1.
Santorcaz, entrando de improviso en los obscuros cacúmenes de sus oyentes, habían armado allí
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Miráronse los oyentes unos a, otros, y los monosílabos de aquiescencia y de admiración
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Belarmino pronunciaba un discurso, era derigor que los oyentes saliesen a la plazuela del Obispo
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atención de los oyentes deluno al otro lado de los lugares donde
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oyentes la sensación de haber contemplado en el Sur el fococivilizador del
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su dan con poca fuerza, se enojan los oyentes, y le riñen queapriete la mano[3]
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oyentes lo que en la cueva deMontesinos había visto
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Los oyentes del P
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obstante, se encontraron en lacasa a solas los dos, o bien hablaron sin oyentes y sin
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Ahora les dice el marqués "señores y señoras" a sus oyentes: ¿Porqué?
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Los oyentes más cultosno necesitaron las explicaciones del inventario
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Una exclamación ahogada de todos los oyentes saludó este descubrimiento
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sabio su disertación y el grupode oyentes (cuyas exclamaciones
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oyentes en asunto tan delicado
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atención que laCatedral el día de sermon llenábase de oyentes de
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Se miraban con asombro los oyentes, cual si les deslumbrasen estaspalabras
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Los oyentes movían la cabeza en señal de asentimiento
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Yexponía ante sus oyentes atónitos las
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palabras, el Doctrino se detuvo para leer elefecto de su exposición en las caras de los oyentes
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la lectura de cada nombre de guerrero, lasexclamaciones de júbilo de los oyentes
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—¡Que cante el virola!—gritaba uno de los oyentes
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populares estrofas; el grupo de oyentes, el arqueroSimón llevando el compás con la
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Supo acompañarla de algunas reflexionesconsoladoras y elocuentes, sirviéndole siempre de tema la fraternidadhumana y la caridad, y se alejó del presbiterio, dejando conmovidos asus oyentes
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Llevado por su entusiasmo patriótico, seguía González mencionando todolo que había oído á Robledo, pero sus oyentes eran cada vez másescasos
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con las miradas el rostro de sus oyentes para sorprenderel efecto que en ellos
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predicación,libertando a sus distraídos oyentes
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falta de gusto de los oyentes: sólo la habían hechorepetir su
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Las oyentes la escuchaban con expresiones contradictorias
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Una vez que Febrer figuraba entre los oyentes, el marino
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anécdotas, no contrarias al pudor, pero sía la serenidad del estómago de los oyentes, era don
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extraordinario queanimaba á los más de los oyentes, un
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oyentes que los rosales de esta tierra florecíandos veces al año
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discurso con creciente agitación yentusiasmo que supo transmitir a los oyentes
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Recitaba sus poesías, y los oyentes seinclinaban a
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consistía en castigar con duras palabras a losdiscípulos y oyentes cuando se reían de las
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edificacion, para que dé gracia á los oyentes
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buena, para edificacion, para que dé gracia á los oyentes
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deidades con singular gusto y contentode los oyentes que le
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Una luz se encendió frente a cada uno de los otros oyentes para que desconectaran sus auriculares y escucharan lo que el estaba recibiendo
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Eso facilitó el camino a los oradores que llegaron después, quienes fueron subieron al estrado y vertieron su veneno en los oídos de sus oyentes
41.
Una exclamación de asombro se levantó entre los oyentes
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Pensé que, con muy pocas correcciones, podría leerlo por los micrófonos como si el texto fuera de mi propia cosecha; dejaría transcurrir unos segundos de silencio al terminar el comentario, y sorprendería a los oyentes revelándoles que aquellas palabras no eran mías, sino de Platón hacia dos mil cuatrocientos años
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¡Las dudas de Rhoda quedaron plenamente justificadas! Abrió la fiesta una grata figura local, cuya actuación resultó encantadora, añadiendo a las palabras de rigor en tales casos unas consideraciones sobre los refugiados que dejaron perplejos a sus oyentes, ya que la fiesta había sido planeada para recaudar fondos que serían destinados a la reconstrucción de la torre de la iglesia
44.
Rogóle la duquesa que le contase aquel encantamento o burla, y Sancho se lo contó todo del mesmo modo que había pasado, de que no poco gusto recibieron los oyentes; y, prosiguiendo en su plática, dijo la duquesa:
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Contó don Quijote por menudo todo el suceso del gobierno de Sancho, con que dio gran gusto a los oyentes
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Precisamente por eso —y Paneloux aseguraba a sus oyentes que lo que iba a decir era difícil de decir— había que quererlo porque Dios lo quería, únicamente así el cristiano no soslayará nada, y sin otra salida, irá al fondo de la decisión esencial
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Aquí, el pequeño bullicio que se oía en las pausas del Padre Paneloux empezó a hacerse sentir, pero súbitamente el predicador recomenzó con energía, como si se dispusiera a preguntar a sus oyentes cuál era la conducta que había que seguir
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y uno de los oyentes se emocionó tanto con aquella invitación tierna que anhelaba responderle que sí, que conocía aquella tierra y que allá iría con gusto en cuanto él quisiese
49.
Los oyentes se miraron sombríos uno a otro
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Los oyentes se miraron uno a otro mientras el peón caminero se enjugaba el sudor del rostro al recordar el espectáculo
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Sus palabras se referían siempre al castigo y sus oyentes sólo oían amenazas para el cuerpo y para el alma
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El método empleado por el señor Cayley para cambiar ideas, por lo que juzgaba Tuppence, se limitaba simplemente a recitar sus propios alifafes y síntomas, y el intercambio consistía en la mucha o poca simpatía con que sus oyentes atendieran la enumeración de aquéllos
53.
Hizo una pausa para dejar que la idea penetrara en sus oyentes
54.
Me tocó asistir a un programa en directo por radio en que se recibían llamadas de los oyentes
55.
Manoli tenía lengua de oro y podía pasar doce horas en la plaza o en una cafetería contando anécdotas sin pausa, rodeado de oyentes hipnotizados por su voz
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Pero estaba tan lleno de relatos graciosos sobre intrigas y relaciones sexuales ilícitas entre bastidores, así como de narraciones sobre noches de estreno saboteadas y enemistades a muerte entre prime donne, que conseguía que hasta los oyentes más reacios a la música se murieran de risa, por lo que se le concedía tiempo adicional
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sus oyentes la creyeron por completo
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– El juglar se despide de sus oyentes
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Y Nozhatú volvió a oír las exclamaciones de asombro con que nifestaban la admiración sus oyentes invisibles, pero cesó de hablar momento, y después dijo:
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La casa de la calle del Cáliz, a donde por dos veces he transportado a mis oyentes, y a cuyo recinto de nuevo me han de seguir, si quieren saber el fin de esta puntual historia, era la habitación patrimonial de Santorcaz, que la había heredado de su padre un año antes, con algunas tierras productivas
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Entonces pasa la gorra entre los oyentes y les dice que vuelvan a la misma hora del día siguiente si quieren saber el final
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Patricio? -preguntó Cordero interpretando la burla general de los oyentes
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La respuesta del doctor vino precedida de unas breves pero ominosas palabras de cortesía, cuya intención era evidentemente preparar a sus oyentes para una información menos alentadora de la que esperaban recibir
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En este, que era de los de pesca, se daba un tono inaudito: de Madrid contaba maravillas y rarezas que embobaban a sus oyentes; en la Corte tenía innumerables relaciones; conocía marquesas, camaristas, actores célebres, caballerizos y gentiles hombres de Palacio
65.
Reconocía las grandes dotes de sus enemigos, y los encomiaba sin quitar a los suyos su parte de heroísmo y de conocimiento, con lo que nos hicimos cargo los oyentes de la belicosa acción a que los moros dan el nombre de Bu-Sfiha, y los españoles el de Uad Ras, o más propiamente Uadrás
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Solo, callado y sin oyentes, hablaba con la movilidad de su temperamento nervioso, con el espíritu que no esperaba la palabra para salirse por los ojos
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Entendieron [187] los oyentes que algún secreto poseía, guardado en el arca de su discreción
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14 – Los oyentes
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Y porque las cosas que pasaron no solamente fuera trabajoso a quien todas las presumiera poner por escrito, mas casi imposible, y a los lectores y oyentes aun fuera causar enojo o fastidio, y por tanto ceso de esplanar por menudo las otras cosas que los otros días pasaron
70.
Fue sólo durante la sesión de la tarde cuando los oyentes empezaron a advertir una cierta vacilación en sus observaciones
71.
Sus oyentes, que llevaban algún tiempo revolviéndose en sus asientos, se detuvieron también y le miraron con extrañeza
72.
El padre Rafael, emocionado con los nuevos tiempos, micrófono en mano, y quieto en una silla para que el retumbar de su vida no distorsionara las ondas, recordaba horarios de catequesis, misas y funerales, comentaba la película Marcelino, pan y vino, o deleitaba a los oyentes poniéndoles casetes de canto gregoriano
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Langdon comprendió con asombro que era el centro de emisión de los programas de radio más escuchados del mundo, que propagaban la palabra de Dios a millones de oyentes en todo el globo
74.
Había sido debatido en programas de radio que reciben llamadas de los oyentes, caricaturizado en chistes políticos, vituperado como una amenaza a la sociedad, exaltado como un hombre del pueblo
75.
Sus oyentes manifestaron su aprobación con un gruñido, y estudiaron el mapa durante unos minutos, para compenetrarse de la posición de los ejércitos
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Tenía entonces 19 años, y este matemático creador de primera categoría anunciaba lecciones que no encontrarían oyentes
77.
El asombro que se pintó en su rostro encontró eco en la explosión de una carcajada por parte del público, y entonces, después de comunicar a sus oyentes que se hallaban en perfecta libertad de salir de la sala si tenían otras ocupaciones, leyó el poema Rosalinda"
78.
En la conferencia inaugural del curso de Gudermann sobre las funciones analíticas (dicho autor daba diferente nombre, cosa que no tiene importancia) asistieron trece oyentes
79.
Esta forma de exponer sus lecciones se prestaba a equívocos, pues sus oyentes no sabían lo que pertenecía al maestro y lo que correspondía a otros autores
80.
Tenía la costumbre de sentarse donde podía ver al mismo tiempo a los oyentes y la pizarra, y dictaba a algún discípulo lo que debía escribir
81.
Como la fama de su obra se extendió por Europa (y más tarde por América), las clases de Weierstrass comenzaron a poblarse en tal grado que el profesor se lamentaba algunas veces de que la calidad de sus oyentes se hallaba muy por debajo de la cantidad
82.
En lugar de aplaudir, los oyentes hubieran obtenido mejor provecho de la exhibición si se hubieran negado a tragar buena parte de la filosofía de Hamilton que aderezaba, como salsa obligatoria, el jugoso plato de la sardina matemática
83.
En la misma carta (9 de octubre de 1854) expresa su ilimitado goce por el triunfo de su primera conferencia académica, y su gran satisfacción por el inesperado gran número de oyentes
84.
Mi primera desconfianza ha ido disminuyendo cada vez más, y me he habituado a pensar más en los oyentes que en mí mismo y a leer en sus expresiones si debo pasar a otros puntos o explicar más detenidamente la cuestión"
85.
La fuerza de su sangre le permitía mantener un mayor control mental que los demás oyentes, pero ahora, mientras intentaba separar la canción para hallar aquel motivo familiar, comprendió que era ese mismo control el que iba a tener que rendir, al menos en parte, si quería indagar en las profundidades de la música
86.
Uno de sus textos decía: «No se deben explicar públicamente las leyes sobre el incesto delante de tres oyentes, ni la historia de la creación del mundo delante de dos, ni la visión del carro de fuego delante de uno solo, a no ser que éste sea prudente y de buen sentido
87.
El ruido del motor del coche creció entre el silencio de los oyentes
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Esto era por cierto el discurso claro de un hombre, y a juzgar por el cambio que se manifestaba en el semblante de los oyentes, hubiera podido creerse que por primera vez desde hacía mucho tiempo volvían a oír ellos voces humanas
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No había muchos oyentes
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Resultó que era un niño a través del cual a veces parecía hablar, especialmente en las preguntas, en un presentimiento del futuro, quizá también como consecuencia de la ilusión de los sentidos que afectaba a los intranquilos y tensos oyentes, casi un hombre enérgico, astuto y perspicaz, pero que poco después se manifestaba sin transición como un escolar que no comprendía algunas preguntas, otras las interpretaba mal, que con una desconsideración infantil hablaba en voz demasiado baja, aunque se le había llamado frecuentemente la atención sobre esa falta y que, finalmente, como consuelo frente a algunas preguntas urgentes, se limitaba a callar y, además, sin mostrar confusión alguna, como jamás podría hacerlo un adulto
91.
Por eso le gustaba tener oyentes
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El monje salvaje era un predicador que vivía lo que decía a sus oyentes con su rostro, con su voz, con sus movimientos, con su cuerpo entero
93.
Y eso también se lo transmitía a sus oyentes
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Los medios intentaban explicar a sus lectores, oyentes y telespectadores lo que estaba pasando
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Hotblack Desiato no intentó confirmar ni negar ese hecho, y la atención de los momentáneos oyentes languideció
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Pero hubo de detenerse ante las exclamaciones de sus cinco oyentes
97.
Algunos de los oyentes volvieron a lo que estaban haciendo antes de la llamada, la mayoría a la fornicación pura y simple, pero unos cuantos se quedaron para escuchar porque tenían la impresión de que aquello era importante
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La voz resultaba reconfortante, parecía uno de esos predicadores radiofónicos ofreciendo a los oyentes su reflexión diaria
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Un grito estentóreo se escapó del grupo de oyentes, pero Wang Lung se alejó descontento
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Hizo una pausa para dejar que el peso de su afirmación impresionara a sus oyentes, pero la exclamación de impaciencia que se escapó de los labios de Than Kosis puso de manifiesto que no lo creía