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jorobado Beispielsätze
jorobado
1. Disfrutaron de presionar contra el dedo sobre sus hombros, no disímiles, en esas ocasiones, a partir de un jorobado
2. pintarle su pasión con multitud de gorjeos,que acompañaba el flauta, jorobado
3. Había cinco, pero ¿a quién le interesaba por ejemplo aquel enano jorobado de nombre La Révelliére-Lépeaux?, ¿o el simiesco y gordo Reubell? ¿Y qué decir de Carnot, tan vulgar y avaro que cuando quería presumir de rumboso como gran cosa invitaba a sus amigos a tomar sopa?, ¿o del insignificante Letourneur? En medio de este cuarteto decadente y muy poco atractivo, Barras destacaba más que nunca
4. No era desde luego un atleta, pero tampoco tenía un físico mediocre, ni era jorobado, ni calvo, ni panzudo, y nunca iba por ahí con la túnica zarrapastrosa
5. Entonces los chambelanes detuvieron la multitud, y sólo dejaron entrar detrás del jorobado a los músicos, las danzarinas y las cantoras
6. Y Hassan y el jorobado pasaron por entre las dos hileras y fueron a sentarse en una tarima alta, teniendo que atravesar las dos filas de mujeres, que se prolongaban desde la sala de festejos hasta la cámara nupcial, de donde había de salir la novia para la boda
7. Y esto es todo lo que le acaeció al jorobado
8. "Es la historia del Sastre, el Jorobado, el Judío, el Nazareno y el Barbero de Bagdad"
9. Entonces el jorobado, tras de muchos esfuerzos, acabó por tragarse el pedazo entero
10. Cuando el walí se presentó entre las manos del rey, se inclinó y besó la tierra, y refirió toda la historia del jorobado, con todos sus pormenores, desde el principio hasta el fin
11. Es un dolor; nos han jorobado; pero qué remedio
12. De modo que empezaron a aparecer los carteles de protesta en los ventanales de las suntuosas mansiones y se vieron, tímidas al principio, atrevidas una vez asimilado el susto, las primeras manifestaciones de rechazo sobre la avenida principal de Miserere, el status quo comenzó a resquebrajarse sin que los ángeles se atrevieran, ignoro la razón, a poner fin a las protestas multitudinarias con gases que nosotros calificaríamos como urinarios o urinógenos, acaso porque como propuso Jorobado Chagas, de alguna manera se sentían solidarios con los manifestantes, solidaridad debida a sucesos similares acaecidos entre ellos como recordaban sus crónicas durante antiguas generaciones espirituales que vieron profundas reformas sociales y que, al decir de Chagas, el de la facha pordiosera y la lengua estropajosa, estaban tan acendradas en sus mitos, que las malas lenguas atribuían a dichas reivindicaciones salariales la mismísima rebelión de Satán, perdida en el comienzo de los tiempos y de la cual ya nadie se acordaba cómo había sido por haberse ubicado en el nacimiento mismo de la eternidad pero la cual decían había sido cosa de sindicatos y de descontentos irrazonables que habían llevado la subversión y el mal a los terrenos hasta entonces impolutos del cielo
13. El jorobado insistió:
14. No, había que mantener la cosa en secreto, como la habían mantenido Jorobado Chagas y sus amigos mendicantes, había que callar y sólo compartir con un pequeño círculo de iniciados, con gentes con la suficiente indignación con su vida actual y con imaginación para poder ayudar a otros
15. Sephrenia cruzó el suelo sucio de paja y se encaró al maleducado jorobado
16. Él también parecía estar perdiendo su pelaje de invierno, la barba le crecía en mechones oscuros y disparejos, y tenía un hombro curiosamente caído, de manera que casi podía decirse que era jorobado
17. Un jorobado se había detenido en el camino; iba con un carrito tirado por un perro
18. –¿Llevas esos dragones a Molienda, al amanecer? – El jorobado sonrió, buscó debajo del cuero que tapaba el carrito, y sacó un melón
19. El jorobado terminó la declaración echándose la capa roja al hombro deforme
20. El jorobado torció la cara del modo más extraño
21. El jorobado oscilaba del humor a la exasperación con demasiada rapidez para que yo pudiese seguirlo
22. «Bien, dijo el jorobado; y con discípulos es lícito charlar de manera discipular
23. —Y ¡ja! también a usted —respondió Julián en un tono agradable, que hizo reír a los demás y enfurecer al jorobado de tal modo que los ojos le desaparecieron bajo las cejas de tanto fruncirlas
24. —Como sigas siendo tan perspicaz, un día lo vas a sentir —gruñó el jorobado, encaminándose hacia la puerta
25. Inició el movimiento pensando que el jorobado se hallaba demasiado entretenido con un montón de zapatos sucios
26. El jorobado y la mujer se miraron el uno al otro, confusos
27. AGGIE Y EL JOROBADO
28. En cuanto veamos al jorobado, lo llamaremos —decidió Julián—
29. El jorobado la miró con intensidad
30. El jorobado podía oír con claridad la conversación, lo cual era lo que pretendían los niños, naturalmente
31. El jorobado había terminado su trabajo en él
32. Pronto otras voces se mezclaron a las de Rooky y el jorobado
33. Aggie y el jorobado les vieron salir de la cocina e internarse en el oscuro jardín
34. El jorobado escupió detrás de ellos y soltó una palabrota
35. La representación comenzó con una de esas comedias cómicas tan populares en aquellos tiempos, en la que todo se desenvolvía en un confuso enredo entre un bonachón (Pappo), un astuto y jorobado que todo lo sabe (Doseno) y el pobre tonto (Macco) que salía siempre molido a palos
36. – El hermano jorobado de los ojos rojizos entregó el cubo a Jon, y se dirigió hacia las escaleras-
37. El vecino jorobado estuvo de acuerdo, y el viernes siguiente acompañó a la bruja al aquelarre
38. Ordoño el jorobado acercó pensativo las manos a la hoguera y se las frotó en un vano intento de que perdieran su tono azulado
39. Sin embargo, para sorpresa de todos, el jorobado lo detuvo y comenzó a comer directamente del plato, arrancando una sonrisa al eunuco que se inclinó ante él con gran ceremonia
40. Le fallaron las cuerdas vocales, y los ojos, embotados por el aturdimiento, recorrieron uno a uno los miembros del cortejo: un jorobado de rostro deforme, a quien oyó que llamaban Igor; una vieja con sombrero de pico y un gato negro encaramado al hombro; un hombre macizo, de manos velludas, que hacía resonar los amarillos dientes, fijando en Silkline una mirada algo más que indiferente; un hombrecito con facciones de cera, que sonreía al gerente lamiéndose los labios, como poseído por una satisfacción interior
41. El obrero era jorobado
42. ¡Mano Roja! El albino jorobado había comentado la existencia de unas mazmorras cerradas con tabiques de ladrillos y Simón el carpintero había hecho una velada alusión a ellas
43. Comprendiendo, el hermano de Jimmy —que ahora tenía la espalda recta y portaba el báculo de peregrino— lanzó la capa sobre los hombros de Jimmy, convirtiéndole en un jorobado doblado
44. Tenía los hombros ligeramente encorvados, y sonreía con la sonrisa del jorobado, del inválido
45. A ese extremo de la mesa, a la izquierda del sitio de honor del médico, estaba sentado sobre numerosos almohadones un mexicano jorobado, fotógrafo aficionado
46. Pero el otro que se unía a ellos como tercero, lo más frecuentemente posible y que tenía su sitio en el extremo superior de la mesa, al lado del jorobado mexicano, era el natural de Mannheim, el hombre del cabello ralo y los dientes cariados, llamado Wehsal, Fernando Wehsal, comerciante, cuyos ojos habían estado siempre suspensos, con un deseo turbado, de la graciosa persona de madame Chauchat, y que desde el Carnaval buscaba la amistad de Hans Castorp
47. ) Con sus enormes manos juntas sobre el plato, con el bigote retorcido, se hallaba sentado entre Wehsal y el mexicano jorobado al que hablaba en español — pues poseía todas las lenguas, incluso la turca y húngara—, y miró con sus ojos azules, lacrimosos, inyectados de sangre, al cónsul Tienappel cómo saludaba con su vaso de burdeos a la señora Redisch
48. El mundo de mediocridad en el que vivían no le brindaba ninguna posibilidad de cometer por aquella mujer algún acto de aberrante crueldad del que luego responder con mefistofélica frialdad, envuelto en su abrigo, en la postura de un jorobado, con gesto sombrío y diabólico
49. El aprendiz jorobado de las oficinas subió con un telegrama en la mano y preguntó por el senador
50. —Parece un jorobado gigante —comenta el cura