1.
Schack, es de grande interés para los que desean conocer á fondo elreinado del gran legislador de Oriente, debe tenerse en cuenta quetampoco merecen entero crédito sus infames y ocultas venganzas de losque tanto lo favorecieron antes, las cuales prueban el extremo dedegradación á que llegan á veces los hombres, y las incalculablescontradicciones á que los arrastran el interés, la adulación, el miedo yla rabiosa ira
2.
La aparición de la tarjeta de crédito hace algo más
3.
crédito del establecimiento de turno directamente hasta la
4.
autentificación en la tarjeta de crédito o en nuestro correo
5.
El Precursor de la independencia americana se separó definitivamente de su amante, la cual le dio como regalo de despedida el grado de Coronel del ejército ruso, mil ducados en oro y cartas de crédito para los bancos de las principales ciudades europeas, las que parece supo emplear en magníficos regalos a otras dos Catalinas que fueron sucesivamente sus queridas, en Suecia y Noruega
6.
El estudio del crédito y del comercio no evitó la dispersión de mis inquietudes; en mi desorden operativo, fui de un tópico a otro, de la composición de las bibliotecas privadas al papel cumplido por el derecho, y de la difusión de nuevas organizaciones empresariales a la visión de mundo implícita en la protesta campesina
7.
La evolución del monto del crédito privado y el
8.
El crédito otorgado a los que hipotecaron propie-
9.
El crédito en el Valle Central de
10.
Los objetivos principales del trabajo son: a) esclarecer las fuentes de crédito que había en el período 1824-1850; b) identificar a los deudores y a los acreedores; c) conocer las condiciones -plazo, interés, etc
11.
- en que se concedían los préstamos; d) reconstruir la coyuntura crediticia; e) explicar el papel jugado por el crédito en el inicio de la expansión cafetalera; y f) analizar el proceso de conversión del dinero en capital en el Valle Central de Costa Rica
12.
¿Por qué? Es una evidencia que permite iluminar, con alguna precisión, el vínculo comercial y financiero que existía entre Costa Rica y el exterior y determinar cómo estaba, internamente, controlado el crédito
13.
El cafetalero era un agricultor que, a diferencia del labriego que permanecía anclado en la producción de subsistencia, requería de un crédito constante
14.
Es notorio que, relativamente, disminuyeron los empréstitos fuertes; no obstante, la concentración del crédito se elevó
15.
El coeficiente Gini del crédito concedido, entre 1800 y 1823, fue de 0,510; el del crédito otorgado, entre 1824
16.
¿Por qué? La concentración del crédito, entre 1800 y 1823, expresaba la diferenciación mundana entre los comerciantes; entre 1824 y 1850, la concentración crediticia -sobre todo la del capital privado- patentizaba, en cambio, la distancia socioeconómica que separaba a la emergente burguesía agroexportadora de los productores directos
17.
La desigualdad imperante entre los explotadores era, naturalmente, inferior a la que existía entre el explotador y el explotado, lo que explica por qué el coeficiente Gini se elevó, a pesar de la generalización del crédito
18.
El encarcelamiento de los deudores, que se conoce mejor, no era frecuente y sólo se daba en el marco del crédito otorgado por el capital privado
19.
5 descubre que el gravamen de bienes muebles e inmuebles era imprescindible para obtener crédito
20.
Los cafetales y, en particular, las haciendas cafetaleras, se valorizaron enormemente, lo que provocó que: a) el productor de café, merced a su valori-zada fortuna fundiaria, se encontrara mejor dotado para competir por el crédito disponible; y b) el labrador con tierra insuficiente lograra, mediante la especialización en la producción cafetalera, valorizar igual o más su pertenencia que el agricultor que, aunque poseía una finca grande, la destinaba a pastos y a la producción de subsistencia
21.
La existencia de crédito barato era de gran importancia
22.
El crédito suave, por el contrario, propició que el mercader colonial se convirtiera en un empresario capitalista, que figuró, con frecuencia, entre los deudores de las municipalidades, la Casa de Ense-
23.
La crisis de 1849 no fue, pues, casual: expresaba, vivamente, las contradicciones de una economía basada en un único producto de exportación y dependiente, en extremo, del crédito
24.
El crédito, estratégico en la extracción del excedente agrario, se revelaba clave en la mejora agrícola, la difusión de la agricultura comercial, el crecimiento del comercio interno y externo y el financiamiento anual de la producción cafetalera
25.
Y se puso a trabajar en las operaciones aritméticas con tanta serenidad,y un temple tan equilibrado, que doña Lupe salió de la estanciahaciéndose cruces y diciendo que si lo que acababa de oír se lo hubierancontado los cuatro Evangelistas, no les habría dado crédito
26.
Platón vacilaba, nodando a Segunda todo el crédito que esta creía merecer
27.
—¿Estás en tu juicio? ¡El banquero de más crédito de todos losbanqueros de España! ¡El hombre que abarca los negocios más vastos ycomplicados; que manda en el Ministerio de Hacienda como en su propiacasa!
28.
a crédito y tierra (Vilas, 1990)
29.
Quienes tienen una mejor inserción laboral, como profesionales y trabajadores/as no precarizados/as, por lo general, acceden a los servicios privados, en muchos casos, financiados a través de los seguros pero también del crédito (Renzi y Kruijt, 1997)
30.
dé crédito é importancia á las tremendasacusaciones que lanza contra la Compañía el
31.
común consintió nunca en dar crédito a la creación de lo realpor lo ideal
32.
bajó por allí; pero esto sería dar crédito á la chacota que dan á losanticuarios y epigrafistas con el cuento
33.
informacion, por haberla recibido depersonas de crédito y reputacion
34.
anotación os dará gran crédito; si decrueles, Ovidio os entregará a Medea; si de encantadores y
35.
hicieron su padre y sus amigos, que le daban crédito, muyricos, porque hacían lo que él les
36.
poner en duda su crédito ni el de suamigo, y por esto los más de los días del concierto los
37.
mala: que pierde el crédito de su honra con el mesmo a quien seentregó rogada y persuadida, y
38.
pierden el crédito, si alguno tuvieron, paraadmitir sus escritos y los vicios que arrojada e
39.
que piden nueva atención y nuevo crédito
40.
loignora, no está obligado á prestar crédito á quienle habla con un velo en la cara
41.
latripulación de los Pinzones, si hemos de dar crédito á la
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Y si una nación decae, si pierde supoder y su crédito, y si las naciones extrañas
43.
deprogreso; el crédito se extiende y se afirma; la emigración
44.
¿Daremos crédito, conpreferencia á las declaraciones de los antiguos,á la crítica más
45.
¿Qué hubiera sido del crédito de las de Pinto si llegan aentrar en la sala aquellos
46.
estimacion les disminuyen el crédito, i conotros principes i el pueblo les quitan la
47.
tantas operaciones de crédito como en el Banco de Londres
48.
Fuera del círculo, los salvajes, arrastrados de suentusiasmo y veneración por el crédito, lo hacen jugar en casi todas susrelaciones con el sastre, el casero, el constructor de coches, elimportador de caballos, el joyero, etc
49.
ganar el crédito de Rabino y oráculo entre todos, se habíarevestido de la Secta de los
50.
crédito sobre la munificencia de su señor,quienquiera que fuese
51.
crédito a las insinuaciones y reticencias que había oído, elbendito señor era su amante
52.
había olvidado el portamonedas, y en aquella casa ni ledaban crédito ni quería
53.
hacían crédito a su valor
54.
pródigamente,con la facilidad que proporciona el crédito,
55.
el crédito dela sección, era para mí la gloria
56.
mermaba su crédito, y las obligacionescontraídas en la calle de
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plazos, ofrecen una satisfacción probable,entregando su crédito
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más, y con el capital a perder el crédito, esdecir, el mío, que el
59.
crédito y seguidores,perdería en poco tiempo el dominio del
60.
perdiendo el crédito y lahonra
61.
dado crédito á los sabios consejos de losMisioneros y el admitir
62.
ciudad,sabiendo que en la posada se había agotado su crédito
63.
a un prestamista, abusando del crédito de su mujer
64.
mejortestimonio, más digno de crédito, las cosas más recientes y de lalocalidad
65.
El ridículo es tambien crédito, cuando el créditonace de una ridiculez
66.
El crédito de que goza la nacion, merced á sus sabios gobiernos y excelentes é inmejorables instituciones, es el mas envidiable; y prácticamente se ha visto con motivo de la cuestion con la Prusia, habiéndose ofrecido á la Suiza por banqueros de todos los paises cuanto dinero pudiera
67.
En el rincón había una cartera abierta con las tarjetas de crédito medio salidas
68.
Era una bolsa de plástico que contenía una memoria flash muy fina de cuatro gigabytes, una tarjeta de crédito, una jeringuilla pequeña, un poco de cinta aislante y una cápsula minúscula de un líquido marrón
69.
Se acercó a la puerta de seguridad, pasó la tarjeta de crédito, colocó la mano en el lector de huellas y esperó
70.
¡Ser un esclavo fugitivo en una tierra extraña, una tierra cedida como coto a los cazadores de esclavos, cuyos habitantes son raptores legitimados, donde está continuamente sometido al peligro terrible de que se apoderen de él sus semejantes, lo mismo que el cocodrilo odioso se apodera de su presa! Insisto, debe ponerse el lector en mi situación, sin hogar ni amigos, sin dinero ni crédito, buscando cobijo y sin nadie que se lo dé, queriendo pan y sin dinero para comprarlo, y al mismo tiempo con la sensación de que le persiguen implacables cazadores de hombres y en las tinieblas más completas respecto a qué hacer, a dónde ir o dónde quedarse; completamente desvalido en medios de defensa y de huida; rodeado de abundancia pero sufriendo los terribles mordiscos del hambre; en medio de casas, pero sin ningún hogar; entre semejantes, pero sintiéndose como en medio de bestias salvajes, cuya avidez por devorar al tembloroso y hambriento fugitivo sólo es equiparable a esa con la que los monstruos de las profundidades devoran a los peces indefensos de los que se sustentan
71.
De todos modos, el minotauro seguía sin conceder crédito al recién llegado
72.
Se trata de caricaturas —pero no del todo— a las que, a lo largo de los años, las acciones soviéticas y norteamericanas han prestado cierto crédito y alguna plausibilidad
73.
Acudí a todos los bancos de la plaza, pero me negaron el crédito que les solicitaba, por lo que hube de recurrir a instituciones financieras un tanto más exigentes en lo que intereses se refiere
74.
Con tristeza toleraba su compañía esta noche por hablar con alguien, por no verme solo en mi mal alumbrada habitación, andando de pared a pared sobre el hedor de la margarina; y como estaba bien decidido a frustrar sus intentos de seducción, me dejé llevar al Venusberg donde tenía crédito de largo tiempo atrás
75.
Hácense odiosos a los bien entendidos, con el pueblo pierden el crédito, si alguno tuvieron, para admitir sus escritos y los vicios que arrojada e imprudentemente quisieren corregir en muy peor estado que antes, que no todas las postemas a un mismo tiempo están dispuestas para admitir las recetas o cauterios; antes, algunos mucho mejor reciben las blandas y suaves medicinas, con cuya aplicación, el atentado y docto médico consigue el fin de resolverlas, término que muchas veces es mejor que no el que se alcanza con el rigor del hierro
76.
No te ciegue la pasión propia en la causa ajena, que los yerros que en ella hicieres, las más veces, serán sin remedio; y si le tuvieren, será a costa de tu crédito, y aun de tu hacienda
77.
Pese a no descuidar el cumplimiento de los ritos y sacrificios de la antigua tradición romana, les daba poco crédito, y menos aún a los nuevos cultos orientales, como el de Mitra, el dios—luz, que desde hacía tiempo había cautivado a sus soldados
78.
De alguna manera se consideraba un crédito con respecto a su propia vida, pero al mismo tiempo se sentía impotente para cambiarla
79.
Según ellos mismos lo relataron posteriormente, los Ting no podían dar crédito a lo que oían
80.
Y aun cuando pasara la mañana con un crédito tolerable, sólo ganaba con ello la comida; pues miss Murdstone no podía soportar el verme sin tarea y, en cuanto se percataba de que no hacía nada, llamaba la atención de su hermano sobre mí diciendo: «Clara, querida mía, no hay nada como el trabajo; pon algún ejercicio a tu hijo», lo que me proporcionaba nueva tarea
81.
—El señor Barsad es digno de crédito en estos asuntos —dijo Sydney— y conozco el hecho por una conversación que ha tenido con otro espía, mientras se bebían ambos una botella de vino
82.
Con todo, no por esto volvió la casa a recobrar su crédito, pues unánimemente el público aplazó para fin del mes siguiente la quiebra
83.
—Así lo espero, pero con la condición de que el matrimonio habrá de consolidar mi crédito
84.
Si ustedes no dan crédito a las alegaciones del procesado y están convencidos, fuera de toda duda razonable, de que fue el acusado quien en el día de autos, viernes trece de septiembre, disparó casi a quemarropa a la cabeza de Vivien Barnaby con el decidido intento de matar, entonces, caballeros, su veredicto debe ser el de culpabilidad
85.
Se repartieron equitativamente los potreros y cada uno cultivó lo que le dio la gana, hasta que el gobierno mandó un técnico agrícola que les dio semillas a crédito y los puso al día sobre la demanda del mercado, las dificultades de transporte para los productos y las ventajas de los abonos y desinfectantes
86.
La libertad consiste en que hay muchas marcas para escoger lo que se puede comprar a crédito
87.
La casa presentaba una serie de deficiencias estructurales que la situaban al borde de la declaración de ruina, y aunque la comunidad podría estudiar su rehabilitación, ningún banco concedería un crédito a los propietarios de un edificio condenado por una normativa municipal de obligado cumplimiento
88.
Y sin embargo, Álvaro no existía cuando Raquel sacó aquella cartera del cajón sin tocar el arma, las manos temblando de una emoción confusa en la que se entremezclaban demasiadas cosas, tantas que prefirió irse al salón para leer todo aquello, escrituras de propiedad a nombre de Mateo Fernández Gómez de la Riva, escrituras de propiedad a nombre de María Muñoz Palacios, copias legalizadas de los testamentos de los padres de ambos, una copia de un poder notarial emitido en París, el 27 de marzo de 1947, por Mateo Fernández Gómez de la Riva a favor de Julio Carrión González, una copia de un poder notarial emitido también en París, en la misma fecha y en el mismo despacho, por María Muñoz Palacios a favor de Julio Carrión González, media docena de cartas con sus correspondientes sobres, todas fechadas y mataselladas en Madrid, en las que Julio, a secas, mandaba muchos besos para todos después de dar cuenta de sus gestiones y las infinitas dificultades que estaba encontrando para llevarlas a cabo, el resguardo de una transferencia de cinco mil pesetas efectuada en febrero de 1948 desde una sucursal del Banco Español de Crédito a una cuenta corriente abierta en una oficina del BNP, en París, a nombre de Mateo Fernández Gómez de la Riva, otra media docena de cartas distintas, con membrete de una asesoría jurídica de Madrid, fechadas en el otoño de 1948 y en las que un tal Manuel Rubio Martínez, que era abogado y se despedía deseando salud a sus corresponsales, informaba progresivamente a don Mateo Fernández Gómez de la Riva y a doña María Muñoz Palacios de que, en aquella fecha, no constaba en ningún registro que siguieran siendo propietarios de ninguno de los bienes por los que se habían interesado, tierras e inmuebles que habían sido objeto de sucesivas incautaciones extraordinarias amparadas por la Ley de Responsabilidades Políticas para después ser vendidos a terceros por su propietario anterior, don Julio Carrión González
89.
Si tú das entero crédito a sus promesas, corres el peligro de comprometer demasiado el corazón en un juego terrible: después te morirías al primer desengaño, y esa alma tan feliz hoy, tan tranquila, se convertiría en un instante en un infierno de tormentos… Ama, hija mía, porque esa es la dicha, y sobre todo, porque no amar no depende de ti; pero piensa un poco y no concedas tu amor sino con muchas reservas; más tarde irán desapareciendo, pero será después de que te hayas convencido de la sinceridad con que te aman
90.
Ahora se disputaban los cargos, porque otorgaban prestigio, crédito en los Bancos, derecho a opinar sobre la administración de la ciudad
91.
Tuísca fue la providencia divina, llevó al humilde director ante el comisario (para obtener que se los eximiera del impuesto cobrado por la policía), ante Juan Fulgencio (para impresión de los programas a crédito); ante don Cortés, del "Cine Victoria" (préstamo sin cobro de alquiler, de las viejas sillas amontonadas luego de la remodelación del cine), al(malafamado boliche) "Caña Barata", en la calle del Sapo para contratar, según su consejo, los ayudantes entre aquellos malandrines; y había asumido el papel de criado en la pieza "La hija del payaso" (el artista que antes lo desempeñara, abandonó carrera y sueldo por un mostrador de almacén)
92.
Un manual de la CIA encontrado en Laos les enseñó cómo usar horquillas para el cabello, medias rellenas de piedras y hasta tarjetas de crédito robadas para traspasar ojos, quebrar cuellos y rebanar gargantas
93.
No quisiera que usted pudiera dar crédito a las desconsideradas insinuaciones del amigo Briguccio, que se encuentra visiblemente bajo los efectos de una fuerte tensión
94.
Dado que se le escuchaba, en buena medida era suyo también el crédito de que a la región de Tempesh-Kutraan se le hubiera concedido la independencia, y también la pacificación de la provincia de Baquion era, al menos en cierta medida, su obra
95.
El collar todavía estaba en la guantera y tal vez pudiera comprar otro a su hija, con diamantes y una tarjeta de crédito
96.
–¡Virgen santa, dejadle en paz! Eh, vosotros, monos del diablo, ¡dejad en paz a ese bastardo! Kinjiru, ¿neh? ¿Es el capitán del barco? ¿El Anjín? Blackthorne casi no podía dar crédito a sus oídos
97.
La tarjeta llegó al cabo de dos semanas junto con la confirmación de que el límite del crédito eran diez mil dólares y la promesa de que en unos días le llegaría su número de identificación personal para poder sacar anticipos en metálico de los cajeros automáticos
98.
Ellos la miran con las bocas entreabiertas mientras ella rebusca en su bolso y saca su tarjeta de crédito y un lápiz de ojos