1.
La mezquita de los osos
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siguen conuiene asaber: «la mezquita que disen de los osos» iten las casas que
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los sitiosmencionados, los cuales, antes de tener noticia de la mezquita,
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mezquita de la Morería al Adarvejo, cumpliendo el mandatode los Reyes Católicos;
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La mezquita de los osos,
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París, y otras, el palacio de los Dogasvenecianos ó los agudos minaretes de una mezquita
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los cristianos mozárabes, a excepción de la catedral, que seconvierte en mezquita mayor
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clérigos y obreros,derriba las puertas de la mezquita, la limpia, la purifica, y por lamañana,
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Laciencia apaga su lámpara en la mezquita y la sinagoga y oculta loslibros en el
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mezquita la media luna elevaba suscuernos poderosos protegiendo a la ciudad
11.
En el transcurso de la tarde y durante toda la noche, los jóvenes de los alrededores fueron llegando a la mezquita de la aldea del Azafrán
12.
El propio Alí fue asesinado de un sablazo en la espalda mientras rezaba en la mezquita
13.
Yo estaba tumbado en la azotea de la mezquita sin apartar la vista de los gendarmes
14.
Un buen día, el bajshdar, secundado por el imán local y en presencia de los ancianos del pueblo, se subió a un taburete y colgó en la pared de la mezquita un gran retrato del sha
15.
Al alba, oí el canto del muecín en la mezquita:
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Eran los vecinos del barrio, que acudían a la mezquita para la oración de la mañana
17.
Subiendo los pequeños peldaños de piedra que dominan la explanada, podía verse a quienes oraban ante el muro y a los que, más lejos, volvían de la mezquita de Omar tras las últimas oraciones
18.
Su hija Ruth Rothberg y su yerno Aarón le convencieron de que era posible reconstruir el Templo sin destruir la mezquita Al-Aqsa
19.
Su pasión por el arte se reflejó en su amor por la poesía; su fe en los versículos del Corán, en sus magníficas mezquitas (Eyup Sultán, mezquita de Fatih); arquitectónicamente intentó emular a los grandes emperadores bizantinos erigiendo el palacio de Topkapi, cuya construcción se inició para la época de la batalla de Bashkent
20.
Los que rodeaban al profeta le preguntaron cómo es que consentía en dar su saliva a unos cristianos, a lo cual él respondió que lo hacía porque sabía que algún día esa iglesia se convertiría en mezquita
21.
–No, porque rezaría en la mezquita, delante de todo el mundo
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La plaza enmarcada en tres de sus lados por árboles y casas con soportales, se abría a la mezquita blanca y al espacio del puerto
23.
Esta pequeña iglesia ocupaba el emplazamiento de una antigua mezquita
24.
—¿Imán? ¿Qué imán? Tal como me indicaste entré en el edificio más alto, pero tengo la impresión de que aquello no era una mezquita puesto que según me han contado en las mezquitas hay que quitarse los zapatos, y allí todos los llevaban puestos
25.
¿Va a ir a la mezquita? El gobernador asintió en silencio, se aproximó a la mesa, apagó el habano aplastándolo contra un pesado cenicero de cristal y hojeó los documentos que había estado estudiando:
26.
Dibujos de Decamo con un colorido como el de Salvatore Rosa, pero más poético; pasteles de Giraud y de Muller representando niños con cabezas de ángeles, mujeres de facciones virginales, bocetos arrancados del álbum del viaje a Oriente de Dacorats, que fueron trazados en algunos segundos sobre la silla de algún camello o sobre la cúpula de una mezquita, en fin, todo lo que el arte moderno puede dar en cambio y en indemnización del arte perdido con los siglos precedentes
27.
Después de correr algunas millas los dos negros habían vuelto la espalda a la playa y se encaminaron hacia un bosque de palmeras, en medio de las cuales se erguía una torre que no era el alminar de una mezquita
28.
Las puertas del templo de la Trinidad, que anteriormente había sido mezquita, se abrieron de par en par y la ingente multitud se puso lentamente en marcha ya que la angostura de la entrada debía canalizar hacia el interior aquella riada humana que casi a dentelladas pugnaba por un lugar junto al Sol
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Al entrar, se quitaron el calzado, y vieron, para sorpresa de Yasin, que la mezquita tenía cierta influencia alemana
30.
Luego, ingresaron en el recinto de la mezquita propiamente dicha, y allí se inclinaron ante Alá
31.
El mayor de los hijos, Alí, un chiquillo de seis años, se encontraba en cuclillas junto a la puerta de la cabaña de una sola habitación situada junto a la mezquita, y seguía con atención cada uno de los movimientos de su padre, mientras que sus dos hermanos más pequeños, de tres y dos años, dormían sobre un colchón de paja extendido sobre el suelo sucio, abrigados con una manta vieja del Ejército
32.
Al otro lado de la plaza se alzaba la mezquita y, junto a ella, la escuela en ruinas
33.
Al otro lado de la mezquita estaba enclavada la casa de dos pisos del Khan Nitchak y en la puerta se encontraba su mujer y dos de sus hijos, con algunas otras aldeanas vestidas con gran colorido,
34.
Hashemi Fazir se encontraba en pie junto a la ventana de su amplia oficina, contemplando los tejados de la ciudad y los minaretes, las cúpulas de la gran mezquita entre los modernos y altos edificios y hoteles, extinguiéndose la última llamada de los almuédanos a la oración del ocaso
35.
Y no dejaron de bañarse en los hammams famosos, y entraron en la mezquita de los Bani-Ommiah [59],situada en el centro de la población, y que no tiene igual en todo el mundo
36.
Un día que estaba con mi padre en la gran mezquita de Mossul para rezar la oración del viernes, vi que después de la plegaria todo el mundo se había marchado, menos mi padre y mis tíos
37.
Indicáronle el sitio; entró en una mezquita cercana, hizo sus abluciones, y se dirigió a toda prisa al lugar indicado
38.
Mezclóse entonces con la muchedumbre de mercaderes y los acompañó a la gran mezquita, en donde se dijeron las oraciones de costumbre
39.
Dijo ella: "El retiro espiritual es una estancia de larga duración en una mezquita, sin salir nunca más que para satisfacer una necesidad, y renunciando al comercio con las mujeres y al uso de la palabra
40.
Y decidió la construcción de una mezquita que no tuviese igual en todos los países musulmanes
41.
E hizo ir a los arquitectos más famosos de su imperio, y les ordenó que trazaran los planos de aquella mezquita con arreglo a sus indicaciones, sin pensar en las dificultades de la ejecución ni en las sumas de dinero que pudiera costar
42.
Y en cada fachada de la mezquita alzaron mil pilastras que soportaban arcos de una curvatura elegante y sólida, y allí establecieron una terraza cuya balaustrada era de oro maravillosamente cincelado
43.
Y en la erección de aquella mezquita se invirtieron siete años enteros y siete mil hombres y siete mil quintales de dinares de oro
44.
Y se la llamó la Mezquita del sultán Mohammed ben-Theilún
45.
Y echó a andar lentamente, pensando en la condición que le había impuesto el califa, y muy desesperado de no encontrar ninguna solución y de que ninguna aventura le hubiese permitido todavía adivinar la cosa y encontrar al hombre que pudiese adivinarla; y de tal suerte llegó ante la magnífica mezquita, y subió los treinta peldaños de mármol de la puerta principal, y contempló con admiración los hermosos azulejos, los dorados, las pedrerías y los mármoles magníficos que la adornaban por doquiera, y los hermosos estanques en que había un agua tan pura que no se veía
46.
¡He visto las bellezas acumuladas en la mezquita de lulag, y en sus murallas está explicada la significación de la belleza!
47.
Y después de largas caminatas, llegó sin contratiempo a la ciudad de Alepo y entró en la mezquita principal
48.
Y franqueó la puerta de la primera mezquita que encontró
49.
Y estaba sentado en un rincón, descansando y reflexionando tristemente, cuando entró en la mezquita un vagabundo, de la especie de los vagabundos que mendigan a las puertas de Alah, y fué a sentarse precisamente enfrente de él
50.
Hubo un judío que entró en una mezquita con un arma y mató a veintinueve personas mientras estaban rezando, antes de que la gente que estaba dentro lo matase a él
51.
El doctor entró en la mezquita aprovechando la absoluta indefensión de los musulmanes cuando están arrodillados haciendo la oración
52.
Volví un par de veces a la mezquita, solo, y ya no sentí temor
53.
Por primera vez pude disfrutar del ambiente de recogimiento, de espiritualidad y de serenidad que se puede percibir en el interior de una mezquita
54.
Y mi cordial entrevista con el director de la Gran Mezquita de Caracas fue una de las primeras contribuciones a ese currículum
55.
El hermano Sánchez tenía un crédito abierto en el restaurante de la planta baja, donde funciona el Bufete Mezquita
56.
»Este donó un terreno para fabricar la primera mezquita de Hizbullah en La Guajira, a Pedro Luis Herrera Caballero, el cual nos manejaría la parte militar
57.
Este ranchito lo acondicioné y le coloqué en la parte de afuera “Mezquita Wayuu”, y a la inauguración asistieron el sheikh de la asociación islámica de Maicao y la directiva de la asociación, como es testigo el hermano Ramiro López, pues muchos miembros de su iglesia asistieron a la inauguración
58.
En esta mezquita se reunía un grupo de niños y niñas wayuu, a quienes enseñaba las oraciones islámicas, y a adultos wayuu a quienes les compartía sobre el Islam
59.
Esta es la esposa de Julián González, y vive en el mismo barrio Nazaret, frente al comedor popular, cerca del ranchito donde funcionó la mezquita
60.
También viajó con su esposa hasta Maicao y estuvo de visita en la mezquita wayuu, donde tomó fotos y nos trasmitió un mensaje y una enseñanza sobre el Islam
61.
Hasta tres jóvenes musulmanas, dos marroquíes y una siria, me eran ofrecidas por sus padres y tíos como posibles cónyuges el primer viernes que pisaba una mezquita en suelo europeo
62.
Anuncios tan sorprendentes como este, que estaba colgado en el tablón de la mezquita y que transcribo literalmente
63.
Según mis hermanos musulmanes granadinos, la Mezquita Mayor de Granada, inaugurada en 2003 tras una enorme polémica que ya comenté en Diario de un skin, pertenecía al Movimiento Mundial Morabitún, organización islámica formada mayormente por conversos occidentales, que no está adscrita a la UCIDE ni a la FEERI
64.
Cuando investigué esa pista descubrí que mi viejo camarada Suleimán y sus hermanos morabitunes habían construido una gran mezquita en Chiapas, y habían contactado con la guerrilla del subcomandante Marcos, el EZLN, intentando convertir al Islam a los guerrilleros aztecas
65.
Como solía acudir a la mezquita un buen rato antes de la oración para aprovechar ese ambiente de serenidad y recogimiento y estudiar el Corán o, como en este caso, disfrutar de la poesía de Eduardo Rózsa, al principio buscaba un lugar cerca de los ventiladores para aliviar la sed y el calor con el chorro de aire fresco
66.
Después de tantos días de tensión permanente, sobresaltos y exámenes de mi identidad palestina, tener la posibilidad de hacer el salat en una mezquita suponía un momento de serenidad y descanso para mi agotado cerebro
67.
—Uno de los suecos conversos al Islam entró en una ocasión en la mezquita y preguntó: «¿Por qué es que cuando los judíos cometen un atentado terrorista contra los palestinos se dice solo que los israelíes han hecho esto o lo otro, pero no se dice que lo hicieron los judíos?»
68.
El 17 de abril de 2009 estaba en Madrid, aguardando la llamada de Issan, y como había planeado acudí al rezo en la mezquita de Abu Bakr
69.
Sin embargo, es tal el crecimiento de los musulmanes en España, que incluso en un edificio como la mezquita de Abu Bakr, o la de la M-30, no cabemos todos
70.
La defensa que los autores de Rastros de Dixan hacen de los once musulmanes detenidos en la mezquita del Rabal de Barcelona, cuando el operativo policial irrumpió en pleno salat, es conmovedora
71.
Y por desgracia son tantos los cientos de miles de musulmanes que llegan a Europa, y tan pocos los imames cualificados, que hasta un advenedizo infiltrado como yo llegó a recibir la proposición formal de convertirse en imam de una mezquita en España
72.
En esto sintió voces de tumulto, y vio correr la gente en dirección de la gran Mezquita
73.
Richard la tomó de la mano, conduciéndola a través de las calles atestadas de gente… El muchacho quería poner la mayor distancia posible entre ellos y la mezquita Al Azhar
74.
Su sede era una sala, primero junto a la mezquita de al-Aqsa en Jerusalén, luego en «el Temple» de Acre y por fin en Chipre
75.
—Iremos a visitar la mezquita a la hora de la oración, de esa manera pasaremos desapercibidos —dijo Lincoln
76.
Entraron a la mezquita y después de hacer sus abluciones, guardaron los zapatos y caminaron descalzos por las alfombras
77.
Los hombres salían de sus trabajos y se acercaban a la mezquita para descargar sus corazones y encontrarse con Alá
78.
Si los fieles se enteraban de que unos cristianos habían entrado en la mezquita el viernes, disfrazados de musulmanes, con dos mujeres y armados, les lapidarían en la misma puerta del templo
79.
Un extremo lo ocupa una mezquita, y el conjunto se considera con el mayor respeto
80.
Al tema de Jesús superviviente en Cachemira se le dedicó un congre so en la mezquita de Londres, del 2 al 4 de junio de 1978, con asistencia del presunto descendiente del Mesías, Mirza Muzaffer Ahmad
81.
En el supuesto lugar de la pesca milagrosa levantaron los cruzados una iglesia de San Pedro en el siglo xn que los musulmanes reconvirtieron en mezquita (en aquellos tiempos aún no se había desarrollado el concepto de alianza de civilizaciones) y desde el siglo xix se recuperó para el culto cristiano
82.
Es también el caso del profeta Elías, asunto en un carro de fuego (¿un ovni quizá?), y el de Mahoma y su caballo que fueron objeto de asunción desde, precisame nte, la mezquita de la Roca, en Jerusalén, como testimonia a la posteridad la marca indeleble que dejó el casco del équido
83.
Reyes y condes siguieron pasando por taquilla para dejar sus impuestos en las arcas cordobesas, y al-Hakam II invirtió el superávit en obras públicas, en la ampliación de la mezquita de Córdoba y hasta en pagar la friolera de mil dinares por el Libro de los Cantares del célebre poeta Abul-l-Farach
84.
Es obligatorio asistir a la mezquita durante la oración
85.
Alí murió asesinado en la mezquita de Kufa en Irak en el año 661 y fue enterrado en Nadyaf, según la mayoría de los historiadores, pero los afganos sostienen que sus seguidores le volvieron a desenterrar, ya que temían que sus enemigos se vengaran mutilando el cuerpo del califa
86.
Esta cámara funeraria y la mezquita que luego se erigió al lado son las metas de la peregrinación
87.
Tal y como habían previsto los israelitas de Dayan, la explosión apenas si provocó daños en las paredes exteriores de la mezquita
88.
Sin embargo, en una rutinaria pero obligada inspección del resto del octógono, agentes del Mossad -haciéndose pasar por arquitectos de la División de Zapadores del Ejército- «descubrieron» y enseñaron a los custodios del lugar unas placas o radiografías de los cimientos de la cara este de la mezquita, seriamente afectados por el atentado
89.
En un gesto de «buena voluntad» -y ante el desconcierto de los árabes- el vicepresidente judío, Ygal Allon, convocó a los responsables de la mezquita, informándoles que el Gobierno había tomado la decisión de reparar los daños, «como muestra de buena fe»
90.
Jean-Pierre cerró el maletín y ambos se alejaron de la mezquita
91.
Se encaminó hacia la mezquita: todo sucedía siempre en la mezquita
92.
Ese montón de tierra y piedras había sido una mezquita, y los habitantes decidieron no reedificarla porque posiblemente volvería a ser bombardeada
93.
También se habían desplomado parte de la mezquita y dos de las casas del pueblo
94.
Los pobladores eran arreados al patio de la mezquita por soldados que los trataban con rudeza pero sin crueldad
95.
A empujones hicieron entrar a Fara en la mezquita, junto con los demás
96.
-¿Qué sucedió cuando entraron en la mezquita? -Preguntaron dónde estaba el norteamericano
97.
Todos los pobladores están en la mezquita, ¿verdad? -Sí
98.
Una repentina explosión de voces agudas que le llegaban desde el pueblo indicó que Anatoly había dado instrucciones de que dejaran salir de la mezquita a las mujeres y a los niños
99.
Estaba citado con Geoffrey Aziz a las doce en punto ¡unto al muro norte de la mezquita del rey Abdulah y, aunque hasta ahora sólo nos habíamos relacionado por carta, creo que lo hubiese reconocido en cualquier sitio
100.
Ibrahim al Saud se hallaba de rodillas en la mezquita, mirando el noroeste, en dirección a la Meca