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Leviatán, que el jardín de las Hespérides es un huerto de piedra y, junto a su puerta y
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y un huerto empapado e insaciable
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Gan (Huerta, Huerto [Huerto Con Variedad De
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venderían el huerto de Alcira
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Lo del huerto no lo consiento,
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vendería el huerto deAlcira, y don Antonio le haría traspaso de la tienda por unos cuantosmiles
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derecho arbolito criado con tanto esmero en el apacible huerto de sus lecciones
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Para los ojos, todoera paz en el huerto
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el huerto sellado de su fantasía y cultivadas con esmero porsu recto juicio, propenso por
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plantas de su huerto, y pájaros quecazaba vivos
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rincón de huerto frondoso
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venían, que por latapia del huerto del rapista habían entrado; y
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y que por la tapia del corral dela casa del rapista, que al huerto
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una cosa:continuar aquí el cultivo del huerto, al que estaba
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En las apacibles alamedas del huerto suenan gorgeos y risas;
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demás,podían aprovechar los frutos del huerto, amén de, en el
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Del Huerto del Pecado
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mencionando los árboles de dulces frutos queembellecieron el primer huerto creado por el
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Para él hubiera sidomejor un ciclón en su huerto que la entrada de la
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Alguna tarde salía a pasear por las afueras; ibaal huerto de su hermana, junto al
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abajo a un pobre viejo sorprendido enun huerto
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el huerto, fastidiada en su carácter ligero y voluble por lamonotonía de los naranjos y
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tranquilo salón,impregnado de la respiración del silencioso huerto, creía pasear
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La esperaría en el camino del huerto; había queaprovechar
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apagado y sobre el huerto soplase un viento glacial
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libre, después de la vehementeconfesión de amor a la puerta del huerto, hablaba ahora
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Llegaría hasta las tapias de su huerto,
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no sabría que había estadocerca de ella, en el huerto silencioso inundado de luna,
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El huerto y
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La pared del huerto quetenía á su
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que hoy existe, con cuyo objeto compró un huerto de
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En pos de la Cena, y precedida también de mucha gente, había de salirla Oración del Huerto,
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Hubo gran paella en el huerto del alcalde; un festín
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que es el día que corresponde a laOración en el Huerto, sudaba a imitación de Nuestro
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el huerto con los amigos
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Fruta sazonada en el propio huerto y desdeñada afuerza de mirarla siempre a la
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Hacia un ángulo del huerto, la puertecita de encalada celda recorta enla obscuridad
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aqueldesconocido que había saltado una mañana las tapias de su huerto, y aquien ella,
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lassiembras de la colina, y el huerto inmediato á la iglesia
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al rodear las tapias de un huerto descubrió á Simón y Tristán,sentados muy
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en que se agitan,como el Cristo en el huerto de las Olivas: «¡Señor, aparta de mí
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acabaron de visitar el huerto alpormenor, y aun alargaron el paseo hasta el soto y los robledales
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bodega, leñera y huerto
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huerto con su dormilón estanque, el umbrío manchón delsoto, la verdura de los prados y
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gorjeos de pájaros en los árboles del huerto, lejanochirrido de carros que salían al trabajo,
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sumueblaje, en su huerto, en sus tierras de cultivo
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las rosas del huerto entre la virginal y espléndidahojarasca del
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pinto el caso, de este huerto, y aun de cultivarle
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Y quien dice mejorar el huerto, dice
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1 COMO Jesús hubo dicho estas cosas, salióse con sus discípulos tras elarroyo de Cedrón, donde estaba un huerto, en el cual entró Jesús y susdiscípulos
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el huerto un sepulcro nuevo, en el cual aun no había sido puesto ninguno
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19 Semejante es al grano de la mostaza, que tomándo[lo] un hombre [le] metióen su huerto; y creció, y fué
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huerto, en el cual entró Jesus, y susdiscípulos
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41 Y en aquel lugar, donde habia sido crucificado, habia un huerto, y en el
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huerto, un sepulcro nuevo en el cual aun no habia sido puesto alguno
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huerto un sepulcro nuevo, en el cual aun no habia sido puesto alguno
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Atropelladamente, los tres bigardos salen de la cocina rosmandoamenazas, y por el portón del huerto
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huerto del Paraíso; y estos güenosolores vienen de aentro, como si no se los pusiera,
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—Yo quiero una flor de lis del huerto que encuentre Vd
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rendijas de la puerta, por la tapia del huerto á laluz del sol,
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que lo suelen colocar debajo de la oliva del huerto, á cuya sombrano se apuran las heces de la
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–Yamila cantaba y retozaba en mi huerto, algo que, en principio, no me habría esperado de ella
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Los vivos estaban allá fuera, en el huerto, en los campos
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Willis tenía a su cargo el cuidado del huerto
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Miré por la ventana; el huerto estaba bañado por el sol y mecido por la brisa
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Y cuando en el peine de Ana hallaba algún cabello, o cuando la muchacha se cortaba las uñas, Ceferina recogía cuidadosamente estos residuos y los enterraba de noche en el huerto de la torre, asegurándose de que nadie la veía
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Kepa había salido por el huerto trasero de la torre, había cerrado cuidadosamente con llave la puerta de hierro, que parecía empotrada en la tapia, y caminaba a buen paso hacia el monte, seguido del perro feo
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–Le enterraré en el huerto de la torre -balbució-
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Valerio bajó corriendo y, saliendo por la parte de atrás, atravesó el huerto que, flanqueado por una columnata, sustituía al clásico peristilo, separando la villa de la alquería
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Dichos platos poseían nombres exóticos que encantaban a mi madre: «La lucha entre el tigre y el dragón», «Pollo a la concubina imperial», «Pato picante en salsa», «Dorados pollitos que graznan al amanecer»… Mi madre acudía a la casa con frecuencia, y solía comer con la familia mientras contemplaba por la ventana el huerto de ciruelos, almendros y melocotoneros que en primavera se extendían como un océano de flores blancas y rosadas
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Poseía un hermoso huerto lleno de legumbres, de flores y de frutos; entre ellos elegía uno cualquiera, por ejemplo, una lechuga
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Una terraza rodeaba los lados sur y oeste de la casa, y terminaba al llegar al muro de un huerto de árboles frutales
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—¿Por qué el huerto?
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—No, al pie del abeto que hay junto al muro del huerto
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Cuando salieron del recinto del huerto oyeron disparos y Enriqueta murmuró:
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El mismo huerto agradecía los violentos riesgos del cielo, pues las patatas dulces, las cebollas y demás tubérculos crecían a ojos vistas
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-¡No tenga usted cuidado, señor- dijo el mozo- ; cuidaré del huerto y de los animales! ¡Buen viaje!
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Le costó ubicar la cabaña de los Reeves, en esos años había crecido la maleza tragándose el huerto y el sauce tapaba la vista de la casa
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La camioneta recorrió la calle principal con sus casas coloniales, cada una con su pequeño huerto y su gallinero, y se detuvo ante una vivienda pintada con cal, más firme y mejor plantada que las demás
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Era ésta una estancia espaciosa, con un doble ventanal gótico cuyos dos marcos estaban separados por una columnita rematada por un capitel jónico que soportaba la conjunción de los dos arcos, y desde el cual el muchacho divisaba la parte posterior de los aledaños del monasterio, incluida una gran área del huerto, del riachuelo que lo atravesaba y, al fondo, hasta unas construcciones que por su forma intuyó eran cuadras, establos y refugio para la servidumbre
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Se dejaba llevar como las hojas en la corriente del riachuelo que cruzaba el huerto y que ella veía transcurrir bajo el rastrillo metálico cuando, acompañada por las otras postulantas, bajaba a trabajar en las labores del campo
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Cuando llegó a San Benito tenía cuarenta y cinco años y el convento le pareció un maravilloso huerto que entregaban a sus cuidados y cuyos frutos crecerían a su antojo; máxime, al estar la priora enferma y hallándose la nave del convento en manos de la prefecta de novicias, a la que veía mucho más proclive a su planes
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Todas las tardes, en su rato de asueto, se iba a un punto que limitaba el jardín con el huerto y que por su altura permitía divisar el mundo que se abría tras el muro circundante de San Benito; desde allí, la niña dejaba que su mente golondrina volara mucho más alto y mucho más lejos y se preguntaba qué habría más allá del hayedo, a dónde iría a parar la cinta de plata del arroyo que atravesando el huerto se perdía en la lejanía para desembocar en el afluente que a su vez lo hacía en el Órbigo
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Había salido de San Benito un lunes de madrugada y lo hizo por la puerta del fondo del huerto montando un tordo grande y robusto que quizá fuera el mejor caballo de las cuadras del convento; no le importaba en demasía que lo vieran partir, pero prefería que su atuendo no llamara la atención pues no vestía ropaje de clérigo, sino que lo hacía con la indumentaria propia de un comerciante pudiente que saliera de sus lugares en busca de negocios con el atuendo apropiado para el camino
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Rauda como un ratoncillo del campo, atravesó la zona iluminada y se introdujo en el túnel de boj que descendía hasta el huerto; instintivamente miró hacia atrás y su corazón casi se detuvo
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Se habían citado en el huerto al lado del riachuelo después del refrigerio del mediodía y, tras cruzar unas pocas palabras, ambos supieron que eran lobos de la misma carnada
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Los dos hombres habían llegado al final del huerto y estaban junto a la tapia del fondo al lado de los alambres del tendedero
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Al ritmo de los tambores marchaban, alumbradas por las antorchas, dos compañías de «armados»; y cada veinte varas, una imagen: «El prendimiento en el huerto de los olivos», «Jesús ante Pilatos», «La flagelación», «La primera caída con el Cirineo ayudando a Jesús», «La Verónica», «La Crucifixión», «El Descendimiento», «La Dolorosa», y, en un túmulo de alabastro, un Cristo yaciente con cuatro gruesos cirios en las esquinas, cerraba la procesión el obispo Tenorio —revestido de ceremonial, con capa pluvial recamada de pedrería y portando un cimborio de refulgentes rayos encerrando la hostia consagrada—, rodeado de frailes presbíteros y monaguillos con incensarios
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Aquella mujer no era la misma de antes por más que siguiera siendo su madre, y cada noche dormía menos, y cada día trabajaba más, en el huerto, en la casa, con las gallinas, haciendo los deberes con sus hijos y después, cuando su marido se acostaba y ella se sentaba en una mecedora a leer, o en la mesa de la cocina, con la estilográfica de don Julio y unas cuartillas, para trabajar durante horas en unos textos que tachaba y reescribía muchas veces y que siempre empezaban con la misma palabra, compañeros
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—Jardín era antes, ahora es un huerto
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Al lado de Domingo se veía en el suelo una cesta llena de verduras del huerto y una gallina con el cuello roto
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Los tres se dirigieron al fondo del huerto y se detuvieron a la distancia de las ollas que Ahmed consideró oportuna
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Entonces, aliviado de un gran peso, el héroe salió de su escondrijo y entró en la ciudad por un sendero apartado que corría a lo largo de las tapias de su huerto
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Ha sido esta mañana mientras yo estaba en el huerto
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Pacià, tras comprobar que el muchacho le seguía, se introdujo entre el muro interior y las cañas de las plantas; de esta guisa y protegidos por la oscuridad, llegaron al cuartucho del huerto
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—Dos en el huerto y una en el jardín; pero las tres están vigiladas y hasta que los carros que van al mercado no tienen que partir, no se abre ninguna de ellas
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Partió al punto el curita tras besar el crucifijo que pendía del grueso cíngulo y que colgaba de la cintura de su superior y éste, en cuanto se quedó solo, tomó el cestillo de sus utensilios de jardinería y partió hacia el huerto posterior del convento