1.
Perdida entre las plumas de ganso del acolchado de
2.
Entre sus papeles había una carta para mipadre, en donde se decía: «… eres bueno; pero eres algo ganso, y novales para andar solo por el mundo
3.
y conSancho al través en el agua; pero vínole bien a don Quijote, que sabíanadar como un ganso,
4.
belleza del ganso, perola tiene, y superior, convengo en ello
5.
¡Que un ganso semejante
6.
tres puntas, y una jarrade estaño: y el ganso con papas, y un
7.
GANSO A LA INGLESA
8.
—Se asa el ganso envuelto en tocino; se trincha,quitando primero los muslos y
9.
—Usted dirá los pichones de ganso; pero los cisnes, los
10.
Pero zampó el ganso hasta los huesos frágiles-
11.
Cuando el niño tuvo un año, hora tras hora registrada con una muesca al ponerse el sol y al amanecer, charlaba con los pájaros y llamaba a Ne-Kâ el ganso salvaje, que llamaba a su vez al niño desde el cielo:
12.
Cuando llegó el invierno -no hay escarcha en la isla del Dolor-, Ne-kâ, el ganso salvaje, muy alto entre las nubes, clamaba:
13.
Sirvió el almuerzo una vieja de anteojos y de caderas gruesas, que caminaba como un ganso
14.
El pavo, con el ganso; el ganso, con el pato; el pato, con el pollo, y el pollo con la codorniz
15.
El ganso y el pato no los recomiendo, flotan en su propia grasa y es un enredo cocinarlos en casa, pero Panchita insistió en incluir una de sus recetas porque estas aves son afrodisíacas
16.
Eragon se puso en pie y dio una patada a la pata de ganso para sacarla de la tienda
17.
Nasuada cogió una pluma de ganso de su escritorio y la hizo girar entre los dedos
18.
Contra la opinión de sor Gabriela, la priora, que siempre alababa lo despierto de su intelecto, la había destinado, cuando acababa sus tareas en las cocinas, a la biblioteca de la comunidad y a la contaduría de las monjas, donde por cierto y a escondidas de la prefecta de novicias manejaba la pluma de ganso indistintamente con ambas manos
19.
Hoy Chile no sólo exporta más salmones que Alaska, también ancas de rana, plumas de ganso y ajos ahumados, entre centenares de otros rubros no tradicionales
20.
parecía incómodo en su frac, pe-ro se movía con seguridad y bailaba bien, bueno, en todo caso mucho mejor que yo, que bailo como ganso a pesar de un año de clases inten-sivas en la escuela para señoritas; además la turbación aumentaba mi torpeza
21.
El muchacho carraspeó, enrojeció, después de lo cual comenzó a hablar, señalando en el mapa las regiones mencionadas con la punta de una pluma de ganso
22.
Estaba convencido de que la pandilla de maleantes que me asaltó se había llevado mi sombrero y el ganso
23.
Por cierto, ¿le importaría decirme dónde adquirió el otro ganso? Soy bastante aficionado a las aves de corral y pocas veces he visto una mejor criada
24.
Scanty Magoon, con los muchachos enmascarados, estaba en el umbral, blandiendo una pata de ganso
25.
Y un año antes, en Navidad, durante la cena, ¿recuerdas el incidente que se produjo con el ganso?
26.
Y estoy llegando a la conclusión de que esta pluma tampoco procede de un ganso
27.
El 17 de julio de 1955, conocí a El Ganso
28.
Y salí con él para dirigirme hacia un corral próximo a la casa, rodeado por una cerca de alambre de espino en la que había una puerta con cerradura y que contenía un solo ganso… El Ganso
29.
–Ese es El Ganso -dijo
30.
¡Estaba cara a cara con El Ganso!
31.
¡El Ganso de los Huevos de Oro!
32.
Fue puesto en marcha el «Proyecto Ganso»
33.
No le gustaba que le dijesen que El Ganso era propiedad del Gobierno
34.
La sangre del Ganso fue sometida a todos los análisis imaginables
35.
Albert Nevis, de Purdue, le estaba introduciendo tubos gástricos al Ganso (otro procedimiento al que el ave se oponía enérgicamente), con la idea de analizar el contenido de su canal alimentario
36.
¡Era la primera anormalidad metabólica, no relacionada directamente con el oro, que se había encontrado en El Ganso!
37.
La auremoglobina era, naturalmente, inútil por lo que al transporte de oxígeno se refería, pero sólo suponía el 0,1 por ciento de la hemoglobina total de los glóbulos rojos de la sangre, por lo que no se producía interferencia con la respiración del Ganso
38.
Eso muestra la desesperación y desmoralización que se daban en el «Proyecto Ganso»
39.
El hierro del hema del Ganso estaba compuesto solamente por Fe54, Fe57 y Fe58
40.
Evidentemente, El Ganso era una mutación
41.
«El Ganso es una extraordinaria mutación, nacido en un medio ambiente de alta radiactividad que estimulaba inmediatamente mutaciones en general y que hizo beneficiosa esta mutación concreta»
42.
Dieron oro radiactivo al Ganso en su alimentación y lo perdieron
43.
No sólo eso; no pudieron detectar ninguna radiactividad natural en El Ganso
44.
El Ganso se mantenía no radiactivo
45.
Anna se puso de puntillas para mirar por encima del hombro de su casera, pero sólo vio una pluma de ganso flotando en el aire
46.
–¿Has usado ya todo el polvo del cañón de la pluma de ganso? – gritó un día la madre
47.
Nos miraban pasar con su timidez aldeana, con su parsimonia de ganso, sin atreverse a perturbarnos
48.
El «escribiente» o «escritor» es el que tiene la cara menos inteligente pero el mecanismo más complicado: el muñeco se mueve en tres direcciones, la pluma de ganso traza las letras con los llenos y los vacíos de las normas caligráficas, se moja en el tintero, cambia de línea como una máquina de escribir y un dispositivo la bloquea cuando pone punto final
49.
Los hombres de Lord Tarly patrullan el puerto de Poza de la Doncella, pero el Ganso siempre está lleno de marineros, y es bien sabido que los marineros cuelan a viajeros en sus barcos si tienen con qué pagarles
50.
Brienne puso el vaso de vino a un lado cuando un hombrecillo andrajoso, flaco, de rostro afilado, con el pelo castaño muy sucio, entró en el Ganso
51.
–Mis señores -murmuró mientras el ganso graznaba y le lanzaba picotazos a los dedos
52.
Tomó un pergamino nuevo, una pluma de ganso, el tintero, y se puso a escribir
53.
Cuando por fin estuvieron todos sentados, Jenkinson apareció con una enorme bandeja de plata sobre la que descansaba, orgulloso, el ganso asado
54.
El ambiente, al igual que el ganso, se podría haber cortado con un cuchillo
55.
A base de machetazos, fueron desprendiéndose del pobre ganso grasientos pedazos de carne
56.
Richard perdió el equilibrio y, de pronto, el ganso se separó de su bandeja y salió disparado, arrastrando consigo las fuentes de verduras y patatas
57.
El ganso se desplomó en el suelo con un golpe seco, mientras que una fuente de verduras dio una vuelta en el aire y una selección de bastones de zanahoria, guisantes tiernos, coles de Bruselas y chirivías asadas fue a aterrizar directamente en las rodillas de Addison
58.
Pompeya había vuelto a decorar por completo la habitación, que antes era austera, y ahora estaba excesivamente llena de canapés acolchados con plumón de ganso, una plétora de cojines y colchas de color púrpura, muchos objetos de valor, aunque vulgares, pinturas y estatuas
59.
Era una mujer, más bien baja, que se cimbreaba al andar, llevaba un vestido de flores estampadas y empuñaba lo que a primera vista parecía ser un palo, pero que en realidad era un paraguas de hombre con una cabeza de ganso en el mango
60.
La señora Turner liberó su brazo, volvió a levantar el paraguas, esta vez con las dos manos, y lo estrelló, primero el mango con cabeza de ganso, con un estallido como el de un disparo de pistola, contra el capó reluciente del Humber
61.
El vendedor, siguió diciendo el individuo (que por azar era también el vendedor), se había interesado discretamente por las razones y propósitos de la compraventa, no porque desconfiara de un negro vestido de chófer, sino porque desconfiaba de todo el mundo y en particular de los especímenes de otras razas, y entonces, siguió diciendo el vendedor, el comprador le había contado que después de varios años de hacer el ganso, había decidido poner orden en su vida, casarse con una chica a la que acababa de conocer y entrar a trabajar como socio de un peluquero al que también acababa de conocer
62.
Una gélida mañana del mes de enero, el jefe Ganso Magnífico apareció en la entrada y declaró:
63.
Caracoles y medusas no le interesaban, pero había una criatura que nunca dejaba de excitar su imaginación: el gran ganso que llegaba en octubre, llenando el cielo y dominando las corrientes
64.
Ningún ganso, ni siquiera uno fuerte como Onk-or podía volar durante largos períodos en el vértice de la cuña
65.
Después de ese tiempo en su puesto, el exhausto ganso se situaba en la parte posterior de uno de los brazos de la cuña, donde se habían congregado los pájaros más débiles, y allí, protegido del aire, se deslizaba tras los demás, recuperando sus fuerzas hasta que le llegara de nuevo el momento de ocupar el primer lugar
66.
Cobró su ganso, ciertamente, pero titubeando y casi con protestas
67.
Entretanto, Lucifer permanecía en el puesto, temblando de ansiedad, y Tim comprendió que su labrador sabía dónde estaba aquel ganso
68.
–A todo lo largo del río, los Turlock están comiendo ganso
69.
Llegaron las ocho, con viento y frío, sin que se acercara un solo ganso
70.
A las once, un radiante sol disipó la bruma, haciendo lo que los cazadores llamaban «un día de pájaro azul», y desapareció toda esperanza de coger un ganso durante las horas del mediodía; los cazadores salieron de su escondrijo, volvieron a colocar la tapa y regresaron pesadamente hasta el automóvil, con los perros casi tan decepcionados como ellos
71.
Dio una patada con su polvorienta bota y descubrió un nido de joyas, que saltaron hacia él con apagado resplandor: rubíes, esmeraldas, perlas del tamaño de huevos de ganso, diamantes que rivalizaban con las estrellas
72.
El primo Feramor no era más que un figurón, una inteligencia secundaria, petrificada en las fórmulas del positivismo, y barnizada con la cortesía inglesa; Consuelo y María Ignacia dos fantochonas, en las cuales se encontraba la comadre vulgarísima, a poco que se rascara la delgada costra aristocrática que las cubría; mujeres sin fe, sin calor moral, ignorantes de todo lo grave y serio, instruidas tan sólo en frivolidades que las conducirían al desorden, al vicio mismo, si no las atara el miedo social, y las posiciones de sus respectivos maridos; la Marquesa de San Salomó una cursi por [213] todo lo alto, queriendo hacer grandes papeles con mediana fortuna, echándoselas de mujer superior porque merodeaba frases en novelas francesas, y tenía en su tertulia media docena de señores entre políticos y literarios que poseían cierto gracejo para hablar mal del prójimo; Zárate un sabio cargante, que coleccionaba nombres de autores extranjeros y títulos de obras científicas, como los chicos coleccionan sellos o cajas de fósforos; Jacinto Villalonga un político corrompido, de esos que envenenan cuanto tocan, y hacen de la Administración una merienda de blancos y negros; Severiano Rodríguez otro que tal, mal revestido de una dignidad hipócrita; el general Morla un Diógenes cuyo tonel era el casino; el Marqués de Casa-Muñoz un ganso, digno de morar en los estanques del Retiro; y por este estilo todos cuantos en otro tiempo le movían a envidia o a estimación, se degradaban a sus ojos hasta el punto de que él, José Antonio de Urrea, mirado con menosprecio y lástima, se conceptuaba ya superior a todos ellos
73.
Cuando entré en el local, "Cuello de ganso" se hallaba detrás de la barra echando una mano a los camareros
74.
–Poco después de irse usted "Cuello de ganso" desapareció con Gorman pisándole los talones -me informó-
75.
"Cuello de ganso" era el asesino y por eso huía
76.
La puerta se abrió de golpe y "Cuello de ganso" irrumpió en la habitación
77.
El ganso del Día de Feria
78.
Se ayudaron mutuamente a desnudarse y se tendieron desnudos el uno en brazos del otro sobre un musgo estival tan suave como el más fino plumón de ganso
79.
El emperador retorció un muslo a un bien asado ganso
80.
Navidad, y en la cubierta superior de la Boadicea, un gran banquete con un providencial tonel de carne de pingüino salada traída de El Cabo, que pasaba por ganso o pavo, dependiendo del gusto y la imaginación de los comensales; también pudin de pasas, que tomaba un color azul claro bajo los toldos que les protegían de los feroces rayos del sol de Mauricio
81.
—El ganso estaba bueno —dijo el Hombre del Pato, hurgándose en los dientes
82.
Por ejemplo, hay un espléndido ganso que llamamos huachua que tiene las alas de color verde oscuro mezclado con violeta…
83.
Estaba en la Tienda Blanca con el ganso que le hace de intérprete
84.
La cena resulta muy divertida, mis hermanos bromean y hacen el ganso con los hermanos jóvenes de Rosemary
85.
El ganso se estaba quedando frío en su plato
86.
La comida era untuosa, suculenta, como un anticipo del ganso de Navidad y los demás platos que se servían en tal ocasión, pero por el placer que le deparó, bien podría haber sido pan duro
87.
Audmar jugueteó con el bloc y la pluma de ganso
88.
Imágenes de la humillación, instantáneas de la agria e inflamada historia del cosquilleo atormentador: en la estricta, fastuosa formación del Día de la Bandera, ante el Monumento a Francisco Bolognesi, el cadete de último año de la Escuela Militar de Chorrillos, Pantaleón Pantoja, mientras ejecuta con gallardía el paso de ganso, es súbitamente transportado en carne y espíritu al infierno, mediante la conversión en avispero de la boca de su ano y tubo rectal: cien lancetas martirizan la llaga húmeda y secreta mientras él, apretando los dientes hasta quebrárselos, sudando gruesas gotas heladas marcha sin perder el paso; en la alegre, chispeante fiesta ofrecida a la Promoción Alfonso Ugarte por el coronel Marcial Gumucio, director de la Escuela Militar de Chorrillos, el joven alférez recién recibido Pantaleón Pantoja siente que súbitamente se le hielan las uñas de los pies cuando, apenas iniciados los compases del vals, flamante en sus brazos la veterana esposa del coronel Gumucio, recién abierto el baile de la noche por él y su invaporosa pareja, una incandescente comezón, un hormigueo serpentino, una tortura en forma de menudas, simultáneas y aceradas cosquillas anchan, hinchan e irritan la intimidad del recto y el ojal del ano: los ojos cuajados de lágrimas, sin aumentar ni disminuir la presión sobre la cintura y la mano regordetas de la esposa del coronel Gumucio, el alférez de Intendencia Pantoja, sin respirar, sin hablar, sigue bailando; en la tienda de campana del Estado Mayor del Regimiento número 17 de Chiclayo, cercano el estruendo de los obuses, el rataplán de la metralla y los secos eructos de los balazos de las compañías de vanguardia que acaban de iniciar las maniobras de fin de año, el teniente Pantaleón Pantoja, que, parado frente a una pizarra y a un panel de mapas, explica a la oficialidad, con voz firme y metálica, las existencias sistema de distribución y previsiones de parque y abastecimientos, es de pronto invisiblemente elevado del suelo y de la realidad más inmediata por una corriente sobresaltada, ígnea, efervescente, emulsiva y crepitante, que arde, escuece, agiganta, multiplica, suplicia, enloquece el vestíbulo anal y pasillo rectal y se despliega como una araña entre sus nalgas, pero él, bruscamente lívido, súbitamente empapado de sudor, el culo secretamente fruncido con una obstinación de planta, la voz apenas velada por un temblor, sigue emitiendo números, produciendo fórmulas, sumando y restando
89.
Y aún ve cosas más espantosas e inverosímiles: aquí, un cangrejo montado sobre una araña; allí, una calavera en el cuello de un ganso que gira con una gorra roja; acá, el molino que baila la prisiadka y agita sus aspas con tremendo crujido
90.
Grito de algunas aves, como el cuervo, el grajo, el ganso, etc
91.
Canto desigual y como gritando, que disuena mucho al oído y en cierto modo imita la voz del ganso
92.
, el ganso, el pelícano, la gaviota y el pájaro bobo
93.
–Crees que soy un estúpido, seguro -dijo él con esfuerzo, confesando cuál era la especie a la que en realidad pertenecía por vez primera en su largo historial de relaciones con los animales-, pero es que no soy un ganso
94.
—Verdad; y un ganso en la prudencia
95.
—Seguro estoy de que su ingenio no cargaría con su valor porque el ganso no carga con el zorro
96.
—Un ganso se escapó y se metió entre las patas del caballo
97.
—Me siento tan liviano como las plumas de un ganso —aseguraba—