1.
artificiales ante esegrito estupendo con que lanza mi nombre a los aires libres del
2.
estupendo que, según asegura Gener, haflorecido en la segunda mitad del siglo
3.
Y se dió el caso estupendo de que en
4.
calor en aquel sitio era estupendo
5.
del bullonado tan estupendo que llevaba
6.
tan estupendo, asistiendo con el Crucifijo en las manos, y
7.
En esto otro milagro, otro estupendo
8.
Con su hermana mayor, la Loli, pasaban horas hablando de un tal Luciano Cruz, que era estupendo y genial, y que iba a cambiar el país, el orden anquilosado de las cosas, las injusticias sociales, la explotación del hombre por el hombre…
9.
–Bien – replicó Zaphod -, estupendo…, gracias…
10.
Con ese fin construyeron un ordenador estupendo que era tan sumamente inteligente, que incluso antes de que se conectaran sus bancos de datos empezó por Pienso, luego existo, y llegó hasta inferir la existencia del pudin de arroz y del impuesto sobre la renta antes de que alguien lograra desconectarlo
11.
Le gustan los acontecimientos sociales, ¿sabe? Se pondrá un vestido estupendo y estará con él tan contenta como una niña
12.
—Por supuesto, Staffy querido, será estupendo tenerte en casa
13.
– ¡Ay, qué bien, qué estupendo! – canturreó parándose a diez pasos de su víctima-
14.
estupendo y magnífico era el cuerpo de una mujer hermosa
15.
Justo en aquel momento apareció en el jardín el gato en cuestión, curioso por averiguar qué hacíamos allí fuera teniendo en la casa un sofá estupendo y unas cuantas camas
16.
Estupendo, lo había dicho casi con total normalidad
17.
Pero el chaval era estupendo:
18.
En primer lugar, Leo Argyle es un hombre inteligente y se da cuenta de que casarse con Gwenda proporcionará a la policía lo que anda buscando: un motivo estupendo para asesinar a su mujer
19.
Era un patinador estupendo
20.
—¡John es un chico estupendo!
21.
—Ha sido un día estupendo, ¿verdad? —dijo él con ganas de hablar—
22.
—¡Eduardo es estupendo! —decía el doctor Rathbone—
23.
Se había puesto sobre el vestido negro un estupendo mantón de Manila de color de laca encarnada que le sentaba muy bien
24.
-Era realmente un animal estupendo -dijo Toby complacido-
25.
Sin dejarse engañar por la piel clara y el estupendo cabello crespo de Marcia Lieberman, la reconocieron como una de ellos pero no se atrevieron a materializarse en su presencia porquee llevaban siglos en la clandestinidad
26.
Fue un sueño estupendo, muy vívido, y desperté vengada
27.
Tránsito sirvió un coñac para cada uno y me contó que la cooperativa de putas y maricones había sido un negocio estupendo durante diez largos años, pero que los tiempos habían cambiado y tuvieron que darle otro giro, porque por culpa de la libertad de las costumbres, el amor libre, la píldora y otras innovaciones, ya nadie necesitaba prostitutas, excepto los marineros y los viejos
28.
Yo escuchaba desde muy lejos el burbujeante murmullo de una conversación jalonada de adjetivos, maravilloso, fantástico, fabuloso, increíble, estupendo, genial, me ocupaba de cortar los filetes de los niños y miraba a Fernando de reojo, de vez en cuando, para verle cabecear, levantar las cejas, poner los ojos en blanco y sonreírme, pero ninguna de estas ocupaciones me distraía de mi tarea fundamental
29.
Es estupendo —dijo al policía militar entre mordisco y mordisco
30.
No tenía además, habiendo quedado huérfana de madre muy joven, una cultura casera adecuada: sir Kenneth fue un estupendo padre que siempre llevó a Matilda consigo: a medias confidente, a medias cómplice, a medias hija adorada
31.
» Era estupendo llegar con tiempo justo
32.
Antonio les enseñó un poco de boxeo —fue estupendo boxear los dos en un ring hecho en el garaje con cuerdas y con mantas—
33.
El sargento Fernández es un tipo estupendo; el mejor que he tenido
34.
El cuerpo es un invento estupendo
35.
Y Valente, que era un policía estupendo, lo dejó cocer en su propio caldo
36.
Es un estimulante estupendo
37.
—Gracias, has hecho un trabajo estupendo
38.
- Los Cinco lo pasan estupendo
39.
Es estupendo poder estar aquí en un día como éste, entre todos los granjeros y sus animales
40.
¡Seis coches de la policía! ¡Carambita, qué estupendo! Dio un codazo a Larry en los riñones y los dos se sonrieron mutuamente
41.
–¿Y si le traigo una inyección de ese cianuro tan estupendo que suministra el gobierno?
42.
–Es estupendo lo de las pruebas, ¿eh?
43.
Cuando de nuevo se me puso delante al anochecer y me trajo las armas, ordenele que me esperase en la calle del Cáliz, con lo cual dimos la inglesa y yo por terminados los preparativos de aquel estupendo y nunca visto suceso, que verá el lector en los capítulos siguientes
44.
Al mismo tiempo todo Madrid esperaba algo estupendo
45.
Tú hiciste un estupendo trabajo
46.
El egoísmo estupendo del amor ahogaba entonces en Monsalud la potencia crítica que en él hemos reconocido
47.
¡ Estupendo! Al menos estaba en el censo senatorial
48.
Su gesto seductor prometía que le esperaba un rato estupendo
49.
—¡Ah, estupendo! —dijo Pompeyo, cordial—
50.
¿Verdad que es estupendo?
51.
Y sobre todo a reconstruir la historia del doctor Aiman Al Zawahiri, número dos de Al Qaida, y un ejemplo estupendo de cómo la política represiva, las torturas y las violaciones no son el mejor camino para luchar contra el terrorismo, sino para radicalizarlo
52.
Aún oigo las olas de Peniche en Tavira, Margarida, las olas de ese invierno, aún oigo la sirena de la fábrica de conservas que llama a los obreros y la espuma bajo las losas, y me acuerdo de la forma en que los presos me quitaban las energías mezclándome barbitúricos en la sopa, y me llamaban, cuando yo estaba solo, imitando la voz del director de Santo Tirso, la voz de Alice, la voz de mi padre, que me obligaban a regresar al pasado a fin de interrumpirme el presente, y no sólo los presos sino el que mandaba, y los guardianes, y el abogado que desparramaba hojas sobre la mesa de la sala de consultas, Hoy lo encuentro de mejor aspecto, señor mayor, tal vez podamos trabajar en el sumario, y no sólo el abogado sino mi familia, y tú, Margarida, que te escuchaba conversar con ellos, y yo, que me negaba a dormir por miedo a que me vaciasen un cargador en el corazón, yo que asentía Realmente tengo un aspecto estupendo, doctor, ustedes no han conseguido abatirme, y él Antes de comenzar con las tonterías, señor mayor, quería preguntarle si aceptaría entrevistarse con el coronel Gomes y su abogado, y yo ¿El coronel Gomes?, y él Entró ayer en la cárcel, el señor teniente ha permitido que nos entrevistemos para hablar, y yo, juntando los fragmentos del puzzle, ¿El coronel Gomes es quien dirige la trama, doctor?, y el barco salvavidas callado, y la sirena callada, y hasta las olas calladas contra los muros del fuerte, y el coronel Gomes que extendía la palma hacia mí, con pantalones de sarga, tiritando bajo un abrigo viejo, Buenos días, Valadas, ¿ya no se saluda a los amigos?, y yo A los amigos sí, mi coronel, el problema es que usted no es un amigo, y su abogado Por el amor de Dios, señor mayor, el señor coronel Gomes tiene gran estima por usted, y el coronel Gomes Fui yo quien le avisó de que la Policía lo buscaba, y yo La mandó a mi casa, diga mejor que la llamó por teléfono y la mandó a mi casa, y el coronel Gomes No estoy aquí para escuchar insinuaciones groseras, no estoy aquí para escuchar insultos, y mi abogado Le pido disculpas, señor coronel, el señor mayor no ha querido ofenderlo, casi un año de cárcel deja los nervios destrozados, y el coronel Gomes, más sereno, Que se retracte y olvidaré este episodio, y su abogado a mí Lo que nos interesa es establecer una estrategia común, decidir lo que puede decirse y lo que no, que el Delegado del Ministerio Público es duro de roer, y yo, En el juicio no diré ni pío, y no dije nada, condenaron al coronel Gomes a once años y lo expulsaron del Ejército, el comodoro Capelo, promovido a almirante, dio testimonio, me pareció ver a Alice entre el público, en una de las filas traseras, entre su madre y su marido, pero cuando miré con atención eran otros los espectadores y no ellos o los lugares estaban vacíos, el juez postergó mi sentencia por consejo de los médicos, regresamos a Peniche en una furgoneta blindada, y el coronel Gomes, a mí, Once años, Valadas, yo no duro once años, cuando salimos del Tribunal reparé en su mujer, una señora que lloraba, y yo Espero que no dure, mi coronel, que ya tengo adversarios de sobra, y al llegar a Peniche tronaba, el cielo se hendía con heridas de relámpagos que recortaban la villa, que recortaban el mar, tomando las sombras fosforescentes antes de esconderse en sus pliegues de tinieblas, un barco, casi en la línea del horizonte, flotaba sobre nubes que supuraban lágrimas rojas, las casas se desmoronaban, los almacenes de los pescadores y las traineras ancladas se deslizaban hacia la plaza, el farallón, amputado, mostraba sus visceras de pizarra, liberaba enjambres de aves aterradas, y a la mañana siguiente el coronel Gomes se ahorcó en la celda, y cuando lo vi, antes de que lo cubriesen con el abrigo y un saco de arpillera, no me pareció verlo morado ni con la lengua fuera, sino con las pupilas apagadas en una expresión amable, de modo que pensé Se ha dormido, no se ha ahorcado ni nada, se ha dormido, a pesar del verdugón en el cuello y de los hombros crispados, pensé Se ha dormido, ha fingido que se ahorcaba para intentar engañarme, y entonces me acerqué a él, le puse el pulgar en la frente y estaba fría y con manchas color de vino en la raíz del pelo, y las botas en el extremo de las piernas, Margarida, se me figuraron vacías como los zapatos de los mendigos
53.
y yo le apreté la manga con fuerza creyendo que tal vez podríamos partir todavía y no podíamos, con qué dificultad se curvan las espaldas, con qué dificultad los brazos, con qué dificultad las piernas se mueven, en el sitio de la Estrada Militar no hay soldados marchando con un oficial y un tambor al frente, sino chabolas de negros y gitanos, de gitanos y de negros, sin una luz salvo la de los dientes y la de la baba de los perros tan enclenques como ellos, barracas con trozos de cartón, con tablas, con duelas de barricas, con maderas de andamios, mujeres descalzas calentando cazos en las piedras, niños con rostros como charcos, cieguitos, aun en septiembre un lodazal de lluvia, pobres de vosotras que habréis de entrar a la iglesia (y yo encerrada en el ataúd) y al empujar la antepuerta las llamas de los cirios se inclinarán trémulas hacia vuestro luto que dura lo que una misa y un entierro y habréis de mediros, indecisas, ¿A cuál de nosotras le tocará, Manuela?, ¿A cuál de nosotras le tocará, Luisa?, el cementerio lleno de maridos que no esperaron, que no esperan, ¿Oyes la tormenta?, no es que yo tenga miedo, tú sabes que no tengo miedo, de qué sirve tener miedo, pero habla conmigo, pero quédate ahí un rato, pero no cuelgues todavía, en Ericeira encendía la salamandra al atardecer, el viento en los pinos me aterraba, por la ventana de la sala la colina bajaba hacia las dunas y la arena brillaba, las olas me rompían los huesos en la muralla, mis sobrinos seguían en bicicleta hacia el agua que la bandera roja prohibía, había un café desierto, con grandes letras pálidas, en la cima del farallón, nadie frecuentaba aún la playa de Sao Lourenço, sólo habitada por raras gaviotas, ningún veraneante, ninguna sombrilla, ningún bañista, adolescentes lejos de sus padres saltando por las rocas, y ellas proyectando partidas de canasta, proyectando excursiones a Sicilia, a Yugoslavia, a Leningrado, a Egipto, ¿No te parece, Maria Antonia?, y yo que sí con la cabeza, imaginando un autobús de visitas que tejen por Europa, Sicilia claro, Yugoslavia claro, Leningrado claro, tiene un museo estupendo, Egipto, las pirámides, la Esfinge, y por qué no una excursión a Benfica, y por qué no una excursión a lo que fuimos, bodas, procesiones, bailes de carnaval, partidos de hockey, el lobo de Alsacia de mi padre, encerrado y soltando aullidos, en una jaula, y después de salir las visitas, con sus Sicilias y sus museos, mi sobrino, de espaldas a mí, observando el mercado nuevo, Si la tía no quiere ponerse en tratamiento de quimioterapia no se pondrá, no se preocupe, y yo a él ¿Cuánto tiempo, hijo mío?, y él, cambiando los cacharros de posición, No lo sé, y entonces lo vi sentado en la Quinta do Jacinto, bajo un nogal seco, él, que vivió en Londres, que trabajó en Londres, que tenía ocho canales de televisión y una criada española, ni de la existencia de la Quinta do Jacinto sabía, viviendas con dalias mustias en el otero de Alcántara, el borracho que irrumpía en la sala de costura asegurando Yo vuelo, la modista que lo amenazaba con la plancha y después, ya más calmada, La niña disculpe pero es por culpa de estas cosas y otras más que tengo el corazón hecho una pena, y mi sobrino, con la cartera en las rodillas, en espera de la noche para entrar en casa como yo espero el día para entrar en la muerte porque, no sabiendo gran cosa, sé que moriré de día, durante las primeras horas del día, con un vecino médico, llamado con tal urgencia que ni tiempo tuvo de peinarse, que me auscultó el corazón parado pensando que lo oía cuando lo que realmente oía era el cangilón del ascensor, y conmigo morirán los personajes de este libro al que llamarán novela, que en mi cabeza, poblada de un pavor del que no hablo, tengo escrito y que, según el orden natural de las cosas, alguien, un año cualquiera, repetirá por mí del mismo modo que Benfica se ha de repetir en estas calles y fincas sin destino, y yo, sin arrugas ni canas, cogeré la manguera y regaré, por la tarde, mi jardín, y la palmera de Correios crecerá de nuevo antes que la casa de mis padres y que el molino de zinc pidiendo viento, y mi hermana, viuda también y sin el pecho izquierdo, amputada del pecho por un cáncer, un cáncer como el mío, un cáncer, un cáncer, No es que yo tenga miedo a las tormentas, hay pararrayos por todas partes y además de qué sirve tener miedo, pero no cuelgues todavía,
54.
El efecto que el pez produjo en Mac el Bronco fue estupendo
55.
¡ Eres un estupendo pescador, muchacho!
56.
-Y es estupendo estar de vuelta, -se examinó las manitas, girándolas y luego estirándolas, luego se miró las piernas y movió los dedos de los pies-, parece un buen cuerpo, por lo menos de momento -añadió con una risita
57.
Pero salieron varios bichos del mar, haciendo con ellos un estupendo grupo escultórico
58.
–Sería estupendo -dijo Kim, sólo por educación
59.
–Me parece estupendo -dijo Stanton-
60.
–Oh, estupendo -ironizó Joanna, desesperada-
61.
Tienes un estupendo sentido del humor
62.
–Sí, hace un día estupendo
63.
–Sería estupendo para ir a por la leña cuando se encabrona el invierno
64.
Es un lugar estupendo y quedará de maravilla en tu currículo
65.
¡Es estupendo! Sí, le haré un talón nominativo, un talón por cinco millones y otro por el valor de la casa
66.
Con distinto motivo, las normas de etiqueta inglesas (ese estupendo sustituto de los manjares) aconsejan mantener la mano izquierda en el regazo, fuera de la mesa, siempre que no se está utilizando
67.
A los notarios y a los canónigos se les hacía la boca agua cuando espolvoreaban de azúcar un estupendo capón asado en su jugo antes de hincarle el diente
68.
Ahora prestigiosos institutos médicos confirman científicamente las culinarias y terapéuticas virtudes del aceite de oliva, su carácter antiséptico, su valor como regulador de la tensión arterial y del funcionamiento del intestino, sus usos balsámicos y hasta (los griegos lo usaban para eso) su estupendo factor lubricante en los campos de Venus
69.
–Esto será un señuelo estupendo -prosiguió Nichols-
70.
–Es un muchacho estupendo -dijo el abuelo George-
71.
—Es un sombrero estupendo
72.
Sus amigas siempre estaban diciendo lo estupendo que era Ben, las muchas cosas que hacía más que sus maridos y la suerte que tenía Sarah de haberlo encontrado
73.
Vuestro gobierno comienza a parecerse al nuestro, lo cual es estupendo dije, ¡pero el nuestro comienza a parecerse al vuestro, lo cual es espantoso!
74.
–Tienes un aspecto estupendo -dijo ella, inclinando la cabeza hacia mi atuendo, antes de indicarme que me apartase para dejar el camino libre para que mi padre pudiera entrar en casa
75.
–Es estupendo -le dijo con tono elogioso-
76.
Eres estupendo en eso de las cabriolas
77.
Decidió que sería estupendo celebrar un consejo de reinas mientras los reyes permanecían reunidos
78.
Odiaban a Schiesstaube y muchos de ellos consideran que Monk es un tipo estupendo, aunque a veces se comporte de manera molesta
79.
les regalan la cesta de la compra, y luego ¿sabes dónde la meten? Pues en un Mercedes estupendo que tienen aparcado fuera
80.
Esto es jodidamente estupendo —comentó Carl en voz baja mientras entraba en el aparcamiento y detenía la furgoneta
81.
Es mérito de los contemporáneos de Newton haber reconocido, al menos vagamente, la magnitud de su obra, aunque pocos podrían seguir el razonamiento en cuya virtud fue logrado el estupendo milagro de la unificación, que transformó al autor de los Principia en un semidiós
82.
Tiene un cuerpo estupendo, y ella lo sabe
83.
En otra ocasión escribió hablando de los ataques de los americanos batallón a batallón: «Para nuestras tropas, este tipo de defensa contra ofensivas continuas constituía un entrenamiento estupendo y suponía una perfecta aclimatación al modo de lucha del enemigo»
84.
Me di cuenta de las razones por las que el estupendo Publio dejaba allí a su Sosia
85.
–Sería estupendo si todas las personas que trabajan en el salón pudieran tener un porcentaje de los beneficios -dijo Patrick
86.
–Eso de que te han encargado vender la colección de un difunto estuvo estupendo
87.
—Muy bueno —repitió—, y el salmón parece estupendo
88.
Pues bien, Werner puede ser un amigo estupendo, pero viva con él durante un año y le conocerá
89.
En algún momento de su vida, Phil había sido un tipo estupendo
90.
Tiene un aspecto estupendo
91.
–El jabalí es estupendo, pero ¿te has fijado en los sirvientes? Es Una idea divertida
92.
—Es estupendo, amarillo —dijo Wilson, mientras se afanaba con la manivela del surtidor
93.
El propio Liszt era un tipo estupendo, muy generoso, nada egoísta, aunque extremadamente vanidoso; ayudaba a todo el mundo, no conocía nada más elevado que el arte, amaba el coñac y a las mujeres, no soportaba las lágrimas, era un caballero, no denegaba favores a nadie, no le importaba el dinero, era partidario de la libertad de culto y amaba al mundo
94.
Estupendo dijo K, ¿qué motivo podría tener entonces para cumplir con la citación de hoy?
95.
Detrás de ellos, Lars vio un estupendo y costoso equipo de emergencias: grandes máquinas resollantes con manguerillas, indicadores y motores, todos en furiosa operación
96.
Tiene un aspecto estupendo, doctor
97.
Sin prisas, porque es un lugar estupendo en el que estar
98.
Porque tener el dinero, la mujer y el crío habría sido estupendo, habría sido un sueño, tío, pero los perdedores no convierten sus sueños en realidad
99.
Era estupendo que aquellos arbustos de tallos gruesos y troncos espinosos florecieran tan bien y en tanta cantidad