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el mísero cuerpo helado,
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Con el vientecillo helado que hacía,
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helado se apodero del lugar, un
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“Es un día helado, el invierno debe de estar por llegar” yo le respondí
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potentes y veloces, no en el helado seno de laabstracción, sino
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helado, la rabia y la desesperación que en mi pecho se encierrany que mis labios
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Atravesaron la blancura del pasto helado en quesus pasos no sonaban, y bordeando el rojizo bananal, quemado por
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Garita del Diablo,viene un norte sutil y helado que traspasa los
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sus jirones como gigantescos lienzos rotos, y elviento, ya helado, penetra con estruendo en los estrechos
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La abrí con el corazón helado y recibí un golpe cruel
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su larga camisa, consu rostro helado sobre el de Roberto, y los
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Un helado calofrío me pasa por todo el cuerpo cuando pienso
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tendíasehacia la cara de la santa, y mis dedos, en vez del helado
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bordados y estofas indias, defendía delaire helado el diván
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mehace el efecto del helado que se eleva fuera de la copa de los sorbetes
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le estrujase el corazón, en el silencio helado delhospital, entre
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helado si no lehubieran hecho sonreír de cuando en cuando la
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—Señor Juan Claudio, el aguardiente se ha helado
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Después de preparado el helado se echa en la garrafa y cierra bien; éstase mete en un cubo sobre hielo y sal
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Cubiertos están torrentes ycascadas; todo descansa, helado, bajo aquel inmenso sudario
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Bajo los rayos caloríficos que animan temporalmente el campo helado porla fusión de la capa superficial,
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ordinariamente helado, tuve la sorpresa de hallar en él,
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también por el cerebro con la humedad delcristal helado
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en que pasa unescalofrío helado por los seres y las cosas como el adiós de lo que seva
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brutal franqueza había helado la florecilla azul de un ásperofrío de invierno
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Servían los camareros el helado, cuando sonó el fuerte
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siempre helado en la garganta
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Eneste momento tengo la cabeza encendida y el corazón helado
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soplaba unviento helado de muerte; los más audaces huían; los
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en el Suizo a tomar un helado
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Debe advertirse que Bonifacio y el mozo, al hablar de botillería,estaban pensando en el helado
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un líquido helado y le corríaa lo largo de la espina dorsal!
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En la cocina haymáquina para hacer helado y en el comedor un
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en aquel buhardillón helado
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Cayeron sobre el abogado, que con aire inocente saboreaba un helado, sentado en un mullido
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—El señor querrá Champagne helado
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de helado en una sola sesión
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Comenzó a soplar un viento helado, chasqueó un trueno horrísono y un relámpago luminoso lanzó una luz blanca que permitió ver, por unos segundos, todo el desierto como en pleno día
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–Que esté bien helado, el Moët
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Supongo que deben hibernar en los meses más fríos, porque no pueden tener nada que comer, puesto que el suelo está helado en varios pies de profundidad
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Nos amontonamos en él, y los cuerpos apretados crearon un calor que agradecimos, porque el aire de la noche era helado
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El se quedó quieto frente a ella, inmóvil como un palo, con las manos y los pies fríos, y su aliento, incapaz de conservar su calor durante un momento en el aire helado
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El pelo pegado a la cara, empapada de sudor helado
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Un viento helado se abalanzó sobre ellos; se abrigaron bien y bajaron por la rampa al yermo polvoriento de Magrathea
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Porque ambos llevaban años luchando en la misma trinchera y convertidos en abanderados de la concordia que combatieron en su juventud, es imposible que para Gutiérrez Mellado Carrillo fuera todavía en 1981 el villano de Paracuellos, pero no lo es que en algún momento de la noche del 23 de febrero, mientras intercambiaba con él cigarrillos y miradas en el silencio helado y humillante del salón de los relojes, el general sí intuyera con toda su exactitud la extraña ironía que iba a hacerle morir junto al mismo hombre que, según probablemente creía (y probablemente lo creía porque él también comprendía el espanto real de la guerra), una noche de cuarenta y cinco años atrás había ordenado su muerte
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Eran las doce en punto de la mañana de un martes helado y brumoso, acababan de transcurrir las diecisiete horas y media más confusas y decisivas del último medio siglo de historia de España y el golpe del 23 de febrero había terminado
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No supe qué contestar y me puse a zampar el helado, que es quizá lo que más me gusta en el mundo
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Lamí el helado mirándola fijamente a los ojos, con rencor
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Pero estaba allí y casi sentí el sabor del helado de vainilla que me había pagado
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Durante días enteros su esplendor inmutable y helado inundó toda la ciudad con una luz ininterrumpida
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Juntos, eran algo así como una corrida de toros en medio de un fiordo helado, corrida en la que Vázquez Díaz hacía de toro, de público, de caballo y torero a la vez
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Se movía con sigilo, en absoluto silencio, y resultaba tan convincente que la mayor parte de los presentes contuvieron la respiración al tiempo que el rostro de Alí Bahar, con los ojos como platos y la boca entreabierta, mostraba a las claras que se le había helado el alma
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Muy abajo, en los profundos valles el húmedo y agobiante calor llegaba a hacerse asfixiante porque podría creerse que el aire no se había renovado durante los tres últimos siglos, al tiempo que en las cumbres el viento helado se metía en los huesos y obligaba a castañetear diente con diente
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Finalmente, llevó la maleta a mi habitación, me preparó un gran vaso de té helado con una pajita y lo depositó sobre la mesa junto al sofá
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En menos de un minuto nos vimos sacados vivamente del castillo y cruzando el puente helado, mientras los leños avanzaban a tumbos en torno de nosotros
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Se hizo el silencio en el cuarto helado, hasta que el rey dijo, lentamente:
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Un silencio helado se apoderó de todos los presentes
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todo lo que te está sucediendo en el momento en que lo está, constituye la realidad misma: ya sea una película, un sueño, una relación sexual, un asesinato, que te maten a ti o el tomarse un helado
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del mesón; dos cosas ligeras, como una empanada caliente y una fuente de riñones… , del mesón, y una tarta (si yo quería) y un helado… , del mesón
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Siempre igual, siempre inarticulados y ahogados, siempre acompañados de un débil movimiento de cabeza, pero sin ninguna alteración en los rasgos, saliendo de unos dientes apretados, como si las mandíbulas se hubieran cerrado con llave y el rostro se hubiera helado por el dolor
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El día anterior el señor Noirtier, antiguo jacobino, antiguo senador, antiguo carbonario, que se reía de la guillotina, del cañón y del puñal; el señor Noirtier, jugando con las revoluciones; el señor Noirtier, para quien Francia no era más que un vasto juego de ajedrez del cual peones, torres, caballos y reinas debían desaparecer con tal que al rey se le diera mate; el señor Noirtier, tan temido y tan terrible, era al día siguiente, ese pobre Noirtier, anciano paralítico, a merced del ser más débil de la casa, es decir, de su nieta Valentina; un cadáver mudo y helado, que no vive sin alegría ni sufrimiento, sino para dar tiempo a la materia de llegar sin tropiezo a su entera descomposición
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Esta respuesta, y sobre todo, el tono con que fue pronunciada, dejaron helado a Morrel; pero le estaba preparada una compensación; al volverse vio en el quicio de la puerta un hermoso y blanco rostro, cuyos ojos azules, dilatados y sin expresión aparente, se fijaban en él mientras el ramillete de jazmines subía lentamente a sus labios
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Y no obstante, aunque enterado de todos esos pormenores, cuando entró bajo su bóveda, cuando bajó la negra escalera, cuando fue conducido a los calabozos que deseaba ver, una palidez mortal cubrió su frente, y un sudor helado refluyó hasta su corazón
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Sentía algo helado dentro del estómago y a sus oídos llegaba el zumbido y los golpes metálicos del cargamento que estaba siendo desplazado
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El silencio esa vez fue mucho más largo y helado
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En el interior se produjo un extraño silencio helado
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Es una emoción extraña; no el odio violento y furioso que se esperaría que sintiera un niño, sino la que lo embargaría si lo hubiesen arrojado a un lago helado y al emerger lo viera todo de una manera fría, deliberada, distinta
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Dot metió los dedos en un plato de helado y tomó
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Un joven amigo suyo, que en otra época juzgara atractivo, era un gran entusiasta de las aves, y Victoria le acompañó varios fines de semana para tender las trampas y permanecer durante lo que a ella le parecían horas interminables, inmóviles en bosques húmedos y con un viento helado, para que al fin la dejase mirar con los prismáticos algún pajarillo posado en una rama lejana, y que comparado con un petirrojo o pinzón, salía perdiendo, según opinión de Victoria
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—¡Un aire helado! —se quejó—
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—Un descubrimiento asombroso —repetía Brandok, que respiraba a pleno pulmón el aire helado y sin embargo vivificante del océano—
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-¡Condenación! –rugió el comandante secándose el sudor helado que le inundaba la frente-
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pero yace fría y sola en su sepulcro helado
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Estaba helado, empapado por la fuerte lluvia y por las fuertes salpicaduras de las olas que llegaban sin cesar al saliente
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Todo el mundo se quedó helado, dudando de lo que significaban los tres toques
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El sol todavía no había aparecido entre las montañas Beor, y un frío helado dominaba el valle a pesar de que sólo faltaban unas pocas horas para el mediodía
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El muchacho esquivó un charco helado y siguió caminando a paso rápido
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El militar acogió la noticia con un silencio helado
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Entre los árboles, el aire era frío, casi helado, lo cual ofrecía un agradable alivio, pues Roran estaba acalorado por el esfuerzo
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Le retuerzo un brazo detrás de la espalda y le pongo el filo helado en la garganta
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Hízolo el mozo y don Martín, guiándose más por los importes que figuraban al margen que por la exquisitez de las viandas, escogió huevos con sesos aderezados con pimienta molida y asadura de carnero a la segoviana; luego, de postre dulce pidió un sorbete helado que desde hacía un par de años era la moda de la Corte
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Muy cerca de Alba y su abuelo, los camarógrafos de la televisión sueca filmaban para enviar al helado país de Nobel la visión pavorosa de las ametralladoras apostadas a ambos lados de la calle, las caras de la gente, el ataúd cubierto de flores, el grupo de mujeres silenciosas que se apiñaban en las puertas de la Morgue, a dos cuadras del cementerio, para leer las listas de los muertos
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Él escribía canciones revolucionarias para los trabajadores, los estudiantes y, sobre todo, la alta burguesía, que las había adoptado como moda, traducidas al inglés y al francés con gran éxito, a pesar de que las gallinas y los zorros son criaturas subdesarrolladas que no poseen el esplendor zoológico de las águilas y los lobos de ese helado país del Norte
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Le dieron de comer maíz tierno, un pequeño trozo de pollo y un poco de helado, que ella adivinó por el sabor, el olor, la temperatura, y devoró apresuradamente con la mano, extrañada de aquella cena de lujo, inesperada en aquel lugar
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Jeremy Irons en la vida real no era precisamente el helado aristócrata inglés que solemos admirar en la pantalla; podría haber sido un simpático chofer de taxi en los suburbios de Londres: hacía gala de una ironía negra, lucía los dedos teñidos de nicotina y se jactaba de un repertorio inagotable de historias extravagantes, como una en la que perdió a su perro en el metro y durante una mañana completa el perro y el amo se cruzaron en varias direcciones, saltando de los trenes cada vez que se vislumbraban en alguna estación
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En cada paso que daba, Ignacio Fernández Salgado sentía que le sudaban las manos, y golpes alternativos de frío y de calor a lo largo de la espalda, las piernas cada vez un poco más huecas, la sangre huyendo de su rostro helado, pero en cada paso, también, escuchaba el jadeo de Raquel, que respiraba con la boca abierta, y notaba la presión de sus dedos, que se hundían en su brazo derecho como si pretendieran perforarlo, y sabía que estaba temblando, lo sabía, y eso bastaba para sostenerle
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Mi corazón estaba helado, y ardía
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La foto de la boda de Carlos y Paloma, Mateo cobijando a Casilda dentro de su capote mientras los dos miraban de frente a la cámara, Ignacio vestido con el uniforme del ejército francés y Anita con su hijo en brazos, abrazados en un parque de Toulouse, cinco hombres sonrientes exhibiendo un tanque alemán como un trofeo, Ignacio Fernández Salgado y su hermana Olga con trajes regionales, él vestido de baturro y ella de chulapa, los dos con la cara llena de churretes y un helado en la mano, Raquel Perea con minifalda y flequillo en Córdoba, delante del Cristo de los Faroles, y más fotos de sus bisabuelos, y de sus abuelos, de sus tíos, de sus primos, de sus padres, fotos que hablaban, que la miraban, que la hacían sonreír y le llenaban los ojos de lágrimas
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Cuando salió a la calle, recibió la cuchillada del viento helado de la sierra como una caricia, y volvió a respirar
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—El salón estará helado, Stefan
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–Ya…, cuando se haya helado el infierno -replicó Megan
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Encantada de tener el camino libre, adopté la postura del muerto, con el objeto de que todo mi cuerpo viviera el milagroso momento del encuentro con el helado elemento: resultaba exquisito ser lapidada al sorbete, y más aún teniendo en cuenta que mi lado cruz marinaba en agua humeante
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El comisario se quedó helado
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Un viento helado lo azotaba, la humedad se le metía en el cuerpo, la oscuridad lo envolvía y las horas pasaban con torturante lentitud
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Yo los conozco porque en verano cada domingo por la noche se sientan a una mesa, siempre solos, y piden dos buenas consumiciones: un helado de cassata para él y uno de avellana con nata para ella
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El contador pidió el helado
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Lo vio y se quedó helado
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Bets, luego de mirar al hombre, se dispuso a terminar su helado haciendo bastante ruido con la cucharilla
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La invitaron con un helado y luego le propusieron ir a nadar al mar abierto