1.
el Malecón de La Habana
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que seapiñaba en la punta misma del malecón hasta que dieron
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largó un cabo, que uno de losbotes trajo al malecón para ayudar
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Antes de llegar altérmino del malecón, percibió
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Estos eran mis ensueños hallándome en el pequeño malecón
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malecón, sacamos el queche fuera del puerto
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El patio, por el frente,tiene un malecón de mampostería, al modo de muro de azotea
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espumas en los peñascos del malecón bajo las cañas
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del malecón exterior y el cielo recién lavado por lalluvia, con un
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Artegui torció a la derecha, siguiendo el malecón, mientras explicaba aLucía esas nociones
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Luego, al abrigo del malecón encendió una cerilla y les prendió fuego
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A un palmo del borde del malecón: la bahía debe de tener ahí unos seis metros de profundidad
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Cuando por fin llegaron al extremo más lejano de la ciudad, se subieron a lo alto del malecón circundante y miraron hacia el sector sur del mar
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La embarcación estaba a veinte yardas del malecón y la distancia seguía aumentando
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Estaban de pie en la playa, cerca del malecón, delante de las hileras de lugareños arrodillados, silenciosos, pasmados y exhaustos, que esperaban la llegada de la galera
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Blackthorne abandonó el malecón
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Se oyó el ruido de voces y caballos en el malecón
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Sin el menor comentario, fueron admitidos en el malecón
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Los demás estaban formados en el malecón para embarcar en la galera
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En cuanto al buque, tuvo vientos favorables, y no tardó en llegar a la isla de Ebano, y fué a fondear precisamente debajo del malecón en que se elevaba el palacio habitado por la princesa Budur con el nombre de Kamaralzamán
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No creo que vaya a ensuciarse los pies en ese malecón de madera, y no le han puesto una alfombra
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Tras una rápida ojeada, frunció el entrecejo, con el gesto del individuo que ha quedado en tercer lugar en el campo de tiro del malecón de Blackpool
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El taxi avanzó por Park Lane hasta Hyde Park Córner, más allá de la Cámara de los Comunes y a lo largo del malecón
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Al entrar en la cocina vio que la puerta que conduce a la piscina y al malecón estaba abierta de par en par
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Una vez, bien entrada la noche, cuando estaba en el malecón situado detrás de la mansión de color salmón, la vio por la ventana del dormitorio de la segunda planta
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Al principio le preocupó que ella le viera en el malecón, pero parecía medio dormida mientras hacía su numerito para los navegantes nocturnos y los guardacostas que estaban en la ensenada
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Simón se acomodó en el cemento áspero del malecón donde las luces de la calle no llegaban
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Sobrevolaron el malecón norte y se dirigieron hacia el mar
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Al este se veía una tonalidad grisácea en el cielo cuando Harod salió de la cabaña y corrió hacia el malecón
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Como habían acordado unas horas antes, Kelemvor y Adon esperaban en el malecón donde el guerrero había trabado conocimiento con Alprin
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Mientras escuchas a las gaviotas recorres con los pies el dibujo geométrico del malecón, trazas un rombo, unas veces hacia arriba y otras en la dirección contraria
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—Quiero dormir hasta tarde, caminar por el malecón y escribir
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Lucía les dice que ella es feliz caminando por el malecón sin un sol en los bolsillos de su pantalón de payasa
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Le digo que dormir hasta tarde y camina por el malecón parecen dos buenas maneras de organizar una vida, cualquier vida, y que lo que se construya sobre esos dos pilares sólo puede ser algo bueno y perdurable
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Cuando tenía todo bien organizado y aprobado por la CIA y el Pentágono, lo llamé a su dormitorio de la universidad, donde seguramente contaba las ojivas nucleares que tenían los rusos en Chechenia, y le anuncié que, a pedido del público -los diez enfermos del hospital La Santa Reparación de Arroyito Bajo, Santo Domingo, y otros desahuciados del interior-, lo invitábamos a participar en mi programa de televisión, cuyas grabaciones se harían próximamente en una afamado estudio dominicano, donde en los días libres retiraban las cámaras y la escenografía y se dictaban clases de Oratoria y Control de la Rabia (de la rabia humana, no la canina, materia que también debió ser incluida en las clases, porque más de una vez estuve a punto de ser mordido por unos perros chuscos en las calles aledañas al malecón, donde solían pasearse bellas muchachos a las que intentaba educar caída la noche)
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El cuartel de la Segunda Cohorte está en el camino que lleva a la puerta Tiburtina, junto al antiguo malecón que conduce el acueducto de Juliano
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En el momento en que Lorq dio la espalda al malecón, Ruby lo tomó por el hombro
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Los escalones de piedra descendían hasta el malecón del río
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Mientras come, le gusta mirar los barcos que entran y salen del puerto, navegando en paralelo al largo malecón de piedra que separa el puerto del Pacífico
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Tuve que idear el diseño de un malecón a lo largo del Ganges, teniendo en cuenta que una vez al año se produciría la súbita aglomeración de un millón de personas, capaz de cobijar a esa gente y a su tráfico normal pero sin desperdiciar excesivo espacio en el millón de seres que pasaba el resto del año tumbado a la bartola
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A las nueve de la mañana, mientras desayunábamos en la terraza del Habana Riviera, un tremendo golpe de mar a pleno sol levantó en vilo varios automóviles que pasaban por la avenida del malecón, o que estaban estacionados en la acera, y uno quedó incrustado en un flanco del hotel
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Tuvo que ser un marejazo colosal, pues entre la muralla del malecón y el hotel hay una amplia avenida de ida y vuelta, así que la ola saltó por encima de ella y todavía le quedó bastante fuerza para desmigajar el vitral
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Sin siquiera subirme al muro del Malecón pude ver que había algo de Alicia en Estela
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Puedo tirarme al mar desde el Malecón
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No hay mar en esta parte del Malecón
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Yo había mandado decapitar a un millar de rebeldes en el malecón del Bund, de modo que estaba seguro de que no desperdiciarían la ocasión de vengarse
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que habrán crecido mucho al pie del malecón,
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Pasado un rato, vi que me hacía señas desde uno de los montones de mercancías que se levantaban en el malecón
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Permaneció unos minutos en la entrada del hotel; luego, sin abrigo y sin sombrero, se dirigió hacia una figura acodada en el pretil del malecón
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Su mirada oscilaba entre el reloj y el malecón
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Ella se levantó pesadamente de su asiento, atravesó la terraza y descendió por la escalera hacia el malecón y los edificios de piedra en que se guardaban los botes
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Por fin, lo vio, cincuenta metros más abajo, en el cruce del malecón y del embarcadero
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Había un malecón tan alto como yo ahora y tuvimos que subir las escaleras para bajar a la playa
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Nos sentamos en el malecón y permanecimos unos instantes contemplando la escena en silencio
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Con estruendo, dividida en innumerables brazos, la ola rompió de forma salvaje contra la arena y un mar de salpicaduras voló por los aires, como producto de una explosión, y alcanzó el malecón donde yo me encontraba
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Refugiado detrás del malecón, dejé que las salpicaduras me pasaran por encima
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Luego, subí apresuradamente a lo alto del malecón y dirigí la mirada hacia el mar
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Me quedé petrificado en lo alto del malecón
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Naoko y yo nos habíamos apeado en la estación de Yotsuya e íbamos andando por el malecón paralelo a la vía, en dirección a Ichigaya
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¿Qué diablos debía de haber sido? Concretando un poco más, ¿cuál debía de ser el tema común -si lo había-de ambos escritos? Alcé la mirada y, mientras reflexionaba sobre ello, contemplé las aves marinas posadas a lo largo del malecón
61.
Los faros desiertos que se levantaban en el malecón parpadeaban con una luz polvorienta
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La fuerza de las cosas, años y años de artificial dignidad, me lo negaban cada vez más; pero aún perduraba el regusto de libertad de una quincena juvenil sumergido en Port Said, cargando carbón en los buques con marginados de tres continentes y acurrucándome por las noches para dormir en el malecón de De Lesseps, junto al que el mar discurría agitado
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Era muy corta la entrada, y había levantado el incesante viento una cortina de agua contra el elevado malecón, un muro que incluso resultaba más impenetrable a la altura de la cubierta debido a la llovizna, que parecía bruma
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La dictadura de Batista no sólo asesinaba, quería dejar la huella, la señal de aviso en el cadáver arrojado al basurero, en el muerto aparecido en el Malecón o en el parque; pero la sangre tenía una sorprendente capacidad de convocatoria
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Todo se encuentra demasiado cerca; la historia, cuando se aproxima demasiado al historiador, trae una carga de emociones que bailan vertiginosas en las teclas de la máquina; los héroes son como nosotros y sin embargo inatrapables; hacerles justicia es una forma de deshumanizarlos, de hacerles injusticia, de recordar el momento clave que aparecerá en los artículos, los recuerdos y los libros y de olvidar cómo tomaban un café cubriendo la taza y dejando salir el humo entre los dedos; o las dificultades que tenían para hacerse el nudo de la corbata (por cierto, nunca vi una foto de Díaz Argüelles con corbata), la forma como acariciaban a su mujer o la novela que los fascinaba en la lectura nocturna; las ocultas pasiones por los caballitos de la feria, el amor por los paseos nocturnos en el Malecón habanero
66.
Un día lo encontré en la calle, en el malecón, y se me agregó en seguida
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El barco estaba atracado en el malecón de piedra, con las velas recogidas, más allá de una galera con remos
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Muchos curiosos, sabedores de la visita imperial, esperaban en el malecón para presenciar el regreso del cortejo
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Mientras tanto, Reith corrió a lo largo del malecón soltando las amarras de los demás botes
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De esta suerte alternaba, con el aburrimiento un poco molesto que sentía junto a ella, un deseo estremecido, lleno de imágenes magníficas y de añoranzas, según que estuviera junto a mí en mi cuarto o le devolviera su libertad en mi memoria, en el malecón, en aquellos alegres atuendos de playa, al son de los instrumentos de música del mar: Albertina, ora fuera de su medio, poseída y sin gran valor; ora restituida a él, escabulléndose en un pasado que yo no podría conocer, hiriéndome junto a aquella dama, su amiga, tanto como la salpicadura de la ola o el mazazo del sol, Albertina en la playa o Albertina en mi cuarto, en una especie de amor anfibio
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Quién sabe si, visto desde fuera, un hombre de talento, o incluso un hombre sin talento pero amante de las cosas del espíritu, yo por ejemplo, no hubiera hecho a quien le encontrara en Rivebelle, en el hotel de Balbec, en el malecón de Balbec, el efecto del más perfecto y pretencioso imbécil
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Y dijérase que los signos que aquel día iban a sacarme de mi desánimo y a devolverme la fe en las letras se empeñaban en multiplicarse, pues un mayordomo que llevaba mucho tiempo al servicio del príncipe de Guermantes me reconoció y me llevó a la biblioteca donde estaba, y para que no tuviera que ir al buffet, un surtido de pastas, un vaso de naranjada, y me limpié la boca con la servilleta que me dio, pero en seguida, como el personaje de Las mil y una noches que, sin saberlo, realizaba precisamente el rito que hacía aparecer, visible para él solo, un dócil genio dispuesto a transportarle lejos, pasó ante mis ojos una nueva visión de azur; pero era un azur puro y salino, y se infló en unos senos azulencos; la impresión fue tan fuerte que el momento que vivía me pareció el momento actual; más alelado que el día en que me preguntaba si de verdad me iba a recibir la princesa de Guermantes o si se iba a hundir todo, creía que el criado acababa de abrir la ventana a la playa y que todo me invitaba a bajar a pasearme por el malecón en la marea alta; la servilleta que había cogido para limpiarme la boca tenía precisamente esa tiesura almidonada de aquella con que tanto me costó secarme delante de la ventana el primer día de mi llegada a Belbec, y ahora, ante esta biblioteca del hotel de Guermantes, desplegaba, repartido en sus bordes y en sus dobleces, el plumaje de un océano verde y azul como la cola de un pavo real
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Y en el momento en que razonaba así, el ruido estridente de una cañería, muy parecido a esos largos alaridos que a veces, en el verano, emiten los barcos de recreo por la noche en la costa de Balbec, me hizo experimentar (como una vez en París, en un gran restaurante, la vista de un lujoso comedor medio vacío, estival y caluroso) mucho más que una sensación simplemente análoga a la que recibí al final de la tarde en Balbec, cuando, ya cubiertas las mesas con el mantel y los cubiertos, abiertos de par en par los amplios ventanales que daban al malecón, sin un solo intervalo, un solo «macizo» de vidrio o de piedra, mientras el sol descendía lentamente sobre el mar, donde comenzaban a pitar los navíos para reunirme con Albertina y sus amigas que paseaban por el malecón no tenía más que saltar el marco de madera, apenas más alto que mi tobillo, sobre cuya bisagra, para la ventilación del hotel, habían corrido hasta superponerlos todos los cristales que se hallaban a continuación uno de otro
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Mervyn conducía ahora a lo largo de un malecón, brillando el agua a su izquierda
75.
El malecón estaba lleno de envoltorios, cartones y otros desechos abandonados
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Creyó que los ejercicios que *Siegfried había ejecutado en el malecón eran una caricatura de la enfermedad danzante que los dos podrían haber heredado del padre
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Esfuerzo producido por el peso de una bóveda, o por el de las tierras de un muelle o malecón, sobre las paredes que las sostienen
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Soñó que ella, Teensy y Jack estaban sentados en el malecón de Biloxi, y el sol les acariciaba la cara
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Mientras subía por la escalera de piedra hasta el malecón elevado, Chen contempló las gaviotas que planeaban sobre la gran extensión de agua reluciente
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De la noche a la mañana parecía haber surgido una serie de cafés y de bares a lo largo del malecón, como gigantescas cajas de cerillas con relucientes paredes de cristal
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En el lado este estaba el malecón de los comerciantes germanos y en el lado oeste el de los comerciantes de habla francesa procedentes de poblaciones normandas como Ruán y Caen
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A la derecha, en la orilla oriental del Wallbrook, antiguamente se erguía el palacio del gobernador romano, aunque el recuerdo de sus elegantes patios se había disipado hacía mucho y aparecían cubiertos por el malecón de los comerciantes germanos
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El lugar que había elegido era un pequeño malecón situado junto a la iglesia de la aldea
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Parecía que chocarían como olas contra un malecón, pero ambas formaciones se atravesaron como por arte de magia, volvieron grupas y cabalgaron al amparo de la falange, tras haber intercambiado sus puestos
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Los gritos sonaban como la marea rompiendo en un malecón
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Las tres lunas ya casi rozaban el horizonte, y él ya había puesto los pies en el velero cuando vio que Kratos venía desde el borde del malecón, corriendo y haciéndole aspavientos
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Por fin, avistó el malecón de basalto, y a la derecha el pueblo en ruinas
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La pistola se disparó en dirección al malecón antes de que la alejasen de mí de un puntapié y fuese a parar al mar
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Bly guió el barco hasta un malecón bajo y alargado, con numerosas embarcaciones amarradas, que se extendía hacia el norte hasta la ciudad de Southend-on-Sea, que se elevaba y desaparecía en la niebla de la pendiente
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—Oh, sí, está abajo, allí, en el edificio al final del malecón
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Al llegar al final del malecón, los mástiles extruyeron sus extensiones triangulares, y como tenían viento de popa, la tripulación izó el spinnaker a proa