1.
lo ruego, la carpeta que tienes delante
2.
Concentra tu atención, te lo ruego, en las
3.
Este es el ruego digno de un pueblo generoso,
4.
Pero, se lo ruego a
5.
»Antes, sólo elevaba mis oraciones a Dios; ahora, le ruego a
6.
A ruego mío, mientras don Carlos se engolfaba en su partida de ajedrez,abría Gabriela el
7.
Pero la expresión de angustioso ruego de Juanito pareció convencerla
8.
ruego obren con toda libertad, pues están en su casa
9.
envolviendo el ruego enpromesas, le suplicó que apurara todos
10.
Ruego al cielo que los que me han proporcionado mi horribletortura no sufran todo el
11.
Sin desesperar por esto, acudió á los resortesejercitados del halago, del ruego y de laamenaza,
12.
Ruego al lector que mesiga con atencion por algunos momentos en el
13.
Le ruego que prescinda de toda explicación directacon
14.
calma, se lo ruego
15.
El marchante el voto, prece y ruego
16.
El alma de su cuerpo, por gran ruego
17.
—¡Estoy cautivo! Le ruego tome asiento en la escalera; mi
18.
contrario, el mayor de los pecadores, accedía áaquel ruego, y rara era la vez que su
19.
Olvide usted, se lo ruego, una torpeza involuntaria que
20.
¡Cesad de llorar, os lo ruego!
21.
márchese lo antes quepueda, yo se lo ruego!
22.
15 No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal
23.
14 Todos estos perseveraban unánimes en oracion y ruego, con las mujeres, y
24.
Judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia
25.
1 YO, pues, preso en el Señor, os ruego que andeis como es digno de la
26.
2 A Euodias ruego, y á Syntyche exhorto, que sientan lo mismo en el Señor
27.
de Dios en toda oracion y ruego, con hacimiento de gracias
28.
1 RUEGO á los ancianos que están entre vosotros, yo anciano [tambien] conellos, y testigo de las
29.
20 Mas no ruego solamente por ellos; sino tambien por los que han de creer
30.
14 Todos estos perseveraban unánimes en oracion y ruego con las mujeres, y
31.
Judíos: por lo cual te ruego que me oigas con paciencia
32.
18 orando en todo tiempo con toda oracion y ruego en el Espíritu, y velando
33.
delante de Dios con mucha oracion, y ruego, y acciones de gracias
34.
1 YO ruego á los ancianos que están entre vosotros, (yo anciano tambien conellos, y testigo de las
35.
Señorita Lamb, le ruego que espere un momento
36.
El señor H…, un buen amigo mío, irá a su casa: le ruego que lo reciba
37.
–Cuando invite al pintor Mengs, le ruego que lo acompañe a comer conmigo -añadió el coronel en el momento de marcharse
38.
Sólo les ruego que se enfrenten con los hechos
39.
venga! ¡Oh, se lo ruego! ¿Vendrá?
40.
Ahora es mi intención, Sancho, sacar el tesoro que dejé enterrado, que por estar fuera del pueblo lo podré hacer sin peligro y escribir o pasar desde Valencia a mi hija y a mi mujer, que sé que está en Argel, y dar traza como traerlas a algún puerto de Francia, y desde allí llevarlas a Alemania, donde esperaremos lo que Dios quisiere hacer de nosotros; que, en resolución, Sancho, yo sé cierto que la Ricota mi hija y Francisca Ricota, mi mujer, son católicas cristianas, y, aunque yo no lo soy tanto, todavía tengo más de cristiano que de moro, y ruego siempre a Dios me abra los ojos del entendimiento y me dé a conocer cómo le tengo de servir
41.
-Siéntese, se lo ruego -dijo una de las dos señoras
42.
Le ruego que seleccione de entre ella una caja de miel hecha en Anuurn para su mesa
43.
–Le ruego que me permita explicarme -contestó el padre Brown cortésmente-: yo no titubeé en aceptar que debía dudar de ellos y de todo el mundo
44.
Pero le ruego que no dé a mi visita un sentido profesional, sino que la considere como una entrevista de carácter enteramente social
45.
En todo caso, le ruego sólo que no pretenda ayudarnos
46.
—Muy bien, coronel Arbuthnot; le ruego ahora que trate de recordar con el mayor cuidado
47.
Sólo ruego que pueda llegar a tiempo
48.
—Ya que no ha recogido las tazas, Dorcas, déjelas un poco más, se lo ruego
49.
Se lo ruego
50.
Lo que no impide que, cuando les ruego que me traduzcan alguna inscripción de las que se encuentran en las iglesias antiguas, se vean incapaces de complacerme
51.
Ruego confirme mi declaración de que yo estuve con usted a la hora de almorzar y hasta las cinco de la tarde del viernes catorce
52.
—Te lo ruego, Hastings, te lo ruego
53.
Por lo menos, le ruego que se tienda en la meridiana
54.
—Haga sonar el timbre, se lo ruego, Hastings
55.
Después de la comida, propongo anunciar, simplemente mencionar el hecho, que las perlas han sido robadas y que ruego que todo el mundo permanezca en el comedor mientras se efectúa un registro
56.
Pero sírvase, se lo ruego, de las células grises, mon ami
57.
- Le ruego, inspector, me haga usted una relación de los hechos
58.
—Te ruego no andes con dilaciones y digas lo que tienes que decir de una vez
59.
Milagrosamente sobrevivió al desastre hecho una momia irreconocible hasta que, siete años atrás, Brufau me envió un mensajero portando una vitela con los deseos del moribundo y con el ruego de que acudiera junto al lecho de su amo al que, me dijo, quedaban pocos días de vida
60.
Ahora le ruego que reflexione: usted, como yo, es un fiel y leal servidor de nuestro Estado
61.
Le ruego me perdone, pero la discreción me impide decir más acerca de las circunstancias
62.
—Si lo he ofendido, le ruego me perdone
63.
o había efectivamente un tono de ruego en la voz de Hal? Y por razonables que pudieran ser sus palabras, le llenaron de una aprensión aún más profunda que antes
64.
—Mire, voy a hacerle una pregunta que le parecerá extraña, pero le ruego que lo piense bien antes de contestar
65.
Pero guardad las medidas en la utilización de los aceleradores, os lo ruego
66.
–Te lo ruego, señor -suplicó ella-
67.
–En tal caso, pon en tu testamento que la T'ang sea enviada solemnemente a Su Alteza Imperial, con el ruego de que la acepte
68.
Le ruego acuse recibo
69.
–Le ruego que acepte los honorarios por el aterrizaje…, el dinero del aterrizaje
70.
—Señora, os lo ruego, entrad de una vez—dijo
71.
El día anterior, su sobrino, el coronel Mazardi, jefe de la Policía, le había llevado un télex que había llegado a través de su cuartel general: Le ruego acudan a la llegada jet G-ETLLETA 12
72.
Al llegar a este punto de mi narración ruego al lector que me dispense, si no puedo consignar concretamente las fechas de lo que refiero
73.
¡Oh, mi señora! Al oír la princesa el ruego de su padre, cogió un cuchillo que tenía unas inscripciones en lengua hebrea, trazó con él un círculo en el suelo, escribió allí varios renglones talismánicos, y después se colocó en medio del círculo, murmuró algunas palabras mágicas, leyó en un libro antiquísimo unas cosas que nadie entendía, y así permaneció breves instantes
74.
-Por Dios y todos los santos, ruego a usted, señora, que me permita ver a Inés
75.
Y era un hombre lleno de generosidad y de grandeza, y me tenía gran estimación, hasta el punto de que un día me mandó llamar, y era un día bendito como éste; y cuando llegué a su casa le encontré rodeado de muchos amigos, y a todos los dejó para venir a mi encuentro, y me dijo: "Te ruego que me sangres"
76.
Pero lo que acabas de decirme excita grandemente mi curiosidad, y te ruego que me expliques el motivo de tanta impaciencia, pues nada perderás con decirme qué es lo que te obliga a apresurarte de este modo
77.
—Oiga, Joe —dijo Grant, y aunque trataba de ocultarlo había algo de ruego en su voz—
78.
Y os lo ruego, señor, no presentéis objeciones
79.
Yo exclamé: "Las vi, padre mío, y te ruego que me digas dónde se halla el palacio de los diamantes, en que habitan con su padre el rey Nassr"
80.
Y añadió: "¡Hola! ¡hola! ¡que le empalen por haberse evadido!" Pero en aquel momento se adelantó el visir tuerto, y dijo al rey: "¡Oh rey del tiempo! ¡también yo hice a mi vez una promesa! ¡Y consiste en inmolar a la puerta de mi palacio tres musulmanes jóvenes para atraer la bendición sobre mi matrimonio! ¡Te ruego, pues, que me facilites los medios de cumplir mi promesa, dejándome escoger tres prisioneros entre la redada de prisioneros!" Y dijo el rey: "¡Por el Mesías, que no sabía yo tu promesa! ¡De no ser así, te hubiera cedido no tres, sino treinta prisioneros! Y el visir se llevó consigo a Nur, con intención de regar con la sangre del joven el umbral de su palacio; pero después de haber pensado que su promesa no se cumpliría por completo mientras no sacrificase a tres musulmanes a la vez, arrojó a Nur, todo encadenado, en la cuadra del palacio, adonde por el momento pensaba torturarle de hambre y sed
81.
¡Y te ruego que vayas a revisar su realización!" Y Aladino se prestó a ello, y el efrit le transportó inmediatamente al sitio designado, y le mostró frente por frente al palacio del sultán, en medio de un magnífico jardín, y precedido de dos inmensos patios de mármol, un palacio mucho más hermoso de lo que el joven esperaba
82.
Pero asimismo notó que la ventana que hacía el número noventa y nueve no estaba concluída y carecía de todo adorno; y se encaró con Aladino y le dijo, muy sorprendido: "¡Oh hijo mío Aladino! ¡he aquí, ciertamente, el palacio más maravilloso que existió jamás sobre la faz de la tierra! ¡Y estoy lleno de admiración por cuanto veo! Pero, ¿puedes decirme qué motivo te ha impedido acabar la labor de esa ventana que con sus imperfecciones afea la hermosura de sus hermanas?" Y Aladino sonrió y contestó: "¡Oh rey del tiempo! te ruego que no creas fué por olvido o por economía o por simple negligencia por lo que dejé esa ventana en el estado imperfecto en que la ves, porque la he querido así a sabiendas
83.
¡Te ruego, pues, que cierres tu tienda a los clientes que tienes costumbre de recibir, y toma esto para indemnizarte de la pérdida de tu tiempo!" Y le entregó una bolsa llena de dinares de oro, la cual se apresuró el barbero a guardarse en su cinturón, tras de tomarla a peso con un leve movimiento de mano
84.
En nombre de Nuestro Señor Jesucristo, que a todos perdonó, yo ruego a las dos hermanas que me oyen
85.
sí, yo les ruego, como hermana y como superiora, que sofoquen al punto el rencor y se reconcilien dándose el ósculo de paz
86.
Y le abordó y le dijo: "¿Qué esperas, ¡oh hombre!? ¿Y qué hay de común entre esta casa y tú?" Y el barbero se inclinó hasta tierra y contestó: "¡Oh sidi yuzbaschi! ¡espero aquí al mejor cliente de mi tienda! ¡Porque mi pan está entre sus manos!" Y el yuzbaschi le preguntó muy asombrado: "¿Qué dices, ¡oh secuaz de los efrits!? ¿Acaso se ha convertido ahora mi casa en punto de cita de los clientes de barberos de tu especie? ¡Vete, ¡oh proxeneta! o conocerás la fuerza de mi brazo!" Y dijo el barbero: "¡El nombre de Alah sobre ti ¡oh mi señor yuzbaschi! y sobre tu casa y sobre los habitantes de tu honorable casa, receptáculo de la honestidad y de todas las virtudes! ¡Pero por tu preciosa vida te juro que mi mejor cliente ha entrado aquí mismo! ¡Y como ya lleva mucho tiempo, y mi trabajo y mi tienda me ponen en la imposibilidad de esperar más, te ruego que le digas, cuando le veas, que no se retarde!" Y el esposo de la joven le dijo: "¿Y qué clase de hombre es tu cliente, oh hijo de alcahuetes y descendencia de procuradores!?" El aludido dijo: "Es un buen mozo, con unos ojos así, y una estatura así, y lo demás por el estilo! ¡Es un perfecto schalabi, un elegante, un refinado de maneras y de aspecto, y generoso, y delicioso, un terrón de azúcar,! ya sidi! un panal de miel, ualahi!"
87.
–Basta, te lo ruego, querida, o lo desperdiciaré todo en el aire
88.
–No estoy seguro -dijo el padre Mancuso, corrigiéndose-; es por eso que les ruego que abadonen esa casa hasta que se pueda llegar a una conclusión, científica o…
89.
Sí entendí la palabra aryu («te lo ruego»), pero los jóvenes soldados no parecían ablandarse
90.
Te ruego que la hagas; te invíto a ello
91.
A todos ruego que me perdonen, y yo en los presentes perdono a cuantas personas de este y el otro bando hayan podido causarme algún agravio
92.
Les ruego, además, que entierren mi cuerpo en lugar decoroso, designando mi sepultura con una cruz y alguna [246] inscripción, pues mi familia pretenderá seguramente transportar estos tristes despojos al panteón de Cintruénigo
93.
Mientras tanto, le ruego que pida a su tripulación que permanezca aquí
94.
Diez meses más tarde, cuando Florentina le presentó el informe al presidente, éste envió al Congreso propuestas para la introducción de una serie de controles, con el ruego de que pasaran sin demora a deliberación
95.
Le ruego que tome asiento
96.
Sin embargo, su inesperada visita me demuestra que incluso en ese mundo de aire puro y juego limpio puede haber trabajo para mí; así pues, señor mío, le ruego que se siente y me explique despacio, con tranquilidad y con detalle, lo que ha ocurrido y qué clase de ayuda espera usted de mí
97.
Pero, antes que nada, le ruego que borre de su mente la idea de que todo lo que nos han contado la doncella y la señora tiene que ser necesariamente cierto