1.
fondo y que, hagan lo que hagan, no conseguirán hundirse más en la degeneración de lo que
2.
Y no es su fin en el sepulcro hundirse;
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vida y hundirse en el nirvana? En el mundo de los espíritus
4.
hundirse en el lodo hasta las rodillas
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hundirse, y cuando se desencadena laborrasca, escóndense en las
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flotan, elpunzón de los que se esconden y quieren hundirse en la
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su extremidad superior, queparecía hundirse en el macizo muro
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se dejaba mecer por el movimientoacompasado de los remos al hundirse en el mar
9.
hundirse después enla eterna oscuridad
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es hundirse en la carne hasta el recazo; peroaquéste—agregaba, descolgando con un
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si el hundirse en lanieve hasta la cruz de los calzones, o el echar
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Al salir de un sueño profundo, se había incorporado, delirando, para hundirse luego en una inconsciencia estremecida de temblores
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Pareció hundirse en una evocación y murmuró:
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Y la tía Marguerite, la hermana de su madre, había muerto, la abuela lo arrastraba a casa de la tía el domingo por la tarde y él se aburría soberanamente, salvo cuando el tío Michel, que era carretero y también se aburría escuchando aquellas conversaciones en el comedor oscuro, en torno a los tazones de café negro sobre el hule de la mesa, lo llevaba al establo, que estaba muy cerca, y allí, en la semipenumbra, cuando el sol de la tarde calentaba fuera las calles, sentía ante todo el buen olor del pelo, la paja y el estiércol, escuchaba las cadenas de los ronzales raspando la artesa del pienso, los caballos volvían hacia ellos sus ojos de largas pestañas, y el tío Michel, alto, seco, con sus largos bigotes y oliendo él también a paja, lo alzaba y lo depositaba sobre uno de los caballos, que volvía, plácido, a hundirse en la artesa y a triturar la avena mientras el tío le daba algarrobas que el niño masticaba y chupaba con deleite, lleno de amistad hacia ese hombre siempre unido en su cabeza a los caballos, y los lunes de Pascua partían con él y toda la familia para celebrar la mouna en el bosque de Sidi-Ferruch, y Michel alquilaba uno de esos tranvías de caballos que hacían entonces el trayecto entre el barrio donde vivían y el centro de Argel, una especie de gran jaula con claraboya provista de bancos adosados, a la que se uncían los caballos, uno de ellos de reata, escogido por Michel en su caballeriza, y por la mañana temprano cargaban las grandes cestas de la ropa repletas de esos rústicos bollos llamados mounas y de unos pasteles ligeros y friables, las orejitas, que dos días antes de la partida todas las mujeres de la familia hacían en casa de la tía Marguerite sobre el hule cubierto de harina, donde la masa se extendía con el rodillo hasta cubrir casi todo el mantel y con una ruedecilla de boj cortaban los pasteles, que los niños llevaban en grandes bandejas para arrojarlos en barreños de aceite hirviente y alinearlos después con precaución en los cestos, de los que subía entonces el exquisito olor de vainilla que los acompañaba durante todo el recorrido hasta Sidi-Ferruch, mezclado con el olor del mar que llegaba hasta la carretera del litoral, vigorosamente tragado por los cuatro caballos sobre los cuales Michel{84} hacía restallar el látigo, que pasaba de vez en cuando a Jacques, sentado a su lado, fascinado por las cuatro grupas enormes que con gran ruido de cascabeles se contoneaban bajo sus ojos y se abrían mientras la cola se alzaba, y él veía moldearse y caer al suelo la bosta apetitosa, las herraduras centelleaban y los cencerros precipitaban sus sones cuando los caballos se engallaban
15.
A lo lejos tras él, el clamor de las aves marinas se demoraba en los oídos, hasta que el suave hundirse del canalete ahogó todo otro sonido y el mar fue un mar de silencio
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Desde el Don hasta el Ebro, desde el Stralsund hasta la isla flotante del mar azul, cuyo nombre llevaba, el regimiento había recorrido los países de la tierra para terminar en cualquier agujero, para hundirse en el fango
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Lo veo hundirse despacio, incandescente
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Después volvió a hundirse en el silencio
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Su cuerpo empezó a hundirse por el acantilado
20.
Desde el amanecer hasta la puesta de sol, aun durante gran parte de la noche, se sucedieron aguaceros violentísimos, acompañados de relámpagos cegadores y de sacudidas tan formidables, que parecía que la isla entera iba a hundirse
21.
El señor Albani, los dos marineros y el mozo, con tizones encendidos a guisa de antorchas, saltaron a la chalupa, la cual, encontrándose dentro de aquel tranquilo canal resguardado por la escollera, podía hacerse a la mar sin correr el peligro de hundirse
22.
Además de estudiar debía trabajar, sin embargo el cansancio no anulaba el deseo insondable de hundirse en un pantano, de perderse en el pecado, de padecer otra vez ese goce y esa muerte siempre demasiado breves
23.
Sentía vergüenza de mostrarse en público, empezó a hundirse en la miseria y la desolación
24.
Los hombres desmontaron con la intención de tirar a los animales hacia tierra firme, pero estaban presos en las pesadas armaduras y también comenzaron a hundirse en el fango
25.
Terry levantó el brazo y trató de alcanzar a sus rescatadores, batiendo los pies para no hundirse
26.
Debía confiar en que la senda de luz que lo había guiado por el bosque le impidiera hundirse
27.
Se le ocurrió porque, en cuanto vio a Nenè penetrar a la peluda Renée, una irresistible sensación de sueño lo golpeó en la nuca como un mazazo, le hizo cerrar los ojos y lo obligó a hundirse sin remisión en un profundo sueño
28.
Tuvo la impresión de caer, de volver a hundirse en las aguas de las que había salido
29.
Karen se envaró para iniciar la reacción de la indignación pero volvió a hundirse en su asiento
30.
Y el alma descreída de aquel cristiano se le salió por el trasero, y fué a hundirse en el fuego del infierno
31.
¡Tú animabas a las lanzas, excitándolas a confundir sus relampagueos, cuando iban a hundirse hasta el fondo de los riñones en las entrañas de los guerreros!
32.
Tales presiones no tienen, sin embargo, ningún efecto sobre el empuje hacia arriba que experimenta un objeto al hundirse
33.
Los compuestos que se forman en la superficie por la acción de la luz ultravioleta pueden hundirse, moviéndose al azar, hasta un nivel más bajo donde la radiación ultravioleta no puede penetrar y allí pueden sobrevivir
34.
Las aguas superficiales se hunden y son remplazadas por las más cálidas y menos densas de abajo, las cuales, a su vez, se enfrían y empiezan a hundirse
35.
Smith siguió escribiendo sus óperas del espacio, aumentando cada vez más el alcance y frenesí de la acción, y comenzó a ser imitado por otros hasta que todo el subgénero comenzó a hundirse y cuartearse bajo su propio peso
36.
En ocasiones, las mesetas ricas en polvo pueden perder su base y hundirse, poniendo al descubierto superficies frescas para la evaporación y provocando un aumento repentino y temporal de la luminosidad del cometa
37.
El murmullo de los movimientos invisibles de los pájaros en busca de larvas, lombrices, cochinillas… Cualquiera podía hundirse en el ruido
38.
comenzaba a hundirse en las arenas movedizas del béisbol, que murió Thurman Munson
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Gentry vio que sus pies desaparecían debajo de ella y la oyó hundirse en la oscuridad
40.
Pero Leon no tenía ninguna intención de hundirse en solitario
41.
Sabía que la mejor forma de descubrir información sobre asuntos oscuros era hundirse en la inmundicia con los criminales, aunque ello significase llenarse de porquería hasta el cuello
42.
Por el contrario, lo vio hundirse aún más y le oyó decir, de un modo terrible, porque sus palabras eran absurdas si no comprendía y monstruosas en caso contrario
43.
Fue su pureza moral la que quiso quebrantar; su confiada rectitud la que pretendió hacer añicos, valiéndose del veneno de la culpa, cual si, al hundirse él, su depravación le diera derecho a otro tanto
44.
Tynian dejó que el rey Sarak volviera a hundirse en la tierra
45.
El resto del aparato resbaló sobre la pista con un estridente chirrido y luego, salió despedido de la misma, para hundirse en el lodazal y se le rompieron las alas
46.
Él había sobrevivido hasta el momento y estaba condenadamente seguro de que no iba a hundirse
47.
Durante horas y horas, acarició la idea de hundirse en el negro profundo de sus aguas
48.
También el Fiji fue obligado a aceptar que debía abandonar al Gloucester, que la Luftwaffe no dejaba hundirse en paz, a su suerte
49.
Antes, sin embargo, de que lograra retirarse, o hundirse en el pánico, lo rebasaron, sin dirigir siquiera una mirada en su dirección
50.
Era tan alta y delgada que no había sentido la necesidad de ponerse tacones y podía andar por el césped sin hundirse como si hubiese sido diseñada para esto, como un camello en el desierto
51.
Hasta que el sol de Navidad no comenzó a quemar su carne no se rindió al agotamiento y volvió a hundirse bajo la tierra
52.
Me agarraba a ella, a sus hombros, su nuca, su pelo, le acariciaba el vientre, los pequeños senos erectos bajo la blusa de seda que no se había quitado, redondos, palpitantes, pero entre la tela y la piel ya no sabía qué correspondía a qué, pues todo era suavidad, sudor y fiebre, y sin dejar de darme la espalda, me apretó las nalgas para que acelerara, para que llegara más al fondo, sus uñas pintadas de rojo penetraban en mi carne, dispuestas a infligir en ella una herida indeleble, la marca del demonio, se echó hacia delante, se arqueó un poco para hundirse más y dio con la cabeza contra el extremo del cristal, violentamente, unas cuantas veces, yo quise protegerle la frente con una mano pero se apartó, lo que quería eran los golpes, deseaba más fuerza, más profundidad, «al fondo del fondo, ven al fondo del fondo de mí», y el orgasmo que tuve aquel día no creo que vuelva a vivirlo nunca más
53.
Una segunda solución no dependía de la lluvia caída directamente en el campo, sino que se adoptó, por el contrario, en zonas donde la capa freática llegaba casi hasta la superficie y las raíces de las plantas podían hundirse bien en ella
54.
Lo más importante es la enorme succión que las masas de agua generan al hundirse
55.
De hecho, los ataques cesaron inmediatamente después de hundirse el Independence
56.
Cuando se despierta, intenta contar, pero olvidando las enormes cifras que resultan, vuelve a hundirse en el sueño
57.
Pese al fragor del incendio, oye el pop-pop de las balas al hundirse en los cuerpos
58.
Y si el barco llegara a hundirse, esperaba ahogarse… porque de lo contrario, Guppo le mataría
59.
Esto es, al hundirse en su ocaso, como el sol, pasa al otro lado (de la tierra, se entiende, según la vieja creencia)
60.
Puso algunos tablones más, entrecruzados con los que ya estaban sobre el pantano, para que formaran un camino más seguro, puesto que los primeros ya empezaban a hundirse en el barro
61.
Sus grandes raíces, al hundirse en la tierra blanda y húmeda, habían excavado una gran cavidad, en la que los muchachos cabían perfectamente
62.
Era agradable estar sentado en la sala luminosa y el coñac fundía esos elementos en una experiencia placentera cuya repetición regular le impedía hundirse en la desesperación
63.
desapareció en la oscuridad, trazando tirabuzones al hundirse en el oscuro abismo del Poro
64.
Aquella noche sólo deseaba ovillarse y aislarse del mundo, posponer las decisiones del día siguiente y hundirse en un sopor de inconsciencia
65.
Y si la nieve cae en abundancia, hay que extremar las precauciones para no hundirse en ella por completo
66.
Había percibido imágenes conjuradas por un pasado muerto: una mano agitando las aguas de un claro río, deliciosamente irías, mientras el sol sonreía allá arriba y una bandada de pequeños pececillos se escurría entre sus dedos; la crujiente carne de una manzana en sazón recién cogida del árbol, tan jugosa que su zumo le resbalaba por la barbilla; hierba entre los dedos desnudos de sus pies, tallos tan elásticos que parecían no hundirse bajo el peso de sus plantas sino hacerla llorar, como en un sueño, al ralentí, transportada instantáneamente a la Luna; el cielo occidental pintado con enormes brochazos de rojo bajo el brillante azul acero de las nubes, y las estrellas encendiéndose una a una en la oscuridad del este; el viento agitando suavemente su cabello y rozando sus mejillas, trayéndole el perfume de las flores, inundándola de pétalos; la nieve fría en su palma mientras la moldeaba formando una bola; su risa resonando en los oscuros parajes transitados sólo por los enamorados, no por los bandidos y los atracadores; la mantequilla como un lingote de blando oro; el océano salpicándola de espuma como el filo de un hacha; con la misma sensación de seguridad, siempre que uno supiera utilizarlo correctamente; redondos guijarros policromos junto a un estanque; lluvia que podía penetrar en una boca abierta, destilando el sabor de un continente de aire… Y debajo de todo ello, y a través de todo ello, y dentro de todo ello, y en torno a todo ello, una convicción: “¡Puede hacerse algo para recuperarlo!”
67.
Y, en efecto, caminaba sobre el agua, sin hundirse, deslizando sus pies ligeros por encima de la lisa superficie del mar
68.
Vio entonces los blancos y fuertes dientes del hombre mono hundirse en el cuello de su adversario, mientras los formidables músculos se tensaban con el esfuerzo de la lucha
69.
Hacia la mitad del día muchos de los más débiles empezaron a sucumbir y en el lapso de una hora la mayoría de la gente de Barsoom comenzó a hundirse en la inconsciencia que precede a la muerte por asfixia
70.
Alguien tenía que asumir el mando para no hundirse, y había sido ella, en un espacio lúgubre y pestilente de tres metros por dos y medio, durmiendo en el suelo, comiendo sobras de co~ cina y sin la certidumbre de estar viva en el minuto siguiente
71.
Dejó el corazón en el agua y lo vio hundirse
72.
Los ojos de Fuego Helado se hicieron más profundos, y Zorra pareció hundirse en ellos
73.
En el último momento, giraron para hundirse en un profundo cañón artificial, uno de los muchos que recorría el polo norte de la Estrella de la Muerte
74.
Empujó con todas sus fuerzas, y sintió que el arma penetraba a través del hueso y del cerebro, hasta que la empuñadura se alojó en la cuenca del ojo y ya no pudo hundirse más
75.
No iba a permitir esa carrera de ratas, tratando de escapar de un barco que, en efecto, terminaría por hundirse si toda la tripulación, empezando por los oficiales y el capitán, huían
76.
Me miró y la vi hundirse en un pozo de recuerdos
77.
¡Ay, querida Eugenia, si supierais cuán deliciosamente se goza cuando una polla gorda nos llena el trasero; cuando, hundida hasta los cojones, se mueve con ardor; cuando, retraída hasta el prepucio, vuelve a hundirse hasta el pelo! ¡No, no, no hay en el mundo entero un goce comparable a éste: es el de los filósofos, es el de los héroes, sería el de los dioses si las partes de ese divino goce no fueran ellas mismas los únicos dioses que debemos adorar en la tierra[22]
78.
El Imperio se deshace y Vitelio sólo piensa en comer y hundirse en un mar de orgías y banquetes entre las paredes de un palacio imperial que hace oídos sordos a los sufrimientos de los romanos y la sangre de todos los ciudadanos de nuestro Imperio que se derrama en la Galia, en Germania, en Moesia, en Panonia, en Siria y en tantas otras provincias
79.
Amado volvió a hundirse en su asiento con un suspiro y el general recorrió la tienda con la mirada
80.
Éste resultó ser más pesado de lo previsto y estuvo a punto de volver a hundirse en el barro varias veces antes de llegar a la orilla
81.
Como un delfín, uno podía catapultarse fuera del agua con tan sólo hundirse de nuevo en ella, creando pequeños tsunamis
82.
Quizá fueran sus almas, que buscaban por última vez la luz de las estrellas antes de hundirse en el Hades
83.
Las prisas y la turbación del niño les había provocado un extraño frenesí, como si el palacio estuviese a punto de hundirse encima de ellos de un momento a otro
84.
Lantigua, que tenía predilección especial por los pisos cómodos y no gustaba de que sus pies tropezaran primero en cortante guijarro para hundirse después en un hoyo de fango, hacía mentalmente paralelos muy juiciosos entre las eternas leyes de urbanización y el antediluviano empedrado de Ficóbriga, el más detestable de cuantos vieron pasar alcaldes y curas y procesiones
85.
—Muy bien, doctora, pero déjeme recordarle, a mi vez, que el robo, plagio o lo que sea, de material de investigación académica, también está castigado en España y que su prestigio podría hundirse para siempre junto con su cargo en la universidad y su buen nombre
86.
La superficie que lo sostenía onduló, y él comenzó a hundirse en el agua
87.
El globo se expandió y pareció hundirse en la base de la cámara, y, mientras lo hacía, la región solicitada apareció a la vista
88.
Con los ojos todavía cerrados contra la luz brillante de la mañana, buscó a tientas el botón del reloj, volvió a hundirse en la almohada y entonces lo recordó
89.
La corbeta terminó de hundirse con el fuego de ametralladoras
90.
La detonación fue ensordecedora, y provocó una lluvia de piedras que rebotaron por las columnas de caliza hasta hundirse en el agua
91.
Le habría gustado hundirse en él y desaparecer para siempre…
92.
–¿Qué quieres? – preguntó volviendo a hundirse en el cuero de su sillón
93.
Las estaciones sobre el hielo tendían a hundirse por su propio peso a medida que el calor que generaban derretía el hielo circundante
94.
El mayor, pues, se enteró de la asombrosa noticia, trasmitida con sorprendente claridad entre un cúmulo de obscenidades, de que alguien llamado Rittson acababa de hundirse en un «jodido y apestoso agujero o algo así» (un lavadero de inmersión para las ovejas, en realidad)
95.
Aunque suponía que, para alguien que había visto hundirse su casa en el mar, una masa terrestre que se autorreparaba (y crecía) tenía un atractivo especial
96.
El todoterreno se inclinó hacia delante, y el agua subió por el capó hasta el parabrisas, y por un momento Evans pensó que iban a hundirse allí mismo
97.
Se apresuraron a obedecer y la embarcación se elevó en seguida en el aire, aparentemente transportada sobre los lomos de las grandes mariposas, que volaron junto al cañón un momento antes de hundirse en el abismo
98.
—En un abismo en el que sólo podría hundirse un señor de los Mundos Elevados entre los ámbitos
99.
El navegante volvió a moverse sobre el barco negro y amarillo como un lobo de mar, un hombre de bien ganada sabiduría e intelecto natural, todo aquello que debería ser el comandante de un barco, dedicado a animar, gritar, silbar y gastar chanzas con sus hombres, e incluso con el gran y viejo sapo que gruñó cuando Charion lo dejó en libertad y se abrió paso lentamente hacia la proa, para tumbarse a lo largo del crujiente bauprés, lo que obligó al barco a hundirse aún más en el mar, mientras éste navegaba por un estrecho canal, indicado por el navegante, que se había colgado del aparejo, por encima de la cabeza verde del sapo, allí donde las aguas blancas se encontraban con las negras, donde la espuma del aire se confundía con las pequeñas gotas de plomo, suspendidas en el espeso aire