1.
Manuela Maza y Lobo Guerrero, el 20 de julio de 1810, no sólo salvó las vidas de los gestores de la Independencia y el nacimiento de la república, sino que ganó un soldado para la causa libertadora
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En mitad de la fiase, Maza exclama con voz enérgica y tajante:
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Unos segundos de silencio que al anciano debieron parecerle una eternidad, y en los que tal vez bien puede rememorar las pilatunas del díscolo discípulo, preceden a la sentencia de Maza:
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Sólo una persona permanecía imperturbable: Hermógenes Maza
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viene desde el aparador, con el ballesterode maza delante y el caballero que le ha de servir con la copa
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Maza rechina los dientes
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Maza se empeñó en permanecer en la butaca
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Al entrar en el caféoyó la voz de Gabino Maza que
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iniciador Gabino Maza, nopermanecieron mucho tiempo en el
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Los de Maza habían hecho
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Pero a Maza se le daba
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Latiranía de Maza
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cuales nadie dudaba en lavilla, dijo cuatro frescas a Maza y a los
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La hija de un cuñado de Maza, era la joven
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amigos de Maza, que andaban cabizbajos yabatidos, recibieron
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El alcalde, que era a lasazón Maza, bajo el pretexto
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El doctor don Vicente Maza, presidente de la Sala y de la Cámara deJusticia,
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Al fin sucedió lo que debía de suceder: la conspiración fué descubierta,y Maza
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maza desde las columnas delviejo Nacional; los salones se habían transformado; el
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espada, el hacha ó la maza, según laelección de cada cual
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entonces sobre la hierba y el otroenarboló enseguida la pesada maza, con tal expresión
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sobre él la pesada maza
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Leiton cayó á losgolpes de maza del francés, arma
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dealpargata, que golpea como una maza las baldosas de muelles y almacenes
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El mismo tema aparece, aunque algo más simbólicamente, en la punta de maza del Escorpión, donde, en el fondo, aparecen estandartes con avefrías y lazos que cuelgan de ellos
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Le parecía que le golpeaban el cerebro con una maza
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Haradja hizo recorrer a la duquesa la mayor parte de la terraza y se quedó inmóvil delante de una torre cuadrada, que semejaba haber sido hendida en toda su altura por la colosal maza de algún titán
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Invadieron el recinto contiguo y vieron que el cofre de hierro yacía destrozado a golpes de maza en el suelo y completamente vacío
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El hombre del alazán hizo una señal con la maza e indicó a los demás que salieran trotando hacia los dos jóvenes
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El cabecilla de la banda giró la maza en el aire y sus secuaces respondieron con aullidos mientras trazaban un círculo salvaje en torno a los muchachos
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Saphira, cuyos dientes eran tan letales como cualquier espada y su cola una maza gigantesca, desgarró a un úrgalo con las mandíbulas y las garras
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En la maza y la armadura de Barst no había joyas, y Roran no creía que Galbatorix estuviera proveyéndolo de energía a distancia
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Barst paró una de ellas con el escudo, apartó la otra con la maza y dejó que sus defensas detuvieran el ataque de los dos elfos que tenía detrás
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Tras los primeros intentos del pájaro, Barst dejó de hacerle caso, puesto que aquel animal enloquecido no podía tocarle, y tenía que hacer enormes esfuerzos para esquivar su maza
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Por fin, en uno de los ataques del pájaro, Barst giró la maza hacia arriba, cambiando su trayectoria, y le dio al cuervo en el ala izquierda
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Barst lanzó la maza contra el cuervo otra vez, pero Islanzadí la detuvo con su espada y ambos se quedaron con las armas bloqueadas, la espada encajada entre las púas de la maza
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Barst estaba tendido en el suelo, entre los escombros, con la maza en el suelo, a su lado
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Roran se lanzó adelante y clavó su lanza en la otra mano de Barst, por lo que este soltó la maza
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Aquella mañana el aplazamiento de su entrevista hasta después de la comida le había sentado al muchacho como un golpe de maza en la cabeza
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No hacía diez minutos que el caballero estaba allí cuando entró Armengol, acompañado de su segundo y del padre Maza
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-No, no, no -gritó Tilín, y cada no parecía en su boca como un golpe de maza; tal era la energía con que los pronunciaba
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Sus desmesurados pies, sepultados en zapatos de paño, pisaban con la pesadez y adherencia de la robusta planta calzada de alpargata, que golpea como una maza las baldosas de muelles y almacenes
43.
El popa se situó enfrente del buey, con la recia maza al lado
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La maza voló en el aire, cayendo veloz y con absoluta precisión entre los ojos del animal, que se derrumbó pesadamente sobre las patas delanteras, haciendo retumbar el suelo; poco a poco, los cuartos traseros quedaron tiesos hacia la derecha, lo cual era buen presagio
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Al anochecer, decían los guasones que Armesto no admitía la cartera de Hacienda, y que en su lugar se nombraba a un bollero ambulante de la Plaza de Toros, llamado Maza
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El coronel poseía una variada colección de armas traídas de los diferentes paises en los que habla luchado, y la policia conjetura que esta maza figuraba entre sus trofeos
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El juez golpeó con fuerza con la maza justo en el momento en que Golantz corría hacia ella, agarrándole las manos suavemente e impidiendo que continuara
48.
Solamente en casos muy excepcionales, los verdugos precipitaban la muerte del reo mediante crurifragium, operación consistente en quebrar los huesos de las piernas con una barra de hierro o con una maza
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Es decir, lomo de orza pero con carnero o vaca para los mocetones robustos que ejercitaban con la espada y la maza vestidos con pesadas cotas, a usanza cristiana
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Y uno con su martillo, otro con su martillón, otro más con una maza, el cuarto con una piedra, todos pegaron a la marmite, una y otra vez, dando a la marmite, dando y dando
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Cabalgó entre la jauría y, al igual que una hoz cortando el trigo, así fue dando tajos con su maza de guerra a través de la horda de criaturas cogidas de improviso; al cabo de unos segundos, los perros-araña se batían en retirada en dirección a los bosques
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costado del traidor mientras la maza se precipitaba sobre él
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—¡Despertad! ¡Estamos rodeados! —El clérigo apareció entre los árboles, maza en mano y las alforjas con la tabla colgadas del hombro
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Adon se colocó junto al guerrero, y blandió su maza
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Transcurrieron unos instantes antes de resonar el furioso martilleo de la maza en la mesa, mientras uno de los magistrados gritaba: —¡… o haré que desalojen la sala!
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»A las diez en punto, en el momento exacto en que la maza del presidente daba sobre su estrado abriendo la sesión, y casi como si dicho golpe lo hubiera puesto todo en movimiento, el estallido de una tremenda explosión sacudió la sala, rompiendo los cristales
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Kurik descargó la maza en la espalda del troll, pero éste, con la atención centrada en la niña estiria, no dio señales de haber acusado el golpe
58.
Cuando entró en el castillo golpeando el suelo con la maza, criados y escuderos se agolparon a su paso persiguiéndolo como si fuera un lobo
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Y golpea con su maza por todo alrededor
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definitivos: se calentaban al rojo y se fijaban a golpes de maza
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El victimario le tendió la pesada maza guarnecida de hierro
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Uno despedazó la puerta principal con una maza, mientras otros dos lo cubrían con sus ametralladoras AKs-74u
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Los tres lo reconocieron al propio tiempo, y comprendieron a qué iba y por qué la maza
64.
Mientras tanto seguía insistiendo en que se sancionara a los policías, y en las acusaciones a Maza Márquez de estar aliado con los paramilitares y el cartel de Cali para matar a su gente
65.
Esta acusación, y la de haber matado a Luis Carlos Galán, eran dos obsesiones encarnizadas de Escobar contra el general Maza Márquez
66.
Escobar, por su parte, había escrito en una carta a Villamizar, sin que viniera a cuento: «Dígale a doña Gloria que a su marido lo mató Maza, de eso no le quepa la menor duda»
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Ante la reiteración constante de esa acusación, la respuesta de Maza fue siempre la misma: «El que más sabe que no es cierto es el mismo Escobar»
68.
El general Maza Márquez creía que era cierto
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El presidente Gaviria parecía disgustado desde antes con algunas declaraciones de rueda libre que Maza Márquez hacía a la prensa y por rumores nunca confirmados de que algunas filtraciones delicadas eran obra suya
70.
Maza tenía que ser consciente de su poder, pero también debía saber que el presidente terminaría por ejercer el suyo, y lo único que había pedido -mediante mensajes de amigos comunes-era que le avisaran con bastante tiempo para poner a salvo a su familia
71.
Varios de los consejeros acababan de regresar de Caracas, donde el viernes anterior habían sostenido una charla con el reticente general Maza Márquez, en la que el consejero de Prensa, Mauricio Vargas, había expresado su preocupación de que nadie, ni dentro ni fuera del gobierno, tenía una idea clara de para dónde iba en realidad Pablo Escobar
72.
Maza estaba seguro de que no se entregaría, pues sólo conflaba en el indulto de la Constituyente
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Entre esas condiciones -según la noticia-la más espectacular era el exilio del general Maza Márquez y la destitución de los generales Miguel Gómez Padilla, comandante de la Policía Nacional, y Octavio Vargas Silva, comandante de la Dirección de Investigación Judicial de la Policía (Dijín)
74.
El presidente Gaviria citó en su despacho al general Maza Márquez para aclarar el origen de la noticia, que personas allegadas al gobierno le atribuían a él
75.
Sin embargo, tres meses después -cuando ya Escobar estaba en la cárcel-, el secretario general de la presidencia, Fabio Villegas, llamó al general Maza a su despacho por encargo del presidente, lo invitó al Salón Azul, y caminando de un extremo al otro como en un paseo dominical le comunicó la decisión presidencial de su retiro
76.
Maza salió convencido de que aquélla había sido la prueba del compromiso con Escobar que el gobierno había desmentido, y así lo dijo: «Fui negociado»
77.
Desde antes de eso, en todo caso, Escobar le había hecho saber al general Maza que la guerra entre ellos había terminado, que se olvidaba de todo y se entregaba en serio: paraba los atentados, desmantelaba la banda y entregaba la dinamita
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Pero Maza no le creyó nunca
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Uno de los thenitas le aplastó la cabeza con una maza de piedra
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Regis dejó la antorcha en el suelo con mucho cuidado y acercó la maza al pecho, mientras separaba los pies para equilibrar el peso
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–¡Regis! – La maza giró por encima de la cabeza del halfling, lista para el próximo ataque, pero Regis bajó el brazo al reconocer la voz-
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Lo peor había sido la segunda muerte de Tavito, días después de la primera, cuando, utilizando toda la maquinaria informativa y publicitaria, El Caribe y La Nación, la televisión y radio La Voz Dominicana, las radios La Voz del Trópico, Radio Caribe, y una docena de periodiquitos y emisoras regionales, el régimen, en una de sus más truculentas mascaradas, divulgó una supuesta carta manuscrita de Octavio de la Maza, explicando su suicidio
83.
Al día siguiente del entierro, dos ayudantes militares de Palacio bajaron de un Cadillac con placa oficial en la casa de los De la Maza, en Moca
84.
—Nada de resignados, Tony —respingó Antonio de la Maza
85.
En esa época, el atentado se preparaba en Moca, durante una visita de Trujillo a la tierra de los De la Maza en el curso de los recorridos que, desde la condena de la OEA y las sanciones económicas, venía haciendo por el país
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Había escuchado con interés todo lo que Antonio de la Maza les reveló sobre el compromiso contraído por el jefe de las Fuerzas Armadas de asumir el poder, si ejecutaban al tirano
87.
¿Con cuánta gente habría hablado Antonio de la Maza? A veces, en las incesantes reuniones de los últimos meses, para rehacer el plan, a Antonio se le escapaban alusiones, referencias, medias palabras, que hacían pensar que había mucha gente implicada
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Tony había llevado las precauciones hasta el extremo de taparle la boca a Salvador, un día que éste, indignado, comenzó a contar que él y Antonio de la Maza, en una reunión en casa del general Juan Tomás Díaz, tuvieron un altercado con un grupo de conspiradores que objetaron que Imbert hubiera sido aceptado en la conjura
89.
Uno de los cinco guardias que escoltaban a Drizzt llamó a la puerta con el puño de la maza
90.
Creyendo que era uno de los trujillistas que conspiró con Antonio de la Maza, el general Juan Tomás Díaz y su hermano Modesto, Antonio Imbert y compañía
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El rechazo de sus compañeros, provocó en De la Maza una de esas rabietas destempladas de los últimos tiempos
92.
Y, en medio de eso, él escuchaba los informes de sus ayudantes sobre la captura del ingeniero Huáscar Tejeda y de Salvador Estrella Sadhalá, el final de Antonio de la Maza y del general Juan Tomás Díaz en el parque Independencia esquina Bolívar defendiéndose a balazos, y la muerte, casi simultánea, a poca distancia, del teniente Amador García, también matando antes de que lo mataran, y la devastación y saqueo por el populacho de la casa de la tía que lo asiló
93.
Por ellos supo también que habían muerto, peleando, Antonio de la Maza, el general Juan Tomás Díaz y Amadito
94.
Huáscar Tejeda, a través de uno de sus torturadores, con el que intimó, conoció el diálogo entre Ramfis Trujillo y el padre de Antonio de la Maza
95.
El hijo del Generalísimo vino a informar a don Vicente de la Maza, en el calabozo, que su hijo había muerto
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Don Vicente de la Maza se santiguó: «¡Gracias, Señor!»
97.
(«Noble preocupación la suya, señor Presidente: asegurar el futuro de una ilustre matrona en desgracias) En aquella ocasión, el senador Chirinos, todavía en tinieblas sobre lo que se gestaba, le confesó que había tenido el honor de informar al SIM que Antonio de la Maza y el general Juan Tomás Díaz merodeaban por la ciudad colonial (los había divisado en un carro estacionado frente a la casa de un amigo, en la calle Espaillat) y le pidió sus buenos oficios para reclamar a Ramfis la recompensa que ofrecía por cualquier información que permitiera capturar a los asesinos de su padre
98.
El pueblo dominicano, trujillista a morir hasta el 30 de mayo de 1961, hubiera sacado los ojos y el corazón a Juan Tomás Díaz, Antonio de la Maza, Estrella Sadhalá, Luis Amiama, Huáscar Tejeda, Pedro Livio Cedeño, Fifí Pastoriza, Antonio Imbert y asociados, si se ponían a su alcance
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¿Por qué no había acabado Ramfis aún con ellos, como hizo con casi todos los hermanos de Antonio de la Maza —Mario, Bolívar, Ernesto, Pirolo, y muchos primos, sobrinos y tíos, asesinados a balazos o a golpes el día mismo de su arresto— en vez de tenerlos en capilla, para fermento de opositores? Balaguer sabía que la sangre de los ajusticiadores lo salpicaría: era el toro bravo que le quedaba por lidiar
100.
Siguieron, al detalle, la odisea del general Juan Tomás Díaz y Antonio de la Maza, recorriendo en un carro del servicio público las calles de Ciudad Trujillo y siendo denunciados por las personas a las que acudieron en busca de ayuda