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sobriedad Beispielsätze
sobriedad
1. Merece especial alabanza la sobriedad ymoderación del autor, en nada semejante á la exageración y groserocolorido, que empezaba ya á dominar en el teatro
2. en la sobriedad, jugaba con gran pesadez de brazo,
3. fuerza de estudio, de virtud, de sobriedad, seconvirtieron en los directores de nuestra
4. moderación y sobriedad por una parte y de esplendor y lujo en otras,que no se
5. Y elPadre, si bien con modestia y sobriedad, no había podido
6. que tiene (y esas con sobriedad y modestia), lopierde al tute el último día de
7. esa sobriedad en el saber,recomendada por la religion cristiana, esa prudentedesconfianza de las
8. halla compensada por el primor y la sobriedad de la dicción ypor la cadencia
9. nervioso, a pesar de su austera sobriedad, creada en ocasiones con las brisas inspiradas por la
10. grado,á mantenerse en la sobriedad y moderación
11. Desde la sobriedad del pobre a la disipación
12. Terminó con esto el festín, durante el cual reinó en elcomedor un silencio de refectorio, excepto cuando Elías dijo que tantaesplendidez le parecía dispendiosa, y elogió la sobriedad
13. Su abstinencia y su sobriedad llegaban a los límites delo
14. Rió de la sobriedad de
15. ordenado desorden de susobras colosales y a la sobriedad jugosa
16. Meencantan, sobre todo, la sencillez, la sobriedad en hiperbólicasmanifestaciones de
17. Y ese movimiento ciego que nunca había cesado, que experimentaba aún ahora, fuego negro enterrado en él como uno de esos fuegos apagados en la superficie pero que en el interior siguen ardiendo, desplazando las fisuras y las torpes agitaciones vegetales, de suerte que la superficie fangosa tiene los mismos movimientos que la turba de los pantanos, y de esas ondulaciones espesas e insensibles seguían naciendo en él, día tras día, los más violentos y terribles de sus deseos, así como sus angustias desérticas, sus nostalgias más fecundas, sus bruscas exigencias de desnudez y sobriedad, su aspiración a no ser nada, sí, ese movimiento oscuro a lo largo de todos estos años estaba de acuerdo con aquel inmenso país que lo rodeaba, cuyo peso, siendo niño, había sentido, con el inmenso mar delante, y detrás ese espacio interminable de montañas, mesetas y desierto que llamaban el interior, y, entre ambos, el peligro permanente del que nadie hablaba porque parecía natural, pero que Jacques percibía cuando, en la pequeña finca de Birmandreis, con sus habitaciones abovedadas y sus paredes encaladas, la tía recorría los cuartos en el momento de acostarse para ver si estaban bien corridos los cerrojos de los postigos de gruesa madera maciza, país donde se sentía como si allí lo hubieran arrojado, como si fuera el primer habitante o el primer conquistador, desembarcando allí donde todavía reinaba la ley de la fuerza y la justicia estaba hecha para castigar implacablemente lo que las costumbres no habían podido evitar, y alrededor aquellos hombres atrayentes e inquietantes, cercanos y alejados, con los que uno se codeaba a lo largo del día, y a veces nacía la amistad o la camaradería, pero al caer la noche se retiraban a sus casas desconocidas, donde no se entraba nunca, parapetados con sus mujeres, a las que jamás se veía, o si se las veía en la calle, no se sabía quiénes eran, con el velo cubriendo la mitad del rostro y los hermosos ojos sensuales y dulces por encima de la tela blanca, y eran tan numerosos en los barrios donde estaban concentrados, tan numerosos, que simplemente por su cantidad, aunque resignados y cansados, hacían planear una amenaza invisible que se husmeaba en el aire de las calles ciertas noches en que estallaba una pelea entre un francés y un árabe, de la misma manera que hubiera estallado entre dos franceses o entre dos árabes, pero no era recibida de la misma manera, y los árabes del barrio, con sus monos de un azul desteñido o sus chilabas miserables, se acercaban lentamente, desde todas partes, con un movimiento continuo, hasta que la masa poco a poco aglutinada expulsaba de su espesor, sin violencia, por el movimiento mismo que lo reunía, a los pocos franceses atraídos por algunos testigos de la pelea, y el francés que luchaba, retrocediendo, se encontraba de pronto frente a su adversario y a una multitud de rostros sombríos y cerrados que le hubieran despojado de todo su coraje si justamente no se hubiese criado en ese país y no supiera que sólo el coraje permitía vivir en él, y entonces hacía frente a esa multitud amenazadora y que, no obstante, no amenazaba a nadie salvo con su presencia, y el movimiento que no podía evitar, y la mayor parte del tiempo eran ellos los que sujetaban al árabe que luchaba con furia y embriaguez, para que se marchase antes de que llegaran los guardias, que se presentaban al poco de llamarlos, y se llevaban sin discusión a los adversarios, que pasaban maltrechos bajo las ventanas de Jacques, rumbo a la comisaría
18. Entretanto el sacerdote estaba esperando serenamente la aproximación del secretario, visible hasta de lejos, en medio de aquella muchedumbre, por la clerical pulcritud y sobriedad de su chistera y de la levita
19. Ella lo hizo poco más o menos con las mismas palabras de antes, pero con mucha más sobriedad
20. —Ya veremos lo que te dura la sobriedad cuando hayas estado unas cuantas veces en el Club Python
21. sobriedad y su valor, que los hace aptos para expediciones militares
22. La sala estaba decorada con sobriedad, tapices persas, cuadros modernos y algunos libros de arte en estratégico desorden
23. Para Kate, formada en la sobriedad de la Iglesia protestante, el culto católico resultaba tan pintoresco como las ceremonias religiosas de los pueblos africanos
24. El conde la decoró a su gusto, con un refinamiento equívoco y decadente que sorprendió a Blanca, acostumbrada a la vida de campo y a la sobriedad clásica de su padre
25. El aposento estaba confortablemente ambientado con sobriedad monástica, pero al lado del cuartucho del mesón de la penúltima noche pensó que era, talmente, el dormitorio del duque de Alba
26. Los techos eran artesonados y de impresionante magnificencia, y todo el conjunto constituía un alarde de sobriedad y buen gusto
27. — Pero también has producido una especie de revolución en el lenguaje en la trastienda —continuó él con la misma fingida sobriedad, incapaz de mantener el rostro absolutamente inexpresivo
28. El almirante se enfurece y les dice que son unos cobardes, porque no tienen alma para resistir tres días sin comer, y les da el ejemplo de la más plausible sobriedad mandándose servir un pedacito de maroma asada
29. Era gran tirador según observé a los primeros golpes; y como [36] yo no poseía en tal alto grado los secretos del arte y él no tenía entonces en su cerebro todo aquel buen asiento y equilibrio que indican una organización educada en la sobriedad, jugaba con gran pesadez de brazo, haciéndome más daño del que correspondía a un simple entretenimiento
30. Visitábanse, sí, con frecuencia, y Soledad pasaba algunos ratos acompañando a Doña Fermina; pero Gil de la Cuadra, en sus entrevistas con el antiguo jurado, mostraba el singular recato y la estudiada sobriedad de palabras que indican empeño de ocultar ocupaciones o designios
31. Mikhail, a pesar de los vodkas que se ha tomado, parece recuperar la sobriedad
32. Don Saturno del Socobio, que estaba ya casi lelo, no decía más que: «España es la primera nación del mundo por el valor y por la sobriedad
33. Aunque alternan seda y paño, sotana e indumento seglar, vestuario a la moda y cortes de ropa supervivientes del tiempo viejo, predomina la sobriedad del negro y el gris, propios de la gente respetable que representa, en las Cortes constituyentes de Cádiz, a la España peninsular y ultramarina
34. Aún no ha recuperado la sobriedad desde que lo largaste de una patada en el trasero
35. Me di cuenta de que apenas utilizaba las manos al hablar, y de que tanto el género como el corte de su traje y corbata combinaban el lujo y la sobriedad más extremados
36. Kilby y Richards eran jóvenes, vestían con sobriedad y tenían una expresión seria
37. "La sobriedad es una especie de culto nacional —observa Almirall—
38. El orgullo hidalgo de las regiones centrales y meridionales de España, haciendo de la necesidad una virtud, ha elevado la sobriedad al rango de religión nacional y, querámoslo o no, se nos obliga a ser sobrios
39. Era un lugar bien cuidado, con picaportes brillantes y cristales limpios, y tenía un aire de sobriedad burguesa que en ese momento atrajo a Quinn
40. La sobriedad de Claude Pillerault, que se había hecho costumbre en él, no pudo adaptarse a los gustos de una vida ociosa cuando, al dejar el comercio, entró en ese no hacer nada que tanto agobia al burgués parisiense: siguió haciendo la misma clase de vida y animó su vejez con sus convicciones políticas, que, digámoslo, eran de extrema izquierda
41. Después de cerrar la puerta, Hocto se puso al volante y ella se acomodó en el asiento de piel clara junto a Cesar Whong, que la recibió con su sobriedad habitual y su sonrisa cortada a cuchillo en su rostro de cera
42. Había jóvenes turcos, empleados en bufetes de abogados y contadores, debatiendo sobre sus ambiciones; grupos de libadores de vino cuya única declaración de sobriedad eran sus trajes y, más interesante, un puñado de individuos que estaban sentados solos en sus mesas y que se limitaban a beber
43. En la sobriedad de los días siguientes, mientras elaboraban los detalles de la operación, se habían dado cuenta de que no sería simple
44. Yo, que soy la probidad, el pundonor, la lealtad, la sobriedad, ¿por qué he merecido esta tortura, que produce un trastorno en todas mis facultades y acabará por volverme loco?
45. Cuando aquella mujer recuperó la sobriedad y vio a Bowie a la luz del día, decidió denunciarlo
46. La falta de sobriedad lo ha distinguido siempre de todos los otros nazis, sobre todo si lo comparamos con el fallecido H
47. Sin embargo, no es verosímil que cuando prevalezca de nuevo una mayor sobriedad continúen apoyando a un tullido y demagogo que sobrevive inflamando a las masas con mentiras y malas artes
48. 2) Del mismo modo hemos de pensar que lo que juzgamos imprevisión en el Autor de la naturaleza, como en la pérdida de semillas y embriones, o en la destrucción accidental de plantas y animales, es más bien un prejuicio nuestro, acostumbrados como estamos a ver que el hombre mediante la sobriedad tiende a suplir lo escaso de su poder
49. Así con las tradiciones: la tradición de la España católica, la tradición de la grandeza militar, la tradición de las luchas con los moros, de hospitalidad, de la truculencia, de la sobriedad, de la hidalguía de Don Quijote, del Tenorio
50. Fiel a su promesa, el padre García Herreros dio un ejemplo de sobriedad en sus declaraciones a la prensa