Use "ratero" in a sentence
ratero example sentences
ratero
1. aplicando el oído con la insidiosacautela de un ratero
2. como un ratero por la escalerade servicio del caserón de la
3. ¿Tambienha de comer la vitualla en el patio inmundo de una cárcel? El que está ásu lado es un ratero, un
4. el espía, con el asesino, con el traidor, con el ratero?
5. Cierta vez me interesé por un simple ratero que no había cometido el hurto que se le imputaba, y logré demostrar su inocencia
6. ¿Por qué no fuiste? Mi impaciencia era tanta que no pude resistir, y como un ratero me metí por esas habitaciones hasta llegar aquí
7. Y transcurrieron días y meses, y el ladrón Haram y el ratero Akil se dedicaban con provecho en casa a su oficio de gallos, y fuera de casa al de zorros
8. En efecto, al fin de la jornada, el ratero Akil entró en un khan que le pillaba de camino, proponiéndose pasar allí la noche
9. —¿Y supones que su idea era construirlos por aquí, a la espera de que cualquier viejo ratero los encontrase y se introdujese en el edificio? Gratus seguía sonriendo
10. Cuando la fuerza se convierte en estandarte, el criminal vence sobre el ratero, pero entonces la sociedad desaparece entre un cúmulo de ruinas y de crímenes
11. Se había abierto camino en Washington con la gracia de movimientos de un ratero, pasando de oficina a oficina como de la cornisa de un edificio a otra
12. Hay un antiguo dicho que asegura que si robas un poco te dirán robaperas o ratero y, si lo haces a gran escala, te llamarán gran financiero
13. El Ratero encogió los hombros:
14. Si largas al Ratero es por su bien
15. El Frutos desenrolló un papel y leyó a trompicones el acuerdo de la Corporación de desalojar la cueva del tío Ratero por razones de seguridad
16. El tío Ratero, acuclillado junto al fuego, levantó los ojos al oír los pasos del niño
17. Por San Braulio, doña Resu se topó en la plaza con el tío Ratero:
18. Abajo, en la cuenca, el Ratero se apartó de la hura malhumorado:
19. El Nini cavó una cueva anidada y llamó la atención del Ratero:
20. –Un ladrón -asentía el Ratero
21. –Y yo digo, Ratero: ¿Es que sólo se puede robar el dinero?
22. Los ojos del tío Ratero se enturbiaban cada vez más:
23. El Ratero giró la sombría mirada en derredor y repitió:
24. –¿Los pinos? Mira, Ratero, ningún hombre por inteligente que sea puede nada contra la voluntad del Señor
25. El Ratero se pasó la punta de la lengua por los labios agrietados
26. El Ratero levantó los ojos:
27. La cueva es mía -repitió el Ratero
28. Justo Fadrique meneó la cabeza de un lado a otro y, al fin, fijó en el Ratero sus pupilas encolerizadas:
29. A partir de entonces, el Ratero pasaba las horas vigilando el cauce
30. Y el Antoliano le decía: «Dos manos tienes, Ratero
31. El Malvino, en la taberna, le apremiaba: «El río es tuyo, Ratero
32. El tío Ratero le esperaba, acuclillado en la boca de la cueva bajo el candil
33. –Dos -respondió el Ratero
34. El Ratero, inmóvil tras él, en las tinieblas replicaba:
35. El Nini oyó los pasos apresurados y alzó los ojos y vio al tío Ratero, aplastando en largas zancadas las cañas desmayadas del trigal
36. El Nini apenas tuvo tiempo de incorporarse, asirle de la raída americana y tirar hacia atrás con todas sus fuerzas, mas el muchacho de Torrecillórigo prendía ya la muñeca del Ratero manteniendo su pincho distante, mientras voceaba: «Date a razones, ¡coño!»
37. Pero el Ratero mascullaba palabrotas y murmuraba obcecadamente: «Las ratas son mías
38. El Nini, persuadido de la imposibilidad de separar a los hombres, los seguía en las evoluciones que provocaba la lucha, los ojos desorbitados intentando aplacarlos con sus voces, pero el Ratero no lo oía
39. En una ocasión rodaron por el barrizal hechos un ovillo y el Ratero tropezó en ellos y cayó entre los trigos, el cuerpo de su adversario montado sobre él
40. El muchacho de Torrecillórigo trató de reducirle hincándole las rodillas en los bíceps y en su tenso esfuerzo murmuraba: «Da-te-a-ra-zo-nes-co-ño», pero el Ratero le ganó la acción, se arqueó sobre el estómago y le lanzó hacia atrás golpeándole luego con las botas en el vientre
41. Fue el Ratero quien de nuevo tomó la iniciativa, pero el muchacho atajó su golpe con el hierro y durante unos momentos cruzaron sus pinchos y las chispas saltaron al aire
42. El Ratero, la espalda rebozada de barro, observaba ahora a su adversario, con los párpados entornados como una alimaña y amagó con el pincho dos veces y le lanzó luego una patada brutal que le alcanzó en el pecho y le derrumbó sobre las mieses acostadas
43. El Ratero corrió hacia él, pero el muchacho, en un esguince felino, esquivó el cuerpo y el Ratero cayó de bruces sobre el fango
44. Una gruesa costra de barro le cubría el rostro y sus ojos adquirían, entre los párpados ennegrecidos de tierra, una viveza singular El muchacho de Torrecillórigo, doblado por la cintura, aguardaba serenamente una nueva ofensiva y su mirada penduleaba entre los ojos del Ratero y la pincha que sujetaba entre sus dedos crispados
45. Otra vez, el Ratero se arrojó sobre él, la cabeza gacha, el pincho hacia la garganta, mas el muchacho desvió a
46. En un esfuerzo trató de herir a su contrincante, pero apenas si el filo del pincho pudo rasgar la chaqueta de pana del Ratero quien, al sentir en la piel el cosquilleo del metal y aprovechando el pasajero desmayo del otro, descargó un golpe contundente de abajo arriba y el hierro se hundió en el costado de su adversario hasta la empuñadura
47. El Ratero se separó de él resollando y, entonces, el muchacho de Torrecillórigo avanzó hacia el Nini torpemente, dando traspiés, los ojos desorbitados y, al pretender hablar, un borbotón de sangre le cortó la palabra
48. La Fa gañía doloridamente y se lamía sin cesar las mataduras del lomo cuando el Ratero se acercó al cauce y lavó la sangre del pincho meticulosamente
49. Por la noche, cuando buscan a algún ratero, entran en las casas dando una patada en la puerta que generalmente es muy frágil y cede con facilidad-
50. señaló uno de los hombres, un enclenque ratero reconvertido a marino