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pesados cubiertos, loza fina y servicio esmerado
2.
Los puestos amedio armar en toda la acera desde los portales a San Isidro, lasbaratijas, las panderetas, la loza ordinaria, las puntillas, el cobre deAlcaraz y los veinte mil cachivaches que aparecían dentro de aquellosnichos de mal clavadas tablas y de lienzos peor dispuestos, pasaban antesu vista sin determinar una apreciación exacta de lo que eran
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muñecos de loza y sortijeros
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fogón con algo de loza vieja alineadaen dos estantes
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entre uncajón de loza y un diplomático, se echaba al suelo en el
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brillaban a la luzcon su profusión de cristal, loza y plata
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trabajosdel cortijo, mientras la señá Eduvigis lavaba la loza en
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sobre una mesa, en la que seveía un tintero de loza enorme, con
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con legítimo orgullo, y se recreaba enel brillo de la loza y
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fondo, en la escalinata, dos dragones, con la bocaabierta, de loza
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lacama y la pared, y en ellas montones de gruesos platillos, docenas detazas de la loza
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antigua loza, al romperse, había sidoreemplazada por unos
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esmerándose en evitar hasta el repiquede las cucharillas en la loza de los platos
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En el centro de la cámara humeaba un colosalbarreñón de loza, lleno de agua
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vista el arreglo de las azules flores en los tarros de loza, elmovimiento de las manos
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Otro día sacarían loza, imágenes, y caballos de cartón de los que
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función, deleitándose con el frío del agua ycon el brillo de la loza mojada
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El comedor era precioso, y la mesa magnífica; las vajillas y toda la loza de lo mejor que se ha
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En cambio puede uno comer si introduce canciones y relatos en sus juegos con frutas o cuencos de loza, por ejemplo
20.
Una oscura y rápida mano agarró la piedra en pleno vuelo, con la misma limpieza con que, en su día, había cogido las piezas de loza en los espléndidos salones de Palanthas y en los palacios flotantes del Mar Sangriento
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Enfundada en un grueso mandil azul y sujetando siempre con una mano las patas del ave, colocaba en el suelo un gran plato hondo de loza blanca, así como el gran cuchillo de cocina que el tío Ernest afilaba regularmente en una piedra larga y negra, de manera que la hoja, que con el uso se había vuelto muy estrecha y filosa, no era más que un hilo brillante
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En el momento en que llegaba a la puerta oí un alarido espantoso y luego un ruido como de muebles que caen y piezas de loza que se rompen
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¿Para qué explicarle que los cuerpos desnudos, apilados como una montaña de leños, parecían de loza quebradiza? ¿ Cómo hablarle de los hornos y las horcas a esa niña moribunda? Tampoco mencionó la noche en que vio a su madre desnuda, calzada con zapatos rojos de tacones de estilete, llorando de humillación
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Siempre lo sirvo en tazones chinos con cucharas de loza y si mi
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por capas en un recipiente de loza o cristal el
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Allí se instalaba el patrón a satisfacer los apremios de su naturaleza, cuyo producto iba a parar en un recipiente de loza colocado debajo
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Rodeando el jardín interior instaló canaletas de cerámicas por las cuales corría una acequia cristalina y en cada pieza se mantenía siempre una jofaina de loza para remojar pétalos de flores y aliviar con su aroma el bochorno del clima
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Jean colocó sospechosos jarrones de porcelana china que en lugar de flores contenían plumas teñidas de avestruz, cortinas de damasco con drapeados y borlas, almohadones con flecos y pompones, muebles de todos los estilos, arrimos dorados, biombos y unas increíbles lámparas de pie, sostenidas por estatuas de loza representando negros abisinios en tamaño natural, semidesnudos, pero con babuchas y turbantes
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En la noche se reunía con su esposo en el gran comedor de la casa, donde los negros de loza, parados en sus rincones, iluminaban la escena con su luz de prostíbulo
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A Blanca también le preocupaba que su hija no jugara con muñecas, pero Clara apoyaba a su nieta con el argumento de que esos pequeños cadáveres de loza, con sus ojillos de abre y cierra y su perversa boca fruncida eran repugnantes
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Las cuñadas habían preparado un guiso de pescado y patatas con una pieza que había caído en la red colocada en el riachuelo la noche anterior, y entre risas y comentando el buen apetito de los jóvenes les sirvieron en unos platillos de loza tres cumplidas raciones del oloroso guiso, que desapareció en menos tiempo del que se tarda en contarlo
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Entraron ambos amigos y observaron que aparte de un par de carreteros que libaban sus duelos apoyados en el mostrador ahogándolos en sendos cuencos de loza llenos hasta el borde de un vino peleón y «matapenas», nadie se veía alrededor
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Ya van dos días que entre las algaradas, el Mercadal no funciona y nadie comercia: se han destrozado puestos y ayer aplastaron el de loza de un judío porque se negó a pagar el tributo
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Ninguna prenda ni objeto se vio fuera de su sitio, ni rodaba la loza por el suelo, ni subía el polvo a los vasares, ni estaban las sillas patas arriba y las lámparas boca abajo
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Entre las dos ventanas de la pieza, que recibían de un patio la poca luz de que este podía disponer, había un armario lleno de loza fina, tan bien dispuesta que bastaba una ojeada para enterarse de las distintas piezas allí guardadas
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A su madre dio dos trajes muy buenos para que los arreglara, y [299] dos miriñaques; a Mercedes Villaescusa, una bata, camisas, enaguas, zapatos; a doña Celia envió macetas con las mejores plantas que entonces se conocían en Madrid, y además loza de vajillas descabaladas, un par de cortinas, cuatro botellas de manzanilla, un calentador para los pies, tabaco y otras menudencias; a Jerónima, provisiones de boca, galletas finas y un jamón, amén de unos visillos para las ventanas
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Deseaba por su mediación ponerse al habla con Riomesta, pues de este y del Rabino era grande amigo el tal andaluz, que fue a Tetuán de barbero y luego puso comercio de ferretería y loza ordinaria
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Reconocí, ¡oh inspiración!, la pieza de loza en que había puesto sus rojos labios mi odalisca
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A tres varas de profundidad, la costa rocosa quedaba sumida en tinieblas, y el brillo del cristal roto y de la loza guiñaba un ojo como parecen hacer las estrellas
40.
—Ya viene —decían las que se refugiaban en esos tiempos dentro de sus casas, y corrían a sujetar los pucheros de loza en las alacenas
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Y tan empecinado estaba el hugonote, tal era la hiel de su ira y tanto su faccioso ánimo, que no pareció hallar en la muerte reposo, pues cada año la víspera de San Bartolomé aparece en el gran salón de la casona, se acerca al balcón y apoyando la diestra en uno de los cristales, deja en él sangrienta huella; junto al balcón el caballero desaparece, pero la sangre fresca y caliente moja el vidrio… Y así cada año hasta aquel en que se hospedó en Riol un clérigo francés que venía a Compostela y traía cartas de los Gastón de Isaba de Francia para sus parientes de Óseos, los señores Ibáñez de la loza de Sargadelos
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Una tras otra las jarras explotan y el ruido del cristal y la loza despedazados desgarra el aire
43.
Los puestos a medio armar en toda la acera desde los portales a San Isidro, las baratijas, las panderetas, la loza ordinaria, las puntillas, el cobre de Alcaraz y los veinte mil cachivaches que aparecían dentro de aquellos nichos de mal clavadas tablas y de lienzos peor dispuestos, pasaban ante su vista sin determinar una apreciación exacta de lo que eran
44.
El murmullo de las conversaciones alterna con el ruido de los cubiertos en la loza
45.
La superficie del plato de don Parco iba decreciendo con el mismo orden acompasado con que se incrementaban las cucharadas y, cuando Sebastián había logrado sorber media docena, el fondo del de su acompañante de mesa mostraba la soledad de dos fideos en el vacío de la loza
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Sentarse en la terraza de un café y dejarse acunar por la conversación de chicas bonitas que seguro que se contaban las mismas tonterías que todas las chicas del mundo, llevándose a los labios unas tacitas de loza muy gruesas, en las que el café era siempre demasiado dulce
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Sin embargo, el anfitrión queda obligado a sacar una silla desparejada, y a sustituir una vajilla de Sajonia de seis cubiertos, por un surtido de loza y porcelana barata, procedente de los reiterados hurtos llevados a cabo en los hoteles del país
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Mudarra entró con decisión en uno de ellos, se despojó de la toalla y orinó ruidosamente contra la superficie de loza que se quejó con un campaneo sordo
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-No, pero bueno es que la loza esté allí, en alguna parte donde se vea
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Sobre un mantel de cuero fino habían dispuesto platos y cuencos de loza vidriada, cucharas de madera de olivo, candiles y lámparas aromáticas en el centro y pétalos de rosa por todos lados
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Cabalgaron hacia el oeste siguiendo la base de un monte y pasaron por una mísera población tapizada de fragmentos de loza procedente de un horno que había habido allí en tiempos
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Entró Pudenciana en el gabinete con un tazón de loza lleno de leche
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Hola, saludó Mascareño con voz meliflua, ¿No tenías ganas de vernos?, Esto es amor, no flores secas, comentó su parte reencarnable; a pesar del aire acondicionado el Comandante transpiraba y su palidez aumentaba, David lo miró con temor, otro agente manejaba, ¿Querías largarte sin que cobrara mi parte? Nada pescadito, ¿Conoces al señor?, Mascareño señaló al agente al que David no había puesto atención: era Élver Loza, Élver, ¿qué onda, te detuvieron?, Loza lo miró con desprecio, Idiota, Mascareño aseveró con presunción, Él era nuestro espía en la cárcel, hace tiempo que se convenció de lo importante que es cooperar, pronto nos puso tras los pasos de su mejor amigo, un güey que no aguantó, que perdió el juicio y se la pasaba cantando Obladí oblada; luego nos dio información sobre tu primo, que al fin cayó cuando paseaba frente a las oficinas del banco de México en Mazatlán
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La cara de David se fue agriando hasta quedar convertida en un esperpento, Mira nomás, el más bravo nos salió camuco, comentó su karma, La contribución de Loza ha sido importantísima para eliminar focos de disidencia, y como aquí ya terminó, ahora va a Guerrero, lo infiltraremos en el ejército de Lucio Cabanas, Hijos de sus furcias madres, pensó David
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Se esforzó en no mirar a nadie, por nada del mundo quería ver a Loza, pero se topó con las sonrisas de Franco y Mascareño, ¿Por qué se burlaban de él?, ¿no habían llegado a un arreglo con el Cholo? Diez minutos después se detuvieron en el restorán Los Picachos, Mascareño lo hizo esperar en el coche mientras el otro agente lo encapuchaba
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con frascos desiguales, un limón muy arrugado, un molinillo de café, latas mugrientas y algunas piezas de loza
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Abajo arreciaban los alaridos de la señora Thouless, y el estrépito de la loza golpeando el entarimado del suelo sugería que algo estaba reduciendo la cocina a escombros
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Yo entendía bien el sentido de la casa de los Baker y de la casa de los Hawley, las paredes y las cortinas oscuras, las fúnebres plantas de caucho que nunca veían la luz del sol, los retratos y los grabados y los recuerdos de tiempos pasados en la loza y en las piezas de artesanía marinera, en telas y maderas, que los anclan en la realidad y en la permanencia
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Después de golpearse la frente, como de costumbre, contra la mampara de plástico blindado, Lorencito le pagó rápidamente al taxista, un joven de cabeza rapada que mascaba chicle con la boca abierta y conducía como si manejara el volante no de un coche, sino de un videojuego, y sin detenerse a recoger el cambio, que era cuantioso, bajó del taxi y procuró perderse entre la pintoresca multitud de buhoneros y mirones que inundaba las calles adyacentes a la Ribera de Curtidores, arteria principal del populoso Rastro de Madrid, que tiene principio en la castiza plazuela de Cascorro y desciende con anchuras y turbiones de gran río tropical hasta su desembocadura en la Ronda de Toledo, arrastrando en sus rápidos todas las variedades posibles de artículos, compraventas y trueques, como una inundación que se lo llevara todo por delante, lo más opulento y lo más ínfimo, los aparadores de caoba, las bibliotecas ingentes, las grandiosas lámparas de araña y los retratos al óleo de las familias tronadas, los uniformes militares, las condecoraciones heroicas, los nobles aperos de labranza de los cortijos saqueados o subastados, los trajes de comunión de niños que murieron tísicos a principios de siglo, las planchas de hierro que usaron en su juventud nuestras madres, sus recordatorios de boda, los sillones de mimbre y metal pintado de blanco que había antes en las barberías, las brochas, incluso las hojas de afeitar herrumbrosas, las primeras maquinillas eléctricas, los discos de pizarra, las vírgenes de yeso, de celuloide o de plástico, los cassettes piratas de Plácido Domingo o de Matías Antequera, los palilleros de dientes, con y sin palillos, los prospectos de jarabes, las cajas de herramientas, las camisetas estampadas con la efigie del beato Escrivá de Balaguer, las rejas y los portones de casas solariegas, los somieres, las aguamaniles, los orinales de loza con un ojo pintado en el fondo, las máscaras antigás de la guerra del Golfo, los escapularios milagrosos de los requetés, los vídeos pornográficos, los ejemplares atrasados de El adalid seráfico y El querubín misionero, revistas en las que alguna vez ha colaborado Lorencito Quesada, las bocinas en forma de loto de los gramófonos, los primeros pick-ups, los radiocassettes recién robados, los almanaques de la Unión Española de Explosivos, los de Café-Bar El Rábano, comidas económicas, y los Transportes Marcelino, las máquinas con manubrio para embutir chorizos, las latas de especias marca Carmelita, los aislantes cerámicos, los conmutadores de pera, las cucharillas descabaladas de una cubertería con las iniciales JM, los cromos sueltos, en color, de Ben-Hur, de Molokai, de Mazinger-Z…
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Más tarde, el Personaje tocaba una campanilla y un asistente de camarote recibía bastonazos hasta que aceptaba ir a popa y recoger la loza, y arrojarla por la borda
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Yacía sobre una anticuada mesa de embalsamar de loza blanca y se reejaba innidad
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es dedicarse a lo que yacía en la mesa de loza de Potter, Virginia occidental, en aquella habitación
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—En el armario sólo está la loza, los cazos y tus polvos —replicó Richard con mirada escéptica
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En la cocina llené de agua el gran jarro de loza; Brett metió dentro de él las rosas y las puso en el centro de la mesa del comedor
65.
Súbitamente golpeó la mesa haciendo saltar la loza
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El negocio llevaba vías de eternizarse; de modo que Alatriste logró arrojar de nuevo a la jovencita lejos de sí, y tiróle una estocada a Alquézar que hizo al secretario real irse para atrás a reculones, con mucho estrépito de jofainas, orinales y loza varia
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Levantó una pierna apoyando el muslo sobre la loza y se acomodó de forma que le quedara el chocho al alcance del agua, que empezó a traerse con la mano desde el grifo
68.
La habitación apenas había cambiado: los mismos muebles miserables, la loza desportillada sobre la mesa cubierta con tapete de arpillera
69.
La loza se estrelló a su alrededor
70.
¿Era el pequeño pífano uno de aquellos dragones que yo oía por la mañana en Doncières? No, pues lo que seguía eran estas palabras: «¡El lañador de loza y porcelana! Arreglo vidrio, mármol, cristal, hueso, marfil y objetos antiguos
71.
Pieza de cristal, loza, madera, etc
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Por un momento me quedé mirando al cura, y al fin avancé con gran cuidado por entre los fragmentos de loza que cubrían el piso
73.
Nunca lo hacía, y además en aquella época parecía andar flotando, feliz de afrontar la tarea de organizar una casa, asistiendo a las pruebas de su vestido de novia, entrando y saliendo con su madre de tiendas de muebles y almacenes de loza
74.
Ni se dio cuenta de dónde salió la taza de loza que apareció en la mano de ella, pero se las ingenió para echarse al suelo a tiempo de que la taza se estrellara contra la puerta en lugar de hacerlo en su cabeza
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–La administración central nos exige jarrones de loza, de un azul perfecto, para adornar los aposentos reales
76.
Luego, manejó delicadamente su cantimplora de loza azul, en la que había dibujado un mapa de Egipto
77.
Su cantimplora de loza azul se enrojecía como metal en fusión
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–Los tenemos de todos los tamaños y en varios materiales, desde la piedra a la loza
79.
Durante el reinado de Tutankamón, continuaban trabajando en el lugar algunos fabricantes de loza
80.
Conroy ya había ocupado su lugar en el sofá, pero cuando oyó el ruido de la loza al tocar el suelo se lanzó como una tromba hacia la cocina y sepultó la cara en el cuenco, que fue empujando hacia el otro lado de la habitación mientras comía
81.
La mirada de Walter recayó en el frutero de loza blanca que había comprado su padre
82.
Finalizado el mitin, prepararon té —las mujeres, por descontado—; Maud se sentó al lado de Ethel y se quitó los guantes para sostener con sus suaves manos una taza y un platillo de recia loza azul
83.
Se rompieron contra el suelo, enviando trozos de loza blanca hacia las otras mesas
84.
Los tres se quedaron mirando los fragmentos de la loza
85.
En la vitrina de un aparador se vela un juego de loza con dragones y aves del paraíso, y las paredes estaban cubiertas hasta el techo por cuadros que representaban siempre una plaza y un burro
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Ha fregado el suelo con lejía y ha limpiado las ventanas, ha lavado toda la loza y ha hecho un repaso a los armarios de la cocina
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—¡Qué estropicio!—apuntando a los pedazos de loza, cristal, y otras materias incalificables que yacían sobre el piso
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Se levantó, tomó los tazones y los dejó en el fregadero de loza
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En esa zona sólo hay deslumbrantes residencias, auténticas joyas de la arquitectura hispanoárabe, estilísticamente trabajadas como si fueran encajes, ornamentadas con loza esmaltada, y rematadas por azoteas o tejados rojizos
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Comenzaba la caída, la rotura de los más diversos objetos, se quebraba la loza, rodaban las sillas y la empresa terminaba con su expulsión del recinto o bien era él quien se retiraba, mascullando insultos y maldiciones