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    Use "baba" in a sentence

    baba example sentences

    baba


    1. Sólo en la edad pueril,cuando a la sociedad se le cae la baba y vive bajo la férula del dómine,se comprende que exista y tenga prosélitos la institución llamadamatrimonio, unión perpetua de los sexos, contraviniendo la ley deNaturaleza


    2. Las pobrecillas estuvieron a moco y baba todo el día


    3. , todo adobado con la baba del odio y eldespecho


    4. Era cosa de caérsele á uno la baba el oir á dos marinos hablar entre síen el caló, cuyas muestras he


    5. de las balleneras se les cae la baba cuando canta usted


    6. Y besa que te besa, le ponía a Carmencita la cara hecha una compasión,entre gotas de llanto y rezumos de baba


    7. —Que a Rosalía se le caía la baba con esta adulación, no hay para quédecirlo


    8. sus ojuelos, y de su bocaentreabierta salía, unido a la cristalina y caliente baba de ladentición, un


    9. señal de admiración, o bien llenaba surostro de baba


    10. mojandocon su baba las patillas del ganadero

    11. De su boca entreabierta fluía un líquido amarillento, una baba que se mezclaba con la bilis escupida de lo más profundo de sus visceras


    12. –El tratado Baba Kamma del Talmud -dije mientras lo sujetaba como le había visto hacer a él- trata del problema del robo y el bandidismo


    13. Zá la verdad de aquellas impresiones; pero eso era lo que yo experimentaba, amigo, y aquellos nuevos sentimientos hacáan callar los cons jos que me Baba el recuerdo de los días felices pasados con usted


    14. Por ejemplo, el chocolate Kinder: cada vez que lo como se me cae la baba sobre las sábanas


    15. Un hilo de baba amarilla y espumosa se deslizó por sus labios


    16. ¡Cómete una antena! ¿Estás cansado? ¡Cómete un ojo! ¿Quién necesita hidromiel cuando tienes baba de caracol…? —Se reía tan fuerte que le resultó imposible seguir, y cayó de rodillas mientras jadeaba intentando respirar, con el rostro cubierto de lágrimas de la risa


    17. Para mayor castigo, cayó una plaga de ranas que infestaron el suelo con una baba pestilente


    18. Este hombre, como os digo, parece ser que ha ido siguiendo las prédicas del arcediano y que éstas han inflamado su corazón hasta el punto que dice ser capaz de arrostrar los mayores peligros para colaborar en la extinción de esta maldición que desde hace más de mil años azota a los buenos cristianos de nuestras respectivas diócesis, contaminándolos con la baba ponzoñosa de sus ideas, favorecidos sin duda por la complacencia del rey y la tibieza de algunos cristianos que tienen con ellos oscuros contubernios


    19. Pasó el ángel de la perplejidad sobre ellos dejando una como baba de caracol que saca los cuernos al sol


    20. A la edad de veintidós años, contrajo matrimonio (se dice así, ¿verdad?) con Albamarina Collatino (Baba para los amigos), de la alta burguesía empresarial de Palermo

    21. A los dos años, Baba presenta una petición de anulación del vínculo en el Tribunal de la Sacra Rota, basándose en la manifiesta impotentia generandi del cónyuge


    22. Por consiguiente, una de dos: o mentía Baba, o había mentido la hija de la doncella


    23. Una vez obtenida la anulación, Baba se comprometió en matrimonio con un primo con quien ya había mantenido relaciones y Giacomo se dirigió a los brumosos países del Norte para olvidar


    24. Pablo, se me arrodilló delante llorando a moco y baba, y como a pesar de esto me resistiera a dárselo, amenazome con matarme y se lo llevó


    25. A veces funcionaba el telégrafo sub-carpetano tan sólo para observar que al padre Fernández se le caía la baba o que al padre Solís se le rodaba el bonete


    26. Beltrán en aquel asunto, pues esperaba todo lo contrario: que al noble anciano se le caería la baba en demostración de su orgullo por ser dos veces padre del prodigioso Marqués de Sariñán


    27. A pesar de los fallos en la calefacción, de las ventanas mal colocadas y del grifo de la ducha que se negaba a funcionar, me sentía bien en aquel otoño en el que las medusas ocultaban la arena y el cielo no se distinguía del mar, ambos espumosos como una baba de azufre


    28. y yo le apreté la manga con fuerza creyendo que tal vez podríamos partir todavía y no podíamos, con qué dificultad se curvan las espaldas, con qué dificultad los brazos, con qué dificultad las piernas se mueven, en el sitio de la Estrada Militar no hay soldados marchando con un oficial y un tambor al frente, sino chabolas de negros y gitanos, de gitanos y de negros, sin una luz salvo la de los dientes y la de la baba de los perros tan enclenques como ellos, barracas con trozos de cartón, con tablas, con duelas de barricas, con maderas de andamios, mujeres descalzas calentando cazos en las piedras, niños con rostros como charcos, cieguitos, aun en septiembre un lodazal de lluvia, pobres de vosotras que habréis de entrar a la iglesia (y yo encerrada en el ataúd) y al empujar la antepuerta las llamas de los cirios se inclinarán trémulas hacia vuestro luto que dura lo que una misa y un entierro y habréis de mediros, indecisas, ¿A cuál de nosotras le tocará, Manuela?, ¿A cuál de nosotras le tocará, Luisa?, el cementerio lleno de maridos que no esperaron, que no esperan, ¿Oyes la tormenta?, no es que yo tenga miedo, tú sabes que no tengo miedo, de qué sirve tener miedo, pero habla conmigo, pero quédate ahí un rato, pero no cuelgues todavía, en Ericeira encendía la salamandra al atardecer, el viento en los pinos me aterraba, por la ventana de la sala la colina bajaba hacia las dunas y la arena brillaba, las olas me rompían los huesos en la muralla, mis sobrinos seguían en bicicleta hacia el agua que la bandera roja prohibía, había un café desierto, con grandes letras pálidas, en la cima del farallón, nadie frecuentaba aún la playa de Sao Lourenço, sólo habitada por raras gaviotas, ningún veraneante, ninguna sombrilla, ningún bañista, adolescentes lejos de sus padres saltando por las rocas, y ellas proyectando partidas de canasta, proyectando excursiones a Sicilia, a Yugoslavia, a Leningrado, a Egipto, ¿No te parece, Maria Antonia?, y yo que sí con la cabeza, imaginando un autobús de visitas que tejen por Europa, Sicilia claro, Yugoslavia claro, Leningrado claro, tiene un museo estupendo, Egipto, las pirámides, la Esfinge, y por qué no una excursión a Benfica, y por qué no una excursión a lo que fuimos, bodas, procesiones, bailes de carnaval, partidos de hockey, el lobo de Alsacia de mi padre, encerrado y soltando aullidos, en una jaula, y después de salir las visitas, con sus Sicilias y sus museos, mi sobrino, de espaldas a mí, observando el mercado nuevo, Si la tía no quiere ponerse en tratamiento de quimioterapia no se pondrá, no se preocupe, y yo a él ¿Cuánto tiempo, hijo mío?, y él, cambiando los cacharros de posición, No lo sé, y entonces lo vi sentado en la Quinta do Jacinto, bajo un nogal seco, él, que vivió en Londres, que trabajó en Londres, que tenía ocho canales de televisión y una criada española, ni de la existencia de la Quinta do Jacinto sabía, viviendas con dalias mustias en el otero de Alcántara, el borracho que irrumpía en la sala de costura asegurando Yo vuelo, la modista que lo amenazaba con la plancha y después, ya más calmada, La niña disculpe pero es por culpa de estas cosas y otras más que tengo el corazón hecho una pena, y mi sobrino, con la cartera en las rodillas, en espera de la noche para entrar en casa como yo espero el día para entrar en la muerte porque, no sabiendo gran cosa, sé que moriré de día, durante las primeras horas del día, con un vecino médico, llamado con tal urgencia que ni tiempo tuvo de peinarse, que me auscultó el corazón parado pensando que lo oía cuando lo que realmente oía era el cangilón del ascensor, y conmigo morirán los personajes de este libro al que llamarán novela, que en mi cabeza, poblada de un pavor del que no hablo, tengo escrito y que, según el orden natural de las cosas, alguien, un año cualquiera, repetirá por mí del mismo modo que Benfica se ha de repetir en estas calles y fincas sin destino, y yo, sin arrugas ni canas, cogeré la manguera y regaré, por la tarde, mi jardín, y la palmera de Correios crecerá de nuevo antes que la casa de mis padres y que el molino de zinc pidiendo viento, y mi hermana, viuda también y sin el pecho izquierdo, amputada del pecho por un cáncer, un cáncer como el mío, un cáncer, un cáncer, No es que yo tenga miedo a las tormentas, hay pararrayos por todas partes y además de qué sirve tener miedo, pero no cuelgues todavía,


    29. Se me caía la baba de gusto, sin comprender el motivo de que esos señores te estimen en tanto antes de conocerte y tratarte


    30. ¡Por el beso de Gedderone! ¡La damita D'Arle! Esa jovencita insolente a la que están paseando en todas y cada una de las fiestas y reuniones que se organizan en la ciudad, la que deja a su paso el reguero formado por la baba de sus pretendientes

    31. Se le cae la baba por sus hijos


    32. La resina pegada a los tallos se convirtió en una baba incandescente


    33. bajo el bigote lento de la baba


    34. En realidad hay dos sonidos: un profundo estallido cuando la lengua se libera del paladar, y un clic al golpear la baba recogida en la base de la boca


    35. ¿Y esto? ¿No se le cae la baba de gusto?»


    36. se me llenan de agua los ojos, y se me cae la baba»


    37. Sólo en la edad pueril, cuando a la sociedad se le cae la baba y vive bajo la férula del dómine, se comprende que exista y tenga prosélitos la institución llamada matrimonio, unión perpetua de los sexos, contraviniendo la ley de Naturaleza


    38. Tenía los ojos irritados y, en las comisuras de los labios, había una baba rojiza


    39. Un paciente me preguntó sobre Sai Baba, un famoso santón de la India


    40. Tenía baja la cabeza, y de su boca enorme y entreabierta goteaba una baba horrible

    41. El moho y la baba cubrían todo el edificio como un musgo negro con ojos malignos


    42. Del foso se elevó una delicada baba de niebla que reptando por el suelo fue envolviendo la base de los palos y los huesos de hombres y animales


    43. En un momento en que estaba imponiéndose en el mercado del opio, explotando el hueco que había dejado libre el Irán de la Revolución, la auténtica pasión del baba era la formación de aquellos chicos


    44. Graciela usaba su servilleta para limpiar la baba de la barbilla de CiCi


    45. A Tsé-Tsé se la cae la baba con ella, lo cual no es frecuente


    46. –¡Y a usted se le caía la baba de admiración y no pensaba más que en imitarla!… Pues yo, por parte de los Butler, he tenido un i abuelo que era pirata


    47. Se me cae la baba al instante


    48. El peso muerto pegó en mi espalda y sentí baba caliente en mi cuello


    49. El claroscuro del televisor se le reejaba en los ojos y un brillante hilo de baba le unía la


    50. «Piensa en el rastro de baba del caracol en la hierba, piensa en el tiempo que te queda», le advirtió la voz





































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    baba in English