alaridos a las tres de la mañana, como el gordo Martinazzo
100.
Desde el calabozo oí la conversación que sostuvo el jefe del retén, un carabinero jovencito y con cara de hijo de puta (un hijo de puta revolviéndose en el interior de un saco de harina), con sus jefes de Concepción