1.
El enano, situado un peldaño más abajo que su amo,vuelve hacia éste la enorme cabeza: lleva amplia valona lisa y cadena alcuello; un delantal le cubre la parte inferior del cuerpo
2.
Cogiendo por los bordes el delantal, que era de cretona azul, reciénplanchado y sin una mota, lo mostraba a la señorita
3.
Juanín tenía el delantal como sihubiera estado fregando los suelos con él
4.
Y continuó la conversación entre el ama y la sirvienta, mientras ésta,con delantal blanco y
5.
menesteresprofesionales era un delantal de piel, que llevaba arrollado bajo elchaleco, habiendo dejado
6.
No se había quitado el delantal; su
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secándose lasmanos con el delantal, dijo a Paz, que ya se dirigía
8.
un puchero, con lasmanos cruzadas sobre el delantal de
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flota y seagita: sus faldas, las cintas de su delantal, el pañuelo
10.
delantal de terciopelo, de igual color que el vestido, bordadoen
11.
de losbolsillos del delantal de Electra asoma una carta
12.
La vació sobre el delantal de laasombrada
13.
del aguardiente debajo del delantal
14.
suspiraban otras, yse secaban los ojos muy á menudo con la orilla del delantal, ó con eldorso de la mano,
15.
enque ablanda la suela, son todo su menaje; cajón de las leznas a un lado,su delantal
16.
En inglés, Pinafore significa delantal o Mandil
17.
risueña é irritada limpiándose con el delantal las lágrimasque corrían de sus ojos
18.
ve a la Caperucita el gorro colorado, y el delantal de lana
19.
delantal colorado trabajan el papel holandés
20.
delantal de rizos de losdías de fiesta, y la cofia de servir la mesa
21.
prendió en el pecho del delantal: y a la lavandera le hizouna
22.
El cesto y el delantal
23.
vestirse deblanco—es el haberme recibido en su delantal el día
24.
delantal y albo gorro,los mozos contemplativos parecían
25.
cogiendo con la diestra una puntade su delantal, murmuró
26.
chillaban las mujeresllevándose el delantal á un solo ojo,
27.
aros en lasorejas y un delantal de rayas multicolores, bailó bajo
28.
Teníapuesto un enorme delantal blanco cómo el
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delantal a ellos; y tal fuesu desconsuelo, que parecía echar el
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la cabeza y el delantal, diciendo:
31.
delantal, cuya punta tenía entre los dedos
32.
La muchacha guardó el duro en el delantal, y ella misma sacó doscaballos de la cuadra y fué con ellos
33.
Llamamos a la puerta, en la que pronto apareció una mujer de la edad de la señora Burge-Jones, de expresión cauta pero no hostil, con los cabellos castaños recogidos en un moño y un delantal enorme
34.
El posadero, ya tranquilizado, hizo desaparecer el saquito en un santiamén, guardándoselo en la cintura bajo el amplio delantal
35.
Hawberk me miró y alisó lentamente su delantal de cuero
36.
–Eso depende de quien lleve puesto el delantal -contestó Laurie, dando una retorcida audacísima a la borla
37.
Iba cargada con un montón de trapos de cocina y se había puesto ya su delantal
38.
Poniéndose un delantal grande, comenzó a trabajar, y había recogido los platos para fregarlos cuando descubrió que el fuego se había apagado
39.
En ese momento apareció la madre, con delantal y gorra, y echándose rápidamente un mantón sobre los hombros
40.
Peggotty se reía cada vez más fuerte, apretándose el delantal contra la cara cuando mi madre trataba de quitárselo, y parecía que había metido la cabeza en un saco
41.
La última vez que yo fui a «Doctors Commons» , un hombre muy educado, revestido de un delantal blanco, me saltó encima bruscamente, murmurando a mi oído las palabras sacramentales: «¿Una autorización de matrimonio?», y con gran trabajo le impedí que me llevara en brazos al estudio de un procurador
42.
- A lo mejor se nos mete en la cocina, se pone su delantal de arpillera, y allí la tiene usted entre cacerolas, tiznada, hecha una visión
43.
Empezó a hacerse pliegues en el delantal
44.
Susana salió al vestíbulo y la señorita Gilchrist hizo aparición en la puerta de la cocina, secándose las manos en el delantal
45.
La señora Church se limpió las manos en su delantal
46.
Y secándose las manos en el delantal, les condujo hasta una salita llena de pájaros disecados, perros de porcelana, un sofá y varios muebles inútiles
47.
Ella permaneció ante él unos momentos secándose las manos en el delantal mientras lentamente iba tomando una determinación
48.
Los nórdicos siguieron al viejo marino hasta la mesa donde la Niña Eloísa aguardaba y don Rupert se aproximó también, quitándose por el camino el delantal, con la intuición de un acontecimiento solemne
49.
Eragon se quitó la túnica y la camisa para no estropearlas con el trabajo que se avecinaba y Rhunón le dio un ajustado chaleco y un delantal hecho con una tela inmune al fuego
50.
Rosa intentó detenerlos, pero recibió un culatazo en el pecho que la dejó sin voz y sin aire hasta que partieron, entonces acogió a la perra en su delantal y la acunó para que muriera acompañada
51.
Parir en una bañera de agua tibia, a media luz con un par de comadronas beatíficas, le pareció menos temible que hacerlo sobre una mesa de hospital en manos de un hombre con delantal y la cara embozada para que nadie lo reconociera; sin embargo, no estaba de acuerdo en convertir aquello en una reunión social a pesar de la promesa de las comadronas naturalistas de que no debería ocuparse de nada; el costo del alumbramiento incluía las bebidas, la marihuana, la música y las fotos
52.
–Siéntate con las piernas juntas y abróchate todos los botones del delantal, me ordenó Zulema
53.
Está desnudo, salvo por un breve delantal que le cubre el sexo, pero lleva las cintas de su rango atadas en torno a los brazos y la frente
54.
Incluso entonces, con las manos hundidas en la masa o el delantal ensangrentado por la gallina del almuerzo, le parecía un espejismo en la reverberación del día
55.
La recibió un practicante de delantal blanco, que la condujo por los largos pasillos del antiguo edificio hasta una sala grande y fría, cuyos muros estaban pintados de gris
56.
El hombre del delantal blanco abrió la puerta de una gigantesca nevera y extrajo una bandeja sobre la cual yacía un cuerpo hinchado, viejo y de color azulado
57.
A esa hora encendía el horno del taller, vestida con un delantal de hule y zuecos de madera, preparaba las mesas de trabajo y batía la arcilla para sus clases, con los brazos hundidos hasta los codos en el barro áspero y frío
58.
En la casa, Blanca andaba con delantal y alpargatas, confundiéndose con la escasa servidumbre que quedaba, y para salir usaba su mismo traje negro planchado y vuelto a planchar, con su blusa de seda blanca
59.
El criado estaba en mangas de camisa con un delantal de paño verde limpiando todas las piezas de plata ayudado por una camarera
60.
El hombre, que en aquel momento estaba cerrando las hojas de roble de la puerta y encajando en el suelo el vástago de hierro que las aseguraba, se volvió lentamente y respondió desabrido señalando el delantal de cuero que denunciaba su oficio
61.
Y, tras estas serviles palabras, el hombrecillo del delantal de cuero se retiró cerrando la puerta tras de sí
62.
Diciendo esto, ordenó al tal Joan que limpiara una de las mesas, cosa que el otro se dispuso a hacer con el sucio trapo que colgaba de su delantal
63.
Las preguntas se agolparon en sus labios en tanto se secaba las manos en el delantal y avanzaba hacia la casa
64.
Una semana después de su llegada le entregaron una bata de sarga, un delantal blanco y una cofia y le indicaron que debería ayudar a uno de los mozos del comedor a servir a los clientes
65.
El noble detuvo su trabajo y deshaciéndose del delantal y tras dejarlo en una percha, interrogó a Mainar:
66.
Tiró el delantal sobre el mostrador, dejó el proceso de acabado de las roscas en manos del hijo menor de Belnick
67.
En ese momento se abrió la puerta y entró en la tienda un individuo desaliñado y con delantal de cuero
68.
Se quitó la peluca, las cejas y el delantal al entrar en la habitación de jugar por temor a que pudiera entrar la señora Hilton y le viese
69.
De pronto la señora Luna se echó el delantal por encima de la cabeza y sollozó ruidosamente
70.
Las puertas de la barraca chirriaron, apareció un soldado con un delantal sanguinolento
71.
Atraje a la muchacha hacia mí, sentí el débil perfume de lavanda y rosas y pude apreciar que, bajo su delantal marrón, sus rollizos pechos subían y bajaban por la agitación
72.
Estrujando el texto con repulsa, lo sepultó de vuelta en el delantal, y concluyó:
73.
Me entretuve en suponer a la muchacha rubia hermana de mis vecinos de la Calçada do Tojal, la mudé a casa del empleado de la Vacuum y del oficial preso, y cuando mi sobrino volvió a enderezar cuadros y a cambiar los cacharros de sitio dejé de reparar en él porque la encargada de la pensión cayó presa de un ataque, el cuervo graznaba tirando de su delantal con las patas, la lluvia le empapaba la falda y el pelo, mi sobrino me informó sonriendo La tía ha de durar eternamente, y yo asentí para no perturbarlo, le encajé un sombrero tirolés en la coronilla, lo puse en la Quinta do Jacinto, en Alcántara, casado con la hija de la modista de mis padres, una diabética nacida en Mozambique o en Guinea o en Ciudad del Cabo, pudriéndose por dentro, como yo, de un mal sin remedio que la devoraba, y entonces volví a oír el mar de octubre y los albatros que piaban en la bodega de las calderas, me dormí frente al televisor apagado y desperté paseando por mi habitación como por los castaños de Mortágua, donde el padre de mi cuñada, con chaqueta de lino, resolvía los crucigramas del periódico en el mirador hacia la sierra, rodeado de avispas, de grillos y del silencio de sol de los olivos
74.
»Para mi sorpresa fue una mujer la que respondió a la llamada; una mujer de edad, grande, de cara tosca, que llevaba un delantal
75.
«Aunque te has puesto el delantal de Casiana -dije yo-, bien te reconozco, Efémera»
76.
Se quitó el gorro y el delantal exteriores, que depositó en el recipiente indicado
77.
Retiró el hígado de la balanza y se limpió la mano en el delantal
78.
Se puso el delantal y los protectores de zapatos e intentó abrir la puerta interior
79.
Decidieron no colocarse el delantal blanco ni los protectores de zapatos
80.
Se quedó en silencio, aislada en una distracción impenetrable, con los ojos perdidos, incapaces de concentrarse en nada que estuviera más allá de su delantal viejo, del que empezó a tirar
81.
–¿Qué tal lo ha hecho? – pregunté, mientras me secaba las manos en el delantal
82.
Manuela se puso un delantal
83.
Doris frunció el entrecejo y se quitó el delantal
84.
El minutero tocó las doce y un estudiante entró, desplegando su delantal negro de goma mientras entraba y deslizándose el nudo de un extremo por encima de la cabeza
85.
En aquel fin de semana se escuchó la primera mención del misterioso personaje del delantal de cuero, un monstruo conjurado por la voluntad colectiva que iba a llevar la investigación del asunto del Destripador hasta un punto en que el inspector jefe Abberline explotó con justificado encono:
86.
La captura de Delantal de Cuero
87.
Han capturado a DELANTAL DE CUERO, para acusarle; le tratarán como a un asesino, pues quieren colgarle
88.
Es cierto que Pizer era conocido por todo el vecindario, mucho antes de los crímenes de Jack el Destripador, como Delantal de Cuero, y que su figura resultaba algo graciosa
89.
Los chiquillos le seguían por la calle, imitando sus movimientos y zahiriéndole con pullas, llamandole Delantal de Cuero
90.
– ¿Se le conoce por el apodo de Delantal de Cuero?
91.
Sin embargo, aún faltaba por aclarar un detalle, y la señora Richardson volvió a ser llamada al estrado para declarar con respecto al delantal de cuero que había sido encontrado en el patio
92.
La mujer identificó el delantal como perteneciente a su hijo John, quien lo utilizaba en su trabajo
93.
– ¿Podría explicarnos por qué se hallaba el delantal en el lavadero del patio cuando lo halló la Policía?
94.
El jueves pasado hallé el delantal en el sótano, donde se estaba pudriendo
95.
El delantal estaba sobre la piedra
96.
John Brennan, un irlandés con su chaqueta a la espalda, va-ció la taberna «White Hart» de Gunberwell, discutiendo pri-mero el asesinato de la Chapman en tono altó, luego proclamando que Delantal de Cuero era amigo suyo y, finalmente, anunciando que llevaba en el bolsillo el cuchillo criminal
97.
Pero en este caso resulta altamente irresponsable, ya que John Pizer, un judío polaco, había sido arrestado como culpable de ser el Destripador cuando se produjo la historia de Delantal de Cuero
98.
Las dos cosas se le sentían en el corazón… Le retorcieron el pescuezo… Como si volara muerto sacudía las alas… «¡Hasta se ensució, el desgraciado!», gritó la cocinera y sacudiéndose las plumas que le moteaban el delantal fue a lavarse las manos en la pila llena de agua llovida
99.
De todo aquello -de las candilejas y de las diablas, de los trajes de pacotilla, de las lentejuelas,del hálito del escenario, del misterio de la representación; del castañeo de las postizas, el airoso ir y volver de las bailarinas, el lento levantarse de sus rodillas, el fugaz alanceo de los aires por la fina punta del pie por todo lo alto; del revoleo de las faralás; de la gaitería de las pasamanerías; del polvo del taconeo, el jacarandeo de un pasodoble, el oscuro rasguear de una voz ajada; del tañido de un fandango, el aire de una seguidilla, el compás de un bolero, la copla de moda por calles y deslunados, las tonadilleras derrotadas, los cuplés amargos en su picaresca intención desbastada por la indiferencia de los espectadores o la impotencia de la voz, las canciones apaches de faldillas negras, las doncellas con cofia y delantal de encaje; de los volantes de lunares, los flecos, los mantones, los pañuelos de Manila- no se sabe por qué surgía de las tablas, por aire de magia, un hálito que daba valor a lo cascado, a lo sucio, remozo a lo triste, plenitud a lo harapiento, dureza a lo sobado, volviendo deseable lo ruín