1.
A los cinco minutos el taller estaba desierto
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taller con objeto de que, tras un plazo razonable, sean ellos los que hagan el trabajo sucio
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mueble requería unas cuantas reparaciones, todavía se hallaba en el taller de dicho
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portón de su taller
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La únicadistracción de doña Lupe en sus horas solitarias era ver quién entrabaen el taller de coches inmediato o en la imprenta de enfrente, y sipasaba o no doña Guillermina Pacheco en dirección del asilo de la callede Alburquerque
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quien la división del trabajo de taller obliga a consumir en
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de los siglos, en lasombra, en el taller, o el laboratorio de
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entraba de aprendiz en un taller, ysólo lo abandonaba para irse al cementerio
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indicaban queallí tenía la señora condesa el taller de educación y
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de taller casero, rarezas del capricho, exageraciones de lamoda,
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Y el ingeniero guió al doctor hacia el taller de los
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Sus compañeros de taller los desprecian
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el taller de Fabrice, con grande aflicción delpintor, que tan
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pintortomaban de día en día, merced a las facilidades del taller,
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Y la dejó en la avenida de los arrayanes marchando al taller en
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El marqués se inclinó, y juntos salieron del taller; a pesar de
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Dejaron el taller y se dirigieron a esa avenida de los arrayanes
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oído, no es cierto, miconversación con Pierrepont en el taller?
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Haciala noche entró en el taller
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Los negocios de la casa obligaban a este taller a una
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Había trabajado día y noche en su taller, renunciando a los
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Isidora visitabacon frecuencia el taller de Eponina, y allí se
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permitía entrar en su taller a todas horas y bromearcon las
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los trece, mascarones para los barcosen el taller de su padre, que
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Durante la semana, paseando entre las cajas del taller, manchado detinta y oliendo a
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había recogido en el taller
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Con gran regularidad, causada por la de las estaciones, llevan lostorrentes del ventisquero á la llanura el agua fecundante y los barrosde aluvión, que provienen del enorme taller triturador que
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todavía estaba en el taller
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nuevo taller, en un cuartucho del piso bajo, con puertaal patio
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En este muelle y a pocos pasos del Mentidero, tenía su taller el padrede Zelayeta
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Era el gran martillo-pilón del taller, quehabía empezado a
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centros de su organismo atiborrado: por laciudad, por el taller,
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vividor más que el corazón, que funcionaba como una máquina reciénsalida del taller
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Y poniéndose en pie empezó á quitarse el batín que usaba en el taller
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Es un gran taller, una gran oficina, en quecada uno de esos personajes trabaja, sin que los obreros
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en el taller y en los salones: descripción y pintura de
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Cuando el taller cerraba, él se retiraba a su habitación de la azotea
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Yo había apuntado el número del taller en un papel y se lo había entregado a mi padre
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Los comerciantes acompañaron a Akbar al taller
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Marzi se puso el velo y fue a ver si su padre estaba en el taller
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En torno al patio se sucedían numerosas habitaciones: una sala de reunión con una gran mesa de piedra, un scriptórium en el que había mesas bajas con tinteros, y un taller de cerámica con hornos
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El día en que Reme y Tomasa se encontraron más solas que nunca cuando regresaron a la galería número dos derecha, en fila, en silencio y orden desde el taller de costura
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Después de asistir al taller de ebanistería, donde construyen pequeñas cajas de madera que las mujeres rifarán por las calles de sus pueblos, bajarán a la cocina y se asarán unas patatas
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Echando un vistazo al taller en el que se encontraban, Dorian advirtió, en una de las mesas de trabajo, una silueta poderosa y de gran envergadura tendida bajo un manto que la cubría
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Ismael señaló lo que parecía una puerta de entrada a la casa en el otro extremo del taller
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El dueño se metió en su taller y salió al cabo de unos segundos con una preciosa estatuilla de la Reina de Oil
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Vivían juntos y no se separaban nunca, dormían juntos (el hombre en el diván del comedor, el perro en una pobre alfombrita gastada hasta la trama), iban al trabajo juntos (el perro se acostaba en un lecho de virutas especialmente preparado para él debajo del banco del taller), iban juntos a los cafés, y el animal esperaba pacientemente entre las piernas de su amo a que terminaran sus discursos
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Estaban Daniel y Pierre,{72} los dos hermanos, compañeros de taller de Ernest, Daniel siempre risueño y lleno de optimismo, Pierre más estricto, más metódico, siempre sagaz en sus opiniones sobre la gente y las cosas
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Y con frecuencia se les unían dos o tres hombres más, todos buenos muchachos, por lo menos en esas ocasiones, felices de poder escapar por un día del taller, del apartamento estrecho y atestado, a veces de la mujer, con ese abandono y esa tolerancia divertida característica de los hombres cuando están entre ellos para darse un placer breve y violento
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Encima de este piso principal había un vasto taller que ampliaron echando abajo los tabiques, pandemonio en que el artista disputaba al dandy
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Parecía un demonio mahendo'sat: le faltaban dos miembros para poder mantener con orgullo tal pretensión pero con todas las tuberías al descubierto y sus proporciones deformes resultaba bastante horrible recortado contra la oscuridad del taller
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Y solía coger un clavo en el taller y hacía dibujos en la roña de las ruedas, y algunos dibujos seguían en el mismo sitio al de una semana, cuando los volvían a traer a limpiar, pero muchos de ellos no eran ya ni siquiera dibujos, eran un poco más de roña encima de la roña de antes
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Es un taller propiedad de «Golconda, S
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Pero las escenas se alejaban de los hechos y lo sumergían en situaciones imaginarias construidas aleatoriamente a partir de fragmentos de lo que había sucedido en realidad: se encontraba de pie en el taller de Horst, las puertas del cual estaban abiertas y colgaban de las bisagras, abiertas como la boca desencajada de un idiota
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Cuando se fue Baldor, Roran terminó a solas la fosa, que llegaba a la altura de los muslos, y luego se fue al taller de Fisk
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Al día siguiente Pedro salió a buscar a su hijo, lo encontró parado en una esquina piropeando a las mujeres que pasaban, lo cogió del cuello y se lo llevó a su garaje; le quitó a tirones su atuendo de pachuco, le puso un pantalón engrasado y lo obligó a trabajar de sol a sol durante varios años, hasta convertirlo en el me55 jor mecánico de los alrededores y dejarlo instalado por su cuenta en un taller propio
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Se levantaba al alba para cocinar un desayuno contundente a Pedro, quien debía abrir el taller muy temprano; nunca sirvió en su mesa tortillas añejas, pues habría desacreditado su dignidad
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Carmen se había instalado en un cuarto de mala muerte en los extramuros de la capital de México y trabajaba en un taller de orfebrería
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En el taller tenía sus tesoros en cajas de plástico transparente organizados por materiales y colores, allí se encerraba por horas a fabricar cada modelo, poniendo y quitando cuentas, labrando metales, cortando y puliendo en un paciente ejercicio de la imaginación
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Como tantas otras veces, suplicó a Blanca que abandonara la casa de los Trueba, la tutela feroz de su padre y la soledad de su taller lleno de mongólicos y señoritas ociosas, y partiera con él, de una vez por todas, a vivir ese amor desenfrenado que habían ocultado desde la niñez
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A esa hora encendía el horno del taller, vestida con un delantal de hule y zuecos de madera, preparaba las mesas de trabajo y batía la arcilla para sus clases, con los brazos hundidos hasta los codos en el barro áspero y frío
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Una tarde a las siete y en la sede de su grupo, que se ubicaba en un pequeño almacén de chatarra de un taller mecánico en las confluencias de Libenstrasse con Zermatplatz y que era una espléndida tapadera, quedaron citados con la persona que, por indicación de los mandos del partido, le iba a alojar en su casa
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Helga, la hija de Tomás, el contable jubilado del taller de joyería de su padre, aquella pequeñaja flaca con quien había jugado alguna que otra tarde de su niñez, pertenecía al partido, sin que jamás Manfred lo hubiera sospechado, y vivía en uno de los bloques de viviendas que el Partido Nacionalsocialista había construido para trabajadores, en Windit, uno de los barrios extremos del nuevo Berlín, y que eran verdaderos hormigueros humanos donde las personas que en ellos habitaban lo hacían en el más absoluto anonimato
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Fue ella quien sugirió a mi abuela la idea de formar un club de damas para canalizar la caridad y en vez de regalar a los pobres ropa usada o la comida que sobraba en sus cocinas, crear un fondo, administrarlo como si fuera un banco y otorgar préstamos a las mujeres para que iniciaran algún pequeño negocio: un gallinero, un taller de costura, unas bateas para lavar ropa ajena, una carretela para hacer transporte, en fin, lo necesario para salir de la indigencia absoluta en que sobrevivían con sus hijos
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Sin embargo, y aunque las conversaciones del taller, por muy triviales que fueran las anécdotas que las desencadenaran, jamás giraban alrededor de ninguna cosa que hubiera sucedido entre el verano del 36 y el del 39, estaba casi seguro de que algunos de sus compañeros tenían un pasado tan peligroso como el suyo
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–Quiero decir que los dibuja, que los inventa en su taller las modistas los cosen como él les indica
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Después de calmarse y recuperar las extremidades, la condujo a su taller y le ofreció algo de beber
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Luego bajó al taller a dejar el paquete, pero no invitó a su hermano a que lo acompañara
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Giacomo aseguraba que en esa ocasión no entró en el taller
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Como resultado, la Comisión de Ciencias, Espacio y Tecnología de la Cámara de Diputados norteamericana incluyó el párrafo siguiente en la Ley para Autorización de la NASA de 1990: En consecuencia, la Comisión instruye a la NASA para que lleve a cabo dos estudios en forma de taller: el primero debería definir un programa para aumentar, de manera notable, la velocidad de descubrimiento de asteroides que crucen la órbita de la Tierra; este estudio habría de consignar los costos, cronograma, tecnología y equipo necesarios para la definición precisa de las órbitas de tales cuerpos
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Este puede resultar un documento histórico: quién habría creído, hace nada más que unos pocos años, que una Comisión del Congreso habría emitido una declaración semejante Tal como se la instruyó, la NASA estableció un Taller Internacional para el descubrimiento de Objetos Cercanos a la Tierra, que tuvo varias
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había sido convertido en taller; a través de la única ventana, Sparta pudo ver una hilera de jardines traseros con muros de ladrillo, bien cuidados y de clase media
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En un rincón del pequeño taller, junto a un pequeño lavadero, se encontraban las tuberías de cobre del apartamento de Blake y las de los pisos de encima Y de debajo del suyo
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La cúpula en la que Cliff se hallaba ahora era un garaje, hangar y taller de reparaciones para equipamiento grande; era un hervidero de hombres y mujeres ocupados en reparar coches lunares estropeados, transformadores defectuosos, tramos de la Vista del lanzador que necesitaban reparación
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Linderstadt llevó a cabo las modificaciones, luego colgó el vestido en un probador y regresó al taller
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En el taller hacía tanto frío como en el salón, de modo que se puso un abrigo, una bufanda y unos guantes de cabritilla cuyos dedos había despuntado con una tijera
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En cuanto llegó al taller se puso a trabajar en su siguiente creación, un vestido con los hombros descubiertos de muaré azul con una voluminosa falda festoneada de lazos
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-En Cádiz existía lo que llamaban el Soberano Capítulo y el Sublime Taller, y qué sé yo qué
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En Córdoba se había montado un taller, y allí se acumulaba la pedrería más usual conforme a las exigencias de una industria y comercio bastante activos
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Así que cuando entré en su taller, me lo encontré con la pistola en la mano, lo que nunca resulta tranquilizador
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Me acordé de su madre con la máquina de pedal arrimada a la ventana, me acordé del murmullo de los tilos, me acordé de la sopa que la vieja comía mientras seguía remendando, de los hilos que se le enmarañaban en el pelo, y el hijo, acercándose a mí, Hola niña, y yo ¿Por qué motivo no me dibujaste el mar?, mi hermano Fernando dormía en la habitación, desde que cortaron las trepadoras sobraba luz en el jardín, un silencio diferente moraba en los arbustos, la ausencia de la palmera ensanchaba el horizonte, viviendas de tejados de pizarra, casas de la Rua Emilia das Neves y de la Estrada de Benfica hasta los castillitos de Portas y el barrio de negros en Damaia, lo que quedaba del Colegio Lusitano transformado en taller de tonelero y refugio de mendigos, con perchas sepultadas en la hierba, el cañaveral del riachuelo, atascado de basura, junto a las vías del tren donde ningún tren pasaba y donde el cadáver del mozo de cordel se pudrió semanas y semanas, Hola niña, y yo No me has dibujado el mar porque el mar no existe, qué mentira el mar, has escondido las olas con los dedos y has hecho galerías y girasoles y mariposas, un mirlo se posó en lo alto de la jaula en la que la zorra se extendiera con el hocico pegado al cazo, La pequeña se ve enseguida que no es mi hija, no insistas, gritó mi padre en el despacho, yo debería acabar con ella y contigo, y sollozos, y bofetadas, y más gritos, y mi hermano Jorge Padre tiene esas cosas, ya le conoces las manías, y él Claro que el mar no es mentira, niña, soy yo que no sabía explicarlo, si tuviese un lapicero te lo mostraría, nuestra madre me trajo la comida con un chichón en la frente y la mejilla herida, dejó la bandeja encima de la cama, bajó las escaleras sin hacerme una caricia, sin besarme, y yo ¿Nuestra madre no es mi madre, Jorge?, el cadáver del mozo de cordel se había dilatado hasta el punto de reventar la camisa, fueron los alumnos de la escuela quienes dieron con él descomponiéndose, y mi padre La pequeña no sale de aquí, exijo que no salga de aquí, exijo que nadie la vea, que nadie piense, que nadie hable, el mirlo alzó el vuelo desde la jaula y yo Si nuestra madre no es mi madre no tengo madre ni padre, puse un aria de ópera en el gramófono y él agarró un lápiz y empezó a garabatear una playa en la pared, dunas, peñascos, toldos de bañistas, paquebotes, y yo, en cuanto comenzó a cantar el tenor después de los violines, El mar es verde, tienes que pintarlo de verde, y mi hermano Jorge Aunque no fueses de ellos serías mi hermana, hermanita,
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–He presentado una solicitud para trabajar contigo en el taller en cuanto acabe el curso
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Contó las querellas que con su padre tuvo por el amor de Tolomín; cómo estas desavenencias la separaron al fin de Ansúrez y del hermano pequeño (el cual en aquellos días entró de aprendiz en el taller de unos boteros de la calle de Segovia, amigos de su padre); cómo unió su suerte a la del Capitán, locamente enamorada y obedeciendo a una fuerza imperiosa, irresistible; cómo fueron obsequiados por el Ramos, manolo viejo de ideas revolucionarias, retirado de la patriotería activa y enriquecido en su comercio de maderas viejas; cómo hallándose un día refrescando con el Ramos en cierta botillería de la calle de los Abades, se les apareció el Teniente Castillejo emparejado con la viuda de un capitán, y cómo, en fin, los cuatro se fueron a vivir a un piso quinto, en la calle del Azotado, con anchura de local y estrechez grande de recursos
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En la del Desengaño, tienda, tiene su habitación y taller un maestro hojalatero llamado José María Albear
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¡Lo que luchan y se afanan estas clases inferiores de la industria para sostener [275] una existencia mezquina sin esperanzas de mejora! Y los infelices que en aquel taller echan diariamente el quilo, estarían seguramente en las calles haciendo fuego contra el poder establecido, y presentando su pecho a las balas y a las bayonetas del Ejército
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Cuenta también la Historia íntima que una tarde que Facundo tenía gran cuchipanda con sus amigos en la Alameda de Osuna, Teresa se echó a la calle, de trapillo, y se fue a casa de Jerónima, donde le dijeron que Tuste no iba más que a comer y a dormir; que aún no había encontrado colocación; pero que en tanto, se había puesto a aprender el oficio de armero en el taller de un amigo
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No le había dado Jerónima, por ignorarla, la dirección exacta del taller donde Tuste trabajaba; pero ya lo encontraría preguntando, y al entrar en las Vistillas puso atención a los ruidos del barrio, esperando escuchar el son vibrante de los martillos sobre el yunque, o los chirridos de las limas raspando el metal
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Mientras vivieron en las Vistillas, a los dos les veía casi diariamente; pero una vez que los esposos libres se trasladaron a la casa de Beramendi, no encontraba en el taller más que a Leoncio y al espiritual Santiuste, ardoroso en el trabajo por instigación constante de la guapa moza
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Iban a estas gratas expansiones con las compañeras del taller de encajes, y se les agregaban mozalbetes del comercio, obreros diamantistas, y algún estudiante hirsuto y pálido del Barrio Latino
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—Quiero decir que los dibuja, que los inventa en su taller las modistas los cosen como él les indica
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Él, en tanto, logró con su buena conducta que el jefe del presidio le consintiera montar un reducido taller en las estancias altas del penal, con lo que alivió la pesadumbre del ocio y la tristeza, granjeándose algunos dineros para mejorar las condiciones materiales de su vida
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–Y ha testificado antes que, al margen de cuál sea el procedimiento, generalmente confía en que el equipo del taller mantenga los coches limpios, ¿ es correcto?
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–Veamos, durante esas dos horas que estuvo alejado del 356 coche y escribiendo el atestado, ¿sabe si los empleados del taller lo limpiaron o desinfectaron?
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La conversación murió allí, y al cabo de unas manzanas estaban aparcando en el taller
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La puerta chirrió al abrirse, y el interruptor de la luz alumbró el abigarrado taller que presidía una antigua prensa de libros junto a una mesa de zinc llena de herramientas, cuadernillos a medio coser o ya enlomados, guillotinas de papel, pieles teñidas, frascos de cola, hierros ornamentales y otros utensilios del oficio
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Compraron la casa de la antigua estación de tren de Rensjön y mi madre puso allí su taller, en la antigua sala de espera
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Antes de eso, se quedaba en el taller trabajando hasta altas horas de la noche
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En el taller había muchas cosas de piel de reno de cuando ella era pequeña
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Bajaba la manilla de la puerta del taller con sumo cuidado
100.
¿Has mirado en el taller lo que te quieres llevar y eso?