1.
Madrid: Los libros de la catarata
2.
La catarata es otra cosa distinta
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La basede la catarata es un caos de
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corta distancia de la catarata del Niágara, fueroncogidos en un violento remolino y arrastrados hacia la
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Sonó un hervor del caldera, luego un ruido de catarata, y laconcurrencia, dando gritos, empezó á huir hacia las habitacionesinteriores
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horrendo, lasaguas rugieron con hervor de catarata, la barca
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una catarata movible, impiden, porlas oscilaciones que
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madrugar aldía siguiente y llegar a la catarata antes que las
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sobre unescalón de todo el ancho de la catarata, a cinco o seis
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los aspectosrecomendados es al pie de la catarata, en el abismo
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anunciar lavecindad de una catarata, cuando el valle se cerró
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corriente un poco más arribade la catarata
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atalayero y a mí, y salían por la escalera depiedra con un ruido de catarata
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catarata luminosa y espumeante rodando en el fondode su
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La fisura y la catarata permiten comúnmente que entre un poco declaridad, y nuestro ciego
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ingente catarata, y se había gastado toda conrapidez en inauditas acciones, sin dejar resto alguno,
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que la lavaquema, con que la catarata corre, con que el huracan arrebata; esaverdad que es el gran enigma,
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Los vapores tenían a su alrededor como una catarata moribunda
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El Karnak era un barco de vapor más pesado que el Papyrus y el Lotus, los cuales llegan hasta la primera catarata, pero que son demasiado grandes para pasar las barras de la ensenada de Assuán
20.
-¿No te acuerdas de la catarata que se precipitaba en el lago?
21.
Se habían alejado cincuenta o sesenta brazas, cuando cayeron las lavas como un catarata sobre el lago
22.
A causa de aquella obstrucción se había formado una rápida corriente, y en el pasaje donde tuviera lugar el primer hundimiento se abrió una catarata que caía estruendosamente sobre las aguas del fanal
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-Conducid los caballos y los camellos al borde de la catarata
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Al verle regresar hacia la catarata con paso tranquilo, el normando y el cabileño dieron la orden de marcha
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Todavía hacía frío y esa noche llovió sin pausa, una catarata bajó del cielo para bañar al mundo y dejó el cuartel limpio, oloroso a musgo y humedad
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El ruido era un formidable rugido de catarata, que obligaba a andar con tapones en las orejas y a entenderse por gestos
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Había una catarata en los cristales de las ventanas y el viento sacudía como plumeros los árboles de la calle, la noche no invitaba a salir y por un momento envidié el catarro del tío Frederick, que le permitía quedarse en cama con un buen libro y una taza de chocolate caliente, sin embargo la entrada de Iván Radovic me hizo olvidar el temporal
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Los campos trocáronse un instante en lagunas; retemblaba el caserío de las aldeas como si quisiera deshacerse, y los relámpagos envolvían instantáneamente en lívida claridad la catarata gigantesca
29.
En cambio, los colocó en la frontera sur, en Elefantina, una isla en el río Nilo, justo al sur de la primera catarata (cerca de la frontera sur del Egipto actual)
30.
La única entrada de agua audible era la catarata, y la única salida la daba un pequeño arroyuelo en el lado opuesto
31.
Se apagaría el murmullo, la catarata subiendo y bajando dulcemente el nivel de las corrientes subterráneas
32.
Ocupó de nuevo el asiento tras la mesa pontificia y, con una lucidez y audacia que terminó de anegar los empantanados corazones de sus compañeros, se desbordó en una catarata de previsoras indicaciones:
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Darán los diez por largo, pues una de ellas tiene un brillante que da la catarata»
34.
El gordo no pudo seguir hablando, tuvo que girar y desaparecer en el fragor de la catarata
35.
Uno no puede leer a ningún poeta español de hoy en día sin pensar de cuando en cuando en Rubén Darío, ese prodigioso nicaragüense que recogió en sus versos todas las tendencias poéticas de Francia y América y del oriente y las derramó en una ampulosa catarata, llena de fango y oro en polvo, sobre el pensamiento de la nueva generación española
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mirando en silencio aquella catarata de muertos vivientes, y escuchando en el radio los reportes de las otras unidades:
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Pero antes de que Jill tuviera tiempo de advertir plenamente todas estas cosas, también ella iba subiendo por la Catarata
38.
Y después llegabas por fin a la curva verde, deliciosa y tersa, donde el agua vertía encima de la cumbre y te encontrabas afuera en el tranquilo río sobre la catarata
39.
La armada de barcos que lo amenazaban no tenía capacidad por sí sola para conquistarlo, pero sí podía saquear las ciudades de las Dos Tierras hasta llegar, al menos, a la primera catarata
40.
«Entonces sepa mi amo que ayer, al atardecer, en el momento en que las antorchas de las calles son encendidas usualmente, aunque por supuesto no las encendieron pues la calle parecía una catarata
41.
Me arañé la piel con las ramas bajas, tropecé y me levanté, temiendo por la criatura que llevaba dentro, perdí completamente la noción del espacio y del tiempo, concentrada como estaba en escapar de aquel infierno, hasta que la lluvia empezó a caer sin fuerza para llegar hasta el suelo en un principio, y luego cada vez más copiosa, a goterones como puños, cual catarata salvadora derramada sobre la tierra
42.
El edificio temblaba como por efecto de un tremendo terremoto y el ruido parecía el de una catarata que dejase caer sus masas de agua en todas direcciones, llenando la habitación hasta estallar
43.
El corpulento hombre rió entre dientes y, luego, soltó una catarata de palabras en alemán que el intérprete resumía esporádicamente
44.
Las enredaderas y las grandes hojas relucientes de las plantas combinaban artísticamente con los cortinados de estampados con temas selváticos y la densa vegetación exótica más allá de los altos ventanales, pero el cuarto era fresco y acogedor, aunque el rumor del aparato acondicionador de aire estaba cubierto por el tintineo de una catarata artificial astutamente colocada en una de las paredes curvas de la habitación
45.
—¿Estáis vivos? —gritó Atto en la oscuridad mientras el fragor de la catarata nos atormentaba los oídos
46.
Cayó como una catarata: el administrador de intendencia, los concejales, los magistrados y toda la pesca
47.
Un chasquido del interruptor y empezaría a zumbar y surgiría una catarata
48.
Ella avanzó hacia él y lo rodeó con sus alas de catarata
49.
Los ojos azules del pelirrojo se alzaron un pelín y miraron a Jack a través de una catarata de vapor
50.
Luego huyeron todos, porque el escape alrededor del panel se había ensanchado y el fuego caía en una catarata cegadora
51.
Sin embargo, cuando el deseo sexual sigue los debidos canales, surge una catarata llamada acto sexual y, al final, se acaba llegando al fondo de la cascada que rebosa de cierto tipo de doctrina
52.
La gran inundación, hace diez años… Muchos pudimos ponernos a salvo, pero la catarata arrancó algunas chozas, y casi todos los sembrados de vida terrestre, y las paveras
53.
La estación de bombeo, que suministraba agua del río de la Gran Catarata a la meseta Alfa era la única fuente de agua de la Tripulación
54.
Eso hará que la catarata se hunda por debajo
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Iban recorriendo la longitud de la cuerda, mientras el remero invisible impulsaba el bote junto a la mismísima Catarata Periférica
56.
Tras un rato, un pequeño punto casi al borde del mundo resultó ser un diminuto acantilado, tan peligrosamente suspendido que las aguas de la catarata giraban a su alrededor antes de empezar la gran caída
57.
Se precipitó en catarata, desbordando la torre, y cubrió a la multitud de abajo, fluyó por encima de los muros y recorrió la ciudad para luego ocuparse de las tierras exteriores
58.
El estruendo de las rompientes nos rodeaba en la obscuridad, como el rugido incesante de una catarata que crecía más y más fuerte cada vez
59.
El sonido del chapoteo procedía de su derecha, y Jill bajó la mirada justo a tiempo para ver una silueta oscura que atravesaba una catarata, y desaparecía tras la cortina de agua que dejaba por la pared oeste
60.
Comenzaron a andar hacia la catarata artificial, y sólo habían recorrido unos cuantos metros cuando comenzó a llover
61.
El bote cayó por la catarata
62.
El agua estaba muy al fondo, y de un blanco puro incluso antes de que llegara a la catarata
63.
Ahí se quedaron, gimiendo, jadeando, justo encima del aullido de la catarata
64.
Otros expedicionarios se les habían adelantado y, bajo la cortina de agua de Mamuang, percherones anglosajones dejaban que la catarata rompiera en sus cuerpos para ir a parar a un remanso profundo excavado en la roca, donde nadaban walkirias de tetas pesadas transparentadas por la blusa doble piel y, al salir del agua, la braga, improvisado traje de baño, era un velo ceñido a la vulva succionada por la araña del vello púbico
65.
La isla de las Cabras, Goat Island, le divide en dos partes desiguales; a la derecha la catarata americana, y a la izquierda la canadiense, precipitan sus ruidosas aguas en el fondo de un abismo coronado incesantemente por las brumas de un polvo acuoso
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Parecía que una catarata se precipitaba en la mina
67.
Soy como un leño que se desliza suavemente por una catarata
68.
—Jamás permitiremos que esos demonios lleguen hasta el Ojo del Mundo, los mataremos con nuestros dardos y flechas cuando suban por la catarata, como hemos hecho con todos los forasteros que lo han intentado antes, desde los tiempos de los abuelos de nuestros abuelos —anunció Tahama
69.
Pero a unas veinticinco leguas al este de la garganta de Nargothrond, el Sirion caía desde el norte en una poderosa catarata bajo las Lagunas, y luego se hundía súbitamente en múltiples canales subterráneos excavados por el paso de las aguas; y surgía otra vez a tres leguas hacia el sur con gran estrépito y vapores, y atravesaba los arcos rocosos al pie de las colinas llamadas las Puertas del Sirion
70.
Hasta la catarata era fácil cruzar el río, por lo que los asentamientos tendían a estar por allí
71.
Muy lejos de nuestros muros, por encima de la catarata —por tanto, muy por encima de nuestras cabezas—, habían construido un estanque, como una cisterna abierta, en el lecho pétreo del río, y habían hecho que alimentase un acueducto que cortaba directamente por el sur hacia la Seo, saltándose la catarata, el puente y el recodo
72.
Una cólera que acababa de estallar cuando se acercaban a la segunda catarata del Nilo
73.
El maestro de obras lo siguió, y fue el primero en contemplar las representaciones de Ramsés el Grande en compañía de Nefer, ante la barca de Anión, la trinidad de Tebas comprendiendo a Amón el Padre, Mut la Madre y Khonsu el Hijo, la procesión de los sacerdotes llevando estatuas reales, Nefer y su esposa acompañados por unas sacerdotisas que les hacían ofrendas, los ritualistas venerando las potencias divinas de la primera catarata donde el Nilo celestial se transformaba en río terrestre, una escena de banquete, y Clara venerando la luz divina a su lado
74.
–Debemos, pues, navegar casi hasta la segunda catarata
75.
Cuando había tomado el poder en la fértil región del Dongola, justo por encima de la tercera catarata, Nedjeh era un guerrero ávido de conquistas
76.
Ni siquiera los medjai se aventuraban por la región de Miu, entre la segunda y la tercera catarata
77.
Más allá de las últimas rocas de la catarata, un hombre de piel negra, encaramado en un animal de largo cuello y piel moteada, estaba inmóvil sobre la ladera de la colina
78.
–Cruzar la primera catarata y proseguir hacia el sur por la ruta de las caravanas
79.
En el peñasco de la catarata, el general canturreaba una canción que había oído en las calles de Elefantina: el viento norteño daba un soplo de vida y frescura devolviendo al río su fertilidad; el viento sureño abría el sendero a la inundación que nacía en la cueva del océano alimentando el país y llenando de víveres los altares; el viento del este elevaba el alma hacia las estrellas; el del oeste creaba el agua en el cielo para que resplandecieran los frutos de la tierra y crecieran sus flores
80.
Dos exploradores han visto una gran concentración de tropas blemias al sur de la primera catarata
81.
–No, majestad, ha querido evaluar personalmente la situación en el país de Irem, al sur de la tercera catarata
82.
Ramsés contemplaba la catarata y compartía los incesantes esfuerzos del Nilo
83.
El paso de la segunda catarata y la entrada en el país de Kush les recordaron que no habían sido invitados a un viaje de recreo
84.
–Jarras con carne seca de buey para los fuertes de la segunda catarata
85.
Sabía que él quería tocar el tema del embarazo, y durante media hora lo había contenido con una catarata de palabras
86.
(Se oye el ruido de una catarata, en clara cascada
87.
La arrojé encima del secreter y esbocé unos cuantos movimientos por la habitación, quise irme, regresé, titubeaba, bloqueado por una catarata de impulsos divergentes; bebí por fin un poco de coñac y eso me calmó un tanto; cogí la botella para seguir bebiendo en el salón
88.
La embarcación se aproximaba a la catarata con impetuosa velocidad, sin que en la relación de Arthur se explique la causa de ello
89.
¿Debía admitirse la existencia de aquellos hombres y de aquellos animales extraordinarios? ¿ Era cierto que el suelo de la isla fuera de naturaleza especial y sus aguas corrientes de composición particular? ¿Existían aquellos abismos jeroglíficos cuyo dibujo hacía Arthur Pym? ¿Era creíble que la vista del color blanco producía espanto a los insulares? Después de todo, ¿por qué no, puesto que lo blanco, el traje del invierno, el color de las nieves, les anunciaba la proximidad de la mala estación, que debía encerrarles en una prisión de hielo? ¿Qué pensar de aquellos fenómenos insólitos señalados más allá, de los vapores grises del horizonte, de las tinieblas del espacio, de la luminosa transparencia de las profundidades pelágicas, en fin, de la aérea catarata y de aquel gigante blanco que se erguía en los umbrales del polo?
90.
¡Que maravillosa sangre fría! ¡Cuánta seguridad en los pies y en las manos eran necesarias para bordear este abismo, cuyas paredes se humedecían con los efluvios de la catarata!
91.
Pero no se detuvo a descansar bajo los primeros abetos que bordean el field superior de Rjukanfos, pues Joel le suplicó que hiciera un último esfuerzo a fin de llegar hasta una cabaña perdida entre los árboles, un poco mas allá de la roca en la cual su hermana y el se habían detenido al llegar a la catarata
92.
Durante todo el día, vagamos por las márgenes del Niágara, irresistiblemente atraídos por aquella torre en donde los mugidos de las aguas, la niebla de los vapores, el juego de los rayos solares, la embriaguez y los perfumes de la catarata, mantienen al espectador en perpetuo éxtasis
93.
El doctor hubiera querido llevarme a la Gruta de los Vientos, ahuecada detrás de la catarata central y a la cual se llega por una escalera practicada en la punta de la isla, pero en aquella temporada, estaba prohibido acercarse a ella, a causa de los frecuentes hundimientos que se producían, desde hacía algún tiempo, en aquellas peñas quebradizas
94.
–¡Pistolero! ¡Qué bien das cumplimiento a las antiguas profecías! ¡Buenos días, y buenos días, y buenos días! – Lanzó una carcajada que resonó prolongadamente sobre el mugido de la catarata
95.
Juntos escalaron las caóticas rocas que bordeaban la acerada y fría catarata, y se detuvieron donde el hombre de negro se había detenido antes que ellos
96.
Seguían suspendidos sobre la brumosa catarata