1.
Con esto se fue el bachiller, y don Quijote quedó medio cabreado con el sobrenombre que le había puesto su escudero, por lo cual le dijo que qué tripa se le había torcido con apodarlo el Caballero de la Triste Figura
2.
Permitidme, hermanos, que un momentome haga caballero andante para salir en defensa del desvalido, de lassantas corporaciones que nos educaron, confirmando una vez másla idea complementaria del adagio, tripa llena alaba á Dios,cual es, tripa hambrienta alabará á losfrailes
3.
sobre la tripa, las pupilas abatidas alsuelo y el andar de
4.
Será en el interior de una tartera, bajo los suculentos granos de arroz de una ración de paella, donde Sole encuentre un papel embutido en una tripa de chorizo
5.
La de eucalipto, cuyo color cambia según el tiempo en que se recoja, y la fase en la que esté la luna, tanto desatora los bronquios del fumador como destupe de lombrices la tripa más cegada
6.
Pero unas ruidosas, escandalosas, que surgieran de la tripa y no del corazón
7.
En el suelo, entre sus pies, yacía una masa rojiza enrollada por una larga tripa azul retorcida
8.
Los monstruos se tambalearon mientras la palma de la mano de Eragon brillaba y lanzaba rayos de luz que se estrellaban en la tripa de los atacantes
9.
Cortan todo y después fabrican un hueco de mujer con un pedazo de tripa
10.
En la emoción de esos momentos, nadie se fijó en la puerta entreabierta del armario, donde el pequeño Miguel observaba la escena paralizado de miedo, grabando para siempre en su memoria la visión del gigantesco globo atravesado de venas y coronado por un ombligo sobresaliente, de donde salió aquel ser amoratado, envuelto en una horrenda tripa azul
11.
Tenía el uniforme roto y cubierto de sangre, un pedazo de tripa ajena le colgaba de una manga, ya no le salía voz de tanto gritar y maldecir, había per-dido el miedo y la identidad, era sólo una máquina de matar, repartien-do golpes sin ver dónde caían, con la única meta de llegar al tope del cerro
12.
El corazón se puso a latir cual tripa de timbal pero no por ello descuidó su tarea, colocó a Volandero en el interior de la abertura de su casaca y procedió a ajustar los cordones del escote; el ave quedó presa entre la cuerda que le ajustaba la cintura y la cerrada escotadura, luego, mirando cuidadosamente dónde colocaba sus pies y ayudándose con las manos, fue ascendiendo hasta llegar a la puerta del palomar; al abrirla se mezcló el ruido que el vuelo corto de la aves producía, semejante a sordos cachetes, con el chirriar de los goznes
13.
Ayudado por la cerveza que le hinchaba la tripa, no tuvo dificultad en conciliar el sueño
14.
Hundió el cuchillo en su escuálida tripa
15.
Le dolía la tripa
16.
A continuación abrieron la abertura, agarraron el primer estómago, lo cortaron con un cuchillo afilado, y ataron la tripa
17.
Debí haber hablado con el coronel Gomes, en privado, Es duro para mí decepcionarlo pero su amigo de la infancia es un conspirador, mi coronel, hace tiempo, en Alfeite, ha ocurrido esto lo otro y lo de más allá, y el coronel Gomes habría prevenido a los demás, habría preparado una carta jurando su lealtad al Régimen y sugiriendo la dimisión del Ejército, sin citar nombres, de los enemigos del Corporativismo, al mismo tiempo que nosotros habríamos insinuado por los cuarteles la existencia de oficiales que defendían la idea de la democracia en meriendas clandestinas en la Costa de Caparica, pero el entusiasmo del comodoro contagiaba, pero las piernas de la muchacha eran bonitas y todo parece siempre fácil en verano, Nada de ceremonias, aquí somos todos cadetes, proclamaba el viejo, con un vaso de vino blanco en la mano, atacando la langosta, y yo fui lo suficientemente imbécil para creer en eso, creer en la sonrisa de su esposa, creer en la hija, y ahora el soldado destrozaba la escribanía de mi abuelo a culatazos y revolvía facturas, revolvía cuadernos, recordaciones muertas, pálidas saudades, polvo del pasado, y mi hermano al de paisano ¿Qué mal le han hecho los difuntos, señor, para ponerse a romperlo todo?, y el otro, empujándole el vientre con una pistola, Arrímese a la pared y no fastidie, si tuviese una tripa como la suya no abriría la boca delante de un arma
18.
El recreo terminaba, el cielo se alejaba para recibir la noche, el mar se movía debajo de nosotros y alzaba las peñas del acantilado, y los presos me miraban, con una reprensión indignada, culpándome de los interrogatorios de la Policía, culpándome de encontrarse allí, tosiendo de frío, defecando en cubos, comiendo restos, enfermando de los pulmones y de la tripa, los presos me miraban, Margarida, y yo gritaba Es mentira, juro que es mentira, aguanté casi un año de golpes y de insomnio y no he entregado a nadie
19.
Yo creo que lo que tiene Celestino es una tripa reventada por una de las patadas del abuelo, sí, debe de ser esa su enfermedad
20.
Tiré la rodela y rehíceme como pude, dispuesto a entrarle agachado, buscándole la tripa —era incómodo reñir en aquella cubierta escorada—; pero uno de los caballeros de Malta, que andaba cerca, le hendió media cabeza de un espadazo, sobre las cejas, dejándome a mí sin adversario y al patilludo con los sesos fuera, el alma al infierno y el cuerpo a la mar
21.
Aviva la tripa y las intenciones
22.
El hombre se rellena de mujer -carne picada- como una tripa de cerdo para estar contento
23.
– ¡Se debieron creer que salías de la tripa del rocinante!
24.
Tenía el fino camisón empapado y pegado a la tripa, los muslos y el pecho
25.
Es muy buena y te llena la tripa
26.
En ese momento yo estaba nervioso, el momento en que tendría que aceptar la casa, ponérmela, por así decir, como algo que ya había llevado en otra vida anterior a la Caída, un sombrero que antaño estuvo de moda, digamos, un par de zapatos anticuados, o un traje de boda que huele a naftalina y donde ya no me cabe la tripa y que me tira de la sisa pero cuyos bolsillos están rebosantes de recuerdos
27.
Dronne, que iba sin afeitar, en posición de firmes, con el quepis hecho un guiñapo y la guerrera del uniforme americano manchada de sudor por encima de la tripa, saludó
28.
Los dos tenían tripa y ninguno era tan alto como yo
29.
Oí que su madre le preguntaba qué tal tenía la tripa
30.
Se revolvió en los brazos de Emília, se golpeó la tripa con sus diminutos puños
31.
En ese momento la tripa de la hembra aún no era visiblemente sobresaliente, y los confundidos machos no tenían ni idea de que estaban desperdiciando totalmente sus esfuerzos
32.
El hombre pasó por la puerta apresurado, las mantas en la mano, la carpeta delante de la tripa; encima estaba escrito con pintura blanca y en grandes letras:
33.
‘Por favor, señora, tener un trozo de pan, hambre, hambre’, y había hecho ese gesto que todo el mundo entiende, dándose con la mano abierta varias veces en la tripa
34.
Recuerda el cabezazo que le ha dado en la tripa al hombre elegante y rueda por el suelo, muerto de risa
35.
Y en los intestinos, entre la tripa y la espalda
36.
—A Perrin se le agrió el gesto al pensar en que el grano comprado en So Habor iría a llenarles la tripa a los Capas Blancas—
37.
No querían que los seres humanos de la Tierra les hicieran un agujero en la tripa
38.
Escupió en el polvo, se frotó ambas manos, y fue hacia el dragón para sacar la espada de su tripa
39.
La pierna de Jan estaba encima de mi tripa
40.
Otro se paró, puso un palito de través con otro palo más largo, cuyos extremos estaban inclinados hacia atrás con una pieza de tripa, y de pronto soltó el palo más pequeño, que salió disparado por el aire y se clavó en la carne debajo de uno de los brazos de la mujer
41.
Sobre una reproducción de yeso se leían los versos que Mallarmé había escrito en su propio cuarto de baño: Tú que alivias tu tripa,
42.
—Con el pedazo de tripa que tienes
43.
A última hora de la tarde, Drizzt y Bruenor tomaron una comida y comentaron la ruta que seguirían, dejando a Wulfgar y a Regis durmiendo ruidosamente, al menos hasta que ellos hubieran acabado de llenarse la tripa
44.
–Con el pedazo de tripa que tienes… menuda revolución, Mortífero
45.
Era el fuego que alimentaba la cultura; eran los lazos de tripa que unían a las Familias
46.
El muchacho lo guarda sin mirar en el bolsillo pectoral de su elegante camisa, mientras sorbe con deleite un té a la menta y la contempla con la dulzura de un cachorro al que su amo acaba de acariciar la tripa
47.
Claro que ahora sufría los inconvenientes: la cabeza traspasada por un dolor lacerante; la tripa tensa como la piel de un atabal, a punto de surcarse de estrías por los gases retenidos, la boca reseca como si hubiera hecho gárgaras con harina… Miró con ternura al muchacho que aún dormía en su lecho y acarició sus prietas nalgas tentado de repetir los excesos de la madrugada
48.
La tripa se desparramaba por los brazos del sillón, incluso cuando se sentaba derecho
49.
– ¿Me dieron en la tripa?
50.
Diego les pidió permiso para buscar una tripa con agua y, mientras, Benazir empezó a pasar los bollos para que todos comieran
51.
¿Aún tienes un bebé en la tripa?
52.
Ella se dio unas palmaditas en la tripa
53.
Apartó la sábana y levantó la bata de tosco algodón, dejando al descubierto unos muslos delgados que terminaban en un triste mechón y una tripa con dos antiguas cicatrices
54.
–¿Lo tiene en el estómago? ¿Encajado en la tripa?
55.
Y el dolor de tripa es lo que me merezco, por comer porquerías
56.
Ella resistió el impulso de encorvarse y sacar tripa
57.
–¿Verdad usted, Dumbo? – dijo el cabo al finalizar la explicación asestando un codazo en la tripa del jefe de la fuerza extranjera
58.
El guardaespaldas mantenía la pistola en su izquierda y apuntada a la tripa de Karch cuando su mano se metió bajo la chaqueta de éste y sacó la Sig Sauer de la pistolera
59.
Mal volvió a cambiar de posición en el asiento, rozando el volante con su voluminosa tripa
60.
El abra serpenteaba como una tripa retorcida por el Drakensberg
61.
Sujov sale con la tripa bien llena, orondo y satisfecho, y se decide, aunque no debe faltar mucho para el toque de queda, a hacer una rápida visita al letón
62.
Arioch se palmeó el cuerpo, matando una docena o así de Mabdén, y se rascó la tripa
63.
–No sé qué tripa se le habrá roto
64.
Al cruzar el dormitorio rumbo a la escalera con los calzoncillos blancos que flameaban como velas bajo su considerable tripa (parecía más un estibador que el gerente general de Beverly Fashions, S
65.
Lo hundió en la fofa tripa de Hasmed y los dos gorilas gruñeron mientras hacían fuerza para soportar el peso del cuerpo doblegado
66.
Pero el simulador se las compuso tan bien que algo le reventó en la tripa y palmó a la vista de todo el mundo
67.
Su cara brillaba por el esfuerzo y tenía una tripa enorme
68.
Pero ni su nariz, ni sus ojos, ni sus manos exploradoras le enseñaron algo acerca de la enfermedad abdominal mientras registraba la panza y la tripa en busca de señales
69.
—¿Está ya en la tripa?
70.
Yo le miraba desde el sofá, deseando que se abalanzara sobre mí, pero con un poco de vergüenza por la situación y porque desnuda mi tripa ya va teniendo un tamaño considerable
71.
Tan pronto como se hubieron ido los guardias y Tripa Gorda quedó en libertad de dejar su posición de espaldas a la pared, se adelantó hacia Gilead y le golpeó los hombros
72.
Por lo tanto, Tripa Gorda Baldwin tenía las películas, conclusión a la que había llegado en la oficina de Bonn
73.
Tripa Gorda y Gilead-Greene salieron cabalgando de los edificios del rancho
74.
Joe-Jim descansaba en el asiento de éste con la tripa llena, y contemplaba por la gruesa mirilla de cristal las serenas estrellas
75.
Los sedales de tripa se habían ablandado
76.
Deseo guardado para un retorno que él fomentaba por las noches reconstruyendo los rasgos de María con la misma devoción, con el mismo cuidado con que durante el día intentaba limpiar, reconstruir el rostro de la Virgencita o de la santa, tapando esa huella del tiempo, la cal al descubierto, la costra de porquería acumulada por las velas y la respiración y el incienso y la fila interminable de bostezos de todos los fieles amontonados allí con su tristeza de siglos, hincando las rodillas, cruzando las manos, abriendo las bocas en un rezo, en un canto para pedir; allí en los reclinatorios, en los bancos de madera, ese aliento empecinado de desdichas y de impotencias: «Abre tus ojos piadosos, mírame, apiádate de mí», y él limpiaba, restauraba, daba forma de nuevo, hacía relucir los colores, acentuaba o atenuaba la expresión de dolor o de ternura, y por las noches, con la misma parsimonia, se volcaba en su rezo silencioso a esa María, la suya, que se desdibujaba con la distancia, esa tripa que iría creciendo, simiente suya, fructífera, ajeno él a los embates, a las posibles pataditas, a los sobresaltos, a los antojos, las fresas al anochecer o el champán o el marisco
77.
Pero algo del desprecio y del comentario de Nelly le había golpeado: menos hombre de pronto, sacerdote de un rito que le condenaba a la castidad y a una paternidad fantasma, y aquella noche maldijo su soledad elegida, y la nostalgia de la mujer, la nostalgia de una María todavía sin tripa, aquella de los primeros meses, le atenazó y tuvo sueños confusos donde él, Ramiro, vestido con una gran capucha, predicaba a los indios una religión de castidad, enarbolando un crucifijo, mientras ella, Nelly, en lo alto de las grandes piedras ciclópeas, como una diosa joven, una diosa terrible, golpeaba los cuerpos de los varones hasta arrancar el corazón, que luego depositaba en un altar de piedra para después comenzar a devorarlo, mientras reía glotona y la sangre salpicaba las grandes losas de granito, y el enano, aquel enano que la acompañaba por la Cuesta de San Blas, danzaba en torno al ara dando pequeños alaridos, grititos confusos, una especie de hosanna sacrílego, y era el niño un niño con cara de hombre que hacía gestos burlones, muecas, mientras ella, la mujer cubierta de plumas negras, iniciaba el vuelo del cóndor planeando sobre las ruinas
78.
Nunca se había emborrachado con Nelly, nunca, y no comprendía por qué en la distancia era Nelly y no María la que iba -como su hijo en la tripa de María- llenando el espacio de su deseo, hasta aquel momento aletargado
79.
Notaba la piel un poco flácida en la tripa, pero todo volvió a su lugar cuando subió la cremallera
80.
Así, mientras se anuncian, al acabar el cochinillo, guarnición y postre, con esa pacificada concentración que la tripa llena deja en muchos comensales, se vuelve al tema
81.
Tiré la rodela y rehíceme como pude, dispuesto a entrarle agachado, buscándole la tripa -era incómodo reñir en aquella cubierta escorada-; pero uno de los caballeros de Malta, que andaba cerca, le hendió media cabeza de un espadazo, sobre las cejas, dejándome a mí sin adversario y al patilludo con los sesos fuera, el alma al infierno y el cuerpo a la mar
82.
Ninguno de sus dos hermanos está realmente gordo, pero la tripa de Jacobo monta el cinturón y se le caen ya un poco las nalgas a Andrea, que se está volviendo culona
83.
¿Por qué hay otra en su tripa?
84.
A la señora de l’Enclin, que llevaba el pelo peinado en bandos que le cubrían por completo las orejas, nunca la llamaban más que tripa hambrienta; a veces se contentaban con agregar una a al apellido o al nombre del marido para designar a la mujer
85.
… y él no paraba de gritar -eso sí que tiene gracia- ¡ay!, cuando una bala se le hincó en el muslo… ¡ay! – una en la tripa, en plena panza- ¡ay!… cuatro veces dispararon contra él
86.
Y se clava el escalpelo en la tripa, justo por debajo de la caja torácica
87.
-Que la última vez que la vi la tripa le llegaba a los dientes -fue la brutal y desconsiderada respuesta
88.
Se lo gastan todo en cirios y en hincharse bien la tripa ellas
89.
Notables también las cazuelas de sardinas en escabeche, las de pies de cerdo o las de tripa, problemática entonces la selección, que Carvalho solía resolver por la albóndiga y la tortilla, porque para escabeches ya tenía los suyos y en cambio difícil era encontrar la materia exacta del microcosmos de la albóndiga
90.
Por la redondez de la tripa que estalla bajo la túnica tercermundista, Carvalho deduce que la flautista es la presunta nuera de Teresa Marsé
91.
¡Memorable fiesta en que Jack Ryan con su traje escocés, después de llenar de aire la tripa de su cornamusa, tocó, cantó y bailó a la vez, consiguiendo un triple triunfo y recogiendo aplausos de la reunión!
92.
¿Cuan oscura estará la tripa de un dragón? ¿Cuan mal olerá eso?
93.
Cualquiera que comprase una empanada de carne en la calle en ese momento se merecía el dolor de tripa que le produciría
94.
Violando a las mujeres y las chicas y azotando a los indígenas en la tripa para sacarles todo lo que pueden de ese caucho rojo
95.
Calypso balanceando mi sombrero ese viejo obispo que habló desde el altar su sermón largo sobre las más altas funciones de la mujer sobre las más altas funciones de la mujer sobre las chicas que ahora montaban en bicicleta y llevaban gorras de visera y los nuevos pantalones de mujer bloomers Dios le conceda cabeza y a mí más dinero supongo que los llaman así por él nunca pensé que mi apellido sería Bloom cuando lo escribía en letras de molde para ver qué tal hacía en una tarjeta de visita o entrenándome para el carnicero y saludos M Bloom estás blooming floreciente decía Josie después que me casé con él bueno está mejor que Breen o Briggs de abrigo o esos horribles nombres que acaban en bottom señora Ramsbottom o alguna otra especie de bottom Mulvey no me volvería loca tampoco o imagina que me divorciara de él señora Boylan mi madre quienquiera que fuera me podía haber dado un nombre más bonito bien sabe Dios con el que tenía tan precioso Lunita Laredo lo que nos divertimos corriendo por Willis Road hasta Punta Europa dando vueltas a un lado y a otro del Jersey se me agitaban y bailaban en la blusa como los de Milly pequeños ahora cuando sube corriendo las escaleras me gustaba mirármelos subía de un salto a los árboles de la pimienta y los chopos blancos arrancando las hojas y tirándoselas a él se fue a la India iba a escribir los viajes que esos hombres tienen que hacer al fin del mundo y vuelta lo menos que pueden hacer es dar algún que otro apretón a una mujer mientras puedan yendo a ahogarse o a saltar por el aire en cualquier sitio yo subí por la cuesta del molino de viento hasta el llano ese domingo por la mañana con el catalejo del capitán Rubio que había muerto como el que tenía el centinela él dijo que tendría uno o dos de a bordo yo llevaba ese traje del B Marche Paris y el collar de coral el estrecho brillaba yo veía hasta Marruecos casi la bahía de Tánger blanca y las montañas del Atlas con nieve encima y el estrecho como un río tan claro Harry Molly guapa yo pensaba en él navegando todo el tiempo después en misa cuando se me empezó a resbalar la enagua en la elevación semanas y semanas guardé el pañuelo debajo de la almohada por el olor que tenía no se podía encontrar un perfume decente en ese Gibraltar sólo ese peau d’Espagne barato que se pasaba y dejaba un hedor encima más que otra cosa yo quería darle un recuerdo él me dio ese feo anillo Claddagh de buena suerte que le di a Gardner cuando se fue a Sudáfrica donde le mataron esos bóers con su guerra y su fiebre pero les vencieron de todos modos como si eso hubiera llevado su mala suerte encima como un ópalo o una perla debía ser oro puro de 18 quilates porque era muy pesado todavía veo su cara bien afeitada frsiiiiiiiiiiiiiíííííífrong ese tren otra vez tono de llorar cuando en los días pasaaados que no volverán cerrar los ojos respirar mis labios adelante besar triste mirada ojos abiertos piano antes que sobre el mundo caigan las nieblas me fastidia ese lasn viene dulce canción de amooooor eso lo soltaré con todo el aliento cuando me ponga delante de las candilejas otra vez Kathleen Kearney y su pandilla de maullantes señoritas Esto señorita Aquello señorita Lootro pandilla de peditos de gorrión revoloteando por ahí hablando de política que entienden de eso tanto como mi trasero cualquier cosa en el mundo con tal de echárselas de interesantes como sea bellezas caseras irlandesas hija de soldado soy yo sí y de quién sois vosotras zapateros y taberneros perdone carreta creí que era una carretilla se caerían muertas de gusto si tuvieran jamás una ocasión de pasear por la Alameda del brazo de un oficial como yo en la noche de la banda los ojos me chispean el busto mío que no tienen ellas pasión Dios las ampare pobrecitas yo sabía de los hombres y la vida a mis 15 años más de lo que ellas sepan a los 50 no saben cantar una canción así Gardner dijo que ningún hombre podía mirarme a la boca y los dientes sonriendo así sin pensar en ello yo tenía miedo de que no le gustara mi acento en primer lugar él es tan inglés todo lo que me dejó papá a pesar de sus sellos tengo los ojos de mi madre y la figura en todo caso él decía siempre que los hay tan sucios entre esos paletos él no era nada así se moría por mis labios que se encuentren primero un marido y que sea de buen ver y una hija como la mía y a ver si pueden si pueden excitar a un fulano con dinero que puede buscar y elegir donde se le antoja como Boylan para que lo haga 4 ó 5 veces bien abrazados o la voz también yo podía haber sido una prima donna sólo que me casé con él viene de amoooor la vieja voz profunda abajo la barbilla atrás no demasiado hacerlo doble La Glorieta de mi Dama es demasiado largo para un bis en la vieja granja en el crepúsculo y los salones en bóveda sí cantaré Vientos que soplan del sur que él me dio después del asunto de las escaleras del coro le cambiaré ese encaje a mi traje negro para lucir mis pechos y sí ya lo creo haré arreglar ese abanico grande para hacerlas reventar de envidia me pica el agujero siempre cuando pienso en él necesito noto que tengo aire dentro mejor con cuidado no despertarle y que empiece otra vez a babearme después de que me lavé toda entera espalda y tripa y costados si tuviéramos un baño o mi cuarto sólo para mí de todas maneras me gustaría que él durmiera en una cama solo con sus pies fríos encima de mí nos daría sitio siquiera para soltar un pedo Dios mío o hacer la menor cosa mejor sí aguantarlo así un poco de costado piano duuuul ceahí está ese tren lejos pianissimo iiiiiiii una canción más
96.
Max también se arrodilló y apoyó la cara en la tripa del pastor alemán
97.
Bajó por su cuerpo, acariciándole los pechos con los labios, luego el contorno de la tripa, recorriendo con la lengua el pubis color trigo y luego saboreando su humedad, respirándola, un sabor increíble, y un olor a almizcle aún más embriagador que el perfume que llevaba