Usar "tristeza" en una oración
tristeza oraciones de ejemplo
tristeza
1. cuerpo y tristeza en el alma, y quebrantará el espíritu
2. La tristeza es un estado emocional de abatimiento y decaimiento de la moral
3. con la tristeza que suele activarse por las mismas razones y circunstancias que la
4. desesperación son en realidad una mezcla de agresividad y tristeza
5. La tristeza puede
6. la impresión de que la persona muere poco a poco de tristeza
7. cuando la tristeza se convierte en un estado habitual de la persona, es una forma de
8. Convivir con alguien que vive en la tristeza y la depresión es una
9. Al ser agresividad y tristeza tan semejantes respecto a los motivos que las
10. aplicarse casi punto por punto para vencer la tristeza
11. tristeza es por tanto, la compresión
12. dicho, la resignación es también una forma de egoísmo relacionada con la tristeza
13. odio, tristeza, miedo) y/o las que se sienten reprimidas en la percepción y/o
14. de la tristeza inválida,
15. La soledad del espacio era diferente, pues allí estaba totalmente solo y la tristeza y la depresión de todo esto le había hecho desear la muerte
16. La tristeza de ser
17. Las emociones como el miedo, la ansiedad, la ira, el rencor, la tristeza, el odio,
18. Profundísima tristeza se revelaba en su rostro enjuto y granuloso
19. ausencia total de casas, vegetación, árboles, tiñe todo de una agria tristeza
20. Ya las nubes de la tristeza se rasgaban y difundían hastatransparentarse en aquella mansión, poco antes de lágrimas ysobresaltos, cuando la marquesa, que se había quedado en la cama aqueldía para restaurar un poco las fuerzas de su trastornada máquina,puestas en los límites de la extenuación con los recientes sustos y elanterior ajetreo de su larga peregrinación, sintió de pronto talesespasmos, convulsiones y desfallecimientos, que pensó que su vidaterminaba en aquel trance, y lo mismo pensaron su atribulada hija y lasgentes que con ella acudieron a socorrerla
21. Lucía, como una flor que el sol encorva sobre su tallo débil cuandoesplende en todo su fuego el mediodía; que como toda naturalezasubyugadora necesitaba ser subyugada; que de un modo confuso eimpaciente, y sin aquel orden y humildad que revelan la fuerzaverdadera, amaba lo extraordinario y poderoso, y gustaba de los caballosdesalados, de los ascensos por la montaña, de las noches de tempestad yde los troncos abatidos; Lucía, que, niña aun, cuando parecía que lasobremesa de personas mayores en los gratos almuerzos de domingo debíafatigarle, olvidaba los juegos de su edad, y el coger las flores deljardín, y el ver andar en parejas por el agua clara de la fuente lospececillos de plata y de oro, y el peinar las plumas blandas de suúltimo sombrero, por escuchar, hundida en su silla, con los ojosbrillantes y abiertos, aquellas aladas palabras, grandes como águilas,que Juan reprimía siempre delante de gente extraña o común, pero dejabasalir a caudales de sus labios, como lanzas adornadas de cintas y deflores, apenas se sentía, cual pájaro perseguido en su nido caliente,entre almas buenas que le escuchaban con amor; Lucía, en quien un deseose clavaba como en los peces se clavan los anzuelos, y de tener querenunciar a algún deseo, quedaba rota y sangrando, como cuando elanzuelo se le retira queda la carne del pez; Lucía que, con suencarnizado pensamiento, había poblado el cielo que miraba, y losflorales cuyas hojas gustaba de quebrar, y las paredes de la casa en quelo escribía con lápices de colores, y el pavimento a que con los brazoscaídos sobre los de su mecedora solía quedarse mirando largamente; deaquel nombre adorado de Juan Jerez, que en todas partes por donde mirabale resplandecía, porque ella lo fijaba en todas partes con su voluntad ysu mirada como los obreros de la fábrica de Eibar, en España, embutenlos hilos de plata y de oro sobre la lámina negra del hierro esmerilado;Lucía, que cuando veía entrar a Juan, sentía resonar en su pecho unascomo arpas que tuviesen alas, y abrirse en el aire, grandes como soles,unas rosas azules, ribeteadas de negro, y cada vez que lo veía salir, letendía con desdén la mano fría, colérica de que se fuese, y no podíahablarle, porque se le llenaban de lágrimas los ojos; Lucía, en quienlas flores de la edad escondían la lava candente que como las vetas demetales preciosos en las minas le culebreaban en el pecho; Lucía, quepadecía de amarle, y le amaba irrevocablemente, y era bella a los ojosde Juan Jerez, puesto que era pura, sintió una noche, una noche de susanto, en que antes de salir para el teatro se abandonaba a suspensamientos con una mano puesta sobre el mármol del espejo, que JuanJerez, lisonjeado por aquella magnífica tristeza, daba un beso, largo yblando, en su otra mano
22. Su voz tiembla y se apaga en un silencio de tristeza infinita
23. Aquí Asunción cesó de hablar, y Lola, que la escuchabacon tristeza y curiosidad, aguardó un rato á quecontinuase
24. Cristina y su madre nos esperaban, en efecto, y juntosnos dirigimos á casa de la tía de Fernando, que estabasituada en la plaza del pueblo, haciendo esquina á unacalle estrecha y sombría, en la que, sin saber por qué,entré con una profunda tristeza
25. ojos seabismaron en la tristeza del firmamento pálido
26. inmovilidad de los fieles, con la tristeza mística delos santos
27. la tristeza y la indignaciónse pintaban juntas en su semblante
28. cosas y de las personas, ouna tristeza que exagera la crítica
29. expresión de tristeza que la envolvía por entero, los rayosdel sol
30. ocultaban sus ojos y unaexpresión de indecible tristeza
31. profunda tristeza que en estaacción el amor parecía ceder su
32. El cura se había levantado, con la tristeza retratada en el
33. Esta tristeza de las almas, en contraste con el risueño aspecto de loscampos, trasciende a todo:
34. Ciertamente, me rendía la tristeza
35. Pero a pesar de su tristeza, Juanito seguía adorando a aquel ídolo,ante el cual volvía la cabeza
36. que prestaba extraña tristeza a la situación: era el canto de los gallos que a lo lejos se oía,
37. Ahora, que la cabeza de Apolonio se enderezabacon cierto alarde confiado y olímpico, y, en cambio, la del señorNovillo pesaba sobre el pestorejo y el cuello, abombándolos en redor, yde los ojos se rezumaba una tristeza irracional
38. lasbestias a sus cubiles, guarécense los hombres en el hogar y el corazónse empapa en una tristeza que es como el llanto de las cosasperecederas
39. Asunción una tristeza, una decadencia, una languidez taciturnay
40. segundo, situado frentea él, al que miraba con una expresión de tristeza y
41. tristeza que los antiguosapenas conocieron; un menosprecio
42. sucedió en el camino otra cosa digna de memoria, sino es que la tristeza puso en suma consternacion al
43. días la vida en el ausencia de Luscinda, y más, habiéndola dejadocon la tristeza que os he
44. tristeza y a la aflición mesma
45. Causaba su tristeza el vencimiento; y la alegría, elconsiderar en la virtud de Sancho, como lo
46. —No era la preocupación por tu suerte la causa de mi tristeza: era miegoísmo que al cabo
47. aún para alimentar la del hombre; pero no se podrá evitar elrecordar con tristeza el tiempo en que todos
48. muera[243]de hambre ni de tristeza! ¡Qué no esté sola en el mundo!
49. Había en su semblante un tinte de tristeza, una expresiónde malestar interior
50. dejado el servicio, pero hubiera enfermadode tristeza